El rol de las Farmacias en la vacunación contra la Covid 19
marzo 16, 2021
Farmacias que vacunan contra la COVID-19
Actualidad farmacéutica: Varios países de todo el mundo ya se están preparando para incluir a las oficinas de farmacia en los planes de vacunación contra la COVID-19. En otros, esta medida ya está en marcha.
Diversos países de todo el mundo han iniciado estrategias de vacunación contra la COVID-19. Aunque las campañas se despliegan a diferentes ritmos y con diferentes características, un factor en común es la priorización de las primeras dosis, que se administran a colectivos de riesgo.
Algunos países como el Reino Unido, Irlanda y Francia ya cuentan con la ayuda de las redes de farmacias como parte de la campaña contra la COVID-19. En varios casos, las oficinas de farmacia se establecen como puntos de vacunación para aliviar la congestión de otros centros de salud y agilizar la inmunización de la población. [1]
Reino Unido
En el Reino Unido, las tasas de contagio han llegado a situarse recientemente entre las más altas del mundo, alcanzando el récord de fallecimientos por COVID-19 desde que empezó la pandemia. [1]
Frente a la delicada situación que se alcanzó, el Gobierno y el National Health System (NHS) impulsaron la campaña de vacunación con el fin de inmunizar al máximo de ciudadanos posibles en un menor tiempo. Como medida para acelerar el proceso, desde el 11 de enero las farmacias se están incorporando gradualmente a la red de puntos de vacunación.
Para hacerlo posible, el NHS ha marcado el objetivo de integrar al menos un 50% de la red de farmacias en la campaña (unas 5.000 oficinas de farmacia), y ha solicitado una confirmación de participación a aquellas que deseen sumarse. Para participar, las farmacias deben cumplir algunos requisitos y disponer de espacios y recursos humanos para administrar unas mil dosis a la semana. [1]
Francia
Las farmacias de Francia ya tenían vía libre para vacunar frente a la gripe desde la temporada de 2020. En enero se confirmó que este permiso de vacunación se extendería a la campaña contra la COVID-19 después de las fases iniciales [1]. Del mismo modo que en el Reino Unido, en Francia se ha elaborado un plan de aceleración de la vacuna en el que los farmacéuticos juegan un papel importante. A mediados de febrero se confirmó la participación de las farmacias comunitarias francesas en la vacunación contra la COVID-19 [2], y a finales del mismo mes las dosis comenzaron a distribuirse en las farmacias. La inmunización está dirigida, en las primeras fases, a pacientes entre 50 y 64 años con al menos un factor de riesgo y a los profesionales de la salud de menos de 65 años.
Irlanda
Las farmacias irlandesas se encuentran en un punto muy similar a las de Francia. Hasta el momento, ya contaban con experiencia como puntos de administración de vacunas, pero hasta hace poco no se sabía cuál sería su papel en la inmunización contra la COVID-19. Finalmente, se ha anunciado que las farmacias estarán presentes en el “Programa Nacional de Vacunación frente a la COVID-19” [1], y que se irán incorporando cuando se disponga de un mayor número de dosis destinadas a la población general. Se considera que, durante las fases iniciales, las estructuras públicas son suficientes para vacunar a los colectivos prioritarios.
Estados Unidos
En Estados Unidos ya se ha iniciado la colaboración con la red de farmacias comunitarias en el plan de inmunización contra la COVID-19 [3]. El programa se está implementando de forma gradual en función de la disponibilidad de dosis de vacunas. Está previsto que, a medida que aumenta el número de vacunas, los puntos de vacunación incrementarán hasta incluir a las más de 40.000 oficinas de farmacia del país. Se calcula que las farmacias podrían llegar a administrar 100 millones de vacunas al mes. [3]
El gobierno federal explica esta decisión exponiendo que los farmacéuticos son profesionales de la salud que cuentan con una gran confianza de la población y con la formación necesaria para ser agentes clave en la salud pública. También añade que la farmacia cuenta con experiencia asesorando a los pacientes, administrando vacunas y educando sobre éstas y, además, dispone de un gran acceso a la comunidad. [4]
Australia
Australia ha publicado un documento sobre la aprobación de la participación de las farmacias comunitarias en la administración de vacunas contra la COVID-19, que se incorporarán en el programa en la fase 2-A, cuyo inicio está previsto para marzo de 2021 [5]. En el mismo documento se recogen las bases que las farmacias deben tener en cuenta para participar en el Programa de Vacunación contra la COVID-19. Las farmacias que no se incorporen de inmediato, pueden sumarse más adelante a medida que se disponga de más vacunas, siempre que cumplan los requisitos.
