El Teorema de Imposibilidad de Arrow: La complejidad de la Democracia Representativa

octubre 4, 2023

Por Gustavo Ibáñez Padilla.

En el corazón de cualquier sistema democrático se encuentra el desafío de representar fielmente las preferencias de un grupo diverso de individuos. Sin embargo, Kenneth Arrow, distinguido economista y matemático, enunció en 1951 un teorema que arrojó una sombra sobre esta noble empresa. El Teorema de Imposibilidad de Arrow, también conocido como Paradoja de Arrow, revela las limitaciones fundamentales que enfrentan los sistemas de votación al intentar reflejar de manera justa las voluntades de los ciudadanos.

El Teorema establece que cuando los votantes tienen tres o más alternativas, no es posible diseñar un sistema de votación que permita reflejar las preferencias de los individuos en una preferencia global de la comunidad de modo que al mismo tiempo se cumplan ciertos criterios racionales. A continuación, analizaremos en detalle este teorema, así como sus tres condiciones esenciales: la ausencia de un dictador, la eficiencia de Pareto y la independencia de alternativas irrelevantes.

1. Ausencia de un «dictador»

Uno de los pilares del Teorema de Imposibilidad de Arrow es la ausencia de un ‘dictador’. En este contexto, el término no se refiere a un líder autoritario, sino a un individuo que posea el poder de imponer sus preferencias sobre el grupo, sin importar las de los demás. Arrow demostró que en un sistema de votación donde existe un dictador, las preferencias de los demás miembros del grupo quedan subyugadas, lo cual contradice el principio democrático de igualdad de voz y voto.

2. Eficiencia de Pareto

La eficiencia de Pareto es una condición que establece que si todos los miembros de un grupo prefieren una opción A sobre una opción B, entonces la elección del grupo también debería reflejar esta preferencia. Es decir, si una opción es considerada por todos como preferible a otra, no debería haber obstáculos que impidan su elección. El Teorema de Imposibilidad de Arrow muestra que esta condición es extremadamente difícil de satisfacer en sistemas de votación con tres o más opciones.

3. Independencia de Alternativas irrelevantes

Esta condición postula que el resultado de una votación no debe cambiar si se eliminan opciones que no tienen posibilidad de ser elegidas. En otras palabras, el cambio en las preferencias entre las opciones restantes no debería afectar el resultado. Arrow demostró que esta condición es particularmente complicada de mantener en sistemas de votación con múltiples opciones.

Kenneth J. Arrow recibiendo el Premio Nobel de Ciencias Económicas en Estocolmo en 1972.

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Ejemplos y Aplicaciones

Para ilustrar la influencia del Teorema de Imposibilidad de Arrow en situaciones de votación electoral, podemos analizar las elecciones presidenciales del año 2000 en Estados Unidos. El conflicto entre George W. Bush y Al Gore, junto con la presencia de un tercer candidato, Ralph Nader, demostró los desafíos que enfrenta un sistema de votación al intentar reflejar las preferencias de los ciudadanos de manera precisa.

En el sistema estadounidense de las elecciones presidenciales, el voto en el colegio electoral determina el ganador, y Bush ganó esta cuenta, aunque Gore recibió el mayor número de votos (la llamada votación popular).

  • G. W. Bush: votos 50.456.002; electores 271.
  • A. Gore: votos 50.999.897; electores 266.
  • R. Nader: votos 2.882.955; electores 0.

En el contexto histórico, este teorema ha influido en la evolución de sistemas de votación alrededor del mundo. La introducción de métodos como la votación por rangos y la representación proporcional son respuestas directas a las limitaciones identificadas por Arrow. Estos sistemas buscan abordar los problemas de dictadores potenciales, eficiencia de Pareto e independencia de alternativas irrelevantes de manera más efectiva que los métodos de votación tradicionales.

George W. Bush y Al Gore.

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Soluciones Innovadoras

Diversos sistemas de elección han sido propuestos para suavizar las restricciones impuestas por el Teorema de Imposibilidad de Arrow. Uno de los más destacados es la votación por rangos, utilizado en elecciones de múltiples candidatos. En este sistema, los votantes clasifican a los candidatos según sus preferencias, permitiendo una elección más precisa y reflejando mejor la voluntad del electorado.

