Le suspendieron la matrícula profesional a Raúl Zaffaroni
junio 4, 2016
Le suspendieron la matrícula al ex juez Raúl Zaffaroni
Es por haber defendido al juez Axel López en el jury del Consejo de la Magistratura. Las razones.
La sanción se decidió el pasado 20 de mayo, pero salió a la luz ayer cuando el propio Zaffaroni, en un encuentro de Justicia Legítima, lo contó públicamente, según informó Infobae. El abogado del exjuez, Beinusz Szmukler, le dijo al portal que no apelará la decisión, aunque la consideró «una venganza política». En el encuentro de Justicia Legítima, Zaffaroni bromeó: «Si los colegas me suspenden, qué puedo esperar de los jueces».
Qué pasó. Habían pasado pocas semanas de su renuncia, cuando Zaffaroni decidió defender, en febrero de 2015, al juez de Ejecución Penal Axel López, acusado de «mal desempeño» por el Consejo de la Magistratura. El problema fue que el letrado no cumplió con los dos años de restricción para ejercer la profesión que exige el artículo 3 inciso 9 de la ley 23.187, que rige la actividad de los abogados.
Así las cosas, el abogado Omar Yasin denunció a Zaffaroni ante el Tribunal de Disciplina y ahora dijo que amplió su denuncia por la información que se difundió sobre su asesoramiento a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
«Yo fui al Colegio de Abogados, pedí mi matrícula, me dieron mi matrícula, y ejercí la profesión. Ahora, el Tribunal de Disciplina me sanciona. Me dieron la matrícula para que pague la cuota», bromeó Zaffaroni.
Fuente: perfil.com, 03/06/16.
La falacia del Garantismo
enero 24, 2018
De leyes blandas y jueces «garantistas»
Una noticia tan triste como repetida en la Argentina: presos que, cumpliendo condena por sucesos de extrema crueldad y violencia, son beneficiados por la elasticidad del criterio de algunos jueces y, a las pocas horas de haber recuperado la libertad, vuelven a cometer hechos similares a aquellos que los habían llevado a prisión. Recién entonces recuperamos la memoria y deploramos, con amargos lamentos, que la imprevisión (de los otros, eso sí, porque aquí la culpa siempre es del otro) nos ha llevado a cosechar nuevas víctimas para la fría estadística, que esas víctimas podrían perfectamente haberse evitado y prevenirse el desastre, porque su autor ya había dado muestras de su incapacidad para reinsertarse en el seno de la sociedad.
Una incapacidad que no suele originarse en un trastorno mental insuperable ni en una condición social o económica de vulnerabilidad y postergación. Sino en una falta total de arrepentimiento, en una ostentosa burla por el sistema que permite nuestra convivencia y las leyes que lo hacen posible y, finalmente, en una insensibilidad brutal hacia las víctimas de sus crímenes y delitos.
Es esa sideral lejanía con el dolor de los ofendidos por agresiones cada día más violentas, graves y frecuentes, la que descompensa el concepto de reparación justa y deja a los damnificados en un pozo de frustración y desamparo. El desconsuelo aflige de manera unilateral y unívoca: ofende a los muertos, pero también a las víctimas de secuestros, violaciones, asaltos y saqueos, humilla a sus familias y desprecia el desasosiego del hombre común que, se levanta rezando por terminar el día sin que a alguien de su familia o de su círculo le toque la tragedia de una violencia injusta.
Si para colmo el criminal no paga el precio debido, está claro que todo ese padecimiento se diluirá en la impunidad y el olvido, porque la ley habrá naufragado en su obligación de proteger la integridad moral del sistema.
No habrá salida si cada vez que fracasan los mecanismos tendientes a obtener la readaptación de estos individuos a la vida en sociedad, nos limitamos a cargar todas las responsabilidades en el Estado. Y volvemos al mantra remanido de esa visión estrábica y deformada que, al servicio de una finalidad política e ideológica, se fue imponiendo en Argentina. Es falsa: eso no es garantismo ni es nada; eso no es más que un lucrativo parloteo de señorones y vacas sagradas que al delito lo llaman “conflicto”, al Código Penal “una herramienta al servicio de los poderosos” y al delincuente “la víctima de un sistema social injusto”.
Aunque parezca mentira esos disparates fueron paulatinamente hegemonizando los artículos de doctrina jurídica, las sentencias judiciales, la orientación de la cátedra universitaria y los honores y distinciones académicas.
El supuesto al que me refiero resulta tan desvergonzadamente falso como casi todos los mandamientos de ese credo. Postula, en síntesis, que es del Estado la obligación ineludible de reinsertar al preso con independencia del preso mismo.
Se olvida así, intencionadamente, que la re inserción es un derecho del reo no una obligación del Estado; que la sociedad debe colaborar con ese proceso valorando adecuadamente los esfuerzos de quienes luchan por volver a conquistar una posición digna y una vida honrada y evitar las etiquetas estigmatizantes o los preconceptos excluyentes para con aquellos que, en razón de su humana condición, han cometido un error. Pero todo ello no puede hacernos olvidar que, en definitiva, nadie puede obligar a otro a reinsertarse si éste no quiere hacerlo.
Al Estado han de exigírsele todas las medidas materiales necesarias para que el sujeto de tal derecho pueda alcanzar la consecución de ese fin. Pero corresponde al reo, y sólo a él, acreditar con hechos y de forma inequívoca que es capaz de reincorporarse como un elemento útil al cuerpo social que antes agredió y ha invertido tiempo, esfuerzo y recursos para darle una nueva oportunidad.
En realidad no existe más que un camino: que la ley penal se cumpla de manera íntegra e irremisible. Que el aparato estatal funcione y lo haga en forma coherente, sin contradicciones, contramarchas ni retrocesos, de modo tal que toda violación a aquélla determine la respuesta inexorable del sistema. Que se atienda a la especial situación de los «profesionales del delito», aquellos que hacen del delito su medio de vida habitual.Necesitamos un posicionamiento diferenciado para este género de delincuencia y que esa distinción acarree -como consecuencia- un drástico recorte de las posibilidades de excarcelación.
He clamado, más de una vez en mis dictámenes y memoriales, por una normativa que avance hacia una mayor limitación de las solturas alegremente generalizadas y que determine expresamente supuestos en los que la gravedad del hecho y los antecedentes del acusado habiliten la prisión preventiva durante la tramitación del proceso. Quien vive permanentemente inmerso en el delito, sea cometiéndolo, sea colaborando con su consumación, sabe perfectamente que está apostando a un riesgo y cabe presumir que ha asumido en plena conciencia las consecuencias de perder esa apuesta. Es preciso dejar atrás tanta insensatez y encaminarnos a conformar una Justicia que subordine las opiniones políticas y las tendencias ideológicas de sus magistrados al ejercicio independiente de la misión que les ha sido confiada y supere la confusión entre el papel del juzgador y el del asistente social. Que, en suma, sometiéndose a los dictados del sentido común, proteja a toda la ciudadanía sin distinciones y sin otro instrumento que la sujeción irrestricta al imperio de la Ley.
—Germán Moldes es Fiscal ante la Cámara Nacional de Apelaciones.
Fuente: Clarín, 24/01/18.
Más información:
Zaffaroni: sus «errores de juventud» hoy los sufrimos todos
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Dilma, Temer y Mauricio
septiembre 1, 2016
También una peripecia argentina

Por otro, porque las denuncias del Partido de los Trabajadores (PT) sobre la perpetración de un golpe blando ya fue adoptada por Cristina Kirchner para frasear sus problemas judiciales.
El desplazamiento de Dilma cumplió con todos los requisitos del ritual institucional. Michel Temer, su vicepresidente y sucesor, puso en juego su reconocida pericia para moverse en el Congreso: consiguió la adhesión de tres cuartos del Senado. Le alcanzaba con dos tercios. El proceso fue supervisado por el Supremo Tribunal Federal, una corte integrada por 11 ministros, nueve de los cuales fueron designados por los gobiernos del PT.
El impeachment se debió a que la presidenta adulteró la contabilidad fiscal. Sin embargo, hubo dos factores del contexto que aceleraron la caída. La operación Lava Jato, que desnudó el impresionante circuito de dinero negro montado por el oficialismo en Petrobras, y una crisis económica cuya solución parecía imposible por la poquísima confianza que inspiraba Dilma.
