Portabilidad de línea móvil: un cambio para mejor

marzo 18, 2024

La portabilidad de línea móvil hoy por hoy es una de las herramientas que tienen los usuarios de  telefonía celular para exigirles a sus compañías una mejor calidad de servicio y a un precio razonable y conveniente.

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En tiempos donde hay que cuidar cada peso que se gasta, saber que hay un instrumento para hacer valer el esfuerzo cotidiano es una ventaja. La portabilidad es un derecho del usuario para cambiar de compañía de servicios móviles sin perder el numero. 

Esto es muy importante porque hoy la línea de teléfono móvil es no sólo el contacto a través del cual se comunican empresas para ofrecer trabajo o los amigos y la familia, sino también la llave para autenticar los distintos servicios digitales que requieren de ese paso por cuestiones de seguridad.

La portabilidad de línea móvil se aprobó en la Argentina en 2010 y entró en vigencia en 2012. Demandó un gran trabajo poner en marcha el sistema para que el trámite fuera ágil, sencillo, y el traspaso de compañía se concretara en el menor tiempo posible. Lo que sucedió en nuestro país formó parte de un proceso que se dio en toda América Latina, luego que se desarrollara ampliamente al inicio del milenio en Europa y los países desarrollados.

Un derecho que vale por miles

Vale recordar, e insistir, que la portabilidad de línea móvil es un derecho del usuario a cambiar de compañía sin perder su número  de teléfono. Esta garantía obliga a las operadoras de servicios de telecomunicaciones móviles a ofrecer sus prestaciones con calidad y a precios que se ajusten a la realidad económica de cada país. La portabilidad es, en definitiva, un factor de competencia a favor del usuario.

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En la actualidad, las tres compañías móviles que actúan en la Argentina acuden a la portabilidad como forma de ganar clientes de la competencia. En líneas generales, ofrecen servicios con descuento a quienes decidan dejar su empresa celular actual para pasarse a sus filas. Son beneficios que varían de mes a mes, por eso siempre resulta conveniente visitar la página institucional de cada compañía para saber qué ventaja se está ofreciendo en un momento puntual.

Hay operadoras que, por cambiarse, brindan rebajas en el servicio por períodos que pueden extenderse hasta los 12 meses. En el caso de quienes prefieren la modalidad pospaga para acceder a la telefonía móvil, suman la posibilidad de combinar planes con packs de servicios, que incluyen gigas, por supuesto.

Si, en cambio, quien decide hacer uso de la portabilidad prefiere seguir bajo la modalidad prepaga se brindan beneficios, como gigas libres, y acceso sin costo a redes sociales, juegos en línea y llamadas ilimitadas a celulares de la misma compañía.

Un trámite sencillo y rápido

Para ejercer el derecho de la portabilidad de línea móvil sólo hay que manifestar esa intención en la compañía elegida. Y se puede concretar de distintos modos: yendo de manera personal a una sucursal, llenando un formulario a través de la web, por medio de un 0800, o dejando un teléfono de contacto para recibir una llamada. El único requisito ser el titulae de la linea activa y  presentar el DNI.

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Concretado este paso, la compañía tiene que cambiar el chip, que será enviado a la dirección informada por el usuario. Se informa por sms la fecha de cambio, la cual se realiza en la madrugada. Se recomienda cambiar la SIM una vez que se queda sin señal – Hasta que no se cumple ese paso, no aparece en la pantalla la SIM del nuevo operador.

La portabilidad de línea móvil no debe extenderse más allá de las 48 horas hábiles. Se trata de un trámite que debe ser ágil y que nunca debe ser entorpecido por ninguna compañía. Es un derecho del usuario que debe ser respetado.


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Argentina: La salud necesita urgentes definiciones del Gobierno

febrero 16, 2024

Por Roberto Borrone.

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La salud es en la actualidad un tema de “necesidad y urgencia”, como fue acertadamente definido en un artículo de Rubén Torres y Natalia Jorgensen. En esa misma línea un reciente editorial de La Nación expresaba: “Suenan sirenas en el área de salud”. A pesar de este contexto dramático, los artículos del DNU 70/2023 no abordaron el núcleo del problema. Solo se enfocaron en un subsistema que atiende al 13% de la población (medicina prepaga) desregulando sus cuotas. En un gobierno que tiene vocación de ser “refundacional” (y está en todo su derecho por el respaldo recibido en las urnas), se perdió esa gran primera oportunidad de definir el rumbo en cuanto a su política de salud.

