En la Argentina actual, las metas de inflación no existen
Por Aldo Abram.
El sistema ideal para un país que vivió largo tiempo con fuertes subas de precios y que, incluso, no tuvo un indicador confiable de su variación es el de metas de inflación, ya que permite que la gente pueda negociar acuerdos y contratos sobre la base de una brújula común. Recordemos lo conflictivas que fueron las negociaciones de paritarias de 2017. Volverán a serlo este año, ya que nadie cree en el nuevo objetivo de 15%. ¡Cuán distinto hubiera sido si en 2017 se hubiese cumplido con el alza de precios pautada como techo, de 17%!
Para que las metas de inflación existan, su cumplimiento debe ser la prioridad para el Banco Central (BCRA). Pero, hasta hoy, su principal preocupación fue licuar los problemas que genera un exorbitante gasto público y luego ver de bajar la inflación al mínimo posible. Por eso, no se puede decir que haya objetivos de inflación en la Argentina.
El principal instrumento con el que cuenta el BCRA para controlar el alza de los precios es la emisión de pesos. Si se emite más, el peso perderá más valor y, por ende, todos los bienes y servicios medirán más contra ese metro que se achica. Si se produce menos moneda, su depreciación será menor y, por lo tanto, todo subirá menos contra ella. Sin embargo, como en 2017 el Estado necesitaba financiamiento, se emitieron $150.000 millones para cubrirlo. Además, dado que el enorme déficit fiscal de los tres niveles de la administración pública (Nación, provincias y municipios) absorbía gran parte del crédito local secando la plaza para el sector privado y subiendo la tasa de interés, el BCRA emitió para aumentar el financiamiento y disminuir su costo, particularmente antes de las elecciones.
Con toda esta producción de pesos -que, por ejemplo, en el primer semestre se elevó en más de un 30% interanual- era imposible que la inflación bajara a menos de 17% y alcanzara el 24,8%. Además, cuando el BCRA decidió no defender el valor del peso ante la minicorrida contra nuestra moneda de mayo-agosto 2017, advertimos que el achicamiento de nuestro «metro» ($) se reflejaba primero en el tipo de cambio (por lo líquido de ese mercado), pero que luego lo veríamos en los bienes y, con algo más de paciencia, en los servicios, porque sus precios se fijan en esa misma unidad de medida que se redujo. Es lo que sucedió: si comparamos la suba de precios anualizada del segundo semestre de 2016 (18,5%) con la del mismo período de 2017 (más de 24%) la inflación subió, lo cual no debería extrañarnos. Es importante recalcar esto, porque hoy estamos viendo otra minicorrida contra el peso y un BCRA que no solo no lo defiende, sino que incentiva la depreciación de la moneda. Seguramente, luego se «sorprenderá» cuando la inflación anualizada del primer semestre de 2018 supere el 20%.
Para colmo, como aun así a los tres niveles de Estado no les alcanzaba para pagar sus excesos de erogaciones, colocaron una gran cantidad de deuda afuera, inundando el mercado local de divisas y haciendo que su cotización baje. El BCRA salió a paliar el impacto que esto tenía en los productores de bienes, cuyos precios dependen del tipo de cambio, sosteniéndolo con compras de reservas. Si hubiera emitido pesos también para adquirir todas esas divisas, la inflación hubiera superado la de 2016, por lo que mayormente lo hicieron con endeudamiento carísimo. Esto no solo ralentiza la recuperación de la solvencia del BCRA; además implicó sacar financiamiento del mercado local y, por ende, un menor incremento de la demanda interna, lo que seguramente generó una peor evolución de la economía. Algo notable para un BCRA que justifica que no cumple las metas para no afectar la actividad.
Así ingresamos a otro mito: que el BCRA puede incentivar el crecimiento con mayor expansión monetaria. Es cierto: en estos años emitió proveyéndoles mayor poder adquisitivo a quienes obtuvieron créditos más baratos; al sector público, al que le transfirió recursos, y a los productores de bienes, que tuvieron mejores precios porque evitó que baje más aún el tipo de cambio. Sin embargo, ese poder de compra se lo quitó con el impuesto inflacionario a los tenedores de pesos, particularmente a los más pobres, que son los que proporcionalmente atesoran una mayor proporción de sus ahorros. Así que además incentivó una redistribución muy injusta. Si a eso le sumamos que más inflación genera mayor percepción de riesgo y por ende menos consumo e inversión, la realidad es que no hay forma de que el accionar del BCRA haya incentivado el crecimiento; al contrario, lo redujo.
Conclusión: es necesario que el BCRA cambie la estrategia que llevó hasta ahora y priorice la defensa del valor del peso cumpliendo con las metas de inflación para que estas realmente existan. Así, la menor incertidumbre nos permitirá un mayor crecimiento económico y recuperar la solvencia del BCRA.
—El autor es economista y director de la Fundación Libertad y Progreso.
Las cinco razones por las que la inflación no cede
Dólar, tarifas, emisión, falta de inversiones y expectativas en alza forman el cóctel inflacionario argentino.
Por Annabella Quiroga.
La evolución de la inflación, según el IPC Congreso de diciembre 2017. .
El ministro Hacienda, Nicolás Dujovne, acaba de reconocer que la inflación no baja al ritmo que el Gobierno quiere. Tras la «recalibración» de las metas para este año que la plana mayor del equipo económico anunció el 28 de diciembre pasado -cuando llevó el techo de 2018 al 15% anual-, los precios retomaron la escalada y para algunos economistas existe riesgo de que la inflación de este año iguale o incluso supere la de 2017.
En enero, los analistas estiman que el índice llegó a 2,4% y para febrero prevén una suba de 2%. Así, el primer trimestre acumularía un alza de al menos 6%, lo que consumiría el 40% de la nueva meta inflacionaria prevista para todo el año. Detrás de la escalada anidan las expectativas de los agentes económicos, los aumentos de los servicios regulados, la suba del dólar, la emisión monetaria a gusto del fisco y la falta de inversión para ampliar la matriz productiva.
Expectativas: el viernes pasado, el Banco Central difundió el primer Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del año, con una inflación anual de 19,4%, casi cinco puntos arriba de la meta oficial y dos puntos por encima de lo que se estimaba hace 40 días atrás. El incumplimiento de la meta del año pasado -era de 17% y la inflación fue del 24,8%- y la recalibración, golpearon la credibilidad del Banco Central y empujaron hacia arriba las previsiones futuras. Para la consultora Economía & Regiones, «el Banco Central tiene menos credibilidad y reputación que a comienzos de 2017, con lo cual su capacidad para influenciar (a la baja) sobre las expectativas de inflación es menor. Si la política monetaria no cambia, lo más probable es que la inflación de este año sea similar a la del año pasado; o incluso puede subir un poco».
Servicios regulados: el Gobierno decidió arrancar el año con una escalada tarifaria, que no por anunciada tuvo menos impacto en los bolsillos y en las expectativas. Las subas de transporte, luz, gas y prepagas generaron malhumor y quejas y a la vez, le fijaron un piso alto a la inflación del primer trimestre. Según la consultora LCG, a partir de estos aumentos el piso de enero quedó en 1,5%, el de febrero en 1,8%, el de marzo en 1,7% y el de abril en 1,9%.
Repunte del dólar: la divisa estadounidense subió 15% entre diciembre y enero. Sólo en el primer mes del año aumentó 5%. Si bien venía de varias meses planchada y en 2017 perdió por varios cuerpos contra la inflación, el repunte de enero hizo que muchas empresas remarcaran los precios, con el argumento de que dependen de insumos o de los precios internacionales de loscommodities. C&T Consultores detectó una suba del 3,1% en los alimentos en el primer mes del año, con una inflación general de 2,4%. Así, el pass throught meterá la cuchara en la inflación 2018. Pero para todo el año, el REM prevé que la devaluación será del 17%, por lo que la divisa volvería a perder la carrera contra la inflación.
Emisión monetaria: con un déficit fiscal del 4%, la emisión de pesos está condicionada por las necesidades del fisco. Un informe del economista Ramiro Castiñeira puntualiza que en 2016 y 2017 el Banco Central «emitió para financiar al fisco $300.000 millones, y para duplicar las reservas -de US$25.000 a 55.000 millones- emitió otros $475.000 millones». Para «esterilizar» estos pesos, en dos años emitió Lebac por $400.000 millones y expandió la base monetaria por $377.000 millones. Así, la mayor cantidad de pesos en la calle presiona sobre los precios. «Desde 1944 ,salvo contados períodos, tenemos inflación de dos dígitos. Todos los programas antiinflacionarios fracasaron porque ninguno reconoce el origen del problema: el déficit fiscal,» dice Castiñeira. [Nota de EconomiaPersonal: Esta es la verdadera causa de la inflación, la emisión sin respaldo para pagar el déficit fiscal]
Falta de inversión: “Afuera nos dicen que cuanto más rápido baje la inflación, más van a invertir”, dijo el presidente Mauricio Macri durante su última gira por Europa. Mientras para unos la inflación es un freno sobre las inversiones, para otros es una causa directa: la falta de inversiones impide aumentar la matriz productiva y esto limita la oferta. Cuando el consuma repunta y la demanda aumenta, la oferta escasa juega a favor de la suba de precios.
El bitcoin continúa su desplome: cayó por debajo de los USD 8.000 ante la prohibición de un gigante bancario
El grupo británico Lloyds indicó que sus clientes no podrán comprar la criptomoneda con tarjetas de crédito por temor a que la cotización siga en caída y la deuda no pueda ser asumida.
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El grupo bancario británico Lloyds Banking Group informó este lunes que ha prohibido a sus clientes comprar bitcoins con sus tarjetas de crédito ante el temor de que queden endeudados por la caída del valor de esta criptomoneda digital.
Esta prohibición, ya en vigor, se aplica a los clientes del Lloyds y de las entidades del grupo, Bank of Scotland, Halifax y MBNA, aunque la medida no se aplica a las tarjetas de débito.
Según los medios locales, muchos británicos han comprado esta criptomoneda cuando cotizó a finales del año pasado a casi 20.000 dólares, aunque su valor ha caído a menos de la mitad en apenas dos meses. Este lunes, su valor rondaba los USD 7.800, manteniendo la tendencia negativa.
Lloyds teme que, si el bitcoin continúa en picada, se vea obligado a hacer frente a las deudas en las que los clientes puedan incurrir por la pérdida de valor de la criptomoneda.
El bitcoin es una moneda virtual no regulada por ningún Estado ni banco central, ya que no valía más que unos pocos centavos cuando fue creada en febrero de 2009 por varios informáticos que se escondían bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto.
En las últimas semanas, ha perdido valor ante cada anuncio de los gobiernos que adelantaban medidas que restringían su comercio. En los últimos días, la prohibición de Facebook para lanzar publicidades de criptomonedas en su plataforma también hizo que el mercado digital de divisas tenga una jornada negra.
