Si gana Macri, Echegaray renunciará a la AFIP

noviembre 2, 2015

Echegaray no seguirá en la AFIP si gana Macri

El jefe de los recaudadores dejó trascender a través de sus voceros que se irá del organismo si Cambiemos gana en segunda vuelta. Scioli le había ofrecido continuidad. 

afip-logo-01Ricardo Echegaray dejaría su puesto si Mauricio Macri le gana el ballotage a Daniel Scioli y llega a la presidencia. Así deslizaron allegados suyos mientras el jefe de la AFIP anunciaba la marcha de la recuadación que arrojó un 28,5% en octubre en comparación con un año atrás.

Por cierto, Mauricio Macri ya había hecho público el pedido de que Echagaray abandone el cargo que vence en diciembre de 2016. Sin embargo, el jefe de Gobierno porteño y candidato a presidente de Cambienos ayer dijo en una entrevista televisiva que tanto Echegaray como Gils Carbó tenían el ciclo cumplido.

En la rueda de prensa, mientras Echegaray presentaba los datos de la recaudación aprovechó para hacer campaña al elogiar las promesas de Scioli en materia económica y deslizó críticas al candidato opositor.

«Me siento orgulloso de acompañar este modelo, que fue exitoso», afirmó para señalar que «muchos piensan que la solución viene del financiamiento internacional», en obvia alusión al líder del PRO. «Las políticas activas se tienen que llevar adelante con prudencia», agregó Echagaray y luego dejó su vaticinio de cara a la segunda vuelta del 22 de noviembre: «Argentina dará un salto adelante y no al vacío», concluyó con otro slogan de campaña.

Fuente: clarin.com, 02/11/15.

Cristina Kirchner hipoteca el futuro para pagar su relato

noviembre 2, 2015

Patios

Por Enrique Szewach.

argentina país bananeroPuede ser que los resultados de las elecciones del domingo pasado, en particular los correspondientes a la Provincia de Buenos Aires, no hayan sido los previstos para muchos. Sin embargo, las acciones y las palabras del gobierno nacional durante la semana que pasó, ratifican algo que sí estaba previsto para muchos, no habrá transición. En efecto, el Banco Central, por ejemplo, se ha empecinado en regalarle pesos a quienes apuestan a la suba del dólar oficial en el mercado de futuros.

Confieso que me cuesta entender cuál es la razón que lleva a las autoridades monetarias a organizar este extraño juego en dónde todos los que intervienen ganan y el único que pone es el Banco Central.

Y me cuesta entenderlo porque, a estas alturas, está claro que el único que supone que el dólar oficial valdrá, en marzo del 2016, apenas 12% más que hoy es el amigo Vanoli.

Pero más que un “supuesto” se trata de una fantasía. Dadas las reservas del Banco Central, dado el atraso del tipo de cambio acumulado, con el consiguiente parate de la actividad de los sectores exportadores. Dada la fortaleza del dólar en el mundo.

Dadas las devaluaciones de Brasil y el resto de la región. Y, sobre todo, dada la cantidad de pesos que se van a emitir para cubrir el déficit en lo que resta del año.

Tanto es una fantasía, que el propio Banco Central se ha visto obligado a racionar aún más los pocos dólares líquidos que quedan, profundizando el cepo y cerrando más la venta de dólares a importadores y a empresas vinculadas al turismo, para no seguir perdiendo reservas al actual precio del dólar oficial.

Estamos ante un extraño caso de “populismo monetario” en dónde el Banco Central ha decidido regalarle pesos a sectores que no son precisamente pobres, ni siquiera asalariados. Y no son pocos pesos. Podrían llegar a ser cerca de 100.000 millones. Millones que serán parte de la emisión del año que viene.

Es decir, parte de la herencia de descontrol monetario y cambiario que tendrá que enfrentar el que venga. Obviamente, siempre existe la alternativa de que se pretenda destruir también el mercado de futuros, con alguna maniobra.

Pero lo cierto es que, mientras tanto, todas estas “medidas”, sumadas a la descapitalización de las Compañías de Seguros, obligándolas a vender bonos dolarizados y otras barbaridades por el estilo en el mercado de capitales, apenas han servido para que la brecha cambiaria no se estirara aún más. En cualquier otro país del mundo esto sería un escándalo digno de las páginas político-policiales. Aquí, por ahora, no ha abandonado el rincón de los analistas especializados.