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Es imprescindible que las autoridades incluyan este tema dentro de sus prioridades, y lo que la lógica indica es que, para abordarlo en forma sistémica, sería esencial convocar a una ronda de consultas con todas las partes involucradas (profesionales del equipo de salud, directivos de instituciones prestadoras privadas, directivos del ámbito académico y científico, directivos de las entidades de la seguridad social –obras sociales–, directivos de las instituciones públicas de salud, directivos de las instituciones formadoras del recurso humano –universidades– y entidades que nuclean a médicos sanitaristas y a economistas de la salud).

Es vital en temas técnicos consultar a los expertos y a quienes tienen una invalorable experiencia “de campo”. Hay que superar el eterno error de intentar resolver temas técnicos con una mirada exclusivamente política acorde con el color ideológico de la administración circunstancial.

Todos los expertos en temas de salud, ante esta falta de definiciones, se hacen varias preguntas básicas: ¿qué rol le asigna el Gobierno al Estado en el sistema de salud ? ¿Cuál será la columna vertebral de un hipotético nuevo sistema de salud? ¿Estará basado en un sistema de salud pública de calidad ? ¿Existirá un nuevo subsistema constituido por la confluencia de obras sociales sustentables y empresas de medicina prepaga compitiendo entre sí? ¿El sistema de salud será estructurado fundamentalmente con el subsistema privado dejando un subsistema estatal marginal? ¿Cómo se compensarán las inequidades que genera nuestra organización federal teniendo en cuenta las asimetrías entre las provincias?

Estas preguntas están íntimamente conectadas con la concepción que tenga el Gobierno respecto de la salud. ¿Es un bien transable pasible de ser manejado con las reglas del mercado o es un tema que deber ser manejado en el marco de un sistema basado en la solidaridad? Todos los expertos están de acuerdo en que, sea cual fuere el abordaje del tema salud, las dos objetivos básicos son la equidad y la eficiencia. El Gobierno tiene todo su derecho a elegir el camino. Pero lo que las circunstancias exigen es que este tema se defina y explicite urgentemente. “No hay viento favorable para el que no sabe adónde va” (Séneca).

La base debería ser un sistema público de calidad que garantice el cumplimiento del espíritu y la letra de la Constitución nacional al poner en cabeza del Estado garantizar el cuidado de la salud de toda la población. El concepto es que la salud es un derecho humano fundamental e indispensable para el ejercicio de los demás derechos. El destino de un paciente no puede estar condicionado por su área geográfica de residencia, su tipo de cobertura y/o su capacidad de pago. Actualmente el sistema público de salud, abrumado por la demanda y la falta de recursos humanos y de estructura, no está dando –salvo excepciones– una respuesta satisfactoria en términos de equidad y eficiencia, a pesar del heroísmo de muchos profesionales del equipo de salud.

Este sistema podría ampliar su base de sustentación con instituciones prestadoras más allá de las instituciones públicas. Una articulación público-privada sería una opción razonable si los pacientes pudieran acceder a un espectro ampliado al estar amparados por un seguro público con un nomenclador razonable que permita el uso de la capacidad instalada de instituciones prestadoras privadas. El subsistema de la seguridad social es muy heterogéneo en sus algo más de 300 obras sociales. Algunas dan un muy buen servicio a sus afiliados, pero un porcentaje importante no son viables por distintas razones.

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Nada se ha informado hasta ahora respecto del abordaje que harán las autoridades en relación con el PAMI. ¿Seguirá igual? ¿Se descentralizará en las diferentes jurisdicciones provinciales ? ¿Habrá libre elección del prestador, tanto en atención ambulatoria como en internación? ¿Podrán los jubilados continuar en su obra social si así lo desean ? ¿Sería posible la permanencia de los jubilados en su prepaga mediante algún aporte del Estado cuando el monto de la jubilación torne imposible la continuidad en un sistema al cual se aportó durante muchos años y con lo que implica interrumpir el vínculo con sus médicos de confianza en una edad de gran vulnerabilidad?

Hay dos aspectos centrales en el análisis de cualquier sistema de salud: cuál es su fuente de financiación y cuál es su estrategia de gestión. No alcanza con asegurar un presupuesto suficiente sino que, además, tan importante como eso es lograr un adecuado modelo de gestión. En esa línea el académico doctor Jorge Neira ha destacado la importancia de mejorar la calidad de las bases de datos del área salud, expresando que “sin datos confiables no hay gestión y sin gestión no hay calidad”. Es fundamental tener clara la estructura de costos, tema muchas veces ocultado. Todo el ecosistema de salud debe reconocer la importancia de “medir y evaluar la calidad de sus resultados y rendir cuentas de la inversión en recursos” (Amanda Rubilar). La transparencia es un “insumo” muy importante.