Otro enfoque es la representación proporcional (por ejemplo el sistema D’Hondt), implementada en varios países para asegurar que los partidos políticos obtengan escaños en proporción a su apoyo popular. Este sistema busca evitar la distorsión de la representación que puede ocurrir en sistemas de mayoría simple.

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Conclusión

El Teorema de Imposibilidad de Arrow ha marcado un hito crucial en el campo de la teoría de la elección y la democracia representativa. Nos recuerda que no existe un sistema de votación perfecto y que siempre habrá desafíos inherentes a la representación fiel de las preferencias de un grupo diverso de individuos. Sin embargo, a pesar de sus limitaciones, este teorema ha estimulado la búsqueda de métodos de votación más justos y equitativos.

En última instancia, el Teorema de Imposibilidad de Arrow nos insta a no conformarnos con soluciones simplistas, sino a seguir buscando maneras innovadoras de fortalecer nuestras democracias. Su importancia radica en su capacidad para estimular el pensamiento crítico y la innovación en el diseño de sistemas electorales, lo que en última instancia contribuye a la construcción de sociedades más justas y equitativas.

Fuente: Ediciones EP, 04/10/23.


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Seguimiento satelital: La revolución en la gestión de flotas

octubre 4, 2023

El seguimiento satelital ha transformado la manera en que las empresas gestionan y monitorean sus flotas de vehículos. Esta tecnología, que combina la precisión del GPS satelital con sistemas avanzados de monitoreo, ofrece soluciones integrales para la localización y gestión de flotas, garantizando una operación más eficiente y segura.

Fuente: Unsplash.

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El monitoreo de flotas mediante seguimiento satelital no solo permite conocer la ubicación exacta de cada vehículo en tiempo real, sino que también brinda información valiosa sobre el comportamiento del conductor, el estado del vehículo y otros datos cruciales.

Esta información es esencial para tomar decisiones informadas y optimizar la operación de la flota.

Beneficios del sistema de rastreo de vehículos

El sistema de rastreo de vehículos basado en este seguimiento ofrece múltiples beneficios. Uno de los más destacados es la seguridad de flota.

Al tener acceso a datos en tiempo real, las empresas pueden responder rápidamente a situaciones inesperadas, como robos o accidentes, garantizando así la integridad de los vehículos y la seguridad de los conductores.

GPS para camiones: una herramienta esencial

Específicamente en el sector del transporte pesado, el GPS para camiones se convirtió en una herramienta indispensable. No solo facilita la localización precisa del vehículo, sino que también ayuda a planificar rutas eficientes, evitando demoras y reduciendo costos operativos.

Permite monitorear el comportamiento del conductor, lo que puede traducirse en capacitaciones más efectivas y una conducción más segura.

Fuente: Freepik.

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Optimización de recursos y reducción de costos

Otro beneficio clave del seguimiento satelital es la optimización de recursos. Al tener una visión clara de la operación en tiempo real, las empresas pueden asignar vehículos de manera más eficiente, reducir tiempos de inactividad y minimizar costos asociados con el mantenimiento y el combustible.

Integración con sistemas de gestión

La tecnología de seguimiento satelital se integra fácilmente con otros sistemas de gestión, permitiendo una visión holística de la operación. Esto facilita la toma de decisiones y la implementación de estrategias que maximicen la productividad y rentabilidad de la flota.

Adaptabilidad a diferentes sectores

Más allá del transporte de mercancías, el seguimiento satelital es adaptable a diversos sectores. Empresas de servicios, distribución de alimentos, operaciones agrícolas y servicios de emergencia, entre otros, fueron encontrando en esta tecnología una aliada para mejorar sus operaciones.

La versatilidad del sistema permite que cada industria lo adapte según sus necesidades específicas.

Impacto ambiental y sostenibilidad

Esta tecnología también juega un papel crucial en la sostenibilidad. Al permitir una planificación de rutas más eficiente y reducir tiempos de inactividad, se disminuye el consumo de combustible y, por ende, las emisiones de CO2.

Las empresas comprometidas con el medio ambiente encuentran en esta herramienta un medio para reducir su huella de carbono.

