deflacion 03Detrás de la agitación en los mercados acecha un temor que las autoridades creían haber superado hace unos años: la deflación.

Una caída generalizada en los precios al consumidor surgió como una gran preocupación tras la crisis de 2008 al evocar la Gran Depresión de los años 30 y las dos décadas perdidas de Japón. Los bancos centrales del mundo han desplegado en los últimos años una variedad de políticas de crédito fácil para combatir sus efectos debilitantes.

Ahora, sin embargo, nuevas señales de desaceleración global, la caída en los precios de las materias primas y las acciones y los menores retornos de los bonos sugieren que el riesgo de una deflación sigue latente. Tales amenazas se producen cuando la Reserva Federal de Estados Unidos se encamina a poner fin este mes al programa de compra de bonos que ha sido una de las principales herramientas en su lucha contra la caída de los precios.

Las preocupaciones por una posible deflación son más pronunciadas en Europa y Japón, dos economías donde las autoridades tienen problemas para reactivar el crecimiento económico.

Sin embargo, las caídas recientes en los precios de los commodities sugieren que un descenso en los precios al consumidor —aunque no necesariamente una deflación— podría transformarse en un fenómeno más amplio, que repercutiría en EE.UU. y los mercados emergentes.

El presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi enfrenta oposición a una intensificación de las medidas para combatir la deflación en la zona euro. Reuters

Los temores han impactado los mercados, en especial los de Europa. Los inversionistas se desprendieron el jueves de acciones y bonos de las economías consideradas más débiles de la zona euro, como Grecia, Portugal, España e Italia en la segunda jornada de una ola de ventas que trajo a la memoria los momentos más delicados de la crisis de la deuda entre 2010 y 2012.

Las principales bolsas europeas cayeron, con la salvedad de Alemania, pero el acontecimiento más dramático tuvo lugar en el mercado de renta fija, donde el rendimiento del bono soberano de Grecia a 10 años se disparó más de un punto porcentual para alcanzar casi 9%. Tasas de interés tan altas vuelven prácticamente imposible que el gobierno griego acuda a los mercados para financiar las necesidades del país.

“Lo que observamos es la revelación de que la situación en la zona euro es muy precaria”, indicó Charles Wyplosz, profesor de economía internacional en el Instituto de Postgrado de Ginebra. “Estamos sentados en un polvorín”.

Los mercados estadounidenses, en cambio, repuntaron hacia el final de la sesión y cerraron con leves pérdidas. El Promedio Industrial Dow Jones descendió 24,50 puntos, 0,15%, a 16.117 unidades. El S&P 500 ganó apenas 0,27 puntos para ubicarse en 1.862 unidades y el Índice Compuesto Nasdaq, donde predominan las empresas de tecnología, cerró 2,07 puntos al alza a 4.217 unidades.

Los temores por la deflación son especialmente pronunciados en Europa, donde la inflación anual en los 18 países que utilizan el euro alcanzó 0,3% el mes pasado, un mínimo de cinco años y un nivel muy por debajo de la meta del Banco Central Europeo de poco menos de 2%.

Cuando la inflación es tan baja, no haría falta un golpe muy violento —como el debilitamiento de Alemania o tensiones geopolíticas en la vecina Ucrania— para que la economía caiga en deflación. Algunos países de la zona euro, como Italia, ya lo están.

El riesgo de deflación en Europa es “un temor real”, sostuvo en una entrevista Jeremy Stein, profesor de la Universidad de Harvard y ex gobernador de la Reserva Federal de EE.UU. “El tratamiento correcto (para las autoridades) es ser agresivos”, aseveró.

El presidente del BCE, Mario Draghi, tomó medidas para combatir la deflación en junio y septiembre, al llevar a la institución que encabeza a reducir la tasa de interés a mínimos históricos y presentar un plan de préstamos a bancos y compras de valores respaldados por activos y bonos cubiertos.

Pero hay poco consenso para emprender medidas más enérgicas —el tipo de estímulo monetario que han desplegado la Fed, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón— como compras a gran escala de bonos soberanos.

El responsable del banco central de Alemania, Jens Weidmann, ha dejado en claro su oposición a esta clase de medidas y otros miembros del consejo de gobierno del BCE parecen apoyar su argumento de que las compras de bonos no servirán de mucho si los costos de endeudamiento soberano y corporativo son muy bajos.

Las economías en aprietos como Francia e Italia tienen una difícil elección por delante: tomar más medidas de austeridad para reducir su déficit fiscal, lo que acentuaría la debilidad de sus economías, o pasar por alto las reglas presupuestarias de la UE que exigen déficits bajos, lo que dañaría su credibilidad en Europa.

La resistencia que enfrenta Draghi ha puesto en duda la fe de algunos inversionistas en que las autoridades europeas combatirán la amenaza. “Ahora la mayoría de los inversionistas reconoce que la capacidad de los bancos centrales de hacer frente a lo que aqueja a la economía global es menor de lo que creían”, señaló Mohamed El-Erian, asesor económico en jefe de Allianz Group.

En tanto, hace poco Japón había comenzado a registrar un crecimiento sostenido, que ayudó a llevar su tasa de inflación por encima de 1%, tras años de deflación intermitente. Pero la inflación volvió a debilitarse en los últimos meses conforme la economía perdió fuerza después de un aumento del impuesto al valor agregado. Ahora, el gobierno debe decidir si volver a subir el impuesto a las ventas, lo que podría frenar aún más el crecimiento. Las dificultades de Japón, a pesar del enorme estímulo inyectado por el banco central, ilustran lo difícil que es para una economía salir de la deflación.

La debilidad del crecimiento global “debe ser una preocupación para todas las economías”, dijo el gobernador del banco central de India, Raghuram Rajan, en una reciente entrevista con The Wall Street Journal.

La situación de EE.UU. es muy distinta a la de Europa y Japón. La inflación ha estado subiendo y se acerca al objetivo de 2% de la Fed, pero ahora enfrenta una tendencia a la baja ante el débil crecimiento global y al fortalecimiento del dólar. En tanto, la Fed se encamina este mes a terminar con su programa de estímulo a través de la compra de bonos que lanzó en septiembre de 2012.

—Marcus Walker y Charles Forelle contribuyeron a este artículo.

Fuente: The Wall Street Journal, 17/10/14.

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