China y EE.UU acuerdan equilibrar el comercio bilateral
Por Jorge Castro.
El encuentro Donald Trump / Xi Jinping en Palm Beach concluyó el 6/7 de abril con un acuerdo completo entre las dos superpotencias que fija el rumbo de los acontecimientos mundiales en los próximos 10 ó 15 años.
La posición norteamericana fue que el superávit comercial chino (US$340.000 millones, 2/3 del intercambio bilateral de US$ 560.000 millones en 2016), es “inaceptable”. La parte china coincidió con esta apreciación y agregó que ese desequilibrio le acarrea profundos trastornos macroeconómicos, sobre todo en la oferta monetaria y el alto nivel potencial de inflación. Frente a esto, Xi Jinping propuso un “Plan de 100 días” para reequilibrar el comercio bilateral.
El programa está centrado en el aumento de las exportaciones estadounidenses al mercado chino. Iría acompañado por una multiplicación de las inversiones de las transnacionales estadounidenses en sectores hasta ahora vedados de la República Popular (telecomunicaciones, mercados bursátiles, transporte, energía, finanzas).
También crecerían en forma inmediata las importaciones chinas de productos de EE.UU, y se intensificarían las inversiones de las compañías de la República Popular en el sector manufacturero estadounidense. China fue el año pasado el principal inversor extranjero en EE.UU (US$46.000 millones).
Reducir el superávit comercial chino implica disminuir su tasa de ahorro doméstico (48% del PBI) y aumentar el consumo individual.
Trump lanzaría este año un plan de infraestructura de US$1 billón hasta 2020, para actualizar la interconexión física norteamericana, que tiene un retraso de más de 20 años. Esto sucede cuando prácticamente no existen bienes públicos globales, salvo la “Ruta de la Seda”, cinturón de infraestructura de alta tecnología que conectaría a China con Europa Occidental a través de Asia Central y Rusia.
En la “Ruta de la Seda” se invirtieron más de US$60.000 millones en los últimos 3 años y completar el proyecto requeriría US$8 billones.
China se propone participar del plan de infraestructura norteamericano, con una inversión que abarcaría hasta 20% de lo presupuestado (aproximadamente US$200.000 millones). Lo puede hacer porque se ha convertido en la principal fuente de capitales del mundo. Las inversiones norteamericanas adquirirían un carácter cualitativo distinto si acceden, como ofreció Xi Jinping, a los mercados bursátiles chinos, que son los mayores del mundo y están todavía desconectados del sistema mundial.
El stock de capital de estos mercados asciende a 41% del PBI (US$4,6 billones), y el objetivo chino es que adquieran los niveles norteamericanos, donde alcanzan –Wall Street mediante– a 243% del producto.
Wilbur Ross, secretario de Comercio y mano derecha de Trump en esta negociación, dijo que la propuesta china constituye “… un cambio oceánico” en la relación entre los dos países.
El 6/7 de abril comenzó una nueva fase de la globalización, más inclusiva e innovadora que la de los últimos 40 años. Notoriamente, la iniciativa está en manos de China. Revela que es el nuevo eje del proceso de acumulación global y lidera el desarrollo capitalista del siglo XXI.
EE.UU ha sido el gran perdedor del proceso de globalización. En este período, especialmente a partir de 2001 (ingreso de China a la OMC) experimentó una ruinosa desindustrialización, con una alta pérdida de puestos de trabajo de baja calificación, una extrema acentuación de la desigualdad social y la quiebra material del “Sueño Americano”.
“La globalización es una espada de doble filo”, dijo Xi Jinping en Davos, que intensifica la integración del sistema, pero destruye a amplios sectores sociales. Atrás quedó la unipolaridad hegemónica de EE.UU, agotada con el colapso de Lehman Bross. en septiembre de 2008. Lo que viene se sustenta en el pleno despliegue de la nueva revolución industrial. “La política es el arte de conducir lo inevitable”, dice De Gaulle.
La manía del igualitarismo y el resultante ataque a la propiedad privada empezó a volverse sistemático con Platón.
Por Alberto Benegas Lynch (h).
.
En no pocas personas hay, a veces guardado en el interior, a veces exteriorizado, un sentimiento de envidia, celos y resentimiento por los que tienen éxito en muy diversos planos de la vida. Y estos sentimientos malsanos se traducen en políticas que de distintas maneras proponen la guillotina horizontal, es decir, la igualación forzosa para abajo al efecto de contemplar la situación de quienes, por una razón u otra, son menos exitosos.
Pero estas alharacas a favor del igualitarismo inexorablemente se traducen en la más absoluta disolución de la cooperación social y la consecuente división del trabajo. Si se diera en la naturaleza lo que pregonan los igualitaristas como objetivo de sus utopías, por ejemplo, a todos les gustaría la misma mujer, todos quisieran ser médicos sin que existan panaderos y lo peor es que no surgiría manera de premiar a los que de mejor modo sirven a los demás (ni tampoco sería eso tolerable puesto que el premio colocaría al premiado en una mejor posición que es, precisamente, lo que los obsesos del igualitarismo quieren evitar). En otros términos, el derrumbe de la sociedad civilizada. Incluso la misma conversación se tornaría insoportablemente tediosa ya que sería equivalente a parlar con el espejo. La ciencia se estancaría debido a que las corroboraciones provisorias no serían corregidas ni refutadas en un contexto donde todos son iguales en sus conocimientos. En resumen un infierno.
Este ha sido el desafío de la corriente de pensamiento liberal: como en la naturaleza no hay de todo para todos todo el tiempo, la asignación de derechos de propiedad hace que los que la usen bien a criterio de sus semejantes son premiados con ganancias y los que no dan en la tecla con las necesidades del prójimo incurren en quebrantos. La propiedad no es irrevocable, aumenta o disminuye según la utilidad de su uso para atender las demandas del prójimo. Este uso libre maximiza las tasas de capitalización, lo cual incrementa salarios e ingresos en términos reales. Esto diferencia a los países ricos de los pobres: marcos institucionales que respeten los derechos de todos para lo cual los gobiernos deben limitarse a castigar la lesión de esos derechos.
No se trata de buscar una “justicia cósmica” al decir de Thomas Sowell, sino una terrenal en dirección a “dar a cada uno lo suyo”, a saber, la propiedad de cada cual, comenzando por su cuerpo, la libertad de la expresión del pensamiento y el uso y disposición de lo adquirido lícitamente.
Sería muy atractivo vivir en Jauja donde no hayan terremotos ni sequías ni defectos humanos ni físicos ni mentales, pero la naturaleza es la que es no la que inventamos, de lo que se trata es de minimizar costos, especialmente para los más necesitados.
En cambio, hoy en día observamos por doquier gobiernos que se entrometen en los más mínimos detalles de la vida y las haciendas de quienes son en verdad súbditos de los aparatos estatales, en teoría encargados de proteger a los gobernados, a lo que se agrega el otorgamiento de privilegios inauditos a pseudoempresarios aliados con el poder político para explotar a la gente, endeudamientos estatales mayúsculos, presión fiscal astronómica, gastos públicos siderales y demás estropicios que lleva a cabo el aparato de la fuerza.
Se podrá decir que la guillotina horizontal no es necesaria llevarla al extremo del igualitarismo completo (por otra parte, imposible de realizar dado que cada ser humano es único e irrepetible en toda la historia de la humanidad), con que se “modere en algo” es suficiente. Pues bien, en la medida de que se tienda al igualitarismo, en esa medida surgirán los problemas señalados que, recordemos, siempre redunda en daños especialmente a los más pobres ya que son los que más sienten el impacto de la disminución en las antes referidas tasas de capitalización. El delta entre los que más tienen y los que menos tienen (al momento puesto que es un proceso cambiante) dependerá de las decisiones de la gente que cotidianamente expresan sus preferencias en los supermercados y afines.