Un sistema de salud centrado en lo público no implica negar la importancia del sistema privado. La única diferencia es que si el sistema público es “competitivo” en el sentido de dar una respuesta equitativa y eficiente, la opción por un seguro privado de salud quedaría como una opción regida por un contrato entre privados, y no como una alternativa desesperada para “no caer” en el sistema público.

El “plan maestro” debería ser no modificar lo que funciona bien, corregir lo que no funciona y articular recursos para aprovechar la capacidad instalada disponible optimizando su eficiencia. Nuestro país –y más en las actuales circunstancias– es un escenario para poner el foco en lo posible (aunque no sea lo ideal).

Es prioritario reparar urgentemente la deuda económica y moral pendiente con los profesionales del equipo de salud. Sería ideal lograr que el trabajo full time en las instituciones públicas de salud fuera una opción atractiva para los profesionales del equipo de salud. Esa modalidad laboral es un pilar fundamental para un funcionamiento eficiente de esas instituciones. Debería ser un objetivo deseable para nuestras futuras generaciones de médicos y no una “estación” de paso más dentro de agotadoras jornadas de pluriempleo. La financiación de la capacitación, como lo destaca Carlos Vasallo, es otro eje fundamental.

Ante tantas necesidades y urgencias en materia de salud, hacen falta definiciones del Gobierno para que el barco encuentre vientos favorables para llegar a un puerto acogedor, tanto para los pacientes como para los profesionales del equipo de salud.

─Roberto Borrone es Profesor consulto de la cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la UBA; doctor en Medicina (UBA).

Fuente: La Nación, 16/02/24


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Cambios en el Sistema de Salud Argentino

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Cambios en el Sistema de Salud Argentino

enero 8, 2024

En salud, la única forma de gozar de libertad es tener un sistema equitativo y eficiente

Por Roberto Borrone.

El Gobierno tiene que dejarse ayudar por expertos y entender que entre una posición “estatista” y una “mercantilista” existen otras opciones racionales

“Cambio” y “libertad” son las dos aspiraciones que, según la mayoría de los analistas, generaron el significativo caudal de votos que apoyó al nuevo gobierno, autodefinido como libertario. El voto mayoritario ha expresado un deseo de “cambio” y que ese cambio se traduzca en una “dosis” de Estado que sea profesional y eficiente en sus prestaciones mediante una desregulación (“libertad”) que simplifique la vida y estimule el desarrollo económico.

Dentro de ese marco conceptual y con los riesgos que implica el análisis de eventos aún en desarrollo y que no están definidos, es oportuno analizar las probables implicancias de los artículos referidos al área de la salud en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70 / 2023.

Una primera consideración es que en materia de atención de la salud la única forma que tiene el paciente de gozar de verdadera libertad es disponer de un sistema de salud que sea equitativo y eficiente. Sin estas condiciones su libertad de elección es una entelequia, una construcción teórica, porque estará limitada en la vida real por una segmentación con barreras infranqueables. En el mejor de los casos sólo podrá elegir dentro de un “menú” predeterminado.

Vale la pena plantear algunos interrogantes centrales que interpelan al lector y obviamente a las autoridades competentes. ¿La salud es un bien transable? ¿Estamos todos de acuerdo en que el acceso equitativo a servicios de salud de calidad es un derecho básico? Dicho en otros términos: ¿estamos de acuerdo en que es inaceptable que haya una salud de “primera”, otra de “segunda” y otra de “tercera”, según capacidad de pago, cobertura y área geográfica de residencia? El medicamento, ¿es un “bien social” o un “bien de mercado”? ¿Estamos de acuerdo en que la venta de medicamentos (aun los de venta libre, con sus posibles efectos secundarios) conlleva una responsabilidad profesional (propia e indelegable del farmacéutico) y que no puede ser equiparada a la venta de hilo dental ni estar en manos de un empleado no profesional?

¿Estamos de acuerdo en que la prescripción obligatoria de medicamentos por su nombre genérico (droga), como lo establece el DNU, es aceptable sólo en un ámbito en el que exista un mercado de genéricos con estricto control de bioequivalencia y biodisponibilidad (efectividad terapéutica del producto)? ¿Estamos de acuerdo en que el concepto de salud pública abarca a todos los subsistemas de salud ? (La diferencia reside en la fuente de financiación.) ¿Estamos de acuerdo en que las enfermedades “huérfanas” (relacionadas con la pobreza) y las enfermedades raras (infrecuentes) no pueden quedar desatendidas por una visión mercantilista de la salud?