Tras la quita de aranceles, la venta de notebooks creció 55% y bajaron los precios
Por Pablo Fernández Blanco.
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Las cadenas de electrodomésticos y tecnología corroboraron con sus ventas del año pasado una de las verdades más indiscutibles de la economía: cuando un producto baja de precio, su demanda aumenta. Así lo muestran las estadísticas oficiales, según las cuales una estampida de consumidores entusiastas se volcaron a la compra de computadoras portátiles (notebooks), y muchos de ellos para llevarse los productos más costosos, algo que hasta ese momento no hacían.
El movimiento entre los consumidores de tecnología se originó en una decisión política. En abril del año pasado, la Secretaría de Comercio, que dirige Miguel Braun, eliminó los aranceles de importación de las computadoras para reducir el precio de los equipos en el mercado local. La medida tuvo tres efectos concretos: bajaron los valores, se dispararon las ventas y se desmoronó la fabricación local de esos productos.
Según los números que maneja el Ministerio de Producción, entre enero y diciembre de 2017 se vendieron más de 557.000 unidades, 198.000 más que el año anterior. Eso representa un aumento del 55%.
«La quita del arancel benefició de manera transversal a toda la economía al bajar el costo de un insumo básico y favorecer la creación de un mercado de más y mejores computadoras, beneficiando a los consumidores. Todas las pymes y los emprendedores del país las necesitan para trabajar y son quienes generan el 70% del empleo en la Argentina. Las computadoras son un insumo básico para las tareas productivas y también para la educación, la investigación y las familias», explicó Braun ante la consulta de LA NACION.
Hacia el final del año, además, la tendencia se profundizó. Por ejemplo, en diciembre pasado el incremento en las ventas fue del 72% con respecto al mismo mes de 2016.
La mayor explicación para el aumento de las ventas es la caída en los precios, que en dólares bajaron 18% en comparación con 2016, con un promedio por equipo de US$581.
El año pasado, además, las ventas de notebooks con procesadores más potentes (iCore) representaron el 47% del total, mientras que en 2016 ese nivel de tecnología se había llevado el 38%. En diciembre, una vez más, esa tendencia se profundizó y alcanzó al 61% de las unidades vendidas. También allí hay una coincidencia con los precios: las computadoras más caras bajaron 23% en promedio, por encima del total del mercado.
La quita de aranceles fue una de las jugadas arriesgadas del Gobierno el año pasado, dado que el mismo movimiento que logró una baja de precios sepultó las aspiraciones de consolidar una industria nacional de computadoras, que había comenzado a asomar con la ayuda del kirchnerismo.
Los números también confirman la afirmación anterior. Según las cifras de Afarte, la asociación que reúne a los productores de Tierra del Fuego, en 2015 se fabricaron en la isla 374.254 notebooks, mientras que se importaron 241.230.
En 2016, en tanto, las cifras se equipararon, pero el año pasado, con la eliminación del arancel, la producción local bajó hasta 705 unidades (apenas un 0,18% del número del último año de Cristina Kirchner en la Casa Rosada), mientras que las importadas llegaron hasta 1,46 millones. En otros términos: crecieron más del 500 por ciento.
«No se producen más computadoras en Tierra del Fuego desde la quita de aranceles a la importación», explicaron en Afarte.
Los productores fueguinos temieron el año pasado que el Gobierno tomara una medida similar con los teléfonos celulares, algo que no ocurrió. Mientras tanto, se pusieron a hacer algunos cambios en el negocio para subsistir, como bajar los costos, mejorar la competitividad y bajar los precios.
Según un trabajo de Afarte, un teléfono Samsung Galaxy J7 liberado costaba en enero del año pasado $7859, pero terminó en septiembre a $ 7013,29, según los datos que recolectó la cámara a través de las ofertas que hacen distintas cadenas de retail en la Web. Eso arroja una caída de un 11% en pesos, pese a la devaluación de la moneda local y, por lo tanto, el encarecimiento de los componentes importados (medidos en moneda local).
Pese a los esfuerzos, los comercios domésticos siguen teniendo el precio más caro, pero la brecha con sus competidores, al menos en esos productos, parece haberse achicado. Un Galaxy S8 costaba el 1º de septiembre pasado 1133 dólares (con un tipo de cambio de $17,5), US$38 más que en Chile y US$166 más que en Brasil. El valor más bajo, por mucho, lo sigue teniendo Estados Unidos, donde ese modelo costaba 657 dólares.
Para bajar los precios, los productores fueguinos redujeron plantillas de trabajadores, prestaron más atención a los gastos y se olvidaron de sus planes para incorporar componentes nacionales a la fabricación de productos para abrirles paso a los importados.
La salud y sus costos: el debate por las cuotas y los servicios de las prepagas
Los amparos y las nuevas tecnologías y medicamentos, entre otros factores, llevan a costos crecientes en una actividad en la que se advierte que, con las subas recurrentes de precios que afectan a los afiliados, no habrá solución; las medidas en danza.
Por Silvia Stang.
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Las cuotas de la medicina prepaga llegan este mes con una suba de 4%. Si ese incremento se suma a los que se acumularon desde 2012 -es decir, desde que se puso en vigencia el mecanismo de autorizaciones dadas por el Gobierno dispuesto por ley-, resulta que los planes se encarecieron un 382%.
Aun con el esfuerzo que eso significa para los bolsillos de los afiliados, los directivos del sector insisten -en encuentros que mantienen desde el mes pasado con funcionarios del Gobierno- con advertencias que son ya de largo plazo, respecto del impacto en el gasto que provocan factores como las nuevas tecnologías y medicamentos de alto costo, los amparos que ordenan dar coberturas muchas veces sin previsión, y la incorporación de obligaciones por la vía de leyes que no consideraron el financiamiento.
Existe, en rigor, una tendencia global a una inflación mayor en los servicios de salud que en la economía en general. «Hay varias transiciones que determinan la inflación en la salud; la primera es el propio éxito del sistema en hacer que la gente viva más y deje de enfermarse por causas fácilmente evitables -afirma Federico Tobar, sanitarista argentino, asesor regional del Fondo de Población de Naciones Unidas-. La segunda transición es poblacional, porque por factores demográficos y migratorios se incrementan las demandas de salud; la tercera es la tecnológica y se da porque cada vez hay más respuestas a síntomas y enfermedades con innovaciones que son caras, y la cuarta transición es cultural: se vincula a una reducción del umbral del dolor tolerable y a la mercantilización de los cuidados y a entenderlos como un bien de consumo».
En la Argentina, a esos aspectos se suman la elevada inflación general y el impacto de las devaluaciones (por insumos con costos dolarizados).
Según la crítica de no pocos referentes del sector, algo que agrava la situación local es que el tema no fue considerado en los últimos años como estratégico para la política. Los efectos de una medicina que se encarece no solo impactan en el sector privado, sino también en las obras sociales y en el sistema público. De hecho, se advierte que la respuesta a cómo se lograrán y se administrarán los recursos en un entorno de costos siempre crecientes debe darse desde una estrategia integrada, que abarque a toda la población y que tenga al Estado asumiéndose a sí mismo como garante principal de la atención.
El registro de amparos que abrió la Superintendencia de Servicios de Salud, revela que solo las obras sociales tuvieron 3200 reclamos en 2017 (no hay datos de las prepagas). Y la mayoría, según las autoridades, fue por prestaciones de alto costo no cubiertas (en las que pacientes y familiares ponen esperanzas). Un reciente caso en Córdoba es mirado con interés por las empresas: un fallo dispuso que se cubra una medicación muy costosa ($19 millones), pero ordenó al Estado pagar el 90% y a la prepaga, el 10%.
El debate de fondo sobre cómo hacer frente de manera inclusiva y equitativa a los costos de la salud, parece siempre postergado. Hay algunas cuestiones ahora volcadas sobre la mesa, como la revisión del Plan Médico Obligatorio (PMO), la habilitación de planes de cobertura parcial y la implementación de coseguros (pagos de bolsillo por consulta).
A eso se suma la creación de una agencia evaluadora de tecnologías, que se exprese respecto de si corresponden o no ciertas coberturas (como voz no vinculante). El Gobierno ya propuso crear esta agencia, pero incluyó el punto en la reforma laboral, y ahora está a las espera de una nueva definición política.Y hay quienes recomiendan políticas como la de un seguro para cubrir de manera universal las enfermedades de alto costo, mirando experiencias como la de Uruguay.
Según fuentes de la superintendencia del área, hay un grupo de trabajo integrado por ese organismo, el Ministerio de Salud y las prepagas, que hoy revisa aspectos de la ley 26.682, aprobada en 2011 bajo el rechazo de las entidades. De los encuentros podrían surgir medidas que apunten a las reglamentaciones de esa normativa, o bien algún cambio más de fondo, con impacto sobre un sector que tiene unos 6 millones de afiliados (se estima que 1,5 millones están por contratos directos y el resto, por triangulación de los aportes a las obras sociales).
Cuestión de precios
En cuanto a las cuotas de los planes de salud, las normas regulatorias establecieron un mecanismo por el cual las entidades deben pedir autorización y justificar la necesidad de aumentos, a autorizar por el Gobierno. «Se está hablando ahora de simplificar el proceso administrativo y burocrático, porque el decreto reglamentario de la ley lo complejizó», señala Hugo Magonza, presidente de la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (Acami), que nuclea a entidades sin fines de lucro.
En el Gobierno hay quienes barajan la idea de dar libertad para fijar precios, algo que no tendría mucha aceptación entre los actores del sistema y que, además, requeriría una reforma legal difícil de conseguir.
Por lo pronto, y en lo que se refiere a la suba de este mes, la resolución que la habilitó se refiere al alza de los costos generales. En el sector admiten que el pedido de autorización respondió a que, por la alta inflación de 2017, se activó la cláusula gatillo del convenio salarial firmado con el sindicato de la sanidad. Así, a partir de enero, el salario básico de una enfermera de piso, por ejemplo, pasa de $18.311 a $19.031 (el sector está entre los de remuneraciones bajas).
La situación de los costos despertó conflictos internos en la actividad, referidos a cómo se distribuye el dinero conseguido con las subas de cuotas: los prestadores (clínicas y centros de atención) que no son propiedad de las prepagas, se quejan porque las subas de aranceles que reciben de los financiadores (prepagas) son hoy inferiores a lo que dicen necesitar y al nivel de alza de cuotas de los planes de salud. Según Jorge Cherro, presidente de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados (Adecra), mientras que entre marzo de 2017 y el mes pasado los costos crecieron 26,4%, los ingresos subieron 17,8%. En Mendoza hubo en los últimos días una campaña de comunicación a los pacientes respecto de esta situación.
Las clínicas están desde hace más de una década y media al amparo de la emergencia sanitaria, prorrogada hasta 2019, que les permite no pagar impuestos sin generar reclamos de la AFIP. El problema, claro, vendrá una vez que termine esa protección y se calcule toda la deuda acumulada.
