Quieren robar sus ahorros
junio 9, 2021
El Estado Profundo va por sus ahorros
Por Bill Bonner. Marzo 2016 (absolutamente vigente en 2021).
Van por su dinero y ya saben cómo obtenerlo. Gracias a las tasas de interés negativas, que no son más que un impuesto, lograrán hacerse con sus ahorros.
¿Hay realmente una “guerra contra el efectivo”?
No, lo que hay es una guerra contra usted.
Volveremos a esto en un minuto… Ahora hagamos un breve repaso por los acontecimientos sucedidos esta última semana.
El desplome del petróleo
Malas noticias para los productores de shale oil estadounidenses. Bloomberg publica:
El número de plataformas de perforación de petróleo y gas en Estados Unidos ha caído a su nivel más bajo en los últimos 75 años… la reducción ha terminado con casi el 75% de los equipos de perforación.
Los municipios del boom del fracking se están convirtiendo en ciudades fantasma.
Los miles de millones de dólares de inversión (la industria nunca ha tenido un flujo de fondos positivo) han dejado de fluir hacia los productores de shale estadounidenses. Los ingresos (tal y como están ahora) han disminuido notablemente.
En el sector tecnológico, Yahoo! está pagando por su ola de compras compulsivas. Es una de las once compañías que, de acuerdo con USA TODAY, “perdieron sumas obscenas” de dinero el año pasado:
Hay 11 compañías en el índice Russell 3000, que incluyen desde una serie de empresas del sector de la energía como Apache, hasta el conglomerado industrial General Electric, pasando por el portal de noticias Yahoo!, que han reportado asombrosas pérdidas netas en el año que recién termina…
Cada una de esas compañías reportaron pérdidas netas por valor de 4 mil millones de dólares o más el año pasado- haciendo parecer pequeña la impresionante cantidad de mil millones de pérdida neta anunciada hace unos días por la empresa minorista Sears.
Un montón de estiércol
Pero volvamos a la guerra contra el efectivo. Todo es mucho más siniestro de lo se que imagina…
Varios países, como Dinamarca, Suecia y Noruega, casi no tienen dinero en efectivo.
Otros, como Francia, han prohibido las transacciones en efectivo por montos superiores a determinadas cantidades. En los niveles más altos del gobierno de la India -en este momento, una de las sociedades más dependientes de efectivo del mundo- existen planes para “desincentivar” el uso del mismo.
Mientras tanto, los economistas y comentaristas del establishment -entre los que se destacan Larry Summers y Keneth Rogoff de la Universidad de Harvard; Willem Buiter, economista jefe de Citibank; Andy Haldane del Banco de Inglaterra y Martin Wolf del Financial Times- se han manifestado a favor de una sociedad sin dinero en efectivo. [Todos reconocidos representantes de la perversa Agenda Globalista]
Summers afirmó que es “tiempo de acabar con el billete de 100 dólares”.
De acuerdo con el New York Times, “deshacerse de los billetes de alta denominación podría ayudar a combatir el crimen”.
Hoy cavaremos un poco más profundo en este montón de estiércol para tratar de averiguar lo que oculta una medida de este tipo….
¡Qué gran sorpresa! Ahí está el Estado Profundo –maloliente, malévolo, y maligno.
Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo, podemos literalmente vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos puedan controlar literalmente cada compra, transacción, y movimiento económico, de cada persona.
La prohibición de los Ben Franklins
En primer lugar, deshagámonos -como si tuviéramos un pañal sucio entre las manos- de la idea que eliminar los Ben Franklins y otros billetes de alta denominación es una forma de “luchar contra el crimen”.
Si ahora usted quisiera cerrar un negocio por 100.000 dólares, necesitaría una pila de billetes de 100 dólares de un poco más de 10 centímetros de largo.
Ahora imaginemos que el billete de 100 dólares estuviera fuera de circulación. ¿Piensa usted que el vendedor de drogas le dirá a su cliente “Oh, creo que no podremos hacer negocios, me es mucha molestia cargar con tantos billetes”?
¿Cree que el que se beneficia por una obra pública con sobreprecios le dirá al funcionario en un garage: “lo siento, simplemente no puedo conseguir el dinero porque no entraba en el sobre”?
¿Que la prostituta le dirá al proxeneta que no trabaja para obtener billetes de 20?
No se preocupe por los criminales. En la Argentina, la columna vertebral de la economía es un billete de 100 pesos- equivalente a unos 6 dólares.