Henos aquí que estos problemas y la manía del igualitarismo y el consecuente ataque a la propiedad privada comenzó a sistematizarse con Platón cuatrocientos años antes de Cristo. Platón en La Repúblicay en Las Leyes patrocina el comunismo, es decir, la propiedad en común y no solo de los bienes sino de las mujeres, en esta última obra dice el autor que su ideal es cuando “lo privado y lo individual han desaparecido” lo cual nos recuerda que con razón Milan Kundera concluye que cuando “lo privado desaparece, desaparece todo el ser”. Claro que Platón no vivió para enterarse de “la tragedia de los comunes”, aunque de modo más rudimentario la explicó su discípulo Aristóteles quien además destacó que los conflictos son más acentuados cuando la propiedad es en común respecto a la asignación de derechos de propiedad.
Claro que los autores que con más énfasis propusieron la liquidación del derecho de propiedad fueron Marx y Engels que en su Manifiesto Comunista escribieron que “la teoría de los comunistas se puede resumir en una sola frase: la abolición de la propiedad privada”.
Esta declaración marxista se subsume en la imposibilidad de evaluación de proyectos, de contabilidad, en definitiva, de todo cálculo económico puesto que cuando no hay propiedad no hay precios (que surgen del intercambio de propiedades), con lo cual no se sabe si es mejor una asignación de los siempre escasos recursos respecto de otro destino tal como lo explicó detalladamente Ludwig von Mises. En otros términos, no existe tal cosa como una economía socialista o comunista (Lenin escribió que el socialismo es solo la primera etapa para llegar al comunismo), de allí el descalabro que exhibió el derrumbe del Muro de la Vergüenza en Berlín.
Nuevamente reiteramos que no es necesario abolir la propiedad para que aparezcan los trastornos que señalamos en la medida en que se afecte esa institución clave. Cuando irrumpen los megalómanos concentran ignorancia en lugar de permitir la coordinación de conocimiento disperso a través del sistema de precios libres (en realidad un pleonasmo ya que los precios que no son libres resultan ser simples números que dicta la autoridad gubernamental pero sin significado respecto a la valorizaciones cruzadas que tienen lugar en toda transacción voluntaria). Con esos supuestos controles los gobernantes imponen sus caprichos personales con lo que indefectiblemente aparecen faltantes y desajustes de diverso calibre.
Además, la manía igualitarista presupone la falacia que la riqueza es estática y que se basa en la suma cero (lo que uno gana lo pierde otro). Sin duda que la utopía comunista no es patrimonio exclusivo de Marx, hubo un sinfín de textos en esa dirección como los de Tomás Moro, Tommaso Campanella, William Godwin y no pocos religiosos desviados del mensaje cristiano de la pobreza de espíritu. Tal vez en este último caso sea pertinente detenerse a considerarlo.
Dos de los mandamientos indican “no robar” y “no codiciar los bienes ajenos”. En Deuteronomio 27, 17 se lee “Maldito quien desplace el mojón de su prójimo”, también en Deuteronomio (8, 18) “acuérdate que Yahveh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En 1 Timoteo (5, 8) “si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. En Mateo (5, 3) “bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos” fustigando al que anteponga lo material al amor a Dios (amor a la Perfección), en otras palabras al que “no es rico a los ojos de Dios” (Lucas 12, 21), lo cual se aclara la Enciclopedia de la Biblia(con la dirección técnica de R. P. Sebastián Bartina y R. P. Alejandro Díaz Macho bajo la supervisión del Arzobispo de Barcelona): “fuerzan a interpretar las bienaventuranzas de los pobres de espíritu, en sentido moral de renuncia y desprendimiento” y que “ la clara fórmula de Mateo —bienaventurados los pobres de espíritu— da a entender que ricos o pobres, lo que han de hacer es despojarse interiormente de toda riqueza” (tomo vi, págs. 240/241). En Proverbios (11,18) “quien confía en su riqueza, ese caerá”. En Salmos (62, 11) “a las riquezas, cuando aumenten, no apeguéis el corazón”. Este es también el sentido de la parábola del joven rico (Marcos 10, 17-22) ya que “nadie puede servir a dos señores” (Mateo 6, 24).
Lamentablemente hoy día las cosas han cambiado en el Vaticano, en este sentido y con independencia de otros párrafos véase con atención un pasaje donde queda evidenciado lo que escribía el papa León XIII en la primera Encíclica sobre temas sociales que a continuación reproduzco para destacar que nada ni remotamente parecido fue hasta ahora escrito o dicho por Francisco sino que viene afirmando todo lo contrario en cuanta oportunidad tiene de expresarse.
“Quede, pues, sentado que cuando se busca el modo de aliviar a los pueblos, lo que principalmente, y como fundamento de todo se ha de tener es esto: que se ha de guardar intacta la propiedad privada. Sea, pues, el primer principio y como base de todo que no hay más remedio que acomodarse a la condición humana; que en la sociedad civil no pueden todos ser iguales, los altos y los bajos. Afánense en verdad, los socialistas; pero vano es ese afán, y contra la naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la naturaleza misma grandísimas y muchísimas desigualdades. No son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud ni la fuerza; y a la necesaria desigualdad de estas cosas le sigue espontáneamente la desigualdad de la fortuna, lo cual es por cierto conveniente a la utilidad, así de los particulares como de la comunidad; porque necesitan para sus gobiernos la vida en común de facultades diversas y oficios diversos; y lo que a ejercitar otros oficios diversos principalmente mueve a los hombres, es la diversidad de la fortuna de cada uno”. Y, por su parte, el papa Pio XI, al conmemorar la Encíclica de León XIII, consignó que “nadie puede ser, al mismo tiempo, un buen católico y verdadero socialista”.
Y como, entre otros, explicaba Eudocio Ravines, “el socialismo no trata de una buena idea mal administrada, se trata de una pésima idea que arruina a todos, lo cual comienza con pequeñas intervenciones estatales que escalan ya que un desajuste lleva a otra intromisión y así sucesivamente”. En esta línea argumental subrayaba Alexis de Tocqueville: “Se olvida que en los detalles es donde es más peligroso esclavizar a los hombres. Por mi parte, me inclinaría a creer que la libertad es menos necesaria en las grandes cosas que en las pequeñas, sin pensar que se puede asegurar la una sin poseer la otra”. En resumen entonces, los yerros más gruesos y dañinos en materia social comenzaron con Platón los cuales deben refutarse para evitar males, especialmente para proteger a los más necesitados que son siempre los que más sufren los embates de políticas equivocadas.
—Alberto Benegas Lynch (h) es académico asociado del Cato Institute y Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Argentina.
En una economía digital, como es la que empieza a extenderse, una gran parte de los nuevos empleos no van a ser fijos sino temporales.
Por Amando de Miguel.
.
No hay como repetir enfáticamente una tontería para que se convierta en verdadera, en un axioma. Un ejemplo exasperante es el del momento en que desgranan las estadísticas mensuales de empleo. Ante el dato de que desciende el número de parados y aumenta el de cotizantes a la Seguridad Social, surge el obligado comentario de algún funcionario sindical. Digo bien «funcionario», pues mantiene un puesto fijo para toda la vida y el sueldo se lo paga indirectamente el Estado. Solo que no se llega a ese puesto mediante una oposición y unos títulos académicos. Basta con que el sindicalista diga lo que tiene que decir y acudir puntualmente a las manifestaciones rituales de su organización.
El comentario del fiel sindicalista reza así: «Se crean nuevos empleos, pero la mayor parte son temporales, precarios. Hace falta crear empleos fijos y de calidad en una economía que se aprovecha de las nuevas tecnologías». Más necedades no se pueden decir en un discurso tan breve y que siempre se repite.
