Un gran enojo puede provocarle un infarto

noviembre 20, 2018

¿Por qué un enfado podría costarte un infarto?

Un motivo suficiente para procurar mantener la calma y evitar alterarte ante alguna dificultad: cuidar tu corazón.

enojo

En un extenso estudio mundial publicado en la revista Circulation, de la American Heart Association, se observó que las personas emocionalmente alteradas aumentaron más de dos veces el riesgo de sufrir síntomas de infarto cardíacodurante la primera hora del enfado.

infartoDe igual forma se puede indicar para el esfuerzo físico intenso, que eleva el riesgo de ataque al corazón por un lapso hasta de una hora luego de realizado. Y el riesgo se triplica para aquellos que se enfadaron o se alteraron emocionalmente y de manera simultánea, realizaron un intenso esfuerzo físico.

Para la investigación, a 12.461 pacientes de 52 países que presentaron un ataque cardíaco por primera vez, se les consultó sobre si tuvieron alguna de las situaciones desencadenantes mencionadas durante una hora antes de su infarto al corazón, o el día anterior.

Estas situaciones o factores que pueden desencadenar un ataque cardíaco (como el enfado y el esfuerzo físico) parecían elevar de manera independiente el riesgo, más allá del que se plantea generalmente por otros factores como la obesidad, la edad, la hipertensión arterial, el tabaquismo y otros problemas.

“Ambos disparadores -emocionales y físicos intensos- pueden elevar la frecuencia cardíaca y la presión arterial, alterando la circulación de sangre a través de los vasos sanguíneos y disminuyendo el abastecimiento de sangre al corazón” afirmó el Dr. Andrew Smyth, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de McMaster, en Canadá.

“Esto es importante particularmente en los vasos sanguíneos que ya están estrechos debido a la formación de placa, que podría obstruir el flujo de sangre y originar un ataque al corazón” agrega Smyth.

“Practicar actividad física con regularidad tiene múltiples beneficios para la salud, además de ayudar a prevenir enfermedades del corazón -manifestó Smyth- por lo que recomendamos que se continúe haciendo. Sin embargo, sugerimos a las personas que están enfadadas y desean hacer ejercicio para despejar su mente, que no vayan más allá de su rutina normal”.

Estos factores desencadenantes mostraron su efecto de igual forma en todos los países y grupos étnicos analizados.

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“Las personas que están en peligro de sufrir un ataque cardíaco deben procurar no tener situaciones que impliquen emociones fuertes”, aseguró Barry Jacobs, miembro del Programa de Residencia de Medicina Familiar Crozer-Keystone en Springfield, Pensilvania. “Una forma de enfrentar los altibajos emocionales es a través del apoyo familiar y hablando con otras personas que viven en condiciones similares”, agregó.

Por último, Jacobs analizó que “este estudio aporta más información que comprueba la importante relación que existe entre la mente y el cuerpo”.

Causa principal de muerte

Las enfermedades cardiovasculares representan actualmente la principal causa de muerte en todo el mundo. Según datos estimados de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares fueron responsables, sólo en 2012, de alrededor de 17,5 millones de muertes, lo cual representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo.

Fuente: grandesmedios.com

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Los riesgos de estar triste o enojado

octubre 26, 2016

Estar triste o enojado duplica el riesgo de infarto

Si en esas condiciones la persona hace un esfuerzo físico extremo, las posibilidades de tener un ataque se triplican, señala un estudio.

La tristeza y el enojo, golpean al corazón (Archivo)

La tristeza y el enojo, golpean al corazón.
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infarto

Experimentar malestar emocional, sentirse enojado o realizar un esfuerzo físico pesado parece duplicar el riesgo de infarto. Pero es aún peor si combinamos ambos factores: si además de estar enojados hacemos un esfuerzo físico, el riesgo de un ataque al corazón se triplica, según una nueva investigación que se publica en Circulation, la revista de la Asociación Americana del Corazón. Lo bueno del estudio es que las conclusiones parecen confirmar que una actividad física adecuada y regular ayuda a prevenir los ataques cardíacos en personas expuestas a estos factores de riesgo.

En un gran estudio internacional, los investigadores encontraron una asociación (más del doble de riesgo) entre el malestar emocional y la aparición de los síntomas de ataque al corazón dentro de una hora, igual que ocurre con el esfuerzo físico pesado durante la hora previa a un primer ataque al corazón. Sin embargo, la relación fue más fuerte (más de tres veces el riesgo) en aquellos pacientes que recordaban estar tristes o tener un trastorno emocional y al mismo tiempo participar en el esfuerzo físico pesado.

