Justicia envenenada: ¿acto de heroísmo o síntoma de un Estado fallido?
mayo 8, 2025 · Imprimir este artículo
Por Gustavo Ibáñez Padilla.
En la primera semana de mayo de 2025, en la pequeña comuna de Kenscoff -al sur de Puerto Príncipe, la capital de Haití- una comerciante haitiana envenenó con aceite de oruga a 40 presuntos miembros de la banda Viv Ansanm, una coalición de pandillas catalogada como grupo terrorista por el gobierno de Estados Unidos. Las víctimas fallecieron tras consumir empanadas envenenadas. La mujer, temiendo represalias, huyó y posteriormente se entregó a las autoridades, afirmando haber actuado por su cuenta y sin participación de terceras personas.
Este acto ha polarizado a la opinión pública: ¿es una masacre o una forma desesperada de justicia ante la inacción estatal?
.
El auge de la justicia por mano propia
La violencia de las pandillas en Haití ha alcanzado niveles alarmantes. En 2024, más de 5.600 personas murieron debido a la violencia de las pandillas. Ante la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad, los ciudadanos han recurrido a la justicia por mano propia. Desde abril de 2023, al menos 264 presuntos pandilleros han sido asesinados por grupos de justicieros.
.
Movimientos como «Bwa Kale» han surgido como respuesta ciudadana a la violencia. Aunque han logrado frenar temporalmente a las pandillas, también han generado preocupaciones sobre abusos y ejecuciones sumarias.

.
¿Héroe o criminal?
La acción de la comerciante plantea un dilema moral y legal. Por un lado, eliminó a miembros de una banda que aterrorizaba a la comunidad. Por otro, cometió un acto premeditado de homicidio masivo. Este caso refleja la desesperación de una población que siente que el Estado ha abdicado de su responsabilidad de protegerla.
La necesidad de una respuesta integral
La situación en Haití requiere una respuesta urgente y multifacética. Es esencial fortalecer las instituciones estatales, garantizar el estado de derecho y abordar las causas subyacentes de la violencia. Además, la comunidad internacional debe apoyar esfuerzos sostenibles para restaurar la seguridad y la gobernabilidad en el país. Hasta ahora las iniciativas de ayuda internacional de la ONU y la OEA –en las cuales tuvo un rol importante la Argentina– han resultado de escasa efectividad. El caos, la miseria y la criminalidad siguen creciendo, sin esperanzas de mejora.
.
Responsabilidad compartida frente al abismo
El caso de la comerciante haitiana es un síntoma de un Estado fallido y una sociedad al borde del colapso. Si bien su acción puede ser vista como un acto de valentía, también destaca la urgencia de reconstruir las instituciones y restaurar la confianza en el sistema de justicia. Es hora de que los ciudadanos responsables, junto con la comunidad internacional, trabajen juntos para erradicar el flagelo del Crimen Organizado y las Pandillas, a fin de restaurar la paz en Haití.
Fuente: Ediciones EP, 08/05/25.
Haití se enfrenta a una profunda crisis que ha llevado a algunos a considerar al país como un Estado fallido. La falta de control del gobierno sobre el territorio, el auge de las bandas criminales y la inestabilidad política son factores clave que han contribuido a esta situación.
Aspectos clave que apuntan a un Estado fallido:
- Falta de control del Estado:El gobierno ha perdido la capacidad de ejercer autoridad en gran parte del territorio, lo que ha permitido a las bandas criminales tomar el control de zonas y actividades económicas.
- Auge de las bandas criminales:La proliferación de bandas armadas ha generado una ola de violencia e inseguridad, afectando la vida cotidiana de la población y debilitando aún más al gobierno.
- Inestabilidad política:La falta de liderazgo efectivo y los conflictos políticos recurrentes han contribuido a la crisis, dificultando la implementación de reformas y el desarrollo del país.
- Crisis económica y social:Haití es uno de los países más pobres del mundo, con altos niveles de pobreza, desigualdad y desempleo, lo que agrava la situación de fragilidad del Estado.
- Desastres naturales:Haití ha sido históricamente afectado por terremotos y huracanes, que han generado graves daños y exacerbado la crisis social y económica.
Consecuencias:
- Inseguridad y violencia: La población haitiana vive en constante miedo, con altos niveles de violencia y criminalidad, lo que dificulta la vida cotidiana y el desarrollo del país.
- Dificultad para el desarrollo: La inestabilidad y la falta de control del Estado dificultan la implementación de políticas de desarrollo y la atracción de inversiones.
- Necesidad de ayuda internacional: Haití depende en gran medida de la ayuda humanitaria y el apoyo internacional para enfrentar la crisis, lo que refleja la incapacidad del Estado para atender las necesidades de su población.

.
.
Comentarios
Algo para decir?
Usted debe estar logueado para escribir un comentario.