Tengo una casa en la Argentina. He visto cómo usa la gente ese billete. Los argentinos lo usan para todo. Desde comprar el periódico hasta vender un departamento de un millón de dólares. Llevan el dinero escondido en bolsas de papel (para no llamar la atención de los ladrones). Lo guardan en cajas fuertes. Pilas de esos billetes salen de sus bolsillos y se sientan en los escritorios de los cambistas del mercado negro.
¿Una molestia?
Sí.
¿Una manera de acabar con el crimen?
¿Estás bromeando?
Los vendedores de drogas, las prostitutas, los asesinos a sueldo, los terroristas, los que se dedican al blanqueo de capitales… Todos ellos ya están catalogados como criminales…y amenazados con multas, la cárcel e incluso la muerte.
¿El problema de tener que cargar con billetes de baja denominación los va a detener?
Olvídenlo. Ellos utilizarán billetes más pequeños, divisas extranjeras, Bitcoin, oro o algo más. Si se bloquea el uso de billetes grandes, innovarán.
Un “impuesto” a los ahorros
¿Qué hay de la idea de que prohibir el dinero en efectivo ayudará a la economía?
Si el dinero en efectivo es más difícil de conseguir, para los bancos centrales será más fácil imponer una tasa de interés negativa en sus depósitos bancarios.
Sin la opción de mantener los ahorros en moneda física, la gente no tendrá más remedio que mantener su dinero como un depósito en el banco… y pagar por ahorrar.
Un tipo de interés negativo no es más que un impuesto… uno que es puesto en marcha por los trabajadores del cartel de la industria bancaria y que no necesita ninguna votación en el Congreso.
Con una tasa de interés negativa del 1%, se pierden 10 dólares de cada 1.000 ahorrados. Esto es lo mismo que un 1% de “impuesto al ahorro”.
Pero, un momento… El aumento de los impuestos normalmente no provoca que la gente gaste más. Hace que los ciudadanos cierren sus billeteras, no que las abran.
Si les quitan el dinero, los dejan con menos (¡Ups!). Usted tiene que recortar sus gastos. Y si usted está ahorrando para la jubilación, un impuesto sobre sus ahorros significará que tendrá que ahorrar más (y gastar menos) de lo que gana.
No hay prueba a lo largo de la historia que demuestre que quitarle el dinero a la gente ayuda a la economía. La idea es tan absurda que solo se le podía haber ocurrido a un economista doctorado… o a un canalla.
Pero para entender cabalmente qué tenemos entre manos ahora… tenemos que retroceder cientos de años.
Quédese en sintonía,
Bill Bonner
—Bill Bonner es fundador y presidente de Agora Inc., con sede en Baltimore, Estados Unidos. Es el autor de los libros “Financial Reckoning Day” y “Empire of Debt” que estuvieron en la lista del New York Times de libros más vendidos.
Fuente: Inversor Global, marzo 2016.
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¿Es malo el dinero en efectivo?
agosto 27, 2018
El lado siniestro del efectivo
Los billetes de alta denominación alimentan la corrupción y la delincuencia.
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Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo, podemos literalmente vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos puedan controlar literalmente cada compra, transacción, y movimiento económico, de cada persona.
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Cuando le digo a la gente que he estado estudiando por qué el gobierno debería reducir drásticamente la circulación de papel moneda, la reacción inicial más habitual es el desconcierto. ¿Para qué ocuparse de esas nimiedades? Pero lo cierto es que el dinero en efectivo está en el centro de algunos de los problemas monetarios y de finanzas públicas más complejos de la actualidad. La eliminación de la mayor parte del efectivo circulante —es decir, el avanzar hacia una sociedad donde el dinero se use con menos frecuencia y principalmente pequeñas transacciones— podría ser una gran ayuda.
Las fuerzas del orden tienen muy pocas dudas de que el papel moneda (especialmente billetes de alta denominación como el de cien dólares), facilita la delincuencia en la forma de chantaje, extorsión, lavado de dinero, tráfico de drogas y de personas y corrupción de los funcionarios públicos, por no hablar de terrorismo. Hay sustitutos del efectivo, como las criptomonedas, los diamantes en bruto, las monedas de oro, las tarjetas de prepago, pero para muchos tipos de transacciones criminales, el dinero en efectivo sigue siendo el rey. Ofrece un anonimato absoluto, portabilidad, liquidez y es casi universalmente aceptado. No es casualidad que cada vez que hay un gran operativo policial antidrogas, las autoridades suelen encontrar grandes fajos de billetes.