«Se ha compartido con los prestadores más de lo que se podía ofrecer; estamos todos navegando con poca agua», señala Claudio Belocopitt, presidente de Swiss Medical, una de las firmas líderes del sector con doble rol: es financiadora y prestadora.
Lo más realista es esperar que se sigan pidiendo y autorizando alzas de cuotas que hagan que, este año, vuelvan a superar la inflación general, como en 2017. «Esto no se arregla con cuotas, porque hay un límite de mercado», admite Magonza.
El PMO y los amparos
Bajo la gestión de Luis Scervino al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud (el antecesor de Sandro Taricco, actual funcionario), se llamó a una licitación, por la cual hoy dos empresas trabajan en una revisión de la canasta prestacional obligatoria de las obras sociales y las prepagas. «Tenemos un PMO desactualizado y la consigna para el nuevo es que sea financiable y que los jueces vean bien qué se cubre», apuntan desde el área de Salud del Gobierno. La propuesta estaría lista, agregan, hacia mediados de este año.
La preocupación por la judicialidad referida a la cobertura surge tanto entre funcionarios como entre actores del sistema. Para Jorge Piva, presidente de Medifé, la situación refleja el desentendimiento de larga data del Estado respecto de su rol de garantizar el cuidado de salud y de ocuparse, con alguna política concreta, de casos que pueden considerarse epidemias sociales.
Piva destaca la novedad que trajo días atrás un fallo en Córdoba, en la causa «Hermoza Vega, David y otro c/ Parque Salud» en la cual, por un costo de $19,8 millones, el juez federal Miguel Vaca Narvaja resolvió hacer cargo del pago del medicamento a la prepaga, pero solo en un 10%, mientras que el 90% del monto debe ser afrontado por el Estado nacional. «Es interesante que tanto en el fallo de primera como en el de segunda instancia se indique que el garante del sistema es el Estado», afirma el directivo, que señala como otro factor de preocupación a la suba de las tasas de uso de los servicios.
En el sector hay expectativas por los efectos que podría tener la proyectada Agencia Nacional de Evaluación de Tecnologías, que tendría por función (según la iniciativa oficial) analizar medicamentos y prácticas médicas para definir su incorporación o su exclusión del PMO, y determinar cuál sería el impacto económico y social (entre los temas sensibles del debate están la definición sobre lo que es costo efectivo, y la repercusión en lo colectivo de las decisiones sobre casos individuales). Frente a casos conflictivos «la agencia sería no vinculante; actuaría como un auxiliar de la Justicia», dice Piva.
Para Rubén Torres, exsuperintendente y actual rector de la Universidad Isalud, hay al menos tres condiciones para que una agencia de ese tipo sea útil: debe ser transparente, estar integrada por «5 Favaloros», que sean personas totalmente desprovistas de todo conflicto de interés, y que gane credibilidad con el tiempo.
Más allá de la discusión judicial sobre las coberturas, hay quienes recomiendan que se permita una oferta más amplia de contratos con los asociados. «Para moderar estructuralmente el gasto hay que ir a planes parciales», dice Jorge Colina, economista de Idesa especializado en temas de economía y salud. Hoy se exige la venta del PMO completo, «pero no todo el mundo lo necesita». La ley 26.682 autoriza contratos no integrales, pero de manera muy limitada.
Torres se muestra a favor de esa opción. Pero advierte que los planes parciales implicarían que, por las enfermedades no cubiertas en el contrato adquirido, habrá que ir al sistema público. Aquí se llega a un punto por el cual, se dice, debería comenzar una reformulación del sistema de salud: el de considerar una solución integral, en la que el Estado tome su rol y defina qué cobertura habrá para toda la población, más allá de la situación social y laboral de cada quien.
«Querer arreglar como algo aislado el tema de la medicina prepaga no sirve. El Estado tiene el rol de definir el plan nacional de salud y el modelo de atención; es el primer responsable, pero durante muchos años miró para otro lado», evalúa Magonza.
Las regulaciones
En la discusión por la ley de prepagas, uno de los puntos más controvertidos fue el del artículo 10, que obliga a no rechazar afiliados con enfermedades preexistentes, algo cuestionado por la imprevisibilidad que provoca en el gasto de un sistema alimentado solo con las cuotas de quienes se asocian. La normativa dispuso que el Gobierno debe aprobar, con cada pedido de afiliación, qué cuota pueden cobrar las prepagas.
Según Magonza, sobre ese punto hoy se analiza la posibilidad de establecer una tabla de valores según condiciones y edad del paciente, que haga que no sea necesario el pedido de autorización para cobrarle un extra a quien se afilia al momento de necesitar un tratamiento. Según el directivo, lo que ocurrió en los últimos años fue que, al tramitarse pedidos y al no haber respuesta de las autoridades, se ordenó afiliar con cuota plana hasta nuevo aviso. «El nuevo aviso nunca llega y los costos los pagan los demás afiliados», sostiene.
Otro factor regulatorio, agrega Belocopitt, es que debería determinarse cómo se pagan las nuevas prácticas, sobre todo luego de que se sumaron obligaciones con leyes que no previeron financiamiento. «Hay drogas que tienen valores exorbitantes, y así el sistema no es sostenible», señala.
Una medida aplicada en otros países para financiar tratamientos costosos es la constitución de fondos especiales que, a manera de seguros, se usan para enfermedades predeterminadas. Ocurre algo así en el sistema nacional de obras sociales, con un fondo al que se deriva una parte del aporte y la contribución del empleado y su empleador. En el segmento de las prepagas eso nunca se implementó. Pero pagar las nuevas tecnologías y medicamentos por la vía de cuotas, «se vuelve algo inalcanzable», sentencia Piva, que ve con buenos ojos el Fondo Nacional de Recursos que tiene Uruguay.
«Un seguro nacional de enfermedades catastróficas, que contemple la protección frente a las enfermedades más caras, debería definir cómo tratarlas, con protocolos únicos para todos», evalúa Tobar. Y agrega que debería ser función de este seguro contratar a los prestadores y comprar en forma centralizada los medicamentos y las tecnologías de alto costo.
Hacia un nuevo paradigma en el consumo mundial de carne
Por la epidemia global de obesidad y diabetes, el objetivo es instalar una cultura de la austeridad y del cuidado de los recursos naturales en la alimentación.
Por Jorge Castro.
En los países del sudeste asiático, la demanda de proteínas cárnicas, sobre todo los cortes porcinos, se disparó en los últimos años. .
El cálculo del Foro de Davos es que la producción de alimentos del mundo avanzado (Estados Unidos representa más del 60% del total) cubre entre 150% y 200% de las necesidades nutricionales (medidas en términos calóricos) de los 900 millones de personas que integran su población.
Pero los supermercados norteamericanos pierden entre 5% y 10% de los productos individualmente vendidos debido a modificaciones en los pedidos de último momento.
Lo notable es que este nivel de pérdidas ha adquirido un carácter sistemático porque responde a una estrategia de marketing destinada a mostrar como argumento de venta una imagen de abundancia en los bienes más requeridos por el mercado. Por eso, el efecto acumulado de este desperdicio es 3 o 4 veces superioren términos anualizados.
En China ya hay 100 millones de personas que padecen enfermedades vinculadas con la obesidad. .
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) estima que las técnicas automatizadas de manejo de stocks (inventarios) pueden reducir o eliminar estas pérdidas en un plazo de 2 años, y garantizar al mismo tiempo la frescura y novedad marketinera de los productos.
En los países emergentes, la proporción de alimentos desperdiciados es más de 30% -en el caso de India el nivel de pérdidas es superior a 40%-; y la razón es la falta de sistemas de frío y almacenaje, sumado a la carencia, o total anacronismo, del aparato logístico y de distribución.
USDA señala que en Estados Unidos se pierde 19% del total de los alimentos proveídos por la cadena estadounidense de producción, debido a que son preparados pero no servidos, lo que significa que se tornan inutilizables en la fase de la cocina, o incluso porque se los sirve en porciones excesivamente grandes.
Esta brecha de efectividad podría desaparecer con técnicas de control sustentada en la Inteligencia Artificial, que incluya los gustos y necesidades de los consumidores, lo que podría ocurrir en un plazo no mayor a 15 meses.
El Reino Unido se ha propuesto reducir a la mitad el 21% de los alimentos desperdiciados por lo hogares británicos en los últimos 10 años, a través de una campaña sistemática de educación social de carácter intensiva.
Todo depende del cambio de los hábitos sociales y del estilo de vida, más allá incluso de las técnicas utilizadas, centrados en lo que se refiere a una creciente conciencia pública del valor de los alimentos y del carácter restringido de su utilización.
Se trata de instalar una nueva cultura en la alimentación, con eje en la austeridad, el cuidado de la naturaleza y sus recursos, y ante todo la salud de las personas.
También hay que reducir el consumo de carnes y lácteos a los niveles existentes antes del boom de hiperconsumo desatado en Estados Unidos en las décadas del 50 y del 60; y que es una de las causas primordiales de la epidemia de hiperobesidad experimentada desde entonces, uno de los grandes flagelos sociales que afectan a la sociedad norteamericana.
La República Popular China consume 63 kilos de carne por persona, y es de lejos el principal mercado del mundo, pero aún así el consumo per cápita de carne de su población es sólo la mitad de los niveles estadounidenses.
Es obvio que el objetivo chino no puede ser alcanzar los niveles de Estados Unidos en lo que hace al consumo de carnes.
Ya hay en el gigante asiático una población de 100 millones de enfermos diabéticos y obesos o hiperobesos, y en el caso de permanecer la tendencia actual serían 300 millones en 15 años.
Los fraudes y problemas que habrá cuando estalle la burbuja de Bitcoin
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Hace poco, mi peluquero me preguntó si debería invertir todos sus ahorros en bitcoines. La verdad es que si los hubiera comprado hace más o menos un año, ahora estaría muy contento. Claro que los especuladores holandeses que compraron bulbos de tulipanes en 1635 también se sintieron muy satisfechos durante algún tiempo, hasta que los precios de los tulipanes se desplomaron a principios de 1637.
La tulipomanía o crisis de los tulipanes fue un periodo de euforia especulativa que se produjo en los Países Bajos en el siglo XVII. El objeto de especulación fueron los bulbos de tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. Constituye uno de los primeros fenómenos especulativos de masas de los que se tiene noticia. Fuente: Wikipedia, 2018.
¿Acaso será cierto que los bitcoines están formando una burbuja gigante que al final producirá solo dolor? Sí. No obstante, se trata de una burbuja envuelta en un brillante tecnomisticismo y la protege un capullo de ideología libertaria. Si le quitamos toda esa envoltura, quizá podamos aprender algunas verdades de la época que nos ha tocado vivir.
