Para el 2050 la población mundial empezará a decrecer y a envejecer peligrosamente
Por Steven W. Mosher.
El mundo se está quedando sin niños. Las tasas de natalidad caen en picada. Comenzó en la Europa de la posguerra y en las décadas posteriores se ha extendido a todos los rincones del planeta.
Muchas naciones ya están sintiendo esta espiral de muerte, y cada año se llenan más ataúdes que cunas.
Sólo el año pasado, Japón perdió casi un millón de personas, mientras que Polonia perdió 130.000.
Sin embargo, la historia más dramática es la de China, hogar de una sexta parte de la población mundial.
La devastación que ha causado durante décadas la política de un solo hijo ha llevado a una decadencia absoluta a esa nación que durante siglos fue la más poblada del mundo.
China finalmente admitió que su población estaba disminuyendo, pero muchos demógrafos creemos que en realidad las cifras han estado decreciendo durante casi una década.
La cifra oficial de población del gobierno chino de 1.440 millones también exagera enormemente las cifras reales: algunos analistas dicen que tienen una sobreestimación de 130 millones de personas.
India ya superó a China en población y sigue creciendo, pero no por mucho tiempo.
El gobierno de India informó en 2021 que cada mujer en ese país tiene un promedio de solo dos hijos en toda su edad reproductiva, muy por debajo de los 2,25 necesarios para sostener la población actual.
La misma historia se está repitiendo en todo el mundo: las tasas de natalidad en Iberoamérica, Oriente Medio e incluso África no sólo están cayendo, sino que se están desplomando.
El resultado de todos estos vientres vacíos es que la humanidad acaba de alcanzar un hito importante, pero ciertamente no es uno que debamos celebrar.
Por primera vez en los 60.000 años en que los seres humanos habitan el planeta, no estamos teniendo suficientes bebés para reemplazarnos. No es de extrañar que Donald Trump haya sugerido proporcionar FIV gratuita a todos los estadounidenses “porque necesitamos más bebés”, afirmó en Michigan.
La población seguirá creciendo hasta mediados de siglo debido a que la expectativa de vida es cada vez más larga. Pero cuando este impulso demográfico termine (y terminará), alcanzaremos un segundo hito sombrío en la trayectoria descendente de la humanidad:
Por primera vez desde la Peste Negra de la Edad Media, el número de personas en el mundo disminuirá.
La peste bubónica del siglo XIV fue la peor pandemia de la historia de la humanidad. Acabó con la mitad de la población de Europa y quizás con un tercio de la población de Oriente Medio.
Pero mientras esta plaga llenaba fosas comunes, los sobrevivientes seguían llenando cunas. Y como la tasa de natalidad se mantuvo alta, le tomó aproximadamente un siglo, pero la población mundial se recuperó.
Esta vez, puede que no seamos tan afortunados. Todos los factores que influyen en la fertilidad, desde las tasas de matrimonio hasta la urbanización y los niveles de educación, están haciendo que los nacimientos disminuyan.
Ahora bien, quizás no haya sabido hasta ahora acerca de la escasez de nacimientos actual.
Y esto es porque agencias internacionales poderosas como el Fondo de Población de las Naciones Unidas o el Banco Mundial han hecho todo lo posible para mantenerlo fuera del alcance de la opinión pública.
Es más, a estas agencias, creadas durante el auge de la histeria sobre la “superpoblación” en los años 1960, les gusta sobreestimar los nacimientos en un país y aumentar las cifras de población en otro.
Por ejemplo, la ONU, en su informe anual Perspectivas de Población Mundial, afirma que el año pasado nacieron 705.000 bebés en Colombia, cuando el propio gobierno del país estima la cifra en sólo 510.000.
Y esta diferencia no podría considerarse un error de redondeo.
Tampoco lo es la afirmación de la ONU de que las mujeres de India siguen teniendo un promedio de 2,25 hijos, lo que desafía las propias estadísticas publicadas del país, que muestran que ahora esa cifra está por debajo de los 2,0.
Toda esta manipulación de cifras permite a la ONU afirmar que la tasa de fertilidad total mundial el año pasado fue de 2,25, todavía por encima del nivel de reemplazo.
Incluso se equivoca respecto de la tasa de reemplazo de fertilidad, que dice que es de 2,1 hijos por mujer.
Esto es erróneo porque en muchos países el aborto por selección de sexo distorsiona fuertemente la proporción de sexos a favor de los niños.
Para compensar las decenas de millones de niñas no nacidas que faltan en China, India y otros países asiáticos, esos países necesitan entre 2,2 y 2,3 niños en promedio.
La ONU exagera las cifras humanas por la misma razón que la administración Biden-Harris exagera las cifras de empleo: para obtener ganancias financieras y supervivencia política.
Hay miles de millones de dólares en juego para esas agencias internacionales cuya financiación se alimenta del oscuro temor al aumento del número de seres humanos.
El movimiento de control de la población no tiene intención de irse en silencio a la tumba, aunque sigue cavando la de la humanidad, y por eso alimenta este miedo irracional e infundado.
No es cierto que la población mundial esté creciendo de forma explosiva. Lo cierto es que está a punto de colapsar. Por eso es hora de poner fin a la guerra contra la población.
El peligro de la elasticidad de la demanda de eutanasia
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Uno de los aspectos más preocupantes de la eutanasia es que la demanda de “muerte digna” no es plana. O sea, no es que haya un porcentaje de la población, pongamos que el 0,01%, que sufre muchísimo por lo que sea y quiere morirse y algo hay que hacer, acertado o no, para solucionar el problema de ese 0,01% de la población que no quiere vivir.
Obviamente una primera discusión ya sería si a ese 0,01% de la población hay que ayudarle a morir o más bien a dejar de sufrir o incluso ayudarle a darle un sentido a su sufrimiento. No obstante, siendo ese un asunto clave, otro aspecto verdaderamente preocupante es la elasticidad de la demanda de eutanasia, la demanda de muerte.
Cuando una sociedad establece que la vida de una persona mayor, un tetrapléjico, un ciego, una violada o cualquier otra que reclame la eutanasia es indigna, no sólo abre un cauce para eliminar a ese porcentaje de mayores, tetrapléjicos, ciegos o violadas que quieren morirse. De algún modo lo que se está diciendo al justificar la eutanasia de estas personas alegando que su vida es indigna, es indicar a todos los mayores, todos los ciegos, todos los tetrapléjicos o todas las violadas que no quieren morirse que su vida también es indigna. Si la vida de tal persona es indigna por estar en tal o cual situación y tú estás en la misma situación, tu vida también es indigna.
