Grecia al borde del default

junio 28, 2015

La UE ya se alista para el default griego

Por Luisa Corradini.

PARÍS – La Unión Europea (UE) quedó enfrentada, ayer, a la peor de sus pesadillas: el default de Grecia, que podría producirse pasado mañana, y su consiguiente salida de la zona euro.

grecia-06-defaultEse temido final se hizo más palpable que nunca después de que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, convocó anteanoche a un referéndum sobre las exigencias de sus acreedores internacionales para el domingo 5 de julio.

Indignados, sus socios de la zona euro se negaron a extender el actual plan de ayuda. La ruptura de las negociaciones, aparentemente definitiva, amenaza con provocar una corrida bancaria y un corralito, seguida por la imposibilidad de hacer frente al vencimiento de 1600 millones de euros que debe pagar Grecia al FMI. Si Atenas no cumple con ese compromiso, entrará en el proceso de cesación de pago.

El default podría colocar a Grecia en la misma situación que conoció la Argentina en 2001

«La decisión de Tsipras de rechazar el ofrecimiento de sus acreedores internacionales [el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el FMI] y llamar a referéndum «saboteó» las negociaciones en curso, que hubieran permitido desbloquear 15.300 millones de euros en un nuevo programa de ayuda que Grecia necesita desesperadamente», lamentó Jeroem Dijsselbloem, el ministro de Finanzas holandés, que presidió ayer en Bruselas la reunión del Eurogrupo, calificada de «última chance».

Puestos entre la espada y la pared, los otros 18 ministros del Eurogrupo permanecieron reunidos hasta avanzada la noche para analizar las eventuales consecuencias que tendría para Europa un default a partir de pasado mañana, cuando expire el actual programa de rescate, y luego el «Grexit» (la salida de Grecia del euro). En otras palabras, cuando los griegos vayan el domingo próximo a las urnas, el país estará técnicamente en default y, probablemente, el gobierno se habrá visto obligado a aplicar un riguroso control de capitales para evitar la quiebra de todos los bancos.

Ése es el temor más inmediato. El sistema bancario griego se encuentra en este momento bajo asistencia respiratoria, gracias a los programas de liquidez consentidos por el BCE.

Pero las dramáticas consecuencias de la situación ya eran visibles ayer, cuando larguísimas colas de ahorristas esperaron durante horas frente a los distribuidores para retirar la mayor cantidad de dinero posible por temor a un «corralito» (ver aparte).

Anteanoche, tras el anuncio de Alexis Tsipras, el gobierno reforzó la presencia policial en torno de las agencias bancarias.

Los responsables del Banco Central de Grecia y del BCE mantendrán hoy una teleconferencia a fin de analizar las modalidades de aplicación de un control de capitales a partir de mañana.

Una posibilidad sería declarar feriado bancario hasta que se haya realizado el referéndum, en vez de restringir los movimientos de capitales. El ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, afirmó sin embargo que los bancos permanecerán abiertos.

Varoufakis lamentó que el Eurogrupo haya rechazado su propuesta de prolongar el programa de rescate en curso. Un poco más de tiempo hubiera permitido a ambas partes acercarse a un acuerdo que el gobierno griego podría haber recomendado a los electores, estimó.

Optimista, también dijo que «un acuerdo seguía siendo posible en los próximos tres días».

Una jugada riesgosa

Para muchos, sin embargo, la decisión de Tsipras debe ser interpretada como una auténtica jugada de póquer… pasablemente magistral.

Grecia, el país donde nació la democracia, pone en manos de los ciudadanos un compromiso que el gobierno no puede tomar, después de haber sido elegido para hacer exactamente lo contrario.

En lo político, Tsipras sortea así el peligro de presentar el programa de reformas ante el Parlamento y arriesgarse a que el ala ultraizquierdista de su partido lo deje en minoría. Por fin, el primer ministro sabe perfectamente que, según un sondeo realizado entre el 24 y el 26 de junio, el 57% de los griegos está a favor de la conclusión de un acuerdo con los acreedores internacionales, mientras sólo el 29% reclama una ruptura.