Descubre más:
El papel de la farmacia en Europa ante la COVID-19
Referencias
[1] ¿Qué países se apoyarán en las farmacias para vacunar frente a la COVID-19? El Global. Disponible en: https://elglobal.es/farmacia/que-paises-se-apoyaran-en-las-farmacias-para-vacunar-frente-a-la-covid-19/ [Acceso: 04/02/2021]
[2] Covid-19 : comment les pharmaciens se préparent à vacciner. Le Figaro. Disponible en: https://www.lefigaro.fr/sciences/covid-19-comment-les-pharmaciens-se-preparent-a-vacciner-20210211
[3] Las farmacias estadounidenses podrían administrar hasta 100 millones de dosis de la vacuna de covid-19 al mes. ¿Cómo? https://cnnespanol.cnn.com/2021/02/05/farmacias-estadounidenses-100-millones-dosis-vacuna-covid-19-al-mes/ [Acceso: 16/02/2021]
[4] Vaccines & Immunizations – Federal Retail Pharmacy Program. Centers for Disease Control and Prevention. Disponible en: https://www.cdc.gov/vaccines/covid-19/retail-pharmacy-program/index.html [Acceso: 04/02/2021]
[5] Community pharmacy COVID-19 vaccine rollout from Phase 2ª. Australian Government. Disponible en: https://www.health.gov.au/sites/default/files/documents/2021/02/community-pharmacy-covid-19-vaccine-rollout-from-phase-2a-community-pharmacy-covid-19-vaccine-rollout-from-phase-2a.pdf [Acceso: 04/02/2021]
Fuente: ratiopharm.es, 2021
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Jugando a ser Dioses
febrero 18, 2021
La creciente amenaza de la Agenda Globalista
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El engaño de la Agenda Globalista
La amenaza de la Censura Globalista
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Las Mascarillas y el Coronavirus
septiembre 30, 2020
Último estudio publicado en The New England Journal of Medicine sobre el Uso de mascarillas para prevenir contagios de Covid-19.
Investigación y Ciencia, 14 de Septiembre de 2020.
La bitácora del Beagle
¿Nos estamos haciendo inmunes al coronavirus gracias al uso de mascarillas?
Un nuevo estudio sugiere que el uso de mascarillas podría estar reduciendo la gravedad del virus y creando inmunidad, al igual que hacen las vacunas.
El uso de mascarillas o barbijos podría estar creando inmunidad a la COVID-19 de manera indirecta. También podrían favorecer el contagio de un menor número de personas, así como la aparición de síntomas más leves tras el contagio. Esta semana, la revista The New England Journal of Medicine publicaba estas interesantes conclusiones.
La afirmación es sorprendente, pero la explicación es totalmente lógica. El SARS-CoV-2, el virus que provoca la COVID-19, tiene la capacidad de causar innumerables manifestaciones clínicas, que van desde la ausencia total de síntomas, hasta neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda y muerte.
Los datos virológicos, epidemiológicos y ecológicos han demostrado que el uso de la mascarilla protege de la infección. Pero además, en el caso de que esta se produzca, hace que los síntomas de la enfermedad resulten más leves. Esto es así porque uno de los factores que condiciona la gravedad de la enfermedad es la carga vírica recibida. Es decir, la cantidad de partículas víricas que producen el primer contagio.
En las infecciones víricas en las que las respuestas inmunitarias del hospedador desempeñan un papel predominante en la patogénesis vírica, como es el caso del SARS-CoV-2, las dosis altas de inóculo vírico pueden colapsar y desregular las defensas inmunitarias innatas, hecho que aumenta la gravedad de la enfermedad e incluso provoca la muerte.
Así pues, como el inóculo vírico es importante para determinar la gravedad de la infección por SARS-CoV-2, las mascarillas, al actuar como un filtro que reduce la carga vírica que llega a las vías respiratorias, atenuarían el impacto clínico posterior de la enfermedad, en caso de contagio.