Esta sensación queda bastante ratificada cuando, por ejemplo, alguien ve que cuando intenta suicidarse una persona joven, sana, que puede subirse ella sola a una azotea y lanzarse al vacío, sin embargo tratamos de impedirlo. Pero si una persona está postrada y no puede matarse por sí misma, entonces hay que ayudarla. Es decir, impedimos que se mate al que puede matarse sólo y ayudamos a matarse al que no puede hacerlo. Parece todo bastante paradójico. En realidad, si aprobamos la eutanasia habría que cuestionarse el sentido de que el 112 atienda llamadas advirtiendo de que hay una persona subida a una azotea con la aparente intención de lanzarse al vacío. El 112 debería dejar al suicida en paz, en todo caso limitarse a despejar la zona de impacto o incluso ayudarle a lanzarse, pero para ser coherentes nunca impedírselo.
Llegados a este punto hay que preguntarse qué es lo que hace que una persona quiera dejar de vivir por considerar que su vida no es digna. En este sentido hay que pensar que podemos tener a dos personas en silla de ruedas, por ejemplo, una de las cuales quiere morir y otra seguir viviendo. ¿Cuál de las dos tiene razón? Desde luego nadie podría decir que la vida del que está en silla de ruedas es objetivamente indigna e insoportable si otra persona en la misma situación no quiere morir, por no mencionar que puede ser más feliz que una persona capaz de correr una maratón. Muchas personas que podrían correr una maratón están deprimidas y muchas personas en silla de ruedas no. El caso entonces es que la persona que quiere morir por estar en una silla de ruedas no es porque objetivamente su vida sea indigna e insufrible, sino porque subjetivamente esa persona lo considera así, pero podría pensar todo lo contrario, y que piense eso no tiene nada que ver con estar en silla de ruedas.
Bajar el precio de la vida mata
En el hecho de que una persona llegue a pensar que su vida no tiene sentido, que es una carga y que sería mejor su muerte que su vida, seguramente hay una parte de conclusión inducida. Cuando hablamos de facilitar la muerte a los que la desean pensamos en mayores, enfermos, personas solitarias, personas con un trauma… a todos estos hay que ayudarles a morir por compasión, porque somos personas progresistas y maravillosas. Ayudarles a vivir sería por lo visto propio de personas reaccionarias y malvadas. Pero volviendo al fondo de la cuestión, ¿por qué las personas que en una sociedad llegan a considerar que su vida no es digna son los débiles? ¿Es inocente de ese pensamiento la sociedad en la cual las personas débiles llegan a esa conclusión? ¿Hasta qué punto el tipo de sociedad que estamos creando está llevando a la gente con menos likes a pensar que su vida es indigna? ¿Y si lo que es una mierda es ese tipo de sociedad y no la vida de las personas que llegan a desear su muerte en esa mierda de sociedad?
En el caso de los niños que sufren, ¿cómo se decidirá su eliminación? Desde luego los padres no serán quienes decidan. Primero porque el padre podría decir una cosa y la madre otra. Segundo porque este gobierno ya ha dejado claro que los hijos no son de los padres, luego es el gobierno quien debe decidir las cuestiones fundamentales sobre los hijos.
Retomando el hilo inicial, la eutanasia no es un problema que consiste en un porcentaje o un perfil de personas que se soluciona eliminando sólo a esas personas, cosa que ya de por sí suena bastante espantosa. En cuanto aceptamos el concepto de la eliminación de los imperfectos abrimos una grieta que no puede sino crecer y crecer. A fin de cuenta el grupo “gente con problemas” incluye al 100% de la humanidad, muchos de ellos graves en algún punto crítico de su vida. El grupo “me quiero morir” dentro del grupo “gente con problemas”, será un grupo creciente en la medida en que los miembros de una sociedad tengan menos tolerancia al sufrimiento y en la medida en que una sociedad que abraza la eutanasia lanza el mensaje de que la vida de los que sufren es indigna, no merece la pena y deben morir para no ser una carga.
La paradoja final es que la clientela que en mayor medida seguramente va a nutrir el grupo de demandantes de la eutanasia va a provenir de eso que algunas fuerzas política vienen denominando “los de abajo”: los enfermos, los débiles, los sufrientes, los fracasados, los pobres, los desamparados, los enfermos, los viejos, los inadaptados, los raros… La ironía es que las fuerzas que decían que venían a defender a los de abajo son las que está propugnando la ley para facilitar la eliminación de los de más abajo del todo. Salvo que entendamos que lo de acabar con la pobreza, con el sufrimiento y con el dolor era literalmente cierto, pero era esto.
Múltiples estudios publicados en revistas científicas revisadas por pares muestran que el 97 por ciento o más de los científicos climáticos que publican activamente están de acuerdo: las tendencias de calentamiento climático durante el siglo pasado son extremadamente probables debido a actividades humanas. Además, la mayoría de las organizaciones científicas líderes en todo el mundo han emitido declaraciones públicas respaldando esta posición.
Quiero hacer una pausa aquí y hablar sobre esta noción de consenso y el surgimiento de lo que se ha llamado ciencia del consenso. Considero la ciencia del consenso como un desarrollo extremadamente pernicioso que debería detenerse en seco. Históricamente, la reivindicación del consenso ha sido el primer refugio de los sinvergüenzas; es una forma de evitar el debate al afirmar que el asunto ya está resuelto. Siempre que escuche que el consenso de los científicos está de acuerdo en algo u otro, busque su billetera, porque está siendo engañado.
Seamos claros: el trabajo de la ciencia no tiene nada que ver con el consenso. El consenso es asunto de la política. La ciencia, por el contrario, requiere solo un investigador que tenga razón, lo que significa que tiene resultados que son verificables por referencia al mundo real. En ciencia, el consenso es irrelevante. Lo relevante son los resultados reproducibles. Los más grandes científicos de la historia son grandes precisamente porque rompieron con el consenso. No existe la ciencia del consenso. Si es consenso, no es ciencia. Si es ciencia, no es consenso. Punto.
Además, permítanme recordarles que el historial del consenso no es nada de lo que enorgullecerse. Repasemos algunos casos: en siglos pasados, la mayor causa de muerte de las mujeres era la fiebre después del parto. Una mujer de cada seis murió de esta fiebre. En 1795, Alexander Gordon de Aberdeen sugirió que las fiebres eran procesos infecciosos y pudo curarlas. El consenso dijo que no.
En 1843, Oliver Wendell Holmes afirmó que la fiebre puerperal era contagiosa y presentó pruebas convincentes. El consenso dijo que no.
En 1849, Semmelweis demostró que las técnicas sanitarias prácticamente eliminaban la fiebre puerperal en los hospitales bajo su dirección. El consenso dijo que era judío, lo ignoró y lo destituyó de su cargo. De hecho, no hubo acuerdo sobre la fiebre puerperal hasta principios del siglo XX. Así, el consenso tardó ciento veinticinco años en llegar a la conclusión correcta a pesar de los esfuerzos de los prominentes “escépticos” de todo el mundo, escépticos que fueron degradados e ignorados. Y a pesar de las constantes muertes de mujeres.
