Si de superación personal se trata, no son pocos los gurús del éxito que te ofrecen en libros y conferencias, tips y trucos mágicos con soluciones instantáneas, sin embargo, la superación alcanzada a través de estos métodos suele ser superficial y efímero. El camino a este estado de realización implica el desarrollo de hábitos saludables que fomenten una vida equilibrada y armoniosa entre los distintos aspectos de la vida permitiéndote integrar la vida personal, familiar, profesional y amorosa en un solo y único tú.
En este sentido, son muchos los aspectos a considerar, y como todo viaje comienza con un paso, acá tienes tres hábitos que, si bien no son la solución a todos tus problemas, son un buen punto de partida en el camino del crecimiento personal, principios simples, y de gran utilidad si los aplicas con constancia y disciplina en tu día a día.
¡Planifica tu crecimiento!
Ir por la vida sin un plan, es como pretender que un arquitecto construya un edificio sin planos que le guíen en cada paso. Además, suponiendo que un edificio bajo esas condiciones llegará a construirse, podría desmoronarse al poco tiempo de construido. Las probabilidades de lograr tus metas bajan dramáticamente cuando no tienes un plan de acción para conseguirlas, o cuando simplemente no tienes claro cuáles son tus objetivos.
Lo adecuado en el camino de la superación personal, es que definas tus metas y prioridades para posteriormente, en función de estas, crear una planificación mensual, semanal y diaria, y finalmente pasar a la ejecución. Pero, ¿Por qué tantas planificaciones? Es una manera de desglosar los pasos de mayor complejidad en pequeños pasos más fáciles de manejar y realizar. Crea planes que vayan de lo macro a lo micro. Es decir, establece pequeños hitos en el camino al éxito y felicítate cuando los cumplas.
Otra arista importante cuando de superarte se trata, son los plazos de tiempo, se especificó en los plazos establecidos, sin perder de vista la realidad. Un plan persigue un objetivo y no un sueño, el marco de toda planificación es la realidad. Se criticó y objetivo cuando definas tus metas y los tiempos para concretarlas. Evita la postergación. Mantén la vista en el objetivo, compromete con las fechas que establezcas en tu planificación. Es importante que corrijas el plan cuando la situación lo requiera. Recuerda si es necesario: cambia el plan, pero no la meta.
Un último consejo útil sobre la planificación como habito para la superación personal, es el uso de una agenda. Establece tus metas mensuales, marca las fechas para cada actividad y revisa al inicio de cada semana cuales deberás ejecutar en el transcurso de esos siete días. Finalmente, dedica unos minutos cada noche a planificar tu siguiente jornada para que suponga un avance en la dirección que tu deseas para tu vida.
¡Visualiza la superación personal!
Visualizar detalladamente en nuestra mente el momento justo en el cual alcanzamos la meta anhelada, programa nuestro cerebro para hacerlo realidad. Esto te proporcionara la calma y motivación necesaria. La visualización te obliga a creer en ti, al crear la imagen mental de ti alcanzando el éxito tu cerebro se sentirá capaz de hacerlo. Esto despejará las dudas, entonces te sentirás más confiado y más comprometido con tus metas de crecimiento personal.
Es más que imaginarlo, es vivirlo. Recrea mentalmente cada pequeño detalle relacionado con ese momento, la ropa que usas, la luz, el lugar, las personas que te acompañan. Apóyate en tus sentidos y examina detenidamente lo que experimentas tanto física como emocionalmente a través de la visualización. Distingue las emociones que esto te inspira. Tu cerebro responde mejor a tus emociones que a las meras descripciones, tu motivación será mayor.
Entonces, ¿Cómo se siente la consecución de tu éxito? ¿Qué emociones experimentas? ¿En que parte de tu cuerpo se ven reflejadas estas sensaciones? Mentalmente ubica tu imagen en un sitio de tu agrado: la playa, una montaña, algún espacio que te brinde sentimientos de paz interior. Esmérate en los detalles de tu visualización: la temperatura, la luz, el viento en tu cara, los sonidos. No dejes ningún detalle por fuera, visualízalo todo como quieres que suceda.
