En esta época con toda la tecnología, tal parece que cada vez dependemos menos de la memoria para las cosas cotidianas y se nos olvida de lo importante que es ejercitarla. No sólo es importante para tener la información básica en nuestro propio “disco duro”, sino para retrasar la pérdida de la memoria. Sigue leyendo este artículo y descubre algunas fórmulas sencillas para ejercitar tu memoria y retrasar algunas enfermedades que vienen con la edad.
Te apuesto a que cuando eras niño podías marcar de memoria los números de teléfono de casi todos tus amigos, los números de teléfono de las oficinas de tus padres e incluso los número de las tías y las abuelas. Hoy en día ¿cuántos números puedes recordar de memoria sin revisar tu banco de datos?
Toma lápiz y papel y haz una lista de los números telefónicos, de las direcciones y de los nombres de las personas que conoces. Olvídate de tu computadora, de tu celular, de tu iPod y de tu iPhone. Concéntrate en tu memoria. Tal vez después de este ejercicio podrás escribir 10 datos, quizás 5 o en el peor de los casos, ninguno.
Seguramente no querrás llegar a viejo y tener dificultad para recordar los años maravillosos que has vivido, u olvidarte de las cosas que han marcado tu vida, o simplemente no recordar qué comiste por la mañana y qué hiciste ayer en la tarde. La falta de memoria es un problema que puede causar alarma. Lo bueno es que con ejercicios para la memoria, puedes evitar que tu memoria te traicione y se borre por completo.
¿Cuál es la clave para tener buena memoria?
Sin duda alguna, el ejercitar el cerebro, porque, como cualquier otro músculo, si no se entrena, se “oxida”. Actualmente esto se ha convertido en un reto, porque contamos con calculadoras, computadoras y teléfonos que hacen todo para que no pensemos ni memoricemos nada, para que hagamos el mínimo esfuerzo. Sin embargo, esa comodidad puede pasarte una cuenta de cobro más adelante en la vida. El ejercitar la memoria ayuda a prevenir enfermedades como el Alzheimer, la demencia senil y la pérdida de capacidades cognitivas que pueden presentarse a partir de los 50 años.
La preocupación por no perder la memoria es tan fuerte en el mundo científico que hace pocos meses, en Versalles, Francia se abrió The Learning Club, el primer gimnasio para ejercitar la memoria.
De la misma manera que cuando vas a un gimnasio para fortalecer tu cuerpo o para bajar de peso, en este tipo de lugares se realizan actividades para entrenar la memoria como aprender listas de palabras, recitar poemas enteros y memorizar recetas cada semana. La complejidad de las actividades va a aumentando en forma progresiva. El éxito de un lugar así, es que las personas se mantienen motivadas porque tienen que enfrentarse a un grupo y decir enfrente de mucha gente, lo que han aprendido de memoria.
¿Qué puedes hacer para ejercitar tu memoria?
Si siempre haces lo mismo de la misma manera, tu mente se acostumbra a una rutina y no se crean nuevas conexiones entre las células del cerebro. Por eso, es importante retarlo, sacarlo de sus esquemas y plantearle nuevas tareas. Aquí te cuento qué puedes hacer para tener una memoria en forma:
1. Juegos para la memoria como el sudoku, el ajedrez, el busca minas (minesweeper en inglés), los anagramas, leer con velocidad, el hacer crucigramas, etc. Existen lugares en el Internet en donde puedes encontrar estos juegos, o en revistas y en diarios también los encuentras. También hay juegos de mesa que involucran preguntas y respuestas que son entretenidos y son excelentes para memorizar datos.
2. Ejercicios de entrenamiento que involucren memorizar (intenta recordar cualquier lista o esquema), visualizar (por ejemplo si quieres acordarte del nombre de una persona visualiza cómo es, qué hace, qué ropa tenía cuando la viste, etc.), razonar (entender algo mediante asociación de ideas) y resolver problemas de lógica.
3. Salga de la comodidad y realiza tareas complejas. Por ejemplo, prepara tus impuestos, lee un libro sobre cómo abrir una nueva empresa y sigue las instrucciones paso por paso, arma un mueble. Así estarás forzando a tu cerebro a prestar mucha atención y a comprender, lo cual constituye un excelente entrenamiento.
4. Lee y cuenta historias: El leer te exige poner toda tu atención y más cuando quieres contarle la historia a otras personas.
5. Aprende otro idioma: El hablar más de un idioma reta a tu cerebro constantemente, sobretodo cuando tienes que traducir o explicar lo que significa una palabra en otro idioma.
6. Haz ejercicio regularmente. La frase cliché de “mente sana en cuerpo sano” es totalmente cierta. Lo que es bueno para tu cuerpo, es bueno para tu cerebro. El sedentarismo contribuye a que desarrolles condiciones como la hipertensión, la cual puede afectar la memoria.
7. Evita pasar horas frente al televisor. Mientras más tiempo gastes en actividades que no retan a tu cerebro, más posibilidades tendrás de perder la memoria. La curiosidad es un gran aliado de tu cerebro.