No faltan otros ejemplos. En la década de 1920 en Estados Unidos, decenas de miles de personas, en su mayoría pobres, estaban muriendo de una enfermedad llamada pelagra. El consenso de los científicos dijo que era infeccioso, y lo que era necesario era encontrar el «germen de pelagra». El gobierno de Estados Unidos le pidió a un joven y brillante investigador, el Dr. Joseph Goldberger, que encontrara la causa. Goldberger concluyó que la dieta era el factor crucial. El consenso permaneció unido a la teoría de los gérmenes.
Goldberger demostró que podía inducir la enfermedad a través de la dieta. Demostró que la enfermedad no era infecciosa inyectando la sangre de un paciente de pelagra en él y en su asistente. Ellos y otros voluntarios se limpiaron la nariz con hisopos de pacientes de pelagra y tragaron cápsulas que contenían costras de erupciones de pelagra en lo que se denominó «fiestas de inmundicia de Goldberger». Nadie contrajo pelagra.
El consenso continuó en desacuerdo con él. Además, existía un factor social: a los estados del sur no les agradaba la idea de una mala alimentación como causa, porque significaba que se requería una reforma social. Continuaron negándolo hasta la década de 1920. Resultado: a pesar de una epidemia del siglo XX, el consenso tardó años en ver la luz.
Probablemente todos los escolares se dan cuenta de que América del Sur y África parecen encajar bastante bien, y Alfred Wegener propuso, en 1912, que los continentes, de hecho, se habían separado. El consenso se burló de la deriva continental durante cincuenta años. La teoría fue negada con más vigor por los grandes nombres de la geología, hasta 1961, cuando comenzó a parecer que los fondos marinos se estaban extendiendo. El resultado: el consenso tardó cincuenta años en reconocer lo que ve cualquier escolar.
¿Y seguimos? Los ejemplos se pueden multiplicar infinitamente. Jenner y la viruela, Pasteur y la teoría de los gérmenes. Sacarina, margarina, memoria reprimida, fibra y cáncer de colon, terapia hormonal sustitutiva. La lista de errores de consenso sigue y sigue.
Finalmente, quisiera recordarles que noten dónde se invoca la afirmación de consenso. El consenso se invoca solo en situaciones en las que la ciencia no es lo suficientemente sólida. Nadie dice que el consenso de los científicos esté de acuerdo en que E = mc2. Nadie dice que el consenso es que el sol está a 150 millones de kilómetros de distancia. A nadie se le ocurriría hablar así.
La noción de una «ciencia» monolítica, es decir, lo que dicen los científicos, es perniciosa y la noción de «consenso científico» lo es activamente. El camino hacia el conocimiento es la transparencia en el desacuerdo y la apertura en el debate. El camino a la verdad es la expresión pluralista de puntos de vista en conflicto en los que, a menudo no tan rápido como nos gustaría, las buenas ideas expulsan a las malas. En este proceso no hay lugar para ninguna noción de «consenso científico».
🌐 El Gran Reseteo te propone: «No serás dueño de nada, pero serás feliz” [Foro de Davos, @wef]. Un mundo globalista donde muchos seremos pobres, sin derechos, pero felices y unos pocos multimillonarios, privilegiados y a cargo del destino mundial.
🌐 Agenda 2030:
1: Subsidio universal (todos planeros)
3. Salud. Aborto
4. Educación: Adoctrinamiento
5. Igualdad de Género: Ideología de G.
7: Energía: Limitaciones para las masas
13: Clima: Calentología
🌐 Casi no comeremos carne (nosotros, los pobres), pero seremos más sanos. Los megarricos seguirán comiendo y consumiendo sin limitación alguna.
🌐 Para no caer en la trampa de la Agenda Globalista resulta imprescindible leer:
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Así se están infiltrando en la ONU los lobbies del aborto y LGTB para imponer su agenda en el mundo
Los lobbies abortista y LGTB han logrado que en la ONU se diga que los no nacidos no tienen derecho a la vida y que se imponga el matrimonio homosexual. Lo cual contraviene los principios de la Carta de San Francisco y la Declaración de los Derechos Humanos de 1948. ¿A quién defiende la ONU si no defiende la vida y la familia?
Por Alfonso Basallo – 23/11/17
Naciones Unidas proclama ahora principios totalmente contrarios a lo que proclamó en 1945, cuando se firmó la Carta de San Francisco, acta fundacional; y en 1948, cuando se hizo la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Los lobbies abortista y LGTB, con la complicidad de gobiernos (singulamente EEUU) [Esto parece comenzar a cambiar durante la Administración Donald Trump] y grandes multinacionales, libran una batalla desde hace décadas para infiltrarse en los distintos organismos de la ONU y alterar los Tratados a fin de imponer sus respectivas agendas.
Lo cual empaña la labor de la organización y desnaturaliza su función.
Aunque no evitó las llamadas “guerras calientes” (Vietnam, Oriente Medio etc.) Naciones Unidas evitó una Tercera Guerra Mundial. Sin duda, su mayor logro. Y tuvo un papel clave en la política disuasoria durante la Guerra Fría para evitar un choque nuclear entre los dos bloques.
También promovió los Derechos Humanos y apostó por la dignidad inviolable de la persona con la Declaración Universal de 1948. Ha reducido la pobreza, combatido las hambrunas y erradicado enfermedades, lo que ha supuesto una considerable rebaja de la mortalidad infantil y un aumento de la esperanza de vida.
Pero su actuación durante las últimas décadas contradice dos de sus banderas definitorias: la paz y los derechos humanos. Los dos ideales que son la razón de ser de Naciones Unidas.
La paz, por su promoción del aborto sin restricciones por todo el mundo, lo cual es la forma más sibilina de violencia (más de 1.000 millones de seres humanos masacrados en el vientre materno, una cifra muy superior a los 200 millones de muertos de las dos guerra mundiales).
“Los hombres y mujeres tienen derecho a casarse” dice el artículo 16 de la Declaración Universal… nada que ver con el matrimonio homosexual
Y los derechos humanos, porque pretende incluir entre ellos el mismo aborto –lo que contradice la Declaración Universal de 1948, que establece el derecho de “todos” a la vida (art. 3)-; y los derechos LGTB, un ataque directo a la familia, lo que también contradice la Declaración al señalar que es el «elemento natural y fundamental de la sociedad» (art. 16). La cual se basa en el matrimonio: “Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia” (art. 16).
Pero las Naciones Unidas del ghanés Kofi Annan (secretario general entre 1997 y 2006), el coreano Ban-ki moon (2006-2016) y del portugués Antonio Guterres (actual secretario general) han hecho suya la agenda LGTB y de la cultura de la muerte y tratan de imponerla al planeta, con una nueva forma de colonialismo.