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“Estudios anteriores habían explorado estos desencadenantes de un ataque al corazón, pero tenían menor número de participantes o se completaron en un país y los datos de muchas partes del mundo son limitados”, afirmó Andrew Smyth, autor principal del estudio e investigador en el Instituto de Investigación de la Salud de la Población en la Universidad McMaster en Canadá, y en el Centro de Investigación Clínica HRB en Galway, Irlanda. “Es el primer estudio que representa tantas regiones del mundo, incluyendo la mayoría de los principales grupos étnicos de todo el mundo”, subrayó.

Los investigadores analizaron los datos de 12.461 pacientes con una edad media de 58 años que participaron en InterHeart, un estudio de pacientes con un primer ataque al corazón a lo largo de 52 países. Los participantes completaron un cuestionario acerca de si habían tenido alguno de los factores desencadenantes durante la hora antes de su ataque al corazón y si habían experimentado alguno de los factores desencadenantes en la misma hora el día anterior al infarto cardíaco.

Los autores afirmaron que estos detonantes parecían aumentar de forma independiente el riesgo de ataque de una persona más allá de lo planteado por otros factores de riesgo, como la edad, el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión arterial y otros problemas de salud. Smyth señaló que los factores emocionales y físicas extremos tienen efectos similares en el cuerpo.

“Ambos pueden aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, cambiando el flujo de la sangre a través de los vasos sanguíneos y reduciendo el suministro de sangre al corazón -explicó–. Esto es particularmente importante en los vasos sanguíneos ya estrechados por la placa, lo que podría bloquear el flujo de sangre que conduce a un ataque al corazón”.

“La actividad física regular tiene muchos beneficios para la salud, incluyendo la prevención de enfermedades del corazón, por lo que queremos que esto continúe. Sin embargo, recomendamos que una persona que está enojada o molesta que quiere hacer ejercicio para despejar la mente no vaya más allá de su rutina normal hasta los extremos de la actividad”, remarcó.

Una limitación del estudio fue que los participantes tenían que recordar sus desencadenantes y que tras un ataque al corazón, una persona puede tender más a decir que experimentó un detonante más de lo que diría si no hubiera sufrido el infarto. Además, no se les dio a los participantes ninguna descripción exacta de qué era estar triste o tener un trastorno emocional o realizar grandes esfuerzos físicos. Estos detonantes autodefinidos parecen tener el mismo efecto en todos los países y grupos étnicos.

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“Este gran estudio de casi todo el mundo proporciona más evidencia de la relación fundamental entre la mente y el cuerpo”, afirma Barry J. Jacobs, doctor en Psicología, voluntario de la Asociación Americana del Corazón y director de Ciencias del Comportamiento en el Programa Crozer-Keystone de de Medicina Familiar en Springfield, Pensilvania, Estados Unidos.

“El exceso de enojo, en condiciones inadecuadas, puede provocar un ataque al corazón que pone en peligro la vida. Todos deberíamos ejercitar la salud mental y evitar perder los estribos hasta los extremos. Las personas que están en riesgo de sufrir un ataque al corazón deberían hacer lo posible para evitar situaciones emocionales extremas”, afirmó Jacobs y recomendó en estos casos prácticas como el apoyo mutuo, hablando con personas que estén en situaciones similares.

Fuente: Clarín, 12/10/16.


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Test de sangre para prevenir infartos

octubre 13, 2015

Con un test de sangre se podría determinar el riesgo de sufrir un infarto

El secreto está en los valores de troponina en sangre. Esta proteína segrega cuando se daña el miocardio. Cuanto más daño se produzca en el corazón, mayor será la cantidad.

El doctor Anoop Shah, de la universidad de Edimburgo, fue el principal autor del artículo publicado en la revista británica The Lancet.

El doctor Anoop Shah, de la universidad de Edimburgo, fue el principal autor del artículo publicado en la revista británica The Lancet.

Un nuevo test sanguíneo podría determinar si una persona que acude de urgencia a una guardia médica con dolores torácicos corre o no riesgo de sufrir un infarto, según reveló un estudio científico.

infarto«Hasta el momento, no había ningún método rápido para descartar un infarto en los servicios de urgencias», señala el doctor Anoop Shah, de la universidad de Edimburgo y principal autor del artículo publicado hoy en la revista médica británica The Lancet.

Para identificar a las personas con riesgos muy bajos, los autores del estudio utilizaron un nuevo test ultrasensible para medir la troponina presente en 6.000 pacientes de hospitales escoceses y estadounidenses con dolores torácicos.

El análisis de la cantidad de troponina es una práctica prescrita habitualmente, ya que un aumento de su nivel puede indicar la sobrevenida de un infarto de miocardio.

