Cómo lograr leer más libros

marzo 30, 2022

El mejor método para lograr leer más libros

Por Patrick Allan.

Me encantan los libros. No puedo salir de una librería sin comprar al menos uno. Pero también tengo la fea costumbre de comprar libros y no leerlos nunca (me distraen las demás formas de entretenimiento). Para retomar el hábito de la lectura, implementé algunos cambios sencillos que me han ayudado mucho.
Me rodeé de un ambiente más amigable con la lectura

Mi primera prioridad era hacer que la lectura fuera más fácil. Soy como la electricidad: quiero tomar el camino de menor resistencia. Si hay algún obstáculo, solo voy a tirar la toalla y hacer lo que sea más fácil e igualmente satisfactorio en ese momento. En mi caso, eso suele significar poner la TV, jugar con mi teléfono, encender la consola o comer hasta caer dormido.

Para arreglar eso, me basé en una cita que oí una vez sobre la piratería. Era algo así como “Para combatir la piratería, tienes que hacer que tu contenido sea más fácil de comprar que de descargar ilegalmente”. Básicamente, me di cuenta de que me había puesto demasiados obstáculos para acceder a la lectura. Mi luz de lectura estaba en una mala posición que no me permitía llegar cómodamente al interruptor desde la cama. Tenía que levantarme de la cama para encenderla o apagarla. Además, mi cama era demasiado alta y estaba contra el alféizar de la ventana, así que no podía apoyarme cuando no tenía ganas de sostener un libro por encima de mi cabeza. Y lo peor de todo, tenía un televisión gigante en mi dormitorio. ¿Por qué leer cuando puedo quedarme dormido viendo Bob’s Burgers cada noche?

Así que moví mi luz de lectura a un lugar mejor y compré un Kindle Paperwhite con una luz de fondo decente. Arreglé mi cama para que fuera más cómodo colocarse en vertical y sostener un libro sin preocuparme de que cayera sobre mi cara. Y saqué el televisor del dormitorio. Eliminar la televisión fue lo que más me ayudó a cambiar de hábitos. También mudé de habitación mi consola portátil y dejé de poner el teléfono cerca de la cama para que no hubiera ninguna otra tentación cercana a la hora de la lectura. Ahora solo hay unas pocas cosas que puedo hacer en mi habitación: leer, escuchar música o dormir; eso es todo. El entorno de lectura perfecto hace que retomar un libro sea la elección más fácil.

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Llevo mis libros conmigo dondequiera que vaya

He escrito antes sobre llevar libros siempre contigo —como cuando tienes una fecha límite para una lectura— pero no lo convertí en un hábito para mí hasta que leí una historia de Neil Pasricha en Harvard Business Review sobre Stephen King:

Stephen King aconseja a la gente a leer algo así como cinco horas al día. Mi amigo me dijo: “Sabes, eso es tontería. ¿Quién puede hacer eso?” Pero, años más tarde, le ocurrió algo cuando estaba de vacaciones en Maine. Estaba esperando en la cola de una sala de cine con su novia, ¿y quién hacía la cola también delante de él? ¡Stephen King! Estuvo ensimismado leyendo un libro todo el tiempo que pasó en la cola. Cuando entraron en la sala, Stephen King seguía leyendo mientras las luces se atenuaban. Cuando las luces se encendieron, abrió su libro de inmediato. Incluso leyó mientras se marchaba.

Me recordó que hay minutos utilizables ocultos en cada rincón y rendija del día. Así que empecé a llevar mi Kindle conmigo a todas partes. En lugar de sacar mi teléfono y desplazarme por mi feed de Twitter o leer un montón de artículos de noticias deprimentes, sacaba mi Kindle. Y sí, puedes leer libros electrónicos en un smartphone, pero creo que es demasiado fácil distraerse con otras aplicaciones y notificaciones. Llevar contigo un Kindle no es ideal, apenas cabe en un bolsillo trasero, y a veces lo olvido en el coche, pero casi siempre está cerca y listo para ser usado.

Sé que los audiolibros pueden ser útiles para algunas personas, especialmente cuando quieres aprovechar las horas de transporte al trabajo, pero a mí no me atraen mucho. La voz del lector siempre configura mi experiencia y, como escritor, me gusta ver la construcción gramatical de la historia. Es difícil aprender de otros escritores si solo los estás escuchando. Pero si eso no es un problema para ti, recurre a los audiolibros si es lo que te ayuda a leer más.

Renuncio a los libros que no estoy disfrutando

En mi caso hay una cierta cantidad de ego vinculada a la lectura. Tengo que terminar de leer los libros que empiezo o me siento un “rajado”, o que “no soy lo suficientemente inteligente”, o que estoy “perdiendo algo culturalmente significativo”. Pero eso es una gilipollez. Disfrutar de los libros no es muy distinto de disfrutar de un programa de televisión o una película. Si no te gusta una serie, dejas de mirarla y miras otra cosa. Si no te gusta un libro, dejas de leerlo y lees algo diferente.