Todo empezó en los años 70, cuando Naciones Unidas –entonces con el birmano U-Thant al frente- “compró” el mensaje de Paul Ehrlich que decía, en su libro La bomba demográfica (1968), que la superpoblación ponía en peligro el futuro del planeta, y que era preciso frenar la natalidad.
Era el viejo malthusiano, con ropajes ecologistas y un toque apocalíptico que pronto tuvo traducción en Hollywood, con películas sobre el exceso de gente y la falta de alimentos como Cuando el destino nos alcance (Soylent Green) (1974). [Ver: Soylent green]
La tesis de Ehrlich carecía de rigor científico, pero les vino muy bien a los fabricantes de preservativos y a otras industrias anticonceptivas para extender el negocio al Tercer Mundo.
El Fondo de Población de Naciones Unidas impuso desde entonces programas antinatalistas a los gobiernos de Asia, América del Sur y África a cambio de ayuda económicas.
El problema es que la mayor parte de los gobiernos occidentales estaban de acuerdo –había mucho dinero de las multinacionales farmacéuticas en juego-. Y el que más de acuerdo estaba era Estados Unidos, que pilotó aquella estrategia a escala mundial, con el informe Kissinger como guía.
Henry Kissinger, asesor de Seguridad Nacional de Nixon y amigo de la familia Rockefeller, elaboró en 1974 un Memorando de Estudio de Seguridad Nacional, estrictamente confidencial, titulado «Implicaciones del crecimiento de la población mundial para la seguridad de los EE.UU. y sus intereses en el extranjero». [Ver: NSSM 200/74: El informe Kissinger]
El informe Kissinger presentaba el crecimiento de población en el Tercer Mundo como una amenaza para EEUU. Contó con el apoyo de Planned Parenthood
Venía a presentar el crecimiento de la población en los países subdesarrollados como una amenaza para la seguridad de Norteamérica.
Uno de los socios más importantes de la ONU para esta estrategia mundial fue Planned Parenthood, la multinacional del aborto.
Hoy en día la anticoncepción es un negocio redondo cuyos beneficios se reparten las farmacéuticas y la ONU. Estas fabrican a precios bajos en la India, se los venden a Naciones Unidas (por unos 10 centavos) y esta los comercializa triplicando el precio (a 30 centavos).
Lo mismo pasa con la píldora del día después: se adquiere a menos de un dólar y se vende entre 8 y 15 de promedio internacional.
Los DIU o las “espirales” se compran a un precio de entre 3 y 5 dólares; pero para poderlos usar, hay que pagar la consulta del médico y comprarlos a 15 o 20 dólares.
El negocio ha servido para lucrar los bolsillos de las multinacionales farmacéuticas y los funcionarios de Naciones Unidas, para frenar la natalidad en el Tercer Mundo, para multiplicar el aborto y para dañar la salud de la mujer. Durante décadas se ocultaron los efectos secundarios de los contraceptivos… hasta el asunto acabó en los tribunales y multinacionales como la alemana Bayer tiene varios frentes judiciales abiertos por distintas denuncias.
Pero en su origen nadie quería ver el problema: sólo se veía el signo del dólar.Excepto laIglesia católica, que defendía la dignidad de la persona frente a esa forma de explotación y manipulación que era el antinatalismo. La encíclica Humanae Vitae, de Pablo VI, supuso un jarro de agua fría por su crítica a los anticonceptivos y a la política antinatalista.
Rockefeller III, fundador del Population Council, llegó a visitar a Pablo VI para evitar que proclamase la Humanae Vitae
Las cosas llegaron al extremo de que hasta el magnate John D. Rockefeller III, fundador del Population Council (Consejo de la Población), dedicada a investigar la anticoncepción, intentó disuadir al pontífice. Rockefeller llegó a buscarse aliados dentro de la Iglesia e incluso hizo una visita personal al Papa.
No lo consiguió, y la Humanae Vitae se publicó, siendo la única voz que defendió la dignidad humana frente a la doble ofensiva de gobiernos y multinacionales, bajo el paraguas de Naciones Unidas.
Esta se dedicó, por ejemplo, a imponer la esterilización. Un ejemplo: en cooperación con el dictador Alberto Fujimori, el Fondo de Población de la ONU esterilizó a 300.000 mujeres pobres en Perú sin su consentimiento y, a menudo, incluso sin su conocimiento. Y en China, fue la ONU la que contribuyó significativamente a la introducción de la brutal política de un solo hijo.
Y el club de las mayores fortunas del planeta (David Rockefeller, Bill Gates, Ted Turner, George Soros, Michael Bloomberg y Warren Buffett) decidió en 2009 que la mejor forma de acabar con el exceso de pobres era conseguir que no tuvieran descendencia.
Con un capital de 36.300 millones de dólares, la Fundación Bill y Melinda Gates financiaron la producción del sistema Sinoplant II, un medicamento que se implanta bajo la piel, y pueden mantener a una mujer estéril hasta cinco años.
Y cada vez que la Iglesia clamaba contra estos abusos, los grandes rotativos norteamericanos salían en defensa del antinatalismo retorciendo los argumentos. Como cuando se publicó lo siguiente sobre Benedicto XVI: «El Papa prohíbe los preservativos: millones mueren de SIDA».
El siguiente paso fue imponer el aborto. Y el organismo volvió a ser el impulsor. Primero vinieron las legislaciones despenalizadoras en Occidente, en los años 60 y 70; después la introducción del aborto en los países en vías de desarrollo -con resistencias de algunos Gobiernos-; y finalmente, a finales del siglo, el abortismo recibió un espaldarazo decisivo con la inclusión del aborto en los derechos sexuales y reproductivos de la mujer.
El Fondo de Población y ONU Mujeres han sido los dos grandes instrumentos de extensión del aborto en el mundo, al presentar cada nuevo embarazo como una amenaza para la integridad de la mujer y una forma de discriminación de género -y así consta en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés)-.
Lo último en esta escalada de la cultura de la muerte ha sido declarar la restricción del aborto una violación de los derechos humanos, como ha afirmado este mismo año el Comité de Derechos Humanos… siniestra paradoja: porque la misma ONU que proclama tal cosa es la misma ONU que incluyó el derecho a la vida en la Declaración Universal
¿Por cuánto tiempo seguirá figurando ese derecho en la Declaración Universal? La pregunta no es ociosa porque ahora tratan de convertir el aborto en derecho humano, como consta en los Objetivos de Desarrollo para el Milenio.
Coinciden el Comité de Derechos Humanos y Hillary Clinton al afirmar: los no nacidos no tienen derecho a la vida
Una idea que coincide con la frase de Hillary Clinton al decir que el niño en el vientre materno carece de derechos constitucionales. Lo cual no debería extrañar demasiado porque la ex secretaria de Estado de Obama está financiada por el gigante del abortismo, Planned Parenthood.