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El efectivo también está profundamente implicado en la evasión de impuestos, que le cuesta al gobierno federal de EE.UU. unos US$500.000 millones al año en ingresos. De acuerdo con el Servicio de Impuestos Internos (IRS), gran parte de la evasión se concentra en pequeñas empresas, que usan el efectivo intensivamente, lo cual dificulta la verificación de sus ventas y declaraciones de ingresos. Por el contrario, las empresas que hacen la mayoría de sus pagos con cheques, tarjetas de crédito o transferencias electrónicas saben que es mucho más fácil que las autoridades fiscales detecten cualquier irregularidad. Aunque hay menos datos sobre los gobiernos estatales y locales, es probable que estos pierdan hasta US$200.000 millones al año por este concepto en EE.UU.
Obviamente, reducir la cantidad de efectivo no va a cambiar la naturaleza humana y hay otras maneras de evadir impuestos y gestionar empresas ilegales. Pero es indudable que inundar la economía informal con papel moneda alienta el comportamiento ilícito.
El efectivo también se encuentra en el núcleo del problema de la inmigración ilegal. Si los empleadores estadounidenses no pudieran pagarle tan fácilmente en efectivo a los trabajadores indocumentados al margen de los libros, el atractivo del empleo disminuiría y el flujo de inmigrantes ilegales se reduciría drásticamente. Es obvio que la eliminación de la mayor parte del efectivo sería una forma mucho más humana y sensata de desanimar la inmigración ilegal que construir un muro gigantesco.
Para que quede claro, estoy proponiendo una sociedad con “menos efectivo”, no una sin efectivo, al menos en el futuro previsible. La primera etapa de la transición implicaría la eliminación gradual de los billetes de alta denominación que constituyen el grueso del circulante. De los más de US$4.200 en efectivo por cada persona que circulan fuera de las instituciones financieras en EE.UU., casi 80% está conformado por billetes de US$100. Los billetes de US$50 y US$20 también deberían ser eliminados gradualmente, aunque los de US$10, US$5 y US$1, que apenas constituyen el 3% del dinero circulante, deberían ser mantenidos indefinidamente.
El objetivo de deshacerse de los grandes billetes es dificultar el transporte y almacenamiento de grandes montos de dinero. Un millón de dólares en billetes de US$100 pesa poco menos de 10 kilos y puede caber cómodamente en una bolsa de compras. Hacer lo mismo con billetes de US$10, no es tan fácil: piense en cargar un baúl de 100 kilos. Los acaparadores y los evasores de impuestos encontrarían proporcionalmente más costoso contar y almacenar billetes de baja denominación. El uso de dinero en efectivo podría ser desalentado aún más poniendo restricciones al tamaño máximo de los pagos en efectivo permitidos en las ventas al por menor.
El hecho de que los grandes billetes se utilicen mucho más en las actividades ilegales que en las legales ha penetrado desde hace mucho en la televisión, el cine y la cultura popular. Los espectadores de “Breaking Bad”, la serie de TV sobre un profesor de química de secundaria transformado en traficante de metanfetaminas, mostró una idea bastante clara de cómo el dinero se gana, se gasta y se lava en las actividades delictivas.
Los diseñadores de políticas han sido mucho más lentos en reconocer esta realidad. Destacan la popularidad del dólar en el exterior, especialmente en algunos países con gobiernos problemáticos como Rusia, donde no es inusual pagar por un apartamento con un maletín lleno de billetes de US$100. En un momento, la Fed y el Departamento del Tesoro insistían en que la demanda externa explicaba hasta 70% de la demanda de dólares estadounidenses, pero este argumento ha sido contrariado por la evidencia que sugiere que al menos una gran proporción de dólares debe ser mantenida en la economía informal de EE.UU. (como he mostrado en un trabajo de investigación hace casi dos décadas). La propia Fed estima ahora que menos de la mitad de todos los dólares en efectivo circula fuera de EE.UU.
Si el dinero en efectivo es tan nocivo, ¿por qué quedarse con los billetes de US$10 y menos? Por un lado, el efectivo sigue representando más de la mitad de las compras minoristas inferiores a US$10. Este porcentaje cae abruptamente a medida que crecen los montos de las transacciones y el uso de tarjetas de débito, de crédito, transferencias electrónicas y cheques. Estos medios de pago exceden al efectivo para los compromisos superiores a los US$100, que son además legales y pagan impuestos.