Visualizar, al igual que la superación personal, es un proceso que se constituye de pensamientos, por ello despídete de los pensamientos negativos, mantén tu mente llena de afirmaciones positivas. Las ideas negativas sobre nosotros, sobre el entorno o sobre los demás limitan nuestro desempeño. Para contrarrestarlas, llena tu mente de pensamientos positivos sobre ti y sobre todo lo que te rodea. Tus pensamientos tienen el poder de moldear tu mundo, así que inunda tu cerebro de si puedo. Escribe frases positivas, medita entorno a ellas, coméntalas a otros y repítelas cada vez que puedas.
Finalmente, convierte la visualización en un hábito diario. La constancia en tus visualizaciones y en tus acciones son importantes en el proceso de mejoramiento, de hecho, la constancia en cualquier aspecto contribuye a tu superación como individuo.
¡Continúa aprendiendo!
El crecimiento personal, como todo proceso de desarrollo implica la mejora y perfeccionamiento. En este caso de las habilidades, destrezas y conductas que posees. Todo, absolutamente todo, es perfectible, y aunque seas un experto, seguramente puedes agregar conocimientos a los que posees actualmente e incluso podrías ampliar tus horizontes del saber.
Crea un proceso de aprendizaje y crecimiento continuo. Lee, estudia, indaga. Mantén la curiosidad por el mundo activa en todo momento. No te cierres a un área, pues todo conocimiento pudiera complementar los que ya posees, brindándote nuevas perspectivas del mundo. Esta curiosidad y sed de saber, son una característica común entre todos los grandes emprendedores y pensadores de la historia. Para el emprendedor tan importante como comer, es aprender algo nuevo cada día.
Ten en cuenta que cualquier persona puede ser maestro en su área, valora el conocimiento y la sabiduría sin importar de donde provenga. Así mismo, se el maestro cuando la situación lo precise. Comparte tus conocimientos sin recelos ni mezquindad.
Tan importante como aprender, es poner tus conocimientos en práctica, la verdadera sabiduría reside en las vivencias que traspasan la teoría de los libros. Es esta practicidad la que nos otorga esa sensación de ir mejorando cada día a lo largo del camino. Entonces, aprende, pasa a la acción y repite el proceso, recuerda que el crecimiento y la mejora de tu ser es un proceso de dedicación diaria.
Por último, recuerda, más importante que la meta es andar el camino, practicar estos tres hábitos, no sólo te acercarán a la superación personal, también harán más vivido y memorable tu recorrido.
Obesidad incontrolable: el mundo no logra reducir la mala nutrición
Al menos 2700 millones de personas están excedidas de peso, según un trabajo que analizó 325 estudios de 187 países; entre 1990 y 2010 aumentó el consumo de alimentos poco saludables.
El mundo está en guerra. Y está perdiendo. Ésta es la alarmante conclusión a la que llega una serie de artículos publicados por la revista científica The Lancet sobre la lucha mundial contra la obesidad. A pesar de las campañas gubernamentales, el boom de las dietas y la concientización sobre la íntima relación entre salud y comida, el consumo de los alimentos menos sanos aumentó en casi todos los países. Por lo menos 600 millones de personas son obesas y 2100 millones sufren de sobrepeso. Unos 2,8 millones murieron por elevado índice de masa corporal. Éstas son algunas de las cifras que se desprenden de las investigaciones.
Los expertos advierten que comer mal es una de las mayores causas de mortalidad y discapacidad, sobre todo, por las enfermedades crónicas no transmisibles que puede causar. La extensa investigación, que irá siendo publicada por partes en The Lancet, incluyó el análisis de 325 estudios anteriores, que abarcan estadísticas de 187 países recogidas durante dos décadas. Allí se reconoce que en la actualidad se ingieren más alimentos considerados «sanos», pero se advierte que aumentó aún más el consumo de comida poco sana, como el sodio (básicamente sal), las carnes rojas, los alimentos procesados y las bebidas azucaradas.