Como puedes ver hay muchas opciones divertidas para ejercitar tu cerebro y así tener buena memoria. Si cocinas, intenta memorizarte las recetas. Si te gustan los poemas o las historias recuérdalas y cuéntaselas a alguien. Si te gusta caminar busca senderos distintos que obliguen a tu cerebro a recordar diferentes rutas.
El retar a tu cerebro es divertido. El perder la memoria, no lo es.
Fuente: Grandes Medios.
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Por Heidi Mitchell.
Una experta explica sus efectos sobre la memoria y su problemática relación con la demencia
El estrés puede ser el mejor amigo de la memoria. Sin embargo, cuando se le olvida dónde puso las llaves del auto, el estrés también puede hacerle sentir estúpido. Rajita Sinha, profesora de psiquiatría y neurobiología de la Universidad de Yale, desglosa los efectos del estrés sobre la memoria y su relación problemática con la demencia.
Lo básico
La gente usa el término “estrés” con mucha flexibilidad. Sinha lo define como el proceso por el cual reaccionamos a estímulos que son amenazantes, desafiantes o abrumadores. “Se trata de un complejo sistema de cortisol, adrenalina, péptidos y otras hormonas y sustancias químicas que ayudan al cuerpo a responder, adaptarse y retornar a un estado sin estrés”, dice la experta, quien dirige el Centro de Estrés de Yale.
Hay toda una gama de estrés, señala Sinha. En un extremo está el estrés controlable, aquel en el cual si uno toma la acción correcta puede recuperar rápidamente el control. “Imagínese que nota que la nevera está casi vacía, pero que si se da prisa puede llegar al supermercado antes de que llegue la tormenta de nieve pronosticada”, explica. En el otro extremo esté el estrés incontrolable; perder la casa o terminar una relación importante cabrían en esta categoría. Los dos tipos a menudo se superponen.
Deja su marca
El cerebro puede captar muy rápidamente una amenaza incontrolable y recuperar de manera inmediata la información relevante cuando se le vuelve a presentar el mismo estrés agudo, dice Sinha. Si está solo en una calle por la noche, su estrés podría ayudarlo a mantenerse alerta la próxima vez que esté solo y se sienta en peligro. “Esa experiencia agudiza la mente y codifica una impresión”, afirma la experta.
Las tensiones controlables, como no tener suficiente tiempo de estudio para un examen, también dejan su huella. “Su mente recordará esa experiencia y usted lo tendrá en cuenta para disponer de más tiempo para estudiar antes del próximo examen”, asevera Sinha.
El enlace de la memoria
Sin embargo, estudios sobre múltiples tensiones simultáneas —controlables o no— indican que éstas conducen a una mala recuperación de la memoria “ya que la capacidad del cerebro para pensar está fracturada”, dice la experta.
Normalmente, alguien que está estresado será capaz de concentrarse en la tarea que está haciendo, pero podría olvidar cosas que no están específicamente relacionadas con dicha tarea. Una persona que está llegando tarde a una reunión puede olvidar dónde puso las llaves, o un propietario que está por perder su casa por ejecución hipotecaria podría no recordar su propio número de teléfono. “Lo que nos hace humanos es la capacidad de pensar de forma creativa y emocional, lo cual nos permite ser racionales y prudentes”, dice Sinha. “Pero si uno está bajo múltiples presiones simultáneas, esa capacidad sale por la ventana, y se siente emocionalmente abrumado”.
Estudios recientes han demostrado que el riesgo de demencia y otras enfermedades relacionadas con la memoria aumenta de manera considerable cuanto más estrés incontrolable se sufre. Sinha indica que análisis con escáneres cerebrales muestran que la pérdida de un ser querido o el haber sido testigo de un hecho violencia tienen un enorme efecto sobre las neuronas. “La investigación ha demostrado que ramas enteras de células cerebrales pueden contraerse y comenzar a desaparecer”, señala. “Eso no quiere decir que si usted se divorcia terminará sufriendo demencia. Pero los riesgos están”.
La recuperación
La buena noticia es que el cerebro es dinámico y que el daño neuronal se puede revertir. Sinha recalca que la investigación del cerebro ha documentado la existencia de neurogénesis (crecimiento y desarrollo del tejido neuronal), aunque todavía no ha identificado qué tipo de pérdida memoria relacionada con el estrés puede ser revertida.
La experta aconseja establecer metas diarias de control del estrés: duerma lo suficiente, manténgase hidratado, coma con regularidad y en porciones pequeñas y saludables para evitar caídas de glucosa, y haga ejercicio para mantener en alto su energía. Sea consciente de los signos de estrés. “Si continúa notando olvidos cuando se enfrenta a tensiones comunes, hable con su médico”, aconseja Sinha.
Siempre que sea posible, evite realizar múltiples tareas. “Si hace diezcosas a la vez, está utilizando una décima parte de su cerebro para cada tarea, lo que hace más difícil que rinda al máximo nivel”, concluye la experta. “Eso puede aumentar los niveles de estrés”. Resultado: olvidar dónde puso esas malditas llaves.