Muchas personas de escasos ingresos todavía dependen en gran medida del efectivo, aunque por supuesto no son los que cargan fajos de US$100. No costaría mucho que el gobierno o las instituciones financieras les proporcionaran tarjetas de débito. Esto también haría más sencillo, más seguro y menos costoso para el gobierno hacer transferencias a los más necesitados. Varios países escandinavos ya han dado este paso.
Retener los billetes de baja denominación alivia una serie de problemas que podrían surgir si el efectivo fuera eliminado por completo. Por ejemplo, el efectivo sigue siendo útil cuando un huracán u otro desastre natural deja fuera de servicio la red eléctrica. La mayoría de los manuales de preparación de desastres piden a la gente que conserve un poco de dinero a mano, advirtiendo que los cajeros automáticos podrían estar paralizados.
Pero los tiempos están cambiando. Hoy, las torres de celulares y las grandes tiendas minoristas normalmente tienen generadores de respaldo, lo que les permite procesar tarjetas bancarias durante un apagón. Y siempre hay cheques. A su debido tiempo, es probable que la tecnología de teléfonos inteligentes supere al resto de los demás medios de comunicación, y uno siempre pueda mantener un repuesto de recarga en caso de emergencia.
Tal vez la objeción más difícil y fundamental para deshacerse del dinero en efectivo tiene que ver con la privacidad, nuestra capacidad para gastar de forma anónima. Pero, ¿dónde trazar la línea entre el derecho individual y la necesidad del gobierno de gravar, regular y hacer cumplir la ley? La mayoría de nosotros no quiere socavar al derecho de una persona para hacer una compra ocasional de US$200 con total privacidad. Sin embargo, ¿qué pasa con un auto de US$50.000 o un apartamento de US$1.000.000? Deberíamos ser capaces de limitar los problemas que he descrito aquí, garantizando al mismo tiempo que la gente común pueda seguir utilizando billetes pequeños para mayor comodidad en sus transacciones cotidianas.
¿No encontrará el sector privado nuevas maneras de hacer transferencias anónimas que eludan las restricciones del gobierno? Ciertamente. Pero mientras el gobierno evite que estos vehículos alternativos sean utilizados fácilmente por las tiendas al por menor o por los bancos, no podrán desempeñar el papel que hoy tiene el efectivo. Obligar a delincuentes y evasores de impuestos a recurrir a alternativas más arriesgadas y costosas complicará sus vidas y mermará la rentabilidad de sus negocios.
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Algunos podrían sostener que la menor circulación de dólares estadounidenses sólo funcionará si existe una coordinación entre todas las grandes economías, ya que los delincuentes y evasores de impuestos estadounidenses podrían sencillamente convertir sus dólares a euros. Esto es muy improbable. Pocos puntos de venta de Estados Unidos aceptan euros, los bancos tienen que presentar informes sobre grandes depósitos en efectivo, y hay un tope de US$10.000 para la cantidad de dinero que se puede traer a o sacar de EE.UU. sin presentar un formulario de aduanas.
Es cierto que el gobierno estadounidense ahorra costos de financiamiento al imprimir una gran cantidad de dinero en lugar de, por ejemplo, emitir bonos del Tesoro que pagan intereses. Pero esa inundación de fondos en efectivo facilita la vida de los oligarcas rusos, los narcotraficantes mexicanos y los responsables del tráfico de personas a nivel mundial. El mayor ingreso que el gobierno conseguiría al eliminar el efectivo (y por lo tanto, reducir mucha evasión de impuestos) probablemente excederá los ingresos que el Tesoro de EE.UU. obtiene actualmente de engrasar las ruedas de la delincuencia mundial, sin tomar en cuenta los enormes beneficios directos e indirectos de tasas de delincuencia más bajas. En cualquier caso, si EE.UU. toma la delantera, otras economías avanzadas acabarían haciendo lo mismo por vergüenza.
El ángulo fiscal y la delincuencia son razones suficientes para destrozar las montañas de papel moneda del mundo. Hay, sin embargo, un motivo muy diferente y quizás sorprendente, que tiene que ver con la capacidad de los bancos centrales para hacer frente a las crisis financieras y recesiones profundas. ¿Por qué? Porque pese a toda la polémica en torno a la política fiscal, la política monetaria sigue siendo la primera línea preferida de defensa contra las recesiones.