Así, aunque se reconoce que en los distintos países existe un consenso sobre la necesidad de políticas para mejorar los hábitos alimenticios, el progreso es lento. El primer problema, indica el conjunto de estudios, es que los programas no siempre apuntan a modificar el entorno nutricional de las personas. Uno de los axiomas erróneos que rondan en torno a la obesidad es que se trata de una conducta de pura responsabilidad individual o bien de una consecuencia obligada del entorno alimenticio. En realidad, indican los especialistas, el problema se desprende tanto del comportamiento individual como del entorno, que «explota las vulnerabilidades biológicas, psicológicas y económicas de una persona», al llevarla a consumir alimentos poco sanos.
La comida ultraprocesada es la menos recomendable, pero es la que tiende a dejarles mejores ganancias a las empresas productoras, se advierte. Por eso, la industria promueve esos productos, desde «el atractivo visual, la posición en las góndolas o la rápida accesibilidad, creando un ambiente nutricional dañino», dice el estudio. Al funcionar en ese entorno, se impulsa la creación de un ciclo vicioso, sustentado en la repetición de los hábitos alimenticios. Esto es particularmente notorio en los barrios de bajos ingresos, donde la población dispone de menos dinero y tiempo para tener una dieta mejor. Además, «las empresas apuntan sus estrategias de marketing hacia grupos específicos, incluidos adolescentes, niños, minorías étnicas y sectores de bajos recursos», revela el informe.
Otro de los problemas señalados en The Lancet es que dentro del amplio espectro de medidas que pueden tomarse esas acciones se realizan sin una adecuada coordinación. Siguiendo algunas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo menos 50 países -entre ellos, la Argentina- requieren que la comida procesada muestre la información nutricional en el paquete. Pero hay más medidas que se pueden tomar. En Los Ángeles, una campaña alienta a las empresas a informar en las bebidas azucaradas la cantidad de sobres de azúcar a la que equivale el contenido de la botella o la lata. En México rige un impuesto a la comida chatarra y las bebidas azucaradas.
En Samoa, uno de los países más afectados (el 85% de la población es obesa o tiene sobrepeso), primero se prohibió la importación de rabos de pavo, aunque luego se permitió, pero con un arancel, por exigencias de la OMS. Hay otra batería de acciones posibles, centradas en la nutrición infantil. Corea del Sur y Gran Bretaña impusieron restricciones en los avisos televisivos de los alimentos con bajo poder nutritivo para chicos.
La obesidad puede reducir en 8 años la expectativa de vida
El exceso de peso aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes
Una mujer con sobrepeso pasea por Barcelona.
EFE / Londres – La obesidad puede reducir en hasta 8 años la expectativa de vida de las personas y en 19 los años de vida sin enfermedades, según concluye un estudio publicado en la revista médica ‘The Lancet’.
Un equipo del Instituto de investigación del centro de salud de la Universidad McGill de Montreal (Canadá), dirigido por el doctor Steven Glover, elaboró un modelo informático de la incidencia de enfermedades según el peso, con datos extraídos del Estudio de nutrición y salud nacional de Estados Unidos.
Los expertos calcularon el riesgo de contraer diabetes y enfermedades cardiovasculares para adultos de diferente peso y después analizaron el efecto del sobrepeso y la obesidad en los años de vida que perdían (y en los años de vida sana perdidos) de adultos estadounidenses de entre 20 y 79 años, comparado con personas de peso normal.
Comprobaron que las personas con sobrepeso (un índice de masa corporal, o IMC, de 25) perdían de 0 a 3 años de expectativa de vida, dependiendo de su edad y género.
Las personas obesas (IMC de 30) perdían entre 1 y 6 años, mientras que las muy obesas (IMC de 35) veían recortada su vida entre 1 y 8 años, comparado con personas con un IMC ajustado a su altura y dimensiones.