Por si no has escuchado hablar del bitcóin, te diré que es el mejor y más conocido ejemplo de una criptomoneda, es decir, un activo que no tiene forma física, pues solo es un registro digital almacenado en computadoras. Lo que diferencia a las criptomonedas de las cuentas bancarias regulares, aunque también solo son registros digitales, es que su existencia no se conserva en los servidores de una institución financiera específica, sino que son distribuidos en muchos lugares.
Otra diferencia importante radica en que para verificar que tenemos criptomonedas no es necesario demostrar (y por lo tanto, revelar) nuestra identidad. Para verificar la propiedad de un bitcóin se utiliza una contraseña creada con técnicas derivadas de la criptografía —el arte de escribir o resolver códigos— que da acceso a la moneda virtual sin revelar información que no queremos proporcionar.
Parece un muy buen truco. ¿Y para qué sirve?
En principio, podemos efectuar pagos electrónicos con bitcoines. Sin embargo, para hacer pagos electrónicos también podemos utilizar tarjetas de débito, PayPal, así como otras plataformas, y resulta que los bitcoines son un medio de pago lento, inadecuado y costoso. De hecho, incluso los organizadores de conferencias sobre Bitcoin algunas veces no aceptan pagos en bitcoines de los participantes. En realidad, no hay ninguna buena razón para utilizar bitcoines en nuestras transacciones regulares —a menos que no queramos que nadie sepa qué compramos o vendemos, por lo que gran parte del uso real de bitcoines se asocia con las drogas, el sexo y otros artículos del mercado negro—.
Entonces, nos queda claro que los bitcoines no son en realidad efectivo digital. En cierta forma podríamos decir que son el equivalente digital de los billetes de 100 dólares.
Al igual que los bitcoines, los billetes de 100 dólares no son muy prácticos para nuestras transacciones ordinarias, pues la mayoría de las tiendas no los aceptan. No obstante, estos billetes con el retrato de Benjamin Franklin son populares entre los ladrones, los narcotraficantes y los evasores fiscales. Además, aunque la mayoría de nosotros solo veremos estos billetes unas cuantas veces en la vida, hay muchos en circulación —el equivalente a más de un billón de dólares, que es alrededor del 78 por ciento del valor del dinero estadounidense que se encuentra en circulación—.
¿Entonces los bitcoines son una mejor opción que los billetes de 100 dólares ya que nos permiten realizar transacciones secretas sin tener que andar cargando maletas llenas de efectivo? Tampoco es totalmente cierto, porque les falta una característica esencial: un vínculo con la realidad.
A pesar de que el dólar moderno es una moneda “fiduciaria”, puesto que no se respalda mediante ningún otro activo como, por ejemplo, el oro, su valor está garantizado porque el gobierno de Estados Unidos lo acepta, e incluso lo exige, para el pago de impuestos. Su poder de compra también es estable gracias a las medidas de la Reserva Federal, que reduce el dinero en circulación cuando se eleva demasiado la inflación, o inyecta más si quiere evitar la deflación. Además, por supuesto, un billete de 100 dólares representa cien veces el valor de ese dólar tan estable.
Dinero fiduciario: El dinero mercancía basa su valor en la existencia de una contrapartida en oro, plata o cualquier otro metal noble o valores. En cambio, las monedas y billetes fiduciarios tienen valor debido a su declaración como dinero por el Estado y también en el crédito y la confianza (la fe en su futura aceptación) que inspira. Fuente: Wikipedia, 2018.
Por el contrario, un bitcóin no tiene ningún valor intrínseco. Si consideramos esta característica ausencia de un vínculo con la realidad, sumada a los contados usos que tienen los bitcoines en la práctica, podemos decir que se trata de un activo cuyo precio es especulativo casi al cien por ciento y, por lo tanto, de una volatilidad tremenda. Los bitcoines perdieron cerca del 40 por ciento de su valor durante las últimas seis semanas; si el bitcóin fuera una moneda real, esa reducción sería equivalente a una tasa de inflación de alrededor del 8000 por ciento anual.
Por cierto, al no tener ningún vínculo con la realidad, el bitcóin también está muy expuesto a la manipulación del mercado. En 2013 se descubrió que las acciones fraudulentas de un solo individuo al parecer hicieron que el precio del bitcóin aumentara siete veces su valor. ¿Ahora quién está manipulando el precio? Nadie lo sabe. Algunos observadores sospechan que Corea del Norte podría estar involucrada.
Pero ¿qué con las personas que compraron bitcoines casi desde un principio y han obtenido unas ganancias estratosféricas? Bueno, quienes invirtieron con Bernie Madoff también ganaron muchísimo dinero, o por lo menos tuvieron esa impresión, durante un buen tiempo.
Como señala Robert Shiller, el principal experto del mundo en burbujas económicas, las burbujas de activos son como “esquemas Ponzi naturales”. Los primeros que invierten en una burbuja ganan mucho dinero conforme el esquema va atrayendo a nuevos inversionistas, y esas ganancias atraen todavía a más personas. Este proceso puede continuar así varios años, hasta que ocurre algo —la situación real o se agota la reserva de posibles inversionistas— y se termina la fiesta de forma repentina y muy dolorosa.
Además, cuando lidiamos con criptomonedas, interviene otro factor más: no es solo una burbuja, sino que también ha generado una especie de culto, cuyos adeptos se dejan llevar por paranoias y fantasean que los malvados gobiernos les quieren robar todo su dinero (a diferencia de los ciberatacantes privados, que han robado cantidades impresionantes de fichas de criptomonedas). Algunos periodistas que escriben con escepticismo acerca del bitcóin me han dicho que es el tema que genera más correos con expresiones de odio.
Así que la respuesta para mi peluquero es “No, no debería comprar bitcoines”. Todo este asunto va a terminar muy mal y mientras más pronto, mejor.
El abuso de opiáceos en EEUU es tan grave que está reduciendo la esperanza de vida
Por Amanda Erickson.
(Flickr)
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Por segundo año consecutivo, la esperanza de vida en Estados Unidos ha disminuido.
No es difícil entender por qué: en 2016 hubo un aumento del 21 por ciento en el número de muertes causadas por sobredosis de drogas, y los opiáceos causaron dos tercios de ellas. En 2016, la epidemia de opiáceos mató a 42,000 personas, más de las que murieron de Sida en cualquier año en el punto álgido de la crisis.
«Deberíamos tomar esto muy en serio», señala Bob Anderson, jefe de la Rama de Estadísticas de Mortalidad en el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, a mis colegas Lenny Bernstein y Christopher Ingraham. «Si nos fijamos en los otros países desarrollados del mundo, no están viendo este tipo de cosas. La esperanza de vida está aumentando«, advierte.
En otras palabras: en ningún otro país desarrollado hay personas que mueren a causa de los opiáceos con las tasas registradas en Estados Unidos.
¿Qué explica la discrepancia?
El sistema médico de Estados Unidos.
(Flickr)
A los estadounidenses se les prescriben opiáceos significativamente más a menudo que en otros países.En Estados Unidos se toman 50,000 dosis de opiáceos al día por cada millón de residentes. Eso es casi un 40 por ciento más alto que la tasa de Alemania y Canadá, y el doble de la tasa de Austria y Dinamarca. Es cuatro veces más alta que en Gran Bretaña y seis veces más alta que en Francia y Portugal. Como lo expresó la BBC, «los médicos estadounidenses prescriben, mucho».
Eso es en gran parte resultado de nuestra estructura de seguro de salud. A diferencia de los países que brindan servicios de salud universales financiados con impuestos estatales, Estados Unidos tiene un sistema de atención principalmente privatizado. Y los expertos dicen que es mucho más probable que las aseguradoras paguen una píldora que la terapia física o la repetición de tratamientos.
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«La mayoría de los seguros, especialmente los de los pobres, no pagarán nada más que una píldora«, comenta a la BBC Judith Feinberg de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia Occidental. «Digamos que tienes un paciente que tiene 45 años. Tiene un dolor fuerte en la parte inferior de la espalda, lo examinas, y ves que tiene un espasmo muscular. Realmente lo mejor es la terapia física, pero nadie pagará por eso. Así que los médicos se preparan para tirar de la plataforma de recetas. Incluso si el seguro cubre la terapia física, probablemente necesite autorización previa, lo que implica mucho tiempo y papeleo».
Como resultado, a los estadounidenses se les receta opiáceos. A menudo, se les dan varias pastillas más de las que se podría esperar que usaran, para evitar más visitas.«Otros países lidian con el dolor de manera mucho más saludable», comenta Feinberg, profesora del Departamento de Medicina Conductual y Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la WVU.
El sistema de atención de salud de Estados Unidos también es diferente en comparación con los demás países. Hay presión para enfrentar el dolor y hay una actitud generalizada de que todo es reparable. Como resultado, los médicos en Estados Unidos son mucho más propensos a proporcionar analgésicos que los médicos de otros países. Un estudio comparativo encontró que los facultativos japoneses trataban el dolor agudo con opiáceos casi la mitad del tiempo. En Estados Unidos, el número fue del 97 por ciento.
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«Tengo 51 años«, comenta el profesor Keith Humphreys de la Universidad de Stanford a la BBC. «Si voy a un médico estadounidense y le digo: ‘Oye, corrí la maratón que solía correr cuando tenía 30 años, y ahora estoy adolorido’, mi médico intentará arreglar la situación. Si lo haces en Francia, el doctor dirá: ‘Es vida, toma una copa de vino ¿qué quieres de mí?'».
También hay otros culpables. Estados Unidos es uno de los dos únicos países que permite que las compañías de medicamentos con receta se publiciten en televisión (el otro es Nueva Zelanda). Las compañías hacen publicidad, y mucho. En 2016, las compañías farmacéuticas gastaron USD 6.4 mil millones en publicidad. Los expertos también dicen que las escuelas de medicina de Estados Unidos no han hecho lo suficiente para educar a los estudiantes sobre el manejo del dolor, la adicción, el uso y el abuso de los opiáceos.
Las compañías farmacéuticas también tratan de cortejar a los médicos con regalos. Algunas empresas organizan cenas lujosas y otras patrocinan conferencias. En 2016, por ejemplo, el fabricante de OxyContin Purdue Pharma gastó USD 7 millones en regalos para médicos y hospitales. De 1996 a 2001, la compañía patrocinó 40 «simposios nacionales de manejo del dolor» en distintos lugares. En el mismo período, la compañía duplicó su fuerza de ventas y distribuyó cupones para que los médicos pudieran ofrecer a los pacientes suministros de OxyContin por 30 días, además de otros medicamentos altamente adictivos. En esos seis años, las recetas de OxyContin aumentaron de más de 670,000 a más de 6 millones.
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Eso alarmó al menos a un grupo de salud pública, que publicó un boletín en 2009 titulado La promoción y comercialización de OxyContin: Triunfo comercial, tragedia de salud pública.
