Diez crudas realidades de la Marihuana
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El encontrar una justificación ante determinado comportamiento o actitud, que bien pudiese ser merecedor de algún tipo de reproche, es parte de la naturaleza humana, llenándonos muchas veces de excusas que pretendan solapar lo negativo de nuestros actos, pues bien, en algunas ocasiones, las consecuencias de esta permisividad que pretendemos ganar, puede servir erradamente de influencia para otros, dando origen así a patrones culturales que no sólo sean cuestionables por la moral, sino que difundan ideas que puedan realmente ser dañinas para el colectivo.
Este ha sido el caso que ha girado en torno a la marihuana durante los últimos años, haciendo crecer sobre el consumo de ésta, toda una serie de falsas justificaciones con la pretensión de ofrecerla como inocua y hasta beneficiosa, sin embargo, la cruda realidad está muy lejos de lo que se está manejando en la sociedad, y más aún entre los jóvenes, quienes incurren en el consumo de la marihuana fielmente convencidos de que les hará un bien.
Veamos entonces sólo un apartado de 10 crudas realidades que la mayoría desconoce, entre todos los daños reales que el consumo de la marihuana acarrea, no sólo para el consumidor, sino para quienes le rodean, e inclusive para aquellos que ni siquiera le conocen.
Realidad # 1
Hablando de inocencias, lo primero que debemos aclarar es que ninguna droga es más inocente que otra, no existe tal división entre drogas duras y blandas, eso sólo ha sido una mera especulación ya que el consumo de cualquier droga puede acarrear consecuencias y muy duras por demás. Los efectos del consumo de marihuana pueden variar entre las personas y en ocasiones con respuestas completamente inesperadas, por lo que su consumo jamás podrá garantizarse como seguro.
Realidad # 2
La falsa idea sobre que la marihuana no mata, se centra en el hecho de que no existe un riesgo real de muerte por sobredosis con su consumo, sin embargo, la alteración de la percepción y los reflejos, además de la conducta de quien está bajo los efectos de la marihuana, podrían resultar potencialmente mortales para otras personas, tal es el caso de los miles de accidentes anuales que ocurren como consecuencia de la imprudencia de manejar bajo los efectos de la marihuana, todos hacen campaña contra el alcohol y sus efectos, pero nadie habla con respecto a los mismos resultados por la marihuana.
Realidad # 3
Puedo dejarla cuando quiero. Pues crudamente no es así, muy por el contrario a lo que se justifica, la marihuana sí produce adicción y ésta no sólo tiene naturaleza psicológica, sino también química, de hecho, el Tetrahidrocannabinol (THC), su alcaloide base, tiene la capacidad de transformar la química cerebral al punto de producir su propio neurotransmisor asociado, el cual nunca dejará de estar latente por mucho que se haya dejado de consumir la marihuana, efecto que hasta ahora no se ha encontrado por parte de ningún otra droga.
Realidad # 4
Es un puente para las demás drogas. Eso es algo que debería estar más que claro. Estás justificando el consumo de una droga, da lo mismo si consumes cualquier otra, porque de todos modos te las arreglarás para justificarlo, ¿lo entiendes así o necesitas que sea más crudo? La marihuana sirve de potenciador neurológico para los efectos de otras drogas, incrementando así los niveles de adicción, y si consumes marihuana tendrás un mayor riesgo de pasar a consumir en algún momento cualquier otra droga, bien sea porque el entorno se hace más propicio para ello, o porque la propia insatisfacción te impulse hacia algo más fuerte. Por donde lo veas, no es más que una vil trampa.
Realidad # 5
Adiós al placer. El consumo frecuente de marihuana irá afectando a los niveles normales de dopamina, uno de los neurotransmisores más importantes para la regulación de la conducta y la atención y el principal responsable de las sensaciones de placer, el cual se ve progresivamente disminuido por la acción de la marihuana, reduciendo así el placer y estímulo que sientes, y eso se aplica en todas las áreas, inclusive el sexo.