Se considera que un IMC por debajo de 18,5 indica desnutrición o algún problema de salud, mientras que uno superior a 25 indica sobrepeso. Por encima de 30 hay obesidad leve, y por encima de 40 hay obesidad elevada.
«Nuestro modelo informático prueba que la obesidad está asociada con un riesgo más alto de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes que, de promedio, reducirán drásticamente la expectativa de vida de la persona y sus años de vida sana, sin estas enfermedades crónicas», explica Grover.
Según su estudio, el efecto del peso excesivo en la pérdida de años de vida es mayor entre los jóvenes de entre 20 y 29 años, ascendiendo a 19 años de vida menos en los casos de obesidad extrema, y disminuye con la edad.
El exceso de peso no solo reduce la expectativa de vida sino también los años de vida sana, definidos en este estudio como los años sin enfermedades asociadas al peso, como la diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, apuntan los expertos.
«La pauta está clara», afirma Glover. «Cuanto más pesa una persona y cuanto más joven es, mayor es el efecto en su salud, pues tiene más años por delante en los que los mayores riesgos de salud asociados con la obesidad pueden tener un impacto negativo en su vida», declara.
Según este especialista, estos datos son útiles para que las personas obesas y los profesionales de la salud «puedan apreciar mejor la escala del problema y los beneficios de un estilo de vida más sano».
Retrasar la vejez: mitos y verdades de los métodos para vivir más
Por Nora Bär
Así como la abuela de Músicos y relojeros , la inefable novela de Alicia Steimberg, creía que el secreto de la vida eterna consistía en ingerir acelgas chorreando el jugo de la cocción y rociadas con el jugo de dos limones cortados directamente del árbol, otros están convencidos de que lograrán el mismo milagro con meditación trascendental o cultivando músculos dignos de Mr. Charles Atlas. También hay quienes recorren los estantes de las farmacias buscando una píldora capaz de devolverles la tez lozana y las neuronas relucientes que tenían a los 25. Sin embargo, toneladas de literatura médica que intentan encontrar la solución del mismo acertijo -cómo disminuir o eliminar los achaques, y preservar la autonomía- sugieren que el problema no es tan fácil de dilucidar. ¿Qué hay de cierto en las recetas más conocidas? Aquí, un repaso de los diez postulados más difundidos.
En primer lugar, los multivitamínicos. En 1956, Denham Harman propuso que el envejecimiento era producto de los daños en los tejidos producidos por los «radicales libres» [átomos o grupos de átomos que tienen un electrón no apareado y por eso son muy inestables y reactivos]. Como ciertas vitaminas contienen sustancias «antioxidantes» que pueden neutralizarlos, a partir de experimentos hechos en roedores, muchos pensaron que aumentándolas en la dieta se retrasaba el envejecimiento. Las pruebas, sin embargo, no son concluyentes. «El tema de los radicales libres está siendo revisado -explica el doctor Alberto Boveris, decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires-. Son metabolitos normales que tienen desfases tanto por exceso como por disminución. Ahora entendemos que son parte de la vida. Con respecto a las vitaminas, la sorpresa es que el 50% del planeta está por debajo de lo indicado, pero una buena alimentación, con cinco porciones diarias de frutas y verduras cubre todas las necesidades.»
El doctor Julio Montero, miembro de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios, coincide: «Una alimentación normal no necesita del agregado de vitaminas -afirma-. Las especies reactivas del oxígeno [radicales libres] pueden ser peligrosas o beneficiosas, porque nos protegen del desarrollo de tumores, de los microorganismos. Por esta razón se considera que los antioxidantes deben guardar un equilibro, que está en el alimento».
Una aspirineta por día
«En las mujeres que no tienen enfermedad o factores de riesgo de enfermedad coronaria grave, tales como diabetes, tabaquismo, obesidad o sedentarismo, no demostró ningún beneficio, sino por el contrario, aumento de accidente cerebrovascular y hemorragias -afirma la doctora Liliana Grinfeld, ex presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina y jefa de Hemodinamia del Hospital Italiano-. En los hombres de entre 55 y 60 años que tengan aunque sea un solo factor de riesgo y aunque sean sanos, demostró no prevenir, sino disminuir las complicaciones de la enfermedad cardiovascular.»
