El valor del ocio
junio 5, 2018
La primavera pasada olvidé la palabra “pasatiempo”. Había salido a caminar con unos amigos y les estaba explicando lo feliz que mi pareja se ha sentido desde que armó una banda musical hace poco con algunos amigos.
“Creo que es bueno tener esta salida creativa que no es trabajo”, les dije a mis amigos. “No tiene que ser algo para ganar dinero, solo es algo que les permite relajarse y divertirse”.
Mis amigos me recordaron que hay una palabra para definir eso.
Para muchos de nosotros, las expectativas de tener una vida productiva en todo momento han hecho que los pasatiempos sean cosa del pasado, relegados a simples recuerdos de lo que solíamos hacer en nuestro tiempo libre. Aun peor: muchos pasatiempos se han convertido en un trabajo extra o en puntos de partida para desarrollar una carrera, convirtiendo lo que supuestamente hacemos por diversión en… más trabajo. (“¿Te gusta bordar? ¡Deberías vender lo que haces!”).
Es momento de que dejemos de pensar los pasatiempos en términos de productividad: su valor está más allá de su relación con el trabajo. Sí, los estudios han demostrado que tener un pasatiempo puede hacer que seas más productivo en el trabajo, pero los pasatiempos también te pueden recordar que el trabajo no lo es todo.
“¿No crees que te delata mucho el haberla olvidado?”, me dijo Brigid Schulte, autora de Overwhelmed: Work, Love and Play When No One Has The Time, cuando le conté que no había podido recordar la palabra.
“Es un indicador claro de lo que sucede en nuestra cultura en este momento, en el que puedes olvidar que existe algo que te gusta que no está ligado al trabajo ni a la productividad”, dijo Schulte.
Mientras hacía investigaciones para su libro, Schulte se dio cuenta de la cantidad de actividades que son presentadas como si su propósito fuera aumentar la productividad y no solo ser disfrutables. Notó que a muchas personas les costaba trabajo dejar de pensar en esos términos, aunque descubrió que recalcar “los estudios sobre la necesidad de un espacio donde estés en calma y que te lleve a la introspección” ayudaba a alejarnos algo de ese modo de ver los pasatiempos.
Sin embargo, Shulte añadió que incluso cuando saben que es así las personas siguen considerando que los pasatiempos son medios para mejorar su desempeño en el trabajo.
De hecho, la relación conflictiva con el ocio no es nueva. Mucha gente no tiene acceso a descansos pagados; la que sí lo tiene muchas veces no toma todos sus días de vacaciones o pasa sus días libres revisando correos electrónicos del trabajo. A muchos nos educaron para repudiar la improductividad y hemos estructurado nuestra cultura alrededor del trabajo, en vez del esparcimiento.
Lo más curioso de todo esto es que, en cierta forma, los pasatiempos sí te convierten en alguien más productivo. Un estudio realizado en 2009 demostró que dedicar más tiempo a actividades recreativas tiene una correlación con la presión arterial baja, menores niveles de depresión y de estrés, un mejor estado psicológico en general y un mejor desempeño físico. Los pasatiempos también pueden motivar tu creatividad o permitir que observes los problemas desde otro ángulo tras concentrarte en algo más.
Claro que presentar de esta manera los pasatiempos conlleva el problema original: hemos profesionalizado y productivizado nuestros descansos del mundo laboral.
“Al pensar en la relación entre trabajo y ocio, podría argumentarse que en lugar de pensar cómo el esparcimiento puede fomentar una mayor productividad en el trabajo, una consideración más importante sería pensar en cómo el trabajo inhibe nuestro tiempo libre”, dijo Thomas Fletcher, presidente de Leisure Studies Association (asociación para el estudio del ocio) y profesor sénior de la Universidad Leeds Beckett en el Reino Unido.
Si vemos nuestro trabajo como algo que hacemos para poder disfrutar de tiempo libre, en lugar de ver nuestros pasatiempos como algo que reduce el estrés para que podamos volver al trabajo, podríamos realmente comenzar a disfrutar nuestras vidas (ya sé, qué disparate).
Vale la pena mencionar que, para muchas personas, hay obstáculos estructurales para tener pasatiempos y momentos de ocio. Es más fácil tener un pasatiempo si cuentas con factores como un salario fijo, un costo de vivienda accesible y un sitio confiable para el cuidado de los hijos. Si tienes dos trabajos y dependes de una cartilla de racionamiento o de cupones para poder comprar alimentos, es mucho menos probable que empieces a tomar clases de acuarela.
Sin embargo, hay una razón por la que incluso los que contamos con vacaciones pagadas no las estamos tomando y por la cual en lugar de salir a las cinco de la tarde del trabajo, estamos revisando el correo electrónico y los mensajes de la oficina hasta que nos quedamos dormidos.
“Existe esta cultura orientada a los logros”, dijo Schulte, que nos enseña que nuestro único propósito debe ser producir. ¿Por qué tomar clases de guitarra si no te vas a convertir en el mejor? ¿Por qué hacer algo que no puedes vender? Mejor invierte tu tiempo en hacer algo que sítenga valor real. “Te mantienes ocupado y sientes que no lo mereces y que necesitas ganártelo”, dijo.