De confirmarse dicho supuesto, el uso universal de mascarillas podría contribuir a aumentar la proporción de infecciones asintomáticas por SARS-CoV-2 o bien que la infección cursara con una sintomatología muy leve. A mediados de julio, se estimó que la tasa de infección asintomática con SARS-CoV-2 era del 40%. Sin embargo, ahora parece que las tasas de infección asintomática son superiores al 80%, en entornos con uso de mascarilla. Ello confirmaría esta hipótesis. Asimismo, los países que han adoptado el uso de la mascarilla en toda la población han reportado menores tasas de casos graves, hospitalizaciones y fallecimientos, hecho que sugiere un cambio de infecciones sintomáticas a asintomáticas.
Otros ejemplos
En un brote ocurrido en un crucero argentino cerrado, los pasajeros recibieron mascarillas quirúrgicas y el personal mascarillas de tipo N95. La tasa de infección asintomática fue del 81% (en comparación con el 20% en brotes anteriores en cruceros sin mascarillas). Además, en dos brotes recientes en plantas procesadoras de alimentos en Estados Unidos, donde todos los trabajadores recibieron mascarillas todos los días y se les pidió que las usaran, la proporción de infecciones asintomáticas fue del 95%, con solo un 5% de contagiados con sintomatología leve o moderada. Finalmente, las tasas de letalidad en países con mascarilla obligatoria en de toda la población se han mantenido bajas, incluso con en aquellos que han sufrido la segunda ola.
Mientras esperamos los resultados de los ensayos con vacunas, las medidas de salud pública que puedan frenar las infecciones graves y hacer que la proporción de infecciones asintomáticas por SARS-CoV-2 sea mayor contribuirán a aumentar la inmunidad de toda la población, con un menor número de casos graves y muertes. Tras más de 8 meses de circulación en todo el mundo, la reinfección por SARS-CoV-2 parece ser poco común. Por consiguiente, es probable que esta inmunidad creada por asintomáticos o con síntomas leves acabe por tener el mismo efecto que la vacunación, hecho que constituye una gran noticia.
Al final parece que el uso de la mascarilla resultará mucho más importante que lo que parecía al inicio de la pandemia.
Referencias:
Facial Masking for Covid-19 — Potential for “Variolation” as We Await a Vaccine. Monica Gandhi, M.D., M.P.H. y George W. Rutherford, M.D en The New England Journal of Medicine, 8 de septiembre
https://www.nejm.org/doi/pdf/10.1056/NEJMp2026913?articleTools=true
Agradecemos la colaboración de Dr. Luis Manzanares, quien nos hizo llegar la información.
¿Qué impacto tendrá la Pandemia Covid-19 en el proceso de Globalización?
abril 19, 2020
Coronavirus: por qué la pandemia puede acelerar la desglobalización de la economía mundial (y qué peligros conlleva eso)
Una de las palabras clave para entender los últimos 25 años de la historia mundial es globalización
Aunque, como dice Jonty Bloom, periodista de la BBC, cualquier historiador económico puede hablar de cómo durante siglos -si no milenios- las personas han estado comerciando a través de grandes distancias.
Recuerda Bloom que basta con fijarse en el lucrativo comercio de especias en la Edad Media.
Pero la globalización actual es diferente realmente por la escala y la rapidez del intercambio internacional, que en las últimas décadas explotó a niveles sin precedentes.
Facilidades para viajar, internet, el fin de la Guerra Fría, acuerdos comerciales y economías desarrollándose con rapidez, se han combinado para crear un sistema que es más interdependiente que nunca antes.
Es por eso que el brote del nuevo coronavirus ha tenido tan inmediatos y abrumadores efectos económicos en todo el mundo.
La profesora Beata Javorcik, economista en jefe del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo le dijo a Jonty Bloom que el ritmo de cambio en la economía en los últimos 17 años ha sido muy profundo.
«Cuando pensamos en la epidemia de SARS de 2003, China constituía el 4% de la producción global», recuerda. «Ahora China constituye el 16%, cuatro veces más. Eso significa que lo que sea que ocurra en ese país afecta mucho más al mundo«.
El lado oculto
Por su parte, Ian Goldin, profesor de globalización y desarrollo en la Universidad de Oxford, dice que en los últimos años se ha permitido que los riesgos se propaguen. «Son el lado oculto de la globalización«.