Pero tanto Grecia como el resto de la zona euro entran a partir de ahora en un período de extrema incertidumbre. Por primera vez, uno de sus miembros podría verse obligado a renunciar a la moneda única, con imprevisibles consecuencias para todos.

Eso es precisamente el «plan B» que trataban de analizar anoche los ministros de Finanzas de la zona euro: cómo prepararse para las inevitables consecuencias del default griego sobre el resto del bloque. El escenario más temible es que se produzca un «efecto dominó».

El peligro es particularmente agudo en los pequeños países, señala Jacques Sapir, director del grupo de investigación Irses.

Sapir prevé que, en caso de «Grexit», los mercados intentarán «testar» la capacidad de la zona euro de defender su unidad política, atacando ciertos puntos débiles de la zona euro: Portugal, Eslovenia o Chipre, por ejemplo.

¿Estarán dispuestos esos países a invertir miles de millones de euros para evitar el contagio? ¿Esas enormes sumas no volverán a dejar exangüe la economía europea? Un default griego sobre los títulos del BCE obligaría sin duda a esa institución a solicitar un aumento de capitales a los Estados miembros, pues sus reservas, ya frágiles, se debilitaron aún más en los últimos meses.

Acosados por esos negros nubarrones, los europeos aceleran sus preparativos.

«El plan B se está transformando en plan A», reconocieron ayer al unísono el ministro finlandés Alexander Stubb y el español Luis de Guindos. Los griegos, por su parte, sólo pueden esperar ahora un milagro de los dioses del Olimpo.

Cómo sigue el drama griego

7200

Millones de euros

Es la ayuda que Grecia y sus acreedores negociaban desbloquear a cambio de un plan de reformas

1800

Millones de euros

Es la deuda que Atenas debe saldar con el FMI pasado mañana; pero no tiene la plata necesaria

5 de julio

Referéndum

La convocatoria griega a una consulta en esa fecha para decidir si aceptaban las reformas europeas hizo fracasar el diálogo

Plan B

Los ministros de Finanzas de la eurozona discutirán alternativas para Grecia con el trasfondo de una posible bancarrota y salida del euro

Asistencia técnica

El líder del grupo de ministros de Finanzas de la eurozona, Jeroen Dijsselbloem, dijo que Grecia deberá tomar medidas para proteger su sistema financiero, y se dijo dispuesto a dar asistencia técnica

Los escenarios

  • En las últimas semanas aumentó la salida de depósitos de ahorristas griegos por temor a la bancarrota o la salida del euro, lo que llevaría al gobierno a imponer un control de capitales para frenar la sangría
  • El Banco Central Europeo decidirá hoy si mantiene un mecanismo de asistencia a los bancos griegos, el ELA, vigente desde febrero y en este momento la única fuente de liquidez del sistema financiero local
  • Sin liquidez, el gobierno podría estar obligado a emitir pagarés para los sueldos de los empleados públicos y las pensiones, y luego podría salir del euro e introducir otra moneda
  • Volver al dracma o recurrir a otra moneda devaluada con respecto al euro podría hacer más competitiva la economía griega, pero complicaría su capacidad de importaciones
  • Si los griegos deciden votar en el referéndum a favor de las propuestas europeas, el gobierno podría solicitar a organismos internacionales la negociación de otro rescate

Fuente: La Nación, 28/06/15.
.

webinario de finanzas personales

.

El BCE cierra el grifo a Grecia: pondrá fin al programa de asistencia a los bancos

El BCE corta el grifo a Grecia. Hoy mismo pondrá fin a la línea de asistencia de liquidez de emergencia – ELA- a los bancos griegos. Por su parte, Varoufakis habría confirmado que están estudiando implementar controles de capital y cerrar bancos mañana. El corralito no espera. 