Otra área en dónde claramente no habrá transición, es en los aspectos fiscales. El oficialismo votó otro presupuesto falso. Y el gobierno hace rato que abandonó la política de reducción paulatina de los subsidios económicos que mantienen artificialmente bajos los precios de la electricidad y el gas, en el marco del “populismo tarifario”.

Sólo los precios del petróleo, y por ende el de los combustibles, han sido actualizados, no tanto como parte de una nueva política energética integral, si no para evitar una crisis preelectoral en las provincias petroleras.
Está claro, entonces, que tampoco en el área fiscal y de política de precios de la energía y el transporte habrá transición. Lo mismo sucede con la política comercial externa.

A fin de año, la Argentina debería presentar, conforme al fallo de la Organización Mundial de Comercio, su nuevo esquema de manejo administrativo de las importaciones, en reemplazo de la discrecionalidad y arbitrariedad actual.

Esta es una cuestión que combina política con técnica. Bien podría el equipo saliente haber invitado a delegados técnicos de los candidatos que participan del ballotage para discutir, desde la técnica, las opciones disponibles.

Sin transición y con pura herencia, los problemas que dejan la Presidenta y su gobierno para el futuro, se irán agravando. Y, por lo tanto, las cuestiones que deberán resolver el próximo Presidente y su equipo, sea éste el “innombrable” o sea Macri, serán mucho más complicadas que lo que lucían algunos meses atrás.

Sin transición, el gobierno hará todos los esfuerzos necesarios para priorizar el relato y que no se note la crisis. Hubiera sido mejor canalizar dichos esfuerzos para lograr hacer más fácil la vida futura de los argentinos. Pero está claro que hoy la Presidenta está más para los patios que para la Patria.

Fuente: Perfil, 01/11/15.
Más información: www.szewachnomics.com.ar

29/10/15

29/10/15

 

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El valor de los datos de los clientes

noviembre 1, 2015

Los datos de los clientes, un tesoro ignorado por muchas empresas

Por Alexandra Samuel.

Se trata de los datos que las compañías recolectan cada vez que un cliente compra uno de sus productos o visita su página web. Es una mina de oro que seguirá creciendo a medida que la llamada Internet de las cosas multiplica la cantidad de información recopilada sobre los consumidores, desde sus rutinas de ejercicio y uso de electricidad hasta cuánta distancia conduce en su auto y cuánto pesa.

Las empresas no son ningunas novatas en esta materia. Aprovechan esta información para diseñar sus campañas de marketing, para tomar decisiones de investigación y desarrollo y para emprender iniciativas de negocios. No obstante, a menudo estos datos son resguardados bajo siete llaves. Se usan para estudiar y llegar a posibles clientes, pero rara vez se comparte con ellos.

embudo de marketingEs comprensible. Una combinación de ansiedad competitiva y preocupaciones de seguridad hacen que las compañías sean renuentes a revelar esta clase de información. Permitir que los usuarios accedan y utilicen sus datos personales de maneras innovadoras les ofrece más valor cuando compran los productos y servicios de la compañía. Además, compartir información agregada ayuda a las empresas a aumentar el reconocimiento de marca y captar nuevos clientes.

¿Muchos dibujos animados?

Imagine una compañía de televisión por cable que me dice cuántas horas dedican mis hijos a ver dibujos animados en televisión y lo compara con otras familias con hijos de la misma edad. Si mi hijo está mirando cinco veces más horas que el hijo del vecino de la misma edad, me gustaría saber que tengo que reducir su tiempo de pantalla. (En realidad, le mostraría la información a mi hijo para que entendiera porqué tiene que pasar menos tiempo frente al televisor).

O tal vez me suscriba al canal educativo que la empresa ha estado promocionando, ya que veo que otros niños dividen su tiempo entre mirar dibujos animados y programas de ciencia.

¿No cree que el valor de esa empresa de TV por cable aumentó para mí? No cabe duda de que optaré por ese proveedor que me brinda esa información por encima de la compañía que se limita a enviarme una cuenta mensual sin explicarme los hábitos de consumo de mi familia.