La prueba se realiza durante la cuarta hora posterior a la aparición de los síntomas y se practica de nuevo tanto a la octava hora como a la duodécima.

Los investigadores mostraron, por su parte, que si los pacientes presentaban una cantidad de troponina inferior a 5ng/L (nanogramos por litro) ni bien se presentaban en el servicio de urgencias, corrían pocos riesgos de sufrir un infarto en los treinta días posteriores.

Una tasa inferior a esta cifra permitió, según los científicos, identificar casi dos tercios de pacientes «con un riesgo muy bajo y que podrían haber abandonado rápidamente el hospital con completa seguridad», al contar con un «valor predictivo negativo» de 99,6%.

Esta probabilidad de no sufrir una enfermedad en caso de un test negativo es independiente de la edad, el sexo o el riesgo cardiovascular.

El doctor Shah revela que en Reino Unido el número de personas hospitalizadas a causa de dolores torácicos se triplicó, aunque «la mayor gran parte» de estos pacientes no padecieron un infarto.

En un comentario adjunto al estudio, los doctores Louise Cullen y William Parsonage, calificaron los resultados de «muy prometedores», aunque se mostraron prudentes sobre la sensibilidad y la eficacia del test, que deberá aún ser evaluado por laboratorios en colaboración con los clínicos.

Fuente: Clarín, 13/10/15.


 

 

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La pérdida de empleo y el riesgo de sufrir un infarto

noviembre 26, 2012

La pérdida de empleo y el riesgo de sufrir un infarto

El riesgo de sufrir un infarto aumenta en un 25% durante el primer año después de haber perdido (por despido) un empleo y se incrementa de forma proporcional si se sufren otros despidos o ceses laborales, de acuerdo a un estudio realizado con más de 13,000 individuos en Estados Unidos.

Los resultados arrojaron que los ataques al corazón son más comunes (27%) entre los recientemente desempleados, mientras que dicha posibilidad incrementa a 63% entre aquellas personas que perdieron cuatro o más empleos.

En cuanto a las personas desempleadas en edad adulta (entre 50 y 60 años), el referido riesgo también incrementa en la misma magnitud que el relacionado con el hábito de fumar.

La investigación denominada Archives of Internal Medicine también señala que aquellas personas que se retiran de la actividad laboral por voluntad propia no corren el riesgo de padecer un infarto.

Según los especialistas, el estrés podría tener relación con este tipo ataques, por lo que se requieren mayores investigaciones para determinar dicho vínculo.

Por su parte, la Fundación Británica del Corazón asegura que el estrés no es causa directa de enfermedades del corazón, aunque podría contribuir al riesgo de una persona, informó BBC Mundo.

Respecto a las personas estudiadas en la referida investigación, aquellas que fumaban, tenían sobrepeso o hacían poco (o nada) de ejercicio mostraron más probabilidades de tener un infarto.

Entre los fumadores, las probabilidades de sufrir un infarto es de 44%, puntualiza el estudio.

Fuente: Gestión (Perú), 22/11/12.

Más información:

https://www.economiapersonal.com.ar/2012/07/25/enfermedades-criticas/

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/09/20/argentina-los-altos-costos-del-infarto/

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/08/16/la-enfermedad-vascular-periferica/

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/07/07/los-riesgos-cardiovasculares/

Cómo sobrevivir a un ataque cardíaco

abril 21, 2012

Cómo sobrevivir a un ataque cardíaco

Por Melinda Beck

 

El consejo suena demasiado sencillo. La mejor forma de sobrevivir a un ataque cardíaco es:

1. Reconocer los síntomas.

2. Llamar al número de emergencias.

3. Masticar una aspirina mientras espera que los socorristas lleguen.

Sin embargo, cada año 133.000 estadounidenses mueren de ataque cardíaco y otros 300.000 mueren de un arresto cardíaco repentino, principalmente porque no recibieron ayuda a tiempo.

Aquellos que sufren un ataque cardíaco tienen mejores posibilidades cuando ingresan a un hospital en la hora en la que los síntomas aparecieron. Pero en promedio, los pacientes tardan en llegar entre dos y cuatro horas y algunos esperan días hasta que buscan asistencia médica. Las razones van desde la confusión pasando por la negación, hasta miedo de parecer como un tonto si después de todo no están teniendo una crisis de salud.

«Tenemos esta idea de no molestar a los médicos a menos que sea realmente necesario» dice Angelo Alonzo, un científico investigador en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Yale y director del estudio sobre el corazón de dicha institución, el cual está estudiando el por qué la gente que sufre un ataque al corazón no pide ayuda más rápido. Alonzo espera que 2.300 supervivientes completen su encuesta en la web. Además, piensa que las responsabilidades sociales también juegan un papel importante. «Si le pregunta a la gente que haría si tiene un dolor de pecho intenso, le dirán «llamaría al número de emergencias». Sin embargo, para la gente es muy difícil abandonar lo que están haciendo».