Leer un libro debe ser una experiencia que te proporcione satisfacción y algún valor, no algo que te cueste trabajo. Cuando la lectura deja de sentirse como un parto, se vuelve más divertida. Y si se siente divertida, acabas leyendo más. Está bien renunciar a La broma infinita. Simplemente ciérralo. Nadie va a juzgarte. Muy bien. Ahora busca el libro que realmente quieres leer y ponte a ello.

Empecé a leer tres —y solo tres— libros a la vez

Algunas personas pueden leerse un libro en un día o dos. Yo no puedo. Me aburro y quiero cambiar de canal porque soy un millennial con el cerebro lavado por Nickelodeon. Leo varios libros a la vez para cambiar entre ellos y que todo parezca siempre fresco.

Dicho esto, antes leía demasiados libros a la vez. Me ponía tantos libros en el plato que, de nuevo, la lectura estaba empezando a sentirse como un parto, porque no podía seguir todos los hechos y todas las líneas argumentales. Ahora tengo un techo de tres libros a la vez: uno de ficción, un nonfiction y una novela gráfica o similar. Para empezar un libro tengo que terminar otro u abandonarlo.

Hablo sobre libros con la gente

Cuanto más hablo de algo, más me entusiasma. Así que hice de los libros un tema de conversación de alta prioridad en lugar del cine, las series de televisión o los videojuegos. Cuando estoy charlando con amigos, siempre saco el tema de lo que estoy leyendo. Eso me hace estar más entusiasmado en general con la lectura y a menudo me trae algunas buenas recomendaciones de libros. Eso, a su vez, alimenta el ciclo de “leer un libro, hablar de un libro, emocionarse acerca de un libro, seguir leyendo el libro, ¡qué buen libro!”.

Hablar de lo que estoy leyendo también añade cierta capa de responsabilidad pública, y empiezo a establecer ciertas expectativas en mi mente. Pienso cosas como “si no lo termino, pensarán que soy un vago”, o “tengo que terminarlo ahora en caso de que me pregunten qué me pareció”. Esto funciona tanto para libros que me recomiendan como para los que estoy leyendo al mismo tiempo que un amigo. Si no los leo, no puedo disfrutar de tener debates al respecto, que es mi parte favorita.

“Completo el ciclo” cuando leo

En casa, tengo una regla general llamada “completar el ciclo”. En resumen, significa: termina lo que empiezas, deja las cosas como las encontraste y no dejes para más tarde lo que puedes hacer ahora. Apliqué el mismo concepto a mis hábitos de lectura y eso hizo maravillas.

Cuando me siento a leer, siempre intento completar el ciclo. Y “el ciclo” puede ser lo que yo determine antes de mi sesión de lectura. Puede ser fijar un temporizador de 20 minutos y hacer un sprint de lectura sin distracciones mientras dure. Puede ser terminar un capítulo que acabo de empezar. Puede ser leer un cierto número de páginas. Sea lo que sea, me comprometo con el objetivo y lo cumplo. Normalmente me ayuda a concentrarme en el libro y a leer aún más de lo que pretendía.

No soy un lector rápido. De hecho, a menudo releo pasajes varias veces para asegurarme de que estoy pillando la historia. Pero estos ajustes me han ayudado a completar el trabajo atrasado con un mínimo esfuerzo. Espero que mis consejos también puedan ayudarte a ti. Ahora, si me disculpas, tengo que leer.

Fuente: Gizmodo


El libro de papel sigue vigente

octubre 20, 2018

En la galaxia Gutenberg

El libro de papel sigue dominando el mercado pese a los vaticinios contrarios

Una librería.
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Cuando el acceso a Internet era muy minoritario, en 1993, pero ya empezaban a aparecer en el mercado los primeros lectores electrónicos, un gran editor, Peter Mayer (1936-2018), que entonces dirigía Penguin, vaticinó que el libro de papel sobreviviría mientras no se inventase un artilugio tan eficaz y bello como el negro sobre blanco del papel. Han pasado muchos años, la sociedad ha sido conquistada por todo tipo de dispositivos electrónicos y vivimos con un móvil pegado a la mano, pero el vaticinio de Mayer sigue siendo el más certero de cuantos se hayan realizado. A diferencia de lo que ha ocurrido en otros ámbitos de la cultura, la música y la prensa son los más evidentes, el libro de papel resiste como una aldea gala a la invasión digital.