El aspecto más importante de la consolidación de Temer si se la observa desde la Argentina es su impacto sobre la economía. Los expertos calculan que por lo menos 0,5% de la caída del PBI local se explica por la recesión brasileña. Desde 2001 las exportaciones argentinas a Brasil se redujeron a la mitad. Un fenómeno dramático si se tiene en cuenta que el 60% de las manufacturas que venden en el exterior las empresas argentinas, además de ser consumidas por brasileños, son diseñadas para ellos. En el caso de los productos regionales esa proporción se acerca al 70%.
Los analistas interpretan que el reemplazo de Dilma por Temer coincide con el final de ese deterioro. El real dejó de devaluarse y, al revés, recuperó fuerza. Desde comienzos de año la paridad con el dólar pasó de 4 reales a 3,20. La inflación, que había llegado al 11%, se va a estabilizar en 7,5%. El mineral de hierro, que es la principal commodity que exporta Brasil, está recobrando su valor. La actividad industrial, desestacionalizada, creció 4% desde el piso de la recesión. Por eso los especialistas apuestan a que este año la retracción del PBI no superará el 3% y a que el año que viene crecerá el 5%. La identidad de quienes lideran la política económica no es indiferente. El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, es respetadísimo por los mercados desde que presidió el Banco Central, con Luiz Lula da Silva. Y el actual jefe del Central, Ilan Goldfajn, ex economista jefe de Itaú y socio de Arminio Fraga en el fondo Gávea, es uno de los profesionales más prestigiosos de la región.
A estas buenas noticias económicas Macri debe agregar un discreto triunfo político. Desde la primera hora él apoyó a Temer, sobre todo por su estrecha vinculación con los líderes del PSDB, Fernando Henrique Cardoso y Aécio Neves. Rivales de Dilma en la campaña, ellos son hoy aliados indispensables para Temer. El PT hizo poco para romper ese idilio. Dilma se negó a recibir a Macri antes de que triunfara. Y Lula se sumergió en el conurbano bonaerense para hacer proselitismo a favor de Daniel Scioli. Habría que ver si no colaboró con su derrota: para ese entonces el ex presidente brasileño ya andaba manchado con petróleo.
La solidaridad de Macri con Temer y sus aliados fue operativa. Un ejemplo: antes de recibir a Barack Obama en la Casa Rosada, dialogó con Cardoso para conocer en detalle los argumentos del impeachment y explicarlos a su huésped. Por eso apenas asumió la presidencia interina, Temer envió a su canciller, José Serra, a fotografiarse en la Casa Rosada. La Cancillería adoptó una fórmula de la que jamás se movió: «Brasil está tramitando la crisis en el marco de sus instituciones».
Esta posición contrasta con la que adoptaron los gobiernos populistas. Desde que comenzó el juicio político, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador lo censuraron como un golpe. Ayer volvieron a hacerlo, sumándose a la interpretación del PT, cuya mejor presentación corrió por cuenta del senador carioca Lindbergh Farias. Sin embargo, esta vez los socios bolivarianos no lograron, como en un principio, sumar a Ernesto Samper, el secretario general de la Unasur. Un fracaso de Marco Aurelio García y Celso Amorim, cancilleres en la sombra de Dilma. O un triunfo de Serra.
Las acusaciones de golpismo son, en algunos casos, pretextos autocomplacientes. Nicolás Maduro arruinó el argumento, de tanto esgrimirlo ante quienes resisten su insoportable autoritarismo. En la Argentina, Cristina Kirchner utilizó a la depuesta presidenta de Brasil como un escudo humano. Un cariño extraño: había suspendido relaciones con ella desde 2013. Ayer la señora de Kirchner describió lo que sucedió en Brasilia como «una nueva forma de violentar la soberanía popular». Las anteriores asonadas son, de acuerdo con su manera de razonar, conocidas: la derrota del Frente para la Victoria, en noviembre pasado, y las investigaciones judiciales sobre las fechorías cometidas por ella y por su esposo.
La interpretación de la ex presidenta se extiende a su feligresía. Anteayer, los camaristas de Casación Alejandro Slokar y Ana María Figueroa y los fiscales Jorge Auat y Alejandro Alagia, militantes de la asociación kirchnerista Justicia Legítima, fueron recibidos en la Corte Interamericana de Derechos Humanos por Raúl Zaffaroni para manifestar su preocupación por un colapso de los derechos humanos en la región. Slokar se quejó de que el mercado demande «un poder judicial sumiso». Lo dijo al lado de su colega Figueroa, que ganó celebridad por recibir donaciones del procesado Julio De Vido. Curiosa declaración la de Slokar: pareció un homenaje al juez de Curitiba Sergio Moro, que, además de mandar a prisión a los principales empresarios brasileños, puso en jaque al PT y contribuyó al desplazamiento que Cristina Kirchner denuncia como un golpe.
El estado de alerta del populismo regional insinúa una deplorable regresión. Un regreso a los años en que la izquierda distinguía entre «democracia real» y «democracia formal», según ejerciera el poder ella o sus adversarios. Esta interpretación impide advertir lo que tiene de interesante la crisis brasileña: la presidenta fue desplazada mediante un procedimiento legal inobjetable. Como sucedió con Fernando Collor de Mello, también en Brasil, con Fernando de la Rúa en la Argentina o con Fernando Lugo en Paraguay. La politóloga Ana María Mustapic examinó este fenómeno en un excelente artículo publicado en 2005: «Inestabilidad sin colapso. La renuncia de los presidentes. Argentina en el año 2001». Allí Mustapic explica que estas formas de reemplazo significan un progreso. Son el modo en que los presidencialismos latinoamericanos comenzaron a resolver sus crisis en el marco de la legalidad, renunciando al viejo recurso del golpe militar.
Aunque la legalidad de su administración sea irreprochable, Temer debe fortalecer su legitimidad. Por eso se lo verá hiperactivo en el campo diplomático. Ayer partió hacia la cumbre del G-20 en China, donde tiene previsto entrevistarse con Xi Jinping, con el español Mariano Rajoy y con el italiano Matteo Renzi. Habrá, además, un encuentro con el premier japonés, Shinzo Abe, organizado por André Correa do Lago, el sobresaliente representante de Brasil en Tokio. Temer todavía no se verá con Obama, que guarda un cauteloso silencio sobre la tormenta brasileña. Su secretario de Estado, John Kerry, apenas se entrevistó con Serra durante la inauguración de los olimpíadas. Obama y Temer acaso se entrevisten en tres semanas en la ONU, donde el representante brasileño será Mauro Vieira, el canciller de Dilma.
En la primera semana de octubre, cuando ya esté instalado en Buenos Aires su nuevo embajador, Sergio Danese, Temer visitará a Macri. La genética política de ambos es muy distinta. Al nuevo presidente de Brasil le toca gobernar con quienes, en las elecciones de las que surgió como vice de Dilma, fueron sus rivales. Su poder, además, no surgió de las urnas, sino de un Congreso sobre el que sobrevuela el fantasma del Lava Jato. Más allá de estas diferencias, Macri y Temer enfrentan situaciones familiares. Ambos deben procesar un ajuste económico a través de una alianza parlamentaria en permanente construcción. Y enfrentan a una oposición populista en retirada, con dramáticos contratiempos judiciales. Y, para que no todos sean sinsabores: la Argentina y Brasil inician una fase del ciclo económico que dejará atrás la recesión.
Fuente: La Nación, 01/09/16.
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La Justicia, el problema número uno de Argentina
abril 2, 2016
La Justicia, el problema número uno del país
Por Jorge Lanata.
El principal problema de la Argentina es la Justicia. En realidad, la ausencia de ella. A la Justicia, o a su ausencia, remiten muchas de las faltas que a diario sufre nuestra población. Cuando el Estado apela juicios que ya sabe perdidos a jubilados que morirán antes de poder cobrarlos, es justicia lo que falta. Cuando un empresario puede crecer postergando 8.000 millones de pesos de impuestos y usa ese dinero para comprar empresas, mientras la AFIP cae sobre el pobre tipo que se atrasó con el monotributo, es la Justicia la que no funciona. La Justicia tiene que ver con el trabajo, la educación, las relaciones personales y, sobre todo, con el sistema de valores que rige la convivencia. No puede dar todo lo mismo y -como lo definió Ulpiano en el siglo III D. C- justicia es dar a cada uno lo suyo. Nuestro sistema judicial es viejo, venal y corrupto. Un juez puede condenar a un detenido sin haberlo visto jamas, o puede venderle su libertad a sola firma.