Otro ejemplo es el supermercado. Mis datos de fidelización podrían ayudar al negocio más cercano a determinar qué artículos colocar en sus estanterías o enviarme ofertas de mi marca favorita de champú. Sin embargo, la información que recaba el supermercado sería mucho más valiosa si yo pudiera acceder a ella en forma directa, para facilitar mis compras.

Enlace con la báscula

Los supermercados me podrían decir con exactitud cuántas veces compro leche, yogur, bananos y otros alimentos. Esa información me ayudaría a planificar mejor mis compras. Mejor aún, me podrían ofrecer datos en una forma que yo pueda combinarla con otras fuentes para determinar cómo mi peso y mi estado físico se relacionan con mi alimentación. ¿Como mejor cuando hago más ejercicio? ¿Cocino más a menudo o salgo a comer a restaurantes?

Una vez que un supermercado me suministra esa información, dejaré de hacer esos viajes repentinos a la tienda de la esquina cuando se me acaba la leche o se me antoja un helado. Haré todas mis compras en el negocio que me ayuda a monitorear y acceder a mis datos.

Incluso las empresas que no tienen una relación diaria, semanal o incluso mensual con sus clientes pueden participar de esta tendencia. Una ferretería podría seguir de cerca el desempeño de mis bombillos y las pilas que compré y decirme cuando es hora de reemplazarlos. La compañía de jardinería podría hacernos abrir una cuenta en Internet con la variedad de plantas que sembramos para luego recordarnos que es hora de podarlas. Nuestro dentista nos puede indicar cuántas veces nos hacemos una limpieza. Todos estos escenarios tienen que ver con darle a los clientes información adicional sobre como compran sus productos y servicios, de modo que podamos continuar una relación y seguir acudiendo a ellos.

Incluso las empresas que no tienen una relación diaria, semanal o incluso mensual con sus clientes pueden participar de esta tendencia, dice Samuel. ENLARGE
Incluso las empresas que no tienen una relación diaria, semanal o incluso mensual con sus clientes pueden participar de esta tendencia, dice Samuel. Photo:

Datos agregados

Las empresas no sólo tienen que ofrecerme un vistazo individualizado con los datos que les estoy proporcionando. También tienen a su disposición cantidades enormes de información agregada que yo encontraría fascinante y útil. Tales datos podrían ser material de entradas de blogs e infografías, informes y comunicados de prensa. Toda esta información sería mucho más interesante, importante y lista para compartir que el contenido típico producidos por los equipos de marketing.

Las empresas de medios, por ejemplo, no se tienen que limitarse a sugerir películas a sus suscriptores según sus antecedentes de alquiler. En lugar de ello, ¿por qué no desglosar los hábitos cinematográficos por edad y género y sugerir una lista de películas populares entre hombres y mujeres de mi edad? De esta forma, en vez de discutir sobre la cinta que me recomendaron y la que le recomendaron a mi marido, podemos hallar una cinta que nos gueste a los dos. Esta clase de información distingue la marca de una empresa de una vasta gama de competidores. Tengo múltiples formas de alquilar una película, pero hacerlo de una empresa que agrega los datos sería una experiencia que voy a asociar con el fortalecimiento de mis relaciones.

Una librería podría decirme cuáles libro escolares son los mejores predictores de una lectura entusiasta durante la adolescencia. Puedo recibir una lista de los libros infantiles que mejor se venden en cualquier parte, pero como padre me interesa comprar libros que fomenten una pasión en mis hijos por la lectura durante el resto de sus vidas. Eso me ayuda a ser un cliente más frecuente ahora y la librería también se gana mi lealtad hacia una marca que comparte mis valores.

Las cadenas minoristas me pueden contar acerca de las diferencias regionales o estacionales de los compradores o las horas a las que les gusta salir de compras. Si la tienda me dice cuándo prefiere la gente comprar sus abrigos de invierno, entonces puedo ir antes y obtener la mejor selección. Si me dice en qué ciudades se vende más chocolate, y en cuáles se vende más vino, ya sé qué comprar cuando salgo de viaje.

En última instancia, el mensaje es claro: ya sea que se difunda cliente por cliente o en forma agregada, compartir la información de los consumidores brinda la oportunidad de atraer nuevos clientes y ofrecer más valor.

La información de los clientes no es demasiado valiosa para compartir, sino demasiado valiosa para acaparar.

—Alexandra Samuel es investigadora de tecnología y autora de Work Smarter With Social Media, algo así como Trabaje en forma más inteligente con las redes sociales.

