Entrepreneurholics: Emprender sin parar
septiembre 7, 2017 · Imprimir este artículo
Entrepreneurholics: la costumbre de emprender sin parar
Mientras la mayoría se concentra en un solo proyecto de por vida, hay quienes emprenden sin fin y desarrollan varias ideas, casi sin parar y muchas veces en simultáneo. Cuándo venden, quiénes les compran y cómo se mantienen motivados los emprendedores seriales, en esta nota.
Según los expertos, el ecosistema emprendedor hoy vive una demanda sostenida de start-ups nuevas, un mercado que hace solo algunos años no existía.
Por Nadia Nazanovsky.
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En general, tienen menos de 50, pero llevan décadas emprendiendo. Empezaron de muy jóvenes, y no con uno, sino con varios proyectos, en múltiples sectores. Saber cómo y cuándo vender y avanzar sobre nuevas ideas, así como la habilidad de no perder el foco y ser permeables a la constante evolución del mercado son algunas de las destrezas que los convierten en la elite dentro del creciente universo de emprendedores.
«Los emprendedores seriales se caracterizan por tener niveles de autoconfianza y de tolerancia al riesgo muy superiores al resto», asevera Juan Manuel Menazzi, director del Centro de Emprendedores del ITBA. «Son una especie de súper emprendedores, en el sentido de que responden con naturalidad a situaciones de alta incertidumbre y pueden trabajar sin tener los recursos necesarios. Tienen todas las características generales de los emprendedores pero las tienen acentuadas», añade.
Para Menazzi, el ecosistema emprendedor hoy vive una demanda sostenida de start-ups nuevas, un mercado que hace solo algunos años no existía. «Tiene que ver con las grandes empresas que consumen el producto de los emprendedores seriales. Compran la innovación que no son capaces de llevar adelante por sí mismas», explica.
La disponibilidad de acceso a la tecnología a bajo costo es la gran aliada de los emprendedores seriales. Según Menazzi, es lo que les permite crear emprendimientos pensando en venderlos desde el inicio. El momento de vender será, de acuerdo con el especialista, cuando se logren crear suficientes barreras de entrada, es decir, que no cualquiera pueda copiar la idea rápidamente. «Las empresas compran innovación, el personal innovador, los usuarios capturados que tenga un proyecto en particular y el avance tecnológico que haya alcanzado. Ese es el combo que necesita un emprendedor para despertar el interés de los compradores», detalla.
Pero, ¿es solo una cuestión de negocios? Sergio Postigo, profesor del Centro de Emprendedores de la Universidad de San Andrés, señala aspectos más subjetivos: «Todo está en la adrenalina que implica poner en marcha nuevos proyectos. Es como una droga la sensación que obtienen», asegura. «Son personas a las que les gusta navegar en la tormenta, sienten que manejan situaciones que van más allá de los que cualquiera puede manejar. Una vez que el barco toma viento tranquilo se aburren, y vuelven a buscar esa tormenta».
La clave para que puedan lograrlo, según Postigo, es que saben analizar los recursos con los que cuentan y volver a combinarlos una y otra vez. «En general, buscan negocios o sectores en los que puedan apalancar conocimientos o experiencias previas. Terminan armando una especie de paraguas dentro del cual pueden incluir un montón de sectores», sostiene.
Esteban Brenman tiene 43 años y desde hace más de dos décadas que emprende. Empezó a los 16, vendiendo stickers en varias librerías de la ciudad, siguió en los ‘90, con una empresa de servicio técnico de computadoras, pero quizás su proyecto más conocido sea Guía Óleo, la guía de restoranes de la Argentina que creó como un simple pasatiempo y que vendió una década después.
