Axel Kicillof en el año de la marmota

febrero 9, 2015

Axel Kicillof, atrapado en el año de la marmota

Por Jorge Oviedo.

Hechizo del tiempo se llamó aquí el film en el que el genial Bill Murray interpretaba a un personaje condenado a repetir infinitamente un mismo día. El día de la marmota es la traducción del título en inglés, Groundhog Day.

Kicillof caricatura billetesKicillof cumplió no hace mucho un año en el cargo de ministro, para el que siempre se sintió más que preparado, sobrecapacitado. Llegó con atraso cambiario, inflación, sequía de dólares, problemas para pagar importaciones, carencia absoluta de acceso al mercado financiero internacional. Cerró mucho el cepo, devaluó, subió las tasas, las bajó, se rindió incondicionalmente frente al Club de París y a Repsol, tras decirles de todo, claro. Ellos podrían haber contestado: «Pagame y decime Marta», como en el chiste popular. Eso es lo que hizo, pagar y comprometer pagos futuros altísimos.

Pocos días después de cumplirse un año de la devaluación de enero de 2014 la situación es la misma. La inflación no la doman los precios cuidados, el conflicto con los holdouts o buitres sigue irresuelto, falta total de acceso al mercado financiero internacional de deuda, que ya no quiere prestarle ni a YPF si no es a tasas exorbitantes, que duplican las que paga Bolivia; tres días de virtual feriado cambiario en los que el Central no entregó un dólar para pagar importaciones, y problemas serios por el bajo nivel de actividad.

En la película de Bill Murray el protagonista se consideraba a sí mismo una estrella que estaba para mucho más de lo que le asignaban, para decirle a todo el mundo lo que debería hacer. ¿Otra coincidencia?

Augusto CostaEl secretario de Comercio, Augusto Costa, reunió hace pocos días a los ejecutivos de las automotrices para decirles básicamente que no saben manejar sus empresas y que todo lo que pasa es que no tienen idea de cómo fijar precios al público. Costa casi no tiene experiencia en cargo alguno de importancia y está haciendo sus primeros pininos en una tarea de responsabilidad, pero cree que puede manejar todo el mercado automotor.

El hombre de confianza de Kicillof pareció más bravo en el comunicado que emitió el Ministerio de Economía que en la reunión, dijeron los asistentes. ¿Se imagina Costa más bravo de lo que es o quieren hacerle creer al público que el inexperto secretario, que llegó muy grande al mercado laboral formal y estable, es un remedo de Guillermo Moreno?

Faltantes

¿Puede seguir funcionando la economía argentina sin importaciones o sin pagarlas? Los empresarios dicen que no. En muchas farmacias del área metropolitana dijeron que en los últimos días se les multiplicaron los faltantes de distintas versiones de paracetamol.

La Argentina importa no sólo cosas complejas, también trae del exterior gasoil, gas, petróleo, electricidad. ¿Cuánto tiempo se puede seguir sin pagar? Las automotrices dicen tener serios problemas, que afectan menos a los que tienen muchas exportaciones, como Mercedes Benz y Toyota.

El Gobierno se llena la boca con los acuerdos que acaba de cerrar con China, pero no se habla allí de préstamos, sino de créditos. No entrarán dólares a raudales: se anota lo que se debe por un vagón y se retira el vagón. Es un «fiado» que termina con el relato del desendeudamiento. Son, no en todos los casos, inversiones que la Argentina necesita y que no podrían hacerse sólo con ahorro interno. Hay que recurrir al ahorro externo, es decir, a la deuda.

Pero el Gobierno opta por acuerdos entre Estados con China, sin licitaciones, lo que garantiza que el precio no será el más bajo posible. ¿Para qué ser tan generoso -por decir lo menos- con el Club de París si luego no se les permite a esos países entrar en una compulsa para que presten y vendan tecnología?

¿Por qué no hacer que vengan empresarios extranjeros, se endeuden ellos en concesiones y paguen con los resultados de las tarifas, a riesgo, en lugar de darles una garantía de rentabilidad a los chinos, que proveen desde los fletes hasta los seguros? Nadie más puede entrar en su negocio cerrado.

¿Soluciona esto el atraso cambiario, la caída de las exportaciones y la sequía de divisas que ha signado la gestión de Kicillof? Otra vez: no. Es el año de la marmota. El ministro se despierta cada mañana y está donde empezó. Como el personaje de la comedia, lo intenta todo menos cambiar de estrategia, y no importa lo que haga sigue en el mismo lugar, enfrentando siempre el mismo problema. Problema al que Kicillof podría hablarle con el título de otra película y decir: no sos vos, soy yo.