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No quiere decir que el libro electrónico no se haya convertido en un elemento importante del mundo editorial —en España representaba en 2017 un 5,1%, según el Gremio de Editores, mientras que en EE UU ocupaba el 25%, en retroceso con respecto al año anterior—, pero los pronósticos más contundentes se han demostrado erróneos. Por ahora. Hace una década se presentó en la Feria de Fráncfort un macroinforme que aventuraba que en 2018 el libro electrónico superaría al papel. Ha llegado la fecha y el sorpasso no se ha producido. Esto se debe a diversos factores, como la actuación coordinada del sector frente a la voracidad del libre mercado, o el papel crucial de las librerías como punto de encuentro insustituible entre lectores y libros. Pero, por encima de todo, se debe a lo que Mayer vaticinó. El libro electrónico ofrece muchas ventajas, como la portabilidad, la inmediatez en la compra o la facilidad para actualizar. Pero, hasta el momento, el libro de papel resulta insustituible. A lo largo de la historia el libro se ha presentado en muchos formatos y sobrevivido a todo tipo de censuras, destrucciones y revoluciones. La imprenta o la difusión masiva de libros de bolsillo cambiaron el panorama editorial, algo que por ahora la electrónica no ha logrado. Millones de compradores pueden escoger cómo quieren leer un libro y, por ahora, prefieren la galaxia Gutenberg.

Fuente: elpais.com, 2018.


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Cómo el modelo Uber está cambiando el mundo

agosto 27, 2018

Lo que viene

Cómo Uber, Airbnb y las nuevas empresas de Silicon Valley están cambiando el mundo.

Autor: Brad Stone.
Editorial: Deusto.
Temática: Empresa. Gestión y liderazgo. Management. Innovación y creatividad.
Número de páginas: 432

La historia definitiva de dos nuevos titanes de los negocios y de una era naciente de conflicto y riqueza.

LEER PRIMER CAPÍTULO

Sinopsis de Lo que viene:

Hace diez años, la idea de meterse en el coche de un extraño, o de entrar en casa de un desconocido, habría parecido extraña y peligrosa, pero hoy en día es tan común como comprar un libro on line. Uber y Airbnb han marcado el comienzo de una nueva era: la redefinición de barrios, desafiando la forma en que los gobiernos regulan los negocios y cambiando la forma en que viajamos. Siguiendo el espíritu de iconos del Silicon Valley como Steve Jobs y Bill Gates, otra generación de empresarios está utilizando la tecnología para convencer e irrumpir en industrias enteras. Lo que viene es la historia definitiva de dos nuevos titanes de los negocios y de una era naciente de conflicto y riqueza.

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Cómo lograr su Libertad Financiera

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El cerebro y la palabra escrita. Conferencia 19/07/18

julio 17, 2018

La neurociencia de la lectura

Este jueves 19 de julio, el investigador en neurociencias Adolfo M. García brindará la conferencia «El cerebro ante la palabra escrita: descubrimientos e implicancias de la neurociencia de la lectura».

Jueves 19 de julio – 19 horas.

Auditorio David Viñas. Museo del Libro y de la Lengua.

Av. Las Heras 2555, C.A.B.A.

Entrada Libre y Gratuita.

Más información:


Adolfo M. GarcíaEl Dr. Adolfo M. García se especializa en neurociencias del lenguaje. Actualmente, se desempeña como Director Científico del Laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias, dependiente del Instituto de Neurociencia Cognitiva y Traslacional (Argentina). También es Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina); Profesor Adjunto de Neurolingüística en la Facultad de Educación Elemental y Especial de la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina); y miembro de la Red Temática TREC (Translation, Research, Empiricism, Cognition), con base en la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Se desempeña, además, como Editor Asociado de las revistas especializadas Journal of World Languages y como par evaluador de numerosas revistas líderes sobre neurociencias, neurolingüística y lingüística general.

Sus múltiples publicaciones  versan principalmente sobre neurolingüística y bilingüismo. Entre sus libros se destacan Traductología y neurocognición (2012); Lenguaje, cognición y cerebro (2012); Qué son las neurociencias (2015); y Mente bilingüe (2016).


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BNMM Museo del Libro y de la Lengua

BNMM. Museo del Libro y de la Lengua. Av. Las Heras 2555, C.A.B.A.

El Museo del Libro y de la Lengua, que abrió sus puertas en 2011, está pensado como un recorrido por la cultura nacional, por la experiencia de nuestra condición de hablantes y lectores. En busca de esa experiencia, las muestras del museo incorporan arte, tecnología, pedagogías y reflexiones de distintas disciplinas, proponiendo al visitante una relación interactiva e invitándolo a que se reconozca como creador y depositario de un tesoro común.

https://www.bn.gov.ar/biblioteca/museo

Fuente: BNMM, 2018.


Lecturas recomendadas:


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