La ciudad de Famagusta se encuentra al este de la isla de Chipre, en la parte controlada por los turcochipriotas. En esta ciudad se sitúa el distrito de Varosha (en griego) o Kapalı Maraşes (en turco), hoy convertido en una ciudad fantasma a la que solamente los cascos azules de Naciones Unidas pueden acceder. Congelados en el tiempo se erigen los rascacielos y hoteles de lo que fue uno de los enclaves turísticos mediterráneos más codiciados entre los famosos a mediados del siglo XX. Sin embargo, Varosha se ha convertido en el mejor ejemplo de las consecuencias de un conflicto que lleva más de cuatro décadas estancado en el tiempo: la disputa entre Turquía y Grecia por el control de la isla de Chipre.
Chipre ha sido desde hace siglos un punto estratégico en el control del Mediterráneo oriental. La isla ha estado bajo el dominio de todos los poderes que pretendían expandirse por las costas de Anatolia, del Levante y del norte de África. El Imperio otomano le cedió la administración de la isla al Imperio británico a finales del s. XIX y Londres estableció un sistema pseudocolonial de gobierno. Desde principios del siglo XX se empezó a desarrollar en la comunidad grecochipriota un movimiento nacionalista llamado Enosis que defendía la independencia del territorio y su unión a Grecia. Por su lado, desde la llegada de Atatürk a Turquía, el nacionalismo turco comenzó a permear entre las comunidades turcochipriotas. Así, con la declaración de independencia de Chipre —firmada por Reino Unido, Grecia y Turquía— en 1960, dio comienzo una década de tensiones entre los turco y los grecochipriotas que culminó con el golpe de Estado pro griego en 1974 y la invasión de la parte norte de la isla por parte de tropas turcas como respuesta. Desde entonces la isla quedó dividida en dos mitades, constituyéndose la partición en 1983 con la declaración de la República Turca de Chipre del Norte, como explicamos en este artículo.
La llegada del ejército turco a la isla hizo que muchos greco y turcochipriotas abandonaran sus hogares. El distrito de Varosha fue uno de ellos. La declaración de la República Turca de Chipre del Norte, junto con los intentos de las tropas turcas de repoblar el distrito de Varosha con población turca, llevaron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a emitir una resolución al respecto. En la Resolución 550/1984 del Consejo de Seguridad “se consideran inadmisibles los intentos de poblar cualquier parte de Varosha con personas distintas a sus habitantes y se pide que esta zona se transfiera a la administración de Naciones Unidas”.
Desde que la administración del distrito pasara a la ONU ha habido varios intentos de encontrar una solución al conflicto chipriota para devolver a la normalidad la vida en una isla dividida. El intento más relevante es el que se llevó a cabo con el conocido como Plan Annan —en honor al exsecretario General de la ONU Kofi Annan—. Este plan apostaba por la creación de un Estado federal. Tras varias revisiones del texto y atendiendo a las necesidades de cada una de las partes, el plan se sometió a referéndum el 24 de abril de 2004 entre las poblaciones greco y turcochipriotas. Con una participación de más del 85%, el acuerdo fue aprobado por un 64% de los turcochipriotas pero solamente un 24% de los grecochipriotas dieron el visto bueno, por lo que los esfuerzos no llegaron a ningún lado.
Desde el fracaso del Plan Annan las negociaciones entre los Gobiernos chipriotas —auspiciados por Grecia, Turquía, la Unión Europea y las Naciones Unidas— se han sucedido pero con menos intensidad. Los intentos de adhesión de Turquía a la Unión Europea sirvieron para fomentar el diálogo entre los dos Gobiernos de la isla. La apertura de partes de la “Línea Verde” —una zona desmilitarizada que divide la isla— y la concesión de derechos de la UE a los turcochipriotas fueron un avance en las relaciones. Sin embargo, la crisis de 2008, junto con la deriva autoritaria del Gobierno turco y los profundos problemas económicos de Grecia, han ralentizado el proceso de diálogo. El último intento por revitalizar las negociaciones se llevó a cabo entre 2015 y 2017 y no se llegó a ninguna conclusión sustancial. Desde entonces el conflicto chipriota sigue en el mismo estado de siempre.
Pese a que las relaciones entre las comunidades de la isla son cada vez más fluidas, las disputas territoriales como la de Varosha siguen siendo un obstáculo. La ciudad fantasma al este de la isla es una de las llaves para solucionar la disputa, pero parece no haber voluntad de abrir las puertas a los legítimos herederos de ese lugar.
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