Precisamente en una economía digital, como es la que empieza a extenderse, una gran parte de los nuevos empleos no van a ser fijos sino temporales. De esa forma se asegura la necesaria movilidad espacial (entre empresas o entre territorios) y vertical (entre unas y otras tareas). Lejos de ser un descrédito, los nuevos empleos de la economía digital tienden a ser muy móviles. La tendencia alcanzará también a muchos funcionarios, con excepción de los sindicales.
Lo que ocurre es que nuestro sistema educativo y empresarial no prepara adecuadamente a los jóvenes que buscan sus primeros empleos. Habría que ver también si los nuevos demandantes de trabajo muestran una decidida ética del esfuerzo. Me temo lo peor. Circula en el ambiente la ética contraria del hedonismo, trabajar lo menos posible, esmerarse lo justo, aspirar a un buen sueldo ya desde el comienzo de la carrera laboral. Así pues, la productividad de las nuevas hornadas de trabajadores no parece muy alta. En cuyo caso los sueldos de entrada no pueden ser muy elevados.
Si yo fuera el director de una gran empresa (Dios no lo quiera), preferiría contratar a jóvenes técnicos o directivos que hubieran pasado por varios empleos, a poder ser en diferentes centros de trabajo, en distintas regiones o países.
La gran paradoja de la economía digital en la que ya nos encontramos es que muchos puestos de trabajo son bastante rutinarios, de auxiliares de los procesos informáticos. Con la extensión de las últimas técnicas (que llaman «nuevas tecnologías») se van a extinguir muchos puestos laborales. Ya desaparecieron hace tiempo los cobradores de autobuses o tranvías. Es de esperar que pronto se extinguirán también algunos conductores de autobuses o similares. Lo mismo se puede decir de los cajeros de los supermercados y tantos oficios que hoy nos parecen insustituibles.
Con seguridad se puede observar que, en el futuro que ya es presente, no va a subsistir la figura del empleo para toda la vida. El último en gozar de tal privilegio será el funcionario sindical o el político que no tuvieron otro interés que medrar en su correspondiente partido. Un verdadero empleo de calidad será el que suponga haber pasado antes por distintos trabajos en España y en otros países. Disponemos de un ministerio entero dedicado a la igualdad. Sería preciso que algún otro se ocupara de la movilidad.
Comprender la rentabilidad en los Seguros de Vida es un desafío esencial
Si bien las aseguradoras de Vida cuentan con una buena propuesta de valor para los asegurados, carecen de un modo sencillo y comprensible de explicar a otros interesados el modo en que crean valor y obtienen beneficios.
Comprender la rentabilidad en los Seguros de Vida es un desafío esencial Por ello el último estudio sigma de SWISS RE, titulado ‘La rentabilidad en el seguro de Vida’, plantea la necesidad de alcanzar un marco estándar para comunicar el valor y el rendimiento de las aseguradoras del ramo.
«Los seguros de Vida cumplen una función fundamental en la gestión de riesgos de las sociedades modernas. Actualmente numerosas generaciones han depositado su confianza en productos de Vida y Salud y ello será también así en el futuro, en vista de que los programas sociales estatales de salud y jubilación comienzan a sentir el peso de una población cada vez más envejecida. Comprender el rendimiento del negocio de Vida es importante para todas las partes interesadas. Los inversores necesitan entender la rentabilidad a fin de evaluar sus decisiones de inversión, los asegurados y las autoridades regulatorias poseen un interés claro en la viabilidad financiera de las aseguradoras de Vida y, en cuanto a la gestión, la comunicación y comprensión exacta de la rentabilidad es crucial para llevar adelante un negocio», afirma Lukas Steinmann, coautor del informe.
Por su parte, Milka Kirova, la otra autora del estudio, incide en las dificultades para comunicar correctamente sus beneficios de Vida mediante informes trimestrales basados en datos contables: “Si bien los indicadores legales y contables según los principios de contabilidad generalmente aceptados (GAAP) y las Normas Internacionales de Información Financiera (IFRS) brindan en efecto un muy buen panorama del rendimiento histórico de las aseguradoras de Vida, no logran capturar completamente la naturaleza a largo plazo de las operaciones del seguro de vida y salud. Por otra parte, la comparación entre países y compañías se ve dificultada por las distintas normas y prácticas vigentes”.
Steinmann remarca que «cada vez más compañías están desarrollando y promocionando sus propios parámetros de rendimiento para complementar los informes financieros tradicionales basados en normas contables. Sin embargo, existe una fina línea entre proveer información más valiosa y confundir a los grupos de interés empleando medidas de rentabilidad variables”.
Una medida sofisticada como el concepto de valor intrínseco conforme al mercado (MCEV) puede resultar también de utilidad en los informes externos, si logra obtener aceptación. “En el futuro, las normas contables para seguros y los nuevos marcos regulatorios pueden también ayudar a estandarizar los informes financieros y tornar la rentabilidad de los seguros más accesible para todos los interesados”, concluye Steinmann.
Roger Clemens: «En el futuro habrá menos diversidad de alimentos».
Por Nora Bär.
Lo acompañan una cordialidad y una disposición al diálogo que desconciertan. Y, sin embargo, en un tono perfectamente amistoso, el profesor Roger Clemens, nutricionista, toxicólogo y especialista en tecnología de alimentos de la Universidad de California del Sur avalado por más de cuarenta años de experiencia, no se priva de desafiar prejuicios muy difundidos. Invitado a Buenos Aires como orador de las jornadas Bioeconomía 2014, organizadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en el Tattersall de Palermo, dijo, por ejemplo, que los alimentos orgánicos no son mejores que los producidos industrialmente, que los organismos modificados genéticamente están sometidos a los mismos sistemas de control que los medicamentos y que la humanidad deberá combinar mejores métodos de selección de cultivos, biotecnología, acuacultura y enfoques alternativos (como los cultivos subterráneos, la producción de carne en el laboratorio o la prolongación de la vida útil de los productos) para satisfacer la demanda de alimentos de una población que, según las proyecciones, superará los 9000 millones de personas en las próximas décadas.
«En los próximos veinte años debemos prepararnos para esto -dice Clemens-. No es una opción, es una obligación. Debemos analizar cómo administramos nuestro ambiente, cómo manejamos el agua, la tierra y la energía. Esos elementos son críticos. Necesitamos que personas con la experiencia necesaria se reúnan para resolver el problema global de producir alimentos saludables, accesibles y sostenibles.»
-¿Será por medio de la biotecnología? ¿Es segura?
-En los Estados Unidos, ya hay más de 200 medicamentos en el mercado producidos por ADN recombinante. Seguramente la más notoria es la insulina, que necesitan los diabéticos. Lo que poca gente sabe es que la seguridad de la biotecnología en la industria de los alimentos es la misma que se exige a los medicamentos. Por otra parte, la biotecnología nos ha dado un conocimiento de los genes de las plantas y de las personas. Estamos empezando a entender las variaciones de la genética vegetal. Entonces, la pregunta es: ¿podemos usar la tradicional selección de cultivos y no sólo biotecnología para asegurarnos de que estamos haciendo las plantas correctas, para obtener las características deseadas? Analizar la hibridación podría llevar años. Y no los tenemos. Así que si entendemos la genética de las plantas, cómo interactúan con el ambiente… creo que podemos hacer una gran diferencia. De modo que lo que va a hacer la diferencia es una combinación de ambos métodos.
-Mientras crece la producción de alimentos gracias a una variedad de nuevos métodos, también lo hacen los movimientos contra la manipulación de la naturaleza. ¿Cómo se explica?
-Personalmente, pienso que en parte esto ocurre por un miedo innato hacia lo desconocido. La gente se enfrenta a tanta incertidumbre, por ejemplo, a través de las redes sociales, que está temerosa. ¿No es interesante que el consumidor actual acepte avances en todas las tecnologías que afectan nuestra vida, desde mejores telas hasta mejores comunicaciones, transportes o fármacos, pero cuando se trata de los alimentos dice: «No te metas con mi comida»? Debemos comunicar lo que sabemos y lo que no sabemos de manera honesta.