El BCE ha decidido tomar el primer paso tras el rechazo de Grecia a la propuesta de Europa y la del Eurogrupo de las ayudas al país heleno: suspender el programa de asistencia de liquidez a los bancos, como medida para evitar la fuga de depósitos del país, según informa la BBC.

La liquidez de emergencia a un Estado miembro no está  supeditaca a que esté vigente un programa de asistencia, sino que depende de la solvencia de sus bancos. No obstante,  un posible impago de Grecia de los 1.500 millones que tiene que abonar al FMI el próximo día 30 de junio, pondría en cuestión la solvencia del Estado, lo que a su vez repercutiría en la banca. Y es que, si el BCE corta la liquidez de emergencia, Grecia tendría que verse obligada a imponer controles de capital. Las últimas informaciones apuntan a que, efectivamente, Varoufakis habría confirmado al medio británico que están estudiando implantar controles de capital y cerrar bancos el lunes.Precisamente ayer les contábamos que el BCE podria paliar esto pero su situación es muy difícil. «La ELA se basa en colaterales y Grecia no tiene más colaterales, según muchos analistas y, segun los más optimistas, tendría ara unos 4.000 millones más como mucho. es de suponer que el BCE se quede a expensas del punto siguiente». El primer ministro francés, Manuel Valls,  ha declarado a Reuters que el BCE no debería quitar su apoyo a los bancos griegos «incluso si el pais incumple su compromiso de pago de deuda el próximo 30 de junio. El BCE es independiente pero no dudo que asumirá responsabilidades».

Sin embargo, parece que más allá del 30 de junio o del 5 de julio, la fecha que barajan los expertos como «la verdadera clave» es el 20 julio. Es la fecha en la que el potencial impago de la deuda de 3.600 millones pondrá en una situación complicada a la Institución».

En Enero se filtró que Grecia sufrió una fuga de capitales del 15% de su PIB y una fuga de depósitos del 6%.

Depósitos en los bancos griegos. Fuente: Credit Suisse
Depósitos en Grecia

¿Qué pasará entonces? Primero impagará y después tendrá que incumplir sus promesas y aplicar recortes. Argentina, que no pidió rescate al FMI y no anunció un ajuste fiscal, tuvo que asistir a una depreciación del tipo de cambio del 75% y el PIB se desplomó un 11%. Hubo corralito, 14 monedas en circulación y el 20% de la población viviendo del trueque ante la incapacidad de comprar alimentos, medicinas y productos de primera necesidad, relata el economista José Carlos Díez en su artículo  «El dilema de Syriza».

Syriza gana el referendum

Tal y como explica José Luis Cárpatos en su sección, ayer por la noche se aprobó la convocatoria de referéndum por  178 votos a favor contra 120 en contra. Votaron a favor Syriza, el partido de extrema derecha con el que está en coalición, y el partido neonazi Amanecer Dorado. Los demás partidos socialistas, derecha y partido comunista en contra.

Tsipras hizo unas declaraciones al filo de la media noche diciendo que les guste o no a sus socios europeos habrá referéndum. También comentó que en su opinión la “insistencia” de los acreedores de no dejar fuera del acuerdo al FMI ha complicado todo.   Aseguró que no aceptaría la muerte lenta de la economía griega, y que sus intenciones de una solución viable siguen encima de la mesa. Dice estar seguro de que el pueblo griego dará un rotundo no en el referéndum. Algo que no está claro pues en los dos sondeos que se han publicado hasta ahora sale lo contrario.  Dijo por último que Grecia no es un visitante, que es un miembro de la eurozona en igualdad de condiciones y que el ultimátum que le dieron los acreedores fue un insulto.
Esta mañana el ministro de finanzas de Austria ha comentado que tal y como están las cosas ahora el Grexit parece casi inevitable. La mayoría de comentarios de funcionarios muestran su enfado no por el referéndum en sí, que hay que recordar fue apoyado por Schauble hace tiempo, sino por la convocatoria de improviso. Parece que las posturas entre ambos contendientes son muy tensas, y se ha roto cualquier hilo de confianza mutuo que pudiera haber entre ambos, lo cual no augura nada bueno.
De cara a los mercados, se espera una apertura mañana muy bajista. 