La reducción de las tasas de interés proporciona un estímulo rápido y eficaz dando a los consumidores y a las empresas un incentivo para endeudarse. También eleva el precio de las acciones y de las viviendas, lo que hace que las personas se sientan más prosperas y quieran gastar más. La política monetaria anticíclica tiene un largo historial, mientras que las discusiones políticas siempre van a interferir con un estímulo fiscal oportuno y eficaz.
Desde 2008, sin embargo, la política monetaria ha comenzado a lucir cada vez menos ágil. La mayoría de los bancos centrales se ha encontrado que una vez que recortaron las tasas de interés a alrededor de cero, sus opciones eran bastante limitadas. Esto ha hecho que muchos bancos centrales deseen tener la capacidad de reducir las tasas de interés por debajo de cero.
¿Qué significa eso? Cuando un préstamo tiene una tasa de interés negativa, los pagos del deudor en realidad suman menos que la deuda original. Varios bancos centrales (como el Banco Central Europeo y el Banco de Japón) han experimentado con este tipo de medidas. Para los ahorradores, tiene el efecto contrario: El dinero que queda en un depósito bancario o en un fondo del mercado monetario sigue disminuyendo debido a las tasas de interés negativas.
Ver: El impacto de las Tasas negativas en la Economía global
En teoría, recortar las tasas de interés por debajo de cero debería estimular el consumo y la inversión de la misma forma en que lo hace la política monetaria normal, al fomentar el endeudamiento. Por desgracia, la existencia de dinero en efectivo entorpece este mecanismo. Si usted es un ahorrador, simplemente retirará sus fondos del banco y los convertirá en efectivo en lugar de ver que se reduzcan con rapidez. Enormes sumas pueden ser retiradas para evitar tales pérdidas, lo que podría hacer que sea difícil para los bancos hacer préstamos, anulando por lo tanto el propósito de la política.
Eliminar el efectivo o hacer que el costo de acapararlo se vuelva suficientemente alto, sin embargo, allanaría el camino para que los bancos recorten las tasas a territorio negativo tanto como sea necesario en una recesión severa. Las personas podrían acaparar billetes pequeños, pero los costos probablemente serían prohibitivos para cualquier tasa de interés negativa realista. Si es necesario, los bancos centrales también podrían fijar cuotas temporales para los grandes retiros y depósitos de papel moneda.
A los economistas en general les gusta la idea de agregar las tasas de interés negativas al arsenal de herramientas de los bancos centrales. John Maynard Keynes la consideró en su gran obra “La teoría general del empleo, el interés y el dinero” (1936). Pero Keynes escribía en una era anterior a la banca electrónica, por lo que veía las tasas negativas como una idea totalmente poco práctica.
No todos son partidarios de las tasas negativas. La resistencia es particularmente fuerte en el sector financiero, al que le preocupa la dificultad de traspasarlas a los pequeños depositantes. Sin embargo, estas preocupaciones pueden ser aliviadas significativamente. Los bancos podrían ser compensados por permitir depósitos de tasa de interés cero de hasta, digamos, US$2.000 por persona.
A otros les preocupa que las tasas negativas lleven a los bancos y a todo el sector financiero a asumir riesgos imprudentes, lo cual ya es suficiente amenaza con tasas de interés en cero. Pero si una fuerte dosis de tasas negativas puede sacar a una economía de una recesión, debería poder hacer subir la inflación y las tasas de interés a niveles positivos con relativa rapidez, reduciendo posiblemente la vulnerabilidad a las burbujas en vez de aumentarla.
En resumen, hay numerosos temas a tener en cuenta, pero si se hace de forma gradual y adecuadamente, el balance de los argumentos se inclina claramente a favor de que pasemos a ser una sociedad que dependa mucho menos del dinero en efectivo.
¿Será alguna vez realidad? Creo que ha llegado el momento. Los ministerios de Hacienda están desesperados por recaudar más ingresos fiscales sin subir los impuestos, las agencias de seguridad interna están preocupadas por la forma en la que el dinero facilita la financiación del terrorismo, los ministerios de Justicia están más preocupados que nunca sobre el papel del efectivo en la delincuencia. Para las autoridades de inmigración, mientras tanto, reducir el efectivo seguramente es mucho mejor que la idea de erigir muros.