Fuente: La Nación, 08/02/15.

Más información: Argentina: El dólar oficial es ilegal

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Argentina: Expectativas económicas en descenso

abril 6, 2013

Seis de cada 10 familias dicen que no ganan para vivir dignamente
Por Jorge Oviedo

Seis de cada 10 argentinos afirman que el dinero que mensualmente ganan sus familias no les alcanza para vivir con decoro, mientras las expectativas económicas continúan cayendo casi todos los meses desde que la presidenta Cristina Kirchner resultó reelecta, en octubre de 2011. El porcentaje de familias que dice que no gana lo suficiente para vivir decorosamente es el más alto desde 2009, año en el cual, en medio de la recesión, el kirchnerismo fue derrotado en las urnas. El problema afecta a casi todas las clases sociales y es más serios entre los de menores ingresos, de menor nivel educativo y entre las mujeres.

Los datos surgen del relevamiento mensual del Índice General de Expectativas Económicas (IGEE) que realizan la Universidad Católica Argentina (UCA) y TNS-Gallup y que serán difundidos en los próximos días. En sólo doce meses hubo un salto muy importante en la proporción de familias que dicen tener ingresos insuficientes . En febrero de 2012 eran menos una de cada dos y se trataba de la proporción más baja desde septiembre de 2005. El peor registro se alcanzó en abril de 2008, en los inicios del conflicto con el campo, y llegó al 61 por ciento.

La percepción de que el ingreso familiar no alcanza para vivir con decoro es mayoritaria en todos los estratos sociales, con la excepción de los de mayor nivel educativo y socioeconómico; y crece en las mujeres (64%; 55% entre los hombres), entre los entrevistados de menor nivel educativo (65%;. 43% entre los universitarios) y de menor nivel socioeconómico (65%; 32% en la clase alta).

Las expectativas volvieron a retroceder en febrero un 2,6% y quedaron 8,2% por debajo de las de febrero de 2012. En octubre de 2011 la reelección de Cristina KIrchner coincidió con un récord de optimismo, pero desde entonces, las expectativas cayeron en once meses, en tres hubo ligeras mejorías y en tres se mantuvieron sin cambios.

En febrero cayó 5,3% la opinión sobre la situación actual; el 4,3% la del futuro inmediato (próximos seis meses) y sólo hubo un repunte de 2,8% acerca de la valoración de la oportunidad para comprar electrodomésticos. Probablemente se trata de la utilización de esa clase de compras como escape a la depreciación constante del peso.

El 42% de los entrevistados consideró que la situación económica actual es «mala o bastante mala», mientras que sólo el 18%, es decir, menos de uno de cada cinco, la consideró buena o muy buena. Se trató de un repunte al pesimismo, que había disminuido algo en diciembre y enero, probablemente por los pagos del aguinaldo y el inicio de las vacaciones. No obstante ello, las expectativas generales se habían mantenido estancadas.

Uno de cada tres argentinos cree que en los próximos seis meses las cosas estarán mejor, pero también seis de cada diez creen que estarán igual o mejor que ahora. En octubre de 2011, ocho de cada diez entrevistados creían que en los próximos seis meses las cosas estarían igual o mejor. En febrero último, los más pesimistas sobre la situación actual son las personas de más de 50 años (48%), los sectores altos (46%), y entre los habitantes de la Capital (53%).

Respecto de los próximos seis meses, el estudio encontró que en todos los segmentos prevalecen las opiniones intermedias. El 40%, en el promedio general, cree que las cosas seguirán más o menos igual.

Las mujeres son las más pesimistas respecto de la cantidad de puestos de trabajo disponibles (47%). Por estrato social, se quejan más de la falta de trabajo los sectores medios y bajos (48 y 44%) y en las provincias (50%) más que en la Capital (46%) y el conurbano (30%).

Acerca de lo que ocurrirá en el sector laboral en los próximos seis meses, las perspectivas del empleo el 18% de los entrevistados prevé que el empleo crecerá, mientras que casi uno de cada dos (47%) opina que habrá la misma cantidad de puestos de trabajo disponibles que hasta ahora. Uno de cada cuatro (25%) considera que habrá menos puestos de trabajo. Las opiniones intermedias predominan en todos los segmentos sociales.

