Por Telis Demos.
Según varios indicadores, PayPal Holdings Inc. tiene más dinero de sus clientes que todos los bancos estadounidenses con la salvedad de 20. ¿Qué nos dice eso sobre el futuro de la banca?
A fines de marzo, los clientes de PayPal acumulaban más de US$13.000 millones en cuentas de la compañía de comercio en línea. Si se compara con el tipo más común de depósito, esa cifra ubicaría a PayPal como uno de los mayores bancos estadounidenses, detrás de TD Bank, la subsidiaria estadounidense del banco canadiense Toronto-Dominion Bank, o de Capital One Financial Corp., según el proveedor de datos S&P Global Market Intelligence.
La legislación estadounidense no considera a PayPal un banco y esos fondos no son depósitos, sino dinero en efectivo que no genera interés para los clientes y está listo para ser gastado. La compañía de San José, California, no ofrece seguro de depósitos a quienes estacionan el dinero en sus cuentas y carece de las facultades y los costos regulatorios de un banco. Sus ingresos, además, se generan cuando el dinero se mueve, no mientras se queda en sus cuentas.
No obstante, PayPal, que se escindió de eBay Inc. el año pasado, ofrece muchos de los servicios que la gente asocia con la banca. El papel protagónico que PayPal busca jugar en las vidas financieras de sus usuarios demuestra lo rápido que ha evolucionado nuestra visión de la banca y podría hacer que muchas de las mayores instituciones financieras del mundo se replanteen su forma de relacionarse con los clientes.
PayPal deja que sus usuarios decidan si quieren destinar su dinero a comprar en la web o hacer una transferencia. Además de vincular la cuenta a una tarjeta de crédito o débito o una cuenta de banco, hay 66.000 negocios asociados a través de los cuales el cliente puede ir y colocar fondos en sus cuentas de PayPal. La compañía ofrece préstamos y tarjetas de créditos con bancos asociados, además de explorar herramientas que podrían ayudar a los consumidores a gestionar sus presupuestos o hacer inversiones. “No veo ninguna razón filosófica para que PayPal no sea un banco. Puede ofrecer una cuenta, una aplicación de pagos y un crédito”, dijo Frank Rohde, presidente ejecutivo de Nomis Solutions, una firma de tecnología que ayuda a los grandes bancos a determinar los precios adecuados para sus productos de consumo.
En la carrera por trasladar más servicios financieros a Internet o a los dispositivos móviles, hay miles de millones de dólares en juego. En 2015, los bancos obtuvieron en todo el mundo 46% de sus ganancias de particulares y pequeñas empresas. Sin embargo, 17% de los US$1,2 billones de ingresos generado por esas fuentes en Estados Unidos y Europa podrían ser vulnerables al avance de las empresas de tecnología financiera para 2023, frente a 1% en 2015, estiman los analistas de Citigroup Inc.
Dan Schulman, presidente ejecutivo de PayPal, asegura que su empresa no tiene intención de sustituir a los bancos y quiere proveer productos que aumenten los ingresos de las entidades financieras. “Lo que pretendemos hacer es extender los servicios financieros tradicionales para las personas”, manifestó, y agregó que el mercado al que la empresa apunta son los más de 2.000 millones de consumidores que no están bancarizados.
En última instancia, un posible escenario para el futuro de los bancos tradicionales es que sirvan como cajas fuertes de dinero reguladas y conectadas a una variedad de servicios de tecnología financiera. Es algo semejante a lo ocurrido con otros sectores en los últimos diez años, como el de telefonía móvil, en los que los proveedores tradicionales perdieron su capacidad para fijar precios conforme prosperaban los fabricantes de teléfonos inteligentes como Apple Inc.
“Apple no tuvo que transformarse en un operador de telecomunicaciones para lanzar el iPhone”, señala Bill Ready, director global de producto e ingeniería de PayPal. “Un banco es el operador detrás de un sinnúmero de servicios que proveemos y cuando aportamos valor a nuestros clientes, también incrementamos el volumen de los bancos”.
Venmo, una filial de PayPal que tiene una aplicación que la generación del milenio utiliza para transferir fondos, es tal vez el ejemplo más notorio de cómo la tecnología puede acercarnos a una sociedad que no usa efectivo y depende menos de la banca.
