El futuro de las cibermonedas

julio 23, 2014

¿Cara o cruz? Qué futuro le espera al Bitcoin y los Altcoins

¿Ha perdido brillo el Bitcoin? La euforia en torno a la cibermoneda del año pasado, cuyos precios pasaron de US$ 13 a más de US$ 1.100, dio lugar a una visión más pragmática. El jarro de agua fría que ayudó a calmar la euforia fue la declaración de suspensión de pagos de Mt. Gox, la mayor casa de cambio de Bitcoin hasta entonces. Después de haber sido invadida por hackers, la empresa con sede en Tokio tuvo unas pérdidas netas de 650.000 bitcoins, el equivalente a US$ 400 millones a un precio de mercado de cerca de US$ 620 el 8 de junio, según el CoinDesk Bitcoin Price Index. Las otras dos grandes casas de cambio, BitStamp y BTC-e, también fueron invadidas por hackers y sus transacciones fueron suspendidas de forma temporal.

bitcoin 03Pero fans de la moneda, como el inversor de riesgo Tim Draper, continúan animados por las perspectivas del Bitcoin. La semana pasada, Draper se llevó la subasta de un lote de cerca de 30.000 bitcoins confiscado por el Gobierno después de cerrar la web ilegal de drogas Silk Road. Pero, James Angel, profesor visitante de Finanzas de Wharton, en excedencia de la Universidad de Georgetown, cree que los inversores de riesgo no quieren, en realidad, perder la próxima gran tendencia tecnológica. “Cuando se conversa con un inversor de riesgo detrás de una de esas iniciativas, se percibe que ellos lo ven como los primeros tiempos de Internet, hay una revolución en marcha en el sector de pagos, y esa tecnología puede ser usada para una cantidad de cosas, y no sólo para las criptomonedas. Ellos entonces financian decenas de iniciativas diferentes, porque tal vez una o dos proporcionen el retorno esperado”.

“La tecnología es brillante”, dice Angel. “Pero no toda la tecnología elegante tiene éxito en el mercado”. Él cita el caso del avión supersónico Concorde, una tecnología que no salió bien a causa de los factores económicos involucrados. “De momento, no me encontré con una proposición de valor para el Bitcoin que me cautivara hasta el punto de decir: ‘No tengo ninguna duda de que esto va a funcionar’”, observa Angel.

El Bitcoin puede ser revolucionario, pero está lejos de ser práctico para mucha gente. “Hay muchos desafíos que tendría que vencer para convertirse en parte del sistema de pagos”, dice Angel. “El Bitcoin se enfrenta a una fuerte competencia de otras monedas: el dólar, el euro, el yen, etc.” En realidad, hay otras opciones de pago para el consumidor más fáciles y más rápidas de usar. Además de eso, la mayor parte de las monedas físicas ya están disponibles en el medio electrónico y, por lo tanto, lidiar con ellas resulta más fácil, dice. Un buen ejemplo de eso son los servicios bancarios online. “La cuestión, de hecho, es saber lo que el Bitcoin ofrece que no ofrezcan los otros mecanismos de pago”.

Angel prevé que el Bitcoin acabará relegado a un nicho en los sistemas financieros mundiales, algo semejante al esperanto, una lengua “políticamente neutra” creada a finales del siglo XIX y que hoy sobrevive en la periferia de la lingüística. Satoshi Nakamoto, inventor del Bitcoin, creó el sistema de manera que operara con tarifas bajas y permitiera a los usuarios permanecer virtualmente anónimos protegiendo las transacciones de manipulaciones políticas y regulatorias. Pero eso también expone al Bitcoin a diversos riesgos, porque permite que la moneda sea empleada para el tráfico de drogas y las actividades terroristas.

Sin embargo, ni incluso el Bitcoin puede existir sin verse afectado por los sistemas tradicionales de pagos cuando se intercambia en el mundo real. Ese es un problema que Angel llama “última milla”. De momento, la mayor parte de las personas tienen que convertir moneda de verdad en Bitcoin, hacer transacciones con la cibermoneda y después convertirla nuevamente en dinero real. Eso no sólo añade complejidad al proceso, implica también la acumulación de tasas resultantes de numerosas transacciones que neutralizan cualquier ahorro en la parte del proceso que involucra a los Bitcoins. Usar Bitcoins es la “parte más barata de la transferencia. El problema es entrar en el sistema electrónico y salir de nuevo de él”, dice Angel.

