El Sesgo del Superviviente: La sutil trampa de la experiencia

septiembre 25, 2023

Por Gustavo Ibáñez Padilla.

En el vasto océano de la economía y las finanzas, una lección esencial nos llega de la mano del matemático Abraham Wald, quien desafió la lógica convencional y arrojó luz sobre un fenómeno intrigante: el Sesgo del Superviviente. Esta peculiar criatura conceptual, posteriormente popularizada por Nassim Taleb, se erige como una brújula ineludible para aquellos que desean surcar las agitadas aguas de la toma de decisiones económicas.

Wald, con su mente aguda y su devoción a los números, plantó la semilla del Sesgo del Superviviente al demostrar que centrarse exclusivamente en los casos de éxito o supervivencia puede llevar a conclusiones equivocadas. Es como si miráramos un campo de batalla y solo prestáramos atención a los soldados que regresaron, sin considerar a los caídos.

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Un paseo por el mercado bursátil: La danza del sesgo

Este fenómeno se manifiesta de manera vívida en el mundo de las inversiones. Tomemos, por ejemplo, el auge de las empresas tecnológicas en las últimas décadas. Los titulares celebran a los magnates que han acumulado fortunas colosales. Sin embargo, el Sesgo del Superviviente nos hace olvidar que tras cada Google, Facebook o Amazon, existen innumerables startups que se hundieron en el abismo del fracaso.

Es como si un observador desde el futuro destacara el éxito deslumbrante de ciertas criptomonedas, omitiendo el ocaso de las que se desvanecieron en la penumbra del anonimato. En este juego, el azar cumple su papel, a menudo subestimado. ¿Qué determina si una startup despega o se estrella? ¿Qué factores divinos intervienen para que una inversión florezca en vez de flaquear?

El teatro de lo inesperado: El factor azar

El azar, ese componente indomable de la ecuación, se encuentra intrínsecamente ligado al Sesgo del Superviviente. Imaginemos a un trader que juzga su habilidad en base a un período de éxito, sin considerar que la misma estrategia podría haberse desplomado en circunstancias ligeramente distintas. Es como si el viento cambiara de dirección y el marinero atribuyera su destreza a la elección acertada de la vela.

Como el propio Taleb señala, «subestimamos sistemáticamente el rol del azar en los resultados». Esta falta de aprecio por la volatilidad inherente a los mercados puede llevar a decisiones económicas desacertadas y a una confianza excesiva en nuestras habilidades predictivas.

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El juego de los sobrevivientes: Lecciones cotidianas

El Sesgo del Superviviente no es un fenómeno relegado a las altas finanzas. Se entrelaza en el tejido mismo de nuestra existencia diaria. Considere el mundo del emprendimiento: los medios tienden a glorificar a los empresarios exitosos, relegando a un segundo plano a aquellos cuyos sueños se desmoronaron como castillos de arena ante la marea.

El Sesgo también se insinúa en la vida personal. ¿Cuántas veces recordamos las victorias y no los fracasos en el ámbito doméstico? Esta distorsión puede llevarnos a creer que el éxito es más predecible y controlable de lo que realmente es, al subestimar el factor del azar.

La voz de los sabios: Reflexiones de figuras eminentes

Personalidades famosas y renombradas no son inmunes a los encantos del Sesgo del Superviviente. Warren Buffett, el oráculo de Omaha, ha señalado con sagacidad: «El ánimo festivo que prevalece en la Bolsa a menudo induce a los inversores a olvidar la muerte».

Por su parte, Winston Churchill, ese titán de la historia del siglo XX, reconocía la falacia del Sesgo cuando afirmaba: «El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: lo que cuenta es el valor de continuar». Su historia personal era una muestra viva de ello.

El renombrado psicólogo y premio Nobel de Economía, Daniel Kahneman, en su libro Pensar rápido, pensar despacio, destaca la propensión humana a dar un peso desproporcionado a las experiencias que han perdurado, a menudo olvidando las voces silenciosas de aquellos que no lograron destacar.

Navegando en aguas claras: Aplicaciones prácticas

Ante esta marea de perspicacia, ¿cómo podemos usar el Sesgo del Superviviente a nuestro favor? En primer lugar, debemos aprender a escuchar el susurro de los naufragios olvidados, entendiendo que el éxito no es garantía de inmunidad contra el fracaso futuro.