Eso, agrega, se puede ver no solo en esta crisis, sino en la económica de 2008 y la vulnerabilidad de internet a los ciberataques. «El nuevo sistema económico mundial brinda enormes beneficios, pero también implica riesgos enormes«.
Entonces, ¿qué significa esta crisis para la globalización?
Richard Portes, profesor de economía en la London Business School, le dice al periodista de la BBC que es obvio que algunas cosas tendrán que cambiar, porque tanto las personas como las compañías se han dado cuenta de la dimensión de los riesgos que han venido tomando.
«Mire el intercambio comercial. Una vez que las cadenas de suministro fueron interrumpidas [por el coronavirus], las personas empezaron a buscar por fuentes alternativas en casa, incluso si eran más costosas«, dice.
«Si las personas encuentran proveedores domésticos, se quedarán con ellos, precisamente por esos riesgos que ahora perciben«.
La profesora Javorcik está de acuerdo y cree que existe una combinación de factores que harán que la industria manufacturera occidental empiece a traer de vuelta a casa parte de sus trabajos («re-shoring«, se le llama en inglés).
El reshoring es una tendencia cada vez más habitual, especialmente entre las empresas que habían optado por la deslocalización de parte o toda su producción hacia países emergentes. También conocido con el nombre de backshoring, el reshoring, se basa por lo tanto en el retorno al país de origen de los procesos productivos anteriormente deslocalizados.
«Creo que la guerra comercial (principalmente entre EE.UU. y China) combinada con la epidemia del coronavirus hará que muchas compañías se tomen el ‘reshoring‘ con mucha seriedad», indica.
«Muchas de esas actividades pueden ser automatizadas, porque reshoring trae certeza. No tienes que preocuparte por la política comercial nacional. Y te da la oportunidad de diversificar tu base de proveedores«.
En un artículo publicado en la revista mexicana Letras Libres, Toni Timoner, experto en riesgo macroeconómico, es más contundente:
«Se acelerará el repliegue del comercio internacional. Los exportadores ya están reconfigurando sus cadenas de suministros y acercando producción a costa de eficiencias. Los importadores subirán barreras arancelarias en respuesta. Este proceso ya había comenzado con la guerra comercial y ahora entrará en barrena. Asia y Occidente se aíslan mutuamente. Cae un telón de acero económico sobre el mundo«.
Las universidades
Pero. como indica el periodista de la BBC Jonty Bloom, gran parte de la globalización no es sólo acerca de movimiento de bienes o materias primas, sino gente, ideas e información. Algo que las economías occidentales hacen muy bien.
David Henig, director de Política de Comercio del Reino Unido para el Centro Europeo de Política Económica Internacional, señala que «el sector de los servicios debe sentir como que cayó desde un risco. Fíjense solo en el turismo y las universidades«.
«Debe existir una enorme preocupación sobre el número de nuevas postulaciones a la universidades occidentales en este otoño. Es una industria enorme. Muchas universidades, por ejemplo, dependen de los estudiantes chinos«.
La misma preocupación se la expresó a BBC Mundo el escritor y pensador canadiense Michael Ignatieff, rector de la Universidad Central Europea, con sede en Budapest.
«Creo que las fronteras se están alzando por todas partes y que la movilidad de labor se va a ver reducida, pero no la de capital.
«Con las fronteras más estrictas va a ser más difícil para universidades como las mías seguir atrayendo estudiantes de cien países diferentes. Yo tengo latinoamericanos en Budapest… ¿Voy a seguir teniendo a los mismos extraordinarios colombianos, peruanos o brasileños que tengo ahora?»
«No lo sé, los países reforzarán las fronteras, aumentarán las restricciones. Entonces es posible que tengamos una desglobalización de la enseñanza superior. Esa es una amenaza real que todos en el mundo universitario está hablando al respecto. No quisiera que la próxima generación esté atrapada dentro de las fronteras nacionales«. reflexiona.
Ya estaba en declive
Según el periodista de la BBC Jonty Bloom, ralentizar o reversar la globalización va a golpear duramente a todos las industrias mencionadas, pero agrega que el profesor Goldin piensa que la actual pandemia marca un cambio oceánico y que 2019 «fue el año que marcó el pico más alto en la fragmentación de la cadena de suministro«.