Uno de cada cuatro encuestados (25%) opinó que es un buen o muy buen momento para comprar bienes durables, como electrodomésticos. Uno de cada tres (33%) opinó que no es ni buen ni mal momento, mientras que el 36% considera que es un mal o muy mal momento.

Si se trata de un esquema para defenderse de la inflación , no parece al alcance de los jubilados, los sectores de menores ingresos y tampoco es visto así en el interior. El pesimismo crece en los mayores de 65 años (41%), los que sólo tienen estudios primarios (43%), los sectores bajos (41%) y en el interior (39%).

El estudio se realizó entre el 21 y el 28 de febrero último, con 1003 entrevistas a población de 18 y más años, con alcance nacional.

Una percepción generalizada

Resultados del sondeo de la UCA y TNS Gallup

  • 61%
    El pico

    En abril de 2008 se registró el porcentaje más alto de familias que decían no poder vivir con decoro por su nivel de ingresos
  • Por sexo
    El pesimismo es mayor entre las mujeres (64 por ciento) que entre los hombres (55 por ciento)
  • -2, 6 %
    Expectativas en baja

    Retrocedieron las expectativas económicas de la población en febrero y quedaron 8,2% por debajo del nivel de febrero de 2012
  • 42%
    Disconformidad

    Es el porcentaje de entrevistados para los que la situación económica es «mala o bastante mala»
  • Trabajo
    La situación laboral también da pie al pesimismo. Por estrato social, se quejan más de la falta de trabajo los sectores medios y bajos (48% y 44%, respectivamente) y en las provincias (50%)

Fuente: La Nación, 06/04/03

Jorge Oviedo

Jorge Oviedo

Ni Paul Krugman puede defender ya a Cristina Kirchner

febrero 18, 2013

Ni Krugman puede defender ya a la Presidenta
Por Jorge Oviedo

Cristina Kirchner alguna vez utilizó dichos del premio Nobel de Economía Paul Krugman para defender sus políticas. Y el propio Krugman alguna vez defendió a la Argentina, apenas mirando la evolución del PBI y saliendo en defensa del Gobierno, con una «miradita» más que superficial de la evolución económica nacional. Si sólo importara el PBI, ¿qué problemas son el corralito, la hiperdevaluación o la pesificación asimétrica?

Cuando habla con un poco más de profundidad, aunque sea en un texto de divulgación, es más difícil encontrar justificaciones de los colosales desequilibrios argentinos.

En su reciente libro End This Depression Now! , publicado aquí como ¡Acabemos ya con esta crisis!, el columnista de The New York Times discute acerca de los efectos inflacionarios de la emisión monetaria. Y va sobre un tema que aquí apasiona, porque el Gobierno está emitiendo muchísimo. La Presidenta y la jefa del Banco Central dicen que no hay problema. Mercedes Marcó del Pont sostiene: «Es totalmente falso decir que la emisión genera inflación. Solamente en la Argentina se mantiene esa idea de que la expansión de la cantidad de dinero genera inflación». Se lo dijo a Página 12 hace poco menos de un año a raíz de la reforma de la Carta Orgánica. Y sostuvo que quienes dicen eso quieren instalar pánico.

Pero Krugman escribió: «Todo el mundo sabe que, por norma general, imprimir grandes cantidades de dinero resulta en efecto un factor inflacionario». ¿Querrá Krugman meter pánico, será un ortodoxo? No parece, aunque la semana pasada se burló en su blog en The New York Times de alguien que lo acusó de serlo.

¿Cuándo la emisión no es inflacionaria? El premio Nobel admite una excepción, que es la que le ha permitido a Estados Unidos emitir miles y miles de millones de dólares para conjurar la crisis sin que haya, por ahora, aumento sostenido y generalizado de los precios. Es cuando hay «trampa de liquidez». ¿Qué es? Un concepto instalado por John Maynard Keynes. Para decirlo sencillamente, es lo que ocurre cuando por miedo a lo que puede ocurrir la gente y las empresas no gastan su dinero aunque se lo regalen. Lo cual tiene efectos recesivos.

¿Pasa eso en la Argentina hoy? Claro que no. La gente recibe pesos y huye a cambiarlos por cosas, servicios u otras monedas. A toda velocidad. «Cuando un país no se encuentra inmerso en una trampa de liquidez, entonces imprimir mucho dinero resulta en efecto un factor inflacionario», dice Krugman.

