Hiperliquidez en la Economía global

abril 6, 2017

Una política que intensifica la hiperliquidez mundial

China comenzó a financiar en renminbis el intercambio con países y regiones muy vecinas en 2009. 

Por Jorge Castro.

El Banco del Pueblo de Beijing (PBoC) ha firmado 25 acuerdos bilaterales de utilización del renminbi (RMB) en moneda local, o swaps, por más de US$500.000 millones desde diciembre de 2008.

china bandera botonHay que sumarle a este esfuerzo de liquidez internacional los préstamos del Banco Chino de Desarrollo (CDB) por US$400.000 millones y los créditos externos del Banco de Exportaciones e Importaciones de China (EIBC), que alcanzaron a US$300.000 millones en 2016.

Conviene agregar a esta lista los Fondos creados por la República Popular en los últimos 3 años con recursos por US$116.000 millones, distribuidos entre los Fondos de la Ruta de la Seda, del Desarrollo Industrial de América del Sur y de China-África.

La clave de esta estrategia de financiamiento del desarrollo es el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), constituido en 2013 en Beijing por China y otros 56 países, encabezados por Alemania, Gran Bretaña, Francia y Australia — se acaban de sumar recientemente Perú, Venezuela, Canadá y Hungría, entre otros —, con un capital de US$100.000 millones, que treparía a US$350.000 millones en 2020.

Los swaps del PBoC surgieron en 2009 como respuesta a la crisis financiera internacional desatada por el colapso de Lehman Bros. en Wall Street (15-09-2008). En ese momento, el comercio global chino era financiado en más de 70% en dólares estadounidenses y el resto en euros, yenes y libras esterlinas, entre otras.

La caída de Lehman Bros. hundió el comercio internacional de la República Popular en más de 30% entre 2008 y 2010. A partir de allí, China comenzó a financiar el intercambio con los países y regiones cercanas en renminbi, prácticamente todos ellos en el área Asia-Pacífico.

Pero esta regla de estricta vecindad mostró dos excepciones de extrema importancia, que revelaron una nueva prioridad estratégica de la República Popular: la Argentina y Brasil. El vínculo prioritario con estos dos países está estrictamente referido a su condición de grandes productores mundiales de agroalimentos, en especial granos para la alimentación animal (soja, harina de soja, maíz). Junto con EE.UU, los tres países producen más de 90% de los granos para la alimentación animal del mercado mundial, y el primero —como se sabe— es su rival geopolítico.

Esto ocurría cuando China comenzaba a experimentar una gigantesca transición dietaria, con el vuelco masivo de su población al consumo de proteínas cárnicas. Este fenómeno histórico está directamente vinculado al hecho de que el PBI per cápita crece por encima del PBI nominal desde 2009 (8% por año vs. 6,5% anual).

Esta coincidencia o particular constelación astral es lo que le otorga a Brasil y la Argentina una situación de privilegio estratégico en relación con China, y asegura que más de 60% de la inversión directa (IED) de la República Popular en América Latina se dirija exclusivamente a estos dos países . (“Todo nace de una particularidad”, dice Hegel).

El objetivo de China al desatar en 2009 el proceso de internacionalización del RMB no ha sido desafiar la hegemonía mundial del dólar estadounidense, sino financiar en moneda propia y en forma creciente su comercio internacional; y esto lo hizo ante la situación de extrema carencia de dólares norteamericanos provocada en la economía global por el colapso de Wall Street de 2008.

La multiplicación de la liquidez global que realiza deliberadamente China es parte del proceso de internacionalización del renminbi, que consiste en la plena incorporación de su ahorro doméstico (US$6 billones) al sistema financiero internacional.

Éste experimenta una situación de extrema hiperliquidez, con las tasas de interés más bajas de la historia (0,5% / 0% anual). Ahora, la conversión del ahorro doméstico chino en ahorro global —proceso que culminaría en 10 años— equivaldría a la triplicación de la hiperliquidez actual. Es un salto cualitativo que requiere nuevas categorías económicas, ante todo las que suplanten las de “restricción” o “escasez”.

El ritmo de la internacionalización del RMB lo marca el porcentaje del intercambio internacional de la República Popular que cubre su divisa. Esa pauta era 0% en 2008, aumentó a 17% en 2013, trepó a 30% en 2016, y a este ritmo superaría 40% en 2020. El Banco de Inglaterra (BoE) prevé que más de 50% del comercio internacional estará cubierto en 2025 por el RMB.