-¿Es mejor la comida orgánica?
-La respuesta es: no. Escribí una presentación sobre esto no hace mucho. Si usted se fija en los datos, la respuesta es no. Ahora, si su pregunta fuera: ¿a veces es mejor? Le contestaría: «Sí, a veces es mejor». Pero depende de muchas variables: de la tierra, de los cultivos, de las condiciones climáticas, de las semillas… De modo que incluso en el mismo campo hay variaciones naturales. Pero en muchos casos una manzana convencional y otra orgánica son prácticamente indistinguibles. Sólo esa confusión sobre los beneficios de los alimentos orgánicos hizo sostenible ese mercado.
-Muchos están contra los alimentos genéticamente modificados porque se cultivan con pesticidas y éstos afectan a los pueblos cercanos. Incluso, pruebas en pobladores detectaron rastros de varios pesticidas en su sangre. ¿Es posible evitar esa contaminación?
-Esa preocupación se vincula tanto con la salud humana como con el ambiente. Volvamos a la granja orgánica: en nuestro programa nacional [de los Estados Unidos] está permitido usar pesticidas sintéticos y naturales. Bruce Ames, de la Universidad de California en Berkeley, el padre de la evaluación de pesticidas, decía que el 99% de los pesticidas vienen de la naturaleza. Probablemente el 1% procede de las probetas de los científicos, pero nadie habla del 99% restante. En el cultivo orgánico se permite usar ambos: pesticidas y herbicidas producidos por el ser humano y naturales. Si uno hiciera el mismo análisis en busca de pesticidas naturales, también los encontraría, porque las plantas los producen. El tema es que, como sucede en la nutrición, todo depende de la dosis. Tenemos que consumir cierta cantidad de hierro y de proteína para mantenernos saludables. Si no recibimos lo suficiente, estamos malnutridos, y si comemos de más, podemos enfermar. Hay una ventana estrecha que llamamos «salud». Lo mismo es cierto de los pesticidas. Hay una dosis que, si es muy alta, es dañina para nuestra salud y otra que no tiene ningún impacto. Tenemos que poner las cosas en una apropiada perspectiva.
-¿Cómo se imagina nuestro menú del futuro? ¿Serán nuestros alimentos muy diferentes de los actuales?
-Tendrán que serlo. En este momento estamos en un curso de colisión. Muchos quieren diferentes variedades de alimentos, pero no podemos cultivarlas. No habrá diez diferentes tipos de tomates, tal vez sólo tres: los más prolíficos, nutritivos y estables para el transporte. La ciencia ya ensaya nuevas tecnologías para producir carne en el laboratorio y vegetales por acuacultura. Además, tendremos que ser más responsables: hacer mejores elecciones para comer menos.
Fuente: La Nación, 11/06/14.
Esto nos recuerda a:
Soylent Green
Cuando el destino nos alcance (título original en inglés: Soylent Green) es una película estadounidense de 1973, dirigida por Richard Fleischer, protagonizada por Charlton Heston, Edward G. Robinson y Leigh Taylor-Young en los papeles principales y basada en la novela ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! (1966), de Harry Harrison.
Trama
En el año 2022, en un futuro distópico, la ciudad de Nueva York está habitada por más de 40 millones de personas, físicamente separados en una pequeña élite que mantiene el control político y económico, con acceso a ciertos lujos como verduras y carne, y una mayoría hacinada en calles y edificios donde malvive con agua en garrafas, y dos variedades de un producto comestible: soylent rojo y soylent amarillo, que son la única fuente de alimentación, ya que la producción de alimentos naturales se ha extinguido por el efecto invernadero. La compañía Soylent es una empresa que fabrica y provee alimentos procesados de concentrados vegetales (cuya base principal es la Soja). Soylent verde es el nuevo producto alimenticio sacado al mercado, basado en plancton, según la publicidad de la empresa.
Robert Thorn (Charlton Heston) es un policía de la ciudad, vive con su amigo «Sol» Roth (Edward G. Robinson), un anciano ex profesor que sólo rememora el pasado, cuando el planeta era más habitable y existía suficiente alimento para todos. Sin embargo, Thorn, que ha vivido casi toda su vida en la catástrofe ecológica, no se muestra interesado en estas historias, las cuales encuentra difíciles de creer.
Thorn se ve involucrado en la investigación del asesinato de uno de los principales accionistas de la compañía Soylent, William R. Simonson (Joseph Cotten), que ha sido encontrado muerto en su departamento. Decide hacer una visita al lugar y encuentra el cadáver en un charco de sangre, con múltiples golpes en la cabeza. Recorre el lugar y se encuentra con cosas que nunca había visto antes, como un refrigerador con alimentos; licores, una ducha con agua caliente y jabón, y una biblioteca. Más tarde llegan la concubina de Simonson, Shirl (Leigh Taylor-Young), hermosa joven de 21 años, llamada eufemísticamente parte del mobiliario, y el guardaespaldas de Simonson, Tab Fielding (Chuck Connors). Al ser interrogado, Fielding dice que Simonson le había ordenado acompañar a Shirl de compras, y que por esa razón no estaba en el departamento en el momento del asesinato. Thorn los deja ir, para luego recoger algo de comida y un par de libros, antes de regresar a su propio departamento.
Sol Roth decide dar fin a su vida en un sitio llamado El Hogar, el cual recrea el mundo como era en su época de juventud, mientras agoniza, y sólo acierta a decirle a Thorn que siga su cuerpo como pista antes de desaparecer. El seguimiento de su cadáver ofrece a Thorn el destino real de todos los cuerpos humanos, que no es otro que acabar procesados como Soylent verde para ser parte de dicho preparado alimenticio. El final de la película sólo evidencia esa situación sin poder ofrecer ninguna solución a lo que ya se ha generado.
Contexto histórico
Durante la guerra fría y con el auge del comunismo en los países asiáticos, en la década de 1960 y hasta 1980 se extendió en Estados Unidos la obsesión por el peligro de un crecimiento amenazador de la población en esos países y en general la amenaza de la sobrepoblación. Tanto el libro Make Room! Make Room!, de Harry Harrison, como la película Soylent Green son creaciones de ficción construidas sobre este fenómeno.
Impacto en la cultura popular
El Soylent Green se menciona en varias series de televisión, tanto para conseguir un efecto dramático como cómico. Por ejemplo, en la serie de dibujos animados Futurama, ambientada en el año 3000, se hace referencia en varios capítulos a diversos productos alimenticios a base de «soylent», como la «soylent cola», (cuyo sabor, según Leela, «depende de la persona») y en el capítulo «Un cocinero con un 30% de hierro», en la competición entre Elzar y Bender, el Soylent Green es el alimento base para todos los platos. Según el locutor, el Soylent Green es «el alimento básico de la cocina de gourmet». También existen referencias a esta película en otra serie de Matt Groening, Los Simpson, como por ejemplo en el capítulo Bart to the Future, donde Homer ofrece a Bart un bocadillo Soylent Green y Ralph Wiggum pregunta «¿no están hechos con humanos?» o en el episodio Itchy & Scratchy: The Movie, en el cual Homer Simpson dice: «Mmmm… soylent green», además del episodio en el que el abuelo Simpson intenta suicidarse en el Die-Pod, donde se parodia la muerte del detective que descubre el secreto del Soylent. En uno de los capítulos de la serie Tropiezos estelares hay también una pequeña reseña sobre el Soylent green.
El Listo, personaje protagonista del cómic homónimo de Xavier Ágeda hace mención al soylent green en la viñeta 842 titulada «Cuando el destino nos alcance» publicada en http://listocomics.com/.
En el juego Xenogears, de PSX, se menciona el Soylent green.
La canción Soylent Green de Wumpscut (Music for a Slauthering Tribe 2) hace referencia al Soylent green como carne humana.