Además, las transacciones en el mundo real también llaman la atención de los órganos reguladores. La semana pasada, la Autoridad Bancaria Europea recomendó que las instituciones financieras evitaran las monedas virtuales hasta que se introdujeran regulaciones para su gestión. En mayo, la Oficina de Contabilidad del Gobierno de EEUU (GAO) informó al Congreso de que era necesaria una cooperación más estrecha entre las agencias federales para garantizar la protección adecuada al consumidor contra riesgos propios de la moneda virtual. El IRS también intervino en la cuestión. En marzo, el órgano informó que tasaría el Bitcoin como propiedad y que exigiría registros contables y cálculos detallados.

Litecoin, Nxt y Darkcoin
Aunque el Bitcoin esté atrayendo mucha atención de la prensa, existen en realidad decenas de otras cibermonedas, según el GAO. Laeducacion financiera on line 02 CoinMarketCap.com enumera 363 criptomonedas. Pero el Bitcoin continúa reinando de manera absoluta. Es la moneda virtual descentralizada más popular del mundo, con 12,6 millones en circulación desde el 31 de marzo, informa el GAO. Al precio de US$ 620 la unidad, el mercado de Bitcoin está evaluado en US$ 8.000 millones. Muy por detrás del Bitcoin vienen el Litecoin, el Nxt, el Darkcoin y el Peercoin entre las cinco mayores. El Litecoin se está negociando a US$ 8 la unidad y tiene una capitalización de mercado de cerca de US$ 230 millones, mientras las demás están muy lejos de eso, según datos de CoinMarketCap.

dólarAún siendo la mayor de las cibermonedas, el Bitcoin continúa siendo una moneda minúscula en comparación con los US$ 2,7 billones de moneda americana en las manos de la población en el primer trimestre de este año, informa el GAO. Las transacciones en Bitcoins también son pequeñísimas: variaron de US$ 29.000 a US$. 102.000 diariamente el año pasado en comparación con los US$ 44 millones de media procesados diariamente por las agencias de la Reserva Federal. Muchas de esas criptomonedas alternativas, o “altcoins”, funcionan de manera semejante al Bitcoin, dice Angel. Hay que señalar que los Bitcoins no son monedas físicas, sino cuentas adjudicadas en una cartera. Son creadas cuando “mineros” equipados con ordenadores compiten para solucionar problemas complejos de matemáticas y confirmar las transacciones en la cartera. El sistema fue configurado para producir solamente 21 millones de Bitcoins hasta 2040.

Angel cita una cibermoneda, la Auroracoin, creada en Islandia, que según él está teniendo éxito. “Lo que ellos hicieron equivale, básicamente, a lo que hizo el Bank of America con el envío masivo de tarjetas de crédito [a la población], dando origen a esa industria”, dice él. El problema con la adopción de un sistema de pagos es que puede ser comparado al enigma del “huevo o la gallina”. Se necesita que las personas lo usen, pero es necesario que un número suficiente de tiendas lo acepten para que las personas puedan utilizarlo. Los islandeses que crearon la Auroracoin sortearon esa dificultad distribuyendo un cierto montante de dinero a la población del país. En algún momento, todos querrían gastarlo. “Para que haya una criptomoneda exitosa, es preciso que la población y las estructuras de poder hagan compras de forma masiva”, dijo Angel.

Pero, Nikolai Roussanov, profesor de Finanzas de Wharton, cree que hay un papel limitado en el mundo para las monedas virtuales, especialmente en las economías desarrolladas con sistemas de pagos estables. “Tiene sentido tener un modo de pago totalmente digital y basado en Internet”, dice. “Nadie sabe si podrá ser un día un sustituto perfecto para la moneda de curso legal, pero sin lugar a dudas tiene potencial para eso”. Si los gobiernos permitieran que hubiera monedas virtuales, se crearían normas para su uso. “Creo que la criptomoneda tiene el potencial de ser utilizada de una forma más restringida que la actual”, añade Roussanov.