Según la especialista, en mujeres mayores de 60 con factores de riesgo, «pareciera que juega un rol y que les gana a las complicaciones. Sin embargo -agrega-, las pruebas no son concluyentes, porque habría que realizar estudios con miles de mujeres que no se han hecho».
Pero si la aspirineta no puede recomendarse sin restricciones, para preservar las arterias Grinfeld no vacila en aconsejar erradicar de nuestra mesa la sal y el azúcar. «No benefician en nada -destaca-. La sal es un tóxico importante para las arterias. En las personas normales produce una disfunción momentánea después de ingerirse. Pero en las que tienen factores de riesgo, muchas de las cuales no lo saben, puede ser aún más nociva. Lo mismo ocurre con el azúcar.»
Calcio y vitamina D
La vitamina D, que ayuda a absorber el calcio, uno de los minerales esenciales para la salud ósea, es también fundamental para regular innumerables procesos del organismo. Debido a que los seres humanos no la ingerimos en la dieta, sino que la producimos a partir de la radiación solar, sus niveles disminuyen aproximadamente un 70% en los adultos mayores. «Una gran mayoría, que varía entre el 80 y el 90% de este grupo etáreo, tiene déficit de vitamina D, de modo que si uno no la suplementa, es difícil que esté en los niveles adecuados -explica la doctora Beatriz Oliveri, investigadora del Conicet en el Laboratorio de Enfermedades Metabólicas Óseas (Inigem) del Hospital de Clínicas-. Pero hay que tener en cuenta que si se toma de menos, no ayuda, y si se ingiere en exceso, puede ser dañina.» Según Oliveri, mantener niveles saludables de vitamina D es importante por sus acciones clásicas (para preservar la densidad ósea, prevenir fracturas y mejorar la función muscular) y por sus funciones no clásicas, que son las que están sugiriendo diversas observaciones epidemiológicas preliminares, como la disminución de tumores, y de enfermedades infecciosas y autoinmunes.
«El del calcio es un tema más controvertido -agrega Oliveri-, porque en los mayores es bueno mantener un consumo adecuado [que puede variar entre los 1000 y los 1200 mg diarios], pero sobre todo si viene de los alimentos. Algunos estudios sugieren que el exceso de suplementos de calcio puede no ser beneficioso.»
Omega 3
Algunos trabajos de investigación sugieren que este ácido graso poliinsaturado previene la enfermedad cardíaca y los sucesos degenerativos del sistema nervioso, como el mal de Parkinson, el Alzheimer y otras demencias. «Desde el punto de vista farmacológico, la mejor forma de obtenerlo es comer pescado de agua fría [como la caballa o el salmón] dos veces por semana -explica Montero-. Cuando no se puede cumplir con esa recomendación, se puede reforzar con la toma de suplementos en forma de cápsulas. Y si uno ingiere un poquito más, sólo representa un peligro si la persona está anticoagulada, porque el omega 3 prolonga el tiempo de coagulación.» Sin embargo, subraya el especialista, lo verdaderamente beneficioso es mantener un equilibrio entre la cantidad de omega 3 y de omega 6. «Nosotros tenemos un déficit de omega 3 porque hay un exceso de omega 6, es como quedar en offside . Tiene que haber un equilibrio, porque compiten entre sí -apunta-. El 6 está presente en todos los aceites de semilla, pero no se ve porque está mezclado con las harinas en los amasados. Deberíamos comer entre una y cuatro porciones de omega 6 por cada una de omega 3, y estamos en entre 15 y 20 a 1.»
