El turbio manejo del dinero que genera el fútbol argentino

junio 19, 2015

Secretos de la AFA: Las oscuras rutas del dinero que genera el fútbol

Cobró US$ 7 millones de Traffic entre 2004 y 2011; fueron ingresos ocultos por las Copas América de 2004, 2007 y 2011, al margen del canon oficial; Julio Grondona estuvo al frente de las negociaciones

Por Hugo Alconada Mon y Alejandro Casar González.

 Julio Grondona, fallecido presidente de la AFA. Foto: Archivo.

 

En la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) lo llaman «sobrecachet». Se refieren a los US$ 7 millones que de manera subrepticia cobró entre 2001 y 2011 de la firma brasileña dueña de los derechos hemisféricos de televisación, Traffic International Inc., por llevar a Lionel Messi y al resto de sus grandes estrellas a las Copas América de Perú 2004, Venezuela 2007 y Argentina 2011. Pero eso sí: eran fondos secretos que todas las demás confederaciones de fútbol del continente jamás debían conocer porque cobraban mucho menos, según reconstruyó LA NACION sobre la base de documentos que prueban esos pagos y los testimonios de varios involucrados.

 
Jorge Hawilla, dueño de Traffic. Foto: LA NACION 

El acuerdo hasta ahora desconocido entre la AFA de Julio Grondona y Traffic comenzó en 2001, con el pago de US$ 1,2 millón, y continuó vigente en cada nueva Copa América hasta que la canilla se cortó, recién ahora, a partir de la explosión del FIFA-gate.

La AFA se quedó así sin embolsar otros US$3 millones que el presidente actual, Luis Segura , debía negociar con Datisa, la empresa con sede en Uruguay que conforman Torneos , Full Play y Traffic, a cambio de poner en la cancha a Lionel Messi & compañía. Pero el escándalo mundial lo abortó. «Lo pedí, lo pedí», fue la respuesta de Segura, presidente de la AFA, cada vez que sus pares de comité ejecutivo o de la ya difunta «mesa chica» le reclamaban por el curso de las gestiones.

Así, de manera oficial, la AFA cobró US$ 668.940 de la Conmebol por su participación -más premios- en la Copa América de 2004. Pero de manera silenciosa recibió otro US$ 1,5 millón de Traffic. Por la de 2007, esa misma intermediaria le giró US$ 2,5 millones adicionales a los US$ 1.588.344 de la Conmebol y US$ 92.306 de la Federación Venezolana de Fútbol. Para la Copa América de 2011, organizada en la Argentina, la Conmebol distribuyó US$ 1.494.596, mientras que Traffic cedió otros US$ 601. 214 en concepto de «sponsorización y reintegros de gastos». Y a esa cifra hay que sumarles otros dos ingresos extraordinarios: US$ 3 millones de Traffic como «sobrecachet» y otros US$ 4 millones de la Conmebol para ayudar con la organización del evento.

Julio Grondona y Cristina Kirchner acuerdo

Socios Sospechosos

Las cifras aparecen en documentos que la propia AFA entregó ante un pedido de la legisladora porteña Graciela Ocaña (Confianza Pública), autora de la denuncia que motivó la investigación de la jueza federal María Servini de Cubría sobre el destino de miles de millones de pesos del Fútbol para Todos . «Le solicité los números a Segura por una nota», cuenta Ocaña. Y agrega: «En 2011, los derechos televisivos de la Copa América (eran de Traffic) los había comprado el Estado, a través del Fútbol para Todos. ¿Por qué la empresa le devuelve entonces US$ 3 millones a la AFA? Pretendo que se los brinde a la Jefatura de Gabinete», postula la ex precandidata a jefa de Gobierno porteño por el frente ECO.

 
Julio Grondona, fallecido presidente de la AFA. Foto: LA NACION 

En la AFA sostienen otra visión. «Argentina y Brasil siempre cobraron aparte del contrato madre entre Conmebol y las federaciones por participar en la Copa América. El dinero recibido por ese concepto varía y depende de la ubicación final en la competencia», aporta una de las fuentes consultadas por LA NACION. «El contrato con Traffic era un cachet extraordinario para jugar con las principales figuras. La AFA no percibe dinero por derechos de TV. «Al preguntar por qué no se blanqueó ante el resto de los países de Conmebol esa ventaja comparativa que tenían Argentina y Brasil, la respuesta es contundente: «Nunca se iban a poner de acuerdo todos los miembros de la confederación. Por eso se hizo a través de Traffic».