Personalización y análisis de datos

La capacidad de personalizar alertas y reportes según las necesidades de cada empresa es otra ventaja del seguimiento satelital.

Ya sea para monitorear el uso indebido de un vehículo, controlar tiempos de entrega o analizar patrones de comportamiento, los sistemas actuales ofrecen una gran variedad de opciones de personalización. Además, el análisis de datos recopilados puede revelar insights valiosos para mejorar continuamente las operaciones.

Capacitación y formación de conductores

Con la información recopilada, las empresas tienen la oportunidad de ofrecer programas de capacitación más efectivos para sus conductores. Al identificar áreas de mejora, se pueden diseñar entrenamientos específicos que aborden esos puntos, lo que resulta en una conducción más segura y eficiente.

Fuente: Unsplash.

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El futuro del seguimiento satelital

Con la evolución constante de la tecnología, el seguimiento satelital va a continuar ofreciendo soluciones innovadoras para la gestión de flotas.

Se espera que en el futuro, con la integración de inteligencia artificial y análisis de datos avanzados, las empresas puedan anticipar problemas antes de que ocurran, adaptarse a cambios en tiempo real y operar de manera aún más eficiente.

Esta herramienta ha revolucionado la industria del transporte y la logística. Desde la seguridad de flota hasta la optimización de recursos, esta tecnología ofrece soluciones integrales que benefician tanto a las empresas como a los conductores.

En un mundo donde la eficiencia y la seguridad son primordiales, el seguimiento satelital se posiciona como una herramienta esencial para la gestión moderna de flotas.

Fuente: Ediciones EP, 04/10/23.


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La utilidad de la Historia

octubre 2, 2023

¿La Historia es una ciencia?

Por Alberto Vázquez Bragado.

Reloj astronómico de Praga

Se sabe que, en Historia, es prácticamente imposible obtener teorías o leyes generales de forma deductiva y más tarde soportar un experimento como sucede en las ciencias sociales, pues lo histórico viene ya de experiencias vividas, de observaciones a lo largo del tiempo. ¿Qué experimentación habrían de precisar?

Desde luego que ninguna. La Historia, como tal, es una ciencia social en la que intervienen infinidad de variables y donde las constantes pueden cambiar con facilidad; por lo tanto, bajo esa perspectiva, es difícil elaborar leyes generales tal como lo entiende la comunidad científica y muchos pensadores.

Las proporciones científicas

Pero, ¿qué entendemos por teorías o leyes generales? Podría valernos el considerarlas como un conjunto de supuestos a partir de los cuales, mediante razonamientos lógicos, sería posible deducir hechos, sucesos o acontecimientos del tipo de:

“identificada científicamente una cosa, situación o proporción, mediante cálculos aritméticos o razonamientos lógicos, deducimos o predecimos otra, o sea: (A) mediante (r), se convierte en (B)”.

Por ejemplo, en la ciencia natural por antonomasia, que es la física newtoniana, el espacio recorrido por un cuerpo es igual a la velocidad que lleva ese cuerpo, multiplicado por el tiempo que tarda en recorrerlo (E = V x T); o, en la ley de la palanca, donde Potencia por su brazo es igual a la Resistencia por el suyo (P x b1 = R x b2).

Escultura que representa la ley de la palanca de Arquímedes en el Parc de la Tête d'Or, Lyon, Francia
Escultura sobre la ley de la palanca de Arquímedes en el Parc de la Tête d’Or, Lyon, Francia

Todo ello ¿Qué nos está diciendo? Bajo mi punto de vista lo que nos están diciendo todas estas fórmulas o ecuaciones es que existen unas proporciones, unas equivalencias entre las partes y el todo; por ejemplo, entre velocidad y tiempo con el espacio, y también entre las partes, o sea, entre velocidad y tiempo entre sí.

En el segundo ejemplo, se podría decir que existe una proporción o correspondencia máxima -que llega a la igualdad- entre dos elementos, aparentemente distintos, que son los dos miembros de la ecuación, (P x b1) por un lado y (R x b2) por el otro; de tal forma que si al primer miembro lo llamamos (A) y al segundo miembro lo llamamos (B), A : B =  1, o lo que es lo mismo, la proporcionalidad mínima o máxima, según se mire, es la igualdad, y a partir de ese punto diremos que un elemento es poco o muy proporcional a otro.

