#Trigo récord: La campaña 2016-2017 fue de 18,3 millones de toneladas. Lo anunció @BuryaileRicardo hace instantes en rueda de prensa.
Cosecha récord de trigo en Argentina
febrero 23, 2017
Anunciaron una cosecha récord de trigo, muy por encima de los cálculos privados
Para el ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile, se alcanzaron 18,3 millones de toneladas; las bolsas de cereales proyectaron 15 millones de toneladas.
El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, anunció hoy una cosecha de trigo del ciclo 2016/2017 de 18,3 millones de toneladas. Según el funcionario, esa cifra se trata de un récord histórico.
El dato, no obstante, marca un contraste con estimaciones del sector privado. Si bien proyectó una cosecha un 39% mayor, para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires se recolectaron 15 millones de toneladas, por debajo del número oficial.
En tanto, la Bolsa de Comercio de Rosario también calculó más trigo, con un nivel de 14,95 millones de toneladas, contra 10,9 millones de toneladas del ciclo anterior.
El último récord de trigo se logró en la campaña 2007/2008, con 16.350.000 toneladas. Según el Gobierno, ahora se rompió ese récord, pero hay diferencias con las cifras del sector privado.
El mercado global del trigo
febrero 8, 2016
Argentina, Rusia, el dólar y el petróleo desbaratan el mercado global del trigo
El mapa del comercio mundial de trigo está siendo rediseñado por personas como Greg Harvey.
Por años, este productor de harina que opera desde Singapur alimentó con trigo australiano los molinos que gestiona en el sudeste asiático. En diciembre, se pasó a un nuevo proveedor: Argentina.
El cambio se produce conforme las cosechas récord, el dólar fuerte y el petróleo barato se combinan para sacudir un mercado de miles de millones de dólares. Los abultados silos están llevando a los productores a buscar nuevos mercados, mientras el petróleo barato está derrumbando los costos de transporte marítimo.
El fortalecimiento del dólar, por último, está socavando a los agricultores de Estados Unidos, el segundo mayor exportador mundial de trigo —una materia prima denominada en dólares— después de Canadá, y tornando más competitivo el trigo de un conjunto de países, de Rusia a Argentina.
Mientras tanto, Francia está vendiendo su grano a Indonesia, y Rusia a Nigeria. El jueves, un inusual cargamento de trigo argentino llegó al puerto de Wilmington, Carolina del Norte. Anualmente, EE.UU. importa alrededor de cuatro millones de toneladas de un consumo total de 30 millones de toneladas de trigo, según el Departamento de Agricultura de ese país (USDA, por sus siglas en inglés).
Con las cifras de la cosecha de este año, se prevé que Rusia se convierta en el mayor exportador de trigo y que las ventas de EE.UU. caigan a 21,8 millones de toneladas, su mínimo de 44 años, de acuerdo con el USDA. Según las mismas proyecciones, las exportaciones de Canadá también caerán, de 24,1 millones de toneladas el año pasado a 20,5 millones. Las exportaciones rusas, por el contrario, aumentarían 3%, a 23,5 millones de toneladas.
“Hay una gran cantidad de trigo y, en última instancia, lo que importa es el precio”, dice Harvey, presidente ejecutivo de Interflour Grupo Pte.
En diciembre, el precio de los futuros de trigo comercializados en Chicago cayó a mínimos de cinco años. El viernes, el trigo para entrega en marzo perdió 6 centavos, o 1,3%, a US$4,6675 el bushel en la Chicago Board of Trade, 3,2% por encima del valor registrado el 2 de diciembre.
A medida que el precio del trigo cae, el fortalecimiento del dólar —que a finales de enero alcanzó su nivel más alto frente a otras monedas en más de 13 años, según el WSJ Dollar Index— está encareciendo el trigo de EE.UU. para los compradores que utilizan otras divisas.
“A menos que las monedas de los mercados emergentes dejen de caer, EE.UU. va a perder más cuota de mercado de exportación y comenzará a ver más una mayor entrada de productos extranjeros”, dice Michael McDougall, director de productos agrícolas de Société Générale SA en Nueva York.
Los consumidores parecen estar beneficiándose del trigo más barato, que se utiliza para pan, pasta y pienso para animales. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señaló el jueves que el exceso de granos y la mayor competencia ayudaron a hacer caer los precios de los alimentos en enero a mínimos de cerca de siete años.
En la campaña agrícola 2015-2016, las reservas mundiales de trigo llegaron a 213 millones de toneladas, su nivel más alto desde 1960, según el Consejo Internacional de Cereales. Gracias a las perspectivas favorables de la cosecha para la temporada 2016-2017, agregó el organismo, se espera que los inventarios caigan sólo ligeramente, al segundo mayor nivel de la historia.