En la serie de tv Millennium, el personaje principal Frank Black, para acceder a su computadora, tiene que pronunciar la frase: «Las galletas verdes son de humano.»
En el videojuego Left 4 Dead 2, en la campaña «Defunción», al terminar la campaña y marcharse del lugar, en uno de los diálogos Zoey dice: «Adiós, el Soylent Verde está hecho de humanos.»
En el apocalíptico cortometraje español Fuego en los radios de Cinesín, el anunciante patrocinador es Soylent Green.
La canción ‘Chiron Beta Prime’ de Jonathan Coulton se hace referencia al Soylent verde, como ingrediente para una tarta.
La canción Soylent Green de Iced Earth.
En la película El Atlas de las Nubes, un personaje hace referencia a que el Soylent Green está hecho de humanos.
Fuente: Wikipedia, 2014.
Soylent Green, 1973 (INTRO)
————————————–
¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio!
¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! (en inglés, Make Room! Make Room!) es una novela de ciencia ficción de 1966 escrita por Harry Harrison que explora las consecuencias sociales del crecimiento irrefrenado de la población1
Contexto histórico
En Estados Unidos durante la década de 1960 y hasta 1980 se extendió la obsesión -motivada por la guerra fría y el auge del comunismo en países asiáticos como China- por el peligro de un crecimiento amenazador de la población en esos países y en general la amenaza de la sobrepoblación. Tanto el libro Make Room! Make Room! de Harry Harrison como la película Soylent Green son creaciones de ficción construidas sobre este fenómeno. El libro de 1968 de entomólogo estadounidense Paul R. Ehrlich, The Population Bomb, también hay que situarla en ese contexto pero, a diferencia de las obras de ficción, el libro de Ehrlich La bomba poblacional aspiraba a ser una obra científica2
Película sobre la novela: Soylent Green
La novela fue la base del argumento de la película de ciencia ficción Cuando el destino nos alcance (1973), aunque la película cambió bastante la trama y el tema e introdujo el canibalismo como una solución para alimentar a la población.
Ya adelantaba Alberdi cómo las leyes pueden alterar la Constitución, y habría que agregar los fallos de la Corte
Por Martín Krause.
Con los alumnos de Economía Política y Economía Argentina de Derecho, UBA, vemos El Sistema Económico y Rentístico, de Juan Bautista Alberdi. Al autor le preocupaba que los principios de libertad de la Constitución fueran alterados por las leyes que reglamentaran su ejercicio (lo que efectivamente sucedió). Esto dice al respecto:
“La libertad declarada no es la libertad puesta en obra.»
Consignar la libertad económica en la Constitución es apenas escribirla, es declararla como principio y nada más; trasladarla de allí a las leyes orgánicas, a los decretos, reglamentos y ordenanzas de la administración práctica, es ponerla en ejecución: y no hay más medio de convertir la libertad escrita en libertad de hecho.
Ninguna Constitución se basta a sí misma, ninguna se ejecuta por sí sola. Generalmente es un simple código de los principios que deben ser bases de otras leyes destinadas a poner en ejecución esos principios. A este propósito ha dicho Rossi, con su profunda razón habitual, que las disposiciones de una Constitución son otras tantas cabezas de capítulos del derecho administrativo.
Nuestra Constitución misma reconoce esta distinción. Los principios, garantías y derechos reconocidos (dice el art. 28) no podrán ser alterados por leyes que reglamenten su ejercicio. – El artículo 64, inciso 28, da al Congreso el poder de hacer todas las leyes y reglamentos que sean convenientes para poner en ejercicio los poderes concedidos por la Constitución al gobierno de la Confederación Argentina.
Según esto, poseer la libertad económica escrita en la Constitución, es adquisición preciosa sin la menor duda: pero es tener la idea, no el hecho; la semilla, no el árbol de la libertad. La libertad adquiere cuerpo y vida desde que entra en el terreno de las leyes orgánicas, es decir, de las leyes de acción y de ejecución; de las leyes que hacen lo que la Constitución dice o declara solamente.
A los tiranos se imputa de ordinario la causa de que la libertad escrita en la Constitución no descienda a los hechos. Mucha parte tendrán en ello: pero conviene no olvidar que la peor tiranía es la que reside en nuestros hábitos de opresión económica, robustecidos por tres siglos de existencia; en los errores económicos, que nos vienen por herencia de ocho generaciones consecutivas; y, sobre todo en nuestras leyes políticas, administrativas y civiles, anteriores a la revolución de América, que son simples medios orgánicos de poner en ejercicio los principios de nuestro antiguo sistema de gobierno colonial, calificado por la ciencia actual como la expresión más completa del sistema prohibitivo y restrictivo en economía política. Somos la obra de esos antecedentes reales, no de las proclamas escritas de la revolución.
Esas costumbres, esas nociones, esas leyes, son armas de opresión que todavía existen y que harán renacer la tiranía económica porque han sido hechas justamente para consolidarla y sostenerla.
Es necesario destruirlas y reemplazarlas por hábitos, nociones y leyes, que sean otros tantos medios de poner en ejecución la libertad proclamada en materias económicas. Cambiar el derecho de los virreyes, es desarmar a los tiranos, y no hay más medio de acabar con ellos. El tirano es la obra, no la causa de la tiranía; nuestra tiranía económica es obra de nuestra legislación de Carlos V y Felipe II, vigente en nuestros instintos y prácticas, a despecho de nuestras brillantes declaraciones de principios.
Mientras dejéis que nuestros gobernadores y presidentes republicanos administren los intereses económicos de la República según las leyes y ordenanzas que debemos a aquellos furibundos enemigos de la libertad de comercio y de industria, ¿qué resultará en la verdad de los hechos? – Que tendremos el sistema colonial en materias económicas, viviendo de hecho al lado de la libertad escrita en la Constitución republicana.
En efecto, todas las libertades económicas de la Constitución pueden ser anuladas y quedar reducidas a doradas decepciones, con sólo dejar en pie una gran parte de nuestras viejas leyes económicas, y promulgar otras nuevas que en lugar de ser conformes a los nuevos principios, sean conformes a nuestros viejos hábitos rentísticos y fiscales, de ordinario más fuertes que nuestros principios.”
Se mantienen los pronósticos de cosecha récord a pesar de las inundaciones
El Departamento de Agricultura de EEUU proyecta para la Argentina una producción de 56 millones de toneladas de soja y 38,5 millones de maíz.
Por Juan Gasalla.
El avance de las aguas en los campos de las zonas productivas amenaza la cosecha argentina, que en las estimaciones del primer trimestre de 2017 apuntaba a un récord histórico. No obstante, el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA, por su sigla en inglés) elevó esta semana su estimación para la cosecha de soja argentina de soja a 56 millones de toneladas, medio millón más que los 55,5 millones previstos en marzo.
En cuanto al maíz, los rindes previstos por el USDA serán máximos históricos, en torno a los 38,5 millones de toneladas, un millón más que el anunciado en su anterior informe de marzo.
En el mismo sentido, el organismo norteamericano, cuyos datos son centrales para definir las cotizaciones internacionales de las materias primas, subió su pronóstico de exportaciones de maíz argentino a 26 millones de toneladas en la actual campaña 2016/17, que concluye a mediados de año. Esto significa ventas un 2% superiores (500.000 toneladas más), que las pronosticadas en marzo.
En cuanto a las exportaciones de soja sin procesar, USDA mantuvo su estimación de un aporte argentino de 9 millones de toneladas. Con respecto al trigo, la actual campaña alcanzó los 16 millones de toneladas, de los cuales 10,1 millones Se dispusieron para exportación, según los cálculos del USDA.
De todos modos, los embarques del agro, que representan más del 40% de las ventas externas de la Argentina, se cimientan en los derivados industriales, de los que el país es proveedor líder del mercado global: aceite y harina de soja. Los precios de estos productos están correlacionados con los de los granos sin procesar.