Algunos factores como las impresoras 3D, la automatización, las entregas rápidas y el proteccionismo ya los hacían sentir. Al parecer, covid-19 sólo aceleró el proceso.
La preocupación ahora -señala Bloom- no es si estos cambios van a ocurrir no, sino cuán profundos serán y cómo se van a manejar.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas, cree que la gobalización «al menos como la conocíamos antes de esta pandemia, definitivamente va a ser distinta«.
En entrevista con BBC mundo indicó que «definitivamente, esta ya no va a ser una globalización de cadenas de valor. Eso es lo que va a ser más importante: el cambio en los modos de producción y en los modos de consumo«.
Por su parte, Terry Breton, el comisario de mercado interior de la Unión Europea, dijo en una teleconferencia con periodistas que es muy pronto para sacar conclusiones, «pero todos somos conscientes de que habrá un antes y un después de esta crisis. Nadie sabe cómo saldremos, pero se escribirá un nuevo mundo basado en otras reglas. Seremos más autónomos en ciertas áreas críticas. Las relaciones bilaterales se revisarán«, según reporto el diario El País de España.
El profesor Goldin tiene una manera sencilla de abordar cuáles pueden ser los cambios profundos que enfrentará la globalización, según le explicó a la BBC: ¿será más parecido a lo que ocurrió después de la Primera Guerra Mundial o a lo que sucedió tras la Segunda?
Después de 1918 tuvimos organizaciones internacionales débiles, el ascenso del nacionalismo, proteccionismo y depresión económica.
En cambio, luego de 1945 tuvimos más cooperación e internacionalismo, reflejado en el acuerdo Bretton Woods, el Plan Marshall, las Naciones Unidas y el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio.
Aunque es optimista, al profesor Goldin hay algo que le preocupa: quién va a asumir el liderazgo. «Podemos tener optimismo, pero no vemos liderazgo desde la Casa Blanca«. Y agrega: «China no puede asumirlo y Reino Unido no puede liderar en Europa«.
Entonces, ¿se reversará la globalización?, se pregunta el periodista Jonty Bloom. Y responde que probablemente no, pues es un desarrollo económico demasiado importante, Pero ciertamente puede ralentizarse.
La gran pregunta, agrega Bloom, es si aprenderemos las lecciones de esta crisis.
Y remata: «¿Aprenderemos a identificar, controlar y regular los riesgos que parecen ser inherentes a la globalización? Porque la cooperación y el liderazgo necesarios para que ocurra no parecen abundar en estos momentos«.
Fuente: bbc.com, 15/04/20.
Automatización, empleo y ‘reshoring’
Por desgracia, y aunque hay que reconocer que no sin cierta base, se asocia a la automatización y la robotización la pérdida de empleo.
Sin ignorar los riesgos, soy más bien tecno-optimista y confío en que, en conjunto y a medio plazo, la tecnología siempre va a ser beneficiosa (aunque en ciertas áreas, colectivos o sectores, evidentemente, se puedan generar efectos adversos transitorios).
Sin embargo, en este post no quiero hablar exactamente del tema del impacto en el empleo de la robotización, asunto sobre el que ya corren, como se suele decir, ríos de tinta (aunque sea tinta digital).
Pero sí quería comentar un efecto interesante de la automatización y que, visto, eso sí, desde el punto de vista del primer mundo, genera un impacto positivo en el empleo (cierto que a costa del empleo en tercer mundo o países emergentes).
Se trata del fenómeno del ‘reshoring’.
Durante las quizá dos últimas décadas, y como un mecanismo para conseguir eficiencia, las empresas han ido externalizando las tareas de menor valor, generalmente asociadas a fabricación, operación o tareas administrativas. Esa externalización ha sido en muchos casos dirigida a terceros países, dando lugar al fenómeno denominado ‘offshoring‘.
En general, lo que se busca con el ‘offshoring’ es la eficiencia o, más bien, el ahorro de costes. Porque esa eficiencia se consigue, no tanto por la mejora de procesos, como por el ahorro de costes laborales, muy inferiores en los países del tercer mundo. Esto tiene unas muy relevantes e incluso preocupantes connotaciones éticas pero, sin entrar en ellas y quedándonos en lo económico, el resultado del offshoring es un ahorro de costes de la empresa del país desarrollado y un desplazamiento del empleo desde el primer mundo hacia países emergentes aunque, eso si, quedándose el primer mundo con los, al menos en principio, empleos mas cualificados. Pero a nivel de volumen, el empleo disminuye en el primer mundo y aumenta en el segundo o tercero.