En el fondo, lo que sucede es que la divisa china está alcanzando a su comercio internacional, que es el primero del mundo desde 2009, cuando dejó atrás a Alemania y a EE.UU.

El intercambio global chino representa hoy 10,4% de las exportaciones y 9,4% de las importaciones mundiales, mientras que EE.UU. ocupa el segundo lugar, con 8% y 12%, respectivamente.

El principio fundamental de Mao es que “(…) la única forma de conducir una tendencia es acelerarla”, y esto es lo que está ocurriendo con el RMB.

Fuente: Clarín, 02/04/17.


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La pérdida de reservas de China

febrero 15, 2017

Cómo nos afecta que China haya perdido US$1 billón en reservas internacionales en los últimos 3 años

Yuanes y dólaresChina ha buscado ser un contrapeso al poder financiero estadounidense.
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Tener US$3 billones en el banco parece un razonable colchón de seguridad.

Pero en el caso de China, no es necesariamente suficiente para que todos los observadores de esa enorme economía duerman tranquilos.

La potencia asiática ha venido perdiendo divisas de modo significativo en los últimos tres años.

Tanto que este enero su nivel de reservas internacionales cayó ligeramente por debajo de los US$3 billones y llegó a su punto más bajo en cinco años.

Un desangre de dólares

De junio de 2014 hasta la fecha, China ha perdido cerca de US$1 billón en reservas internacionales.

Una filtración de divisas que sería gravísima para cualquier economía que no tuviese las dimensiones gigantescas de la china.

Yuan chinoLas reservas chinas cayeron a menos de US$3 billones.

Pero, ¿es algo que debe preocupar a China, y por ende, al resto del mundo?

china bandera botonEn 2015 el banco central de China estuvo gastando reservas a un ritmo aproximado de US$100 mil millones al mes.

La sangría de divisas se ha ralentizado pero sigue siendo significativa.

Esa venta de divisas ha ayudado a mantener al yuan, la moneda nacional, en una posición más fuerte de lo que habría estado de otra manera.

Problema político

Las perspectivas de aumento de las tasas de interés en Estados Unidos y cierta inseguridad por el mercado interno han hecho que algunos inversionistas estén sacando dinero del país, lo que, en otras circunstancias, presionaría hacia una devaluación más fuerte de la moneda china.

YuanChina ha acumulado enormes reservas de divisas.
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Analistas sostienen que el gobierno chino ha venido buscando evitar una devaluación mayor del yuan.

Dicha devaluación intensificaría la inflación en el país, con los problemas políticos que eso representa.

También, muchos negocios chinos tienen deudas en dólares y manejar esas deudas con un yuan severamente debilitado podría llevar a la quiebra de algunas de ellas.

Además, al hacer más baratas las exportaciones chinas a Estados Unidos, una devaluación fuerte intensificaría el potencial de una guerra económica con la Casa Blanca. Especialmente dada la retórica beligerante contra Pekín de Donald Trump.

Por lo que China ha venido intentando una devaluación «ordenada» y gradual del yuan, que está resultando difícil de manejar.

Para lograr esto, Pekín vende dólares y compra yuan. Al aumentar así la demanda por el yuan, estos suben de precio y se contrarresta la tendencia a su devaluación frente al dólar.

No es ilimitado

La pregunta es cuánto más quiere China gastar de sus reservas internacionales.

El país asiático sigue teniendo las mayores reservas de divisas en el mundo. Pero una caída más pronunciada de sus reservas al ritmo actual, llevaría a nuevas dudas sobre el equilibrio macroeconómico del país.

Trump y yuanesTrump acusa a China de manipular su divisa.
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China ha venido regulando con más intensidad la salida de capitales y está reconsiderando algunos proyectos de inversión en el extranjero, para proteger las reservas.

Para América Latina, esto puede representar malas noticias si se tiene en cuenta que muchos países de la región han venido contando con las inversiones chinas como un motor de su economía.

China parece tener menos dinero para gastar en el extranjero y presumiblemente podría reducir el ritmo de sus inversiones en América Latina de continuar la actual tendencia de sus reservas.