La Presidenta, huérfana de respaldo intelectual sólido, recibe en cambio trabajos de propaganda que pretenden hacer creer que los controles de precios alguna vez funcionaron. Es el problema de los congelamientos de precios: que por un tiempo funcionan. Crean la sensación de que todo se ha solucionado, acumulan desequilibrios monstruosos y luego causan estallidos que son muy dañinos para aquellos a los que se quiso proteger.

Decir que a veces funcionan es como señalar que el tabaquismo no causa problemas o que el consumo de cocaína no tiene malas consecuencias simplemente porque no matan de inmediato.

Para decir que los congelamientos de precios de José Ber Gelbard funcionaron sólo hay que mirar las estadísticas de inflación hasta el día en que renunció y no prestar atención, además, al desabastecimiento. Las colas para comprar querosén, cigarrillos, azúcar y papel higiénico. Para creer que el «control» de precios de fines de 2006 de Guillermo Moreno y Néstor Kirchner funcionó bien hay que sostener las tergiversaciones que se han hecho con el Indec, sus profesionales y las estadísticas. Y olvidarse de que destruyeron el mercado de carne bovina, entre otros.

La Argentina padeció muchos años problemas de altísima inflación. Hoy ha vuelto. Krugman se permite elogiar un paper que Olivier Blanchard escribió en 2010, cuando era economista jefe del FMI. Blanchard cree que habría que ser más tolerante con las metas de inflación. ¿Cuánto es tolerable? Cuatro por ciento. Si las mentiras del INDEC fueran ciertas, igual la situación es desastrosa.

La Argentina, como esos obesos que bajan violentamente de peso y luego vuelven a aumentar, tuvo en sus períodos de mayor inflación algunos períodos cortos de bajos incrementos de precios. Como a los que de golpe adelgazan y les baila el cuello de las camisas. Pero el problema de fondo no estaba arreglado. En los términos de Krugman, pareciera que, como están las cosas, sólo una profunda recesión podría parar los precios. Pero la Presidenta necesita encontrar un remedio que no sea peor que la enfermedad. Hasta ahora, no va por buen camino.

Fuente: La Nación, 18/02/13.

Jorge Oviedo

Jorge Oviedo

Sombrío panorama para Argentina

agosto 17, 2012

Cristina gasta a cuenta del «yuyo» de 2013

Por Jorge Oviedo

 

El Gobierno cree que todo lo que tiene que hacer para mantener altas las probabilidades de seguir gastando y sostener el proyecto «Cristina eterna» es emitir dinero, apropiarse de las reservas y tercerizar el ajuste. Para eso, ya comenzó a pensar en gastar a cuenta de la próxima cosecha de soja, a la que la Presidenta llamó «yuyo» y que sólo se comenzará a sembrar dentro de dos meses. Es por ahora aventurado, pero ya hay empresarios que creen en las probabilidades de que tenga éxito y que las consecuencias pueden sean nefastas.

«Cai todos los que se pueden oponer a Cristina están esperando, mientras ella y los suyos hacen; Macri y Scioli piensan que no es momento, que la crisis acelerará el desgaste, pero las probabilidades de que el Gobierno tenga éxito son altas», dice un empresario que habla mucho con consultores económicos y políticos.

Varios están alarmados por los niveles de intervención en la actividad privada dispuestos en los últimos días. «Lo de las últimas dos semanas es muy preocupante, los niveles de ataque a la propiedad privada son inauditos y no hay reacción de ningún tipo», señalan. Creen que es imposible que las cámaras empresariales puedan hacer algo. El Gobierno ha logrado dividir a todos los críticos. Otros creen que en algunas asociaciones hay empresarios amigos de las autoridades a los que sospechan de delatores. O de difundir irresponsablemente las conversaciones privadas con la prensa. Tratan de excluirlos de las reuniones informales. Se «olvidan» de avisarles.

Números

Los cálculos electorales son alentadores para las autoridades. Para sostener el poder parlamentario, les dicen a los empresarios los consultores más serios, no necesitarían más que 35 o 38% de los votos en 2013. Un número muy probable. Con eso, temen algunos, podrán ir por la reforma constitucional. «Dicen que será sólo para poner la reelección; yo creo que habrá un embate brutal contra la propiedad privada«, dice uno de los más preocupados.

La táctica de gastar a cuenta no es nueva. En 1992, Roberto Alemann le dijo al entonces recaudador Carlos Tacchi que debería armarse un fondo anticíclico con los recursos, que crecían mucho. «Pensás así porque descendés de suizos», dijo Tacchi. «En tu país si atrapan dos patos, se comen uno y guardan y alimentan al otro para cuando haya necesidad. Acá, si ven dos patos volando, prenden el fuego e invitan a los amigos.».