La ruta del dinero

Como en el entramado del FIFA-gate, este dinero silencioso para la AFA también pasó por el sistema financiero de los Estados Unidos , lo que puede colocarlo bajo la lupa del Departamento de Justicia de ese país.

El 4 de mayo de 2001, la AFA cobró en su cuenta abierta en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires un giro de US$ 1,2 millones procedente del Standard Chartered Bank de Nueva York que ordenó el presidente de Traffic Sports International Inc. (la empresa con sede en las Islas Vírgenes que tenía los derechos televisivos de la Copa América), José Hawilla , uno de los arrepentidos de la investigación que lleva adelante el FBI contra el fútbol mundial. ¿Motivo de esa transferencia? La participación de Argentina en la Copa América de Colombia que se jugaría ese año.

El seleccionado argentino, sin embargo, no participó en ese torneo, por lo que tres años después, en 2004, la AFA debió devolver el dinero anticipado por Traffic, lo que derivó en un intercambio de notas. Entre otras, la que otro ejecutivo de Traffic Sports International Inc., el CEO Marcelo Milliet, le escribió a Julio Humberto Grondona, el 28 de julio de 2004, y en la que terminó exponiendo el carácter de ese pago. «Hacemos referencia al anticipo de US$ 1,2 millones de la Copa América 2001, así como el valor adicional de US$ 1,5 millones que habíamos comprometido a pagar a la AFA con referencia a la Copa América de 2004.»

Traffic acordó pagarle de «sobrecachet» a la AFA y restado lo que la entidad que lideraba Grondona le adeudaba desde 2001, quedó un saldo a favor de los argentinos por US$ 400.000

En esa misma carta, Milliet detalló también los créditos a favor de la AFA. Indicó que le correspondían US$ 1,5 millón de la Copa América 2004, US$ 100.000 del Preolímpico 2004 y US$ 300.000 del Sudamericano Sub 20 de 2003. Total: US$ 1,9 millones. Y, por su parte, la AFA le debía US$ 1,5 millones a Traffic: aquel US$ 1,2 millón por la Copa América 2001 más otros US$ 300.000 en concepto de intereses.

Así, computado lo que Traffic acordó pagarle de «sobrecachet» a la AFA y restado lo que la entidad que lideraba Grondona le adeudaba desde 2001, quedó un saldo a favor de los argentinos por US$ 400.000, que Traffic giró junto con esa carta, que Milliet concluyó con la siguiente frase: «De acuerdo con los entendimientos habidos con el señor presidente [por Grondona], cúmplenos informar que quedan cancelados los créditos y deudas entre la AFA y Traffic con relación a los eventos sudamericanos de fútbol de selecciones realizados hasta hoy».

Así fue. Apenas dos días después de la carta, la AFA cobró el equivalente en pesos de esos US$ 400.000 ($ 1.177.000 al tipo de cambio entonces vigente) mediante un cheque de Alhec Tours SA, empresa que años más tarde se haría conocida como la «financiera del fútbol», ya que allí solían acudir dirigentes y representantes para cambiar documentos, aunque su vinculación con la pelota provocaría una investigación (escuchas incluidas) del juez federal Norberto Oyarbide , que dictó diez procesamientos, luego fueron anulados por la Cámara Federal, que le quitó la causa y la remitió al juez Julián Ercolini para que la comience de manera más prolija.

Pero los fondos subrepticios de Traffic continuaron. El 24 de enero de 2007, a pocos meses del comienzo de la Copa América organizada por Venezuela, el gerente general de esa firma, José Geraldo de Góes, le escribió a la AFA. En su texto, aludió a una «Carta Acuerdo» firmada entre las partes el 12 de enero de 2001: era el convenio marco de los «sobrecachets» para el fútbol argentino.

A través de esa nota de Góes, Traffic reconfirmó que le abonaría US$ 2,5 millones a la AFA en dos cuotas: US$ 2 millones el 7 de marzo de 2007 y US$ 500.000 el 26 de julio, que se acreditaron al día siguiente provenientes de una cuenta del Delta National Bank en concepto de «asignación por participación». Pesificados, la AFA recibió $ 1.535.000.

