Buenos Aires: una ciudad con economía diversificada

marzo 5, 2017 · Imprimir este artículo

Buenos Aires, en la liga de las ciudades con economías más diversificadas

Un ranking global ubica a la capital argentina como uno de los centros urbanos que tienen su producto bruto más repartido entre diferentes sectores; ventajas y desventajas de la no concentración.

Por Sofía Terrile.
Buenos Aires es una de las ciudades que tienen más distribuida su producción entre diferentes sectores
Buenos Aires es una de las ciudades que tienen más distribuida su producción entre diferentes sectores.
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Si cada vez que se escribió o se mencionó la palabra «diversidad» en 2016 hubiera llovido una gota, el mundo estaría inundado. La consultora global Euromonitor investigó a inicios de este año el concepto en boca de empresarios y funcionarios con relación a las ciudades, y descubrió que, de 126 centros urbanos, Buenos Aires es la tercer metrópolis con la economía más diversificada. En los dos primeros lugares se encuentran dos urbes ecuatorianas: Guayaquil y Quito. Al otro lado del ranking -entre las más homogéneas- están Kuwait, Bakú y Abu Dhabi.

Los puestos se determinaron por el índice Herfindahl-Hirschman, que informa sobre la concentración económica de un mercado y se expresa en una cifra que va de 0 (competencia perfecta) a 10.000 (monopolio). Para la ciudad de Buenos Aires el resultado fue de 2180 puntos, mientras que el de Kuwait, la más «concentrada», fue de 5559. Detrás de ese número hubo un cálculo que tuvo en cuenta el valor agregado bruto de seis grandes sectores económicos de una ciudad: agricultura, comercio, manufacturas y minería, construcción, servicios empresariales y servicios públicos.

escudo ciudad de Buenos AiresEn Buenos Aires, según el estudio, del valor agregado bruto que la ciudad genera, algo menos del 1% corresponde a la agricultura y un 5%, a la construcción. La mayor porción es del comercio (28%), pero pegados le siguen los servicios públicos (23%), los servicios empresariales (22%) y las manufacturas (21%).

Suena bien, pero la diversidad no garantiza el éxito: en el top 10 menos «dispar» están, por ejemplo, Nueva York y Londres, dos centros del primer mundo e íconos de las finanzas. No obstante, dice Iryna Sychyk, autora del estudio y analista de ciudades, «depender demasiado de un sector o de una industria, especialmente cuando el ritmo del desarrollo es rápido y el nuevo éxito puede estar a la vuelta de la esquina, puede ser desastroso».

Andrés Freire, ministro de Modernización de la Ciudad, asegura que la matriz diversificada de Buenos Aires «no es casualidad» y que el gobierno porteño hace «un esfuerzo muy consciente» para generarla y mantenerla, porque cree que le aporta un activo importante: la resiliencia ante posibles crisis.

Rastrea, además, aquella resiliencia en la volatilidad histórica de la Argentina, que permitió que en su capital se desarrollara un «talento versátil» con capacidad de adaptación. En ese sentido, Sychyk puntualiza que, tras la crisis financiera de 2009, el PBI real de Buenos Aires se contrajo un 5,4%, mientras que el de Kuwait, una de las ciudades más concentradas, lo hizo en un 7,6%.

Martín Mura, ministro de Hacienda porteño, aporta más datos: «El año pasado no fue tan bueno para la economía en general. Sin embargo, el sector financiero de la ciudad, que es más grande en comparación con los del resto del país [representa un 11,5% del Producto Geográfico Bruto (PGB), contra una participación de 4,2% a nivel nacional], sí anduvo bien y sostuvo la caída de los demás sectores. La no concentración compensa, y es por eso que la diversificación de los servicios es un pilar de la gestión», apunta. El funcionario señala que en la capital argentina, según datos oficiales, los servicios generan el 83,4% del PGB, a diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, donde la contribución de aquel sector alcanza el 66%.

Otra ventaja, indica la analista, es la posibilidad de innovación que existe en las ciudades donde no hay concentración de actividades. «Son los lugares preferidos para las empresas jóvenes, ya que pueden tener acceso a una mayor variedad de tecnologías a la hora de decidir qué modelo de negocios quieren tener», añade.

Guibert Englebienne, cofundador de Globant y presidente de Endeavor Argentina, coincide y afirma que la diversidad está intrínsecamente relacionada con un alto nivel de actividad emprendedora. Afirma que los emprendedores son personas que «no piden permiso para intentar capturar ciertas oportunidades» y «tienen sus manos libres para probar alternativas», y que juegan muy bien con una matriz donde no haya definiciones rígidas.

Coincide con él Ezequiel Calcarami, vicepresidente de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA): «En una economía diversa hay más tolerancia para la prueba y el error, y por lo tanto eso retroalimenta la matriz inicial. Buenos Aires tienen un contexto y un talento que la hacen un gran semillero emprendedor».

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Atracción para emprender

Freire afirma que la capital argentina es cada vez más la meca del «emprendedorismo y talento latinoamericano», lo que atrae, además, a «miles de estudiantes extranjeros» y eso genera una multiplicidad de culturas, pensamientos y capacidades. Asimismo, considera que este tipo de economía es atractiva para los jóvenes profesionales, que tienen la oportunidad de seguir la vocación que quieran porque «pueden construir múltiples posibles futuros».

Ambos coinciden en que, cuando el Estado define un rol demasiado unidireccional o intenta aproximaciones verticalistas, mata la diversidad y aumentan los riesgos de equivocación. Englebienne afirmó que en Endeavor conoció emprendedores de decenas de industrias y que existe una tentación a describir la actividad de la mayoría de las startups como pertenecientes al sector de IT por el uso transversal de las tecnologías, pero que no se trata de una definición del negocio sino de una adopción natural para crecer y ser más competitivas.