En segundo lugar, debemos acariciar el timón del azar, reconocer su presencia y ajustar nuestras velas con humildad. No podemos controlar el viento, pero podemos aprender a navegar con él.

En última instancia, el Sesgo del Superviviente es un faro que ilumina las trampas de la experiencia selectiva. Nos insta a no confiarnos en las hazañas de los supervivientes, sino a mirar más allá y aprender de aquellos que yacen en el fondo del océano.

En el juego de la economía y los negocios, el Sesgo del Superviviente es la carta escondida en nuestro mazo. Ignorarlo sería como pretender que el mar no esconde sus secretos bajo la superficie tranquila. Apreciar su presencia nos convierte en capitanes más sabios y nos guía a través de las aguas desconocidas hacia el éxito duradero.

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Navegando más allá del Sesgo del Superviviente

En el imprevisible mar de la economía y las decisiones financieras, el Sesgo del Superviviente es la sirena que nos advierte de las trampas de la experiencia selectiva. Nos enseña a no confiarnos ciegamente en los relatos de éxito, sino a escuchar atentamente las lecciones de los naufragios olvidados.

Al reconocer el papel del azar y abrazar la humildad, nos convertimos en capitanes más sabios de nuestras propias travesías económicas. Aprendemos a ajustar las velas, a navegar con el viento en lugar de resistirlo.

Recordemos siempre que el éxito no es una garantía de invulnerabilidad y a menudo puede llevar a engaños. Encontrar la verdad en las sombras del fracaso es un arte que solo los más perspicaces saben dominar.

Así, con la brújula del Sesgo del Superviviente en mano, podemos mirar hacia adelante con confianza y sabiduría. El futuro no es solo un reflejo del pasado, sino una oportunidad para escribir nuevas historias, tejidas con la tela de la experiencia completa.

Que cada decisión, cada inversión, sea guiada por la luz de la sabiduría que emana de los naufragios y los triunfos por igual. En este enfoque, encontraremos no solo éxito, sino una travesía significativa y enriquecedora en el vasto océano de la economía y de nuestra propia vida.

Fuente: Ediciones EP, 25/09/23.

Información sobre Gustavo Ibáñez Padilla

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El ruido es una falla en el juicio humano muy difícil de detectar

enero 17, 2022

Daniel Kahneman sobre el «ruido»: es una falla en el juicio humano más difícil de detectar que los prejuicios o el sesgo cognitivo

«Ruido» es el nombre del último trabajo de Daniel Kahneman, premio Nobel por su trabajo pionero con su colega psicólogo israelí Amos Tversky sobre cómo los sesgos cognitivos moldean el juicio. Su trabajo, que comenzó a fines de la década de 1960, sentó las bases para el nuevo campo de la economía del comportamiento, que desafió la ortodoxia económica de que las decisiones son racionales.

Por Ben Newell.

Daniel Kahneman sobre el "ruido": es una falla en el juicio humano más difícil de detectar que los prejuicios o el sesgo cognitivo

Imagine a dos médicos a los que se les presenta información idéntica sobre el mismo paciente con diagnósticos muy diferentes. Ahora imagine que la razón de la diferencia es que los médicos han hecho su diagnóstico por la mañana o por la tarde, o al principio o al final de la semana.

Esto es «ruido», la razón por la que los juicios humanos que deberían ser idénticos varían. Daniel Kahneman, uno de los psicólogos más conocidos del mundo y ganador del Premio Nobel de Economía en 2002, aborda el fenómeno en su último libro, Noise: A Flaw in Human Judgment.

Kahneman ganó su Premio Nobel por su trabajo pionero —con su colega psicólogo israelí Amos Tversky— sobre cómo los sesgos cognitivos moldean el juicio. Su trabajo, que comenzó a fines de la década de 1960, sentó las bases para el nuevo campo de la economía del comportamiento, que desafió la ortodoxia económica de que las decisiones son racionales.

El libro anterior de Kahneman, Thinking, Fast and Slow (Pensar, rápido y lento), publicado en 2011, atrajo gran parte de este trabajo a la atención de una audiencia más amplia y consolidó su reputación como una figura fundamental en la comprensión del comportamiento humano.