Tres años después, y en la previa de la Copa América de 2010, se repitió la historia. El 19 de octubre llegó a la AFA la comunicación de cuánto le correspondería por participar en la Copa América de 2011, que organizaba Argentina, con los mejores jugadores. «Además de los valores referidos en el contrato entre Traffic y Conmebol referente a las Copas de 2007, 2011 y 2015, Traffic pagará específicamente a la AFA US$ 3 millones por la Copa América de Argentina 2011. El pago será hecho en tres cuotas iguales de US$ 1 millón, con fechas de vencimiento el 19 de octubre de 2010, el 28 de enero y el 30 de junio de 2011.

Datisa (la empresa conformada por Torneos, Full Play y Traffic) ya habría pagado US$ 40 millones en coimas por los derechos de las Copas América de 2015 (Chile), 2016 (Estados Unidos, del Centenario), 2019 y 2023. Estaba previsto que abonara US$ 70 millones más

Dicho y hecho. El 2 de noviembre de 2010 ingresaron $ 3.915.000 a la tesorería de la AFA (el equivalente a la primera cuota). El 17 de febrero de 2011 se acreditaron otros $ 3.970.000 (la segunda cuota), Y el 5 de julio, los últimos $ 4.070.000 correspondientes a la tercera cuota.

Estos US$ 3 millones correspondientes a la Copa América de 2011 pueden contar con un valor especial. Podrían ser el supuesto soborno de siete cifras que, según los investigadores del Departamento de Justicia, el «Co-Conspirador #10» (sería Grondona) le pidió a Hawilla. Sin embargo, la ruta del dinero refleja que se trataría de otra suma pactada entre Traffic y la AFA. ¿Por qué? Porque la cifra denunciada por los Estados Unidos la negoció, según la acusación, el entonces CEO de Torneos, Alejandro Burzaco, en representación del «Co-Conspirador #10». Y ese dinero nunca ingresó a la AFA, mientras que los US$ 3 millones que Traffic pagó como sobrecachet sí figuran en los libros contables del fútbol argentino.

En cualquier caso, los sobrepagos continuaron. El 29 de mayo de 2013, el comité ejecutivo de Conmebol sesionó en la paradisíaca isla de Mauricio, sede del congreso de la FIFA. Ese día, el fútbol sudamericano resolvió abonarle US$ 4 millones adicionales a la AFA «por su participación en la organización de la Copa América 2011». El importe debía ser abonado «antes de la Copa América 2015». Documentos internos de la Conmebol muestran que la cifra a favor de la AFA se acreditó el 2 de enero de 2014.

Foto: Archivo 
 

La matriz continental

Pero si el «sobrecachet» ya era casi una tradición, el negocio de las transmisiones televisivas de la Copa América se reconfiguró en 2013, cuando nació «Datisa», una empresa creada y distribuida por tercios entre Traffic, Torneos y Full Play, de los argentinos Hugo y Mariano Jinkis (ayer quedaron detenidos por Interpol tras presentarse ante el juez Claudio Bonadio ,ver página 13 de la Deportiva). A partir de ese momento, los derechos para cada país pasaron a distribuirse de acuerdo con la «experiencia» de cada socio en los diferentes mercados. Así, por ejemplo, en la Argentina Torneos se encargó de negociar la venta de los derechos con la Jefatura de Gabinete (como promotora del Fútbol Para Todos) y con DirecTV. Y en Chile, un informe del Centro de Investigación Periodística (Ciper) estableció que el canal 13 de ese país le pagó US$ 2,5 millones a Full Play por los derechos de la Copa América de 2011. Cuatro años después, el importe subió a US$ 12 millones. «Ahora, en perspectiva, nos damos cuenta por qué esta Copa América fue tan cara. Tenían que pagar millones de dólares en coimas», cuenta un ejecutivo del canal fuera de micrófono citado en el informe periodístico.

Torneos se encargó de negociar la venta de los derechos con la Jefatura de Gabinete (como promotora del Fútbol Para Todos) y con DirecTV. Y en Chile, el canal 13 de ese país le pagó US$ 2,5 millones a Full Play por los derechos de la Copa América de 2011. Cuatro años después, el importe subió a US$ 12 millones.