Detección precoz
Como muchos desajustes del organismo son silenciosos, es recomendable realizarse los controles anuales que ofrecen beneficios probados. «Aproximadamente desde los 50 años en adelante, hay que tomarse la presión arterial, medirse el colesterol y la glucemia [nivel de glucosa en sangre] una vez por año», indica la doctora Verónica Schoj, médica de familia del Hospital Italiano. Entre los controles ginecológicos, menciona el Papanicolaou (hasta los 65) y la mamografía (si no hay antecedentes de cáncer familiar) entre los 50 y los 75, cada uno o dos años. Para prevenir el cáncer de colon, aconseja a partir de los 50 el examen de sangre oculta en materia fecal o, cuando es posible, la videocolonoscopia.
Estos estudios de prevención están muy probados y el beneficio es enorme. Con respecto al análisis de antígeno prostático específico (PSA, según sus siglas en inglés), «la evidencia es controvertida -afirma-: hay dos bibliotecas, los que dicen que habría que hacerlo rutinariamente, y los que no. En todo caso, hay que charlarlo con el médico».
Bajar de peso
Es sabido que la obesidad es la «madre de todos los males» y que tener un índice de masa corporal (peso dividido por el cuadrado de la altura) adecuado contribuye a mantener la salud. Sin embargo, también en esto hay desacuerdos entre los científicos. «Algunos estudios norteamericanos sugieren que después de los 75 años no hay datos confiables de cuál es el peso ideal y hay quienes opinan que tener un ligero sobrepeso ofrece cierta protección contra las enfermedades -dice Montero-. O sea que, si la obesidad es precoz, es dañina, pero si es tardía y ligera, podría ser un factor de protección. Por ejemplo, los italianos mayores suelen tener bastante más peso que lo recomendado y tienen bastante buena salud. Tal vez haya que separar el elemento «peso», del elemento «comida». De hecho, hay muchísima evidencia en estudios de laboratorio de que el desarrollo de tumores, por ejemplo, se hace más lento con la restricción alimentaria. Los okinawenses, que son los japoneses que menos comen [20% menos], son los más longevos, a pesar de que tienen la misma genética y costumbres del resto de la población.»
Abandonar el cigarrillo
En esto no hay dudas. El estudio pionero de Richard Doll, realizado en médicos, demostró ya hace mucho que los fumadores vivían entre 10 y 12 años menos que los no fumadores. «Es importante agregar -subraya Schoj, también directora de la Fundación Interamericana del Corazón- que si no se deja de fumar después de los 35 años, la expectativa de vida también se reduce, aunque menos.»
Pero el problema no es sólo de cantidad, sino también de calidad. «Cuando se fuma, se triplica el riesgo coronario, se multiplica por nueve el riesgo de accidente cerebrovascular y por 20, el de enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC] -detalla-. Cuando me dicen que alguien tiene un pariente que fumó mucho y se murió muy mayor, yo contesto que también hubo sobrevivientes del Titanic. En la cohorte del estudio de Doll, los fumadores que pasaron los 80 fueron menos del 5%. Más del 90% de los tumores de pulmón [el primero por su incidencia en los varones y el segundo en las mujeres] son por el tabaquismo. Pero la calidad de vida no sólo se mide en términos de eventos cardiovasculares y respiratorios, sino en lo cotidiano: disfunción eréctil, capacidad para correr, para hacer ejercicio. Lo mejor es no empezar y, si ya se empezó, tratar de dejar.»
Un vaso de vino por día
«Cada vez tenemos más evidencia de que la fórmula de Favaloro era correcta -dice el doctor Boveris-. La medida sería dos vasos diarios para los hombres y uno para las mujeres.» El efecto benéfico del vino parecería explicarse en que disminuye mucho la absorción de grasas oxidadas en el intestino. El alcohol produce relajación y disminuiría alrededor del 25% el riesgo de infarto. Eso sí: si se toman tres vasos en lugar de dos, el efecto benéfico desaparece, y con cuatro el riesgo aumenta 15 por ciento.