Realidad # 6
¿Recuerdas que hablé sobre que afecta la atención? Pues bien, la marihuana altera de tal manera el funcionamiento del cerebro que conlleva a la pérdida de neuronas, afectando seriamente las actividades cognitivas y por ende tu capacidad para aprender y concentrarte, por lo que es enemiga número 1 de las personas que desean ser exitosas y brillantes.
Realidad # 7
Como si fuese poco lo descrito hasta ahora, otro crudo desenlace tras el consumo de la marihuana del que nadie habla es de los trastornos de personalidad que ésta genera, siendo un potencial desencadenante de episodios psicóticos y psicosis debido a la alteración no sólo de los neurotransmisores, sino también de los genes que les regulan.
Realidad # 8
Para que no puedas ni reproducirte. La marihuana es capaz de alterar la forma y la capacidad de movilidad de los espermatozoides, por lo que puede hacer que desarrolles infertilidad en muy poco tiempo, o peor aún que al procrear, el bebé desarrolle un sin número de problemas inmediatos o futuros, aún cuando la madre nunca hubiere consumido marihuana, por lo que los hombres deberán también considerar su consumo de marihuana como un factor de alto riesgo a la hora de desear concebir un hijo.
Riesgo # 9
La marihuana se ha impulsado legalmente tras un supuesto de propiedades medicinales para los pacientes con padecimientos crónicos del sistema respiratorio, hecho que hasta la actualidad no se ha podido comprobar científicamente, muy por el contrario, todos los estudios concluyentes han determinado que el consumo de la marihuana afecta negativamente al sistema respiratorio, irritando a los pulmones del mismo modo que lo hace el tabaco, sin dejar rastros de ningún tipo de beneficio, pero sí del incremento de condiciones para el desarrollo de múltiples infecciones y alteraciones en los tejidos.
Riesgo # 10
Los consumidores de marihuana suelen emplearla antes de tener relaciones sexuales. La alteración que la marihuana genera sobre el comportamiento y la percepción, puede hacer perder la noción de ciertos factores de responsabilidad, tal y como lo es la protección sexual, por lo que se convierte en un elemento de riesgo para el incremento de la transmisión de enfermedades sexuales.
Aún queda mucho por indagar en los múltiples estudios que se están realizando sobre la marihuana, sin embargo, los pocos recursos terapéuticos en los cuales se está viendo empleada han de mantenerse bajo la estricta vigilancia y prescripción de verdaderos profesionales, quienes cada día más están prescindiendo de su uso, por la consideración de los altos niveles de riesgo y efectos adversos que se están demostrando, lo cual tal vez en un tiempo no muy lejano conlleve hacia la verdadera concientización sobre el gran problema del consumo de la marihuana.
Fuente: Grandes Medios.
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Científicos de la Universidad de Oulu, en Finlandia, han conseguido concluir que fumar marihuana en la etapa de la adolescencia incrementa el riesgo de volverse psicóticos durante los años siguientes. Los resultados de esta investigación fueron publicados en The British Journal of Psychiatry.
Los expertos determinaron que aquellos adolescentes que fumaron cannabis al menos cinco veces ya poseen un riesgo mayor de sufrir trastornos de salud psíquica en su edad adulta.
Para obtener estos resultados, el grupo de científicos analizó a 6.000 personas, desde que tenían 15 hasta que llegar a los 30 años, observando sus hábitos, el desarrollo de dependencias y condición psíquica.
Los mismo efectos del tabaquismo
El mismo equipo realizó otra investigación y estableció igualmente que el tabaquismo conlleva para los jóvenes un riesgo más elevado de padecer problemas psíquicos en comparación con los que no fuman. Según el estudio, el riesgo es mayor cuando esa adicción se desarrolla en menores de 13 años.