Fletcher recalcó este punto: cuando tenemos la oportunidad de gozar de tiempo de ocio real o no lo tomamos o nos sentimos culpables por hacerlo.
“En resumen”, dijo, “el tiempo de esparcimiento que pasamos haciendo lo que queramos es una aspiración y, cuando llega, termina siendo un placer culposo (con énfasis en el factor de la culpa)”.
Así que, ¿qué se necesitará para que eliminemos esa culpa y comencemos un proyecto por pura diversión? Según Schulte, la mayoría de la gente no se da cuenta del valor de su tiempo libre hasta que se obliga a tomarlo, y cuando lo hace no puede parar.
“Tienes que comenzar a experimentar este tipo de momentos, y una vez que te des cuenta de lo que hacen por ti y lo valiosos que son, vas a querer más”, dijo. “Y podrás de hecho tomar la decisión de crear espacio para tomarlos”.
Como cualquier hábito, hay que cultivar de manera activa darse tiempo libre o adquirir un pasatiempo. Y sí, pueden reducir tu estrés y despejar tu mente, lo que quizá te ayude en el ámbito laboral. Pero ¿cuál es el beneficio más significativo? Podrás, al fin, “sumergirte en la maravillosa experiencia de estar vivo”, dijo Schulte.
Buenos Aires: Explorando la avenida Córdoba
septiembre 3, 2016
GPS avenida Córdoba: instrucciones para armar un paisaje de cuento
Imponente. El Palacio de Aguas Corrientes, cuya construcción comenzó en 1887. En Córdoba al 1900.
Afuera, techos franceses y cerámicas inglesas y belgas. Escudos. Mármoles. Y adentro, vigas de hierro y tanques para más de 72 millones de litros agua potable. Todo a lo grande, exhuberante.
Desde que inauguraron el Palacio de Aguas Corrientes, en 1894, sobre la actual avenida Córdoba al 1900, la zona creció, se superpobló, decayó, cambió. Y el uso de ese edificio, también.
Pero igual siempre cazó, caza miradas. ¿Quién querría resistirse a un depósito que apabulla con lujo y belleza poco convencional, “un palacio fingido, un lago escondido”, como lo definió un el escritor español Vicente Blasco Ibáñez cuando visitó Buenos Aires para el Centenario de la Revolución de Mayo?
Mirá el video sobre el Palacio de Aguas Corrientes / DyN
Sobre ese Palacio, leé también La historia de un edificio emblemático de Buenos Aires
Sin embargo, hay otras obras –o, reformas mediante, rastros de ellas – que vale la pena ver por ahí, en el tramo de Córdoba entre Riobamba y Paso.
Son obras valiosas y modestas, más, en comparación con aquel gigante. Algunas fueron hechas por arquitectos que hicieron historia. El italiano Virginio Colombo, referente del Art Nouveau y las formas combinadas del modernismo. O el húngaro José Kalnay, figura del Art Decó y el racionalismo. Otras, en cambio, resultan curiosas. Y las hay simplemente lindas.
La Asociación Art Nouveau de Buenos Aires (AANBA), cuya labor acaba de ser declarada de interés cultural por la Legislatura porteña, ofrece un mapa con algunos de ésos y otros datos, que se pueden usar como instrucciones para empezar a andar.
Igual, el camino no es fácil. Los detalles suelen ser los imanes de los trabajos allí mencionados. Y en medio del bullicio de la avenida, habrá que estar atento para encontrarlos.
No importa. Explore igual. Hay mascarones misteriosos, breves hileras de triángulos que envuelven ramos de flores “dibujados” con hierro y balcones curvos, como una sonrisa.
Explore porque así, entre el Palacio y esas joyitas dispersas, este tramo de Córdoba podrá ofrecer un paisaje alternativo a la típica combinación de vértigo y monumentalidad del Centro porteño. Un paisaje de cuento. Un paisaje para armar.
Respecto de los estilos modernistas en Capital, leé Destacan a Buenos Aires como la capital del Art Nouveau latinoamericana
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Posible recorrido:
1) Depósito de lujo. El Palacio de Aguas Corrientes fue hecho entre 1887-94 para proveer de agua potable a los porteños, tras devastadoras epidemias. Lo diseñó el ingeniero inglés John Bateman y se hizo bajo la lupa de su par sueco Carlos Nyströmer y del arquitecto noruego Olof Boye. El edificio combina influencias europeas. Algunos expertos destacan las del Segundo Imperio francés. Otros, el cuadro de fantasía victoriana de las fachadas. Aunque trajeron hasta hierros de Bélgica y los techos de Francia, los muros externos, hiperdecorados, son los protagonistas. Celebridades. Sólo en ellos, que estuvieron a cargo de Juan B. Médici, usaron 130 mil ladrillos esmaltados y 300 mil piezas de cerámica importadas de Inglaterra y Bélgica. Además, incorporaron mármoles y terracotas, también inglesas. Lo decoran desde escudos hasta cuadritos con flores.