El rediseño de las rutas comerciales fue lubricado por una caída de 20 meses en los precios del crudo, principal factor de la reducción de costos del flete. El Baltic Dry Index, que mide el precio de trasladar materias primas por mar, alcanzó el jueves su nivel más bajo desde que se llevan estos registros. El mes pasado, los operadores ofrecieron embarques de trigo de Francia a Egipto por US$7,59 la tonelada; un año antes, ese flete costaba US$13,75.
Los cambios en el mercado se producen luego de una racha de años de altos precios, cuando la demanda de China y otras economías emergentes aumentaba rápidamente. Sin embargo, al igual que con otras materias primas, desde el petróleo al cobre, la sobreoferta ha empujado los precios del trigo a la baja y ha desatado una batalla por cuota de mercado.
El equilibrio podría volver a cambiar si se produjeran cosechas catastróficas, una caída del dólar o un repunte del precio del petróleo. No obstante, pocos prevén que esto ocurra en el corto plazo.
Rusia presiona para ocupar el lugar de EE.UU. en el negocio del trigo. A mediados de enero, el rublo cayó a su valor más bajo de la historia frente al dólar. Con el abaratamiento de su cosecha en términos de dólares, el trigo ruso está llegando a lugares donde no había estado en muchos años, o a los que nunca había llegado, y está aumentando su participación en mercados establecidos, como Egipto. Este avance incluye mercados tradicionalmente dominados por EE.UU., que el año pasado fue superado por Canadá como el mayor exportador de trigo.
“Esta temporada estamos vendiendo más a destinos lejanos como Nigeria (…) y también hemos vendido algo de trigo a México”, dice Andrey Sizov, director gerente de la consultora agrícola rusa SovEcon.
México, en general deficitario en granos, registra importaciones de trigo que oscilan en torno de los 4,5 millones de toneladas anuales, según el USDA. Brasil, otro país que consume más trigo de lo que produce, importa el grano en volúmenes que varían, por ejemplo, entre los 7 millones de toneladas del año agrícola 2013-2014 a los casi 5,9 millones de 2014-2015.
El auge del trigo ruso, por ejemplo, perjudica a los agricultores estadounidenses, contribuyendo a la caída de 38% en los ingresos del sector el año pasado, según el USDA.
EE.UU. también enfrenta una renovada competencia de Argentina. En diciembre pasado, el nuevo presidente del país sudamericano, Mauricio Macri, levantó los controles de capital y dejó que el peso perdiera casi un tercio de su valor frente al dólar en un día. También eliminó el impuesto de exportación de 23% que pesaba sobre el trigo.
Otros productores occidentales se han visto también muy afectados por estos cambios.
En la cosecha pasada, Francia suministró 40% del trigo que compró Egipto, el mayor importador mundial del grano. En la actual temporada, que va de julio a junio, Francia tuvo que esperar hasta noviembre para vender su primer cargamento a Egipto, una operación facilitada por la depreciación del euro. No obstante, las esperanzas que tenían los exportadores franceses de recuperar su posición en Egipto se desvanecieron en diciembre, cuando las medidas tomadas por Macri dieron lugar a una oleada de granos argentinos en el mercado mundial.
“Francia debería haber ganado, pero ahora Argentina estaba allí, US$5 más barato”, diceGabriel Omnes, analista de la consultora francesa Stratégie Grains.
Fue en esa época que Harvey, de Interflour, ordenó un cargamento de Argentina. Fue la primera vez que lo hizo desde 2009. “Todo el tiempo estamos buscando nuevos proveedores (…) y ahora tenemos tantos entre quienes elegir”, dice el operador.
Fuente: The Wall Street Journal, 08/02/16.
La gran cosecha de China amenza al mercado internacional de granos
agosto 28, 2014
La gran cosecha de China presiona el mercado internacional de granos.
Un campesino airea trigo recién cosechado cerca de la ciudad de Yuncheng. Xinhua/Zuma Press
China ha pasado de vivir períodos de escasez y hambrunas hace sólo unas décadas a una productividad agrícola que es celebrada como un éxito por el gigante asiático.
Este año, mientras los agricultores se preparan para comenzar sus cosechas, el país se encamina a su decimoprimer año consecutivo de abundancia de granos. Sin embargo, la producción es demasiado alta incluso para el país más poblado del mundo, lo que ha desbordado los depósitos y plantea un dilema para las autoridades.
Estimaciones de medios estatales indican que el gobierno tendrá una reserva de 150 millones de toneladas de granos que incluyen tres de los cultivos más importantes de China: arroz, trigo y maíz. La cifra duplica los 75 millones de toneladas del año pasado y aumenta la sobreabundancia de commodities agrícolas que está socavando los precios.
