La Eurozona al borde de la deflación
marzo 11, 2016 · Imprimir este artículo
El Banco Central Europeo baja sus tasas al 0%
Anunció un aumento inédito de los estímulos monetarios ante el debilitamiento del crecimiento económico y el riesgo de que la Eurozona caiga en deflación.
Por Martín Idafe.
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo.
La Eurozona está más débil de lo que parece. En diciembre se preveía un crecimiento del 1,7% para este año y ya se reconoce que con suerte será del 1,4%. El Banco Central Europeo anunció hoy un aumento inédito de los estímulos monetarios ante el debilitamiento del crecimiento económico y el riesgo de que la Eurozona caiga en deflación. Las bolsas subieron y el euro cayó con fuerza respecto al dólar por unos minutos para volver a subir y quedar por encima de su tasa de cambio de ayer.
El instituto emisor del euro, presidido por el italiano Mario Draghi, anunció la reducción de su tasa principal cinco puntos básicos hasta el 0,00% y de la tasa de depósito –lo que pagan los bancos para que el BCE les guarde el dinero- hasta -0,40%. Esa práctica penaliza a los bancos por guardar el dinero en el BCE para empujarles a prestar.
Pero tiene contraindicaciones: daña los beneficios bancarios pues en realidad funciona como un impuesto y reduce los márgenes de beneficio de la banca. Es una de las razones de la caída de las acciones de los bancos. No está claro que funcione porque muchos bancos prefieren pagar esa tasa que prestar. Para compensar, Draghi les aclara que no exigirá que aumenten su margen para cubrir pérdidas.
Además, el BCE aumentará en 20.000 millones de euros mensuales –hasta 80.000- su programa de compra de deuda –que se dedicará también a bonos privados y no sólo de deuda pública como hasta ahora-.
El programa funciona desde marzo del año pasado y está previsto que dure al menos hasta marzo del próximo año. En junio se lanzará otro masivo programa de préstamos a bancos, a cuatro años, con tasas al nivel de la de depósito. Es decir, que el BCE pagará a los bancos por prestarles dinero.
Draghi intenta aumentar la inflación sin dañar más a los bancos. El italiano lleva semanas diciendo que no va a parar de luchar contra la baja inflación y que continuaría con el estímulo monetario si los datos lo justificaban y a pesar de las presiones políticas, principalmente alemanas. La economía de la Eurozona crece al nivel más bajo de los últimos 13 meses y el crédito sigue estancado.
El aumento de la compra de activos hasta 80.000 millones de euros mensuales sirve para que siga creciendo la masa monetaria. Eso hace que crezca la cantidad de euros en el sistema bancario con la esperanza de que sean prestados a empresas y consumidores. Por eso rebaja la tasa de depósito, para penalizar a los bancos que guarden su dinero en el BCE en lugar de prestarlo a familias y empresas.
Los manuales de Economía dicen que esa medida debe impulsar la inflación, pero la crisis dejó los manuales llenos de moho. El plan lleva en marcha un año y el último dato de inflación de la Eurozona mostró una bajada de precios de -0,2% (-0,9% en España, -0,2% en Italia y Alemania y -0,1% en Francia). El objetivo marcado al BCE por los tratados europeos es que la inflación esté cerca del 2%. Hace tres años que no se cumple y este año no pasará del 0,1% cuando en diciembre previó un 1%.
Hasta ahora el BCE justificaba la escuálida inflación por la caída de los precios de la energía y las materias primas, pero en febrero también cayó la “inflación subyacente” –que se mide sin tener en cuenta los índices más volátiles, como energía o alimentos-.
Draghi anunció hoy que sus previsiones ponen la inflación al 1,6% en 2018. Eso significaría que no habría conseguido su objetivo durante al menos seis años.
El bloque baila al borde de la deflación desde hace meses. Caer en esa trampa haría que la actividad económica se frenara. ¿Compraría usted un auto sabiendo que en meses será más barato? Menos actividad genera menos inversión empresarial y menos creación de empleo, que genera menos actividad y hunde más los precios. Un círculo vicioso del que Japón lleva intentando salir casi dos décadas y que metió en los años 30 al mundo en un largo período de depresión económica.
Draghi tiene que convencer con estas medidas a los mercados. Si estos creen que la inflación seguirá estancada no invertirán porque esperarán a precios aún más bajos. Su comportamiento empujará los precios aún más a la baja. Será el triunfo de la lógica deflacionista. Si convence a los mercados, volverán las inversiones porque con una expectativa de inflación al alza guardar el dinero sin usar genera pérdidas. Con la inversión habrá más actividad y más empleo.
El programa de compra de deuda pública –y a partir de ahora también privada- tiene varios frenos. No puede comprar títulos con un rendimiento inferior a la tasa de depósito (que se queda en -0,40%) y no puede comprar más del 33% de un título –ahora aumenta al 50%-, para no influenciar los mercados y, sobre todo, para que en caso de default no se le apliquen las cláusulas colectivas y no tenga pérdidas.
Además, el volumen de compras por país debe ser proporcional al peso de cada país en el capital del BCE, por lo que se compra mucha más deuda de países sin problemas como Alemania y menos de los países del sur del bloque. Pero ahí también sufre una limitación porque más de la mitad de la deuda alemana está ya por debajo de la tasa de depósito del BCE –a Alemania le pagan por prestarle dinero- y porque Berlín, en pleno proceso de desendeudamiento y con superávit fiscal, emite cada vez menos deuda nueva.
Dragui actúa a pesar de las presiones políticas. El presidente del Bundesbank –y miembro del consejo de gobierno del BCE- Jens Weidmann lleva meses advirtiendo contra lo que considera excesivos estímulos monetarios. Cree que quitan presión a los gobiernos con más apuros fiscales, haciendo que frenen el ajuste. La asociación que reúne a los bancos alemanes criticó esta mañana los movimientos del BCE: “son totalmente innecesarios”.
Para calmar las críticas alemanas, Draghi les recordó en la conferencia de prensa que la deflación además haría aumentar las deudas y una ligera inflación ayuda a reducirlas.
Las medidas aprobadas tienen también el objetivo –nunca reconocido- de hacer que el euro siga debilitándose frente al dólar. Aunque el BCE dice que no pone ahí su atención, sus medidas han hecho caer al euro, que desde hace meses ronda una tasa de 1,10 dólares cuando hace año y medio se cotizaba a casi 1,40. Un euro más débil facilita las exportaciones del bloque. El peligro es que el BCE se meta en una guerra monetaria con otros bancos centrales -japonés, británico, sueco, suizo- que también están recortando tus tasas por debajo de cero y debilitando sus monedas.
Y como tras cada reunión, el BCE lee la cartilla a los gobiernos de la Eurozona: reformas estructurales para todos con el objetivo de reducir el gasto público –pensiones, reforma laboral-; que quienes tienen margen fiscal –básicamente Alemania y Holanda- bajen impuestos y aumenten inversión; y que los demás sigan con el ajuste. Fráncfort sigue apostando a que el ajuste se haga reduciendo gasto y no subiendo impuestos. Esa elección no cambia sea cual sea la situación económica, por lo que parece una elección ideológica más que de eficiencia económica.
Fuente: Clarín, 10/03/16.
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