El otro derecho de la Declaración Universal que Naciones Unidas parece abolir es del matrimonio de un hombre y una mujer y sustituirlo por el matrimonio homosexual, al haberse convertido en abanderada de la perspectiva de Género.
Ya en, 1995, la organización abrazó la ideología de género en la Conferencia de Pekín de la Mujer. Una conferencia controlada por el feminismo radical, tal como denuncia Dale O’Leary en su investigación The Gender Agenda.
Ahora, veinte años después, están consiguiendo que la mayoría de los gobiernos y parlamentos occidentales acepten esa ideología, y redefinan el matrimonio y la familia. La identidad de género es otro de los grandes objetivos de desarrollo del milenio.
Lo han conseguido con una paciente labor de infiltración en el seno de la ONU, con informes surrealistas como “El coste económico de la exclusión LGTB”, presentado en 2015 por Mogens Luykketoft que advertía, con tintes catastrofistas, que según el Banco Mundial, el lastre para el crecimiento económico de un país causado por la exclusión LGBT puede ascender a miles de millones de dólares en pérdida del PIB.
Y han conseguido que organismos de Naciones Unidas financien políticas de género, emanadas de los llamados principios de Yogyakarta (la biblia LGTB).
Los 29 principios de Yogyakarta carecen de base científica y jurídica: fueron elaborados por un grupo de activistas, sin autorización oficial ni legitimación
Estos 29 principios constituyen un manual detallado para la implantación de la ideología de género en el mundo. Carece de la menor base científica e incluso jurídica, porque fueron elaborados por un grupo de activistas, sin autorización oficial ni legitimación, que proclamaron una reformulación de los derechos humanos en la ciudad indonesia de Yogyakarta, en 2007. Los presentaron al público en la sede de la ONU en Ginebra para darles una aureola de autoridad.
Naciones Unidas “compró” el mensaje y está financiando su implantación. Millones y millones están yendo a parar desde hace diez años a la agenda LGTBI mediante suborganizaciones oficiales de la ONU (y también de la Unión Europea) así como de fundaciones privadas (Rockefeller, Ford, Bill & Melinda Gates, etc.). Lo cual queda encubierto como parte de sus presupuestos oficiales.
Es importante subrayar la labor de infiltración del lobby LGTB en organismos de Naciones Unidas y como éstos a su vez terminan influyendo en gobiernos y parlamentos.
Los Órganos de los Tratados de las Naciones Unidas desempeñan un papel especial para transmitir la agenda LGTBI. Los miembros no son elegidos democráticamente, sino que son delegados por los estados miembros, y no son responsables ante los gobiernos de sus países de origen.
Pero tienen la aureola moral de Naciones Unidas: representan en cierta forma la autoridad de la ONU y exigen que los gobiernos de los estados soberanos sean responsables de la aplicación de los derechos humanos como los delegados los interpretan y «desarrollan».
Ganados los partidos, se ganan los parlamentos, y ganados los parlamentos, es posible alterar las legislaciones
Es una forma sibilina de ejercer influencia sobre los partidos políticos de cada país, que tratan de captar el voto LGTB, una porción minoritaria del electorado pero inflada por los medios de comunicación. Ganados los partidos, se ganan los parlamentos, y ganados los parlamentos, es posible alterar las legislaciones.
Desde diciembre de 2016, la propia Asamblea General de Naciones Unidas votó por el establecimiento de un experto independiente en orientación sexual y en identidad de género, con un pequeño margen de 84 contra 77 votos. Se trata de un profesor tailandés de Derecho internacional, Vitit Muntarbhorn, una especie de comisario de Naciones Unidas para imponer la ideología de género.
El pretexto -como siempre- es luchar contra la discriminación por orientación sexual y acabar con la violencia contra las personas LGTB -lo que en teoría es un fin loable-, pero entre sus objetivos destaca:
– Despenalizar la sodomía.
– Impedir que profesionales de la salud mental traten la homosexualidad y la transexualidad como un trastorno psicológico.
– Asegurar que los documentos jurídicos reflejan la identidad de género subjetiva de los individuos.
– Imponer la aceptación social de la homosexualidad.
– Adoctrinar a los niños mediante la propaganda LGTB.
Dos botones de muestra. En el informe «Una Humanidad: Responsabilidad compartida», Ban ki-moon pedía a los gobiernos incluir el derecho al aborto y los derechos LGBT en sus esfuerzos para hacer frente a los objetivos humanitarios de desarrollo sostenible, un nuevo plan masivo 15 años, aprobado por la Asamblea General.
Y el mandatario aprovechó la Cumbre Humanitaria de la ONU (Estambul 2016) para obtener el consentimiento tácito a su acercamiento a los Objetivos de desarrollo sostenible en un entorno en el que las naciones que se oponen al aborto y los derechos LGBT queden en desventaja.
La cumbre fue convocada por el propio Ban Ki-moon y estaba controlada completamente por su personal, en particular la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, que elaboró el informe, y la Secretaría de la Cumbre Humanitaria Mundial.
Y finalizó su mandato al frente de la organización con dos tracas finales proLGTB. Por un lado, lanzó y defendió una emisión de sellos de correos sobre la homosexualidad, la transexualidad y la “crianza” homosexual; y por otro, pronunció un inequívoco discurso con el que se despidió de la Asamblea General, atacando a la religión y defendiendo el lobby LGTB .
La ONU estudia crear un comisario de los derechos LGTB para vigilar a los Gobiernos
Aunque ningún tratado de la ONU incluye los derechos LGBT y 76 países del mundo prohíben explícitamente la sodomía en sus leyes, el lobby ha logrado controlar los resortes de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad y ha conseguido impulsar la agenda LGTB, con imposiciones que vulneran la soberanía de las naciones.
Véase el intento de crear la figura de un comisario de los derechos LGTB que vigile el cumplimiento de esos supuestos derechos. Una especie de Policía LGTB. El año pasado se registró una resolución ante el Consejo de los Derechos Humanos de Ginebra, patrocinada por países latinoamericanos, y por Estados Unidos -entonces bajo el mandato del pro-LGTB Obama-.
La Casa Blanca había ensayado previamente la fórmula con un relator LGTB, nombrado por el Departamento de Estado. Se trataba de Randy Berry, diplomático homosexual, para que actuase como embajador del colectivo gay en todo el mundo y en nombre de la poderosa diplomacia estadounidense.
Debemos recuperar el método científico para nuestros jóvenes o los estaremos dejando en manos de propagandistas inescrupulosos que los van a volver a la servidumbre y al oscurantismo medieval
Hace pocos días en la Ciudad de Buenos Aires se prohibió el uso de pajitas, también conocidas como sorbetes, por considerarlas autoras de una potencial catástrofe ecológica. No es esto una sátira, realmente se ha criminalizado a las pajitas, de una forma si se quiere injusta, ya que sus compañeros de ruta: vasos, cubiertos, tapitas y botellas de plástico siguen aún en pie.
