El Comercio Exterior en el siglo XXI

octubre 11, 2016 · Imprimir este artículo

Comerciar en la era de los algoritmos

Cómo impacta el exponencial cambio tecnológico sobre la producción, el transporte, el empleo y la forma de relacionamiento con el mundo. Una realidad con tantas oportunidades como riesgos. Navegar entre drones, criptomonedas e impresión 3D.

Por Florencia Carbone.

Algunos hablan de la integración post contenedor, otros de la integración en la era de los algoritmos. Unos destacan que las fronteras se desdibujan, otros cómo cambia la manera de concebir, fabricar, vender y transportar un producto, y de la transformación de los servicios. Todos coinciden en que la gran máquina detrás de todo es la tecnología o, mejor el dicho, un enorme y disruptivo cambio tecnológico.

big dataInteligencia artificial y robótica avanzada que automatizan ya no sólo el trabajo manual, sino el intelectual, y con el ello alteran la relevancia del costo laboral.

Fabricación digital que torna borrosa la frontera entre bienes y servicios y con ello reconfigura las cadenas de valor, ¿creando o destruyendo empleo?

Materiales avanzados (nanotecnología) que instala el tema de recursos naturales sustitutos y complementarios con el consiguiente cambio en las ventajas comparativas de los países.

Internet de las cosas, que dispara mayor productividad, eficiencia y control y ayuda a reducir los costos relacionados con el comercio.

Entre drones y criptomonedas

Un mundo de drones, criptomonedas, realidad virtual, impresión 3D, hologramas y big data, tal como describió Gustavo Beliz, director del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (Intal) del Banco. Interamericano de Desarrollo (BID).

En síntesis, ese fue el eje de la edición 2016 del Pec Comex (Pasión, Experiencia, Conocimiento) de la Fundación ICBC. La convocatoria se hizo esta vez para hablar sobre «Las tecnologías como facilitadoras del comercio».

El maestro de ceremonias fue Félix Peña, director del Instituto de Comercio Internacional, y encargado de presentar a los participantes divididos en dos paneles. En el primero estuvieron, junto con Beliz, Rafael Cornejo, consultor en comercio internacional; Agustín Kelly, director general de Comercio Exterior del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; y Luciana Pagani, socia fundadora de Boosteller y profesora de Estrategia y Competitividad de la Universidad de San Andrés. Para el cierre se eligió un contenido netamente práctico. Bárbara Morra, Sebastián Cazajus y Diego Rubinstein contaron, en primera persona, sobre sus emprendimientos nacidos y cruzados, fundamentalmente, por la tecnología: carteras para bicicletas (Bici by Bar) que se venden desde San Andrés de Giles al mundo, por internet; Gencomex, una plataforma de venta de fletes internacionales (bautizada el «Despegar de las cargas»); y DMFusion.com, una agencia de marketing digital.

Los latinoameicanos y la integración

En el arranque, Beliz contó que desde el Intal monitorean desde hace dos años qué piensan los latinoamericanos sobre diferentes aspectos de la integración regional, y que gracias a una alianza con Latinobarómetro cruzan la percepción de la opinión pública con indicadores objetivos a partir de las bases de datos de intercambio de bienes y servicios, innovación e inversión extranjera directa, entre otras cosas.

«Un elemento clave es la integración en la era de los algoritmos, entender de qué manera el cambio tecnológico exponencial nos presenta otro horizonte en materia del panorama tanto para la agenda multilateral, regional como bilateral. Y otro punto importante es la integración con equidad, porque este cambio tecnológico formidable encierra riesgos y oportunidades, presenta aristas bien desafiantes desde el punto de vista del mundo productivo y de qué pasa con el empleo», dijo.

Beliz cree que entre el tecnoescepticismo y el tecnoutopismo, hay un camino para la diversificación productiva de América latina, para la innovación y la agregación de valor. Y entonces mostró una encuesta hecha a 20.000 latinoamericanos, en 18 países, en 2015, que indica que cuando se pregunta sobre los temas importantes para el desarrollo, el 24% de los consultados menciona la integración.

«Hay temas que están vinculados con la integración y son crecientemente importantes para el comercio como el medioambiente, las políticas sociales, la infraestructura, los niveles de institucionalidad y la gobernanza. A medida que crece la percepción de bienestar personal de la población, hay más demanda por integración. Cuanto más jóvenes y mayor nivel de estudio, más apoyo cosecha la integración», describió antes de señalar que el 66% de los latinoamericanos cree que la integración tiene un impacto positivo en el acceso a la tecnología y que por lo tanto ese es un elemento clave para trazar políticas públicas y encarar negociaciones comerciales. «El impacto de las nuevas tecnologías en los modos clásicos de entender el comercio internacional es enorme», enfatizó. Y citó ejemplos.