Fuente: Estrategias de Inversión, 28/06/15.

 

.

La amnesia de la crisis financiera

marzo 7, 2012

La amnesia de la crisis financiera

Por Tim Geithner

 

Hace cuatro años, una noche de marzo de 2008, recibí una llamada del presidente ejecutivo de Bear Stearns en la que me informaba que planeaban declararse en bancarrota por la mañana.

Bear Stearns era la más pequeña de las grandes instituciones de Wall Street, pero estaba profundamente arraigada en los mercados financieros y tenía la mezcla perfecta de vulnerabilidades. Tomó demasiados riesgos. Dependía de miles de millones de dólares de financiación riesgosa a corto plazo. Y tenía miles de contratos derivados con miles de empresas.

Estas debilidades convirtieron a Bear Stearns en la baja inicial más importante en lo que se convertiría en la peor crisis financiera desde la Gran Depresión. Pero como vimos a fines de 2008, esas debilidades no eran exclusivas de esa firma.

En la primera mitad de 2008, más estadounidenses comenzaban a afrontar pagos de hipotecas más altos a medida que las tasas de interés aumentaban y ya no podían recurrir a una refinanciación para evitarlas porque el valor de sus hogares dejó de subir: la primera señal de una ola de ejecuciones y una terrible caída en los precios de las viviendas. Para cuando Bear Stearns quebró, la recesión ya había comenzado varios meses atrás, pero por supuesto empeoraría mucho más en los meses siguientes.

Estos problemas eran en parte el resultado de una amnesia. No había recuerdos de una crisis extrema, ningún recuerdo de lo que puede suceder cuando un país permite que grandes cantidades de riesgo se acumulen fuera de las barreras de protección que requieren todas las economías.

Cuando el presidente ejecutivo de Bear Stearns llamó esa noche, no fue porque yo fuera el supervisor o regulador de su firma, sino porque en ese momento era el director del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, que se desempeña como el departamento de bomberos del sistema financiero.

Las barreras de protección financieras en la ley en ese momento eran trágicamente anticuadas y débiles. Ni la Fed, ni ninguna otra agencia federal, tenían la amplia autoridad necesaria sobre firmas de inversión como Bear Stearns, aseguradoras como AIG, o los gigantes hipotecarios respaldados por el gobierno Fannie Mae y Freddie Mac.

Los reguladores no tenían la autoridad que necesitaban para supervisar e imponer límites prudentes sobre el riesgo general y el apalancamiento de grandes instituciones financieras no bancarias. Y no tenían la autoridad para llevar a estas firmas, o holdings bancarios, a una quiebra administrada que redujera su tamaño de forma ordenada o de otra forma contener el daño causado por su quiebra. Las barreras de protección sobre los bancos eran mucho más severas que las aplicadas en cualquier otro rincón del sistema financiero, pero incluso esas medidas no eran lo suficientemente conservadoras.

Se había desarrollado un enorme sistema bancario en las sombras sin regulación significativa, que usaba billones (millones de millones) de dólares en deuda a corto plazo para financiar actividades financieras inherentemente riesgosas. Los mercados de derivados crecieron a más de US$600 billones, con poca transparencia o supervisión. La deuda de los hogares aumentó a un alarmante 130% de los ingresos, y una enorme porción de esos préstamos se originaron con poca o ninguna supervisión y débiles protecciones para el consumidor.

El fracaso en modernizar el sistema de supervisión financiera antes de que se presentaran los problemas es el motivo más importante por el que esta crisis fue más severa que cualquier otra desde la Gran Depresión, y por el que fue tan difícil apagar el incendio de la crisis. La inhabilidad de implementar reformas rápidamente fue la razón por la que la crisis causó una caída del producto interno bruto a una tasa anual de 9% en el último trimestre de 2008; el motivo por el que millones de estadounidenses perdieron sus empleos, hogares, empresas y ahorros; la razón por la que el mercado de la vivienda aún está lejos de la recuperación; y explica por qué nuestra deuda nacional ha crecido de forma tan significativa.