Dentro de la misma inexplicable psicosis, el Papa de Roma ha mencionado la posibilidad de imponer un “nuevo pecado”: el comportamiento antiecológico. Esta dimensión no deja de ser interesante ya que nos pone ante una pregunta filosófica: es el ecologismo un dogma religioso? Veamos:
En el Parque Nacional de los Glaciares (Glacier National Park) en Montana, ocurrió algo sorprendente: se debieron eliminar los letreros que predecían que los glaciares desaparecerían en 2020 (https://youtu.be/Afa6mMMuZhg). Resulta que el Servicio de Parques Nacionales había denunciado que todos los glaciares estaban desapareciendo rápidamente. Aún hoy en wikipedia se puede verificar esa advertencia. Pero la realidad, esa maldita, no se hizo eco de sus reclamos y ahora los funcionarios del GNP no dan abasto para borrar o reescribir su alarmismo. La Universidad Lysander Spooner que estudia estos fenómenos, ha notado que los glaciares más famosos de GNP como el Glaciar Grinnell y el Glaciar Jackson han estado creciendo, no disminuyendo, desde 2010.
Otro ejemplo: la Nasa con su herética manía por las pruebas científicas ha mostrado imágenes satelitales en las que el Sahara se ha retirado a lo largo del borde sur desde el Atlántico hasta el Mar Rojo y la masa forestal en el Sahel está creciendo.Tampoco se han cumplido otras etapas del apocalipsis climático, si bien Al Gore nos juró que el Océano Glacial Ártico se iba a quedar libre de hielo y que sería navegable el hielo sigue ahí, y tampoco es verdad que la Antártida esté perdiendo hielo, de hecho su parte oriental lo está ganando.
ESPECTACULO ADOLESCENTE
Pero nada que no sea catastrófico merecerá la atención mediática. Porque el dogma ecologista se sostiene sobre el alarmismo y sobre el montaje de espectáculo adolescente. No en vano son los más jóvenes la mano de obra barata que utilizan para difundir la liturgia que ya está llegando a nuestras costas con los “Fridays for Future” (https://youtu.be/M9jVfEIZrUc). Después de todo son ellos, los jóvenes, quienes generan millones de clicks (publicidad, o sea) y toda religión necesita monetización, se sabe.
La confrontación con datos científicos es, en esta instancia, un grano molesto. “Que la realidad no empañe una buena noticia” reza el refranero popular y es tan así que esta locura franquiciada no resiste tratar con evidencias fruto de la investigación científica. Tal es la propaganda hacia los niños, orquestada, incluso y principalmente, desde las escuelas y los gobiernos, que la presión es demasiado alta como para que puedan rebelarse contra ella sin ser señalados.
Recuerdan a la chiquita Greta, brotada de angustia y totalmente obsesionada gritando en la sede de ONU “How dare you? (¿Cómo se atreven?)” (https://youtu.be/xVlRompc1yE). Una adolescente con problemas de depresión manipulada por políticos y lobbistas para convencer a sus coetáneos de que el mundo se está por terminar en poco tiempo, es eso moral? Desde que existe la atmósfera junto con la hidrósfera, litósfera, biósfera y criósfera, el clima cambia. Hoy, Greta y todos nosotros estamos en el Holoceno, un período interglaciar caracterizado por una variabilidad climática suave comparada con el estado climático base más común del planeta que son los periodos glaciares. Es necesario llevar a los jóvenes a un estado de alarma tan demencial y venderles a la especie humana como un todo criminal? “How dare you” tendríamos que gritar nosotros!
EL HOLOCENO
Lo más paradójico es el uso de jóvenes en edad escolar para imponer una escala de valores que representa su propio exterminio en beneficio de la transformación ecológica global. Pero no están deseosos ni los escolares ni sus adoctrinadores por formar el espíritu crítico. No hay más cantidad de materias científicas en las secundarias, están en retroceso. De hecho los planes de estudio priorizan contenidos “sociales” a las materias científicas. Las ciencias naturales son lenta pero inexorablemente reemplazadas por verdades ecológicas, eliminando aquellos campos de la enseñanza tecnológica que no son deseables porque no se condicen con la liturgia climática.
Curiosamente sacan como fuerza de choque a la calle, niños cuyos saberes científicos están en retroceso y que sólo pueden gritar dolidamente mantras que se vuelven ciertos a fuerza de repetición. Lo mismo pasa con la economía que no se enseña ni en sus aspectos más básicos porque fomenta el ansia de lucro, siempre es mejor educarlos con “fines sociales y ecológicos”, para que no sean egoístas capitalistas. Se trata de imponer una nueva religión ecologista y anticonsumista, ¡que los haga sentir culpa de usar una pajita o de querer ropa nueva y de viajar en avión! La desaparición de la Tierra es culpa del capitalismo y de su afán por consumir.
Para esta nueva religión: el ecologismo, no es necesario demostrar que el cambio climático se produjo o no, tal como se había predicho. El evangelio es así: la acción del hombre, desde la esclavización que surge de la Revolución Industrial y su economía de consumo, altera el clima de La Tierra y los humanos somos, en consecuencia el cáncer que se cierne sobre ella y debemos salvarla de nosotros mismos.
Esta nueva versión de ecologismo se ataja de futuras desmentidas al dejar de hablar de “calentamiento global” y pasar a “cambio climático”. Porque el clima es un fenómeno dinámico!!. Funciona mediante elementos que están en transformación constante en medianos y largos períodos glaciares e interglaciares. O sea, el clima cambia constantemente aún sin la presencia de hombres sobre la Tierra.
MEDIDAS EXTREMAS
La triquiñuela de los sacerdotes de la iglesia catastrofista ecológica es que nadie pueda negar que el clima cambia. Entonces usan este artilugio: tenemos que tomar medidas ya, pero ya ya, urgente. ¡Medidas extremas!, basta de pañales descartables, autos, café, jabón, té, agua en botellas, velas, ducharse sin cerrar el agua, pasta de dientes, globos… tenemos que tratar de vivir lo peor posible y así no se extingue el planeta!
Todo esto se debe hacer hoy para evitar que ocurra algo terrible en 100 años. El sofisma es evidente, la catástrofe se patea unos añitos para adelante así no nos comemos curvas como la de la capa de ozono o la de los pobres funcionarios del Parque de glaciares tratando de meterse los carteles en la oreja.