Pero Full Play tejió fluidos contactos no sólo en Chile, sino en la mayoría de las asociaciones del continente, por lo que no les costó demasiado esfuerzo reunirse con los directivos de los canales de todo el hemisferio interesados en comprar los derechos en las oficinas de Núñez, cerca del estadio Monumental.

«Hay una matriz de negocios de este tipo en todo el continente», denuncia Graciela Ocaña. «El objetivo es tener ganancias a toda costa. El dinero que Traffic, por ejemplo, le giró a la AFA, no está alcanzado por impuestos. Y no sabemos en qué gastó la AFA el dinero. La operatoria muestra que Traffic tenía una ganancia ilegítima, no justificada. Ese dinero es el que servía para pagar sobornos o hacer este tipo de retornos».

El esquema de coimas según la justicia de EE.UU.

De acuerdo con la acusación del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Datisa (la empresa conformada por Torneos, Full Play y Traffic) ya habría pagado US$ 40 millones en coimas por los derechos de las Copas América de 2015 (Chile), 2016 (Estados Unidos, del Centenario), 2019 y 2023. Estaba previsto que abonara US$ 70 millones más: $30 millones por la de 2016 (US$ 10 millones para Concacaf y US$ 20 millones para Conmebol); US$ 20 millones por la de 2019 (a Conmebol) y la misma cifra por la de 2023. En total, y por derechos televisivos, Datisa debía desembolsar US$ 352,5 millones. Entre supuestos sobornos y pago por derechos, la empresa debía afrontar un costo de US$ 462,5 millones

29,1 millones de dólares

Fue el superávit de Traffic por la Copa América de Venezuela 2007, con una facturación de US$ 64,2 millones, más del doble que en 2001.

«Todos podemos salir lastimados por este tema. Todos podemos ir a prisión»

La frase de Alejandro Burzaco, en la presentación de la Copa América del Centenario, que se jugará en 2016 en EE.UU., integra la acusación del Departamento de Justicia norteamericano contra el ex CEO de Torneos y 13 personas más..

Fuente: La Nación, 19/06/15.

 

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La FIFA, la AFA, Grondona, Cristina y los 40 …

mayo 30, 2015

La FIFA, Cristina y los sonidos del silencio

Por Alberto Amato.

Borges lo decía con palabras justas: “Ya no es mágico el mundo. Te han dejado”. Eso es perder la inocencia.

El escándalo que envuelve a la FIFA y que estalló en la alta noche suiza del martes, reveló que el mágico mundo de la pasión que despierta el fútbol, los himnos y las banderas que la alimentan, los colores impresos a fuego en casacas y en corazones, las copas por las que países y equipos alistan a sus mejores hombres que adoptan la actitud y pose de los guerreros, todo ese mundo entrañable de esperanzas y de gloria, de derrotas y llanto, se mueve en verdad en un estercolero maloliente en el que reinan la corrupción, el soborno y la coima. Eso también es perder la inocencia.

Por supuesto, el máximo responsable del organismo y del fútbol mundial, Joseph Blatter, recurrió el jueves a la política del mafioso al que sorprenden con los pantalones bajos: se excusó con argumentos pueriles (“No se puede controlar a todos todo el tiempo”), puso la culpa lejos (“Los que están corrompiendo al fútbol son una minoría”, tal vez como la minoría de inadaptados que desde hace medio siglo llena de violencia los estadios) y se aferró a su sillón de todopoderoso. De manual. Le salió estupendo: ayer fue reelecto al frente del estercolero.

El pozo negro que destapó en la FIFA la investigación de la Justicia de Estados Unidos, dejaba escapar su mal olor de vez en vez, sin que el hedor y las secreciones salpicaran demasiado. Pero el pozo existía, era conocido, y se hablaba entre murmullos de su existencia y de sus secretos; a veces, esa calma tormentosa era interrumpida por alguna denuncia extemporánea, por alguna amenaza de revelar lo inaceptable: nada que no fuera controlable por quienes hoy dicen no poder controlarlo todo.

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La FIFA empleó una fórmula, también inaceptable, que asegura que si algo no se habla, no existe. Y que, por tanto, sólo existe aquello de lo que se habla, aunque esa existencia sea dudosa: por ejemplo, la transparencia de los negocios en el fútbol. Uno de los cultores de ese silencio fue Julio Humberto Grondona, que murió en julio del año pasado, fue el mandamás del fútbol durante treinta y cinco años y está sospechado de haber pactado una coima de quince millones de dólares para que la Conmebol cediera los derechos de televisión e imagen de cuatro copas América.