Puede ser directamente proporcional, en razón de sus magnitudes, de forma que cualquier cambio del primer elemento produce un cambio cuantitativo o cualitativo del segundo en el mismo sentido; e inversamente proporcional, de forma que cualquier cambio del primer elemento origina un cambio del segundo, pero en sentido inverso.

Las proporciones de los hechos históricos

El análisis anterior nos sirve para despejar dudas y tener un punto de partida no “contaminado” de la gran cantidad de fórmulas, modelos y opiniones que existen sobre el particular, y que nos llevan a afirmar que, en cualquier teoría o ley general, existen proporcionalidades entre los diferentes elementos, sucesos, hechos, fenómenos…

Y en la Historia y las ciencias sociales se pueden encontrar proporcionalidades, relaciones y análisis entre muchos de sus elementos, sucesos, hechos y fenómenos, como sucede en las ciencias naturales. La cuestión es que las matemáticas y la física necesitan proporciones máximas y no se conforman con proporciones menores, es decir, las matemáticas y la física no pueden permitirse el más mínimo error en la mayoría de los casos, y por ello buscan teorías que se puedan plasmar en igualdades y ecuaciones, pero las ciencias sociales, y en especial la Historia, no precisan tanto, se conforman con encontrar regularidades y analogías.

Fotografía de Carl Gustav Hempel, 1905-1997
Fotografía de Carl Gustav Hempel, 1905-1997 (The Philosophy of Science Association)

Carl G. Hempel afirma en su obra La explicación científica, que sería más correcto hablar de “hipótesis universales” en lugar de hacerlo de “leyes generales”, y que buscar una “hipótesis universal” en la Historia debería hacerse bajo el presupuesto de hallar una hipótesis que afirme una regularidad del siguiente tipo:

“en todos los casos en donde un hecho de una clase específica C ocurre en un cierto lugar y tiempo, otro hecho de una clase específica E ocurrirá en un lugar y tiempo relacionados de un modo específico con el lugar y el tiempo de ocurrencia del primer suceso.”

Simetrías y semejanzas

El modelo de hipótesis de Hempel hace que me sienta cómodo, sobre todo, porque es el modelo más común que aparecerá casi siempre en cualquier hipótesis histórica que se quiera formular, al incorporar dos factores fundamentales de la historia: espacio y tiempo, sin los cuales la historia no tendría sentido.

Sin embargo, lo que la Historia no puede establecer es “en todos los casos”, y, en ese sentido, la Historia no puede ni debe pretender ser una ciencia que pueda crear modelos matemáticos de ecuaciones e igualdades, ni tampoco establecer una “ley general” que pueda ser refutada por motivo de una sola predicción que no se cumpla, como afirman los racionalistas con Karl Popper a la cabeza.

Mi opinión es que, a la Historia le basta con establecer proporcionalidades y analogías entre hechos, elementos, sucesos o acontecimientos del pasado con respecto al presente, y que, gracias al modelo inductivo –el mejor por ser histórico–, se puedan predecir tendencias futuras e incluso, utilizando la estadística, analogías y semejanzas.

Gráfica de tendencias para predecir el comportamiento del mercado de divisas
Gráfica de tendencias para predecir el comportamiento del mercado de divisas.

Resumiendo, las ciencias exactas precisarán ecuaciones algebraicas para establecer la “ley general”, y las ciencias naturales precisarán experimentaciones científicas rigurosas o demostraciones algebraicas para ser aceptadas; en cambio, las ciencias sociales se conforman con “esbozos de ley general” o proporcionalidades.

En palabras más sencillas, las ciencias exactas se identifican con igualdades; las ciencias naturales se identifican con igualdades fiables, es decir, sometidas a refutación experimental; y las ciencias sociales establecen proporcionalidades y analogías a través de series de hechos similares comprobados, que darían origen a un sistema de probabilidades que pudiera establecer una “ley general”.