Podemos hacer sarcasmo con esto pero no es joda: el ecologismo anticapitalista domina la vida política, cultural y, lo peor, escolar dictando contenidos y normas a los niños desde que aprenden a hablar. Les estamos enseñando que son malos, una enfermedad a combatir. Al hablar de “cambio climático” esa terminología tan imprecisa, responsabilizamos a nuestra especie no sólo de que suba la temperatura del planeta, sino de que baje, de que haya olas de frío, sequías o inundaciones o de cualquier catástrofe climatológica.
La ciencia no es democrática, no tiene ningún valor que en las cumbres climáticas hablen los niños, los artistas o los gnomos. No se votan los teoremas ni va a importar que mañana haya consenso para imponer que La Tierra es plana. No desaparecieron los glaciares porque se pronosticara en un cartel. Afortunadamente no funciona así. Debemos recuperar, y eso sí es una deuda, el método científico para nuestros jóvenes o los estaremos dejando en manos de propagandistas inescrupulosos que los van a volver a la servidumbre y al oscurantismo medieval. El conocimiento y la reflexión individual de los jóvenes es lo que los tiene que salvar de ser una masa amorfa gritando consignas falsas, avergonzados y temerosos de su propia humanidad. Empecemos por exigir que les enseñen ciencias.
Los entramados del corporativismo con perspectiva inclusiva.
Ignacio Tesón es Lic. en Economía Empresarial (Universidad Torcuato Di Tella) y referente del área económica de Cruz del Sur.
¿Por qué las grandes empresas, principales contribuyentes, no se amontonan para financiar movimientos –liberales- o –libertarios- considerando que serían las principales beneficiadas ante una baja de impuestos generalizada?
La respuesta no es difícil, es mas sencillo negociar con el Estado que con la masa de consumidores. Es preferible para la gran empresa convivir con regulaciones, burocracia, reglas y leyes tolerables en términos de ganancia que aseguren altas barreras de ingreso al mercado, en términos de Porter .
Esto implica reducir parcialmente la última línea del estado de resultados, el ingreso neto: aquel resultante luego de deducir todos los egresos de los ingresos. Es decir, las ganancias propiamente dichas, a cambio de seguridad y predictibilidad en el flujo futuro. ¿Pero no es que las empresas intentan maximizan su utilidad siempre? Si, pero no a cualquier costo. Es conveniente asegurar un flujo considerable de forma -casi- perpetua que soportar la incertidumbre o los desafíos de competencia e innovación constantes que plantea un mercado libre. Debemos derivar también como y porqué se toma esta decisión económica. (seguir leyendo en el artículo PDF -ver abajo)
¿Por qué la ONU no nos dice lo que realmente reduce la pobreza?
Chelsea Follett indica cómo Tanzania logró reducir de manera dramática la pobreza extrema cuando realizó la transición desde las políticas socialistas del dictador Julius Nyerere hacia políticas de libertad económica luego de su salida del poder.
A principios de este mes, la ONU alentó al mundo a celebrar el Día Internacional por la Erradicación de la Pobreza, promocionándolo en redes sociales, utilizando el hashtag #EndPoverty. La ONU notó el increíble progreso que se ha logrado:
“La pobreza ha caído a nivel global, desde 1.700 millones de personas en 1999 a 767 millones en 2013, una caída en la tasa global de pobreza de 28 por ciento en 1999 a 11 por ciento en 2013. El progreso más significativo se experimentó en Asia del Este y del Sur, donde la tasa cayó de 35 por ciento en 1999 a 3 por ciento en 2013″.
Desafortunadamente, la ONU parece no entender la fuente de ese progreso. Argumenta que la acción estatal y los programas liderados por tecnócratas desde arriba merecen el crédito por el notable declive de la pobreza. Una declaración de la ONU agrega:
“Los países han dado pasos para acabar con la pobreza… El Gobierno de Tanzania, por ejemplo, inició una evaluación masiva de su actual programa nacional, las Redes de Seguridad Social Productivas de Tanzania, para llegar a gente que vive por debajo de la línea alimenticia de pobreza».
Este es un ejemplo accidentalmente instructivo. Tanzania ha realizado un progreso impresionante en contra de la pobreza, pero eso no se debe a un creciente gasto público en alimentos para los pobres. De hecho, el gobierno de Tanzania es hoy mucho menos redistributivo que en el pasado —y aquellas políticas redistributivas del pasado estuvieron cerca de matar de hambre a los tanzanos más pobres.
En 2011, el año más reciente para el cual el Banco Mundial tiene datos, poco menos de la mitad de los tanzanos vivía en la pobreza extrema. Esa figura era de un 86 por ciento en el año 2000.
La verdadera causa de esa reducción es muy sencilla: la libertad económica. Tanzania desmanteló gradualmente las políticas económicas socialistas (denominadas “uiamaa”) implementadas por el dictador Julius Nyerere, desde que el abandonó el poder en 1985. Nyerere era ampliamente alabado por intelectuales de izquierda en países desarrollados por su sincera creencia en el socialismo, por su relativamente bajo nivel de corrupción, y por masacrar sin querer a su gente como muchos otros dictadores.
Pero Nyerere estableció políticas que, según el Dr. John Shao, derivaron en una escasez aguda de alimentos, el colapso de la producción agrícola e industrial, el deterioro de la infraestructura de transporte, una crisis económica y “un sufrimiento generalizado de la población” para la década de 1980. Nyerere también prohibió los partidos políticos de oposición para consolidar su autoridad y prevenir debate alguno acerca de sus fracasadas políticas.
Después de Nyerere, Tanzania logró acelerar su crecimiento económico eliminando los controles de precios, liberalizando el comercio, y permitiendo que su gente realice emprendimientos privados.
La atribución que la ONU hace del progreso a los programas estatales, y su insistencia en la importancia de la ayuda externa para el desarrollo, es tanto preocupante como poco sorprendente.
Nyerere fue capaz de aferrarse al poder por tanto tiempo a pesar de sus desastrosos programas gracias a miles de millones de dólares en ayuda externa. Como mi colega Doug Bandow dijo, “El Banco Mundial, demostrando que carecía tanto de una conciencia como de sentido común, directamente respaldó su brutal esquema uiamaa”.
El dinero muchas veces fortalece a regímenes autoritarios mientras que continúa políticas destructivas como robar la tierra agrícola de sus ciudadanos mediante nacionalizaciones. Ese fue el caso de Tanzania, que recibió miles de millones de dólares en ayuda externa mientras que su gobierno socialista nacionalizaba cientos de haciendas —decimando la producción agrícola y conduciendo el país a la anteriormente mencionada escasez aguda de alimentos. Las perchas de las tiendas estaban vacías, y las personas esperaban por raciones de alimentos.