De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad
“De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”: Esta es la historia de lo que pasó con la Empresa de Motores del Siglo XX – que puso en práctica ese eslógan -, contada por uno de los supervivientes. (Sección de La Rebelión de Atlas)
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Votamos por ese plan en una gran reunión, estando todos presentes, los seis mil que éramos, todos los que trabajábamos en la fábrica. Los herederos Starnes pronunciaron largos discursos, y nada estaba demasiado claro, pero nadie hizo preguntas. Ninguno de nosotros sabía exactamente cómo funcionaría el plan, pero cada uno pensaba que su vecino sí lo sabía. Y si alguien tenía dudas, pues se sentía culpable y mantenía la boca cerrada, porque ellos parecían decir que quien se opusiese al plan era un asesino de niños en su corazón, y menos que un ser humano. Nos dijeron que ese plan conseguiría un noble ideal. Y bueno, ¿cómo íbamos a pensar lo contrario? ¿No habíamos oído decir eso durante todas nuestras vidas, a nuestros padres y a nuestros maestros y a nuestros curas, y en cada periódico que leímos y en cada película y en cada discurso público? ¿No nos habían dicho siempre que eso era lo correcto y lo justo? Bueno, puede que hubiera alguna excusa por lo que hicimos en esa reunión. Aún así, votamos por el plan, y lo que nos trajo lo teníamos merecido. Sabe usted, señora, somos hombres marcados, en cierta forma, todos los que vivimos durante los cuatro años de ese plan en la Empresa de Motores del Siglo XX. ¿Qué se supone que es el infierno? Maldad. . . pura, desnuda y descarada maldad, ¿no? Pues bien, eso es lo que vimos y lo que ayudamos a construir; y creo que estamos condenados, cada uno de nosotros, y quizás nunca seamos perdonados.¿Sabe cómo funcionó aquel plan, y lo que le hizo a la gente? Intenta verter agua en un recipiente que tiene un tubo de desagüe abajo que lo vacía más deprisa que la viertes, y cada cubo que echas rompe el tubo y lo hace un centímetro más ancho, y cuanto más duro trabajas, más te exigen, y acabas lanzando cubos cuarenta horas semanales, luego cuarenta y ocho, luego cincuenta y seis… para la cena de tu vecino, para la operación de su mujer, para el sarampión de su hijo, para la silla de ruedas de su madre, para la camisa de su tío, para la escuela de su sobrino, para el bebé del vecino, para el bebé que va a nacer, para cualquiera en cualquier sitio a tu alrededor. . . y es suyo a recibir, desde pañales a dentaduras postizas, y tuyo a trabajar, desde el amanecer al anochecer, mes tras mes, año tras año, sin ningún resultado que puedas ver excepto tu propio sudor, sin nada que esperes ver excepto el placer de ellos, durante toda tu vida, sin descanso, sin esperanza, sin fin… De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad…Somos todos una gran familia, nos dijeron, estamos todos juntos en esto. Pero no estáis todos de pie trabajando con una antorcha de acetileno diez horas diarias, “juntos”, y no tenéis todos un dolor de barriga, “juntos”. ¿Cuál es la capacidad de quién, y qué necesidad de quién va primero? Cuando está todo en una sola olla, no puedes dejar que cada hombre decida cuáles son sus propias necesidades, ¿a que no? Si lo hicieses, él podría clamar que necesita un yate, y si sus emociones son lo único que tienes para guiarte, él podría incluso demostrártelo. ¿Por qué no? Si no es justo que yo tenga un coche hasta haber acabado en el hospital, ganando un coche para cada gandul y cada salvaje en el mundo. . . ¿por qué no puede él exigir un yate de mí también, si aún tengo la capacidad de no haberme desplomado? ¿No? ¿No puede? Entonces, ¿por qué puede él exigir que prescinda de leche en mi café hasta que él haya pintado su sala de estar…? En fin… Pues, en cualquier caso, se decidió que nadie tenía derecho a juzgar su propia necesidad o capacidad. Votamos sobre ello. Sí, señora, votamos sobre ello en una reunión pública dos veces al año. ¿De qué otro modo podría hacerse? ¿Se imagina lo que pasaría en esa reunión? Bastó la primera para descubrir que nos habíamos convertido todos en mendigos, en podridos, gimientes y temblorosos mendigos, todos nosotros, porque ningún hombre podía exigir su paga como una ganancia válida, él no tenía derechos ni ganancias, su trabajo no le pertenecía, le pertenecía a ´la familia´, y ellos no le debían nada a cambio, y la única reivindicación que tenía sobre ellos era su propia ´necesidad´, así que tenía que suplicar en público para que aliviasen sus necesidades, como cualquier vago piojoso, haciendo una lista de sus problemas y miserias, desde sus calzoncillos remendados a los resfriados de su mujer, esperando que ´la familia´ le arrojara las limosnas. Tenía que citar miserias, porque eran miserias, no trabajo, lo que ahora era la moneda del reino; así que todo se volvió una pugna entre seis mil pordioseros, cada uno clamando que su necesidad era peor que la de su hermano. ¿Qué otra cosa se podría hacer? ¿Quiere adivinar lo que ocurrió, qué tipo de hombres se quedaron callados, sintiendo vergüenza, y qué tipo ganaron la lotería?Pero eso no fue todo. Hubo algo más que descubrimos en esa misma reunión. La producción de la fábrica había caído en un cuarenta por ciento en ese primer semestre, así que se llegó a la conclusión que alguien no había producido ´según su capacidad´. ¿Quién? ¿Cómo podrías saberlo? ´La familia´ votó sobre eso también. Votaron cuáles de los hombres eran los mejores, y esos hombre fueron sentenciados a trabajar horas extra cada noche durante los seis meses siguientes. Horas extra sin paga, porque no te pagaban por tu tiempo y no te pagaban por tu trabajo, sólo por tu necesidad.¿Tengo que contarle lo que sucedió después, y en qué tipo de criaturas empezamos a convertirnos todos, nosotros quienes una vez habíamos sido humanos? Empezamos a ocultar cualquier capacidad que tuviésemos, a trabajar más despacio, y a cuidarnos como halcones de nunca trabajar más deprisa o mejor que nuestro vecino. ¿Qué otra cosa podríamos hacer, sabiendo que si hiciésemos lo mejor para ´la familia´, no serían gracias o recompensas lo que recibiríamos, sino castigo? Sabíamos que por cada estúpido que echase a perder un grupo de motores y le costase dinero a la empresa – fuese por descuido o por pura incompetencia – seríamos nosotros quienes tendríamos que pagar con nuestras noches y nuestros domingos. Así que hacíamos lo posible para no ser buenos.Había un joven que empezó, lleno de ilusión ante el noble ideal, un muchacho brillante, sin estudios, pero con una estupenda cabeza sobre sus hombros. El primer año ideó un proceso de trabajo que nos ahorró miles de horas-hombre. Se lo dio a ´la familia´, sin pedir nada a cambio, aunque tampoco podría haberlo hecho, pero él estaba encantado con eso. Era por el ideal, dijo. Pero cuando se encontró votado como uno de los más capaces y sentenciado a trabajar de noche, porque no habíamos extraído lo suficiente de él, cerró su boca y su cerebro. Puede apostar que no se le ocurrió ninguna nueva idea, el segundo año.¿Qué es lo que siempre nos habían dicho sobre la malvada competencia del sistema del beneficio, en el que los hombres tenían que competir por quién haría un trabajo mejor que sus colegas? Malvada, ¿no era eso? Bueno, tendría que haber visto lo que pasó cuando todos tuvimos que competir entre nosotros para ver quién haría el peor trabajo posible. No hay forma más segura de destruir a un hombre que acorralarle en un sitio donde debe intentar no dar lo mejor de sí, donde tiene que esforzarse en hacer a mal trabajo, día tras día. Eso acabará con él mucho antes que la bebida o el ocio, o ganarse la vida asaltando a otros. Pero no podíamos hacer otra cosa más que fingir incapacidad. La única acusación que temíamos era que sospechasen que éramos capaces. La capacidad era como una hipoteca sobre ti, que nunca podías pagar. Y ¿para qué trabajar? Sabías que tu miseria básica te la darían en cualquier caso, trabajases o no – tu ´asignación para casa y comida´, la llamaban – y por encima de esa miseria podías olvidarte de conseguir algo, no importa cuánto lo intentases. No podías contar con comprarte un traje nuevo al año siguiente; tal vez te dieran una ´asignación para ropa´ o tal vez no, dependiendo de si alguien se rompía una pierna, necesitaba una operación, o daba a luz a más bebés. Y si no había suficiente dinero para trajes nuevos para todos, entonces tú tampoco podrías conseguir el tuyo.Había un hombre que había trabajado duro toda su vida, porque siempre había querido mandar a su hijo a la universidad. Bien, el chico se graduó en el instituto durante el segundo año del plan, pero ´la familia´ no le dio al padre ninguna ´asignación´ para la universidad. Dijeron que su hijo no podía ir a la universidad hasta que tuviésemos suficiente para mandar a los hijos de todos a la universidad, y que primero teníamos que mandar a los hijos de todos a la escuela secundaria, y ni siquiera teníamos suficiente para eso. El padre murió al año siguiente, en una pelea a navajazos con alguien en un bar, una pelea sobre nada en particular. . . ese tipo de peleas estaban empezando a ocurrir entre nosotros todo el tiempo.Luego había un señor mayor, un viudo sin familia, que tenía una única afición: discos de música. Imagino que era todo lo que consiguió sacarle a la vida. En otros tiempos solía escatimar comidas sólo para poder comprarse alguna nueva grabación de música clásica. Pues bien, no le dieron ninguna ´asignación´ para discos; ´lujo personal´, lo llamaron. Pero en esa misma reunión, a Millie Bush, la hija de alguien, un niña de ocho años mala y feucha, le votaron un par de brackets de oro para sus dientes torcidos: eso era ´necesidad médica´, porque el psicólogo de turno había dicho que la pobre niña tendría un complejo de inferioridad si sus dientes no se enderezaran. El viejo que amaba la música se dio a la bebida, en vez de eso. Llegó a tal punto que ya no lo veías nunca totalmente consciente. Pero parece que había una cosa que no podía olvidar. Una noche bajó tambaleándose por la calle, vio a Millie Bush, y de un puñetazo le saltó todos los dientes. No le quedó ni uno.Beber, claro, es a lo que todos nos dedicamos, unos más y otros menos. No pregunte de dónde sacábamos el dinero para eso. Cuando todos los placeres decentes están prohibidos, siempre hay forma de llegar a los podridos. No asaltas un supermercado cuando anochece ni haces de ratero en los bolsillos de tu prójimo para comprar sinfonías clásicas o aparejos de pesca, pero si es para emborracharte del todo y olvidar, entonces sí. ¿Aparejos de pesca? ¿Escopetas de caza? ¿Cámaras fotográficas? ¿Hobbies? No había ninguna ´asignación para diversión´ para nadie.