Fuente: The Wall Street Journal, 27/03/15.

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Los trucos de los campeones para agudizar la memoria
Por Shirley S. Wang
Cuando Ron White decidió poner todo de su parte para ser el campeón de memoria de Estados Unidos, asumió la tarea como si fuera una misión militar.
Contrató a un ex Navy SEAL para que lo entrenara de la misma forma que estos infantes de marina especializados se preparan para la guerra: haciendo prácticas tan difíciles que la competencia se verá fácil.
White realizó simulacros de memoria mientras hacía saltos con los pies y los brazos extendidos, parado sobre una plataforma de madera tambaleante y bajo el agua con un esnórkel, es decir, cualquier lugar que estuviera lleno de distracciones.
«Tenía que preocuparme por respirar, flotar y por la pelota de los que estaban jugando a mi lado en la piscina», dice White de 38 años, quien ahora se dedica a dar charlas sobre la memoria.
White ganó el Campeonato de Memoria de EE.UU. en 2009 y 2010 al recitar listas interminables de números y el orden de las cartas de una baraja.
En 2011, sin embargo, fue derrotado por Nelson Dellis, un ex desarrollador de software de Miami que se obsesionó con mejorar su memoria al notar que a menudo olvidaba dónde había estacionado su auto y tras la muerte de su abuela producto del mal de Alzheimer.
White y Dellis se encontraron recientemente en la revancha en Nueva York durante el campeonato de 2012. Los dos fueron nuevamente los competidores de mejor desempeño y Dellis volvió a imponerse a su oponente.
El doble campeón, de 28 años, pasó el mes previo a la final practicando la memorización de rostros y nombres, cartas y números durante todas las horas que estuvo despierto.
Los dos usan una técnica que aseguran es popular entre los aficionados a la memoria, el método de loci, basado en la asociación con lugares y que se cree fue usado por los romanos y los griegos antiguos.
La teoría es que el cerebro está mejor equipado para recordar imágenes y lugares, porque esta información ha sido útil para la evolución del ser humano ayudando a las personas a, por ejemplo, recordar los senderos en medio de un bosque que llevan a su casa.
Al convertir nombres, hechos y figuras en imágenes y luego asociarlas en la mente con lugares familiares, como la casa de uno, se puede «caminar» por el lugar mentalmente para recordar dónde fue colocada cada imagen.
Una adicción
«Es un deporte/pasatiempo adictivo», reconoce Dellis. «Al principio, uno no cree que va a funcionar. Cuando ve los resultados, se siente como si se tuviera un poder sobrehumano».
Una de las claves es moverse dentro del lugar escogido de la misma forma todas las veces para poner cada recuerdo en orden. Cuando se usa una casa puede ser la puerta principal, el espejo del pasillo, la mesa en la sala, etc. Para recordar la lista del supermercado, imagínese los huevos rotos en el piso de la entrada, el pan reflejado en el espejo y el jugo de naranja regado en la mesa de la sala.
Algunas personas ubican la memoria en una cancha de golf, otros prefieren el recorrido que hacen para llegar al colegio o para visitar a los abuelos.
Una ex campeona de memoria solía mover los dedos a medida que recordaba información porque tocaba el piano y estaba haciendo música para recordar una serie de números, señala Tony Dottino, fundador del campeonato.
Los expertos dicen que entre más escandalosa o evocativa sea una imagen, más fácil de recordar la palabra. Por ejemplo, para recordar una lista del supermercado que incluye leche, se puede imaginar el líquido blanco saliendo del televisor.
Sus defensores señalan que estas técnicas de memoria tienen usos que van más allá de deslumbrar a la gente. Pueden, por ejemplo, ayudar a los empresarios a pronunciar discursos sin apuntes y a los estudiantes a memorizar datos para los exámenes.
Pueden incluso mejorar la vida social al facilitar la forma de recordar nombres de personas que se conocen en una fiesta o un evento.
Durante una reciente conferencia en Ciudad de México, White demostró sus habilidades frente a unas 2.000 personas al memorizar los nombres de decenas de miembros de la audiencia.
Esa capacidad puede ser explotada, agrega White, al identificar una característica única de la cara de alguien (pueden ser los ojos, la nariz o la barba) y luego poner en dicha facción una imagen asociada con el nombre de la persona. Por ejemplo, Natalia puede ser asociada con la nata de la leche y Carlos con cartón.
White tiene 300 nombres con imágenes ya catalogados en su mente. La imagen enlazada al nombre es luego «almacenada» en ese punto distintivo de la cara del individuo.
Dellis, por su parte, dice que siempre trata de mejorar, de probarse a sí mismo que no hay límites para lo que su cerebro puede memorizar.
El año pasado marcó un récord en el evento final de la competencia al memorizar dos barajas de cartas y dijo que para el campeonato de este año practicó tratando de memorizar tres barajas.
Fuente: The Wall Street Journal, 30/03/12.
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