La evolución de precios y el volumen de cosecha no compensan el perjuicio del clima, la caída del dólar y la inflación
Justamente, la movimiento mixto de los precios en el mercado de Chicago en 2017 se está sumando a la debilidad del dólar en la economía doméstica y la inflación, lo que complota contra la rentabilidad del agro. Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea concluyó que «se ajustan los márgenes agrícolas por menores precios internacionales y apreciación cambiaria», en el orden del 33 al 38 por ciento, según las muestras relevadas.
En el transcurso de 2017 el poroto de soja se depreció un 4,8% en Chicago (de USD 366,16 a USD 348,48 por tonelada) y la harina de soja bajó 0,9% (de USD 345 a USD 342 por tonelada), mientras que el valor del dólar retrocedió un 4% en el mercado de cambios local y la inflación acumulada en el primer trimestre superó el 6 por ciento.
En tanto, el maíz subió 4,9% (de USD 138,580 a USD 145,4 por tonelada); el aceite de soja ganó 10,6% (de USD 759 a USD 686 por tonelada) y el trigo subió 6,4% (de USD 149,92 a USD 159,61).
«De no haber cambios en las variables exógenas (precios internacionales, tipo de cambio, impuestos), que mejoren los ingresos esperados, en el próximo ciclo los productores deberán trabajar mucho sobre la baja de costos a los efectos de recuperar atractivo en el negocio; los alquileres en campos arrendados aparecen como una de las variables que seguramente deberá adaptarse a un contexto menos favorable», consideró el estudio del IERAL, elaborado por Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre.
IMPACTO DEL CLIMA ADVERSO
Hay que advertir que las consecuencias de las inundaciones en el país todavía no están mensuradas por completo y comprometen el cumplimiento de los pronósticos. Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) determinó que el impacto de las contingencias climáticas adversas del primer tramo del año será importante.
Un sondeo entre los productores integrantes de CREA reflejó que el 37% de los agricultores registraron anegamientos, con un 13% de área perdida para el maíz y un 16% para la soja.
A su vez, se reportó un 22% de superficie que tuvo afectación por anegamiento temporario para maíz y 20% de soja, con pérdidas estimadas de rinde de 24% y 24,7% respectivamente. Por su parte, 27% de las empresas consultadas por CREA registraron condiciones de sequía, con pérdidas de área que promediaron un 7% para el maíz y 13% para la soja.
«Vale aclarar que las precipitaciones reportadas en últimos días en regiones productoras de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y NOA no están contenidas en este relevamiento, aunque seguramente tendrán impacto negativo en las producciones», sostuvo el reporte de CREA.
WASHINGTON — ¿Qué tienen en común Sting, Bill Gates y Warren Buffett? Los tres tienen inmensas fortunas y ninguno de ellos piensa dejárselas a sus hijos.
Sting acaba de revelar que la mayor parte de sus 300 millones de dólares no terminará en manos de sus seis hijos adultos. «Estoy seguro de no querer dejarles fideicomisos que sean una carga», declaró el músico a la prensa en junio. «Que trabajen. Todos mis hijos lo entienden y rara vez me piden algo; realmente aprecio y agradezco que sea así.»
Philip Seymour Hoffman, que murió en febrero por una sobredosis de heroína, dejó indicaciones muy claras en su testamento, que se hizo público el mes pasado: su hijo debía criarse en alguna gran ciudad norteamericana y «exponerse a la cultura, a las artes y la arquitectura» que ese entorno ofrece. En su testamento, el actor deliberadamente no les dejó a sus hijos sus 35 millones porque no quería que se convirtieran en «hijos del fideicomiso».
Ese castigo a los «hijos del fideicomiso» -chicos malcriados con más dinero que sentido común- es por temor a que hagan elecciones equivocadas o lleven vidas improductivas si cuentan con acceso a una enorme herencia.
Las familias acaudaladas siempre tuvieron este problema. Pero ese mismo drama ahora toca también, en menor escala, a los millones de hijos del baby boom, que en los próximos 30 años están condenados a dejar más de 30 billones de dólares, la mayor transferencia de bienes de la historia de Estados Unidos, según la firma consultora Accenture.
Lo que solía ser un problema familiar privado se convirtió en una discusión pública sobre la riqueza, los privilegios y la responsabilidad personal. ¿Quién se queda con el pozo? ¿Deberían ser los herederos? ¿O les irá mejor sin él?
Según se sabe, Bill y Melinda Gates dejarán 10 millones de dólares a cada uno de sus tres hijos; casi un vuelto, frente a su fortuna de 76.000 millones de dólares. Los tres hijos de Buffett tienen cada uno un fideicomiso de 2.000 millones, establecido por su papá. ¿Y el resto de su dinero? Para beneficencia, al igual que Gates y muchos otros megamillonarios que han comprometido sus fortunas para mejorar el mundo.
Como dijo Buffett con su célebre frase, la cantidad perfecta para dejarles a los hijos «es el dinero suficiente para que sientan que pueden hacer cualquier cosa, pero no tanto como para que no hagan nada».
«Tal vez sea el problema que más nos atormenta», dice un multimillonario que se hizo de abajo. El empresario y su mujer, que tienen cientos de millones de dólares, crecieron modestamente en familias de clase media y quisieron elaborar un plan financiero que tomara en cuenta el bienestar de sus hijos sin malcriarlos, en caso de que la pareja muriera de improviso.
«Nos horrorizaba lo que podía pasar si tomaban control de mucho dinero siendo muy jóvenes», dice.
Inspirándose en el ejemplo de Buffett, crearon un fondo para cada uno de sus hijos, actualmente en edad universitaria. Cada uno de ellos tiene 2,5 millones de dólares controlados por un albacea, quien sólo puede liberar dinero para educación, cuidado de la salud o el inicio de un negocio.
Esas restricciones siguen en pie hasta que cada hijo alcance los 40 años; después de eso, el dinero es de ellos para hacer lo que quieran.
El resto de los millones de la fortuna familiar irán a una fundación, que eventualmente será administrada por los hijos.
«La verdad es que están encantados -dice el padre-. Quieren ser alguien por ellos mismos.»
Jamie Johnson estuvo toda su vida entre los muy, muy ricos. En 2000, al cumplir 21 años, el heredero de Johnson & Johnson recibió una inmensa suma de dinero -algunos estiman que la cifra ronda los 600 millones de dólares- de un fideicomiso familiar. Cada uno de sus cinco hermanos y hermanas recibieron una cantidad igual, sin restricciones para su uso. Su documental de 2003, Born Rich (Nacido rico) es un estudio del dinero de su familia y de otros amigos superricos.
«Cuando la gente inmensamente rica dice que no les va a dejar el dinero a sus hijos, no suele ser cierto», dice Johnson. Aunque los hijos no tengan acceso inmediato al efectivo, tienen la mejor educación, las mejores casas, los mejores contactos y las mejores oportunidades. «Son todas cosas que sólo las familias ricas pueden hacer. Son formas diferentes de transferir la riqueza y las influencias.»
Que sea bueno o malo que los «hijos del fideicomiso» tengan tanto dinero depende de la educación familiar que tuvieron los chicos, de sus personalidades y de qué tan bien saben lidiar con las presiones de una inmensa fortuna y el miedo a ser desheredados. Por cada chica festiva como Paris Hilton hay una Ivanka Trump, que se graduó en negocios en Wharton y aprovechó el dinero y la fama de su familia para hacerse una próspera carrera propia. Johnson usó su herencia en iniciarse como cineasta y para llevar, dentro de todo, una vida bastante normal en Nueva York.
