Rumores y mentiras al estilo Goebbels

diciembre 27, 2021

Los 11 principios de la Propaganda de Goebbels

Éstos son los once principios que escribió Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi:

  1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.
  2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
  3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
  4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
  5. Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
  6. Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
  7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
  8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
  9. Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
  10. Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
  11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

A pesar del paso de los años mantienen su vigencia y ven potenciado su alcance gracias a las nuevas tecnologías.

Vemos así, como es hoy muy frecuente leer noticias falsas (fake news) en las redes sociales, las cuales mezclan datos reales con mentiras inventadas a fin de difamar a las personas que se pretende perjudicar.

Estas personas pueden ser personajes famosos de la política o del espectáculo o ciudadanos comunes y corrientes que son calumniados por sus vecinos o por contrincantes o enemigos, los cuales en ciertos casos ni siquiera conocen personalmente a quien están difamando.

El efecto de las redes sociales y los nuevos medios de comunicación amplifica las calumnias y en algunos casos se viralizan alcanzando difusión global.

Puede ser una foto real citando una fecha falsa, como el siguiente tuit de Gabriela Cerruti calumniando a Luis Caputo:

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Puede ser un rumor o noticia no confirmada, citada con medias palabras. O un video en YouTube, plagado de mentiras mezcladas con imágenes reales, para darle credibilidad.

La imaginación de quienes quieren beneficiarse perjudicando a otros no tiene límites y todos los días inventan algo nuevo. Ellos se basan en la conocida premisa: “Miente, miente que algo queda”.

Fuente: Ediciones EP, 2018.

Más información:

¿Quién castiga las injurias y calumnias en internet?


Joseph Goebbels

Paul Joseph Goebbels (1897 – 1945) fue un político alemán que ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich entre 1933 y 1945. Uno de los colaboradores más cercanos de Adolf Hitler, Goebbels fue conocido por su dominio de la oratoria, profundo antisemitismo. -que se ponía de manifiesto en sus declaraciones públicas- y respaldo a una discriminación racial más progresiva -que, entre otras cosas, acabaría dando lugar al exterminio de los judíos durante el llamado Holocausto-.​

Obtuvo su doctorado en investigación en la Universidad de Heidelberg en 1921, pero su sueño era ser escritor, algo que expresó muchas veces en su diario personal. Se unió al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) en 1924 y trabajó para Gregor Strasser en el capítulo norte. Fue nombrado Gauleiter (jefe de distrito) de Berlín en 1926, donde comenzó a interesarse en la propaganda como herramienta de promoción del partido y su programa. En 1933, después de que los nazis se consolidaran en el poder, su Ministerio de Propaganda se apoderó rápidamente de la supervisión de los medios de comunicación, las artes y la información en el país. Se sintió atraído por los medios de comunicación relativamente nuevos, como la radio y el cine, con fines propagandísticos. Los temas de difusión incluían antisemitismo, enfrentamientos con iglesias cristianas y -después del inicio de la Segunda Guerra Mundial- conformar la moral alemana.

En 1943 presionó a Hitler para introducir medidas destinadas a una «guerra total», como el cierre de los negocios «no esenciales» para el esfuerzo de guerra, el reclutamiento de mujeres en la fuerza laboral y de hombres en ocupaciones previamente exentas en la Wehrmacht. El 23 de julio de 1944, Hitler lo nombró «plenipotenciario del Reich para la guerra total» (Reichsbevollmächtigter für den totalen Kriegseinsatz), por el que Goebbels emprendió medidas, mayoritariamente infructuosas, para aumentar el número de personas disponibles para la Wehrmacht y la producción de armamentos. Pronunció un elocuente discurso sobre la guerra total en el Palacio de los Deportes de Berlín, justo cuando los éxitos iniciales del Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial dieron paso a las sucesivas derrotas que condujeron a la caída del régimen.