´Diversión´ fue lo primero que eliminaron. ¿No debes siempre supuestamente avergonzarte de negarte cuando alguien te pide que le des algo, si es algo que te dio placer? Incluso nuestra ´asignación para tabaco´ quedó reducida a dos paquetes de cigarrillos por mes; y eso, nos dijeron, fue porque el dinero tenía que dedicarse al fondo de leche para bebés. Los bebés fueron el único artículo de producción que no se redujo, sino que aumentó y continuó aumentando, porque la gente no tenía otra cosa que hacer, supongo, y porque no les importaba, el bebé no era su carga, era la carga de ´la familia´. De hecho, la mayor posibilidad que tenías de conseguir un aumento y respirar más a fondo por un tiempo era una ´asignación infantil´. O eso, o una enfermedad grave.No tardamos mucho en darnos cuenta de cómo funcionó todo eso. Cualquier hombre que se cansase de jugar limpio tenía que privarse de todo. Perdía el gusto hacia cualquier placer, odiaba fumarse cinco céntimos de tabaco o mascar una bola de chicle, preocupándose por si alguien tenía más necesidad por esos cinco céntimos. Se sentía avergonzado con cada bocado de comida que tragaba, preguntándose de quién serían las tristes noches o las horas extra que lo habían pagado, sabiendo que su comida no era suya por derecho, miserablemente deseando ser engañado antes que engañar, ser una víctima desangrada pero no una sanguijuela. Él no se casaría, no les ayudaría a sus seres queridos lejanos, no pondría una carga adicional sobre ´la familia´. Además, si le quedase algún sentido de responsabilidad, no podría casarse o traer hijos al mundo, pues no podía planear nada, prometer nada, contar con nada. Pero los desvergonzados y los irresponsables estaban haciendo su agosto. Tenían bebés, causaban problemas a las chicas, llevaban arrastrando a todos los familiares inútiles que tenían por todo el país, a cada hermana soltera embarazada, para conseguir una ´asignación para discapacidad´ adicional, tenían más enfermedades que cualquier médico pudiese negar, destrozaron sus ropas, sus muebles, sus casas. . . ¡qué narices, ´la familia´ estaba pagando poe ello! Encontraron más formas de contraer ´necesidad´ de lo que el resto de nosotros jamás pudiese imaginar; desarrollaron una habilidad especial para eso, y fue la única capacidad que mostraron.¡Dios nos ayude, señora! ¿Ve usted lo que vimos nosotros? Vimos que nos habían dado una ley por la cual vivir, una ley moral, la llamaban, que castigaba a quienes la observaban, por observarla. Cuanto más tratabas de vivir de acuerdo con ella, más sufrías; cuanto más te la saltabas, mayores recompensas ganabas. La honestidad era como una herramienta puesta a merced de la deshonestidad del vecino. Los honrados pagaban, los deshonestos recogían. El honesto perdía, el deshonesto ganaba. ¿Cuánto tiempo pueden los hombres seguir siendo buenos bajo ese tipo de ley de bondad? Éramos un grupo de gente bastante decente cuando empezamos. No había muchos aprovechados entre nosotros. Conocíamos nuestros trabajos y estábamos orgullosos de ello, y trabajábamos para la mejor fábrica del país, donde el viejo Starnes sólo contrataba a los mejores trabajadores del país. Al cabo de un año de estar bajo el nuevo plan no quedaba ni un solo hombre honesto entre nosotros. Aquello era maldad, el tipo de horror infernal con el que los predicadores solían asustarte, pero que nunca pensaste que verías en vida. No es que el plan favoreciese a unos pocos cabrones, sino que convirtió a gente decente en cabrones, y no había otra cosa que pudiese hacer… ¡y le llamaban un ideal moral!¿Para qué, supuestamente, querríamos trabajar? ¿Para el amor de nuestros hermanos? ¿Qué hermanos? ¿Para los aprovechados, los sinvergüenzas y los holgazanes que veíamos a todo nuestro alrededor? Y si estaban engañándonos o eran simplemente incompetentes, si no querían o no podían. . . ¿qué más nos daba eso a nosotros? Si estábamos presos de por vida al nivel de su incapacidad, fingida o real, ¿cuánto más tiempo querríamos continuar? No teníamos cómo conocer su capacidad, no teníamos forma de controlar sus necesidades; lo único que sabíamos es que éramos bestias de carga luchando ciegamente en un sitio que era medio hospital, medio almacén. . . un sitio centrado sólo en la discapacidad, el desastre, la enfermedad . . . bestias puestas allí para aliviar lo que fuera que cualquiera decidiese decir que era la necesidad de alguien.¿Amor por nuestros hermanos? Ahí es cuando aprendimos a odiar a nuestros hermanos por primera vez en nuestras vidas. Empezamos a odiarlos por cada comida que tragaban, por cada pequeño placer que disfrutaban, por la camisa de un hombre, por el sombrero de la mujer de otro, por una excursión con su familia, por una mano de pintura en su casa. . . eso nos era quitado a nosotros, estaba pagado con nuestras privaciones, nuestras renuncias, nuestra hambre. Empezamos a espiarnos unos a otros, cada uno esperando pillar a los otros mintiendo sobre sus necesidades, y así poder reducir su ´asignación´en la próxima reunión. Empezamos a tener chivatos que informaban sobre la gente, que reportaban si alguien había contrabandeado un pavo para su familia algún domingo, pagado con el juego, muy probablemente. Empezamos a metemos en las vidas ajenas. Provocamos peleas familiares para conseguir que expulsaran a los parientes de alguien. Si alguna vez veíamos a alguien empezando a salir en serio con una chica, le hacíamos la vida imposible. Destruimos muchos noviazgos. No queríamos que nadie se casara, no queríamos más dependientes a los que alimentar.En los viejos tiempos, solíamos celebrar si alguien tenía un bebé, solíamos contribuir y ayudarle con los gastos de hospital, si estaba temporalmente apretado de dinero. Ahora, cuando nacía un bebé, pasábamos semanas enteras sin hablarles a los padres. Los bebés, para nosotros, se habían convertido en lo que las langostas son para los agricultores. En los viejos tiempos solíamos ayudarle a un hombre si tenía una enfermedad seria en su familia. Ahora. . . bueno, le contaré sólo un caso. Era la madre de un hombre que había estado con nosotros quince años. Era una anciana afable, alegre e inteligente, nos conocía a todos por nuestros nombres de pila y a todos nos caía bien. . . nos solía caer bien. Un día se resbaló en la escalera del sótano, se cayó y se rompió la cadera. Sabíamos lo que eso significaba, a su edad. El médico dijo que habría que internarla en una clínica en la ciudad, para someterla a tratamientos caros que llevarían bastante tiempo. La anciana murió la noche antes de ir a la ciudad. Nunca determinaron la causa del fallecimiento. No, no sé si fue asesinada. Nadie dijo eso. Nadie hablaría de eso en absoluto. Lo único que sé es que yo – ¡y esto es lo que no puedo olvidar! – yo también me pillé deseando que muriera. Esa – ¡que Dios nos perdone! – era la hermandad, la seguridad, la abundancia que el plan supuestamente iba a traernos.¿Había alguna razón para que ese tipo de horror fuese predicado por alguien? ¿Hubo alguien que sacó algún provecho de él? Lo hubo. Los herederos Starnes. Espero que no vaya a recordarme que ellos habían sacrificado una fortuna y nos habían entregado la fábrica a nosotros como regalo. Nos engañaron con eso, también. Sí, ellos entregaron la fábrica. Pero el beneficio, señora, depende de aquello que uno esté queriendo conseguir. Y lo que los Starnes querían, no hay dinero en la Tierra que pudiese comprarlo. El dinero es demasiado limpio e inocente para eso.Eric Starnes, el más joven, él era una medusa que no tenía agallas para buscar algo específico. Consiguió que le votasen Director del Departamento de Relaciones Públicas, lo cual no resultó en nada, excepto que tenía un equipo para ese no hacer nada, y así no tener que molestarse holgazaneando por la oficina. La paga que recibió – bueno, no debería llamarlo ´paga´, ninguno de nosotros era ´pagado´ – las limosnas que le votaron fueron relativamente modestas, unas diez veces más que a mí, pero eso no era riqueza. A Eric no le importaba el dinero: no habría sabido qué hacer con él. Se pasaba el tiempo pajareando entre nosotros, mostrándonos lo simpático que era, y lo democrático. Quería ser amado, por lo visto. Su forma de conseguirlo era recordarnos todo el tiempo que él nos había dado la fábrica a nosotros. No podíamos soportarlo.Gerald Starnes era nuestro Director de Producción. Nunca supimos exactamente cuál había sido el tamaño de sus mordidas: de sus limosnas. Habría sido necesario un equipo de contables para averiguar eso, y un equipo de ingenieros para seguirle la pista al modo en que todo ese dinero fue encauzado, directa o indirectamente, a su oficina. Nada de eso era supuestamente para él, eran todo gastos de empresa. Gerald tenía tres automóviles, cuatro secretarias, cinco teléfonos, y solía montar fiestas a base de champaña y caviar que ningún pez gordo de los negocios que pagara impuestos podría haberse permitido. Gastó más dinero en un año que los beneficios que su padre había generado en sus dos últimos años de vida. Vimos un montón de cincuenta kilos – cincuenta kilos, los pesamos – de revistas en la oficina de Gerald, llenas de historias sobre nuestra empresa y nuestro noble plan, con grandes fotos de Gerald Starnes, llamándole un gran cruzado social. A Gerald le gustaba llegar a los talleres por la noche, vestido con sus ropas más elegantes, luciendo gemelos de brillantes del tamaño de una moneda, y desparramando cenizas de su cigarro por todos lados. Cualquier vulgar presumido que no tiene otra cosa que exhibir más que su dinero ya es bastante desagradable; pero al menos él no se chulea de que el dinero sea suyo, y eres libre de mirarle o no, como quieras, y en general no lo haces. Pero cuando un cabrón como Gerald Starnes se exhibe de ese modo y no para de decir que a él no le importan las riquezas materiales, que sólo está sirviendo a ´la familia´, que todo ese lujo no es para él, sino para nosotros y para el bien común, porque es necesario mantener el prestigio de la compañía y del noble plan a los ojos del público. . . ahí es cuando aprendes a odiar a una criatura como jamás habías odiado a ningún humano.Pero su hermana Ivy era peor. A ella realmente no le importaba la riqueza material. Las limosnas que recibía no eran mucho mayores que las nuestras, y ella iba por ahí con zapatos planos y simples faldas y camisas, sólo para demostrar lo desapegada que era. Ella era nuestro Director de Distribución. Era la dama encargada de nuestras necesidades. Era la que nos tenía agarrados por la garganta. Por supuesto, la distribución supuestamente iba a ser decida por el voto, por la voz del pueblo. Pero cuando el pueblo son seis mil voces berreantes, tratando de decidir sin rasero ni medida, cuando no existen reglas de juego y cada