Ocasionalmente, los padres ricos ponen estrictas condiciones de buena conducta y amenazan con desposeerlos. Se dice que Tori Spelling heredó apenas 800.000 dólares de los 600 millones de la fortuna de su padre. Las cuestiones de dinero son un problema recurrente entre ella y su madre, a cargo del control de los bienes. En una entrevista con The New York Times, este año, Candy Spelling explicó que su hija «hacía cerrar los negocios y se patinaba 50.000 o 60.000 dólares. Yo nunca hice algo así. Pero ella se volvió lisa y llanamente loca».
La maldición del dinero
Tomemos por ejemplo a los Vanderbilt. Cuando murió, en 1925, Reginald Vanderbilt se había gastado más de siete millones de dólares (unos 94 millones en la actualidad) de la fortuna que había amasado su abuelo con los trenes y los barcos. Pero todavía quedaba un fideicomiso de cinco millones para sus dos hijas. Una de esas hijas, Gloria Vanderbilt, amasó su propia fortuna de 20 millones con sus diseños de ropa y decoración.
Gloria le dijo a su hijo, Anderson Cooper, que no piensa dejarle un centavo. «Mamá me dejó muy claro que no hay fideicomiso para mí», le dijo a Howard Stern hace unos meses. Y Anderson lo acepta: el dinero no ganado, dijo, es una maldición.
Entonces ¿qué tiene que hacer un padre que ama a sus hijos?
Tradicionalmente, los ricos les dejaban su dinero a sus hijos y nietos, y esperaban lo mejor. Los hijos del baby boom, dice el director ejecutivo de Accenture, Bob Gach, viven hasta mayor edad y hacen esfuerzos por equilibrar las necesidades de su propio retiro y sus inclinaciones benéficas con el bienestar de sus hijos.
En 2012, Accenture divulgó un influyente informe sobre los alrededor de 12 billones de dólares que los hijos de los baby boomers están heredando actualmente de sus padres, y de los 30 billones estimados que les dejarán a sus herederos y a las organizaciones de ayuda. Se trata de los más afortunados: no los toca la recesión y siguen provechosamente empleados o se han jubilado con jugosos ahorros.
Los baby boomers son diferentes de las generaciones anteriores: más proclives a dar dinero en vida y más preocupados por el futuro laboral de sus hijos adultos. El excedente de bienes suele colocarse en fondos protegidos de los impuestos, que pueden ser pródigos o muy restringidos.
«Algunos dicen que se rompieron el alma trabajando para ganar todo ese dinero y que no quieren que sus hijos lo usen para vivir panza arriba en el Caribe, sino que quieren que les sirva como red de seguridad», dice Nancy Fax, experta en fideicomisos de la ciudad de Bethesda, Maryland. «Y otros dicen que no quieren seguir controlando todo desde la tumba. Pero hay excelentes razones para dejar las cosas arregladas de manera inteligente, y formas de alentar, con el dinero, estilos de vida productivos y saludables en los hijos.»
Muchos fideicomisos están diseñados para que el heredero tome posesión de la herencia al cumplir determinada edad. Una práctica muy común es entregar un tercio a los 25 años, otro tercio a los 30, y lo demás a los 35. Algunas herencias son constituidas como «fondos de incentivo», que exigen a los herederos recibirse de la universidad, casarse o conservar un trabajo durante cierta cantidad de años antes de poder acceder a los bienes. Pero Nancy Fax no está de acuerdo: el futuro es impredecible y los fondos de incentivo dejan muchas lagunas. «Es muy difícil de controlar y de definir.»
Una lección para sus hijos
Sting. Músico británico
Dijo que no dejará su fortuna de 300 millones de dólares a sus seis hijos. «Tienen que trabajar. Todos mis hijos saben eso y raramente me piden cosas», sostuvo el músico.
Bill Gates. Empresario norteamericano
Bill y Melinda Gates eligieron dejarles 10 millones de dólares a cada uno de sus tres hijos; casi un vuelto, frente a la fortuna del fundador de Microsoft, de 76.000 millones de dólares.
Warren Buffett. Empresario norteamericano
Sus tres hijos tienen cada uno un fideicomiso de 2000 millones creado por él; Buffett, uno de los hombres más ricos del mundo, dijo que donará el resto de su fortuna.
Traducción de Jaime Arrambide.
Fuente: La Nación, 24/08/14.
Mauro Bono: «Emprender es animarse a pensar fuera de la caja»
Por Sofía Terrile.
Mini-bio
Origen: Mauro Bono nació en El Tío, una localidad a 130 kilómetros de la capital de Córdoba, donde también está el complejo industrial de su empresa.
Inicios: fundó el laboratorio Savant en 1993, a los 22 años, y un día antes de recibirse de la carrera de Farmacia.
Crecimiento: con ayuda del gobierno de su pueblo natal, que le brindó un terreno a cambio de que construyera un laboratorio y generara empleo, Savant apostó fuerte a la industrialización y hoy exporta a América latina, Asia y África.
Expansión: Mauro Bono desea crecer dentro de la región y consolidarse en Chile y Brasil, dos mercados que dan la posibilidad de obtener ingresos «en monedas fuertes».
Faltaban 24 horas para que se sentara frente a los profesores y volcara por última vez todo el conocimiento que había estudiado durante semanas. Mauro Bono tenía 22 años y un objetivo por delante, pero decidió emprender otro. Sabía que le gustaba la parte industrial de su carrera de Farmacia y lo aprovechó: fundó su propio laboratorio, Savant, que hoy cuenta con 350 empleados y exporta a 10 países de América latina, Asia y África.
En 1993, el emprendedor oriundo de la localidad cordobesa de El Tío comenzaba un proyecto que hoy cuenta con oficinas en la provincia de Buenos Aires y un complejo industrial en aquel pueblo de 1903 habitantes donde nació. Hoy afirma que el entorno nunca debe ser un limitante y que el impulso personal es la clave para emprender contra todos los pronósticos.
1 – Éxito o fracaso: cuestiones personales
Bono sintetiza el espíritu del self-made man, el hombre que triunfó a pesar de las adversidades. A su juicio, el éxito y el fracaso son obra de un mismo creador: uno mismo. Sobre el primero, afirma que el origen está en la capacidad de las personas de traducir ideas a la acción. «En el terreno de las ideas no se pone nada en riesgo, pero tampoco se gana», relata.
Cuando comenzó, dice, no conocía nada sobre finanzas, manejo de capital humano, planes de negocios ni aspectos jurídicos, todos factores decisivos a la hora de iniciar un proyecto empresario. Sin embargo, no se dejó amedrentar por el desafío que implica empezar un emprendimiento desde cero. «Tenía simplemente una visión que me guiaba y una perseverancia enorme -apunta-. A medida que me enfrentaba con cada desafío, me daba cuenta de que no sabía nada: eso era lo más frustrante y lo más motivante a la vez.»
Los fracasos también son responsabilidad de las personas, dice, y asegura que su empresa logró crecer porque, a pesar de haber cometido muchos errores, su equipo y él lograron capitalizarlos.
2 – Pensar en escala
«Siempre fue difícil -afirma-. La Argentina se caracteriza por ser inestable, compleja. Es un mercado chico, pero difícil. Tiene muchísimo potencial, pero siempre es conflictiva.» ¿Cómo sobrevivir todos estos años en ese entorno? Bono se guía por dos claves. La primera, no esperar a que todo esté alineado para tomar decisiones. La segunda, pensar en escala: la Argentina, América latina y el mundo.
En la actualidad, Savant vende sus productos en más de diez países de América latina, Asia y África, y su titular asegura que el objetivo estratégico es apostar a la regionalización del laboratorio cordobés. «Estamos enfocados en expandirnos en Brasil y Chile, ya que eso no solamente nos da un ingreso en monedas más duras, sino también un entrenamiento para ser una organización que tiene estándares de calidad más altos y que busca ser siempre más sustentable», sostiene el empresario.
3 – Capitalizar las desventajas
Su proyecto no contó siempre con apoyo: «La probabilidad de que avanzara era más cercana a cero que a cien», rememora. Las principales voces en contra le señalaban como obstáculos su corta edad a la hora de fundar la compañía y el hecho de haber nacido en el interior.