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Foto: LA NACION

Por su parte, el ministro de Modernización apunta que el gobierno porteño es cauto con las definiciones pero impulsa medidas para ayudar a que florezcan las diferentes actividades. Una de ellas es la creación de distritos económicos, dependientes de la cartera que maneja. Hasta el momento hay cinco: el tecnológico, el de deportes, el de las artes, el de diseño y el audiovisual. El objetivo del programa es incentivar la radicación de compañías en zonas geográficas con menor desarrollo relativo de la ciudad a través de beneficios fiscales.

Sychyk advierte que, más allá de las buenas intenciones del sector público y el privado, la diversificación tiene sus puntos débiles. «Mientras que son más resistentes a crisis económicas, las ciudades que no tienen su actividad económica concentrada no logran obtener todos los beneficios que tienen los clusters industriales especializados», afirma, y apunta entre ellos el desarrollo de una fuerza de trabajo con habilidades específicas y bien formadas, infraestructura «hecha a medida» y una red extensa de socios. «Por ejemplo, Nueva York está enfocada en servicios financieros y Kuwait depende de la industria del petróleo, y pueden superar a cualquier ciudad en términos de eficiencia económica», detalla.

«El que mucho abarca poco aprieta», reza el dicho, y la experta asegura que los extremos de diversificación o de especialización no son ideales. Considera que, a pesar de que una ciudad con muchos sectores diferentes es atractiva para empresas jóvenes, esos emprendimientos deberán escalar en algún momento y definir un proceso de producción. Para eso, detalla, es mejor «que exista un cierto nivel de concentración» que permita compartir tecnologías y mejorar la productividad.

Sin embargo, Calcarami dice que Buenos Aires existe una economía más orientada a servicios y que sus ventajas competitivas se relacionan con la tecnología y la creatividad y que, por tanto, la concentración no sería algo tan necesario como en las ciudades con matriz industrial.

«Por el desarrollo económico actual, sería beneficioso para las ciudades diversificarse fuera de los sectores primarios e industrias de bajo valor agregado hacia sectores que requieran de mucho conocimiento y agreguen más valor, como las manufacturas de alta tecnología y los servicios para empresas», opina la analista de Euromonitor.

En definitiva, para Sychyk el concepto debe manejarse de manera inteligente especialmente en las ciudades; dice que las metrópolis traccionarán la economía por muchos años más porque son «pioneras de innovación, propulsoras del crecimiento económico y marcadoras de tendencias de consumo». Afirma que en 2016, el 63% del PBI de las 83 países que Euromonitor analiza fue generado por 1150 metrópolis, y que se trata de un dato «impresionante», ya que esas urbes son el hogar de sólo el 33% de la población de esas naciones. «Entender mejor las economías urbanas es crucial para asegurar competitividad global», concluye.

Para el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb, Buenos Aires tiene buenas posibilidades de aumentar su competitividad en la instancia sistémica, y puede aprovechar el apalancamiento de la diversidad económica, que «enriquece el entorno de negocios» y da estabilidad en tiempos turbulentos.

«Los temas macro como el tipo de cambio o la estabilidad dependen del gobierno nacional. Los temas micro son responsabilidad empresarial. En cambio, en lo sistémico juegan los accesos, la conectividad, la logística, entre otros, y allí hay una responsabilidad compartida a nivel gubernamental que se juega más en lo territorial», explica. Finalmente, Sica sostiene que las metrópolis pueden buscar «mejores marcos regulatorios, más seguridad, mejores costos de transporte con buena infraestructura y sistemas educativos eficientes», entre otros horizontes realizables para mejorar la capacidad de competencia regional o global.

Talento y multiplicidad de culturas

La diversificación de las ciudades para ir hacia sectores de alto valor agregado que aporten al desarrollo, requiere de personas altamente calificadas, según señalan en Euromonitor. En ese sentido, si existe escasez de habilidades, una política migratoria abierta puede ser central para cerrar esa brecha y lograr que haya el talento necesario.

En el caso de Buenos Aires, desde el gobierno de la Ciudad se destaca la llegada de estudiantes extranjeros, algo que, según se considera, genera la convivencia de una multiplicidad de culturas y capacidades. Eso convierte al territorio en un espacio atractivo para emprender, una acción que a su vez resulta impulsada por la diversidad que muestra la actividad económica local.

Los dos esquemas y sus ventajas

Qué beneficios obtienen las ciudades según su perfil productivo

Crisis suavizadas

Uno de los aspectos positivos que se le asignan a una economía diversificada, es que la disminución del nivel de actividad en un sector puede ser compensada con otros que muestren un diferente comportamiento

Foco de atracción

También se ven ventajas en la generación de un marco atractivo para el emprendedorismo y en la creación de distritos económicos por zonas geográficas, que hace que se diseñen políticas con beneficios de diferente tipo para procurar la instalación de empresas

Especialización

Entre las ciudades con su actividad más concentrada hay algunas muy desarrolladas; un punto a favor es la formación de una fuerza de trabajo con alto conocimiento de las tareas y con habilidades específicas

Productividad

El mayor conocimiento y la posibilidad de compartir tecnologías que surgen en las ciudades con alto grado de concentración de actividades, llevan a favorecer los esquemas productivos y permiten competir en mejores condiciones en el sector en el que la ciudad se ha especializado.

Fuente: La Nación, 05/03/17.


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