Por todos estos motivos, el presidente Obama le pidió al Congreso que aprobara reformas difíciles con rapidez, antes de que se desvaneciera la memoria de la crisis. La Reforma Dodd-Frank de Wall Street y la Ley de Protección al Consumidor, convertida en ley por el presidente el 21 de julio de 2010, pusieron en vigencia reglas más seguras y modernas en el camino de la industria financiera. Sin embargo sólo cuatro años después de que comenzara a desatarse la crisis financiera, algunas personas parecen sufrir amnesia sobre lo cerca que estuvo EE.UU. de completar el colapso financiero bajo el sistema regulatorio anticuado que teníamos antes de la reforma de Wall Street.

Recuerden la crisis cuando escuchen quejas sobre la reforma financiera; quejas sobre los límites sobre la toma de riesgo o los requisitos de transparencia o revelar información. Recuerden la crisis cuando leen sobre los cientos de millones de dólares que ahora se gastan en lobby intentando debilitar o repeler la reforma financiera. Recuerden la crisis cuando piensen en las decenas de editoriales y columnas contra la reforma publicada en las páginas de opinión de este diario durante los últimos tres años.

¿Son altos los costos de la reforma? Sin duda no en relación a los costos de otra crisis financiera. El crédito es relativamente barato y crece en la mayoría del sistema financiero de EE.UU., aunque aún es escaso para algunos prestatarios. Si los costos de la reforma fueran una carga material para el crecimiento del crédito, entonces los préstamos a empresas no hubieran crecido más rápido que la economía en general desde que se aprobó la ley y comenzó su implementación.

¿Son complejas estas reformas? No más complejas que los problemas que fueron diseñadas para solucionar. Y, debería señalarse, la mayoría de la extensión y complejidad de las reglas en consecuencia del cuidado requerido para apuntar a barreras de protección cuando son necesarias, no donde tendrían un efecto negativo.

¿Hay cierto riesgo de que estas reformas vayan demasiado lejos con consecuencias imprevistas? Eso depende de la calidad del juicio de los reguladores durante los próximos meses, a medida que les den forma a las reformas que faltan. Pero nuestro sistema provee una considerable protección contra ese riesgo, y las reglas están sujetas a largos períodos de comentarios y análisis públicos, y con margen legal para que el balance sea correcto. El mayor error sería que el Congreso y los reguladores, bajo una presión tremenda de los grupos de presión volvieran a dejar a grandes porciones de la industria financiera exentas de reglas contra el abuso.

Estas reformas no son perfectas, y no impedirán todas las crisis financieras futuras. Pero si estas reformas hubieran estado vigentes hace una década, entonces el aumento de la deuda y el apalancamiento hubiera sido menos peligroso, los consumidores no hubieran sido tan vulnerables a la depredación y el abuso, y el gobierno hubiera podido limitar el daño que podría tener una crisis financiera sobre la economía en general. El presidente Obama, junto con el senador Chris Dodd y el representante Barney Frank, merece un enorme crédito por impulsar reformas severas con rapidez.

Mi esposa a veces levanta la vista del periódico con desconcierto cuando lee otra historia sobre gente en el mundo financiero o sus lobbistas que se quejan sobre la reforma de Wall Street o afirman que no necesitaban el programa de alivio financiero conocido como TARP. Me recuerda las llamadas de pánico que contestó por mí en casa, tarde por la noche o temprano por la mañana, en 2008, de los entonces gigantes de nuestro sistema financiero.

No podemos darnos el lujo de olvidar las lecciones de la crisis y el daño que causó a millones de estadounidenses. Amnesia es lo que causa la crisis financiera. Vale la pena luchar por preservar estas reformas.
— Geithner es secretario del Tesoro de Estados Unidos.
Fuente: The Wall Street Journal, 06/03/12.