Sin embargo, Bono transformó esos obstáculos iniciales. «La inconsciencia que tenía y el desconocimiento de los problemas eran muy grandes, entonces inicié un camino casi sin pensarlo. Ser joven, equivocarse, volver a empezar y no tener nada que perder son motores muy válidos», explica, sobre el primero.
Sobre su nacimiento en El Tío, Córdoba, detalla que tuvo que esforzarse por vencer una barrera inicial contra aquel prejuicio, pero que, una vez que la derribó, encontró «un sí para hacer rodar la pelota».
4 – Sin miedo a los saltos
Tenía un objetivo de emplear a 90 personas en diez años, pero en un año y medio reclutó a 140 y hoy cuenta con 350 colaboradores. Bono no le teme a los saltos y a rebuscárselas. Cuando estaba por comprar un terreno en Arroyito, Córdoba, para expandir su empresa, la localidad donde nació, El Tío, le ofreció un predio de cinco hectáreas donde finalmente montó su primer laboratorio.
El miedo tampoco lo paralizó cuando tuvo que invertir en la adquisición de tecnología para su proyecto. «En la Argentina no existía ningún laboratorio que produjera sus propias cápsulas blandas. Desarrollamos todo el know-how, nos rodeamos de proveedores y junto a nuestros ingenieros pudimos habilitar la primera planta en todo el país para desarrollar este tipo de cápsulas.»
5 – El contexto no es el límite
Según datos del último Censo Nacional, El Tío tiene 1903 habitantes. «Me crié en un pueblo muy pequeño y tuve una educación muy simple», recuerda. Para el emprendedor, su historia de vida y la de muchos que se criaron en entornos similares son una oportunidad para demostrar que «no hace falta tener todos los recursos y todos los conocimientos», porque «todo puede mejorar».
Además de la planta industrial de El Tío, Savant cuenta con oficinas en la localidad de Florida, en el norte del conurbano bonaerense, y planea continuar creciendo en otros mercados de América latina. «Emprender es salir del statu quo -resume-. Es animarse a más, pensar fuera de la caja, encontrar un sí a todos los no», sostiene Bono.
«Lo más importante es que, cuando uno va logrando aquellas metas que se propuso, pueda compartir los logros de crear una mejor empresa y una mejor sociedad, y pueda transmitírselo a sus hijos y a todo su entorno, para que ese círculo virtuoso que se generó se extienda», concluye el emprendedor.
Le Pen-Melenchon, el posible ballottage de extremistas que aterra a toda la Unión Europea
Inquieta el rápido ascenso del candidato de ultraizquierda; es eurofóbico, como la líder del Frente Nacional; Hollande intervino en la campaña para lanzar una señal de alerta.
Por Luisa Corradini.
PARÍS — ¿Y si terminara por suceder lo impensable? ¿Si el 23 de abril Francia abandonara el perímetro de la razón y escogiera para la segunda vuelta un duelo entre la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen , y el de extrema izquierda, Jean-Luc Melenchon? Entre otros absurdos, dos eurofóbicos en un país donde el 75% de la gente quiere conservar el euro y permanecer en la Unión Europea (UE).
Ése es el escenario que provoca escalofríos a políticos y analistas ante el vertiginoso avance registrado en los últimos días por Melenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI). Según un sondeo publicado anteayer por el instituto Ifop, si bien Le Pen y el social-liberal Emmanuel Macron siguen liderando las intenciones de voto, Melenchon (19%) consiguió relegar al cuarto puesto al conservador François Fillon (18%).
Las encuestas también demuestran que la erosión continúa para los dos favoritos que perdieron medio punto en 48 horas: Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN), conserva 23,5% de intenciones de voto y el líder de En Marcha, Emmanuel Macron, 22,5%. En las últimas semanas, ambos habían superado el 25%.
La situación parece lo suficientemente dramática como para que el presidente, François Hollande, haya decidido salir de su reserva para lanzar una señal de alarma: «Esta campaña huele mal. Ha despegado de la realidad», confiesa esta semana en una entrevista concedida al semanario Le Point.
El jefe de Estado deplora que «la emoción» y la dinámica electoral hayan reemplazado a «la razón» y los contenidos «de fondo»: frente a la «moda Melenchon» y al «populismo», «las simplificaciones que consiguen que uno mire el espectáculo del tribuno en vez del contenido de su texto representan un real peligro», precisó, en alusión a las remarcables dotes oratorias del líder de LFI. Y aunque se cuidó muy bien de llamar a los franceses a votar por Macron, en filigrana le otorgó sus preferencias: «Creo que la política necesita renovación», declaró.
A su juicio, también «puede existir en los electores la tentación de abatir al o a los favoritos», simplemente por frustración. Eso es lo que parece confirmar otro estudio publicado anteayer por el instituto Ipsos, en el cual 67% de los franceses reconocen que esta campaña les provoca frustración, repugnancia e indignación.
Una proporción apenas inferior (64%) afirma que la campaña electoral «no les aportó gran cosa sobre los programas y las personalidades» de los 11 candidatos.
Ese sentimiento generalizado de cólera permite comprender las razones de otro dato fundamental que agrega a la incógnita de la primera vuelta. A saber, el elevado abstencionismo previsto para el 23 de abril: sólo 66% de los franceses tienen intenciones de acudir a votar. Si se confirma esa tendencia, esa cifra pulverizaría el récord de 28% de ausentismo registrado en 2002.
Como siempre sucede, la franja más movilizada corresponde al electorado senior: 73% de los mayores de 65 años están decididos a votar. Los más abstencionistas, en cambio, son los jóvenes de 18-24 años. Solo 45% de ese grupo acudirá a las urnas.
Una encuesta diferente de Ipsos reveló otra tendencia inquietante. Los llamados «primo votantes», es decir, los jóvenes que acuden a las urnas por primera vez, parecen resueltos a votar en forma masiva por Marine Le Pen: 29% de esa franja, que representa 3,3 millones de electores, confiesa que votará por el FN para «patear la mesa» o «para ver si funcionan las ideas [de Le Pen] que nunca fueron aplicadas» en Francia.
Muchos de esos jóvenes reconocen que su actitud está inspirada en la exasperación y no les importa que Marine Le Pen represente un peligro para la democracia: «No me importa nada», declaró Rudy Le Blanc a la cadena de noticias BFM TV.
Más que en cualquiera de las elecciones anteriores, en las que siempre hubo un «candidato de la esperanza», esta vez «los electores parecen resignados a escoger el menos malo». Una gran parte de la población se considera «no representada» por la clase política y los candidatos a estas elecciones: «¿Votar? ¿Para qué? No creo en nada más […] Las cosas no cambian», es una de las respuestas más escuchadas por los encuestadores del Centro de la Vida Política Francesa (Cevipof).
En un país con 3 millones de desocupados, según las cifras oficiales, y otros 2 millones de desempleados de larga duración que salieron de las estadísticas, «existe una sensación generalizada de ser víctimas del abandono y el desprecio de la clase dirigente, que no hizo el menor esfuerzo para protegerlos de la crisis y de la erosión del nivel de vida», afirma el economista Michel Santi, autor del libro Miseria y opulencia.
De los 67,5 millones de habitantes de Francia, quinta potencia económica del planeta, 9,6 millones (14,3% de la población) viven bajo el umbral de pobreza, casi un millón de personas no tienen domicilio fijo, 3 millones carecen de vivienda digna y 4 millones pueden comer gracias a los alimentos distribuidos por las ONG y las asociaciones caritativas.
Ese dramático panorama permite comprender por qué razón, aunque la lógica y las encuestas confirmen las posibilidades de un duelo final entre Le Pen y Macron, es legítimo preguntarse si, esta vez, Francia no será capaz de abandonar el perímetro de la razón.