El interior fue diseñado con paredes de hasta 1,80 metro de espesor y 180 columnas para contener 12 tanques y acá sí usaron ladrillos de San Isidro, locales. Hoy funcionan oficinas de Aysa y el Museo del Agua y la Historia Sanitaria. En Córdoba 1950. Las fachadas parecen inabarcables y lo son. Pero siempre se descubre algo. No cansan.
2) En tren de detalles. El mascarón no sólo atrae e intriga (¿da pistas de alguna emoción o habrá que resignarse y considerarlo impasible?). Con las guirnaldas de hojas, forma “tímidos detalles modernistas”, dicen en AANBA, en este edificio que se atribuye al holandés John J. Doyer, quien llegó al país a fin del siglo XIX para trabajar en estaciones y talleres del ex ferrocarril del Oeste. Al 2011 de la avenida.
3) Rectas y curvas. Mejor desplazar el azul intenso de la pared -no cuesta tanto- y concentrarse en las formas. Y en la herrería, las rectas, esencia del Art Decó, y las curvas, que forman las guirnaldas y ramos de flores típicos del Art Nouevau -junto a otros motivos inspirados en la naturaleza-, conviven sin tensión. Nadie pensaría que esas hojitas quedaron encerradas en los triángulos que componen las rejas, ¿no?
Este edificio residencial fue creado por el arquitecto húngaro Jorge Kálnay (Budapest, 1894- Buenos Aires, 1957), referente del Art Decó local y del racionalismo, y autor además del Luna Park (1932). Lo hizo cerca de 1930, unos nueve años después de que abriera un estudio junto a su hermano Andrés, con quien realizó otras obras notables, entre ellas, la ex sede del diario Crítica, en Avenida de Mayo 1333. Jorge se especializaba en la estructura y Andrés se ocupaba más de la ornamentación, en la que suelen aparecer influencias de la cultura azteca y de otros pueblos indígenas americanos, tal como se ve en la construcción de aquel periódico.
Sobre la sede del ex diario Crítica, te puede interesar El «palacio» de Natalio Botana
Expertos dicen que la sobriedad de la obra de Kalnay, tan ligada a la geometrización extrema de sus diseños, está en este edificio de Córdoba 2015. Está ahí desde antes que la pintura azul y otros cambios.
Respecto de Andrés Kalnay, leé El arquitecto que vino de Hungría y dejó su sello en toda la Ciudad
4) Clásico y moderno. Que los arcos y las columnas decorados con plantas lo distraigan sólo un rato. Como si fueran la foto del balcón de una villa italiana. Porque acá la clave está en la herrería, dicen en la Asociación Art Nouveau de Buenos Aires (AANBA). “Esos son los detalles modernistas más elaborados del edificio”, explican. Pese a la dureza del material, parecen sinuosos, flexibles, vitales, inspirados en la naturaleza, como sucede con el Art Nouveau típico. En el frente se lee que lo construyó el arquitecto L. Mentasti pero no hay certeza del año. “Tiene cúpula cuadrada con aguja pararrayos pero la puerta de acceso original se perdió ”, agregan en AANBA. En Córdoba 2462.
5) Huellas Nouveau. Nadie lo diría al verlo a simple vista. Básicamente, por lo despojado del frente. Pero este edificio es del italiano Virginio Colombo (Milán 1885- Buenos Aires, 1927), figura clave del Art Nouveau local. Investigadores señalan que tuvo una cúpula más importante y querubines, ya perdidos. Pero conserva la gracia de las curvas y formas de nautilus (moluscos) que Colombo solía utilizar en la herrería. Además de viviendas, albergaba una farmacia, “La Antigua” para algunas fuentes, “Capitolio” para otras. Justo en la esquina de Córdoba y Paso.
Sobre la obra de Colombo, te puede interesar: GPS Once y Congreso: por la ruta del Art Nouveau y los exquisitos modernos
Y respecto de la restauración de una obra clave de ese arquitecto, la Casa Calise, Un ícono del patrimonio porteño, listo para iniciar su restauración
Fuente: Clarín, 02/09/16.
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La Noche de las Ideas – Sábado 20/08/16
agosto 12, 2016
La Noche de las Ideas
La Noche de las Ideas será el sábado 20 de agosto de 19 a 2:00 am, en siete puntos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires vinculados al pensamiento, la innovación y la creación. La propuesta es producir un encuentro entre creativos, emprendedores, artistas y filósofos y todos los vecinos que deseen participar de una noche diferente.
Fuente: http://agendacultural.buenosaires.gob.ar/evento/la-noche-de-las-ideas/13018
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Rio de Janeiro: tres opciones cercanas
agosto 9, 2016
Para los turistas que quieran tomar un descanso de Rio de Janeiro lejos de la congestión de los Juegos Olímpicos, una posibilidad es realizar viajes de medio día a estos tres lugares.
La playa de Grumari, Petrópolis y Niterói quedan a distancias de entre 45 y 75 minutos de la Ciudad Maravillosa, y permiten explorar la historia, la cultura y las artes de Brasil.
Fuente: The Wall Street Journal, 09/08/16.
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