Macroeconomía y Microeconomía

diciembre 10, 2017 · Imprimir este artículo

El peso de la «micro» en la economía de cada uno

Por Juan Carlos de Pablo.

Cuando aumenta el nivel de actividad económica, a la gran mayoría le va mejor, y cuando se deteriora, le va peor. Pero en cada momento, dentro de cada sector, no a todo el mundo le va igual. Esto quiere decir que en la realidad de cada uno de nosotros la macroeconomía importa, pero la microeconomía también. La primera está fuera del control individual, mientras que la segunda no. ¿Qué consecuencias tiene esto sobre la actuación individual?

Sobre el particular conversé con el italiano Siro Lombardini (1924-2013), quien además de profesor fue senador, ministro y presidente de un banco. Según Hernán Pablo Llosas, «a los argumentos esgrimidos por Francesco Vito, Amintore Fanfani y otros, para explicar la crisis del capitalismo en países como Italia, Lombardini agregó que los mercados internos eran pequeños y estaban cerrados al comercio internacional. Pero a diferencia de Luigi Einaudi, vaciló frente a la política que en definitiva solucionaría el problema en Italia, como así también en Alemania, consistente en el desmantelamiento de las barreras al comercio exterior, tanto arancelarias como no arancelarias».

-No hay que ir a la Facultad de Ciencias Económicas para saber que cómo le va a cada uno en parte depende de la situación económica general.

-Siempre fue así, aunque el análisis macroeconómico de corto plazo como lo conocemos actualmente es utilizado desde la Segunda Guerra Mundial. John Maynard Keynes planteó una metodología y un diagnóstico de la realidad que le tocó vivir. El segundo tiene que ser permanentemente actualizado; la primera llegó para quedarse. Responder la pregunta ¿cómo anda la economía? mirando la evolución del producto bruto interno (PBI) no se le hubiera ocurrido a nadie antes de la Gran Depresión de la década de 1930.

-Cuando aumenta el PBI la situación económica de la mayoría mejora, pero no la de todos.

-Efectivamente, porque existen los denominados «bienes inferiores». Durante una recesión los seres humanos no se mueren de sed, sino que demandan menos gaseosas de las primeras marcas y aumentan la demanda de las segundas y terceras marcas, mientras que en la recuperación económica lo que ocurre es exactamente lo contrario.

-Lo cual afecta la rentabilidad de los productores de las diferentes calidades de bienes.

-Excepto que los mismos productores ofrezcan diferentes calidades y, por consiguiente, distintos precios. Ningún vendedor de autos que se precie de tal deja escapar un cliente porque este no tiene dinero suficiente para comprar determinado modelo. Le muestra un modelo inferior, cuyo precio le resulta accesible al potencial comprador, y encima le explica que ¡para él o ella! ese modelo es mejor que el más caro.

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-¿Dónde fabrican los productoresde autos los distintos modelos?

-En diferentes países, para poder aprovechar las economías de escala. En la Argentina el intercambio internacional de soja es mucho más superavitario que el de autos, pero esto no quiere decir que ustedes deberían prohibir el intercambio internacional de autos, porque aumentarían notablemente el costo y por ende el precio de los rodados.

-Usted dice que cómo nos va a cada uno de nosotros depende en parte de la situación económica general. ¿De qué más?

-De eso que los economistas denominan la microeconomía. Tome el sector que quiera en la región que desee y verá que no a todos los que lo integran les va igual. Quiere decir que también depende de cómo se posiciona cada uno de los oferentes.

-Explíquese.

-La evolución económica de un bar depende de si el PBI está aumentando o cayendo, pero también de la hora de apertura y cierre del local, los precios que intenta cobrar, la calidad de los productos, si los mozos atienden sonriendo, si la cocina demora en satisfacer los pedidos, si permiten pagar con tarjeta, etc. Cómo responde el encargado del local a cada uno de estos desafíos explica la diferencia de resultados dentro de un mismo sector.

-La famosa cuestión de «el mostrador» versus la macroeconomía.

-Exacto. Permítame ilustrar el punto con el siguiente cuento. Una persona vendía panchos al costado de una carretera. Era sorda y por lo tanto no escuchaba la radio; no veía muy bien, y en consecuencia no leía los periódicos. Pero vendía buenos panchos y por consiguiente cada vez le iba mejor. Su hijo se trasladó a una gran ciudad, para estudiar en una universidad muy prestigiosa. Cuando regresó, con el doctorado bajo el brazo, vio cómo se había expandido el negocio de su padre. Luego se saludarlo, le dijo: «Papá, estamos atravesando una gran crisis, la situación está francamente mal, no podría ser peor». Sordo y muy corto de vista, el padre ignoraba todo esto y se concentraba en su floreciente negocio, pero considerando todo lo que había estudiado el hijo, le hizo caso. Se achicó, podó los gastos y las ventas disminuyeron día a día. El padre, prestándole más atención a su hijo que al mostrador, se terminó fundiendo.

-Usted fue profesor universitario, pero cuestiona los estudios.

-De ninguna manera, lo que estoy diciendo es que la toma de decisiones tiene que basarse en diagnósticos realistas.

-Don Siro, muchas gracias.

Fuente: La Nación, 10/12/17.


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