En ese sentido, la Historia sería la ciencia más adecuada y fiable para poder establecer hipótesis del tipo inductivo, ya que los (n) elementos, hechos, sucesos o acontecimientos que puede presentar como prototipos, son de una gran seguridad y solvencia al tratarse de elementos, hechos, sucesos o acontecimientos históricos, teniendo, además, como elemento catalizador al tiempo, que es consustancial con la Historia y fundamental a la hora de valorar si un determinado suceso está sometido o no a una ley general; es decir, se puede someter a una ley general válida, y se puede estudiar y analizar bajo el punto de vista de las ciencias naturales o, por el contrario, es un suceso singular que se deberá estudiar y analizar bajo el prisma de las ciencias humanas o del espíritu; o sea, nosotros opinamos con convicción que muchos sucesos históricos podrían estar sometidos a leyes generales para pequeños periodos de tiempo, y, por otro lado, también estamos convencidos de que muchas leyes generales establecidas desde las ciencias naturales en un tiempo ilimitado, podrían no tener validez.

Leyes naturales y leyes sociológicas

Consideremos un ejemplo. Históricamente, está constatado que, en una amplia sociedad, cuanto más se incrementa la clase media menos posibilidades hay de que haya grandes revoluciones. Llamando a la sociedad A y a la clase media B, se producirá que, a medida que la clase media aumenta, el riesgo de revolución R disminuye convirtiéndose en R’, siendo B y R cuantificable en número, cantidad o dimensión. Contrariamente, a medida que la clase media disminuye, el riesgo de revolución aumenta; por lo tanto, creemos que existe una proporcionalidad que se puede constatar históricamente, pero que no podemos asegurar que se cumplirá siempre y en cualquier lugar.

Estudio sociológico para medir la relación entre educación e ingresos
Estudio sociológico para medir la relación entre educación e ingresos (US Census)

Sin embargo, sí se producirá una cuasi igualdad en forma de ecuación que diga: en una sociedad de ciertas dimensiones A, y en tiempo (t) suficientemente pequeño:  B’ / B = R / R’, de tal forma que, cuando en la sociedad A, con una clase media B, y en un tiempo muy corto, a medida que aumenta la clase media disminuirán las revoluciones, ya sea en cantidad o intensidad.

Cierto es que no podemos estar seguros de que esa igualdad se seguirá produciendo en el futuro, puesto que la ecuación nace de una inducción histórica y, bajo el punto de vista de las ciencias naturales, nadie puede asegurar que esa ley se siga produciendo en un tiempo futuro ilimitado, pero existen una serie de elementos psicológicos y sociológicos de la sociedad que aseveran que es más fácil que una sociedad se revele violentamente contra el orden establecido y las instituciones cuando esa sociedad está formada por una mayoría de clase baja, que si está formada por una mayoría de clase media.

Resumiendo, podemos afirmar que, en un tiempo corto, muchas leyes inductivas serían tan válidas como las leyes deductivas y, por consiguiente, podemos afirmar que, en el corto plazo, existen muchas generalidades de carácter histórico que se podrían emplear discretamente para conocer mejor el pasado, y prevenir cuidadosamente el futuro, o lo que es lo mismo: las aproximaciones y tendencias, en el corto plazo, pueden tener validez para la historia.

El continuo e infinito tiempo

Nuestro punto de vista sobre el tiempo es el siguiente:

El tiempo podría ser relativo para cada Sistema, partiendo de una unidad global que es el mundo, como el conjunto de galaxias; nuestro mundo correspondería a la constelación de la Vía Láctea y la Tierra, donde vive la humanidad, gira alrededor de una estrella incandescente llamada Sol, que es de donde recibe el calor para producir y mantener a los seres vivientes del planeta Tierra, y, por ende, la vida del ser humano.

Representación gráfica del sistema solar
Representación gráfica del sistema solar.

Pues bien, dejando de lado el tiempo de esa unidad global del Mundo, nuestro tiempo será la magnitud que mide los procesos de rotación y traslación de la Tierra alrededor del Sol, pero si hacemos un esfuerzo de abstracción mental o, como dirían Horkheimer y Adorno, “logramos separar el sujeto del objeto mediante un esfuerzo mental” al mismo tiempo que nos olvidamos del día, de la noche, de los relojes…, ¿qué sería el tiempo para nosotros?  ¿No sería algo vacío, solo medible por el envejecimiento de nuestro cuerpo, el crecimiento de plantas, el nacimiento de criaturas, su crecimiento o el deterioro de las cosas que nos rodean?