Y, en eso, aparece la automatización masiva. ¿Y qué ocurre?
Nos lo describen Antoni Garrell y Llorenç Guilera en su libro ‘La industria 4.0 en la sociedad industrial‘:
El primer argumento en favor del reshoring o relocalización es la fuerte reducción del diferencial de costos de producción entre los países desarrollados y los emergentes. El desarrollo económico de los países emergentes ha ocasionado que los costos de producción (y no sólo los laborales) hayan aumentado. Por otra parte, con la automatización inherente al modelo de la industria 4.0, el peso del factor mano de obra en el proceso productivo se ha reducido sustancialmente y para muchos productos el coste salarial representa hoy en día una parte pequeña y decreciente del costo total.
Es decir, la automatización hace que el volumen de mano de obra necesario disminuya fuertemente y la masa salarial también siendo su peso en el coste total mucho menor que hace unos pocos años. Por tanto, en el nuevo escenario con fuerte automatización es mucho menos ventajosa la externalización a un país emergente (el offshoring). A eso se une el aumento de costes laborales de los países emergentes debido precisamente a su desarrollo.
¿Consecuencia?
Que se produce el fenómeno contrario al ‘offshoring’ y los países desarrollados comienzan a traer ‘de vuelta a casa‘ el empleo que habían trasladado a los países emergentes. Esto puede paliar parcialmente la falta de empleo en los países desarrollados y, a cambio, suponer un peligro para los países emergentes.
Y es paradójico que, por ejemplo tecnologías como la automatización robótica de procesos han tomado muchísima fuerza y se han desarrollado en un país como la India, especialista en prestar servicios en modo offshoring y que han utilizado RPA para optimizar sus servicios y mejorar sus costes. Lo peligroso para ellos es que si los países occidentales imitan su modelo, dejarán de necesitar en gran medida los servicios prestados desde la India que ya no serán tan competitivos. ¿Están cavando su propia tumba?
Por supuesto, las dinámicas del empleo y de los equilibrios económicos entre países desarrollados y emergentes son mucho más complejos e influidos por muchos otros factores, pero resulta interesante ver cómo la automatización, desde el punto de vista de los países desarrollados, puede ser una forma de recuperar empleo via ‘reshoring‘.
Fuente: ignaciogavilan.com, 23/10/19.
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George W. Bush urgió en 2005 a prepararnos para futuras pandemias
abril 18, 2020
El día que George W. Bush alertó sobre el peligro de la próxima pandemia e intentó preparar a EEUU para enfrentarla
En 2005, el entonces presidente republicano pronunció un discurso en el que explicó lo que se debía hacer y cómo debía responder su país ante una crisis como la actual del coronavirus.
“Una pandemia se parece mucho a un incendio forestal. Si se detecta temprano, podría extinguirse con un daño limitado. Si se deja que arda sin ser detectado, puede convertirse en un infierno que puede extenderse rápidamente más allá de nuestra capacidad de controlarlo”, dijo en un discurso en 2005 el entonces presidente George W. Bush en la sede del Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés).
G. W. Bush quería que su país, y el mundo entero, estuviesen preparados ante una pandemia como la del coronavirus, que ya dejó casi 150 mil muertos y más de dos millones de contagios.
“Para responder a una pandemia, necesitamos personal médico y suministros adecuados de equipo”, dijo Bush. “En una pandemia, todo, desde jeringas hasta camas de hospital, respiradores y equipos de protección, serían escasos”, advirtió.
Bush dispuso de 7 mil millones de dólares de su Gobierno para desarrollar un plan que preparara a Estados Unidos ante una crisis de este tipo. Los secretarios de su gabinete instaron a su personal a tomarse en serio los preparativos y lanzaron el sitio web www.pandemicflu.gov, el cual todavía está en funcionamiento. Sin embargo, con el paso del tiempo, se hizo cada vez más difícil justificar la financiación.
