¿Hay que promover la Eutanasia?

diciembre 21, 2022

El peligro de la elasticidad de la demanda de eutanasia

Imagen de El peligro de la elasticidad de la demanda de eutanasia

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Uno de los aspectos más preocupantes de la eutanasia es que la demanda de “muerte digna” no es plana. O sea, no es que haya un porcentaje de la población, pongamos que el 0,01%, que sufre muchísimo por lo que sea y quiere morirse y algo hay que hacer, acertado o no, para solucionar el problema de ese 0,01% de la población que no quiere vivir.

Obviamente una primera discusión ya sería si a ese 0,01% de la población hay que ayudarle a morir o más bien a dejar de sufrir o incluso ayudarle a darle un sentido a su sufrimiento. No obstante, siendo ese un asunto clave, otro aspecto verdaderamente preocupante es la elasticidad de la demanda de eutanasia, la demanda de muerte.

Cuando una sociedad establece que la vida de una persona mayor, un tetrapléjico, un ciego, una violada o cualquier otra que reclame la eutanasia es indigna, no sólo abre un cauce para eliminar a ese porcentaje de mayores, tetrapléjicos, ciegos o violadas que quieren morirse. De algún modo lo que se está diciendo al justificar la eutanasia de estas personas alegando que su vida es indigna, es indicar a todos los mayores, todos los ciegos, todos los tetrapléjicos o todas las violadas que no quieren morirse que su vida también es indigna. Si la vida de tal persona es indigna por estar en tal o cual situación y tú estás en la misma situación, tu vida también es indigna.

¡Deberían aplicar la eutanasia a Christine Lagarde!

Esta sensación queda bastante ratificada cuando, por ejemplo, alguien ve que cuando intenta suicidarse una persona joven, sana, que puede subirse ella sola a una azotea y lanzarse al vacío, sin embargo tratamos de impedirlo. Pero si una persona está postrada y no puede matarse por sí misma, entonces hay que ayudarla. Es decir, impedimos que se mate al que puede matarse sólo y ayudamos a matarse al que no puede hacerlo. Parece todo bastante paradójico. En realidad, si aprobamos la eutanasia habría que cuestionarse el sentido de que el 112 atienda llamadas advirtiendo de que hay una persona subida a una azotea con la aparente intención de lanzarse al vacío. El 112 debería dejar al suicida en paz, en todo caso limitarse a despejar la zona de impacto o incluso ayudarle a lanzarse, pero para ser coherentes nunca impedírselo.

Llegados a este punto hay que preguntarse qué es lo que hace que una persona quiera dejar de vivir por considerar que su vida no es digna. En este sentido hay que pensar que podemos tener a dos personas en silla de ruedas, por ejemplo, una de las cuales quiere morir y otra seguir viviendo. ¿Cuál de las dos tiene razón? Desde luego nadie podría decir que la vida del que está en silla de ruedas es objetivamente indigna e insoportable si otra persona en la misma situación no quiere morir, por no mencionar que puede ser más feliz que una persona capaz de correr una maratón. Muchas personas que podrían correr una maratón están deprimidas y muchas personas en silla de ruedas no. El caso entonces es que la persona que quiere morir por estar en una silla de ruedas no es porque objetivamente su vida sea indigna e insufrible, sino porque subjetivamente esa persona lo considera así, pero podría pensar todo lo contrario, y que piense eso no tiene nada que ver con estar en silla de ruedas.

Bajar el precio de la vida mata

En el hecho de que una persona llegue a pensar que su vida no tiene sentido, que es una carga y que sería mejor su muerte que su vida, seguramente hay una parte de conclusión inducida. Cuando hablamos de facilitar la muerte a los que la desean pensamos en mayores, enfermos, personas solitarias, personas con un trauma… a todos estos hay que ayudarles a morir por compasión, porque somos personas progresistas y maravillosas. Ayudarles a vivir sería por lo visto propio de personas reaccionarias y malvadas. Pero volviendo al fondo de la cuestión, ¿por qué las personas que en una sociedad llegan a considerar que su vida no es digna son los débiles? ¿Es inocente de ese pensamiento la sociedad en la cual las personas débiles llegan a esa conclusión? ¿Hasta qué punto el tipo de sociedad que estamos creando está llevando a la gente con menos likes a pensar que su vida es indigna? ¿Y si lo que es una mierda es ese tipo de sociedad y no la vida de las personas que llegan a desear su muerte en esa mierda de sociedad?

En el caso de los niños que sufren, ¿cómo se decidirá su eliminación? Desde luego los padres no serán quienes decidan. Primero porque el padre podría decir una cosa y la madre otra. Segundo porque este gobierno ya ha dejado claro que los hijos no son de los padres, luego es el gobierno quien debe decidir las cuestiones fundamentales sobre los hijos.