“Cuando vine por primera vez a Tanzania en la década de 1980, solíamos tener alas enteras de niños muy debilitados por desnutrición, algunos demasiado deteriorados como para sobrevivir”, recuerda una trabajadora humanitaria para el Programa Mundial de Alimentos, la rama de la ONU que asiste con alimentos, “ahora solo habrá máximo uno o dos niños en cualquier momento, y usualmente encontraramos una causa social como un padre alcohólico, o ser huérfano, o haber heredado el VIH”. La página que contiene esa cita luego afirma que el programa alimenticio de la ONU “marcó una diferencia”, pero la razón por la cual muchos menos niños recurren a utilizar el programa hoy comparado con cuantos lo hacían en la década de 1980 está sospechosamente ausente.
Reducir las barreras comerciales es muchos más efectivo para mejorar la calidad de la vida de aquellos que viven en áreas pobres del mundo que enviar ayuda externa o tecnócratas para ayudar a diseñar programas estatales. Si realmente quieren erradicar la pobreza, los países deberían adoptar políticas de libertad económica. Porque, al final de cuentas, los países no luchan contra la pobreza, los individuos libres de regulaciones excesivas y capaces de participar en el comercio global son los que lo hacen.
Este artículo escrito por Chelsea Follet fue publicado originalmente en el blog Human Progress de HumanProgress.org (EE.UU.) el 27 de octubre de 2017.
Etiquetas: Chelsea Follett, ONU, ayuda externa, socialismo, Tanzania, pobreza extrema, reducción de pobreza, libertad económica.
La ONU, que es la mayor organización internacional existente, ha permitido que en sus pasillos caminen impunemente personajes que hoy enfrentan investigaciones.
Por Sabrina Martín.
Se “desmorona” la integridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la cual se ha convertido en una especie de refugio para funcionarios involucrados en graves casos de corrupción.
El organismo, que es la mayor organización internacional existente, ha permitido que en sus pasillos caminen impunemente personajes que hoy enfrentan investigaciones y que han sido señaladas hasta de delitos como el lavado de dinero.
Fue en 2015 cuando se destapó uno de los más grandes casos de corrupción en la historia de la ONU, pues John Ashe, diplomático de Antigua y Barbuda y expresidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, fue detenido en Nueva York tras aceptar sobornos de empresarios chinos.
Desde ahí, el organismo internacional se ha ido desprestigiando, al punto de que a nivel mundial se empieza a dudar sobre su verdadera misión.
Bachelet: silencio y corrupción
Uno de los ejemplos más recientes es el nombramiento de la expresidente de Chile, Michelle Bachelet, como Alta Comisionada de Derechos Humanos en la ONU.
Hasta hace pocos meses, Bachelet respaldaba abiertamenteal régimen de Nicolás Maduro; nunca se atrevió a calificarlo como dictador ni a condenar enérgicamente las violaciones a los derechos en Venezuela; por el contrario, prefirió mantenerse en silencio.
Pero no es solo una paradoja el hecho de que la exmandataria ahora sea funcionaria de la ONU como defensora de DD. HH., también lo es el hecho de que tanto ella como su hijo se vieran vinculados por corrupción en Chile en relación con un millonario negocio inmobiliario.
Heredia: lavado de activos
Pero el caso de Bachelet no es el único que ayuda a desprestigiar aún más a la ONU, pues en 2016 se conoció que Nadine Heredia, exprimera dama de Perú, sería funcionaria de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Heredia recibiría inmunidad diplomática al trabajar para el organismo internacional, a pesar de estar involucrada “hasta el cuello” por el caso Lava Jato, el caso de corrupción más grande de América Latina.
Mientras Nadine era investigada en Perú por lavado de activos y fraude, la ONU la nombraba funcionaria de enlace de la FAO en Ginebra.
Fue en mayo de 2017 cuando Heredia decidió renunciar a dicho cargo “debido a las reglas de conducta” que le impuso el Poder Judicial de Perú, a causa del proceso por lavado de activos que afronta; no fue la ONU quien decidiera prescindir de sus servicios al conocer el escándalo.
La hija de Chávez
Pero como si esto no fuera poco, se mantiene el continuo desprestigio de la ONU con casos como el de los venezolanos María Gabriela Chávez y Rafael Ramírez.
La hija del expresidente Hugo Chávez Frías fue designada embajadora alterna de Venezuela ante la ONU. Es la mujer más rica del país suramericano, y una de las primeras en el mundo. De acuerdo con la revista Forbes, tendría más de USD $4.000 millones en sus cuentas de Andorra y EE. UU.
La hija del expresidente venezolano estaría involucrada en una organización delictiva que tiene vínculos internacionales y actividades de lavado de dinero.
Además, se vio “salpicada” por el escándalo relacionado con la venta de sobreprecio de arroz en Argentina.
De acuerdo con el diario Clarín, en los embarques de arroz dirigidos al país caribeño, la única beneficiaria es una firma desconocida en el sector, que vende a precios muy inflados y cuyos dueños tienen trato directo con Julio De Vido, exembajador argentino en Venezuela, y con María Gabriela Chávez.
Otro por lavado de dinero
Pero el más descarado caso de cómo la ONU se ha convertido en refugio de graves corruptos, es el de Rafael Ramírez, quien hasta 2017 fue representante de Venezuela en la ONU y contaba con inmunidad diplomática.
Actualmente, Ramírez es investigado en Estados Unidos y en Venezuela por corrupción en la estatal petrolera PDVSA. En diciembre pasó a la clandestinidad, luego de que el régimen de Maduro lo dejara escapar.
El exfuncionario de la ONU fue pieza común de lavado de dinero en EE. UU. y Europa. Ramírez estaría involucrado en acciones ilícitas en suelo norteamericano luego de que se conociera que su hermano, Fidel Ramírez Carreño, está entre los beneficiarios del envío de millones de dólares con soporte en facturas falsas.
Acoso sexual
A todo esto se suma el escándalo internacional de casos de abuso sexual al interior del organismo, tras una investigación divulgada por The Guardian en la que se señala a la ONU de haber permitido la proliferación de casos de acoso y agresión sexual contra sus empleadas en sus oficinas de todo el mundo.
El periódico británico entrevistó a docenas de trabajadores y exempleados de la organización, quienes describieron una “cultura del silencio” dentro de su estructura. Según la investigación, a pesar de las denuncias, todos los supuestos agresores continúan en sus puestos de trabajo.
Y es que, en teoría, la ONU fue creada para facilitar la cooperación en asuntos como el derecho internacional, la paz y seguridad internacional, el desarrollo económico y social, los asuntos humanitarios y los derechos humanos. Sin embargo, dichos objetivos solo han quedado plasmados en papel.
Hoy, esta organización no solo no exige requisitos mínimos de integridad y experiencia para que un funcionario sea parte de ella, sino que, además, sus organismos independientes dejan mucho que desear, como el Consejo de Seguridad, el cual se ha mantenido silente ante la dictadura en Venezuela y la necesidad de que exista una intervención humanitaria en el país suramericano tras la grave crisis.