Por lo tanto, nosotros creemos que el tiempo siempre está ligado a “acción” y movimiento, y lo que el ser humano identifica como tiempo en realidad es duración, cosa que ya Bergson lo afirmaba en su obra La Evolución Creadora, donde asevera que nuestra inteligencia tiende a considerar el tiempo de una forma rectilínea y distingue de modo artificial el pasado, presente y futuro, mientras que, para la auténtica realidad de la conciencia, el tiempo es duración (durée), o sea, algo no susceptible de reducirse a un instante, porque es un flujo continuo “cuyos momentos sucesivos no pueden separarse”. Por consiguiente, la duración solo puede ser captada, según la concepción bergsoniana, mediante la intuición, y nuestra interpretación del tiempo sería t = p1 + p2 + p3 + … pn, es decir, el tiempo sería el conjunto infinito de procesos o cambios que se producen en un Sistema, lo que nos lleva a afirmar que el tiempo histórico es un conjunto de cambios continuos y progresivos producidos en las sociedades hasta nuestros días, en el bien entendido de que esos cambios han de ser “hechos” o “acontecimientos” de relevancia histórica.

Alberto Vázquez Bragado

–Alberto Vázquez Bragado es Licenciado en Historia por la universidad de Barcelona. Máster en Historia de la Ciencia por la Universidad Autónoma de Barcelona. Formación en Ciencias Económicas, Dirección de Empresas y Literatura. Autor de artículos de investigación en la revista científica Llull y de varios libros de divulgación científica.

Fuente: cinconoticias.com, 22/12/18.

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Populismo, el paso previo a la Tiranía

octubre 1, 2023

El populismo es el germen de la tiranía

Por Roberto Cachanosky.

populismo

Para el populista es importante destruir el concepto de gobierno limitado e instalar la idea que el voto mayoritario da derecho a violar los derechos individuales de sectores minoritarios

Voy a empezar esta nota con una frase que va a escandalizar a más de uno: el endiosamiento del voto ha destruido la república y los derechos individuales, llevando a los países a la pobreza y la tiranía.

¿Por qué semejante frase? Es que los políticos, periodistas e “intelectuales” de izquierda han tomado el cuidado de resaltar la palabra democracia y ponerla por encima de la república. Al mismo tiempo, para ellos democracia significa que el que más votos tiene recibe el poder para hacer lo que quiere. Recuerdo a Cristina Fernández de Kirchner diciendo en 2008, cuando se produjo la crisis con el campo, que a pesar de tener el 45% de los votos, iba a mandar el proyecto de la 125 al Congreso como si su decisión fuera un favor que su graciosa majestad le otorgaba a los plebeyos en vez de un mandato constitucional.

populismoComo he dicho en otras oportunidades, la democracia se ha transformado en una competencia populista, es decir, teniendo en cuenta que el poder se consigue no por la fuerza de las armas como hacían los antiguos reyes, sino por la cantidad de votos, el truco para ganar la competencia populista consiste en obtener la mayor cantidad de votos. Para eso lo primero que hacen los populistas es dividir a la sociedad (lo que hoy se conoce como grieta) y convencen a la gente que unos son pobres porque otros son ricos, por lo tanto, si lo votan al político populista, él hará justicia quitándole a los ricos para darle a los pobres.

En términos económicos el político populista trata de maximizar la cantidad de votos que va a recibir con un costo menor de los votos que va a perder por prometer aumentarle la carga tributaria a un sector reducido de la sociedad. Esquilman a un 20% de los votantes para repartir el fruto del robo legalizado entre el 80% de los que reciben los recursos del robo legalizado.

La cuenta que hacen es: ¿cuánto me cuesta en pérdida de votos aumentarle la carga tributaria a un sector de la población y cuántos votos gano repartiendo el dinero ajeno? ¿A qué sector de la población puedo expoliar perdiendo pocos votos para financiar mi política populista y repartir ese dinero ajeno entre una mayoría amplia?

Por eso es importante para el populista destruir el concepto de gobierno limitado e instalar la idea que el voto mayoritario da derecho a violar los derechos individuales de sectores minoritarios. Si tengo más votos no tengo límites, y si el Congreso o el Judicial me ponen límites entonces los otros poderes se están levantando contra la voluntad popular que es “sagrada”.