El efectivo es algo que conocemos íntimamente: forma parte de la trama de nuestras vidas y de nuestras experiencias como consumidores y empresarios. Pero los gobiernos han dejado que los suministros de dinero en efectivo se descontrolen, en beneficio de los delincuentes y los evasores de impuestos en todas partes. Es hora, por fin, de deshacerse de todos los billetes de US$100.
—Kenneth Rogoff es el profesor de Políticas Públicas Thomas D. Cabot de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional. Este ensayo es una adaptación de su nuevo libro, ‘The Curse of Cash’, algo así como ‘La maldición del efectivo’, que será publicado en EE.UU. en septiembre por Princeton University Press.
Fuente: The Wall Street Journal, 30/08/16.
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Planean eliminar los billetes de 500 euros
mayo 5, 2016
El BCE estudia cómo eliminar los billetes de 500 euros
Por Luis Doncel.
La decisión, que podría adoptarse en semanas, apunta contra el lavado de dinero y el terrorismo.
BERLÍN – El Banco Central Europeo (BCE) quiere acabar con los billetes de 500 euros. Pese a llevar años rechazándolo, el presidente del Eurobanco, Mario Draghi, busca ahora fórmulas técnicas para poner en marcha esta iniciativa que trata de luchar contra prácticas delictivas como el blanqueo de dinero o la financiación del terrorismo. “Hay dudas sobre cómo adoptar la decisión y cómo comunicarla. Queremos hacer cambios, pero de forma ordenada. Pero puedo asegurar que estamos decididos a que la producción del dinero no proporcione ninguna comodidad a los criminales”, dijo Draghi esta semana en el Parlamento Europeo.
La decisión formal aún no está tomada, pero la voluntad es clara. Para acabar con los billetes morados es necesaria una mayoría en el Consejo de Gobierno del BCE, que reúne a los seis miembros del Consejo Ejecutivo y a los 19 gobernadores de los bancos centrales de los países del euro.
Destacados miembros de este órgano, como el presidente del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, se oponen, pero es difícil que puedan bloquear la iniciativa. “¿Creen de verdad que no se van a producir actividades ilegales por el hecho de que no existan billetes de 500 euros?”, se preguntaba el gobernador del banco central alemán en una entrevista reciente con el Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo, podemos literalmente vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos puedan controlar literalmente cada compra, transacción, y movimiento económico, de cada persona.
Las fuentes consultadas del BCE aseguran que, pese a no haberse tomado aún una decisión definitiva, esta podría llegar en las próximas semanas. La eliminación de los billetes de 500 euros es complicada políticamente por las dudas del Bundesbank. Pero además también sería un proceso técnicamente complejo, que tendría consecuencias industriales, ya que cada país fabrica sus propios billetes.
La polémica sobre los riesgos asociados a unos billetes de tanto valor no es nueva; y en cada país se ha vivido de forma distinta. Antes de la introducción de la moneda única, el billete más alto en España era de 10.000 pesetas (unos 60 euros) y en Francia de 500 francos (76 euros). Alemania tenía en cambio su billete de 1.000 marcos, que equivale a los 500 euros del billete morado. Además de Alemania, otros cinco países (Austria, Bélgica, Italia, Luxemburgo y Holanda) disponían de billetes nacionales con un valor entre 200 y 500 euros.
En octubre de 2013, Draghi descartó una decisión similar con el argumento de que, pese a que los billetes de 500 euros puedan usarse con fines ilícitos, su eliminación no reduciría el fraude ni las actividades criminales. “Los billetes de alta denominación cumplen un papel para el público, principalmente como depósito de valor, pero también como medio de pago y último recurso como refugio de activos”, respondió el presidente del BCE a una pregunta de un grupo de eurodiputados socialistas. Paradójicamente, los argumentos que entonces usó Draghi se parecen mucho a los que ahora esgrime Weidmann para poner en duda la efectividad de la medida.
Unos 614 millones de billetes 500 euros circulan en la actualidad. En total suman un valor superior a los 300.000 millones de euros. De estos, en torno al 25% están en países ajenos a la unión monetaria.
Fuente: elpais.com, 05/02/16.
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Los abusos del Estado
octubre 25, 2014
Es muy común que el Estado -a través de Gobiernos abusivos y gobernantes imbéciles- imponga prohibiciones de todo tipo y color.