“Cada mil personas que hoy están cometiendo un delito, sólo tres van a ir a la cárcel”, dijo Mauricio Macri durante su campaña presidencial. Según un informe del Ministerio de Justicia conocido en 2008, ese año hubo 1.300.000 hechos delictivos, y la cantidad de sentencias condenatorias (prisión efectiva, condicional, multas, etc.) fue de 30.000, esto es un 2,3 por ciento del total.
Un informe del 2011 de la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de Justicia de las Provincias Argentinas y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (JUFEJUS) asegura que las condenas en el fuero penal fueron del 2,12%. A la vez, el 73 por ciento de la población carcelaria está formado por presos sin condena firme; y según el portal Chequeado.com el 45% de los presos de la provincia de Buenos Aires, pasados los tres años de detención nunca llegó a juicio. Y no se trata sólo de la presencia de filósofos dandys del Derecho Penal a lo Zaffaroni, también es ésta una historia de abulia, burocracia, y marañas legales. El lenguaje de la calle lo aclara :“Acá nadie va en cana”.
La corrupción -ergo la impunidad, o sea la falta de justicia- estuvo ausente en la campaña de Cambiemos, al menos en el discurso macrista. Allí se impuso el pensamiento que Jaime Durán Barba expresó en INFOBAE después del triunfo: “Sólo el 14% de la gente quiere a Cristina Kirchner presa, el 86% no” (…) “Ni un minuto con el pasado”, insistió Durán Barba ante Macri en los días previos al discurso de apertura de sesiones en el Congreso.
En estos días, el murmullo popular es insistente: ¿alguien irá preso? El caso Báez se ha transformado en la estrella del minuto a minuto: cualquier televidente observa incluso a los programas de la tarde estirando el tema. La evasión de Cristóbal López o las sociedades de Jorge Rial corren en el mismo sentido. ¿Y si quienes votaron en octubre lo hicieron asqueados de la corrupción y esperan en verdad un cambio?
¿Podrá aceptar el presidente que no sólo triunfó por sí mismo sino como símbolo de un cambio del estado de cosas? ¿Y si todos estamos aún esperando que el nuevo gobierno haga de una vez, por primera vez, justicia? La Justicia se aplica en el presente pero garantiza el futuro. El mensaje del Estado a la población es claro: hay reglas que no debemos romper, hacerlo trae consecuencias de las que no se puede escapar. Lola, mi hija menor, tiene once años: tengo que poder decirle que la policía está ahí para protegerla, que los jueces son justos, que ante la ley somos todos iguales y que si tiene razón pelee por ella porque vive en un país donde van a defenderla.
¿Y, Lanata, va a ir alguien en cana?, me preguntan en la calle todo el tiempo.
Nunca sé que responder.
Podrá bajar alguna vez la inflación, podrá recuperarse el empleo, llegarán inversiones y, ojalá, Argentina comience a ser un país estable. Pero sin Justicia no hay futuro.
Fuente: Clarín, 02/04/16.
Mauricio Macri, Presidente de la Nación Argentina
noviembre 22, 2015
Mauricio Macri (Tandil, Buenos Aires; 8 de febrero de 1959) es un ingeniero civil, político, empresario y dirigente deportivo argentino. Es el actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desde diciembre de 2007.1
Actual (22/11/15) Presidente electo de la Nación Argentina.
Se desempeñó como ingeniero civil egresado de la Universidad Católica Argentina en la década de 1980; trabajó en varias empresas del país como Citibank y el propio Grupo Macri, fue presidente del Club Atlético Boca Juniors entre 1995 y 2008,2 3 diputado por Capital Federal entre 2005 y 2007 y jefe de gobierno de la misma entre 2007 y 2015.
En 2003 creó el partido Compromiso para el Cambio, con en el que en 2007 dirigió la alianza electoral Propuesta Republicana mejor conocido por la sigla PRO. El 22 de Noviembre de 2015, Macri comocandidato a presidente de la Nación Argentina por la alianza Cambiemos compitió en segunda vuelta contra Daniel Scioli, candidato del Frente para la Victoria, a quien superó y se convirtió en Presidente electo de la Nación Argentina.
Biografía
Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Cardenal Newman, donde conoció a Nicolás Caputo, con quien estableció una amistad íntima y que se mantendrá a lo largo de su vida que se manifestará en la vida empresarial y política.4 Asimismo, también fue alumno de la Universidad de Columbia en Nueva York, la Universidad de Pennsylvania de Filadelfia y cursó brevemente en la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina para después culminar sus estudios en la Universidad Católica Argentina, donde se recibió de ingeniero civil.
Su experiencia laboral se inició en la empresa Sideco Americana S. A., especializada en obras civiles, desempeñándose durante tres años como analista junior y posteriormente como analista senior. En 1983 fundó junto con su amigo Nicolás Caputo la empresa Mirgor S.A., de la cual Macri se retiró en 1994.5
En 1984 cumplió tareas en el Departamento de Crédito del banco Citibank de Buenos Aires. En el mismo año se incorporó a Socma, compañía de su padre que sintetiza la acción empresaria de las sociedades del Grupo Macri y desde 1985 en adelante se desempeñó como su gerente general.
Después pilotó la expansión del grupo en Venezuela y en Colombia, y en 1985 asumió como gerente general de Socma Inversora. Dos años más tarde, ya era vicepresidente ejecutivo de Sideco y al poco tiempo, presidente de Sideco Stone y de Vipcom, y vice de Perfomar SA y de Fernando Marín Producciones Publicitarias SA A los 30 años, Mauricio Macri había dejado de ser una promesa y se había convertido en ejecutivo de un holding en crecimiento, Socma, manejado desde las Torres de Catalinas en Retiro, Buenos Aires, que facturaba 700 millones de dólares anuales.
En 1991 fue secuestrado y durante 12 días permaneció en cautiverio hasta que fue liberado tras el pago de seis millones de dólares. Los secuestradores fueron posteriormente apresados comprobándose que en su mayoría pertenecían a la Policía Federal, por lo que se le llamó «la Banda de los Comisarios». Fueron condenados a penas de entre diez años y prisión perpetua.6
En 1992 ocupó la vicepresidencia en Sevel, empresa automotriz, haciéndose cargo de la presidencia en 1994.7 Al día siguiente de expresar su intención de lanzarse a la política,8 fue procesado por contrabando agravado en una causa relacionada con su padre Franco Macri por el juez Carlos Liporace, acusado de una maniobra en la que las empresas del grupo presuntamente estafaban al Estado argentino exportando a Uruguay autopartes y volviéndolas a importar.9 La empresa insistió en que todas las operaciones fueron realizadas con conocimiento de la aduana y autorizadas por ella, previa consulta10 y finalmente recayó sentencia firme absolutoria de los cargos.11
Si bien Macri era ya conocido por su actividad empresaria, adquirió notoriedad pública al presidir el Club Atlético Boca Juniors desde 1995 hasta 2007.
Luego de su paso por el Club Atlético Boca Juniors, Macri fue elegido diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en el año 2005 y luego Jefe de Gobierno del mismo distrito en el año 2007, siendo reelegido para ocupar el mismo cargo en julio de 201112
Familia
Mauricio Macri es padre de cuatro hijos y está casado desde el 16 de noviembre de 2010 con la empresaria Juliana Awada (de 40 años).13 . Su hija más chica es Antonia, fruto de su matrimonio con Juliana. Descubrió una nueva paternidad a los 50 años, sintiéndose «mitad padre, mitad abuelo»14 15 .
Es el mayor de seis hermanos, y es hijo de Alicia Blanco Villegas y del empresario italiano Francesco Macri (de 85 años), nacionalizado argentino y líder del Grupo Macri-SOCMA, uno de los más importantes grupos económicos que ha desarrollado actividades en el automotores (Sevel), construcción (Sideco), residuos (Manliba), correo (Correo Argentino), comunicación (Movicom), servicios (Pago Fácil), minería, etc.