Para Montero, por su parte, aunque se ha visto en estudios epidemiológicos y estadísticos que el consumo de una pequeña cantidad de vino tinto coincide con menor enfermedad cardíaca, al ser estudios asociativos no son concluyentes. «Lo que sí se sabe es que el resveratrol [sustancia presente en la uva y sus derivados] tiene un efecto saludable -dice-. Lo que pasa es que el vino tiene alcohol y el alcohol no es un alimento, es tóxico si la persona tiene una hepatitis mal curada o una cirrosis, o si tiene propensión a hacerse adicto.»
Haga actividad física
Según explica el doctor Héctor Kunik, «la actividad física permite controlar el peso, mejorar la movilidad articular, el nivel de grasas circulantes y la resistencia; aumenta la densidad ósea y la fuerza muscular, y disminuye la resistencia a la insulina y la presión arterial. En los enfermos coronarios, reduce la insuficiencia circulatoria, previene enfermedades cardiovasculares, reduce la morbilidad [tendencia a enfermarse] y la mortalidad».
Se recomienda hacer actividad física el mayor número posible de días de la semana durante 30 minutos por vez en forma continua o en períodos de diez minutos tres veces por día. Cuantas más veces por semana se realiza, mejores son los resultados. Con respecto a las pesas, «la actividad física no reconoce edades -agrega Kunik-, salvo que exista alguna contraindicación específica. Las normas internacionales reconocidas para conservar una salud adecuada incluyen ejercicios de sobrecarga. Se realizan dos veces por semana y dependen de la edad. Existen trabajos científicos que muestran resultados positivos en personas mayores de 90 años con ejercicios aplicados en los miembros inferiores».
Además, «distintos grupos de investigación demostraron los beneficios del entrenamiento en la reducción del riesgo de desarrollar enfermedades que afectan el cerebro -cuenta el doctor Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva [Ineco] y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro-. Por ejemplo, científicos suecos mostraron que personas de mediana edad que entrenan por lo menos dos veces por semana tienen 60% menos probabilidad de desarrollar trastornos cognitivos».
Cerebro en forma
Según explica Manes, el deterioro cognitivo e intelectual no es parte del envejecimiento normal. Hoy se cree que es posible y necesario preservar al cerebro de las enfermedades neurodegenerativas.
«Hace unos años se conocieron los resultados derivados de la investigación conocida como el «estudio de las monjas» -explica el especialista-. Entre otros hallazgos, este estudio sugirió que un estado emocional positivo puede contribuir a que vivamos más.» Según estos investigadores, monjas que en sus escritos de juventud habían expresado mayor número de emociones negativas tuvieron menos años de vida y una frecuencia mayor de enfermedad de Alzheimer. Esto explicaría por qué algunas personas con un envejecimiento cerebral anormal pueden estar intactas intelectualmente, mientras que otras sí experimentan síntomas clínicos. Neurocientíficos de la Universidad sueca de Umea desarrollaron un concepto complementario a éste, que denominaron «mantenimiento cerebral». Según estos científicos, las personas con un trabajo intelectual exigente pueden disfrutar de una ventaja en términos cognitivos, pero los beneficios rápidamente disminuirían si la persona se «jubila intelectualmente». Un compromiso permanente con la exigencia intelectual sería uno de los caminos más eficaces para el mantenimiento cerebral.
Menos estrés y más sociales
«Niveles moderados de estrés pueden ser estimulantes para el cerebro, pero los prolongados y altos pueden tener efectos negativos en la memoria y otras funciones cognitivas -agrega Manes-. El estrés dispara la liberación de cortisol, una hormona producida en las glándulas suprarrenales. Diversas investigaciones han demostrado que la memoria episódica [la del «cuándo» y «dónde»] se daña con el exceso de cortisol.»
Del mismo modo, las personas que en la vejez continúan estimuladas social, física y mentalmente muestran una mayor fiabilidad en el mayor rendimiento cognitivo. Existe evidencia a partir de estudios observacionales de que estar conectado socialmente protege contra el deterioro cognitivo.
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