Los ataques de corazón ocurren cuando un bloqueo se forma en una de las arterias coronarias, privando a una parte del musculo cardíaco de riego sanguíneo. Los médicos pueden desbloquear la arteria con medicamentos y mediante un catéter, pero mientras más tiempo se tarda, más musculo muere. «El tiempo es musculo», dicen los cardiólogos. Incluso si el ataque cardíaco inicial no es fatal, un corazón dañado puede llevar a un fallo de congestión vascular. Esta es una de las razones por las cuales, 19% de hombres y 26% de mujeres, mueren en el lapso de un año después de haber tenido su primer ataque al corazón, según la American Heart Association.

El daño severo es suficientemente nocivo ya que puede interrumpir el ritmo cardíaco y llevarlo a un paro, situación en la cual el corazón deja de bombear sangre. En este punto, la victima solo tiene unos pocos minutos de vida si los testigos o los paramédicos no le reinician el corazón con un desfibrilador o con reanimación cardiopulmonar.

El paro cardíaco normalmente ocurre sin previo aviso. Solo un 7,6% de las personas que sufren uno fuera de un hospital viven lo suficiente para ser dados de alta, una tasa que no ha variado mucho en 30 anos, según un estudio de 2010 realizado por la Universidad de Michigan.

Reconozca los síntomas

En la mayoría de los ataques al corazón, las victimas tienen algún aviso pero los síntomas pueden ser confusos. El estereotipo hollywoodiense de ataque al corazón en el cual la víctima se aprieta el pecho en medio de una fuertes dolores, es solo uno de los posibles escenarios. La sensación en el pecho puede ser una simple presión, opresión o de alta tensión. La sensación se puede tener debajo del brazo izquierdo o en la mandíbula o en la espalda entre los omoplatos, particularmente en las mujeres. Un estudio mostro que 71% de las mujeres experimentan síntomas similares a los gripales y no tienen dolor alguno de pecho.

Los hombres y las mujeres pueden padecer indigestión, nauseas, intensos sudores, falta de aliento con poco esfuerzo y una fatiga desmesurada.

«La gente a la que le está fallando el corazón normalmente se sienten muy cansados, así que se recuestan y se echan una siesta», dice Alonzo. «Eso no es una buena idea. Puede que no se despierten».

Alguna gente llama a su médico para discutir sus síntomas pero los expertos dicen que eso hace que se pierda más tiempo. Aunque solo tenga una lleve sospecha de que pueda estar padeciendo un ataque al corazón, busque ayuda tan pronto como sea posible.

Llame al número de emergencias

Cuando se deciden a ir a urgencias solo un 50% de las víctimas de un infarto de miocardio llaman al número de emergencias y llegan en ambulancia, según encuestas. En el estudio de la Universidad de Yale demuestra que hasta la fecha 41% de los encuestados dijeron que una persona los llevo en auto y 13% que condujeron ellos mismos.

Según Alonzo, algunos estaban preocupados por el costo de la ambulancia mientras que otros se sentían avergonzados de que los vecinos los vieran salir en camilla.

Sin embargo llamar al número de emergencias tiene ventajas importantes. Los paramédicos pueden usar un desfibrilador en caso de paro cardíaco. Algunos pueden empezar a administrar fluidos intravenosos y medicamentos. Pueden hacer electrocardiogramas para evaluar la extensión del daño cardíaco y notificarlo al hospital para que tengan los equipos preparados.

Tome una aspirina

Tiene sentido tomarse una aspirina, la cual previene que la sangre se coagule y puede ayudar a la arteria a abrirse parcialmente. Masticarla hará que la aspirina entre en el flujo sanguíneo más rápido que si se traga. La marca no importa siempre y cuando la píldora no esté recubierta. Tylenol, Advil y otros analgésicos cuyo componente principal no es la aspirina no tendrán el mismo efecto.

Si tiene un historial de enfermedad cardíaca o tiene un riesgo alto de padecer un ataque cardíaco tiene sentido el adquirir un desfibrilador casero, que cuesta US$1.200. «El ataque cardíaco es lo que le matara,» dice Douglas Zipes, otro antiguo presidente del American College of Cardiology. «Tenerlo en su propia casa es como tomar un seguro muy barato».

La rehabilitación adecuada

Desgraciadamente, los esfuerzos por sobrevivir a un ataque cardíaco no terminan cuando se llega al hospital rápido.