A medida que la guerra llegaba a su fin y Alemania se enfrentaba a la derrota, se trasladó junto con su esposa Magda y sus hijos a Berlín. El 22 de abril de 1945 se mudaron al Vorbunker subterráneo, parte del refugio antiaéreo del Führer. Hitler se suicidó el 30 de abril y, de acuerdo con su testamento, Goebbels le sucedió como canciller del Reich (Reichskanzler). Al día siguiente, ante la inminente derrota alemana, se suicidó junto a su esposa después de envenenar a sus seis hijos.

Sus adversarios políticos lo consideraron un temido demagogo y agitador de masas. Esta reputación comenzó después de la refundación del NSDAP, cuando Goebbels organizó disturbios y enfrentamientos en las calles contra los comunistas en Berlín. El uso de discursos vívidos y manifestaciones públicas violentas lograron aumentar el número de seguidores del partido. Su impacto en la vida cultural fue considerable, ya que con su ministerio construyó o destruyó la carrera artística de muchos alemanes. Las personas que tuvieron contacto personal con él afirmaron que tenía un carácter antipático e irresoluto, aunque estaba obsesionado por recibir el respeto de sus colegas.

Fuente: Wikipedia, 2018.


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¿Quién castiga las injurias y calumnias en internet?

noviembre 13, 2018

¿Quién castiga la injuria y la calumnia en internet?

El Centro Cibernético Policial ha recibido 3.653 reportes de injuria o calumnia en redes. 

Por Ana María Velásquez Durán.  @Anamariavd19

Injuria y calumnia en internet (Ciberacoso)
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Una deuda con una compañera de trabajo llevó a que la reputación en internet y redes sociales de Claudia Ardila, de 27 años, quedara en el piso. Comentarios en los que la catalogaban de ‘ladrona’ y ‘mentirosa’ comenzaron a aparecer en grupos de Facebook y WhatsApp. “Se crearon perfiles falsos en los que enviaron mensajes que decían que estaba robando a mucha gente. Hay comentarios con groserías en los que me tratan de farsante”, cuenta Ardila.

Esta campaña digital en su contra le ocasionó perjuicios personales y profesionales. “No tengo empleo y no puedo pedir una recomendación de mi otro trabajo. Las empresas, a veces, cuando hacen los procesos de selección, buscan en redes y encuentran comentarios”, dice.

Ardila fue víctima de la calumnia en el mundo digital, un espacio en el que algunos expertos creen que la libertad de publicación de contenidos necesita un mayor control. Y es que ofender a otros en redes sociales es muy fácil. Cualquiera puede insultar desde un perfil falso, y gracias al anonimato, las plataformas terminan convirtiéndose en un blindaje para quienes lo hacen.

El Centro Cibernético Policial (Colombia) ha recibido 3.653 reportes de injuria o calumnia solo a través de redes sociales, desde el 2014 hasta el 8 de agosto de este año.

¿Qué opciones tiene una persona que es víctima de injuria o calumnia en internet? ¿Hasta dónde es permitido llegar a hablar mal de alguien en los entornos digitales? ¿Hay alguna diferencia si el delito se comete en redes sociales o si se hace personalmente?

Lo primero es que quienes cometan injuria se enfrentan (en Colombia) a una pena de 16 a 54 meses de cárcel y a una multa de 13 a 1.500 salarios mínimos legales mensuales vigentes, según lo establece la Ley 599 de 2000. Para la calumnia la condena puede llegar a 72 meses de cárcel.

calumnia A pesar de que el artículo 223 señala que cuando alguna de las conductas se realiza “utilizando cualquier medio de comunicación social u otro de divulgación colectiva, las penas respectivas se aumentarán de una sexta parte a la mitad”, no existe una disposición directa o especial para sancionar de otra forma este tipo de actuaciones cuando se cometen en internet, según explica Cristian Ramírez, abogado penalista, magíster en Derecho Penal y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Manuela Beltrán.

“Se hace una referencia específica al agravante cuando se utilizan medios informáticos o de comunicación, pero no se configura un delito especial si se comete en estos espacios”, dice.