Las 20 prohibiciones más raras del mundo
Es para sorprenderse. Hay países en el mundo que han decidido prohibir por ley los huevitos de chocolate con sorpresas adentro, salir a correr, el playback o morirse en lugares públicos.
1. Salir a correr
En Burundi es delito hacer jogging. Sí. En marzo de 2014, el presidente Pierre Nkurunziza prohibió que la gente salga a correr en grupos, una práctica a la que la población recurría durante los tiempos de conflictos étnicos para descargar tensiones y como una manera de protección ante la violencia de loas milicias. Para el gobierno esto era una fachada para actividades subversivas, y muchos miembros de la oposición terminaron presos por salir a correr.
2.Playback
En Turkmenistán o se canta de verdad o no se canta. El gobierno prohibió en 2005, hacer playback en programas de televisión y en eventos culturales para «preservar la verdadera cultura». De paso, prohibicó también la ópera y el ballet al considerarlos «innecesarios».
3. Reencarnarse sin permiso
Una ley en China de 2007 aclara que es ilegal que los monjes budistas se reencarnen sin la previa aprobación del gobierno. La ley sobre la «Administración de las medidas para la reencarnación de Budas vivientes» busca poner freno a la generación de nuevos dioses.
4. Scrabble
El peligrosidad de la sopa de letras ponía nervioso al líder rumano Nicolae Ceausescu que decidió en los 80 prohibir el scrabble por considerarlo «subversivo» y «diabólico». Por suerte, la prohibición ya no existe más y ahora Rumania disfruta de su propia Federación de Scrabble.
5. Huevitos con sorpresa
El célebre y popular huevo Kinder está prohibido en… ¡Estados Unidos! ¿Por qué? El temor a que un niño se atragante con la sorpresa que viene en el interior de la golosina, totalmente encapsulada en un contender de plástico. El viejo truco de ir a Canadá a buscar los preciados huevitos terminó con varios detenidos en la frontera nortemaericano.
6. Colita de caballo
Hombres, abstenerse. En Irán existe una lista de peinados que ellos deben respetar a rajatabla. La orden data de 2011 y prohíbe que usen colita de caballo, que lleven el cabello largo atrás y corto adelante, y menos aún corto y parado.
7. Pechos pequeños
En Australia, algunos políticos australianos piensan que una películapornográfica con estrellas femeninas con pechos planos podría estimular la pedofilia. Así que, las producciones XXX solo podrán contar con grandes atributos.
8. Chicles
En Singapur, conseguir goma de mascar en un kiosco es imposible. Está prohibida su importación y venta. Sólo podrán llevarse un chicle a la boca quienes cuenten con una orden médica. La prohibición viene de 1992, cuando la gente usaba los chicles para boicotear el sistema público de transporte pegando las gomas de mascar en las puertas automáticas de los trenes, impidiendo que éstas funcionaran correctamente. Escupir un chicle, además, se paga con una multa de 500 dólares.
9. Publicidad «etílica»
A fines de los 90, en India se prohibieron los comerciales de bebidas alcoholicas. Muchas compañías han buscado la manera de sortear la prohibición promocionado productos sustitutos, pero sin mucho éxito.
10. Bebida energizante
La famosa Red Bull estuvo prohibida en Francia hasta 2008. Al gobierno le preocupaba la «taurina» presente en la bebida.
11.El túnel del tiempo
Otra vez China. En el gigante asiático están prohibidas las películas sobre viajar en el tiempo, como «Back to the future», a pesar de que tal cosa no existe en la realidad. ¿O será que los chinos esconden algo?
12. Las fotos de la casa del presidente
El año pasado, el gobierno de Sudáfrica anuncio que prohibía tomar fotografías a la casa del presidente Jacob Zuma. Claro que los medios de comunicación desafiaron tal prohibición y publicaron las imágenes de todas formas.
13. Jeans
¡Ojo! Blue jeans, los vaqueros azules, están prohibidos en Corea del Norte. Con los negros, no hay problema. El tema es que el azul se asocia fácilmente con Estados Unidos, el gran enemigo del régimen comunista.
14. Casinos, sólo para extranjeros
Si usted es monegasco no puede jugar en los casinos del lujoso principado. Está prohibido. El casino de Monte Carlo no permite a los ciudadanos ingresar ni apostar en sus instalaciones. La orden data de 1860, cuando al príncipe Carlos III le preocupaba que sus súbditos perdieran todo su dinero en el juego; algo que estaba perfectamente bien que ocurriera con los extranjeros, obvio.
