Una joya recuperada de Julio Verne

julio 14, 2021 · Imprimir este artículo

Una joya exhumada de Julio Verne

UN SELLO LOCAL RESCATO DEL OLVIDO «EL CONDE DE CHANTELEINE», NOVELA BREVE Y TREPIDANTE

La obra transcurre durante la guerra de la Vendée, es decir, la rebelión de campesinos y nobles católicos contra la república surgida de la Revolución Francesa. Un veto ideológico impidió que se editara como libro durante un siglo.

Por Agustín De Beitia.

La epopeya de los católicos que se alzaron contra el régimen surgido de la Revolución Francesa sigue siendo en gran medida ignorada. El levantamiento de campesinos y nobles de la región de la Vendée en defensa de la fe y la monarquía, así como la cruenta guerra que le siguió, fueron silenciados durante dos siglos por la historiografía oficial de la República. No es extraño, por lo tanto, que tampoco haya una literatura abundante sobre el asunto. Una de las pocas excepciones fue nada menos que Julio Verne, quien retrató esta contrarrevolución en una novela corta y poco conocida, El Conde de Chanteleine, rescatada ahora del olvido por un pequeño sello local, la Cooperativa de los Libros Dormidos.

Verne (Nantes, 1828-Amiens, 1905) se inspiró en la vida real de Pierre de la Champonniere y de su capellán, el padre Fermont. Siendo bretón, es natural que el escritor se haya interesado en la Guerra de la Vendée ya que se crió escuchando hablar sobre ella. La historia en cuestión la conoció por boca de los hijos de la Champonniere, en casa de su tío Prudent, en Nantes.

La escribió en 1862 y alcanzó a publicarla por entregas en un periódico mensual literario de París, Musée des Familles, entre octubre y diciembre de 1864. Era el año del comienzo de su fama. Pero su escrito no quedaría libre de la censura. Años después, cuando quiso editarla en un único volumen, ya su editor, Pierre-Jules Hetzel, se negó.

Se han visto razones ideológicas en ese veto y la lectura de la novela demuestra que motivos no faltan para tal sospecha, dada la plena identificación de la obra con el Ejército católico o blanco.
Más de un siglo pasó hasta que finalmente se editó como libro en Francia en 1978 dentro de la recopilación «Histoires inattendues», en Union Générale d»Editions. Es probable que a la Argentina nunca haya llegado esa versión francesa. Así al menos lo indica la presente edición, que se vale de la temprana traducción que sí hubo en España, en 1876, a cargo de Manuel Aranda Sanjuán.

LA HISTORIA

El Conde de Chanteleine cuenta la historia de un miembro de una de las más antiguas e ilustres familias de Bretaña que, como otros jóvenes nobles, abandonó su casa para unirse al ejército católico, dirigido por un arriero y un guardabosques. Un ejército que entonces contaba ya con unos cien mil hombres.
Verne nos lleva a internarnos en esa primera campaña de victorias arrolladoras del bando realista-clerical, hasta que suena la hora de la derrota, que es cuando asistimos al pánico y al repliegue desesperado entre disparos de cañones. El drama es vívido. Estremece. Casi se puede sentir el frío, los gritos de dolor y la desesperación.

Aunque la intervención del Conde en el combate ocupa poco espacio, la Guerra de la Vendée es el trasfondo de toda la narración. Obligado a dejar el frente de batalla ante la noticia del ataque a su castillo, el protagonista emprende una larga travesía, acompañado por su fiel criado, el campesino Kernan. Y en ese viaje, y en sus posteriores peripecias, permanecerán siempre asechados por los republicanos o recluidos en constante tribulación.

Ritmo trepidante, bellas descripciones de las llanuras y los campos cultivados, aventura y romance, se alternan en esta magnífica novela que hace reverberar en el interior la emoción de las lecturas juveniles.
Verne mira con gran simpatía el alzamiento católico. Presenta a sus protagonistas como héroes, guiados por el honor y la devoción, y a sus oponentes como crueles y despiadados. Nos mete de lleno en el reinado del Terror impuesto por la república y la persecución, entre rostros cubiertos de palidez y semblantes descompuestos por la ira, que revelaban pasiones inhumanas. Una época en que Francia estuvo al borde del abismo.

Es cierto que al promediar la novela hay un pequeño inciso, desconcertante, que muestra comprensión con el Comité de Salvación Pública del régimen. Pero es un comentario disonante, que cierta crítica -no sin razón- atribuyó a la necesidad de hacer una concesión para intentar superar la censura, algo que de todos modos no logró.