uno puede exigir lo que se le ocurra, pero no tiene derecho a nada, cuando todo el mundo tiene poder sobre la vida de todo el mundo, excepto la suya propia. . . entonces resulta, como ocurrió, que la voz del pueblo es Ivy Starnes. Al finalizar el segundo año, abandonamos la farsa de ´reuniones de familia´ – en nombre de una ´eficiencia de producción y economía de tiempo´, una reunión solía durar diez días – y todas las solicitudes de necesidad eran simplemente enviadas a la oficina de la Sra. Starnes. No, enviadas no. Tenían que ser recitadas delante de ella personalmente por cada solicitante. Entonces ella hacía una lista de distribución, que nos leía para que votáramos nuestra aprobación en una reunión que duraba tres cuartos de hora. Siempre votábamos aprobación. Había un período de diez minutos en la agenda para discusiones y objeciones. No teníamos objeciones. Para entonces ya sabíamos que no valía la pena. Nadie puede dividir los ingresos de una fábrica entre miles de obreros, sin algún tipo de criterio o de norma para medir el valor de la gente. Su criterio era el de hacerle la pelotilla. ¿Desprendida? En los tiempos de su padre, todo el dinero de él no le habría excusado a dirigirse al peor de sus empleados como ella se dirigía a nuestros más hábiles trabajadores y a sus esposas. Ella tenía ojos pálidos que parecían sospechosos, fríos y muertos como los de un pez. Y si usted quiere ver la pura maldad, debería haber visto cómo brillaban sus ojos cuando veía a algún hombre respondiéndole, al oír su nombre en la lista de quienes no iban a recibir nada por encima de las migajas básicas. Y al verlos, veías el verdadero objetivo de cualquier persona que jamás haya predicado el slogan: ´De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad´.Ese era todo su secreto. Al principio, yo no cesaba de preguntarme cómo era posible que los hombres del mundo educados, justos y famosos pudiesen cometer un error de ese tamaño, y predicar, como buena, tamaña abominación. . . cuando cinco minutos de eso les habría dicho qué pasaría si alguien intentase practicar lo que predicaban. Ahora sé que no obraron así por algún tipo de error. Errores de ese tamaño nunca se cometen inocentemente. Si los hombres caen en alguna forma de locura malvada, cuando no tienen cómo hacerla funcionar ni razón posible para su decisión, entonces es porque tienen una razón y no quieren decirla. Y nosotros no fuimos tan inocentes tampoco cuando votamos a favor del plan en aquella primera reunión. No lo hicimos sólo porque creyésemos que la asquerosa basura que vomitaban fuese buena. Teníamos otra razón, pero la basura nos ayudó a ocultarla de nuestros vecinos y de nosotros mismos. La basura nos dio la posibilidad de hacer pasar por virtud algo que estaríamos avergonzados de admitir. No había ningún hombre votando por ella que no pensase que bajo un montaje de ese tipo él se apoderaría de los beneficios de los hombre más capaces que él. No había ningún hombre lo suficientemente rico y listo que no pensase que había alguien más rico y más listo, y que ese plan le daría a él una parte de la riqueza y del cerebro de su mejor. Pero mientras pensaba en que él conseguiría beneficios inmerecidos de los hombres arriba, se olvidó de los hombres abajo que conseguirían beneficios inmerecidos también. Se olvidó de todos sus inferiores, que se apresurarían a explotarle igual que él pensaba explotar a sus superiores. El obrero a quien le gustaba la idea de que su necesidad le daba derecho a un limousine como el de su jefe, se olvidó de que todos los pordioseros y vagabundos de la Tierra aparecerían bramando que su necesidad les daba derecho a ellos a una nevera como la suya. Ese fue nuestro verdadero motivo cuando votamos – esa es la pura verdad – pero no nos gustaba pensarlo, así que cuanto menos nos gustaba, más fuerte gritábamos sobre nuestro amor por el bien común.Pues conseguimos lo que queríamos. Y cuando vimos qué era lo que queríamos, era demasiado tarde. Estábamos atrapados, sin ningún sitio donde ir. Los mejores hombres de entre nosotros se fueron de la fábrica la primera semana del plan. Perdimos nuestros mejores ingenieros, superintendentes, capataces y obreros especializados. Un hombre que se auto-respeta no se vuelve una vaca lechera para nadie. Algunos tipos capaces intentaron aguantar, pero no consiguieron hacerlo durante mucho tiempo. Seguimos perdiendo a nuestros hombres, seguían escapando de la fábrica como si fuese un núcleo de infección, hasta que los únicos que quedaron fueron los hombres de necesidad, pero ninguno de los hombres de capacidad.Y los pocos que aún teníamos algo de bueno, pero que nos quedamos, éramos sólo quienes habíamos estado allí demasiado tiempo. En los viejos tiempos, nadie se iba jamás de la Empresa de Motores del Siglo XX, y de alguna forma, no conseguimos hacernos a la idea de que había desaparecido. Después de un tiempo ya no pudimos irnos, porque ningún otro empresario nos admitiría, y no puedo criticarles por eso. Nadie quería tratar con nosotros de ninguna manera, ninguna persona o empresa que se apreciase. Todas las pequeñas empresas con las que hacíamos negocios empezaron a abandonar Starnesville a toda prisa, hasta que nos quedaron sólo bares, salas de juego, y sinvergüenzas que nos vendían bazofia a precios abusivos. Las limosnas que recibíamos fueron cayendo, pero nuestro coste de vida aumentó. La lista de los necesitados de la fábrica se fue alargando, pero la lista de sus clientes se encogió. Había cada vez menos ingresos a dividir entre más y más gente. En los viejos tiempos se solía decir que la marca registrada de la Motores del Siglo XX era tan buena como la marca de carates en oro. No sé qué pensarían los herederos Starnes, si es que pensaban algo; pero supongo que, como todos los planificadores sociales y como los salvajes, pensaban que esa marca registrada era un sello mágico que lo resolvería todo por medio de algún tipo de poder vudú, y que los mantendría ricos, igual que había mantenido a su padre. Pues bueno, cuando nuestros clientes empezaron a ver que nunca servíamos un pedido a tiempo y que nunca fabricábamos un motor que no tuviese algún fallo, ese sello mágico como emblema empezó a funcionar a la inversa: la gente no aceptaría un motor ni regalado, si llevaba la marca Motores del Siglo XX. Y llegó al punto de que nuestros únicos clientes eran los que nunca pagaban ni jamás tuvieron intención de pagar sus facturas. Pero Gerald Starnes, drogado por su propia publicidad, se enfadó y empezó a ir por ahí, con aire de superioridad moral, exigiendo que los empresarios nos pasaran pedidos, no porque nuestros motores fueran buenos, sino porque necesitábamos esos pedidos urgentemente.Para ese entonces, cualquier tonto del pueblo podía ver lo que generaciones de profesores fingieron no percibir. ¿Qué beneficio podría reportarle nuestra necesidad a una central eléctrica cuando sus generadores se detuvieran por causa de nuestros motores defectuosos? ¿Cómo se beneficiaría un hombre tendido en un quirófano cuando de pronto se fuera la luz? ¿Cómo se beneficiaría el pasajero de un avión cuando el motor fallara en pleno vuelo? Y si compraran nuestro producto, no por su mérito, sino por causa de nuestra necesidad, ¿sería eso lo bueno, lo correcto, la acción moral a tomar por el dueño de la central eléctrica, por el cirujano en ese hospital, por el fabricante de ese avión?Y, sin embargo, esa era la ley que profesores, líderes y pensadores habían querido imponer en todo el mundo. Si eso es lo que le hacía a una pequeña ciudad donde todos nos conocíamos, ¿te imaginas lo que haría a escala mundial? ¿Puedes imaginar lo que pasaría si tuvieras que vivir y trabajar estando conectado a todos los desastres y a todas las calamidades del globo? Trabajar, y cuando fallasen los hombres en cualquier lugar, ser tú quien tuviera que compensar por ello. Trabajar, sin posibilidad de progresar, con tus comidas y tus ropas y tu casa y tu placer dependiendo de cualquier estafa, de cualquier hambruna, de cualquier pestilencia en cualquier lugar del mundo. Trabajar, sin posibilidad de una ración extra, hasta que los camboyanos hayan sido alimentados y los patagónicos hayan sido mandados a la universidad. Trabajar, con un cheque en blanco en la mano de cada criatura nacida, de hombres que nunca verás, cuyas necesidades nunca conocerás, cuya capacidad, pereza, falta de rigor o mala fe no tienes forma de saber ni derecho a cuestionar, sólo trabajar, trabajar y trabajar, y dejar que sean las Ivys y los Geralds del mundo quienes decidan de quién serán los estómagos que consuman el esfuerzo, los sueños, y los días de tu vida. ¿Y esa es la ley moral que hay que aceptar? Eso, ¿un ideal moral?Bueno, lo probamos, y aprendimos. Nuestra agonía duró cuatro años, desde la primera reunión hasta la última, y todo terminó de la única forma que podía terminar: en bancarrota. En la última reunión, Ivy Starnes fue la que intentó oponerse. Pronunció un discursito corto, desagradable y agresivo en el que dijo que el plan había fracasado porque el resto del país no lo había aceptado, que una sola comunidad no podía tener éxito en medio de un mundo egoísta y codicioso; que el plan era un noble ideal, pero que la naturaleza humana no estaba a la altura. Un joven – el mismo que había sido castigado por darnos una idea útil durante el primer año – se levantó, mientras todos seguíamos sentados en silencio, y se fue andando directamente hacia Ivy Starnes en el estrado. No dijo nada. Le escupió en la cara. Y así acabó el noble plan de la Empresa de Motores del Siglo XX.
# # #<<< Traducción: Objetivismo.org >>># # #Fuentes:Sección de La Rebelión de Atlas, Parte II, capítulo 10 # # ## # #
Nuevas herramientas contra el Alzheimer llevan esperanza a los pacientes
Desde el marcapasos cerebral, hasta el posible diagnóstico por biomarcadores a través de un simple análisis de sangre. Neurólogos expertos explican los alcances de estos avances y los cuidados para prevenir esta terrible enfermedad.
Por Víctor Ingrassia.
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Coinciden los neurólogos expertos, que el gran problema con el Alzheimer es que la enfermedad neurodegenerativa, causada por la destrucción progresiva de las neuronas cerebrales, comienza hasta dos décadas antes de que aparezcan los síntomas, generalmente en los 60 años de una persona.
Y no solo de la memoria estamos hablando. También afecta la capacidad para prestar atención, resolver problemas o tomar las decisiones acertadas.
Se trata de un conjunto de capacidades esenciales para la vida diaria y la independencia, cuyo deterioro no se puede revertir. Y con el crecimiento del promedio de edad de la población en el mundo, ese problema se hace más grande y evidente.