Fuente: La Nación, 21/08/12.

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Anticipos de guerra

Por Alfredo Leuco

 

Cristina asegura que ganará la madre de todas las batallas. Da por hecho que el viernes 7 de diciembre el Grupo Clarín será reducido a cenizas. En uno de sus discursos anticipó que ese día se termina lo que ella denominó “el comando en jefe de la cadena nacional del miedo y el desánimo”. Como si se prepararan para derrocar una dictadura noticiosa, sólo faltó que los camporistas cantaran: “Se va a acabar / se va a acabar / esa costumbre de informar”. Esta obsesión es coherente con la historia del matrimonio Kirchner que, desde que Néstor fue intendente de Río Gallegos, intentó imponer un discurso único y aniquilar la diversidad de opiniones. Controlar las palabras y que nadie los controle a ellos es dogma en su trayectoria. Apenas llegó al gobierno, el ex presidente identificó a su enemigo principal: Clarín. “Es el único que me puede voltear”, dijo en la intimidad del Tango 01 a un grupo de periodistas que regresábamos de una Cumbre Iberoamericana en Santa Cruz de la Sierra. Aquel día, Luis D’Elía le presentó a Néstor a un tal Evo Morales, “un compañero que viene ganando muchas elecciones municipales”. ¿Qué hizo Néstor con Clarín? Lo de siempre: primero lo sedujo con primicias y privilegios y mantuvo durante años un alegre concubinato. Después intentó comprarlo con el aporte “desinteresado” de un grupo de empresarios que luego fueron premiados con otros medios “pautadependientes”. Y finalmente, decidió exterminarlo. Estamos en esta última fase.

La Presidenta no tiene dudas de que el 7 de diciembre, cuando caiga la medida cautelar, Clarín deberá “desinvetir”, es decir, vender varias de sus empresas. Cristina cree que eso le quebrará el espinazo al gigante. ¿Qué hará Clarín? Van a interpretar que recién ese día D comenzará a regir el plazo previsto de un año para desprenderse de varias de sus unidades de negocios. ¿Qué hará Cristina? Avanzar a tambor batiente con el mecanismo previsto en el proceso de adecuación. Ya descartaron el primer escalón porque no ocurrió: la presentación espontánea. Está en marcha el segundo paso, llamado “constatación de oficio”. Esta semana, llegaron cédulas de notificación a Canal 13, radio Mitre y Cablevisión, entre otras naves insignia del grupo dominante. Exigen verdaderas tomografías computadas de los libros contables. Clarín dice que eso es ilegal. Y Cristina acelera con la convicción de que vencen todos los plazos y que tendrá la cabeza de Héctor Magnetto colgada del arbolito de Navidad. Piensan avanzar con el último, tramo llamado “transferencia compulsiva de licencias”. Ya lo hicieron antes, pero esta vez no van a necesitar rodear los edificios con la Gendarmería o con una brigada de la AFIP. Los técnicos consultados por PERFIL dicen que con sólo bajarles las palancas de las señales esas empresas se quedarán sin su insumo básico para operar y se transformarán en sellos de goma, en cáscaras vacías.

Políticamente será un choque de planetas. Un gobierno, que no es el de Hugo Chávez, sacará de un plumazo del ring a la radio y el canal que están entre los dos con mayor audiencia. Si eso ocurriera, el tablero mediático saltaría por el aire y nacería un nuevo rompecabezas mucho más dócil para Cristina y menos plural aunque se argumente lo contrario.

La Presidenta logrará herir seriamente la libertad de expresión y podrá avanzar sin mayores obstáculos para forzar una reforma constitucional que la lleve a la eternidad. En los comicios parlamentarios de medio tiempo de 2013, todos los díscolos no tendrán otro remedio que cuadrarse y hacer sonar los tacos frente a ella. Cristina capitana.

Nada es tan lineal, por supuesto. Hay varios jueces dispuestos a escuchar a Clarín y la Justicia todavía ofrece varios laberintos. Pero sobre todo, hay que ver si la marcha decadente de la economía actúa o no como kryptonita frente al poder de Cristina.

Por ahora, el gran problema que tiene y tendrá es su concepción autoritaria de lo que deben ser los medios en democracia y la ignorancia absoluta acerca del funcionamiento y la lógica del periodismo.