Inteligencia artificial y robótica avanzada. «Hace poco, el presidente de Accenture hablaba sobre la velocidad del cambio en las funciones de los robots, que no sólo tienen tareas en fábricas de autos, sino que comienzan a hacer cosas que requieren de un aprendizaje en sí mismo, y que esos propios robots se vuelven obsoletos cada 6 meses. El nivel de desafío que esto plantea para el comercio internacional se ve en los fenómenos que se están dando en Estados Unidos y China: ya no cuenta tanto el costo laboral bajo para los niveles de competitividad o productividad como sí el nivel de automatización en tareas no rutinarias. Eso es lo que pone en jaque hoy el concepto clásico de costo laboral y de equidad. En EE.UU., 47% de la fuerza laboral está en riesgo de ser reemplazada por la automatización; en China ese porcentaje trepa a 60%».

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Fabricación digital. «Pone un quiebre fundamental sobre la economía o integración del post contenedor. No es que vayan a quedar afuera los contenedores o los desafíos de logística portuaria y transporte, pero pensemos lo que significa la impresión aditiva con impresoras 3D o 4D, lo que implica en términos de transporte físico de un producto como una silla de un lugar a otro del mundo, que hasta ahora supone un camión que atraviesa una ruta, los tiempos de espera, contar con los prácticos que guían el barco, cruzar el mar, llegar a otro punto del planeta, descargar y transportar el producto hasta el consumidor. ¿Qué ocurre si con la fabricación digital todos estos pasos pueden ser obviados y presionando una tecla de la computadora se pone en marcha el proceso de impresión aditiva en otro punto del planeta? Imaginemos el cambio fenomenal que implica esto en la modificación de los patrones básicos de producción para la cadena de logística y del transporte».

Cambio en los criterios de ventajas comparativas. «Pensemos en la fabulosa revolución que se produjo en el sector agropecuario argentino en los últimos 20 años, basada en un gigantesco paquete tecnológico. Hoy lo sigue estando: va desde el análisis de big data hasta drones que manejan las cosechas, la mitigación del riesgo climático y la reducción del uso de pesticidas, hasta la computadora que está en una maquinaria agrícola y el cambio en el modo más básico de acopiar cosecha en un silo no tradicional. Todo eso permitió a la Argentina ser muy competitiva en términos mundiales, pero ¿puede ponerse en riesgo esa competitividad tecnológica? ¿Dónde está la nueva frontera? China inauguró el año pasado el más grande laboratorio de clonación de animales: clonarán un millón de cabezas de ganado por año. El Mercosur exporta US$ 9000 millones por año de ganado bovino. ¿Implica esto una amenaza competitiva para el clásico patrón de comercio internacional del país?».

Nueva matriz de empleo. «¿Habrá destrucción de empleo o reemplazo de empleo con otras modalidades? La OCDE acaba de difundir un documento sobre cómo cambian los patrones de empleo y cuál es el desafío respecto de cómo se borra la división entre economía de servicios y bienes, y la importancia extraordinaria de las industrias creativas», concluyó Beliz.

Cornejo habló sobre aspectos de la operatoria actual del comercio internacional y uno de sus capítulos centrales: la facilitación.

Kelly explicó que uno de los objetivos centrales del organismo que dirige es promover la internacionalización de diferentes sectores e industrias de la Ciudad, y que en ese sentido se trabaja en cuatro ejes: desarrollo emprendedor, transferencia científica, industrias creativas e inserción internacional. «El 95% de lo que exporta la Ciudad son servicios, desde videojuegos y turismo educativo, a servicios editoriales y audiovisuales, tecnología, franquicias, diseño y música. ¿Por qué servicios? Porque tienen un alto valor agregado, demandan recursos altamente capacitados y son una fuente de innovación», contó.

Relaciones más cercanas

Además detalló que el trabajo se basa en el relacionamiento entre ciudades: «Buenos Aires y Amsterdam tienen mucho más en común que la Argentina y Holanda, por eso generamos relaciones a través de las unidades económicas que son las ciudades, basados fuertemente en el triángulo público-privado-académico.»

Pagani cree que en el proceso de innovación empresarial, la tecnología juega un rol determinante (ver Oportunidades en un mundo semiglobalizado). «Por un lado, es un acelerador de la complejidad competitiva y los niveles de exigencia, pero por otro se torna una herramienta clave para abordar el desafío y potenciar los esfuerzos en materia de estrategia y gestión», explica.

Como todo cambio, la irrupción y el actual protagonismo central de la tecnología plantea tantos desafíos como oportunidades. Las políticas públicas, y el rol del sector privado y académico harán que el predominio sea de unos o de otros.

Fuente: La Nación, 11/10/16.

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