Los programas de rehabilitación cardíaca, que ofrecen planes de ejercicio y de dieta complementados con educación y grupos de apoyo, pueden ayudar a disminuir el riesgo. Muchos hospitales los ofrecen, pero están infrautilizados. En un estudio, solo 14% de los supervivientes de un paro cardíaco dados de alta optaron por el programa.
Fuente: The Wall Street Journal, 19/04/12.

 

Más información: https://www.economiapersonal.com.ar/2012/04/20/como-prevenir-un-ataque-cardiaco/

Cómo prevenir un ataque cardíaco

abril 20, 2012

Cómo prevenir un ataque cardíaco

Por Ron Winslow

 

Hay una buena noticia: las enfermedades cardíacas y sus consecuencias pueden prevenirse. La mala noticia es que casi un millón de ciudadanos estadounidenses sufrirán un ataque al corazón este año.

Las muertes por enfermedades coronarias en Estados Unidos se han reducido 75% en los últimos 40 años. Los ingresos hospitalarios por infarto del miocardio entre las personas mayores se redujeron en casi 25% en un período de cinco años durante la última década, una hazaña notable cuando muchos expertos esperaban que el envejecimiento de la población causara un aumento del problema.

Sin embargo, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres. A los médicos les preocupa que el progreso constante de una intensa campaña de salud pública iniciada en la década de 1960 esté ahora en peligro a raíz de la epidemia de la obesidad y la creciente prevalencia de la diabetes. Sólo un puñado de personas es totalmente obediente en relación con las recomendaciones de dieta, ejercicios y otros hábitos personales probados para ayudar a mantener sano el corazón.

Resultan en particular preocupantes los informes cada vez más comunes de ataques cardíacos entre los más jóvenes, incluso aquellos entre los 20 y 40 años, dice Donald M. Lloyd-Jones, cardiólogo y jefe de medicina preventiva de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, en Chicago.

Hay mucho que una persona puede hacer para ayudar a prevenir un ataque al corazón. Un estudio internacional encontró que 90% de los riesgos asociados a factores tales como el colesterol alto, la alta presión arterial, la actividad física, el tabaquismo y la dieta, se encuentran dentro de la capacidad de control de una persona. El estudio, llamado Interheart, comparó 15.000 personas de todos los continentes que sufrieron un ataque cardíaco con un número similar de familiares o allegados que no lo sufrieron.

Aunque la genética juega un papel hasta en la mitad de los ataques al corazón, «uno puede triunfar en gran medida sobre su genética mediante las decisiones que toma y los medicamentos en el caso de que los necesite», señala Lloyd-Jones.

Los consejos básicos

Conocer sus niveles de colesterol y presión arterial es tan fundamental para la salud del corazón como saber el alfabeto lo es para la lectura. Sin embargo, las encuestas muestran que alrededor de un tercio de las personas con problemas no conocen esos niveles. Para la mayoría de la gente, las lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés), o colesterol malo, está por debajo de 100; mientras que las lipoproteínas de alta densidad (HDL), o colesterol bueno, está por encima de 60. En tanto, la presión arterial es menor a 120/80.

Realizar exámenes que midan tales lecturas no sólo son importantes para comprender el riesgo, dicen los médicos, sino para medir el progreso hacia su reducción. La dieta saludable y los hábitos de ejercicio constituyen la primera línea de defensa hacia el mejoramiento o la gestión de esos números, al igual que hacia el control del peso y los niveles de azúcar en la sangre. Los medicamentos para reducir el colesterol y la presión arterial son armas eficaces cuando se los necesita. Dejar de fumar también produce grandes beneficios. Al término de un año, el riesgo de un ataque al corazón de un exfumador se reduce en 50%.

Una sesión de ejercicio de 10 minutos

Las directrices recomiendan tres horas semanales de ejercicio ligero y enérgico para mantener el corazón saludable, pero muchas personas que no pueden encontrar el tiempo para sudar 30 minutos la mayor parte de los días no se molestan. «Es el fenómeno de todo o nada», dice Martha Grogan, cardióloga de Mayo Clinic.

¿Pero qué tal 10 minutos al día? Aunque el objetivo de 30 minutos se asocia con una reducción de 70% del riesgo de ataques cardíacos en el período de un año, investigadores de Mayo Clinic analizaron los datos y advirtieron que una caminata ligera de 10 minutos al día puede reducir el riesgo en casi 50% frente a quienes no hacen ningún ejercicio.

El beneficio real varía de acuerdo con la edad, el género, peso y condición física en el punto de partida, y los que están en mayor riesgo son los que más tienen para ganar. «Si uno puede hacer más, entonces es mejor», dice Grogan. «Sin embargo, pequeñas cantidades de ejercicios son mejor que nada». No obstante, los cardiólogos dicen que el objetivo debería ser un entrenamiento diario de 30 minutos.