La realidad es que en una república la voluntad popular no es sagrada. Una mayoría circunstancial no tiene derecho a violar los derechos individuales de una minoría, por más minoritaria que sea esa minoría. En una sociedad libre, el voto solo sirve para elegir a un administrador que temporariamente manejará la cosa pública pero con poderes limitados, entendiendo por poderes limitados que el monopolio de la fuerza que se le otorga no puede ser utilizado para violar los derechos a la vida, la libertad y la propiedad. Por eso los populistas son enemigos de una sociedad libre. Porque el poder limitado les impediría explotar a un sector de la sociedad en beneficio de un grupo más amplio que le aporte un mayor caudal de votos. Lo primero que tiene que hacer el populista es romper el concepto de límite al gobierno para poder usar el monopolio de la fuerza y violar derechos individuales expoliando a aquellos que le van a financiar su permanencia en el poder, que no son otros que los contribuyentes. El primer paso es generar lo que hoy se llama grieta: decir que determinado sector de la sociedad (el sector al que se lo va a explotar impositivamente) es el culpable de que otros sean pobres. Con eso se crea el clima para iniciar la expoliación y justificar el uso del monopolio de la fuerza para violar los derechos de terceros. Una vez abierta la puerta que permite usar el monopolio de la fuerza para violar los derechos individuales en nombre del bien común, ya no hay límites para el populista que termina transformándose en tirano. Al comienzo la gente lo aplaude, pero a medida que van desapareciendo las inversiones, cae la producción, escasean los bienes y servicios a los que puede acceder la población y aumentan sus precios por el déficit fiscal debido mayor gasto público producto de la redistribución del ingreso, entonces el populista redobla sus críticas a los supuestos conspiradores y aumenta el enfrentamiento. El camino que elige es decir que las cosas andan mal porque hay sectores que conspiran contra el modelo. Sectores ocultos que busca perjudicar a pueblo trabajador. Con esto justifican el aumento del uso de la fuerza para violar los derechos individuales, incrementan la presión impositiva, estableciendo controles, regulaciones, etc. El estado va adquiriendo un mayor control sobre la vida de los habitantes para, supuestamente, defenderlos de los enemigos.

Como el sector expoliado se va achicando porque huyen las inversiones, para sostenerse en el poder, el populista tiene que aplicar impuestos a sectores que antes no pagaban. Va ampliando el campo de expoliación impositiva hasta que llega un punto en que buena parte de la población siente el efecto del populismo y el balance de votos ganados y votos perdidos empieza a diluirse.

Cuando la crisis económica llega a límites insospechados y la gente ya no tolera más la situación puede ser tarde y queda presa del populista que se transformó en tirano. Pasó con el Perón de los 40 y 50, con Chávez y Maduro y aquí no ocurrió porque la gente reaccionó a tiempo y le puso un límite al vamos por todo que no era otra cosa que establecer una tiranía. El tirano, que empieza como un simple populista, nunca anticipa su objetivo final de tiranía. No lo hizo Fidel Castro, ni Perón, ni Chávez, ni tantos otros tiranos.

Lo cierto es que ese populismo inofensivo va avanzando hasta generar pobreza, violar crecientemente los derechos individuales y finalizar destruyendo el sistema republicano para establecer una tiranía. El ejemplo chavista con Maduro ahora a la cabeza es el ejemplo categórico al respecto.

En síntesis, a la tiranía se llega con un primer paso: cuando el político enfrenta a un sector de la sociedad con otro sector de la sociedad. Acusa a unos de ser responsables de la pobreza de los otros. El segundo paso es poner la mayoría de los votos por encima de los derechos individuales. El que más votos tiene puede hacer lo que quiere. Es como si la sociedad eligiera a sus propios tiranos. El tercer paso es expoliar a determinados sectores productivos para financiar la “compra” votos vía el gasto público. Y el último paso es llevar al extremo la violación de los derechos de los derechos individuales. Para eso tiene que destruir la república y establecer una tiranía. Y de las tiranías solo se sale cuando los pueblos se levantan contra el tirano.

Fuente: economiaparatodos.net


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invertir no es un juego de azar

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