En Ruido, escrito junto a Olivier Sibony y Cass Sunstein, explora un fenómeno diferente al sesgo cognitivo.

El sesgo es un proceso psicológico y se puede detectar en el juicio individual, me explicó el genial de 87 años cuando lo entrevisté (vía video) para el Centro de Ideas de la UNSW. «Pero no podemos identificar el ruido en un juicio en particular». En cambio, debemos mirar conjuntos de juicios para identificar el ruido.

El ruido es un concepto estadístico

El nuevo libro de Kahneman presenta varios casos convincentes de los negocios, la medicina y la justicia penal en los que los juicios parecen variar sin una «buena» razón.

Un ejemplo es el análisis de huellas dactilares, en el que el mismo analista hace diferentes juicios sobre la misma impresión en diferentes momentos. Si el analista solo tiene la huella digital para mirar, y no tiene otra información sobre el caso, y decide que en una ocasión es una coincidencia y en otra no es concluyente, eso es ruido.

Si, por otro lado, el analista cambia de opinión debido a información adicional (por ejemplo, se le dice que la evidencia balística sugiere una conclusión diferente), eso es sesgo.

Ambos son un problema, dice Kahneman. Pero debido a que el ruido solo se puede identificar en las estadísticas, es más difícil pensar en él y, por lo tanto, tiende a pasar desapercibido.

Ruido en los juicios del sistema

El libro de Kahneman analiza muchos tipos diferentes de ruido, pero la discusión más significativa se relaciona con el ruido del sistema: la variabilidad en las decisiones que surgen en sistemas destinados a producir juicios uniformes.

Hay muchas situaciones en las que la diversidad de opiniones no es muy deseable. «El ruido es la variabilidad donde no lo quieres», dijo Kahneman.

Piense en el sistema judicial que produce sentencias o en el sistema de suscripción para establecer las primas de seguros. Estos sistemas están destinados a hablar con «una sola voz». Queremos que las sentencias judiciales reflejen el crimen, no el juez que escucha el caso. Queremos que dos suscriptores con exactamente la misma información calculen primas iguales o similares.

El desafío, entonces, es identificar la variabilidad no deseada y luego hacer algo para mitigarla.

El problema de la intuición

Sobre esto, el libro ofrece una idea clave que puede aplicar a su propia toma de decisiones: resista la “intuición prematura”, la sensación de que “sabe” algo cuando si no está seguro de por qué lo sabe.

En algunos casos, la intuición es muy útil para tomar decisiones instantáneas. En otras situaciones, menos críticas en el tiempo, Kahneman dice que los juicios basados en sentimientos intuitivos deben ser disciplinados y retrasados.

Actúe sobre la base de la intuición solo después de haber hecho una consideración equilibrada y cuidadosa de la evidencia, aconsejó. En la medida de lo posible, recopile esa evidencia de diversas fuentes y de personas que hayan hecho su propio juicio independiente de la evidencia.

Sin esto, dijo Kahneman, el ruido se puede amplificar fácilmente.

Pasando a la inteligencia artificial

Una respuesta a la prevalencia del ruido en los juicios es recurrir a las máquinas y dejar que las computadoras decidan.

Kahneman aún no es un entusiasta. Él cree que la inteligencia artificial va a «producir grandes problemas para la humanidad en las próximas décadas» y no está preparada para muchos de los dominios en los que se requiere juicio.

Sin embargo, a largo plazo, ve un mundo en el que es posible que “no necesitemos personas” para tomar muchas decisiones. Una vez que sea posible estructurar los problemas de manera regular y acumular suficientes datos sobre esos problemas, los jueces humanos podrían volverse superfluos.

Hasta entonces, queda mucho por hacer para reducir el error humano mejorando el juicio humano, en lugar de eliminarlo subcontratando las decisiones a las máquinas.

Conocer el ruido (y los prejuicios) ayudará con ese objetivo.


Ben Newell es profesor de psicología de la Universidad de New South Wales en Australia. Una grabación de la conversación completa de Daniel Kahneman con Newell está disponible en el sitio web del Centro de Ideas de la UNSW.

© The Conversation. Republicado con permiso.

Fuente: redaccion.com.ar, 08/06/21.

Daniel Kahneman
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