Venmo permite transferir montos pequeños de dinero mediante la aplicación y publicar cada transacción en un foro público. Aunque se necesita una cuenta bancaria, tarjeta de crédito o de débito para depositar en la cuenta, una vez que los fondos están en Venmo permanecen allí hasta que el cliente los quiera gastar.
Trelawny Davis, una empleada de marketing digital de 24 años, usa Venmo una vez a la semana. Cuenta que a veces deja que los fondos se acumulen en lugar de transferirlos de inmediato de vuelta a su cuenta de Bank of America Corp. que usa para sus pagos. “Estoy empezando a dejar mi dinero ahí por un período un poco más largo intencionalmente. Es una forma de tener un ahorro”, señala. Agrega que estaría dispuesta a usar otras herramientas de ahorro de Venmo.
No todos acogen con beneplácito las nuevas tendencias. Los bancos critican a menudo a las empresas de tecnología financiera y las acusan de hacer muchas actividades propias de la banca si ser tan seguras puesto que no están sujetas a la estricta regulación de los bancos, que incluye visitas regulares de la Reserva Federal de EE.UU.
Pocas firmas de tecnología financiera ofrecen depósitos garantizados por el gobierno federal, una distinción importante para los clientes que dan prioridad a la seguridad de su dinero. Esto podría constituir un obstáculo para que una mayor cantidad de personas empiece a utilizar cuentas de entidades no bancarias para algunos fines.
“Si una cadena minorista cae en bancarrota y usted pierde US$13 en una billetera digital, no es el fin del mundo”, asevera Haskell Garfinkel, codirector de la práctica de empresas de tecnología financiera de la consultora PricewaterhouseCoopers. Pero añadió que muchas personas desearían la “seguridad y solidez” de un depósito regulado para la mayor parte de su dinero.
Los reguladores comienzan a escudriñar a las firmas de tecnología financiera. Agencias como la Oficina del Contralor de la Moneda y la Corporación de Seguros de Depósitos de EE.UU. (OCC y FDIC, por sus siglas en inglés), han analizado marcos regulatorios para esas empresas. La Fed y el Departamento del Tesoro también han estudiado el tema.
Aparte de PayPal, un grupo de startups bien financiadas que ofrecen servicios semejantes a los de los bancos incluye a Stripe Inc., Square Inc., Social Finance Inc. y TransferWise. Esto sugiere que el rostro de las finanzas del futuro no tiene que ser necesariamente el de un banco. Gracias a las “billeteras móviles” que se pueden usar para guardar dinero y realizar pagos, en ocasiones con los celulares, hay toda una serie de nuevos protagonistas, de Alphabet Inc., la matriz de Google, a Starbucks Corp.
Los fondos que los usuarios cargaron en las tarjetas y la aplicación de Starbucks ascendieron a los US$1.200 millones en el primer trimestre, un alza de 22% desde el tercer trimestre del año pasado, según la compañía.
Al guardar el efectivo de sus clientes, PayPal genera interés de instrumentos líquidos de corto plazo como pagarés del Tesoro de EE.UU. y no comparte sus ingresos con las redes de tarjetas de crédito o débito. La empresa no desglosa sus ingresos por concepto de intereses en las cuentas de sus clientes, pero indica que el dato es parte de una clasificación más amplia de ingresos que subió 22% el año pasado a US$1.120 millones.
En promedio, los saldos en las cuentas de Paypal son modestos. Los US$13.000 millones de sus clientes en todo el mundo, un aumento de 23% desde 2014, se reparte entre cerca de 184 millones de cuentas activas, es decir un promedio de unos US$70 por cuenta. Los bancos, en cambio, tratan de captar menos cuentas, pero con más fondos.
PayPal genera buena parte de sus ganancias de los comercios, que van desde una persona que vende en eBay hasta cadenas gigantescas como Home Depot Inc. Los minoristas aceptan pagos mediante la red de PayPal o a través de servicios como Venmo.
Fuera de EE.UU., la convergencia entre la banca y las empresas de tecnología financiera se está produciendo con mayor rapidez. Xoom, el servicio de transferencias internacionales que PayPal adquirió el año pasado, permite que los usuarios usen sus cuentas para pagar las cuentas de luz, agua y telefonía móvil, entre otros servicios. “En lugar de preguntar ¿nos convertimos en un banco?, preguntamos ¿nos convertimos en el epicentro de la vida financiera?”, dice John Kunze, vicepresidente de Xoom.