Fuente: Grandes Medios, 2018.
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Confirman que la marihuana deteriora la capacidad cerebral.
Por Georgina Elustondo.
Uno de los estudios más amplios sobre los efectos en la salud del uso persistente de cannabis revela que deteroria el coeficiente intelectual y que afecta la memoria y otras funciones mentales. Los daños, aseguran los científicos, son irreversibles.
Se ha instalado y crecido al amparo de discursos que la aseguran inocua. Se dice, de la marihuana, que no genera adicción, que es menos tóxica que el tabaco y que hasta puede resultar beneficiosa en algunas circunstancias. Tres «mitos» que gozan de una controvertida aceptación social y que la ciencia médica refuta a rajatabla. «Nada más alejado de la realidad», enfatizaron desde la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) al difundir que uno de cada cuatro pacientes en tratamiento en centros dependientes del organismo esteban siendo rehabilitados por adicción a la marihuana. Pues bien: una flamante investigación, realizada en Nueva Zelanda, asegura que su uso persistente, sobre todo en adolescentes, deteriora significativamente y de forma irreversible las funciones cerebrales.
La investigación es una de las más amplias que se han llevado a cabo sobre los efectos de la marihuana en el cerebro. Los científicos siguieron durante más de 20 años a un grupo de 1.000 jóvenes y encontraron que los que habían comenzado a usar marihuana antes de cumplir los 18 años -cuando su cerebro estaba aún desarrollándose- mostraban una reducción «significativa» en su coeficiente intelectual.
Un equipo de investigadores, dirigido por la profesora Madeline Meier de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos, analizó el impacto del uso de marihuana en varias funciones neuropsicológicas de 1.037 individuos nacidos entre 1972 y 1973. Los científicos siguieron a los participantes hasta que cumplieron 38 años, realiándoles entrevistas y estudios periódicos. Tomaron en cuenta factores como dependencia de alcohol y/o al tabaco, uso de otras drogas y nivel de educación.
Al evaluar todos los casos, encontraron que los participantes que habían usado persistentemente marihuana mostraban un «amplio deterioro» en varias áreas neuropsicológicas, como funcionamiento cognitivo, la atención y la memoria. Quienes habían usado la droga al menos cuatro veces a la semana, año tras año, durante su adolescencia, sus 20 años y, en algunos casos, sus 30 años, mostraron una reducción en su coeficiente intelectual. La relación, concluyel el estudio, es inapelable: cuanto más fumaba el individuo, mayor la pérdida en el CI.
Uno de los puntos mas importantes del estudio fue demostrar que el daño era irreversible. Al dejar de usarla o reducir su uso no lograron restaurar completamente su pérdida de CI. Es decir, los efectos neurotóxicos son clarísimos y el daño es permanente.
El estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Robin Murray, profesor de psiquiatría del King’s College de Londres, explicó que el estudio es «una investigación extraordinaria. Es probablemente el grupo de individuos que ha sido más intensamente estudiado en el mundo y, por lo tanto, los datos son muy buenos. Hay muchos informes anecdóticos de que los usuarios de marihuana tienden a ser menos exitosos en sus logros educativos, matrimonios y ocupaciones. Este estudio ofrece una explicación de por qué puede ocurrir».
Fuertemente adictiva
Según datos del Registro Continuo de Pacientes en Tratamiento de SEDRONAR, en 2005 la marihuana motivó el tratamiento del 25% de los 2.369 pacientes que estaban siendo rehabilitados en 53 centros de todo el país. «Este alto porcentaje desmiente los discursos habituales sobre la marihuana, que insisten en instalarla como una droga que no genera mayores daños sobre la salud. Es mucha la gente que no puede dejarla ni manejarla y que está padeciendo las consecuencias de su consumo», destacó Diego Alvarez, que estaba al frente del Observatorio de Drogas del organismo en ese momento.