Yuan devaluado

Pero sobre todo, el mundo estará pendiente de la capacidad de China para evitar una devaluación fuerte de su moneda.

El diario británico Financial Times citaba estaba semana a Yan Ling, economista de la firma China Merchants Securities, asegurando que haber caído debajo de la cifra de US$3 billones en reservas no era un motivo de alarma particularmente grave.

ShanghaiChina es la segunda mayor economía del mundo.
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«La gente no debería proecuparse demasiado», dijo Yan Ling.

Pero si en algún momento China decidiese que no tenía suficientes divisas para seguir defendiendo el valor de su moneda al ritmo actual, podría sobrevenir una devaluación más intensa del yuan.

Y eso intensificaría la inundación de productos baratos chinos, de la que se quejan muchas economías en todo el mundo.

Además, estaría acentuando la probabilidad de una guerra comercial entre Washington y Pekín, añadiendo aún más a las tensiones económicas y políticas que han venido creciendo entre esas dos capitales.

Por lo que muchos observadores en todo el mundo estarán haciendo fuerza para que los US$3 billones en reservas que le quedan al banco central chino sean más que suficientes para la tarea de evitar una caída abrupta del yuan.

Fuente: BBC Mundo, 15/02/17.


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¿Qué pasa en China?

septiembre 1, 2016

Pese a la tranquilidad del yuan, crecen las preocupaciones por China

El aumento del estímulo y una mejor comunicación del banco central han calmado a la moneda, pero siguen faltando medidas claves para la salud económica de la nación asiática.

Por Carolyn Cui en Nueva York y Lingling Wei en Beijing.
 

La calma de la moneda china está haciendo que algunos inversionistas se pongan nerviosos.

chinaDos veces en el último año, la caída repentina en el valor del yuan sacudió a los mercados mundiales, generando la preocupación de que una caída más profunda estaba a la vuelta de la esquina en tanto que los funcionarios chinos, tras años de crecimiento alimentado por deuda, trataban de orquestar un “aterrizaje suave” de la economía.

Desde entonces, el Banco Popular de China ha calmado las aguas mediante una mejora de las comunicaciones y el gobierno, en un intento por estabilizar el crecimiento, aumentó el estímulo. Al mismo tiempo, la decisión de la Reserva Federal de retrasar los aumentos de las tasas de interés en EE.UU. ha mantenido a raya el valor del dólar, aliviando así en parte la presión sobre el yuan.

Sin embargo, y repitiendo el refrán conocido por inversionistas de todo el mundo, los analistas están ahora preocupados de que el estímulo por sí solo no sea suficiente para poner de nuevo en marcha el crecimiento de China y para sostener indefinidamente al yuan.

Los indicadores fundamentales de la salud económica de China siguen deteriorándose, una señal para los escépticos de que el yuan sigue estando sobrevaluado y un recordatorio de los desafíos que enfrenta la segunda mayor economía del mundo.

“China ha hecho un buen trabajo anclando las expectativas del mercado y usando de todas las herramientas [disponibles] para estabilizar la economía, pero no ha solucionado los problemas subyacentes”, dijo David Loevinger, director gerente de TCW Group, que tiene US$194,600 millones de activos bajo gestión.

Desde la devaluación de agosto de 2015, el yuan se ha depreciado 6,9% frente al dólar, menos que la libra esterlina y el peso mexicano. Después de perder alrededor de US$800.000 millones de reservas, China ha logrado recientemente frenar la fuga de capitales.

Pero la estabilidad llegó “a costa del retraso de las reformas”, dijo Hung Tran, director ejecutivo del Instituto de Finanzas Internacionales. Para sostener el crecimiento, China ha postergado la reestructuración de sus empresas estatales, muchas de las cuales se ven afectadas por un exceso de capacidad y por la mala calidad de su deuda.

En junio y julio, la inversión privada en activos fijos cayó respecto de igual período del año anterior. Es la primera vez que esto ocurre en China por lo menos desde 2012.

Se trata de “un signo de pérdida de confianza empresarial (…) la gente está preocupada porque agregar más crédito ya no es eficiente”, dijo Claire Dissaux, economista de Millennium Global Investments Ltd.

Este retroceso refleja en parte los costos de la rápida acumulación de deuda que tuvo lugar en China desde la crisis financiera global.

