La productividad de la Economía Norteamericana
junio 30, 2019 · Imprimir este artículo
La demanda le da impulso a la productividad en los EE.UU.
La productividad aumentó 3,5% anual en el primer trimestre de 2019.
La inversión aumentó debido al drástico recorte de impuestos de Donald Trump.
La productividad de EE.UU. aumentó 3,5% anual en el primer trimestre de 2019, mientras que el producto se expandió 3,2% anual, la mayor alza desde 2009; y así culminaron 6 trimestres consecutivos de crecimiento con un promedio de 3% anual, a partir del último trimestre de 2017. Esta expansión sostenida coincidió con una tasa de desocupación de 3,6%, la menor en 5 décadas; y cuando en EE.UU. se crean más puestos de trabajo que las personas existentes en condiciones de ocuparlos (1 millón más de empleos que el total de desocupados en junio de 2019).
Se crearon 5,3 millones de puestos de trabajo entre 2017 y 2018; y la fuerza laboral creció 5 puntos (63,2%), el mayor nivel en 6 años. Lo decisivo es que los salarios reales aumentaron 3,2% anual, con el 10% de abajo creciendo por encima del promedio (5% anual). Más de 5 millones de norteamericanos dejaron de recurrir al subsidio estatal para alimentarse (food stamps).NEWSLETTERS CLARÍN
Más de 60% de la inversión en EE.UU. se realiza en “capital intangible” (marcas, patentes, propiedad intelectual) y no en “capital fijo”.
La productividad es la categoría fundamental del capitalismo, y el núcleo del proceso de acumulación a partir de la 1ª Revolución Industrial; y este es un mecanismo de acumulación autoinducido que despliega todo su potencial al convertir el ahorro en inversión y reproducirse en forma ampliada.
El momento decisivo en que se produce el salto de productividad ocurre en el intersticio entre inversión y expansión, cuando la ampliación sucede mediante el momento cualitativo de la innovación. Este cambio en la forma de producir identifica a la productividad como un salto tecnológico por el lado de la oferta.
De ahí que la acumulación se haya transformado en un fenómeno tecnológicamente dependiente, un vínculo determinista entre inversión y crecimiento (Schumpeter dice que el capitalismo se desarrolla “…a través de la absorción y despliegue de sucesivas revoluciones tecnológicas”), cada una propia de una época. No es el caso de EE.UU., que ha mostrado 1 punto y 1/2 por encima del promedio mundial de productividad en los últimos 100 años.
Este porcentaje excepcional se mantuvo hasta 2004, tras hundirse en la década del 70 y recuperarse notablemente en los 90, al emerger en gran escala la revolución tecnológica del procesamiento de la información (IT). La productividad estadounidense se agotó en 2004, y cayó a 1,5% por año, o menos, para virtualmente desaparecer en 2008, y transformarse en nula o negativa en los 8 años posteriores.
Ha vuelto a crecer notablemente en los últimos 2 años, hasta superar el promedio histórico de 2,5% anual (3,5% en los primeros 3 meses de 2019). Significa que no hay determinismo tecnológico en EE.UU. en el alza de la productividad; y que el último y excepcional despliegue ha ocurrido en condiciones de pleno empleo y expansión récord.
La productividad en EE.UU. es un fenómeno por el lado de la demanda y no de la oferta; y esto ocurre cuando es imperativo aumentar la producción para satisfacer una creciente demanda, y no hay límites en la utilización del capital y de la fuerza de trabajo. Más de 60% de la inversión en EE.UU. se realiza en “capital intangible” (marcas, patentes, propiedad intelectual), en conocimiento, y no en “capital fijo” o “hundido” (aunque sean bienes de última generación tecnológica).
El fenomenal aumento de la inversión es lo que ha aumentado la fenomenal productividad norteamericana en los últimos 2 años: recibió US$11 billones en 2017 y 2018 debido al drástico recorte de impuestos de Donald Trump (la tasa de ganancia corporativa pasó de 35% a 21%, una mejora de 30% en el nivel de retorno empresario).
Solo las transnacionales estadounidenses (44% del total mundial) han repatriado US$2,4 billones en 2018 (de los US$4,2 billones que tienen en el exterior). Según UNCTAD (Organización de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo) la magnitud de este fenómeno ha modificado la direccionalidad de los capitales y del comercio internacional, que ahora se dirigen desde el resto del mundo hacia EE.UU.
EE.UU. se ha adelantado al futuro y ya está en la 2ª fase de la nueva revolución industrial, centrada en el conocimiento y no en lo meramente tecnológico (hardware). Este último es un valor adquirido, ampliamente disponible para las compañías norteamericanas y las transnacionales del mundo radicadas allí.
Este inmenso proceso disruptivo ha sucedido cuando emerge una nueva revolución industrial en el capitalismo avanzado (informatización completa de la manufactura y los servicios), que eleva estructuralmente la productividad a través de la inversión en “capital humano” e “intangible”.
La acumulación capitalista ha dado un giro de 180 grados en el país-frontera del sistema por definición, y al dejar atrás el estancamiento experimentado entre 2009 y 2016, ahora crece sostenidamente por el lado de la oferta en un gigantesco ejercicio de “destrucción creadora”, convertido en la fuente estructural de la productividad en el capitalismo definitivamente integrado y supercompetitivo del siglo XXI.
Fuente: Clarín, 30/06/19.
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