Presidencia de Boca Juniors
En diciembre de 1995 el empresario Mauricio Macri fue elegido presidente de Boca Juniors por 4515 votos sobre 7058 frente a Antonio Alegre, ex presidente también de Boca.16
Una de las primeras medidas de Macri al frente de Boca Juniors fue llegar a un acuerdo con el Club social y Deportivo Parque que hasta ese momento dependía del club Argentinos Juniors, por el cual solventaría los gastos y este a su vez proveería de jugadores a las inferiores de Boca. Por dicho club pasaron en sus inferiores figuras como Carlos Tévez, Juan Román Riquelme, Nicolás Gaitán o Lucas Viatri, entre otros.17 18
En 1996, Macri remodeló el estadio demoliendo los antiguos palcos que daban a la calle Del Valle Iberlucea, reemplazándolos por una pequeña tribuna.En 1997 creó un Fondo de Inversiones para la compra de jugadores, en la que la utilidad del fondo se dividiría en un 50% para Boca Juniors y el otro 50% para los inversores. Macri puso avales personales por 20 millones de dólares para dicho fondo y limitó el funcionamiento del mismo al período de su gestión al frente de Boca.19 20
Macri trajo a trabajar al club a gente que era empleada de sus empresas y las de su familia; el caso más sonante fue el del tesorero Orlando Salvestrini, insultado por los jugadores en el vestuario del estadio Allianz Parque de Palmeiras. A pesar de que el club era superavitario, Macri recortó los sueldos de los jugadores y también de todos los trabajadores de Boca Juniors, incluyendo la médica del club21 . En 1999 ganó nuevamente las elecciones a presidente de Boca Juniors con el 86% de los votos. En 2003 fue reelecto nuevamente en el cargo que ocupó hasta 2007.
El 27 de febrero de 2008, Macri reasumió la presidencia del club Boca Juniors, debido a un fallo de la Inspección General de Justicia que anuló las elecciones internas y ordenó que reasumieran el cargo las autoridades anteriores, entre las cuales se encontraba Mauricio Macri. La decisión de Macri de asumir efectivamente la presidencia del club, desempeñándose simultáneamente como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, fue criticada por varios diputados y referentes de la oposición, destacando que el artículo 98 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires prohíbe el ejercicio de otro cargo, para el jefe de gobierno. Macri justificó su conducta diciendo que se trataba de la orden de un juez que él debía obedecer.22
Balance futbolístico de la gestión
Durante su gestión al frente de Boca Juniors, el equipo obtuvo 17 títulos (consiguiendo 11 títulos internacionales en un lapso de 8 años) lo cual lo consagró como el presidente de la institución que más títulos futbolísticos ha obtenido, desplazando al histórico Alberto J. Armando al segundo lugar, con doce títulos totales.23 Boca fue reconocido como el mejor equipo de la década de 2010 para América del Sur por la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol.24
Actividad política
Creación de Compromiso para el Cambio y elecciones de 2003
A comienzos de 2003 fundó el partido Compromiso para el Cambio, siendo también designado presidente del mismo y se presentó a elecciones como candidato a jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires junto a Horacio Rodríguez Larreta como candidato a Vice. En primera vuelta obtuvo el 37,55% de los votos, mientras que la fórmula oficialista integrada por el entonces jefe de gobierno Aníbal Ibarra y Jorge Telerman obtuvo el 33,54%. Como para acceder al cargo se necesita la mayoría absoluta de los votos válidamente emitidos, la elección se decidió en una segunda vuelta entre Macri e Ibarra. La fórmula del entonces jefe de gobierno obtuvo el 53,48% de los votos y la de Macri el 46,52%, produciéndose la reelección de Aníbal Ibarra.
Creación del PRO
En 2005 creó junto con Ricardo López Murphy, presidente del partido Recrear para el Crecimiento, la alianza electoral Propuesta Republicana, para la cual el publicista Ernesto Savaglio acuñó el nombre PRO.25
Elecciones de 2005 a diputado nacional
Se presentó como candidato a diputado nacional en el distrito de la Ciudad de Buenos Aires, compitiendo contra Elisa Carrió y Rafael Bielsa. En esta elección Macri obtuvo el 33,9 % de los votos, mientras que Elisa Carrió obtuvo el 21,9 % y Rafael Bielsa el 20,3 %. Durante el año 2006, alternó su actividad como diputado en el Congreso Nacional con la presidencia de Boca Juniors.
Fue criticado por su poca asistencia a las votaciones. En 2006, concurrió a 32 de las 51 sesiones26 y solo estuvo en 36 de las 280 votaciones.27 En el año 2007 se encontró ausente en todas las sesiones y votaciones de la Cámara de Diputados, 28 lo que fue criticado por la oposición. En su defensa, Mauricio Macri sostuvo que el Congreso «es un sitio en el que no se debaten ideas, las leyes son paquetes cerrados que envía el oficialismo y los legisladores son solo “levantamanos”».29
Elecciones de 2007 a jefe de gobierno
En 2007 Mauricio Macri se postuló nuevamente para Jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Durante la campaña electoral, en una entrevista con el programa televisivo Tres Poderes, Macri trazó una semblanza positiva del brigadier Osvaldo Cacciatore, intendente de Buenos Aires durante la última dictadura militar: «Fue el último que pensó la ciudad de Buenos Aires«.30 31 La afirmación le valió un cuestionamiento de su adversario Daniel Filmus32 y sería recordada en críticas posteriores a su política como jefe de Gobierno.33 34
Elecciones de 2011 a jefe de gobierno
En 2010, Macri volvió a expresar sus intenciones de ser candidato presidencial; y, si bien ratificó las mismas hasta bien entrado 2011,35 desistió en mayo de ese mismo año para competir por su reelección como jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.36
En julio de 2011, luego de un balotaje con Daniel Filmus, obtuvo su reelección con el 64,25 % de los votos.37 38
Candidato a la presidencia
En marzo del 2015 el PRO se unió a la Unión Cívica Radical con el objetivo de constituir una alianza para las elecciones de dicho año. En junio fue presentado el frente «Cambiemos».
Para las primarias, la fórmula Mauricio Macri-Gabriela Michetti compitió con Ernesto Sanz y Elisa Carrió. Macri ganó la candidatura39 y fue segundo en todo el país detrás del sciolismo.
La elección presidencial se desarrolló el 25 de octubre, donde Macri aventajó por instantes a Scioli, y luego los resultados se invirtieron dejando a Scioli con el 36,86% de votos a favor y a Macri con el 34,33%.
La segunda vuelta está prevista para el domingo 22 de noviembre40 .
Jefe de gobierno
En la gestión de Macri en la Ciudad de Buenos Aires se destacó la reparación de escuelas que se encontraban en emergencia edilicia al comenzar su gestión,41 el aliviador del Maldonado.42 43 En materia de salud se destaca la inversión tecnológica en salud pública,46 la creación de la Policía Metropolitana de Buenos Aires, para combatir la inseguridad.47 Las mayores críticas de su gestión quedaron fundadas en el excesivo crecimiento de la deuda pública.48
En 2007 el diputado Mauricio Macri aspiraba a ser candidato presidencial en un espacio que compartiría con el entonces gobernador de la provincia de Neuquén, Jorge Sobisch, pero nunca se concretó. El 3 de junio de 2007 se celebró la primera vuelta de las elecciones a jefe de gobierno porteño. En ella, la fórmula Mauricio Macri-Gabriela Michetti superó el 45,6% de los votos, seguida por la lista Daniel Filmus-Carlos Heller (23,7%), del Frente para la Victoria. En tercer lugar se ubicaron el entonces jefe de gobierno, Jorge Telerman y su compañero de fórmula Enrique Olivera (20,7%).49 Tres semanas más tarde, el 24 de junio, se celebró una segunda vuelta electoral entre las dos fórmulas más votadas y Macri se impuso con un 60,9% de los votos, contra 39,04% de Filmus.50
Primer mandato
Juró junto a su vicejefa Gabriela Michetti, el 9 de diciembre de 2007, asumiendo formalmente un día después.
Entre sus primeras obras de gobierno, destacan la reapertura del Teatro Colón para el Bicentenario de Argentina51 . En diciembre de 2007, se sancionó la Ley de Emergencia Edilicia para los establecimientos, con 43 votos a favor y 2 en contra,52 destinándose la mitad del presupuesto total de la Dirección de Infraestructura escolar. Desde principios de 2008, el gobierno de la ciudad comenzó a implementar un plan de recuperación del espacio público. Dicho plan consistió en la reparación de aquellas calles que se encontraban dañadas, las cuales fueron repavimentadas en algunos casos. En otros, se procedió a iniciar un proceso de reparación de los baches.
Hacia fines de 2009, Macri fue centro de peleas por el presunto espionaje a ciudadanos porteños. En julio de 2010, el Gobierno nacional consiguió cerrar varios acuerdos en el rubro ferroviario con China que le significarán la renovación de cientos de vagones para las líneas de subte porteñas.53
Para el bicentenario de la revolución de Mayo, Macri fue anfitrión de varias de las celebraciones, con recitales de rock, tango, música latina; desfiles militares y civiles; encuentros deportivos y el megashow del 25 de mayo, entre otros.