Sin embargo, de acuerdo con Ramírez, “las personas piensan que la ley no las cobija y que por el hecho de estar en redes sociales hay una libertad de expresión que nadie regula, pero hay pronunciamientos de la Corte Constitucional que señalan que la libertad de expresión no puede ir por encima de los derechos de los demás, es decir, el buen nombre, la honra o la presunción de inocencia”. El experto agrega que “un trino con una manifestación en contra de alguien resulta ser más nocivo que algo dicho en otros medios, pues se va a replicar infinidad de veces y es más difícil frenarlo”.

Cómo protegerse

Andrés Guzmán, experto en manejo de crimen informático y gerente de Adalid, empresa colombiana especializada en seguridad de la información, explica que los usuarios pueden reportar su caso a través de los sistemas de denuncia interna de las mismas redes sociales. Sin embargo, la eliminación del mensaje puede tomar mucho tiempo. Según Ramírez, el delito se configura tan pronto se emite el mensaje o se lanza la idea ofensiva.

No existen herramientas para que los usuarios puedan activar mecanismos que no necesariamente sean de la vía penal, para proteger sus derechos”, dice Ramírez.

Guzmán agrega que como se trata de “un derecho fundamental, que es el buen nombre, las personas también pueden acudir a una tutela, que es una acción rápida y sumaria”.

En lo que va del 2017, se han formalizado 602 denuncias por injuria y 287 por calumnia en redes sociales ante la Policía Nacional, según el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo (Siedco).

¿Existe solución?

Es cierto que las plataformas deben luchar contra la rapidez con que circulan y son compartidos los contenidos, pero sus procesos forman parte del debate de hasta qué punto se deben controlar las publicaciones en redes sociales sin afectar la libertad de expresión.La representante a la Cámara del Centro Democrático, Margarita Restrepo, radicó ante el Congreso un proyecto de ley que busca “prohibir la creación o utilización de cuentas falsas o anónimas en las redes sociales de internet usadas para injuriar, calumniar o vulnerar la intimidad personal y familiar de otra persona; o para difundir noticias falsas que puedan generar confusión o pánico en la población”. La iniciativa busca penalizar con hasta dos años de cárcel y una multa de hasta 100 salarios mínimos a quienes realicen este tipo de contenidos.

Pero ¿es viable esta propuesta?

Juan Diego Castañeda, investigador de la Fundación Karisma, plantea varios interrogantes: “¿Cómo se imaginan la colaboración con las plataformas? ¿Cómo van a hacer para que Twitter revele la información? ¿Van a pedir a las entidades que revelen la dirección IP de la persona?”.

Existen cuentas automáticas o que no tienen detrás a ninguna persona. Es un problema que deben combatir las redes sociales y de alguna manera esto también recae en el lector y las personas que reciben información”, agrega el especialista.
La congresista es consciente de las “dificultades que tendrá la aplicación del proyecto de ley, sobre todo en lo que tiene que ver con el celo con el que los proveedores de las principales redes sociales protegen a sus usuarios”, pero señala que “el derecho legítimo al anonimato no puede ser una mampara que estimule con total impunidad la calumnia y la injuria”.

Sin embargo, los expertos aún ven dificultades en la idea. “Sería crear una pena nueva para un tipo penal de dos cosas que ya existen y que ya están tipificados en la ley, si son desde cuentas anónimas o no, no deberían ser un agravante”, dice Guzmán.

Para Ramírez es necesario que se implementen acciones preventivas y no sancionatorias: “Se deberían crear disposiciones tecnológicas donde se pueda habilitar un sistema de plataformas de quejas para los usuarios. Tener un grupo de investigación a disposición para que pueda bloquear el perfil y la información publicada, por lo menos de manera preventiva”, señala.

Guzmán añade que además de implementar multas y sanciones, las redes sociales deberían tener métodos más ágiles para controlar estos contenidos.

Fuente: eltiempo.com, 29/08/17.

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