Mantenerse en movimiento

Incluso el ejercicio regular no es suficiente si uno se halla confinado a un escritorio o a un sofá por el resto del día.

Un estudio de investigadores australianos publicado hace dos años halló que pasar más de cuatro horas al día delante de una computadora o la televisión estaba asociado al doble de serios problemas cardíacos, aun entre personas que hacían ejercicio con regularidad. Los investigadores estudiaron a 4.512 hombres y mujeres, la mayoría de ellos de más de 55 años por un período de cuatro años y los comparó con otros que pasaban menos de dos horas frente a una pantalla.

Estar sentado por tiempos prolongados estaba asociado con mayores niveles de marcadores inflamatorios en la sangre, mayor peso y menores niveles de colesterol bueno, lo que indica que la conducta sedentaria tiene su propia mala biología, más allá de si uno es físicamente activo.

«Para quienes pasan sentados la mayor parte del día, el riesgo de un ataque al corazón es casi el mismo que el de fumar», dice Grogan.

Entre las posibles soluciones, se recomienda levantarse del escritorio cada 30 minutos o incluso trabajar en una computadora de pie. Tomar un paseo para hablar con un colega en lugar de enviar un correo electrónico. O bien, «cuando el decaimiento de las 2:30 de la tarde golpea», dice Lloyd-Jones, «conviene dar un paseo de 10 minutos antes que ir por una golosina. El beneficio comienza tan pronto como uno se levante».

Hay que armar una rutina diaria. Usar las escaleras en lugar del elevador; o, no buscar un lugar para acortar la caminata en el estacionamiento, por ejemplo.

No se preocupe, sonría

En su nuevo libro sobre salud cardíaca, Heart 411, los doctores Marc Gillinov y Steven Nissen, de Cleveland Clinic, describen un estudio realizado por investigadores de la Universidad del Estado de Wayne, quienes calificaron las sonrisas de 230 jugadores de béisbol antes de 1950, sobre la base de imágenes de archivo. Luego observaron la longevidad promedio de los jugadores: los que no sonreían, llegaban a los 73 años; los que lo hacían parcialmente, a los 75. En tanto, los que tenían una gran sonrisa llegaban a los 80 años.

Aunque no se trata de la ciencia más sólida, es consistente con otra investigación que vincula la salud emocional a un menor riesgo de enfermedad cardiovascular. En contraste, la depresión, la ira y la hostilidad tienen un efecto perjudicial. Un estudio de la Universidad de Duke de 255 médicos a lo largo de varios años encontró que 14% de los que mostraban una hostilidad por encima del promedio, sobre la base de una prueba de personalidad, habían muerto 25 años más tarde, en gran medida a raíz de una enfermedad cardíaca, frente a sólo 2% de quienes habían terminado con niveles de hostilidad por debajo del promedio.

Comer vegetales

Cumplir con las recomendaciones nutricionales es el reto más difícil para la mayoría de los estadounidenses, según los datos de la American Heart Association. Una de las posibles soluciones es centrar las compras en los pasillos perimetrales de los supermercados, que es el lugar donde se hallan los productos frescos y no procesados, en general considerados más saludables para el corazón que los más ricos en calorías y demasiado salados que suelen encontrarse en los pasillos centrales de las tiendas, dice Amparo Villablanca, cardióloga de la Universidad de California.

Villablanca aconseja a los pacientes «no poner barro en sus motores». Y agrega: «Uno tiene que conseguir que la gente piense en sus cuerpos como en una máquina bien afinada».

Asimismo, Sharonne Hayes, cardióloga de Mayo Clinic, añade: «No hay que saltarse el desayuno». Si uno no come por la mañana, pondrá en marcha procesos metabólicos «que lo llevan a comer más durante el resto del día».

Dormir bien

El papel del sueño en la protección del corazón está subestimado, dice Grogan, de Mayo Clinic. «Dormir una hora menos de lo que necesita cada noche, es como trasnochar toda la semana», dice. La privación crónica del sueño puede derivar en un aumento de la presión arterial, aumento de peso e incremento de riesgo de diabetes, puntualiza. Fuente: The Wall Street Journal, 19/04/12.

Argentina: Los altos costos del infarto

septiembre 20, 2011

Los altos costos del infarto en el país

Por Fabiola Czubaj

Tener un infarto no es algo que nos podamos permitir así nomás por falta de prevención, en especial en épocas de crisis. Además de reducir la calidad de vida, aun cuando no hayan quedado secuelas evidentes, altera la economía familiar en tan solo meses después de salir del hospital.