Fuente: The Wall Street Journal, 25/10/15.

 

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Cómo solucionar los problemas de Puerto Rico

noviembre 1, 2015

Cómo EE.UU. puede solucionar los problemas de Puerto Rico

Una protesta de sindicalistas en San Juan.
Una protesta de sindicalistas en San Juan. Photo: Alvin Baez/Reuters

Puerto Rico es a los Estados Unidos lo que Grecia es la eurozona: una economía fuertemente endeudada y mal administrada, atrapada en una unión monetaria con un vecino mucho más rico.

bandera de Puerto RicoCon cinco años de atraso, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico está siguiendo los pasos de Grecia. En agosto dejó de pagar su deuda y en noviembre podría quedarse sin efectivo, lo que obligaría a recortar empleos, pensiones y otras prestaciones sociales.

Para evitar una catástrofe económica y humana, la isla tiene que reducir su deuda y aumentar el crecimiento económico. La semana pasada, el gobierno de Obama propuso un plan que aborda el primer problema pero que hace muy poco para resolver el segundo. Sin una solución a los problemas económicos subyacentes, incluso una reducción de deuda será insostenible.

La deuda de US$72.000 millones de Puerto Rico y sus empresas públicas equivale al 100% de la producción anual de la isla. Ese porcentaje está muy por encima de otros países de América Latina y aunque se asemeja al de economías avanzadas. Sus causas son el persistente déficit presupuestal y un desempeño económico flojo: la economía de Puerto Rico se ha contraído casi cada año desde 2007, y su fuerza laboral se ha reducido 16% porque los trabajadores emigran al continente en busca de mejores empleos.

A medida que la economía se contrajo, las proporciones de deuda y los costos de endeudamiento aumentaron. El año pasado, Puerto Rico tuvo que pedir prestado a fondos de cobertura a una tasa de 8,5%, más del doble de lo que normalmente paga un estado [Puerto Rico es un territorio legalmente no incorporado de los EE.UU.; no es ni un estado independiente ni un estado de EE.UU.] Ningún gobierno puede sobrevivir por mucho tiempo con esta tóxica combinación de altas tasas de interés y contracción económica.

Por lo tanto, la deuda de Puerto Rico va a ser reestructurada. Cuanto más ordenado sea el proceso, mejor. Por desgracia, las conversaciones entre la isla y algunos de sus acreedores (principalmente fondos de inversión y fondos de cobertura) han avanzado poco hasta ahora, debido a la complejidad de una deuda que abarca 18 entes públicos, y la desconfianza justificada de los acreedores sobre la contabilidad de éstos.

Al igual que los estados pero a diferencia de muchos municipios estadounidenses, Puerto Rico no puede declararse en quiebra. El gobierno de Obama quiere que el Congreso cambie esta situación para que el territorio y sus acreedores puedan llegar a un acuerdo bajo la supervisión de un tribunal. Esto tiene sentido: los acreedores no van a cobrar todo lo que se les adeuda, retrasar lo inevitable empeora el dolor económico y en última instancia pueden erosionar lo que los acreedores recuperen.

Pero Puerto Rico no puede volver a tener calificación crediticia favorable hasta que no implemente dolorosas medidas económicas que permitan reencender el crecimiento.

Al igual que la parte continental de EE.UU., la isla experimentó un auge de bienes raíces, la explosión de la burbuja y la recesión. A diferencia de aquella, no se ha recuperado. Las generosas exenciones de impuestos federales que alguna vez atrajeron la radicación de industrias ya no existen, y la economía sigue siendo fundamentalmente poco atractiva para la inversión. Puerto Rico tiene que resolver algunos de los obstáculos a la inversión, como el bajo nivel de instrucción, finanzas públicas mal administradas, rígidas leyes laborales y un costoso monopolio público de electricidad.

Otros problemas, sin embargo, son absoluta responsabilidad del gobierno federal.

Bajo una ley de 95 años de antigüedad, los transportes de carga entre Puerto Rico y el continente deben realizarse en caros barcos estadounidenses, lo que aumenta los costos de la economía local. El salario mínimo federal (US$7,25) es demasiado alto dada la baja productividad de los trabajadores de la isla: representa 77% del ingreso per cápita, en comparación con 28% en el continente, y el pago de bonos obligatorios hace que el salario mínimo real sea aún mayor. El resultado de todo esto que muchos trabajadores no calificados son expulsados del mercado laboral formal.