15. Morir en el Parlamento
Morir en el Parlamento británico no es posible. Sépalo. Quien muera allí tendrá derecho a un funeral de Estado. Y claramente, el gobierno no tiene ninguna intención de hacer algo semejante.
16. Quedarse sin nafta.
Se lo advertimos. Si está en Alemania a punto de conducir en una autopista, verifique que el tanque de su auto este lleno. Es delito quedarse sin nafta. Y además está prohibido caminar por la autopista para ir a buscar combustible.
17. Cantar «My Way» de Sinatra
En Filipinas es una prohibición de facto. No está legislada. Pero si va a un local de karoake no busque esa canción porque no la va a encontrar. El tema parece que alienta el homicidio. Ya hubo seis asesinatos inspirados en «el tono arrogante» de la melodía.
18. Anna y el rey
La película de 1999 con Jodie Foster y Chow Yun-fat como protagonistas quedó censurada en Tailandia, que consideró al film como un insulto a la familia real y a la historia del país.
19. Juegos online después de la medianoche
Una ley de Cora del Sur de 2011, conocida como «la ley del bloqueo» prohibe que los menores de 16 años juegen videos online entre las 0:00 y las 06:00 horas. Es para reducir la adicción a los video-juegos.
20. Bailar
Bailar en los boliches de Japón está prohibido. No existe tal cosa en ciudad como Tokio, famosas por su vida nocturna. La ley viene de 1948 y buscar proteger la moral pública.
Fuente:Clarin.com, 22/10/14.
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Japón termina con la prohibición de bailar
El fin de una antigua prohibición.Tras la aprobación de una ley, terminará con una norma aprobada en 1948 en plena posguerra. Eso sí, las discos deberán tener una iluminación suficiente como para que no sean considerados «lugares de alterne».
Detalle de un cartel con el lema «No Dancing» (Prohibido bailar) ubicado a la entrada de un club del barrio tokiota de Roppongi en Japón. (EFE)
El Gobierno japonés aprobó hoy una ley que terminará con la actual prohibición de bailar en las discotecas a partir de la medianoche, para lo que establece como requisito que los locales estén bien iluminados.
La nueva normativa, que necesitará ser refrendada por el Parlamento, ha sido aprobada tras la movilización ciudadana y la campaña de la industria musical y de numerosos intelectuales contra el hecho de que las discotecas sean consideradas y tengan las mismas limitaciones que los «locales de alterne».
La actual Ley de Control de la Moral Pública de los Negocios de Ocio (conocida como «fueiho» en japonés) –aprobada en 1948 en plena posguerra y ocupación estadounidense con el objetivo de controlar la prostitución y los crímenes relacionados con los «yakuzas», la mafia japonesa- clasifica las discotecas como lugares de «entretenimiento para adultos» por lo que necesitan una licencia especial y prohíbe que estén abiertas partir de la medianoche.
Con la revisión aprobada por el Ejecutivo los locales serán clasificados según su iluminación, y aquellos que mantienen un nivel de luminosidad de menos de 10 luces seguirán siendo considerados «lugares de alterne» y tendrán que cerrar a medianoche.
Sin embargo, la autoridades serán más permisivas con los que superen ese nivel de luz, que equivale al de una sala de cine antes de comenzar la película, informó la agencia Kyodo.
Los dueños de discotecas y salas de conciertos han dado la bienvenida al gesto del Gobierno por haber mostrado ser «comprensivo» y no querer obstaculizar la promoción de la cultura de baile en Japón.
Aunque las autoridades hicieron en general durante décadas la vista gorda y permitieron el florecimiento de la cultura de «clubbing» en Tokio y Osaka, la policía decidió desempolvar en 2010 la vieja normativa tras una serie de casos de tráfico de drogas y de incidentes violentos en Osaka.
Un movimiento civil logró recopilar cerca de 200.000 firmas de apoyo al cambio de la ley y contó el respaldo público de figuras como el músico Ryuichi Sakamoto.
Desde el pasado mes de junio, un comité parlamentario formado por diputados del gobernante Partido Liberal Demócrata (LDP) y por 60 abogados independientes trabajó en la propuesta legislativa aprobada hoy por el Gobierno y que persigue acabar con la considerada anacrónica prohibición de bailar.
Fuente:Clarin.com, 22/10/14.