Un estudio en cuatro países de medianos y bajos ingresos, incluida la Argentina, revela que las complicaciones de la enfermedad cardiovascular asociada con la aterosclerosis obligan a siete de cada diez pacientes a trabajar menos horas. Y más de la mitad ve reducido su ingreso mensual, incluso aquellos con salarios más altos.

«Estamos hablando de entre 403 y 1860 pesos, para los niveles de ingresos más bajos y más altos. En una familia con pocos recursos, dejar de contar con 400 pesos es mucho», señaló el doctor Andrés Pichon-Rivière, director del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) y coautor de la investigación publicada en PlosOne .

Durante los 15 meses posteriores al alta médica, que fue lo que duró el estudio, del 7 al 13% de los pacientes argentinos no pudo comprar los medicamentos necesarios. Esto prueba que la prevención es clave y, como resumió el otro coautor argentino, también del IECS, «la enfermedad cardiovascular afecta seriamente la economía tanto en forma directa como indirecta», porque reduce la productividad de la población activa.

«Produce un impacto que va mucho más allá de lo físico. Es uno del que nunca se habla ni se ve: el daño que produce la enfermedad en el nivel familiar, económico y social del paciente. Algo así como un cono de sombra que afecta su entorno y cuyas consecuencias pueden ser, por ejemplo, que los hijos tengan que abandonar el colegio para ir a trabajar, que una ama de casa necesite salir a buscar empleo o que la familia tenga que vender una casa o un terreno para afrontar gastos. Es un problema grave, pero no sólo desde lo médico», sostuvo Pichon-Rivière.

En el estudio participaron más de 20 investigadores de China, la India, Tanzania y la Argentina. Analizaron las respuestas de 1657 pacientes, de entre 25 y 70 años, que acababan de estar internados en hospitales públicos o privados, con cobertura o sin ella, por síndrome coronario agudo, accidente cerebrovascular (ACV), enfermedad vascular periférica o insuficiencia cardíaca aguda.

La internación de los 367 pacientes tratados en La Plata, Mar del Plata y la ciudad de Buenos Aires había durado una semana en promedio, comparado con 12 días en China, por ejemplo. Aunque la muestra local fue pequeña, representa «muy bien» la pirámide de ingresos del país.

La aparición de la enfermedad cardiovascular se adelanta de 10 a 15 años en los países en desarrollo. Y «lo mismo sucede con el resto de las enfermedades crónicas», dijo Pichon-Rivière, profesor de Salud Pública de la UBA y vicepresidente del grupo de investigación de la Federación Mundial del Corazón.

Aquí, la enfermedad cardiovascular causa el 34,2% de las muertes y el 12,6% de las discapacidades. El año pasado, otro estudio del IECS mostró que el costo anual de las hospitalizaciones por infarto, angina inestable o ACV es de unos 1600 millones de pesos. «La Argentina siempre tuvo una cobertura alta y amplia, pero a costa de ser ineficiente: se puede acceder a la diálisis o al trasplante renal. Pero, por ejemplo, no se controla la presión o el colesterol. Gastamos mucho, pero mal», agregó.

El informe, de acceso gratuito en www.plosone.org , muestra también que el 5% de las familias con bajos ingresos y el 20% de las familias más acomodadas afrontan un «gasto catastrófico» después de una emergencia cardíaca en la familia: necesitan usar el 40% de los gastos del hogar no destinados a la comida para atender las secuelas. Y no tener cobertura médica cuadruplica el riesgo de tener que afrontar ese gasto, aunque los autores aclaran que la cobertura por sí sola no protege de ese riesgo.
Fuente: La Nación, 20/09/11.
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Más información:

https://www.economiapersonal.com.ar/2010/05/21/acv-y-enfermedades-criticas/

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/07/07/los-riesgos-cardiovasculares/

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/08/16/la-enfermedad-vascular-periferica/

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/09/04/vivir-mas-de-cien-anos/

Enfermedades Cardiovasculares

Las enfermedades cardiovasculares abarcan diferentes tipos de afecciones relacionadas con los vasos sanguíneos (arterias y venas), incluyendo los del corazón y del cerebro. Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares causan 17,5 millones de muertes en el mundo cada año y representan la principal causa de muerte en los adultos, ya sean hombres o mujeres.

Factores de riesgo

La probabilidad de que una persona padezca una enfermedad cardiovascular está relacionada directamente a los factores de riesgo con los que esa persona cuente. Un factor de riesgo se puede entender como cualquier circunstancia o situación que predisponga a una persona a padecer una de estas enfermedades. A mayor cantidad de factores de riesgo, mayor será la probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular.