Por último, los programas federales de seguridad social, tales como los subsidios sociales y por discapacidad, ofrecen beneficios muy altos en relación con los salarios, un importante factor que desincentiva el trabajo.

El alto salario mínimo y las generosas transferencias sociales explican por qué sólo 40% de los adultos puertorriqueños están en la fuerza laboral, en comparación con 62,4% en el continente. Muchos trabajadores se han unido a la economía informal, en la que no pagan impuestos pero tampoco mejoran sus habilidades.

Anne Krueger, una economista de la Universidad Johns Hopkins y exfuncionaria del FMI, quien lideró una revisión detallada de la economía de la isla, recomienda eximir a Puerto Rico de futuros aumentos del salario mínimo, una medida que el territorio ya está considerando, o al menos eximir del aumento a los trabajadores más jóvenes o los recién ingresados a la fuerza laboral.

El gobierno local, sin embargo, no contempla rebajar el salario mínimo o recortar de beneficios, con el argumento de que sería debilitar aún más una economía ya frágil y tal vez acelerar la emigración. En cambio, ha pedido al Congreso que otorgue un crédito tributario por ganancias devengadas, que daría pagos en efectivo a los trabajadores de bajos ingresos y fomentaría el trabajo.

Krueger dice que esto es una buena idea, pero que no será suficiente. “Es crítico [para Puerto Rico] lograr un cambio radical, y eso no se puede hacer con curitas”. La economista señala que Puerto Rico compite por turistas con México y la República Dominicana, que pagan salarios mucho más bajos por los mismos puestos de trabajo no calificados. “Muchos hoteles han cerrado por falta de turistas”.

Aliviar gradualmente la carga del salario mínimo y de prestaciones mal diseñadas, reducir el costo de la electricidad y el transporte marítimo y hacer menos onerosas las normas laborales debería finalmente volver a dar impulso la producción económica y los ingresos fiscales, deteniendo al mismo tiempo el desangre migratorio hacia el continente. La alternativa es el estancamiento, la creciente dependencia de la generosidad federal, y el riesgo de otra crisis fiscal futura.

Fuente: The  Wall Street Journal, 28/10/15.

Puerto Rico

 

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Gerentes contratados como Alcaldes

noviembre 1, 2015

La mitad de los alcaldes en los Estados Unidos son gerentes contratados y no elegidos

Las ciudades se organizan con estructuras del sector privado; el Concejo Deliberante designa a un ejecutivo que gestiona como un CEO.

Por Olivia Sohr.

Durham, una ciudad americana que prefirió el gerenciamiento
Durham, una ciudad americana que prefirió el gerenciamiento.

«Se busca intendente. Debe tener maestría de especialización y mínimo cinco años de experiencia.» Así podría ser un anuncio en una de las más de 3.500 ciudades estadounidenses en las que el ejecutivo local está en manos de un gerente contratado y no de un representante electo. En el sistema de «city managers» el Concejo Deliberante es el que rinde cuentas periódicas a la ciudadanía a través del voto, y administra la ciudad mediante la contratación de un alcalde.

usa bandera mapa 04«Llevo 14 años como manager y sobreviví a varios cambios del concejo, con diferentes posturas políticas», explica Todd Selig, manager de Durham, una pequeña ciudad de 15.000 habitantes en New Hampshire, uno de los estados más ricos de la unión. La relación con el Concejo es similar a la que podría esperarse de un CEO con su directorio: el concejo traza las grandes líneas de la política de la ciudad, cuáles serán las prioridades y las líneas de acción, y luego es el manager quien debe llevarlas a cabo. Si hay cambio de concejo, las líneas cambian, pero el equipo que las gestiona se puede mantener.

El manager debe acudir a las reuniones del Concejo, al igual que los miembros de su equipo, para responder y explicar lo que se hizo y los planes a futuro, y es evaluado una vez por año. En la última revisión, Selig obtuvo un puntaje de 4,3 sobre 5, sobre la base de 23 categorías que incluyen capacidad de liderazgo, la responsabilidad fiscal y hasta el uso adecuado de su tiempo al poder delegar responsabilidades de manera apropiada. El Concejo le recomendó a Selig que para 2015 diseñara un plan de sucesión para su equipo: teme que varios miembros clave dejen la ciudad y no se haya buscado un reemplazo adecuado.