Brenman también estuvo detrás de Decidir, que se convirtió en la primera plataforma de pagos online del país, y fue vendida en 2008 a la firma norteamericana Equifax; y de Dos Monos, compañía de marketing digital. Ahora, concentra sus esfuerzos en Tril, una red social basada en recomendaciones de películas y música, entre otras; la agencia de contenidos digitales UV Latam y en el lanzamiento de la versión digital de Cualquier Verdura, una casona en San Telmo en donde todo estaba a la venta, fundada junto a su hermana en 2007 y que se mantuvo abierta hasta comienzos de este año.
El momento de vender será cuando se logren crear suficientes barreras de entrada, o sea, cuando la idea no pueda ser copiada rápidamente por cualquiera
«Mi historia es una de pelearla siempre, no de grandes hits«, define Brenman al hacer una síntesis de su recorrido emprendedor. Y es que el destino de sus proyectos siempre estuvo marcado por el camino de su propia vida, y responde más a una búsqueda constante, y muy personal, que a un criterio de negocios.
La venta de cada compañías y el avance sobre proyectos nuevos implicaron siempre etapas de aprendizaje, de crecimiento personal para Brenman. Mientras que en el caso de Decidir la venta se debió al golpe mortal que le infligió a la compañía la crisis de la burbuja de las puntocom, que obligó a una drástica reducción de la compañía y a su posterior venta para poder devolver lo aportado por los inversores locales, la venta en 2014 de Guía Óleo respondió a motivos personales. «Me tomé un año sabático y me di cuenta de que quería hacer otras cosas. Surgió la oportunidad de venta y, si bien no era el mejor negocio del mundo, me sirvió para lo que quería hacer», explica el emprendedor. «Busco un balance entre el buen negocio y que el proyecto sea lindo y divertido. Si es algo que va a dar plata pero no va a estar bueno, yo sé que me voy a aburrir y al tiempo no lo voy a querer hacer, va a ser una carga», detalla Brenman y añade: «Las motivaciones van cambiando. A los 16 lo hacía porque quería comprarme un teclado. Hoy, porque tengo una familia que quiero que viva bien».
No perder el foco
Sin embargo, no todos se desprenden de sus proyectos. «Los emprendedores seriales no necesariamente venden», asegura Postigo. «Es gente que termina teniendo cinco o seis empresas al mismo tiempo. Tienen un patrón sistemático de poner en marcha olas nuevas que van haciendo que se solapen los proyectos», destaca, volviendo a la metáfora de la tormenta. En este caso, las habilidades puestas en juego son similares, pero la que más vale es saber evitar perder el foco.
Pablo Verdenelli es uno de ellos. Dio los primeros pasos con Infoxel, compañía de tecnología para análisis de contenidos y medios, en 2002. Una década más tarde, fundó Infoad, una plataforma online para control y análisis de inversión publicitaria en medios de comunicación, y en 2015 creó Welo, una app para cortar y compartir fragmentos del contenido de la TV.
Si bien se mantiene al frente de todos los proyectos, Verdenelli busca mantener siempre su foco en Infoxel, y desarrollar equipos sólidos para el manejo de los nuevos emprendimientos. En su caso, más que un ciclo de crear, desarrollar y desprenderse para iniciar un proyecto distinto, el propio desarrollo de su primera compañía le fue marcando el camino a seguir. «Lo que nos pasa es que a medida en que ahondamos en la tecnología o en lo que hacemos, vamos encontrando nuevas oportunidades que van superando a la oportunidad anterior», explica. Fuimos descubriendo que hay verticales específicos con foco en nicho que queremos aprovechar y que si somos generalistas o solo vendemos tecnología, no podemos hacerlo», añade.
Aunque aún no haya vendido ninguno de sus emprendimientos, Verdenelli no solo no lo descarta, sino que lo considera como una parte del ciclo, y como un escenario no muy lejano en su futuro. «Yo creo que nuestro ciclo como emprendedores se completa cuando alguien paga por el valor que creamos. Es un ciclo natural, no hay una conexión emocional en mi caso», asegura y añade: «Ya tenemos gente interesada en comprar, invertir o fusionarse con algunas de las compañías. Va a terminar decantando en eso».
Fuente: cronista.com
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