La deuda total del país se ha elevado del 274% de su producto interno bruto hace un año a 298% ahora, según el IIF. El rápido aumento de la deuda tiende a estar asociado con la desaceleración del crecimiento debido a que aumentan los riesgos de una mala asignación de capital y de la cesación de pagos.

Abundan las señales de que tanto los consumidores como las empresas de China se están preparando para una mayor devaluación. Algunos exportadores han estado acumulando dólares y mantienen sus ganancias en el extranjero, una medida que según los analistas podría limitar la afluencia de moneda extranjera y dejar a los bancos cortos de fondos para prestar.

Fuera del país, los inversionistas son reticentes a invertir su dinero en bonos chinos y en otros activos denominados en yuanes a pesar de los esfuerzos del gobierno para atraer capital extranjero. Los bonos del gobierno chino cuentan con rendimientos mucho más altos que sus homólogos occidentales.

“La depreciación sigue siendo una gran preocupación para mucha gente”, dijo Larry Hu, economista para China de Macquarie Securities, un banco de inversión con sede en Sydney.

En los últimos meses, los movimientos del tipo de cambio en China han estado marcados en gran medida por el dólar. Cuando el dólar está débil, el Banco Popular de China ancla el yuan con la divisa estadounidense y la deja caer contra un grupo más amplio de monedas que incluye el euro, el yen, y el mismo dólar.

Pero cuando éste se aprecia, el banco central chino permite que el yuan se siga debilitando contra él, mientras se mantiene prácticamente estable respecto de la canasta. Este año, el dólar se ha debilitado más de lo que se ha fortalecido, lo que resulta en un yuan más débil frente a la canasta que frente al dólar.

Muchos dentro de China creen que se debería permitir que el yuan caiga más para acompañar la desaceleración de la economía, pero el banco central ha cuidado que esas depreciaciones sean lo suficientemente graduales como para no acelerar la salida de capitales.

Ya hay indicios de que las salidas de capital, que se habían suavizado a comienzos de año, están acelerándose de nuevo, en medio del debilitamiento del yuan. US$55.000 millones netos abandonaron China en julio, según Goldman Sachs Group Inc., en comparación con un estimado de US$49.000 millones del mes anterior.

El desafío de Beijing es cómo seguir quitando un poco de aire al yuan sin provocar excesivas salidas de capital y desestabilizar el mercado.

Dissaux cree que el mercado está subestimando el riesgo de depreciación del yuan frente al dólar. Los inversionistas en el mercado de yuanes esperan ahora que este se debilite 2% durante los próximos 12 meses, frente al 7% que estimaban a principios de año.

Los estrategas de Bank of America Merrill Lynch dicen en una nota reciente que el yuan sigue siendo vulnerable a la renovada fuga de capitales.

Sin embargo, aun los escépticos concuerdan en que el momento de un cambio en el mercado sigue siendo difícil de predecir.

“Los chinos van a hacer todo en [su] poder para mantener la estabilidad interna y externa” en el período previo a la cumbre del G-20 a principios de septiembre y a la incorporación del yuan a la canasta oficial de monedas de reserva del Fondo Monetario Internacional en octubre, dijo Eswar Prasad, ex funcionario de China en el FMI. “Es improbable que China misma sea una fuente de inestabilidad al menos durante los próximos tres a cuatro meses”.

La verdadera prueba para el yuan y para la política cambiara de Beijing llegará cuando el mercado empiece a descontar aumentos más agresivos de las tasas de interés de la Fed y el dólar reanude su marcha ascendente, dicen los inversionistas.

Altos funcionarios chinos han prometido en repetidas ocasiones mantener la estabilidad del yuan y no hacer devaluaciones que beneficien a China en detrimento de sus socios. Muchos dicen que es probable que China repita estos compromisos el mes que viene, cuando los líderes del Grupo de los 20 se reúnan en Hangzhou, una ciudad del oriente de China, para una cumbre.

“En teoría, una depreciación [del yuan] debería beneficiar a las exportaciones”, dijo un alto funcionario chino. “Pero no es una buena idea”, en parte porque el gobierno se ha comprometido a reequilibrar la economía apartándose de las industrias de exportación y orientándose hacia las empresas de bienes de consumo.