Se ha presentado en la legislatura porteña un informe que explica que el Jefe de Gobierno porteño de un total de 3225 leyes ha dejado sin reglamentar, conforme la manda constitucional (art. 102 CCABA)54 el 12% de ese total al 15 de agosto de 2010. En mayo de 2011 se puso en marcha por primera vez el sistema de obtención de turnos en diversos hospitales públicos que elimina las colas para obtención de turnos en forma personal.55 .
Segundo mandato
En 2011 Macri se presentó a la reelección para jefe de gobierno (con María Eugenia Vidal para vicejefa) y obtuvo en primera vuelta el 47% de los votos, frente al 28% de Daniel Filmus y el 13% de Fernando Solanas pero no alcanzó para la elección directa,56 por lo que tuvo que dirimirse la elección en balotaje, en el que obtuvo el 64,3% frente al 35,75% del candidato kirchnerista Daniel Filmus.57
En el 2012, Macri vetó la realización del Congreso Pedagógico 2012 que hubiera propiciado el debate sobre el futuro de la educación escolar porteña.58 Más adelante, miles de estudiantes tomaron colegios.59 con una escasa protección policial60 . Hacia fines de 2013, el gobierno porteño llevaba invertidos más de 100 millones de pesos en equipamiento, incorporándose 700 equipos médicos al sistema público de salud, entre los que se destacan, además de los tomógrafos, 12 torres de video para gastroendoscopias, 31 equipos de rayos, 2 equipos de hemodinamia, 8 sistemas de digitalización de imágenes y 44 ecógrafos.61
En noviembre de 2014, el juez Eugenio Zaffaroni denunció que aumentaron los homicidios dolosos en la ciudad de Buenos Aires. Y en más de la mitad de los casos la Justicia no tiene datos sobre los responsables62 .
Durante la última etapa del gobierno de Mauricio Macri, se sancionó la utilización de la Boleta Única Electrónica, a partir de julio de 2015.63
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Fuente: Wikipedia, 2015.
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A Fayt no se le mueve un pelo
mayo 13, 2015
A Fayt no se le mueve un pelo, son los viejos los ofendidos
Por Enrique Arenz.
Cuando Alfonsín le ofreció a Fayt el cargo de ministro de la Corte Suprema de Justicia, el prestigioso jurista aceptó, le agradeció y antes de despedirse le pidió: “Por favor, doctor, borre mi teléfono de su agenda porque no lo voy a atender nunca”. Y así lo hizo con todos los presidentes que se sucedieron hasta ahora (si no me equivoco, nueve o diez, algunos transitorios como Rodríguez Saá, otros fugaces, como Caamaño).
Sus fallos fueron siempre justos, equilibrados, racionales y transparentes. Jamás se plegó a mayoría automática alguna y en el salón de acuerdos defendió apasionadamente y con argumentos jurídicos irrebatibles sus disidencias con aquellas mayorías. Nunca funcionario alguno pudo ni siquiera acercársele para presionarlo. Fue siempre independiente, libre e indómito. Y profundamente respetado por sus colegas, discípulos de la Universidad y hombres del Derecho.
Escribió treinta y cinco libros que han estudiado generaciones de abogados, fiscales y jueces. (Leer nota de La Nación del año pasado: “No le debo nada a ningún presidente”). Contó una vez: “Mi tesis doctoral en la Universidad de Buenos Aires criticaba la reforma constitucional que aprobó Perón en 1949. Los jurados no me quisieron tomar el examen y tuve que escribir otra tesis”.
Un juez así tenía que chocar tarde o temprano con algún presidente autoritario, ignorante y poco respetuoso de las instituciones republicanas, con lo ha sido Néstor Kirchner y lo es, y fue siempre, su viuda y actual presidente. Mientras no lo necesitaron, lo ignoraron, lo soportaron, se bancaron algunos fallos en disidencia, como en el caso de la ley de Medios, pero al irse Zaffaroni y con el fallecimiento de otros dos ministros, Fayt se les hizo imprescindible. Entonces decidieron golpearlo sin consideración ni respeto. “A este viejo lo soplamos un poco y se cae solo”, debieron de pensar los muy ingenuos.
Como no tenían nada de qué acusarlo, decidieron culparlo de ser un viejo. “Casi centenario”, dijo la doctora en un discurso por cadena nacional, “Una momia”, lo calificó Hebe de Bonafini; “Que demuestre su aptitud psicofísica”, lo desafió el ex prófugo del baúl Aníbal Fernández.
Pero de poco les sirvieron estas indignidades. Fayt es un hombre valiente, tenaz que tiene un notable sentido del humor y que luego de su larga vida de jurista y maestro del Derecho está de vuelta de los avatares de la pequeñez humana y la vileza política. Les mandó decir por su abogado, el doctor Rizzo: “Voy a hacer lo que yo quiera, no lo que quiere Aníbal. Si sigo con vida y estoy bien pienso quedarme en la Corte diez años más”. (Tomá pa’ vos, diría Johnny Allon).
Se cuenta además una anécdota genial (aunque su veracidad no está demostrada, pero los mitos también valen para enfrentar la ignominia): cuando Aníbal y otros sujetos de esa ralea que se llama “el proyecto” le sugirieron que saliera a la calle y se hiciera ver para demostrar su capacidad cognitiva, Fayt contestó: “No hay problema, pero con una condición, que la doctora Fernández me muestre primero su título de abogada”.
Él se mata de la risa. No lo van a ablandar ni a asustar con bravuconadas, escraches y otros recursos fascistoides de vuelo tan gallináceo, porque Fayt no tiene cola de paja, no esconde muertos en el placard, jamás tuvo una vida privada indecorosa, vive austeramente y nunca se dedicó a acumular una fortuna, si es que esto último fuera condenable, que no lo es, por supuesto.
No, no es al doctor Fayt a quien este gobierno ofende. Él está demasiado arriba, en la estratósfera moral, para que le lleguen los picotazos de estos pollos en furiosa retirada. A quienes este gobierno inepto y poco inteligente está lastimando injustamente es a todos los viejos de la Argentina, que son millones. ¡Son ellos, nuestros viejos, los que hoy acusan el golpe feroz de este inaudito ultraje a la ancianidad! Y también debiera sentirse lastimado el amigo de Cristina, el papa Francisco, que predica contra la cultura del descarte de los ancianos, y que suele repetir: “Tener un abuelo sabio en casa es lo mejor que le puede pasar a una familia. Aquí lo tenemos a Benedicto, nuestro anciano y sabio consejero que vive con nosotros”.
Si los ancianos de la Argentina tenían sobrados motivos para repudiar a este gobierno, ya sea por las jubilaciones que perciben la mayoría de ellos, inferiores a los salarios de un presidiario, o por los impuestos a las ganancias que les hacen pagar a otros, como si la jubilación fuera una ganancia y no el reintegro de aportes realizados durante una vida, o bien por la escandalosa atención del PAMI, más parecida a una tenebrosa metáfora de la eutanasia que a una institución de atención de la salud para la tercera edad; si ya tenían suficiente con todo eso, ahora han sumado una nueva causa de rechazo y abominación: este gobierno también desprecia a los viejos porque considera que no tienen aptitud psicofísica ni condiciones cognitivas, en una palabra, que no sirven para nada.
Pero esto demuestra que el gobierno no sólo es insensible ante el drama de la ancianidad en la Argentina, sino que ni siquiera tiene la inteligencia de no irritar a los viejos más de lo que ya están, porque su voto también vale, y no hay que olvidar que mientras muchos jóvenes dejan de cumplir su obligación cívica, ellos suelen ir a votar aunque sea con muletas y marcapasos.
Enrique Arenz
http://enriquearenz.blogspot.com.ar/
Mayo 2015
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La ofensiva K, con sello hegemónico
mayo 11, 2015
La ofensiva K, con sello hegemónico
Por Eduardo Aulicino.
Cristina apunta a la Justicia por cuestiones personales y porque considera que debería ocupar un escalón menor.