Mientras, la cibermoneda sería más útil en países con inflación galopante y controles monetarios rígidos. “Existe una demanda por parte de las personas que desean realizar transacciones que les permitan evitar el pago del impuesto inflacionario derivado de la combinación de inflación elevada y controles de capitales”, dijo Roussanov. En ese caso, la criptomoneda podría ser considerada ilegal, tal y como ocurre en algunos países. “Vamos a ver lo que sucede”, dice.

Bitcoin 2.0 y más
David Yermack, profesor de Finanzas y transformación de negocios en la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, observa que el apoyo del Gobierno es fundamental para la supervivencia de la cibermoneda. “Veo con escepticismo la posibilidad de éxito de cualquier forma de dinero si no estuviera respaldada por un Gobierno soberano. Sin ese apoyo, la moneda no puede ser una forma de propiedad, porque no se puede empeñar como garantía, embargarse, ser reasignada en casos de suspensión de pagos, etc.” dijo. “Eso hará que deje de ser atractiva en varios contextos comerciales”.

En un reciente documento de trabajo, Yermack dijo que el Bitcoin no se comporta como moneda según los criterios usados por los economistas. El dinero debería ser un medio de cambio, una unidad contable y reserva de valor. El Bitcoin satisface el primer criterio porque un número mayor de establecimientos comerciales la están aceptando como pago. Pero como unidad contable, su rendimiento es escaso porque se exige que las empresas coticen precios hasta la cuarta o quinta cifra decimal encabezada por ceros, lo que es impracticable. Los Bitcoins son también muy volátiles, ya que las diferentes bolsas usan precios de cotización distintos sin dar al inversor la posibilidad del arbitraje. Por último, el Bitcoin es una manera ineficiente de reserva de valor por ser objetivo de ataques cada vez más frecuentes de hackers y ladrones, señala Yermack. Además, no tiene prácticamente correlación alguna con las principales monedas, por lo tanto su valor está “completamente desvinculado” de ellas, lo que hace sus riesgos “prácticamente imposibles de proteger en el caso de empresas y clientes, lo que la hace más o menos inútil como herramienta de gestión de riesgo”, dice Yermack.

Existen incluso fallos propios en el sistema del Bitcoin. Aunque los defensores de la cibermoneda se jacten de la ausencia de un órgano regulador como un banco central que controle la oferta de Bitcoins, Angel dice que eso es en gran medida una falacia. “Hay seres humanos detrás del protocolo de Bitcoins y mineros que ratifican las transacciones”, dijo. “Ellos tienen el control”. Se necesita un total del 51% de los mineros en la red para fijar el patrón, y ya están formándose grupos de minería. Eso significa que esos mineros podrían cambiar el software para hacer más Bitcoins que el techo actual de 21 millones. “¿Confía más en ellos que en Janet Yellen, presidente de la Reserva Federal?”

Pero la promesa de dinero “programable” o “inteligente” continúa siendo tan seductora que no dejará de fascinar al Valle del Silicio. Las cibermonedas, por ejemplo, pueden programarse para pagar solamente mediante determinadas condiciones como, por ejemplo, cuando una mercancía haya sido entregada al comprador. En algunas aplicaciones, los Bitcoins pueden programarse para eliminar de las transacciones, por ejemplo, empresas inmobiliarias que intermedian negociaciones. Algunos grupos de la comunidad de Bitcoins llaman a esas aplicaciones “Bitcoin 2.0″, según un reportaje reciente del Wall Street Journal.

Angel sugiere que la Fed y otros bancos centrales podrían crear criptomonedas basadas en sus monedas físicas para mantenerse al día con las tendencias digitales y preservar el control regulatorio. “Estados Unidos debería hacerlo para mantener la preeminencia del dólar entre las monedas del mundo”, dice. Pero aunque los gobiernos no se embarquen en esa empresa, es demasiado tarde para apagar la idea del ciberdinero. “Los gobiernos pueden intentar proscribirlo, pero a menos que controlen literalmente todas las comunicaciones vía Internet, parece imposible evitar que las transacciones ocurran”, observa Ali Shourideh, profesor de Finanzas de Wharton. Si el Bitcoin consigue enmendar sus defectos más notorios, añade Shourideh, “podrá reivindicar el título de principal invención financiera de nuestro tiempo”.
Fuente: Knowledge at Wharton, 23/07/14.


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