El conspirador piensa que todos son de su misma condición. Fue tragicómico su análisis sobre una reunión rutinaria y protocolar que se hizo en la Rural y de la que se enteró leyendo el diario La Nación. La Presidenta está convencida de que los capos de Clarín (Aranda), La Nación (los hermanos Saguier) y de este diario (Jorge Fontevecchia) se juntaron en forma clandestina. “Los pescaron” y fueron obligados a “blanquear” el encuentro para que “no los escracharan, como ocurrió cuando fueron a la Corte. ¿Se acuerdan?”, dijo con seguridad Odol. Ni se le cruzó por la cabeza que esos “jefes del golpismo”, si tuvieran realmente esas negras intenciones, podrían juntarse en otro lugar más clandestino, lejos de un lugar público de concurrencia tan masiva, que además tiene cientos de periodistas acreditados.

Trepada a la paranoia, adivinó, incluso, lo que estaban hablando. Con un infantilismo enfermizo, dijo que “con una coordinación perfecta estaban decidiendo qué título nos van a enchufar mañana”. Desconoce que en las redacciones de esos diarios, que compiten entre sí con enjundia y se esconden las cartas como jugadores de póquer, se reían imaginando semejante intercambio de primicias. Tomala vos, dámela a mí. Vos vas contra Boudou y yo le doy con un caño al control de la tarjeta SUBE.

Es que el odio la ciega. Ella es mucho más inteligente que esa conclusión, como lo demostró al día siguiente: “Cada uno de nosotros no va a ser juzgado por los titulares de los diarios, sino por la historia y la memoria de un pueblo”.

El tema despierta gracia y preocupación porque desnuda el objetivo de Cristina. Al igual que muchos de los cuasi periodistas que integran la maquinaria propagandística que pagamos todos, la Presidenta cree que si mañana cierran los diarios, las radios y la tele profesional, como por arte de magia, se terminan todos los problemas de la Argentina. Les atribuyen a los medios la responsabilidad sobre casi todo lo malo que pasa y eso que, en general, son producto de sus propios errores conceptuales, de implementación o del exceso de venganza. El experimentado editor de la realidad Juan Manuel Abal Medina planteó algo que en los 70 ya era viejo en la teoría de la comunicación. El paternalismo ideológico sostenía que la gente era tonta, una suerte de envase que los medios llenaban con el contenido que se les antojara. Algo insostenible. Dijo que la estrategia de la derecha contra los gobiernos populares es repetir cada hora las noticias de inseguridad. ¿Qué sugiere Abal Medina para solucionarlo? ¿Que las cadenas de noticias no resuman los títulos de la jornada cada treinta o sesenta minutos? ¿Que lo hagan cada tres horas le parece bien o sigue siendo demasiado destituyente? ¿Tal vez prefiera que las noticias policiales se den a conocer una vez por mes o tal vez nunca? ¿Qué quiere inventar? Igual que con el INDEK, siguen intentando romper los termómetros en lugar de atacar la fiebre.

¿No advirtieron todavía que los medios también son votados todos los días? ¿Y que si fuera cierto que se la pasan operando y engañando, caerían a pique sus ventas y credibilidad? ¿O aún no registraron cuál es el motivo del fracaso de audiencias de todos los productos mediáticos K? Y eso que están inflados artificialmente con millones de dólares de pauta y pese a que Cristina viene de cosechar 12 millones de votos. Ni los más leales compran un medio para no informarse. No funcionan ni siquiera los que se reparten gratuitamente. Fortunas tiradas a un agujero negro.

La Presidenta mostró la tapa de un diario como prueba de la mala onda con la que se intenta erosionar su gobierno. No sabe, no puede o no quiere comprender que aún con la atomización del Grupo Clarín, ese diario seguirá funcionando. Y que La Nación y PERFIL no tienen radios ni canales y por lo tanto no serán afectados en nada por la caída de las cautelares. Para ellos, los cierres serán iguales, tratando de revelar lo que el poder quiere ocultar, porque ése es el ADN de los medios, además de su mirada crítica. Es la diferencia entre propaganda y periodismo. Es la diferencia entre un militante que busca el poder y un periodista que busca la verdad. A casi treinta años de democracia, hemos evolucionado en muchas cosas. Menos en la libertad de prensa. El retroceso lo pinta el sincericidio presidencial: “Para información están mis discursos. Yo no voy a hablar en contra de mí misma”.
Fuente: Perfil, 28/07/12.

 

CFK-Evita – Dibujo: Pablo Temes

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