Pocas jugadas como la ofensiva del Gobierno sobre la Corte Suprema exponen su sustrato ideológico de manera tan evidente. La operación cristinista es a tiempo completo y clara: abrir algún camino para modificar la integración del Tribunal o paralizarlo temporalmente, con la esperanza de forzar un rearmado que les cubra las espaldas y desaliente el avance de causas judiciales por corrupción. Ayer, Cristina Fernández de Kirchner cargó contra Carlos Fayt y mañana, sus legisladores harán lo mismo en Diputados. Es un mensaje a la Corte en conjunto, pero la señal de fondo es más amplia. Olivos no repara en la brutalidad del ensayo y tampoco en la concepción hegemónica, autoritaria, que lo alimenta, sencillamente porque considera natural la idea de subordinar la Justicia a la voluntad del poder político.
La Presidenta viene expresando, sobre todo en su segundo mandato, una visión inquietante sobre el lugar y el papel de la Justicia. Sus repetidas embestidas contra ese poder son sustentadas por razones personales y, según traslucen sus dichos, porque considera que debería ocupar un escalón menor en el esquema de equilibrios que anima la Constitución. Alguna vez afirmó que la Justicia pretende actuar como un “superpoder por encima de las instituciones surgidas del voto popular”. En contrapartida, los embates cristinistas buscarían colocarla en el lugar de un subpoder.
Esa mirada forzada sobre el significado del voto, eje central pero no único componente del sistema democrático, está emparentada de manera directa con la idea de que las triunfos electorales otorgan un poder que sólo se somete a las urnas y que, entre elección y elección, no tendría límite alguno. Los académicos definen esa construcción política como una expresión extremada de la concepción plebiscitaria.
La Presidenta redondeó su pensamiento la semana pasada. Dijo: “En estos dos polos, Congreso y Casa de Gobierno, están los representantes del pueblo. Qué nadie se confunda ni nadie se equivoque. Este poder que se somete a elecciones cada dos años tiene el control del pueblo. Es el único control que admite la Constitución”.
En términos de legitimidad y legalidad, podría hablarse sobre el sentido del sistema consagrado en la Constitución y el origen representativo de los integrantes del poder constituyente, algo que Cristina Fernández de Kirchner no desconoce. Pero el punto en este caso es otro: la subordinación de la Justicia y, más aún, el juego de presiones para alinear voluntades y evitar disgustos a futuro.
Visto en perspectiva más amplia, el tema es de mayor gravedad. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si nadie pudiera evaluar la constitucionalidad de medidas o leyes? Se trata de una función esencial, con último escalón en la Corte. De lo contrario, podrían imponerse normas violatorias de libertades individuales y de derechos humanos, a contramano de la Constitución y hasta de tratados internacionales con rango superior en nuestra legislación.
El cristinismo, en rigor, responde con dureza y pretende forzar los límites como un desborde de enojo frente a una realidad que no se ajusta a sus objetivos y que a veces deshace o bloquea los caminos imaginados en el círculo más cerrado de Olivos para avanzar en este terreno.
El plan de provocar vacantes para desembarcar en la Corte se vio frustrado hasta ahora por diversas razones. No logró un primer avance con el impulso a Roberto Carlés como reemplazante de Raúl Zaffaroni. Después, llegaron otras señales de la Corte, en especial su decisión de declarar nulo el listado de conjueces que había impuesto el oficialismo.
Si en el terreno práctico el cristinismo busca personalizar el embate y justificarlo como un rechazo a actitudes corporativas del Tribunal, su plan alternativo intenta atraer respaldos alentando una negociación de reparto de asientos hacia el interior de las fuerzas políticas. El proyecto para retocar otra vez el número de integrantes de la Corte, y llevarlo a nueve, necesita apoyo para generar una baja inmediata y luego canjear voluntades para definir seis nombres, entre propios y ajenos.
Hasta ahora, por convicción o cálculo de coyuntura, fuentes de la mayor parte de los bloques opositores rechazan acompañar semejante ley, que el oficialismo podría imponer con mayoría propia y apoyo de algunos aliados, y cierran el camino para una posterior aprobación de pliegos de jueces, que requiere mayoría especial de dos tercios. El cristinismo dice que eso podría negociarse incluso después del recambio de gobierno, sea cual fuera su signo, en función del número de bancas propias que podría mantener. Ese cálculo refuerza la idea de que la lapicera presidencial confeccionará la listas de candidatos a legisladores privilegiando a sus fieles.
De todos modos, este último capítulo de la operación oficialista refleja además de objetivos, temores. Olivos busca blindarse o al menos garantizarse un horizonte que achique los márgenes en las causas que más lo preocupan. Es, desde esa perspectiva, una ofensiva contra la Corte que apunta también a jueces de otros escalones y, en particular, del fuero federal. El oficialismo especula sobre el futuro próximo en espejo con lo actuado durante su larga gestión, y tal vez sienta que no es tarea sencilla garantizar a futuro lealtades por conveniencia o alineamientos forzados.
Es improbable que la resolución de este tema sea inmediata. Y ocurre que el paso del tiempo se ha transformado en un problema: seguramente por eso, el cristinismo no ahorra nada en su penosa ofensiva contra Fayt, reflejo en buena medida de la incertidumbre por el futuro propio.
Fuente: Clarín, 11/05/15.
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La Corte Suprema preocupa a Cristina Kirchner
abril 16, 2015
La Corte desvela a la Presidenta
Por Carlos Pagni.
Hay un rasgo constitutivo del kirchnerismo: su relación con el tiempo. Como toda variante populista, sacraliza el presente e ignora lo que está por venir. La predilección por el consumo en detrimento del ahorro, o el menosprecio por la inversión en favor del gasto, son sólo algunas manifestaciones de esa escala de valores. Hay un campo, sin embargo, en el que esta regla no se verifica: la política judicial. La prevención frente a lo que pueda ocurrir en los tribunales inspira en Cristina Kirchner una inesperada obsesión frente al mañana. Es una inquietud que desborda la función pública y se infiltra en el terreno familiar. Ella teme que Máximo, su hijo, atraviese alguna desagradable peripecia por las investigaciones sobre la desprolija economía familiar. Es imposible entender la conducta del Gobierno si se deja de lado esta preocupación: su hiperactividad institucional es un intento desesperado por modelar el futuro.
En esta batalla por la seguridad jurídica del propio clan, la Presidenta sufrió anteayer una derrota. En cinco líneas, los ministros de la Corte Suprema de Justicia Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda, rechazaron el recurso extraordinario que había planteado el ex juez Juan José Galeano para que no se reabriera una causa en la que había sido sobreseído por el ex juez Gabriel Cavallo. A Galeano se lo había acusado de pagar 400.000 dólares a Carlos Telleldín, para que modifique una declaración sobre el destino de la camioneta que se habría utilizado para la voladura de la AMIA. Galeano será juzgado de nuevo.
Con su pronunciamiento, la Corte tomó posición en un debate con consecuencias inquietantes. Convalidó la doctrina de la cosa juzgada fraudulenta o írrita. Esa teoría sostiene que los procesos penales que se declararon concluidos pueden reabrirse si se demuestra que el juez no tuvo voluntad o fue impedido de investigar. En el contexto actual, la discusión abre interrogantes muy concretos. Por ejemplo, ¿la señora de Kirchner podría ser enjuiciada de nuevo por enriquecimiento ilícito? Ella, igual que su esposo, fue absuelta por Norberto Oyarbide de ese delito. Ambos habían sido acusados porque, entre 2003 y 2009, multiplicaron su patrimonio en un 572 por ciento. Sin embargo, Oyarbide cerró la causa con extraordinaria rapidez, considerando la opinión del cuerpo contable de la Corte y de un perito ofrecido por los Kirchner: su propio contador.
El juez Julián Ercolini también había sobreseído a los Kirchner por la misma falta. El fiscal, Eduardo Taiano, no apeló el pronunciamiento porque, según trascendió, habrían secuestrado a su hijo para que no lo hiciera. Hay más ejemplos: Claudio Bonadio sobreseyó a los secretarios privados de la Presidenta, que se enriquecieron más de 60 veces en sólo cinco años. Y el fiscal Guillermo Marijuan no pidió que se revise la sentencia.
Es comprensible que alguien tan acostumbrado a la clemencia como Cristina Kirchner, ante la primera pregunta incómoda, denuncie la formación de un partido judicial. Ayer, los camaristas Martín Irurzun, Horacio Cattani y Eduardo Farah confirmaron el procesamiento de los fiscales Carlos Gonella y Omar Orsi, acusados de proteger a Lázaro Báez, presunto testaferro de la familia presidencial a quien se investiga por la sospecha de lavado de dinero. Gonella y Orsi pertenecen a Justicia Legítima, la agrupación de miembros del Poder Judicial adictos al Poder Ejecutivo.