Los nuevos avances en la enfermedad de Alzheimer brindan esperanza a los pacientes
En el mercado actual existen muy pocas drogas que pueden ralentizar el progreso de la pérdida de memoria que acompaña al Alzheimer, pero lo que se ve generalmente es que cuando la enfermedad se diagnostica, ya es demasiado tarde: se ha producido un daño irreversible en el cerebro y el progreso del deterioro lleva a la muerte inexorablemente.
Es por eso que la mayoría de los ensayos con medicamentos para el Alzheimer han fracasado en parte, porque es muy difícil encontrar personas con las primeras etapas de la enfermedad.
Todo eso podría cambiar, según el último estudio de Alzheimer publicado esta semana en la revista Nature, en donde se destaca la investigación de un grupo de médicos japoneses y australianos que identificaron mediante un análisis de sangre, ciertos fragmentos de proteínas amiloides y nudos de tau, que son las que se acumulan en el cerebro, lo degrada y causan esta terrible enfermedad.
Ejercitar el cerebro y tener una buena alimentación, ayuda a prevenir el Alzheimer (iStock)
«Los biomarcadores de sangre son un gran avance», afirmó entusiasmado respecto al nuevo estudio, el doctor Ron Petersen, director de investigación de Alzheimer de la Clínica Mayo.
Concretamente, el biomarcador sanguíneo fue descubierto por investigadores del Centro Nacional de Geriatría y Gerontología de Japón, en un estudio que involucró a 400 participantes. Estas personas eran cognitivamente normales, tenían un deterioro cognitivo leve o tenían un diagnóstico de enfermedad de Alzheimer.
Los científicos tomaron muestras de sangre y catalogaron los cientos de fragmentos de «proteínas precursoras de amiloide» que encontraron en cada muestra. Después de comparar los niveles de estos fragmentos de proteína con los niveles de amiloide en el cerebro que se encuentran con las exploraciones PET, los expertos descubrieron que ciertas parejas tenían un 90% de precisión para predecir si había acumulación de amiloide en el cerebro o no.
«Todavía hay un largo camino por recorrer antes de que este tipo de prueba se pueda utilizar en un entorno clínico. El desafío será reproducir los datos en una escala mayor», explicó Petersen, que remarcó que investigadores de la Universidad de Washington en Saint Louis están desarrollando métodos para diagnosticar la enfermedad utilizando fragmentos de proteína amiloide y biomarcadores tau.
En la sangre podría estar la clave para diagnosticar en forma temprana esta enfermedad
Desde la década del 80, el Alzheimer solo podía diagnosticarse post-mortem a través de autopsias del cerebro. En los últimos años, los científicos han descubierto cómo identificar los signos de la enfermedad de Alzheimer mediante la punción lumbar y tomas de la médula espinal o también basados en escaneos PET, pero debido a que estas pruebas son invasivas y costosas, por lo general solo se administran a pacientes que ya muestran signos claros de la enfermedad.
En otras palabras, solo se usan en pacientes para quienes el tratamiento será demasiado corto o demasiado tarde. Lo esperanzador de este hallazgo es que una simple prueba de sangre se le puede hacer a cualquier persona, a cualquier edad, y combatir el Alzheimer en sus primeras etapas.
«Incluso si estas proteínas no resultan ser lo suficientemente buenas para usarlas como una prueba definitiva para el Alzheimer, aún podrían usarse para mejorar la forma en que diagnosticamos la enfermedad. Si un análisis de sangre fue lo suficientemente bueno para indicar una mayor probabilidad de acumulaciones anormales de amiloide en el cerebro, podría ayudar a los médicos a saber qué pacientes deberían someterse a un examen de PET o una punción lumbar para confirmar el diagnóstico de Alzheimer», concluyó Petersen.
En el último congreso mundial sobre la enfermedad se anunciaron avances sobre la posibilidad de realizar un análisis de sangre para detectar a personas con riesgo de tener la Enfermedad de Alzheimer (istock)
Juan Manuel Baldovino, médico neurocirujano de Grupo Medihome, explicó a Infobae la otra noticia esperanzadora sobre Alzeimer que surgió esta semana: el marcapasos cerebral.
«No todas las demencias son alzheimer. Hablamos de demencia cuando hay pérdida de memoria operativa. Comienza con la afectación de la memoria temprana por el continuo depósito de la proteína beta amiloide la región del hipocampo del cerebro. Este depósito de material interfiere en la conexiones neuronales, por lo que cuanto mayor es el depósito, mayor es el deterioro cerebral, afectando entre otros aspectos a la memoria inmediata, mediata y la tardía. Y generando una pérdida de masa encefálica de alrededor de 140 gramos», precisó Baldovino.
«El estudio sobre el marcapasos cerebral, que es una investigación preliminar, consiste en introducir unos electrodos en el cerebro, que mediante una técnica que se llama estimulación, a través de ondas de corriente en el lóbulo frontal, generan una mejora fundamentalmente en la atención de los pacientes, y en la toma de decisiones, que se afecta en forma temprana en los pacientes con esta enfermedad», explicó.
Todavía no está aprobado en EE.UU. Pero sí ya se utiliza la estimulación con implantes cerebrales para otras enfermedades, por ejemplo para Parkinson y dolor.
La enfermedad del olvido
El Alzheimer es la causa más frecuente de demencia y se caracteriza por un deterioro gradual de las capacidades cognitivas, conductuales y funcionales de los pacientes. Su frecuencia aumenta con el envejecimiento de la población.
El nuevo marcapasos cerebral permite ralentizar la enfermedad neurodegenerativa (istock)
«La demencia es un síndrome caracterizado por un deterioro cognitivo progresivo que afecta funciones cerebrales superiores tales como la memoria, el lenguaje, la percepción, la atención, el pensamiento y la conducta, alterando la capacidad de la persona para desenvolverse en forma independiente en sus actividades habituales», explicó a Infobae el doctor Julián Bustin, jefe de la Clínica de Memoria de INECO.
En términos médicos, «demencia» no es sinónimo de «locura», sino la consecuencia de enfermedades o procesos neurodegenerativos que afectan progresivamente las funciones cognitivas como memoria, lenguaje o razonamiento, así como conducta y emoción, generando incapacidad para desarrollar en forma independiente aquellas actividades cotidianas a la que la persona estaba habituada.
Según números brindados por la Organización Mundial de la Salud, hay 48 millones de personas que padecen demencia en el mundo, y cada año se registran casi 8 millones de casos nuevos.
La Asociación Internacional de Alzheimer contabilizó en 2015 unas 503.000 personas con demencia en la Argentina con una incidencia anual de 74.061 nuevos casos (en mayores de 65 años, con una frecuencia de la demencia del 12.18%, del tipo Alzheimer de 5.85 % y demencia vascular de 3.86 %). Se proyecta que ese número se incrementará a 1.181.000 personas en 2050.
«Se calcula que cada 3 segundos una nueva persona es diagnosticada con demencia, y si bien existen muchos tipos, la enfermedad de Alzheimer es la más frecuente, con alrededor del 70% de los casos. Se trata de una enfermedad edad-dependiente, cuya frecuencia aumenta significativamente a partir de los 65 años», agregó Bustin.
El Alzheimer es la primera causa de demencia en el mundo (Shutterstock)
Según relató el experto, la comisión sobre «Prevención, intervención y cuidado en demencia», creada por la prestigiosa revista The Lancet, publicó el control de ciertos factores de riesgo que podrían tener el potencial de retrasar o proteger a un tercio de los casos de demencia.
Los 7 factores de riesgoson: sedentarismo, tabaquismo, hipertensión, obesidad en la adultez, diabetes, depresión y baja educación formal. En todos los casos, se trata de factores modificables, por lo que mediante diferentes iniciativas se podría disminuir el riesgo de Alzheimer.
«A través de la adopción de ciertos hábitos como el ejercicio físico, la estimulación cognitiva, una dieta saludable, sueño adecuado, disminución del estrés y el mantenimiento de la actividad social se puede lograr un escudo protector para el cerebro», concluyó Bustin.
El doctor Ricardo Allegri, Jefe de Neurología Cognitiva, Neuropsiquiatría y Neuropsicología de Fleni resaltó la importancia de ejercitar el cerebro para prevenir las demencias.
«Ejercitar nuestro cerebro influye en el desarrollo, mantenimiento y potenciación de la reserva cognitiva, y el arte permite un entrenamiento que atraviesa nuestra capacidad de pensamiento, memoria y lenguaje. Los individuos con mayor reserva cognitiva tienen predisposición a prevenir, mantenerse mejor y más tiempo ante enfermedades que determinan deterioro cognitivo. Antes se pensaba que esto había que fomentarlo en la tercera edad, pero ahora se sabe que hay que mantenerlo a lo largo de toda la vida», sostuvo Allegri.
La doctora María Alejandra Amengual, médica Neuróloga del Sanatorio Los Arcos explicó a Infobae que «los síntomas habitualmente referidos (pérdida de memoria, dificultades para encontrar las palabras, cambios de humor, pérdida de iniciativa) también pueden observarse en otras situaciones como depresión o envejecimiento normal, pero se diferencian ante todo en el grado de interferencia que generan para el desarrollo de actividades habituales».
Y adelantó un cuadro que ayuda a comparar los síntomas del envejecimiento normal con la enfermedad de Alzheimer.
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Cuidados para prevenir el alzheimer
Hay muchas cosas que se pueden hacer para prevenir el deterioro cognitivo (causal de la demencia), en general actividades y hábitos simples que se pueden incorporar en lo cotidiano:
1) Cuidar el corazón: El cigarrillo, la presión arterial elevada, el colesterol alto, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo, son los principales «factores de riesgo vascular», y generan daños en las arterias aumentando el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o un infarto cardíaco, e incrementando también el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo. Estos problemas pueden prevenirse a través de hábitos saludables y tratamiento adecuado.
2) Seguir una dieta saludable:El alimento es el combustible del cerebro y el cuerpo. Numerosos estudios demostraron los beneficios de seguir una dieta de tipo mediterránea (rica en cereales, frutas, pescados, legumbres y verduras); por el contrario, la alimentación con exceso de grasas saturadas, azúcar o sal, aumenta el riesgo de enfermedad cerebrovascular y cardiovascular.
3) Participar de actividades sociales:Las actividades grupales implican interacción con otras personas, intercambio de ideas y conceptos, oportunidad de ejercitar el lenguaje, adaptación, empatía; también aumentan la reserva cerebral y ayudan a reducir el riesgo de depresión.
4) Realizar actividad física:El ejercicio físico ayuda a controlar la presión arterial y el sobrepeso, reduce el riesgo de diabetes y de algunos tipos de cáncer. Además genera bienestar y es una excelente oportunidad para compartir actividades con amigos y familiares.
5) Desafiar al cerebro:Mediante nuevas actividades que impliquen un aprendizaje (como aprender un idioma o desarrollar un nuevo hobby) el cerebro puede construir nuevas redes y conexiones, lo que ayuda a contrarrestar los síntomas producidos por la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Nunca es tarde para empezar a desarrollarlas y generan otra oportunidad para realizar actividades compartidas.