Grondona, como Blatter y la mayoría de los dirigentes acusados hoy de corromper el fútbol, pertenece a una generación que fue testigo y parte de cómo, en cuatro décadas, el fútbol pasó a ser de un monumental negocio, a una colosal industria, con extensiones políticas, que mueve miles de millones de dólares anuales, muchos más que el Producto Bruto Interno de algunos países. Se ha dicho en estos días, pero siempre es bueno recordarlo, que el casi eterno titular de la AFA y, en su momento, número dos de Blatter, solía lucir un anillo que era su lema de vida y que también estaba grabado en su sitial de trabajo: “Todo pasa”. Que lo diga el reelecto Blatter.

Como anécdota de color, en pleno velatorio de Grondona en el predio de la AFA, en Ezeiza, los dirigentes de la Conmebol removieron poco menos que a empellones a quien era su titular, el uruguayo Eugenio Figueredo, que pidió un puesto en la FIFA a cambio de su adiós, y hoy está preso en Suiza. Cosas que pasan.

Lo que resulta interesante es el buen resultado que en el corto plazo da la política de no hablar de la corrupción para que esta no se note. A la larga, es un desastre. Pero en el mientras tanto, ayuda.

Salvando las distancias, y sin ánimo de comparar, ni mucho menos igualar, en la misma semana en que temblaba en Suiza el imperio del fútbol, los representantes oficialistas en la Auditoría General de la Nación echaron tierra y cemento sobre un crítico informe del organismo que revelaba presuntas irregularidades y sobreprecios en la compra de material ferroviario a China. No solo sepultaron el informe, sino que elaboraron otro en el que elogiaron la actual política ferroviaria.

De tal forma, y aunque la AGN queda de alguna forma ligada a aquello que se presume debe combatir, al no revelar la presunta corrupción hace que ésta no exista, o sea menos perceptible al menos por un tiempo y en apariencia. Hay, a la hora de hablar de corrupción en la Argentina, un terreno pantanoso y cargado de bruma que apunta primero a la resignación y que admite una vaga “corrupción estructural” que lo engloba casi todo y, luego, una serie de códigos de disparate, nunca escritos, que aseguran que es más corrupto quien acepta una coima que quien la ofrece. Cosas que pasan.

También esta semana, donde pareció que estallaban los sonidos del silencio, un estudio de la Sedronar reveló que el treinta por ciento de los chicos de 14 años o menos, bebió alcohol en el último mes. La cifra eleva en un siete por ciento un estudio similar de 2009, lo que implica que cada vez hay más chicos que beben más alcohol. Un estudio complementario muestra también que pese a que el noventa por ciento de los padres jura que el diálogo es útil, el cuarenta por ciento admitió no haber hablado nunca con sus hijos de los peligros del alcohol.

De nuevo, el silencio engaña y dice atemperar el drama cuando en realidad lo agrava.

Entre tantas cosas no dichas, la presidente Cristina Kirchner evitó mencionar esta semana, en los actos por el 205 aniversario de la Revolución de Mayo, a la Revolución de Mayo y a aquellos muchachos entusiastas y enfrentados que dieron el primer paso hacia la libertad de esta tierra. Aprovechó la volada en cambio para hacer un acto de campaña electoral que estuvo más ligado al fervor de un lanzamiento que a la certeza de una retirada. Acaso sin proponérselo, terminó por equiparar aquel mayo iniciático para América Latina con el mayo de la asunción de Néstor Kirchner en 2003.

También destacó “la estabilidad y la experiencia” de la gestión de su favorito, Axel Kiciloff y elogió la economía que no crece desde hace dos años, con una industria que lleva veintiún meses cuesta abajo y sobre la que los expertos trazan sombras de tragedia inevitable. Según Pierpaolo Barbieri, asesor del Consejo sobre el Futuro de Europa del Instituto Berggruen para la Gobernanza, la misma cantidad de pesos argentinos que en 2001 compraban un auto, sirven hoy para comprar un smartphone.

Pero de eso, no se habla.

Fuente: Clarín, 30/05/15.

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