El caso de Durham no es para nada particular. En los Estados Unidos es la forma más común de gobierno municipal: alrededor de 49% de las ciudades de más de 2000 habitantes se organizan así, de acuerdo con un relevamiento del International City

County Management Association (ICMA). La forma de gobierno más conocida, con un alcalde electo y un Concejo que cumple funciones legislativas, fue adoptada por el 44% de las ciudades. El resto son urbanizaciones muy pequeñas que tienen asambleas vecinales u otras formas de gobierno. Existen también ciudades que mezclan los dos sistemas más comunes y tienen alcaldes electos que trabajan junto a un gerente profesional.

La definición del sistema de gobierno no es necesariamente una cuestión de tamaño. Aunque las cinco mayores ciudades tienen intendentes electos, a partir de Phoenix -la sexta ciudad en población del país, ubicada en Arizona-, ya se observa a administradores profesionales a la cabeza. Lo mismo ocurre en San Antonio y Dallas (Texas), y San José (California), todas ciudades con un millón o más de habitantes.

Los primeros experimentos con este tipo de gobierno fueron a principios del siglo XX y a partir de entonces se popularizó. Al inicio, jugaron varios factores. Uno fue que las grandes empresas estaban aumentando su productividad «y esa preocupación se trasladó al Estado, de que tenía que ser tan eficiente como una empresa», señala Oscar Oszlak, especialista en administración pública, investigador titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes). Y agrega: «Ya se estaba delineando en las grandes empresas la idea del managment y la necesidad de que hubiera una profesionalización de la gerencia». Otro factor que pesó, dice Oszlak, fue «un cierto cansancio con las llamadas «máquinas partidarias», que usufructuaban los cargos públicos al llegar al poder». ICMA, que lleva la cuenta de los tipos de gobierno y promueve la profesionalización de las administraciones locales, informa que este tipo de gobierno está hoy en crecimiento.

La lógica detrás de este tipo de organización es que la política se juega al establecer las prioridades y los planes de acción, pero la ejecución es una cuestión puramente técnica. Si un buen administrador no es necesariamente alguien que gana elecciones, por qué no separar ambas funciones y profesionalizar la carrera del intendente con una educación específica para la administración de una ciudad, con el objetivo de imitar el proceso que ocurrió en el sector privado.

«Un gran porcentaje de los ejecutivos designados en los municipios norteamericanos tiene masters en administración (MBA) o en administración pública (MPA)», explica Oszlak. Y aclara que aunque es una posibilidad para contar con un gobierno eficiente, no es la única: «No quiere decir que un alcalde electo sea menos eficiente que uno profesional, porque a veces el liderazgo compensa. Y por otro lado, la gestión no depende sólo de la figura del ejecutivo, sino también de quien lo secunda». Un alcalde electo con un buen equipo puede ser igual de eficiente y tener mayor legitimidad al tener el respaldo del voto.

La valoración de la gestión en los gobiernos locales también juega en la Argentina. En las elecciones de 2013, con varios intendentes en campaña para el Congreso Nacional, uno de los atributos que más destacaron en sus campañas fue la capacidad de «resolverle los problemas a la gente». Hoy, ante la elección presidencial, tienen un rol en el armado político. «No recuerdo que se haya visto de manera tan clara tanta disputa por los intendentes para una elección presidencial», observa Diego Reynoso, investigador del Conicet y profesor titular de la Universidad de San Andrés. Si bien la capacidad de acción de los intendentes en el conurbano aumentó en los últimos años gracias a los mayores presupuestos que recibieron, en este caso no es la gestión lo que pesa, sino, como señala Reynoso, «el gran control político que tienen del territorio».

Más allá del tipo de sistema, ya sea el alcalde que funciona como CEO y administra una ciudad como una empresa, con la falta de representatividad que puede implicar, o con el intendente electo y la menor eficiencia que puede tener, la capacidad con la que se gobiernan las ciudades es un factor determinante para la calidad de vida. Más de 90% de la población local vive en zonas urbanas, y casi 50% en los cinco mayores aglomerados. El transporte público y los servicios básicos son cuestiones que los intendentes tienen que resolver. Sean electos o contratados, la capacidad de gestión de los equipos locales va a ser crucial para definir cómo se vive.