El cambio de vida de los funcionarios ha sido tan asombroso que modificó su noción de precios y valores. Sin ir más lejos, la señora de Kirchner se vanaglorió anteayer de que la tarjeta Argenta, con la que su gobierno subsidia el consumo popular, incluya a una de las peleterías más lujosas de Buenos Aires, Charles Calfún, de la que ella misma es desde hace años apreciadísima clienta. Estos desatinos estimulan a quienes pretenden que se revisen las fuentes de tanta prosperidad individual. Pero esa aspiración opaca causas más relevantes: ¿podría revertirse en el futuro la decisión del juez Daniel Rafecas, convalidada por los camaristas Eduardo Freiler y Jorge Ballestero, de no investigar la denuncia por encubrimiento de los criminales de la AMIA, que formuló contra Cristina Kirchner el fiscal Alberto Nisman? Es una incógnita prematura. Hay que esperar a que se pronuncie el fiscal de Casación Javier de Luca, a quien llegará la apelación de su colega Germán Moldes. Según Moldes, la Cámara demoró el envío para que el caso le tocara a De Luca, otro militante de Justicia Legítima. Moldes, y tal vez los camaristas, presumen que De Luca es otro Gonella.
La doctrina de la cosa juzgada írrita ha sido muy debatida en los últimos meses. Una de las razones fue la publicación del libro del penalista Federico Morgenstern, Cosa juzgada fraudulenta. Morgenstern defiende la posibilidad de que se vuelva a tratar un expediente cuando se demuestra que fue cerrado al cabo de un «juicio farsesco».
La sanción del nuevo Código de Procedimientos agitó más la discusión. El kirchnerismo logró que se establezca, en el artículo 5, que sólo se puede revisar una sentencia definitiva si es a favor del condenado. Durante el tratamiento parlamentario de la reforma, Juan Martín Mena, entonces subsecretario de Política Criminal y ahora de la ex SIDE, defendió la cláusula porque «es muy peligroso que los procesos terminados puedan reabrirse». En cambio, el camarista de Casación Mariano Borinsky apuntó que la advertencia es redundante, porque el Código actual ya la garantiza. Según Borinsky, el artículo induce a una mala interpretación: que no pueda juzgarse por segunda vez un caso que fue saldado mediante un fraude. El senador Ernesto Sanz y las diputadas Patricia Bullrich y Laura Alonso se alinearon con esta posición.
Los juristas cercanos al Gobierno creen que sólo debería aceptarse el criterio de la cosa juzgada fraudulenta en causas de derechos humanos. Morgenstern los objeta recordando que la Corte Interamericana ordenó que se vuelva a investigar el asesinato del policía Jorge Gutiérrez, que perseguía a los delincuentes de la «aduana paralela». El CELS, una organización kirchnerista, abogó por reabrir la causa, basándose, entre otras razones, en un peritaje de Alejandro Rua, entusiasta defensor de funcionarios.
De cinco a nueve
El riesgo que supone la tesis habilitada por la Corte agrega urgencia a la principal gestión que Carlos Zannini lleva a cabo en estos días: la ampliación del número de miembros de la Corte, de cinco a nueve. Aníbal Fernández dijo que no se estaba considerando esa posibilidad. Hizo bien. La divulgación prematura frustraría la iniciativa.
Zannini pretende abrir la discusión después de octubre, cuando se sepa quién será el próximo presidente. Presume que el nuevo mandatario estará interesado en contar con juristas de confianza en el máximo tribunal. Por lo tanto, convalidaría una ley para cambiar la composición. El segundo paso sería pactar la designación de los nuevos magistrados. Zannini calcula que, presionando más a Carlos Fayt, se podrían poner sobre la mesa seis butacas.
El modo de repartirlas es todavía brumoso. El kirchnerismo pretende dos lugares. El peronismo federal, otros dos. Es un actor clave: Zannini negocia que ese bloque habilite los dos tercios necesarios para las designaciones. Cree que una forma de sumarlo es garantizar a Adolfo Rodríguez Saá una sentencia favorable a San Luis en la querella por la coparticipación. Las otras dos posiciones serían ofrecidas a quien gane las elecciones.
El kirchnerismo no consiguió ayer el número para designar a Roberto Carlés en la Corte. Pero tampoco retiró el pliego. Tal vez pretenda relanzarlo en octubre. Carlés sigue siendo promovido como «el juez del Papa». La caracterización se debe a un malentendido. Este abogado se acercó a Jorge Bergoglio de la mano de una amiga común, la fallecida Alicia Oliveira. Francisco vio con buenos ojos a Carlés. Pero todo cambió cuando advirtió que, como buen discípulo de Raúl Zaffaroni, el abogado estaba a favor de la despenalización del aborto. Pícaros, los kirchneristas insisten: «A Carlés lo mandaron desde Roma».
El verdadero candidato de la Casa Rosada para ocupar la Corte es otro: el propio Zannini. Originalidad cero. En Santa Cruz, este cordobés empezó siendo ministro de Kirchner y, en 1999, fue transferido al Superior Tribunal, donde ejerció la presidencia.
El Gobierno espera que la jugada de Zannini, hoy observada como un asalto a la Justicia para garantizar la impunidad de la Presidenta y su familia, sea vista en octubre como un pacto de gobernabilidad con el luminoso líder que emerja de las urnas.
Siempre habrá otro modo de analizar los hechos. Por ejemplo, el 22 de noviembre de 2006, la entonces senadora Cristina Kirchner se quejó de que el Poder Judicial se hubiera administrado siempre «con un toma y daca». Estaba defendiendo en el recinto de la Cámara alta su proyecto de reducción del número de miembros de la Corte, de 9 a 5. Esa noche prometió: «Se cierra un ciclo para este gobierno y para los que vengan, de cómo se deben manejar las instituciones». En esa época todavía no pensaba en el futuro.
Fuente: La Nación, 16/04/15.
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El caso del negligente juez Axel López
abril 3, 2015
El caso del juez Axel López y la mala praxis judicial
Los magistrados no pueden otorgar la libertad condicional a condenados que todavía representan un grave peligro para la sociedad
No se acallan las polémicas desde que el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de la Nación resolvió que el juez Axel López no era culpable de mal desempeño de sus funciones por haber concedido la libertad condicional a Juan Ernesto Cabeza, condenado a 24 años de prisión por ser culpable de cuatro violaciones. Durante su libertad condicional, otorgada en 2012, Cabeza asesinó en la provincia de Chaco a Tatiana Kolodziej, de 33 años, durante un intento de violación.
Uno de los defensores de López, el ex juez de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni, sostuvo que Cabeza había gozado de 144 salidas de fin de semana, contaba en su favor con los informes del servicio penitenciario y, agregó, «en el momento en que el juez López tomó la decisión, la norma vigente era el artículo 13 del Código Penal, que decía que correspondía la libertad provisional. López no hizo más que aplicar la ley, no tenía razones para lo contrario».
En cambio, se alzaron con fuerza duras críticas a la labor de López, como las del padre de la joven asesinada y las de las Madres del Dolor. Y las de buena parte de la opinión pública.
Lo cierto es que para tres integrantes del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de la Nación, el juez López resolvió de acuerdo con lo que marca la ley y actuó correctamente al liberar a Cabeza. Los otros tres miembros del jury votaron por removerlo, pero para hacerlo se necesitaban cinco de los seis votos.
De todos modos, la votación dividida habla de las dudas que ha dejado el proceder del magistrado en un caso que, por desgracia, suele repetirse con demasiada frecuencia. Hay jueces que otorgan la libertad condicional a condenados que salen para cometer el mismo delito por el que fueron a prisión. Muchos de esos magistrados se escudan en que están obligados por la ley.
El caso de López, sin embargo, ha causado indignación, pues el magistrado reconoció no haber leído por completo el expediente antes de adoptar su trágica decisión. Había, además, un informe del médico forense Ramiro Isla, quien sostuvo que Cabeza posee una «personalidad anormal que se caracteriza por no tener noción de la importancia de las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales.»
Existía, por lo tanto, una seria advertencia acerca de los rasgos de la personalidad del detenido y del peligro que esos rasgos representaban para la sociedad si era liberado. El argumento de las 144 salidas de fin de semana que se le otorgaron a Cabeza sin que cometiera delito alguno jamás pudo resultar decisivo y determinante para el otorgamiento de la libertad condicional existiendo el alarmante informe del forense Isla.