Cualquier cambio en la postura de los inversionistas hacia China tendrá probablemente un impacto profundo en los mercados financieros internacionales. En un nuevo informe titulado “Lo que puede afectar a la ‘calma china’”,” analistas de UBS Group AG dicen que una mayor presión devaluatoria sobre el yuan podría generar “una mayor aversión global al riesgo de los inversionistas”.

Fuente: The Wall Street Journal, 31/08/16.

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La crisis del yuan

enero 10, 2016

El banco central de China, el yuan y los mercados: anatomía de una crisis

Por Lingling Wei y Anjani Trivedi.
A fines de noviembre, cuando el Fondo Monetario Internacional admitió el yuan en el exclusivo club de monedas de reserva mundial, los funcionarios del banco central chino se felicitaron por un trabajo bien hecho. “Había una sensación de misión cumplida”, reconoce uno de ellos.

El sello de aprobación del FMI puso la moneda china en la misma categoría que el dólar, el yen y la libra esterlina, un objetivo largamente buscado por China y acorde con su estatus como segunda economía del mundo.

chinaBeijing también consideró que esto les daba luz verde para cambiar sus prioridades desde fortalecer el yuan a depreciarlo para estimular la economía, de acuerdo con entrevistas de The Wall Street Journal con más de una decena de funcionarios y asesores del Banco Popular de China.

Las autoridades se internaron en el peligroso camino de tratar de debilitar gradualmente al yuan para abaratar las exportaciones chinas, dicen las fuentes. Los planes para facilitar las transacciones con la divisa china fueron archivados.

El enorme riesgo de esa estrategia se hizo dolorosamente evidente esta semana, golpeando a los mercados globales, desde las acciones a las materias primas. El intento del banco central de orquestar una devaluación ordenada del yuan fue abortado por los inversionistas, que salieron a vender yuanes en masa y se entreveraron en una batalla titánica con el banco central por el control de la magnitud y la celeridad de la caída.

Después de haber llevado el yuan a su nivel más bajo frente al dólar en cinco años este jueves, el banco central se vio obligado a salir a comprar de nuevo para impedir que el descenso se convirtiera en una estampida de los operadores globales, muchos de los cuales están instalados en los rascacielos de Hong Kong.

Las sacudidas del Banco Popular de China dejaron atónitos a los operadores, que vieron cómo apuestas de hasta US$50 millones hechas por fondos de cobertura que transan yuanes fuera de China eran puestas en riesgo, dijeron fuentes del mercado. “Es casi imposible que alguien tenga confianza y tome una posición porque en apenas cinco minutos uno podría quedar completamente descolocado”, diceAshley Perrott, director de renta fija asiática de UBS Global Asset Management en Singapur.

Las consecuencias en otros mercados también fueron severas. Los inversionistas interpretaron las medidas del banco central de dos maneras: como una señal de que la economía china se está desacelerando más rápido de lo que muchos esperaban y como una indicación de que el gobierno no sabe cómo abordar la situación, una preocupación recurrente desde mediados del año pasado.

El jueves, menos de media hora después de la apertura, una rápida caída de 7% activó una regla de interrupción de operaciones, resultando en la jornada más breve en 25 años. Fue la segunda vez que ello ocurre en la primera semana del actual sistema. Más tarde, el regulador de valores suspendió el mecanismo.

Mientras tanto, las bolsas de todo el mundo cayeron y los precios del petróleo se vinieron abajo. El volumen de transacciones de yuanes fue bajo el jueves debido al desconcierto del mercado sobre el próximo paso del Banco Popular de China, que resultó ser una diatriba contra los inversionistas.

“Algunas fuerzas especulativas están tratando de obtener ganancias (…) del renminbi” (el nombre oficial del yuan), dijo el comunicado del banco central. Tales actividades “no tienen nada que ver con la economía real (de China)” y sólo han causado “fluctuaciones anormales” en la moneda, sentenció el organismo.

El comunicado trató de aplacar los nervios al indicar que la entidad “tiene la capacidad de mantener la estabilidad del renminbi en un equilibrio razonable” y que los fundamentos económicos no son compatibles con la depreciación a largo plazo de la divisa.