Los sheriffs sí se eligen por voto

En lugar de copiar el estilo de gobierno federal, casi la mitad de las ciudades norteamericanas imitaron al sector privado y se organizaron como empresas, con un gerente que recibe instrucciones del Legislativo electo. Los jefes policiales de los condados -los sheriffs-, en cambio, son electos por votación popular en la mayoría de los estados, y en general se renuevan cada cuatro años, al igual que una parte importante de los jueces, aunque su duración varía según el estado.

Fuente: La Nación, 01/11/15.

 

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Adios al kirchnerismo

noviembre 1, 2015

Dejar atrás al kirchnerismo

Por Joaquín Morales Solá.

Un solo dato podría explicar mejor que nada el monumental vuelco que dio la política argentina en los últimos días. Un liderazgo político distinto está muy cerca de hacerse cargo al mismo tiempo, y por primera vez en la historia, del gobierno nacional, de la Capital y de la provincia de Buenos Aires. Ningún otro presidente tuvo semejante influencia desde que el jefe de gobierno porteño es elegido popularmente, salvo un alianza forzada (obligada por la falta de alternativas) entre Néstor Kirchner y Aníbal Ibarra.

Ese acontecimiento eventual exhibe también el formidable tamaño de la derrota del kirchnerismo gobernante. Lo que sucedió ya, más allá de lo que ocurra el 22 de este mes, deja atrás a la fracción política que gobernó el país en los últimos 12 años. No hay partido político (y el peronismo menos que ningún otro) que aspire a resucitar lo que la sociedad sepultó, con honores o sin ellos.

Esa posibilidad se concretaría, desde ya si Mauricio Macri fuera elegido presidente dentro de tres semanas. La alianza política que lidera Macri ya ganó la Capital y Buenos Aires; debe conquistar todavía el gobierno nacional. Tres encuestas distintas, hechas sobre el fin de semana, le dan a Macri una ventaja sobre Daniel Scioli de 10 puntos porcentuales (55 por ciento a 45 en cifras redondas). Sin proyectar indecisos, una de esas encuestas dio 50 contra 37. Puede ser que Macri esté aún sobre la espuma de su elección del domingo pasado, pero podría darse el lujo de perder hasta la mitad de la espuma. Un triunfo en un ballottage de cinco puntos significaría una victoria importante.

chauLas segundas vueltas presidenciales, cuando sólo hay dos candidatos, se resuelven por porcentaje muy cercanos. El aspecto más novedoso de esas mediciones es que la mayoría, un 52%, cree que Macri será el próximo presidente. Antes de las elecciones del domingo pasado, una mayoría social creía que ese lugar lo ocuparía Daniel Scioli. También ha sucedido, por lo tanto, un quiebre en la conciencia social sobre la inevitabilidad del peronismo.

El problema de Scioli no es sólo la celebridad de Macri, sino también los estrechos márgenes personales y políticos con que cuenta para darle un giro decisivo al tramo final de su campaña. Es llamativo que Scioli haya desechado todos los consejos que le dieron de que se alejara de Cristina Kirchner y, en cambio, la ratificó de hecho como jefa de su campaña. La campaña sucia de descalificaciones y temores contra Macri y sus aliados fue lanzada por la Presidenta, primero en las redes sociales y luego en su propio discurso en la Casa de Gobierno. Pocas horas después, Scioli obedeció esa estrategia y también pidió en una entrevista periodística que el debate presidencial se hiciera con archivos fílmicos sobre las posiciones en el pasado de los candidatos. ¿Una especie de 6,7,8 llevado a la última cima de la política? Puede ser. Cristina había señalado ese camino y Scioli lo acató. Raro en Scioli, que antes le había prohibido a su equipo cualquier campaña sucia contra Macri.

Cristina sintió siempre, como toda persona arbitraria, pasión por la edición de viejas informaciones periodísticas. Nunca tuvo en cuenta que ningún político se salvaría del descrédito si el archivo de antiguas declaraciones fuera usado sin la debida contextualización, o si, al revés, fuera manipulado y editado tendenciosamente. No se salvarían ni Cristina ni Scioli. No es extraño en Cristina; el periodismo que ella amamantó nació y creció a la sombra de esa práctica. Es extraño en Scioli, que nunca hizo eso. ¿El cambio de ahora es la aceptación implícita de que está en desventaja frente a su rival?