En todo caso, si el juez consideraba que en virtud de ambos elementos contrapuestos requería un mayor esclarecimiento, tendría que haber ordenado un nuevo peritaje psicológico.
Alejandro Fargosi, jurista y ex miembro del Consejo de la Magistratura, sostuvo que la decisión del jurado «es realmente lamentable. La función del juez de ejecución es controlar el debido cumplimiento de una condena para que luego el sujeto pueda reintegrarse a la sociedad y no represente un peligro para terceros. Si el magistrado no lo hace, no está realizando su trabajo. No podemos prometerles justicia a las víctimas de crímenes tan repudiables y luego no garantizar que los culpables cumplan sus condenas».
El de los violadores constituye un caso particularmente especial, no sólo por lo aberrante y cobarde del delito, sino porque buena parte de estos sujetos suelen reincidir. Este dato insoslayable debería obligar a los jueces a extremar los recaudos antes de disponer una libertad condicional.
Por eso, hechos trágicos e irreparables como el desatado a partir de la desacertada decisión de López, que no ha sido la única de este juez, podrían calificarse de mala praxis judicial. Los resultados están a la vista y ante ellos debería cesar toda polémica y todo debate entre garantismo y antigarantismo, pues a Tatiana nadie le devolverá la vida..
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CFK vs La Justicia
marzo 4, 2015
Sólo hostilidad entre los K y la Justicia
Por Eduardo van der Kooy.

La hipótesis de una tregua entre Cristina Fernández y la Corte Suprema, después del fallo de Daniel Rafecas que desestimó la denuncia por encubrimiento terrorista del fiscal muerto, Alberto Nisman, parece haberse evaporado. Es cierto que siempre existen pliegues insondables entre los poderes de un sistema institucional. Pero el discurso de Ricardo Lorenzetti, al inaugurar el año judicial, habría enterrado aquella conjetura. El titular de la Corte Suprema respondió el desafío político que la Presidenta disparó el domingo, durante la inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso. También replicó, de modo explícito, las acusaciones y las mentiras presidenciales derramadas sobre el máximo Tribunal por el atentado en la Embajada de Israel, en 1992.
Lorenzetti habría pretendido reponer con su discurso de ayer cierto equilibrio inestable en el Poder Judicial, producto del belicismo que, sobre todo desde el 2013, viene desarrollando el kirchnerismo en ese campo. ¿Cómo es eso? Los sectores judiciales que responden al Gobierno (Justicia Legítima) habían retrocedido después de tres reveses duros. La tragedia de Nisman, la multitudinaria Marcha del Silencio del 18 de febrero, que se encargaron de impugnar, y la imputación por presunto encubrimiento terrorista a Cristina y a Héctor Timerman hecha por el fiscal Gerardo Pollicita.
La recuperación sobrevino con el dictamen de Rafecas que tendió a ridiculizar a Nisman y a Pollicita, sin reparar en ninguna de las pruebas solicitadas. Casi en línea similar a la que traza el ex miembro K de la Corte, Raúl Zaffaroni. Que el fiscal muerto, a lo mejor alucinado, había escrito un texto carente de mínimo fundamento.
Otro apuntalamiento para Justicia Legítima fue el discurso de la Presidenta. Amén del latiguillo sobre el partido judicial, habló de los “jueces que se independizaron de la Constitución”. Metáfora sobre la teoría del “golpismo blando” o “el activismo judicial golpista” que blandió el kirchnerismo. En ese punto, los jueces y fiscales que tomaron parte de la marcha presumieron la llegada de una noche prematura. Dos de los que impulsaron la movilización sufrieron amenazas desde el último domingo. “No toleraremos ninguna acción que ponga en riesgo el Estado de Derecho”, advirtió el jefe de la Corte.
Dijo otro par de cosas que parecieron una daga clavada en el corazón del pensamiento kirchnerista. “El Poder Judicial deber poner límites”; “Hay un modelo institucional agotado que debería reemplazarse por otro más deliberativo”. Las antípodas del mensaje subyacente de Cristina en el Congreso.
Después de escuchar a Lorenzetti el fiscal Pollicita dejó de tener dudas. Apelará la desestimación de Rafecas. Es una cuestión de horas. El grueso de la Justicia también sintió alivio. Pero todos podrían equivocarse si suponen que la Presidenta optará por algún retroceso. La apelación de Pollicita obligará a la intervención de la Cámara Federal. Sala I o Sala II, se verá. En cualquier caso, entrará también en acción el fiscal general, Germán Moldes. Cristina lo marcó el domingo –con molde de escrache– por haber imputado al titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, y a la procuradora del Tesoro, Angélica Abbona. Ambos por distintos motivos. Parece difícil imaginar que Moldes no objete la desestimación de Rafecas. Luego resolvería alguna de aquellas Cámaras.
Pero el trámite no será fácil: el kirchnerismo, a instancias de Alejandra Gils Carbó, pretenderá recusar a Moldes. Apelaría al recurso del apoderado del PJ y diputado nacional, Jorge Landau. La participación en la Marcha del Silencio lo invalidaría para intervenir en la causa. Hay otra severa controversia en puerta entre el kirchnerismo y la Justicia.
La ofensiva se extendería a todos los convocantes de ese imponente homenaje a Nisman. Debería completarse con una maniobra que por el momento quedó detenida: la designación de los 16 fiscales urdida por Gils Carbó y frenada por medidas cautelares. El Gobierno va en la búsqueda de tumbar esas decisiones porque la otra estrategia cavilada no serviría: la de intentar que el nuevo Código Procesal Penal entre en vigencia antes de agosto. Hubo emisarios oficiales que se habían entusiasmado con la posibilidad de que aquellas cautelares fueran volteadas por la Corte Suprema. Si esa chance existió alguna vez, fue fulminada por dos episodios de los últimas horas. El desaire de Cristina a Lorenzetti y la respuesta del titular de la Corte delante de una jerarquizada presencia judicial.
Lorenzetti aprovechó uno de los tantos errores en que incurrió la Presidenta cuando, desde bancas de la oposición, fue interpelada con carteles sobre el atentado y la investigación por el atentado en la AMIA. Primero delineó la tesis de un autoatentado en la Embajada de Israel. Luego preguntó por qué razón la Corte nunca había avanzado con dicha investigación ni descubierto culpables. La ira la cegó. Lorenzetti recordó que hubo sentencia. Que determinó el hallazgo del grupo fundamentalista Hezbollah como responsable. Ese trámite, es verdad, resultó cuestionado. Pero el juez nacido en Rafaela fue contundente: recordó que la sentencia correspondió a 1999, cuando reinaba la Corte de mayoría automática menemista. Recalcó que se trata de cosa juzgada que el actual Tribunal no posee facultades para modificar. Suena increíble tamaño desconocimiento presidencial.
¿Desconocimiento o defensa, tal vez, desesperada? Podrían ser una combinación de todo. Cristina también quiso transformarse delante del plenario del Congreso en heroína de la investigación por la AMIA. Sostuvo que desde 1994 se había embarcado como legisladora en una lucha inquebrantable para llegar a la verdad. Y que en ese camino había pedido siempre la separación del juez interviniente, Juan José Galeano. En la Comisión Bicameral de seguimiento de los ataques a la Embajada y a la AMIA, que integró, decidió suscribir en 1997 un informe de reconocimiento a Galeano. Aconsejó incluso a la Corte Suprema que delegara en ese mismo magistrado –luego destituido por juicio político– la sustanciación de ambos ataques terroristas, por su evidente conexidad y causalidad.
Aquella desesperación obedecería siempre al mismo motivo. La Presidenta no sabe cómo justificar su viraje en la política exterior que concluyó con la firma del Memorádum de Entendimiento con Irán. Una determinación que tiene nexo con la denuncia de Nisman por presunto encubrimiento terrorista. Y con su misteriosa muerte posterior.
En ese sendero ya no tendría retorno. De allí, la escalada de tensión en el vínculo con Israel. El primer ministro, Benjamin Netanyahu afirmó desde Washington que el atentado a la Embajada fue detonado por Teherán. Tel Aviv responsabilizó a la Argentina por la falta de seguridad en esa sede diplomática.
La Presidenta avanza con un conflicto, quizás atizada por sus necesidades de política doméstica, sin calibrar sus consecuencias. Incrusta al país en un escenario internacional que no le pertenece y le calza demasiado holgado. Un juego similar se pagó extremadamente caro en los 90.
Fuente: Clarín, 04/03/15.
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