De todos modos, el tono combativo dejó en evidencia que el esfuerzo por controlar los mercados se ha convertido en un costoso callejón sin salida para Beijing. Desde mediados de agosto, cuando realizó una devaluación sorpresiva, el banco central ha estado recurriendo a sus reservas de divisas para dar batalla a quienes apuestan contra el yuan.

Las reservas chinas cayeron US$108.000 millones en diciembre, respecto del mes anterior, una cifra récord, para quedar en US$3,33 billones, según datos divulgados del jueves. La cifra casi quintuplicó las estimaciones de los analistas.

“China está pagando el precio de su falta de entusiasmo hacia la liberalización del mercado y su incapacidad para cortar el cordón del control estatal de mano dura de los mercados y la economía”, afirma Eswar Prasad, profesor de la Universidad de Cornell y ex responsable de China del FMI. El experto añadió que un claro compromiso con las reformas es la única opción que China tiene a su disposición para estabilizar los mercados y restaurar la confianza.

Beijing ha tratado de hacer una pausa en la liberalización de la economía desde mediados de 2015, cuando las oscilaciones en los mercados de acciones y divisas fueron más violentas de lo esperado por las autoridades y pusieron a prueba su capacidad para manejar la situación. En lugar de proseguir con las reformas, el gobierno ha tomado medidas para impedir la salida de dinero de China. El banco central, por ejemplo, suspendió las operaciones de divisas de algunos bancos extranjeros en China para hacer más difícil a los inversionistas extranjeros apostar contra el yuan.

“El aumento de los costos asociados con las apuestas de divisas va en contra de la meta de la internacionalización del renminbi”, dice Zhong Zhengsheng, director de investigaciones económicas de Hua Chuang Securities, una firma estatal de corretaje. “Esto demuestra que ese objetivo está tomando un segundo plano ante la necesidad de estabilizar el tipo de cambio”.

La decisión del FMI el 30 de noviembre de declarar el yuan una moneda de reserva oficial eliminó un incentivo para que el banco central siguiera apuntalando su valor. El objetivo actual parece ser dejar que el yuan se deprecie gradualmente para hacerlo subir un poco durante el segundo semestre, según asesores del Banco Popular de China. Es entonces cuando Beijing será sede de la cumbre del Grupo de los 20 mayores países industrializados y en desarrollo, ansioso por mostrar el poderío económico de China.

La estrategia, sin embargo, está llena de riesgos. El principal de ellos, dicen los analistas, es la dificultad de revertir las expectativas del mercado de una mayor devaluación. En Hong Kong, donde el yuan puede comprarse y venderse libremente, se negocia con un gran descuento respecto de China, donde su valor se cotiza dentro de una banda dictada por el gobierno.

La brecha ha llevado a algunos inversionistas a tratar de sacar provecho de los diferentes tipos de cambio, provocando un flujo irregular de fondos a través de las fronteras de China.

Analistas de HSBC Holdings PLC escribieron en una nota de investigación que al intervenir en el mercado de Hong Kong el jueves para tratar de limitar la cotización offshore del yuan y, al mismo tiempo, permitir una depreciación más acelerada en China continental, el banco central parece estar tratando de encontrar “un nivel de equilibrio a corto plazo que puede ayudar a la convergencia de las tasas de cambio”.

A fines de septiembre, la deuda externa de China ascendía a US$1,53 billones. Más de dos tercios de esa suma vence dentro de un año, según datos oficiales. Entre los grandes deudores en moneda extranjera están las empresas inmobiliarias, que tienen más de US$60.000 millones de dólares de deuda, según Dealogic.

Preocupados por el continuo debilitamiento del yuan, algunas compañías tratan de cancelar su deuda por adelantado. La aerolínea estatal China Eastern Airlines, por ejemplo, pagó hasta US$1.000 millones de deudas el lunes, citando la necesidad de reducir su exposición a las fluctuaciones del tipo de cambio.

El banco central ha intentado a menudo convencer a los inversionistas para que vean el yuan como una moneda que fluctúa en ambas direcciones, al igual que el dólar, el yen o el euro.

“El banco central quiere claramente una volatilidad bidireccional del tipo de cambio”, dice Larry Hu, economista para China de Macquarie Securities, un banco de inversión australiano. “Pero es más fácil decirlo que hacerlo”.

Fuente: The Wall Street Journal, 08/01/16.

 

 

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