Retomando el hilo inicial, la eutanasia no es un problema que consiste en un porcentaje o un perfil de personas que se soluciona eliminando sólo a esas personas, cosa que ya de por sí suena bastante espantosa. En cuanto aceptamos el concepto de la eliminación de los imperfectos abrimos una grieta que no puede sino crecer y crecer. A fin de cuenta el grupo “gente con problemas” incluye al 100% de la humanidad, muchos de ellos graves en algún punto crítico de su vida. El grupo “me quiero morir” dentro del grupo “gente con problemas”,  será un grupo creciente en la medida en que los miembros de una sociedad tengan menos tolerancia al sufrimiento y en la medida en que una sociedad que abraza la eutanasia lanza el mensaje de que la vida de los que sufren es indigna, no merece la pena y deben morir para no ser una carga.

La paradoja final es que la clientela que en mayor medida seguramente va a nutrir el grupo de demandantes de la eutanasia va a provenir de eso que algunas fuerzas política vienen denominando “los de abajo”: los enfermos, los débiles, los sufrientes, los fracasados, los pobres, los desamparados, los enfermos, los viejos, los inadaptados, los raros… La ironía es que las fuerzas que decían que venían a defender a los de abajo son las que está propugnando la ley para facilitar la eliminación de los de más abajo del todo. Salvo que entendamos que lo de acabar con la pobreza, con el sufrimiento y con el dolor era literalmente cierto, pero era esto.

Fuente: navarraconfidencial.com, 12/02/20.

Stop euthanasia. Word cloud illustration in shape of hand print showing protest.

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Resolución de un crimen con Teoría de Grafos

septiembre 13, 2022

El reto matemático: El crimen de la mujer muerta en su casa de Pirineos, resuelto con grafos

Por Víctor M. Manero.

Hace dos semanas en ‘¿Pueden las matemáticas resolver un crimen?’ de esta sección se presentó un crimen ficticio retando al lector a resolverlo usando matemáticas, en particular, grafos.

Una breve introducción sobre grafos se puede encontrar en dicho artículo, así como el concepto de grafo de intervalos que recordamos aquí.

Grafo de intervalos

Si representamos varios intervalos en una recta real, por ejemplo, podemos pensar en los periodos de tiempo que unas ciertas personas han pasado en una isla ver figura 1, el grafo de dichos intervalos es aquel que se obtiene dibujando un vértice por cada intervalo o persona y dos vértices se unirán con una arista si las personas que representan han coincidido en la isla o lo que es lo mismo si los correspondientes intervalos se intersecan, ver figura 1.

Figura 1. Intervalos de tiempo y su correspondietne grafo de intervalos
Figura 1. Intervalos de tiempo y su correspondietne grafo de intervalos

Los grafos de intervalos tienen propiedades interesantes pero la que nos interesa a nosotros es la siguiente:

Un grafo de intervalos siempre está triangulado.

Un grafo se dice que está triangulado si para todo camino cerrado (conjunto de aristas que comienza y acaba en un mismo vértice) formado por al menos al menos cuatro aristas, existe una que une vértices no consecutivos, ver figura 2. Equivalentemente esto se puede describir como que dado cualquier cuadrilátero contenido en el grafo éste está dividido en triángulos.

Figura 2: Grafo triangulado, grafo no triangulado
Figura 2: Grafo triangulado, grafo no triangulado

Una justificación informal de esta propiedad es fácil de presentar. Si suponemos que existe un grafo de intervalos con un camino cerrado de longitud cuatro y que no está triangulado, al tratar de construir los correspondientes intervalos que dan lugar a dicho grafo vemos que un tal grafo no puede existir, ver figura 3.

Figura 3. Grafo de intervalos no realizable
Figura 3. Grafo de intervalos no realizable

Por lo tanto, si dada una situación al trazar su correspondiente grafo de intervalos resulta que éste no está triangulado esto nos viene a decir que dicho grafo es erróneo o lo que es equivalente los intervalos asociados al mismo están equivocados.

El crimen en cuestión

Acababa de llegar la primavera y la veterana inspectora Alicia Pelegrina de la Policía Nacional se encontraba ante un paisaje plagado de nieve. A su lado, su joven ayudante, el agente Jorge Martín.

A pesar de sus años de experiencia, la inspectora Pelegrina jamás había visto un caso parecido. Una mujer, Araceli, había sido hallada muerta en la casa que habitaba en un abandonado pueblo del Pirineo aragonés del que era la única habitante. Las investigaciones permiten concluir a los agentes Pelegrina y Martín que el crimen se ha producido debido a un escape de gas venenoso accionado con un temporizador. El dispositivo, que había sido minuciosamente instalado, se encontraba escondido en las inmediaciones de la casa y a través de un tubo dirigía el gas letal hasta la misma.

Las primeras pesquisas permiten a los agentes deducir que el crimen ha sido llevado a cabo por una única persona, pero ¿quién?