«Los funcionarios chinos siempre hablan de tener una gran cosecha», dice Fred Gale, economista del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). «Eso suena como algo bueno, ya que se han preocupado porque la oferta siga el ritmo de la demanda. Pero ahora, China parece estar teniendo problemas con excedentes de la mayoría de sus commodities».
La abundancia de granos es motivo de elogio en el país. Sin embargo, China está gastando mucho más de lo necesario para alimentar a sus habitantes y se verá obligada a vender sus excedentes en un mercado global que ya sufre de un exceso de oferta.
La situación ha dejado expuesto el ineficiente y costoso programa de subsidios del gobierno diseñado para mantener altos los ingresos de los agricultores. Beijing intenta encontrar la fórmula para proteger a sus residentes rurales al tiempo que reduce la producción de estas materias primas perecederas con el fin de ahorrar dinero y evitar que haya excedentes de suministros.
La sobreabundancia de China no podría haber llegado en un peor momento para los agricultores estadounidenses de maíz, que tendrían una cosecha récord de 14.000 millones de bushels (más de 355 millones de toneladas) según el USDA. Los futuros de maíz han caído 15% este año tras derrumbarse 40% el año pasado, y la negativa de China a comprar maíz estadounidense ejercerá una mayor presión sobre los precios, afirma Jason Britt, presidente de la corredora Central States Commodities Inc. «(La falta de compras de) China ha sido un factor que ha contribuido a los precios bajos», dice. «Ahora, la tarea del mercado es bajar a un nivel donde encontremos demanda».
El tamaño preciso y los costos del programa de subsidios son difíciles de determinar. Datos oficiales muestran que China compra un tercio de la producción de maíz, mientras que estimaciones de medios estatales señalan que el gobierno gastó US$36.000 millones en los últimos dos años para realizar adquisiciones cuando los precios del mercado tocaron fondo.
«Las reservas son absolutamente gigantescas, muy por encima de cualquier cosa que se pueda justificar con un fundamento comercial», dice Thomas Pugh, economista de Capital Economics en Londres. «Esos son bienes perecederos, así que empezarán a deteriorarse». Pugh calcula que China posee alrededor de 40% de las reservas de maíz del mundo. El país planea construir instalaciones de almacenamiento para guardar 50 millones de toneladas más de granos para 2015, según medios estatales.
Cerca de 70% del consumo de maíz de China se destina a la alimentación de ganado, conforme aumenta el apetito de los chinos por carne, y el resto es procesado en jarabe o almidón.
El problema es particularmente agudo este año, debido a un auge de la producción también en EE.UU. y un desplome de los precios allí a cerca de mínimos de cuatro años, mientras que las cotizaciones en China han permanecido elevadas debido a los subsidios. Eso crea un incentivo para que los operadores chinos importen maíz, lo que eleva aún más el inventario de China, apunta Jikun Huang, director del Centro de Política Agrícola China, una entidad estatal en Beijing.
El maíz en la Bolsa de Commodities de Dalian se negocia a casi el triple del precio de los futuros en la Chicago Board of Trade.
Este año, China ha tratado de limitar las importaciones de maíz estadounidense, atribuyendo su decisión a la presencia de organismos genéticamente modificados (OGM). No obstante, Huang señala que los operadores le han encontrado la vuelta al importar otros sustitutos de pienso como cebada y sorgo.
No es fácil para China deshacerse de estas enormes reservas y el gobierno ha indicado que está al tanto del problema de la falta de silos.
«En el pasado, nos hemos enfocado en aumentar la producción y la calidad del grano (…) ahora necesitamos reformas para comprar, vender y almacenar mejor, y así contribuir a la seguridad nacional», dijo el primer ministro, Li Keqiang, según el sitio web de la Administración Estatal de Granos.
«Es increíble que China pueda pasar por alto los OGM cuando las reservas son bajas, pero cuando tratan de proteger a sus agricultores o tienen un excedente, pueden encontrar cualquier excusa. Son barreras comerciales, simplemente llamémoslas por lo que son», dice Britt.
En enero, el gobierno indicó que empezaría programas de prueba para el algodón y la soja —dos cultivos con menor importancia estratégica— para acabar con la acumulación de reservas e implementaría un sistema de precios objetivo, para que estén más determinados por el mercado.
«El gobierno se mueve en la dirección correcta, paso por paso», afirma Cherry Zhang, analista de maíz de Shanghai JC Intelligence Co. «Pero mucho depende de cómo resulten en la práctica los cambios para el algodón y la soja«.
—Tony Dreibus contribuyó a este artículo.
Fuente: The Wall Street Journal, 28/08/14.