El principal conflicto de Scioli es que no puede tomar distancia de Cristina. No pudo antes. ¿Qué hubiera sido de la elección del domingo si su fórmula se hubiera integrado, por ejemplo, con el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, como el propio Scioli quería, en lugar de Carlos Zannini? ¿Y si, encima, el candidato a gobernador de Buenos Aires hubiera sido Florencio Randazzo o Julián Domínguez en lugar de Aníbal Fernández, a quien el diario español El País comparó con Herminio Iglesias?

La situación del peronismo sería distinta, pero Cristina se obcecó en demostrar que ella era quien hacía y deshacía en territorio de Scioli. La culpa es de Cristina, por su certeza de que la política se movía a su antojo, pero es también de Scioli por no haberle dicho que no a tiempo.

En la conferencia de prensa del lunes pasado, Zannini tenía un lugar reservado entre el montón de funcionarios sciolistas. Un llamado de la Casa Rosada obligó a Scioli a colocarlo a su lado. Scioli aceptó. Así apareció, por primera vez desde la elección, ante la sociedad.

«No estaba al lado; estaba sentado unos centímetros atrás», aclararon los sciolistas. Ésa es la distancia que se permite Scioli. Cierta o no, el gobernador manifestó entre propios cierto temor por la versión de que Zannini se bajaría de la candidatura vicepresidencial si él cambiaba su discurso. «Dejalo que se baje. ¿Dónde va a ir?», le contestó uno de sus amigos. Scioli calló.

Otro amigo le dijo que su único camino para cambiar la dirección de la derrota era una clara diferenciación con Cristina. «Anunciá que Amado Boudou nunca será embajador en un gobierno tuyo o que derogarás en el acto el acuerdo con Irán», le propuso. Scioli tomó nota y calló. Poco después se dedicó a repetir los conceptos básicos de Cristina en su discurso. Si buscan un Scioli enfrentado con Cristina deberían, antes, buscar el método para que Scioli naciera de nuevo. No hay otra forma.

A Cristina, en cambio, no le importa Scioli. Se enfurece pidiendo el voto para su modelo, pero no para su candidato.

El domingo de la elección estaba preocupada sólo por la provincia de Buenos Aires y, más precisamente, por Lanús, donde competía como candidato a intendente el camporista Julián Álvarez. En el hotel Intercontinental esperaban Aníbal Fernández y La Cámpora. Scioli estaba con los suyos en el Luna Park. Es posible que Cristina haya imaginado un triunfo de Aníbal y de Álvarez para presentarse en el hotel y celebrar la victoria bonaerense, donde el cristinismo pensaba refugiarse. Scioli quedaría solo. Decepción. Aníbal perdió la gobernación y Álvarez perdió Lanús a manos del macrista Néstor Grindetti.

Ese domingo, los jueces Eugenio Sarrabayrouse y Domingo Sesín fueron llamados desde la Casa de Gobierno. La Presidenta los convocaba para el lunes siguiente. En una cordial reunión, les ofreció los cargos de jueces de la Corte Suprema. Nunca le importó a ella el resultado de las elecciones. Haría lo que quisiera bajo cualquier circunstancia. Sarrabayrouse y Sesín son profesionales respetados. «Quiero dejar la misma Corte prestigiosa que recibí», les comentó. Los jueces se fueron convencidos, por la seguridad con que les habló la Presidenta, de que ya existía un acuerdo con el radicalismo para el necesario acuerdo del Senado. No habló con nadie, ni siquiera con Scioli. Desgastó inútilmente a dos personas que merecían un trato mejor.

Una audacia de Scioli provocó en el acto la refutación de Cristina. Scioli prometió el 82% móvil a los jubilados, robándole una idea a Sergio Massa. Cristina le recordó públicamente que ella había vetado un proyecto de la oposición que disponía lo mismo. El problema de Scioli, en efecto, no es Macri, y la solución no vendrá con sólo sacarle el polvo a la historia para transformarla en cualquier cosa. Su problema es Cristina y la incapacidad de ésta para aceptar que la gloria que le tocó ya es más pasado que presente. Y que carece de destino.

Fuente: La Nación, 01/11/15.

 

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