LA GUERRA

El historiador español Alberto Bárcena Pérez remarca a este diario el móvil religioso de la Guerra de la Vendée. Explica que fue en defensa de la fe que «los campesinos fueron espontáneamente a pedir a los nobles de la región que les condujeran al combate, aunque hubo también jefes vendeanos de extracción humilde».

«Se presentaban como «Ejército Católico» -dice- y llevaban el detente del Sagrado Corazón; en las marchas rezaban el Rosario». Gran parte de todo esto se trasluce con claridad en la novela.
Bárcena Pérez no duda en calificarlo de «verdadera cruzada que el gobierno republicano convirtió en el primer genocidio de la edad contemporánea: hombres, mujeres, ancianos y niños fueron torturados y asesinados por miles; sus pueblos, campos, aldeas, granjas y bosques, incendiados concienzudamente».
«Dicho genocidio nunca ha sido reconocido oficialmente, pero ya es innegable», asegura.

La chispa que hizo estallar el levantamiento fueron las continuas levas populares para hacer frente a los enemigos externos del régimen. Pero los ánimos se habían ido caldeando con su política anticlerical.
Al respecto, Bárcena Pérez, que es autor de La Guerra de la Vendée: una cruzada en la Revolución, menciona la confiscación de bienes de la Iglesia y el intento de desplazar con sacerdotes «juramentados» (aquellos que aceptaron jurar por la Constitución) a los que pasaron a conocerse como «refractarios», que continuaron siendo fieles al Papa y a la Tradición, y fueron perseguidos, expulsados, y finalmente, ejecutados.

En la novela de Verne hay escenas muy elocuentes que reflejan hasta qué punto esta imposición tiránica y anticlerical sublevaba a los campesinos. Tan diáfana exposición sobre el origen del conflicto plantea la inevitable pregunta: ¿Qué movió realmente a Julio Verne a escribir esta novela? ¿Era Verne católico?

¿ERA CATOLICO?

El historiador francés Frédéric Gugelot, especializado en los intelectuales católicos de su país, afirma a este diario que, precisamente por estar consagrado a la insurgencia de 1793, El Conde de Chanteleine es un libro un poco particular en la producción de Verne».

«Verne provenía de una familia muy católica y era él mismo católico por tradición, pero su práctica era más que nada por costumbre», admite Gugelot, sin terminar de explicar entonces a qué se debe la peculiaridad de esta obra.

La española María Lourdes Cadena, docente e investigadora en el departamento de Filología Francesa de la Universidad de Zaragoza, que se ha interesado por las nouvelles o relatos breves de Verne, previene también a este diario que «siempre se ha querido poner a este escritor etiquetas, la mayoría de las veces falsas (creador de la ciencia ficción, misógino, e incluso masón)». En su opinión, es un autor «poliédrico».

Sobre la simpatía del autor por el levantamiento católico, Cadena -que aporta valiosos datos para seguir el recorrido editorial que tuvo la novela- advierte que los personajes de Verne no son Verne.

«Los personajes principales de Verne -explica- se caracterizan por defender los valores sociales y humanos, el amor al hombre y a la naturaleza, el respeto, pero sobre todo por el alto sentido del honor. Evidentemente tras la ayuda humana, pueden aparecer en su obra invocaciones a la ayuda divina. Esa idea del honor está siempre presente en todos sus relatos, tanto en Chanteleine, como en Mistress Branican, en El Chancellor, e incluso en el capitán Nemo».

La catedrática cree que esta obra también «destaca por la nobleza y por la historia de un héroe de aventuras, un espadachín a la manera de Alexandre Dumas que se pone del lado de los débiles».
Pero aunque ese sea el móvil principal en sus obras, hay buenas razones para pensar que, al menos en esta novela, es la fe, más que el honor, la verdadera piedra de toque. No de otro modo se puede interpretar la conducta del conde, que corre a tomar las armas dispuesto a morir por «una santa causa»; reza de rodillas; lee el oficio divino; muestra «resignación y sometimiento a la voluntad divina», exalta el sublime valor de los sacerdotes y de la santa misa, y hasta se preocupa por la falta de acceso al sacramento de la confesión. Tampoco es posible entender de otro modo la entera Guerra de la Vendée.

Con estas demostraciones de fe y de piedad popular tan intensas y tan claramente expresadas, es insoslayable que Verne está apuntando a la dimensión sobrenatural que tuvo el conflicto en la realidad. Aunque es posible que su motivación siga cubierta por el misterio.

Fuente: laprensa.com.ar, 17/11/19.

Más información:

El Conde de Chanteleine, la novela censurada de Julio Verne

Julio Verne, un gran visionario

______________________________________________________________________________

.

Comentarios

Los comentarios estan cerrados.