Los principales factores de riesgo son: Obesidad y sobrepeso, Tabaquismo, Presión arterial alta ó hipertensión arterial, Edad avanzada, Colesterol elevado, Diabetes, Inactividad física, ntecedentes familiares, Estrés, Consumo de alcohol.

Algunos factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad y la presión arterial pueden tratarse o modificarse, a diferencia de otros como la edad y los antecedentes familiares que no son modificables. El control del mayor número posible de factores de riesgo, mediante cambios en el estilo de vida y/o medicamentos, es indispensable para reducir el riesgo cardiovascular.

Enfermedades cardiovasculares en mujeres.

A diferencia de lo que se suele creer, la mortalidad cardiovascular es la primera causa de muerte en las mujeres a nivemundial, alcanzando 9 millones de muertes anuales. En mayores de 60 años, las enfermedades cardíacas y accidentes cardiovasculares afectan a un mayor número de mujeres que hombres, sobre todo luego de la menopausia. Puntualmente en Argentina, la mortalidad por causas cardiovasculares en la mujer es del 33%, superando la mortalidad por cáncer que es del 18%.

Prevención

El riesgo de sufrir un evento cardiovascular aumenta proporcionalmente a la cantidad de factores de riesgo que la persona posea. Tomar medidas al respecto para controlar estos factores puede prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad cardiovascular.

La primera medida a tomar para lograr esto debe ser adoptar un estilo de vida saludable para el corazón, que comprenda actividad física y una alimentación sana. Además, también es importante realizarse chequeos periódicos con el cardiólogo para monitorear el riesgo cardiovascular y determinar métodos para reducir este riesgo.

Aspirina en bajas dosis

Cuando se produce la formación de un coagulo dentro de las arterias coronarias, éste puede bloquear la circulación de sangre en el interior de las mismas.

La aspirina en bajas dosis (100 miligramos) interfiere en la formación de estos coágulos sanguíneos, bloqueando la acción de las plaquetas. De esta forma, se previenen enfermedades cardiovasculares y ACVs en personas con factores de riesgo cardiovascular o con antecedentes cardíacos.

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ADVERTENCIA IMPORTANTE: El contenido de esta página web es únicamente de carácter informativo general. No brinda consejos ni indicaciones médicas. Recuerde siempre, en caso de necesitar mayor información de carácter médico, como ser consejos, indicaciones sobre tratamientos o detalles sobre el diagnóstico, dirigirse a un profesional de la salud.

Los riesgos cardiovasculares

julio 7, 2011

Los argentinos tenemos hábitos muy nocivos para la salud cardiovascular, lo que nos pone en grave riesgo.

 

“Un reciente relevamiento de factores de riesgo sugiere que el 28% de la población argentina tiene un riesgo de moderado a alto de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular en los próximos 10 años”, afirma el doctor Jorge Lerman, presidente del comité organizador del XVI Congreso Mundial de Cardiología (Buenos Aires, mayo de 2008).

Este porcentaje tan elevado indica que nuestros hábitos de vida no son muy saludables y que somos un grupo de alto riesgo. La Revista Argentina de Cardiología publicó un estudio realizado sobre 41.000 argentinos mayores de 18 años, que indica que el 49% tiene sobrepeso u obesidad, el 46% lleva una vida sedentaria, el 34% fuma, el 33% padece hipertensión arterial, el 28% tiene colesterol elevado, y el 12% sufre de diabetes. Una verdadera bomba de tiempo.

Se pueden disminuir estos riesgos adoptando un estilo de vida saludable, ingiriendo alimentos sanos y en forma equilibrada, evitando el consumo de tabaco y alcohol, realizando actividad física regular y sometiéndose a chequeos médicos periódicos. De esta forma se minimizarán las probabilidades de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebro-vascular.

Además, usted también puede protegerse contra el impacto financiero provocado por estas afecciones. Afortunadamente, por menos de lo que cuesta la cuota de un gimnasio o el consumo habitual de cigarrillos, usted puede obtener una protección financiera del orden de los cincuenta mil dólares para el caso de sufrir una enfermedad crítica -ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, cáncer, insuficiencia renal, paraplejía o pérdida de la visión-.

La prevención de riesgos es indispensable para alcanzar una elevada calidad de vida para usted y sus seres queridos. Las herramientas necesarias están al alcance de su mano. Consulte a su médico sobre todos los aspectos relacionados con los factores de salud y consulte a su Asesor Financiero con respecto a los temas relativos a su protección financiera.

Actúe con responsabilidad y disfrute de la vida con la tranquilidad de sentirse protegido y de haber tomado todos los recaudos necesarios para desarrollarse en una forma plena.

Versión PDF:  Los-riesgos-de-las-enfermedades-cardiovasculares