A lo largo del invierno varias personas habían visitado a la fallecida, concretamente 8. Estas son consideradas desde un primer momento sospechosas. Debido a la intensa nieve todos los visitantes habían accedido al pueblo desde el único acceso posible, la estación de tren de Canfranc. El guardia de seguridad de la estación recuerda haber visto a los 8 sospechosos exactamente en dos ocasiones, una cuando venían y otra cuando se iban, lo que confirma que cada sospechoso visitó a la víctima una única vez. Sin embargo, el guardia no recuerda las fechas exactas de paso de cada uno de ellos.

La lista de los sospechosos es la siguiente:

Laura Díaz (escritora de libros infantiles), Inés Mármol (cantante de un grupo punk), Javier Fernández (cómico/guionista), Ramón Nogueras (activista climático), Daniel Pellicer (jugador profesional de golf), Pablo Tristán (cocinero de renombre), Alejandro Sánchez (violinista) y Maja Wrzeistein (profesora de literatura hispánica).

En los interrogatorios los sospechosos no saben precisar las fechas exactas en las que estuvieron en la casa de la fallecida, pero sí son capaces de describir claramente a los agentes con quienes coincidieron:

– Laura dice haber coincidido con Javier y con Maja.

– Inés aseguró haber visto a Ramón, Pablo y Daniel.

– Javier recuerda haber visto a Laura, Alejandro, Daniel y Ramón.

– Ramón comenta haber visto a Inés y a Javier.

– Daniel recuerda haber visto a mucha gente, concretamente a Javier, Alejandro, Pablo e Inés.

– Alejandro aseguró haber coincidido con Javier, Daniel, Pablo y Maja.

– Pablo dice haber visto sólo a Inés, Alejandro y Daniel.

– Maja comenta haber visto sólo a Laura y a Alejandro.

Los inspectores observan que las versiones de los sospechosos no presentan contradicciones y en principio no parece que nadie esté mintiendo, ¿o quizá sí?

Resolución del crimen

Dadas las declaraciones de los sospechosos sabemos con quien ha coincidido cada uno (o al menos lo que declaran). Esto nos permite realizar el grafo de intervalos correspondiente a la situación.

Por simplicidad denotaremos a cada sospechoso con la inicial de su nombre, es decir Laura (L), Inés (I), Javier (J), Ramón (R), Daniel (D), Alejandro (A), Pablo (P) y Maja (M).

Figura 4. Grafo de intervalos de las declaraciones de los sospechosos.
Figura 4. Grafo de intervalos de las declaraciones de los sospechosos.

Ahora bien, recordemos que un grafo de intervalos siempre está triangulado, o equivalentemente, para todo camino cerrado (conjunto de aristas que comienza y acaba en un mismo vértice) formado por al menos cuatro aristas, existe una arista que une vértices no consecutivos.

Sin embargo, en nuestro grafo de intervalos (ver figura 5) tenemos un primer camino cerrado –el formado por A-M-L-J constituido por cuatro aristas y que no está triangulado.

Figura 5. Camino cerrado formado por A-M-L-J.
Figura 5. Camino cerrado formado por A-M-L-J.

Así que hay alguien de ese subconjunto de sospechosos (Alejandro-Maja-Laura-Javier) que no está diciendo la verdad, ya que al tratarse de un grafo de intervalos éste debe estar triangulado. O lo que es lo mismo, o bien Alejandro y Laura han coincidido o bien lo han hecho Javier y Maja.

Por otra parte, observando nuestro grafo de intervalos (ver figura 6) podemos encontrar un segundo camino cerrado: el formado por J-R-I-D constituido por cuatro aristas y que no está triangulado.

Figura 6. Camino cerrado formado por J-R-I-D
Figura 6. Camino cerrado formado por J-R-I-D

Así que alguien de ese nuevo subconjunto de sospechosos (Javier-Ramón-Inés-Daniel) está mintiendo ya que, de nuevo, al tratarse de un grafo de intervalos éste debe estar triangulado, o lo que es lo mismo: o bien Javier e Inés han coincidido o bien lo han hecho Ramón y Daniel.

Ahora bien, si tenemos en cuenta que tal y como se indicaba en la historia “las primeras pesquisas permiten a los agentes deducir que el crimen ha sido llevado a cabo por una única persona”, el único sospechoso que se encuentra en ambos subconjuntos de sospechosos es Javier el cual en verdad ha coincido en el pueblo con Inés y con Maja pero en esos momentos se encontraba oculto preparando su macabro plan, así que Javier Fernández (cómico/guionista) es el asesino.

Víctor M. Manero (@pitimanero) es profesor de la Universidad de Zaragoza y miembro de la Comisión de Divulgación de la Real Sociedad Matemática Española (RSME).

Fuente: abc.es, 31/01/22

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