Para tomar dimensión del fuerte deterioro, Rafael Di Giorno, director de Proficio Investment, se basa en la performance de los ADR argentinos, que «registran bajas de hasta el 55% desde los máximos de principios de febrero. Contra sus pares regionales también vemos un deterioro, y se ve hasta en las empresas más grandes como YFP y Galicia, que son las que más miran afuera por tamaño y liquidez».
La capitalización de mercado de éstas últimas se redujeron un 39,1%, y un 34,2%, respectivamente, por debajo de la media, de -44,3% que registra el Merval.
Desde fines de enero y principios de febrero, los inversores extranjeros comenzaron a salir de los mercados emergentes hacia plazas más seguras en términos de riesgo. Fue producto de la suba de la tasa estadounidense a 10 años, el fortalecimiento del dólar en el mundo, y por ende, de la depreciación de monedas en el resto del mundo, fundamentalmente en países emergentes. Claro que en aquellos más expuestos al financiamiento externo, como la Argentina, sentirían aún más el proceso denominado «fly to quality«.
«Los inversores vendieron Argentina, y hoy tampoco vuelven, porque cuando empezás a ver las empresas una por una, aparecen riesgos latentes que pueden afectar sus utilidades futuras», comenta Di Giorno. Toma el ejemplo de YPF, y cómo el mercado salió a desprenderse de sus acciones luego de que el Gobierno volvió a controlar el precio de la nafta, tras liberar el mercado en octubre de 2017. A principios de mayo, el ministro de Energía de aquel entonces, Juan José Aranguren, acordó con las petroleras moderar la suba de precios de las naftas cuando el petróleo acentuaba su tendencia alcista, mientras comenzaba a devaluarse fuerte el peso. «Al inversor no le gustó esto y lee la medida como un regreso a los controles a los precios de la energía», sostiene el director de Proficio.
• Qué esperar en el corto-mediano plazo.
En el mercado entienden que lo primordial para que las acciones argentinas recuperen algo del terreno perdido, es que el Gobierno logre estabilizar el tipo de cambio. Claro que son conscientes de los efectos que ya dejó la pérdida de confianza, la devaluación, y el remedio para controla ésta: las altas tasas en pesos. Estos factores se traducen en un posible período recesivo, algo que impacta directamente en la rentabilidad de las empresas. «Hacia adelante, no sabemos cuánto dura la recesión, cómo se resuelve el tema político y dónde frenan el dólar y la inflación», señala Martínez Burzaco.
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