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En su discurso en el NIH, Bush presentó toda clases propuestas y describió cómo se desarrollaría una pandemia en los Estados Unidos. Entre los presentes se encontraba el doctor Anthony Fauci, el prestigioso epidemiólogo, líder de la crisis actual en su país y quien en ese momento ya era el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
“Primero, debemos detectar los brotes que ocurran en cualquier parte del mundo; segundo, debemos proteger al pueblo estadounidense almacenando vacunas y medicamentos antivirales, y mejorar nuestra capacidad para producir rápidamente vacunas contra una cepa pandémica; y tercero, tenemos que estar preparados para responder a nivel federal, estatal y local en caso de que una pandemia llegue a nuestras costas”, dijo Bush.
Pero, ¿qué había pasado para que Bush pronunciara ese discurso?, ¿por qué el ex presidente republicano estaba preocupado ante un peligro no latente y difícil de predecir? Unos meses atrás en su rancho en Crawford, Texas, había leído el libro La gran influenza, del historiador John M. Barry. La obra cuenta la historia del brote de influenza en 1918 que mató a millones de personas en Europa y el mundo.
[Nota de EP: Este tipo de anticipación es lo que debe producir la Inteligencia Estratégica.]
“Tienes que leer esto”, recuerda Fran Townsend, en ese entonces asesora de seguridad nacional, lo que le dijo Bush cuando le recomendó el libro. “Mira, esto sucede cada 100 años. Necesitamos una estrategia nacional”, agregó el ex mandatario a su ex asesora.
A partir de ese momento se creó el plan de preparación ante una pandemia más completo en la historia de EEUU: incluía diagramas para un sistema global de alerta temprana, fondos para desarrollar nuevas tecnologías y producir de forma rápida vacunas y una sólida reserva nacional de suministros críticos como máscaras faciales y respiradores, informó ABC News.
Sin embargo, el proyecto no fue tomado en serio por el resto del aparato político y gran parte del ambicioso plan no se realizó o quedó archivado, a medida que otras prioridades surgían, como la crisis de 2008 que sacudió a EEUU y al mundo al entero.
Durante su discurso de hace 15 años, G. W. Bush fue claro en trazar un estrategia y dijo que lo primero y más importante era detectar los primeros brotes antes de que se propaguen por todo el mundo. Durante la pandemia de coronavirus una las principales críticas que le han hecho algunos líderes mundiales a China es haber ocultado información cuando se presentaron los primero casos en la ciudad de Wuhan.
“Una pandemia no es como otros desastres naturales, los brotes pueden ocurrir de forma simultánea en centenares o incluso miles de lugares al mismo tiempo”, dijo Bush.
“Los científicos y los médicos no pueden predecir cuándo ocurrirá la próxima pandemia o cuán severa será, pero la mayoría está de acuerdo en que, en algún momento, estaremos frente a una”, agregó.
Adaptado de infobae.com, 17/04/20.
Cómo enfrentó George W. Bush las amenazas del SIDA y el SARS
El president George W. Bush ha recibido elogios de republicanos y demócratas por el compromiso que asumió para combatir el SIDA mundialmente, pero particularmente en África.
En 2003, la administración del presidente George W. Bush creó el Plan de Emergencia para el Alivio del SIDA, una iniciativa para atender la epidemia mundial.
“Esa iniciativa fue posiblemente una de las mejores políticas de su presidencia”, dio Barry. “Básicamente recibió un aplauso universal”.
Desde su inicio, el plan de Bush proporcionó 80.000 millones de dólares para tratamiento el SIDA, prevención e investigación, convirtiéndolo en el más grande programa global de salud enfocado en una enfermedad. Se le da crédito con haber salvado a millones de personas, especialmente en el África sub-sahariana.
En abril de 2003, luego de un brote en Asia, G. W. Bush firmó una orden ejecutiva agregando el Síndrome Severo Agudo Respiratorio (SARS, por sus siglas en inglés) a una lista de enfermedades contagiosas que podrían resultar en el aislamiento forzado de personas. Eventualmente, unas 8.000 personas contrajeron el virus a nivel mundial, y unas 774 murieron durante el brote del 2003. En Estados Unidos, solo ocho casos de SARS fueron documentados con resultados clínicos.
En 2005, la administración Bush creó la Estrategia Nacional para la Pandemia de Influenza, que obliga al gobierno a mantener y distribuir un inventario de suministros médicos en el evento de un brote, y una infraestructura para que futuros presidentes puedan aprender y apoyarse al lidiar con sus propias pandemias.
Adaptado de: voanoticias.com
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