«Es un mito que la marihuana no tiene toxicidad. Es una droga con sustancias psicoactivas muy potentes, que impactan sobre el sistema nervioso central y el aparato cardiovascular», agregó la toxicóloga Norma Vallejo. «El uso crónico genera pérdida de interés y del deseo, fatiga, alteraciones de humor, disminución de la capacidad de concentración y depresión del sistema inmunológico. Además, afecta la fertilidad y aumenta las probabilidades de sufrir cáncer, enfermedades pulmonares y psicosis», subrayó. «Muchos aseguran que el porro es menos dañino que el tabaco, y no es así. Su toxicidad es mayor porque se fuma distinto: se retiene más en las vías respiratorias y, en el proceso de fumado, desprende más monóxido de carbono que un cigarrillo».
Los daños que puede generar la marihuana son múltiples y difieren mucho según la persona: como dicen en la jerga, «a cada uno le pega distinto». Pero hay algo que afecta a todos los consumidores por igual: la adicción. «La marihuana genera dependencia física y, sobre todo, psicológica. Como otras drogas, excita y provoca un aparente estado de bienestar porque actúa sobre el sistema de recompensa del cerebro. El mismo, al ser estimulado, pide más», destacó la especialista.
En el caso de la marihuana la adicción no está asociada necesariamente a la frecuencia de consumo. Tiene que ver con las particularidades de cada persona. Para evaluar si hay dependencia se observa si el consumidor desarrolló tolerancia (si el organismo se habituó y debe fumar más para lograr el mismo efecto), si su cotidianidad sufrió cambios (rutinas, hábitos, manejo del tiempo) y si hay manifestaciones que indiquen síndrome de abstinencia: «Si no puede dejar de fumar, si se pone irritable, transpira frío o no puede socializarse ni disfrutar cuando no fuma», explican los expertos.
Los efectos menos conocidos del cannabis
Según diversos estudios de sociedades científicas de gran prestigio internacional, el uso persistente de marihuana provoca pérdida de memoria, reduce el rendimiento y altera las capacidades cognitivas. Puede producir depresión, ansiedad, psicosis y, en el peor de los casos, esquizofrenia.
Los poderes psicotrópicos del cannabis son conocidos por el ser humano desde hace miles de años. Sus ‘propiedades embriagadoras’, como decía Herodoto en el siglo V, se deben fundamentalmente al delta-9-tetrahidrocanabinol (THC), el cannabinoide responsable de sus efectos en el cerebro. Cuando se inhala esta sustancia, el THC llega rápidamente al cerebro a través de la sangre. Sus efectos se sienten a los pocos minutos y pueden durar hasta dos o tres horas.
Una de las consecuencias menos conocidas tienen que ver con los trastornos psiquiátricos. El consumo de porros multiplica por dos las probabilidades de sufrir brotes psicóticos (con más riesgo a mayor dosis). Varios estudios coinciden en que la marihuana podría actuar como desencadenante de estos ataques en personas con una cierta predisposición genética. El riesgo se acentúa cuando el consumo se inicia antes de los 15 años.
A su vez, un informe elaborado por expertos de la Oficina de Control de Drogas de la Casa Blanca (EEUU), advierte de que los adolescentes que fuman marihuana tienen hasta un 40% más de riesgo de sufrir depresión, ansiedad, psicosis (alucinaciones) o algún tipo de enfermedad mental; especialmente en el caso de las chicas. Y aunque no se ha demostrado de una manera estadísticamente significativa que pueda causar esquizofrenia, sí parece que empeora sus síntomas y agrava los ataques.
No es lo mismo usar una droga que ser adicto a ella. Muchos consumidores no se convierten en adictos. Pero vale medir y conocer las consecuencias. Según datos del 2007, en nuestro país más del 6 por ciento de la población consume habitualmente marihuana, una cifra que convierte a la Argentina en el país de mayor consumo de América latina.
Fuente: Clarin.com, 2014.