¿Estamos de acuerdo en que la construcción de un sistema de salud racional y equitativo comienza por el fortalecimiento del subsistema de salud de financiación estatal ( lo que habitualmente se denomina “salud pública”) como ocurre en casi todos los países que admiramos desde este punto de vista? ¿Estamos de acuerdo en que la diferencia de origen entre el subsistema de la seguridad social (obras sociales) y el subsistema de la medicina prepaga es el espíritu solidario de las primeras y el espíritu empresarial de las segundas ?

Si estamos de acuerdo en estas premisas, hay motivos para preocuparnos con lo planteado en el DNU en materia de salud y así lo han expresado entidades como la Academia Nacional de Medicina, la Asociación Médica Argentina y diversas sociedades científicas (médicas y farmacéuticas).

Era legítimo el reclamo de las empresas de medicina prepaga en cuanto a establecer una actualización de sus cuotas. En definitiva, el usuario de ese sistema sabe que ha establecido un vínculo contractual con una empresa y no con una sociedad de beneficencia. El punto es si en los servicios de salud, catalogados como uno de los servicios “esenciales”, el usuario debe quedar expuesto, sin regulación alguna, a los aumentos que dispongan las empresas. ¿Esto podría generar la tentación de una “depuración del padrón” ? (Afiliados con alto requerimiento de servicios por su edad que se “caen” del sistema por la elevación de las cuotas). Seguramente surgirán “planes low cost”, para contener a quienes se “caigan” del sistema, pero obviamente cambia el nivel de cobertura. Esto está en evolución.

Lo que ha llamado poderosamente la atención en la comunidad médica es que en el centro del escenario de las nuevas disposiciones ha quedado un subsistema (prepagas) que sólo atiende al 13 % de la población (6.000.000 de afiliados). Nada se ha resuelto respecto a la salud pública de financiamiento estatal. El otro punto que merece un análisis profundo es la equiparación de la medicina prepaga con las obras sociales, con el objeto de generar una competencia entre ambos subsistemas. ¿Quedarán realmente en igualdad de condiciones para competir? Si las cuotas de la medicina prepaga aumentan notoriamente, habrá seguramente una migración selectiva de pacientes de altos sueldos desde las obras sociales hacia ellas. ¿Esto producirá más inequidad entre los dos subsistemas al desfinanciarse las obras sociales?

Paralelamente, está claro que es irracional la existencia de más de 300 obras sociales de las cuales se calcula que el 70 % no está en condiciones financieras de cubrir el Programa Médico Obligatorio (PMO), conjunto de prestaciones básicas que por ley deben ser cubiertas a los afiliados. En definitiva, lo que el DNU establece en cuanto al área de la salud, no puede ser considerado un proyecto de sistema de salud.

Al inicio del artículo se enfatizó que una mayoría de la sociedad se expresó electoralmente reclamando un “cambio”. Es una excelente oportunidad para el nuevo gobierno de generar ese cambio en salud con un objetivo en el que todos estamos de acuerdo: lograr un sistema de salud equitativo y eficiente. A todos los que estamos responsablemente (y desinteresadamente) preocupados por el tema salud, nos ha llamado la atención que no se haya efectuado una consulta previa con las instituciones del equipo profesional de salud.

Desde estas páginas hemos sugerido la necesidad de crear un Consejo Asesor del Ministerio de Salud constituido por representantes de todas las entidades del equipo de salud, que asesore y permita diseñar políticas públicas de salud sustentables en el tiempo independientemente del color político de la administración de turno. El Gobierno tiene que dejarse ayudar por expertos de todos los subsectores de la salud y entender que entre una posición “estatista” y una posición “mercantilista”, existen en materia de salud opciones racionales intermedias que pueden permitir lograr ese doble objetivo de equidad con eficiencia.

A todos nos interesa, y mucho, que al Gobierno le vaya bien. Para que eso ocurra debe tener una actitud abierta y no clausurar el debate con quienes emiten observaciones efectuadas con honestidad intelectual. De lo contrario caería en el sesgo cognitivo denominado “martillo de Maslow” (“si la única herramienta que tienes es un martillo todos los problemas parecen un clavo”). Encerrarse en un fundamentalismo centrado en las leyes del mercado, al menos en salud, no es una opción racional. No perdamos otra oportunidad.

─Roberto Borrone es Profesor consulto de la cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA); doctor en Medicina (UBA). Hospital de Clínicas “José de San Martín”.

Fuente: lanacion.com.ar, 08/01/24

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Un ejemplo de abuso en el Sistema de Salud norteamericano

Venta corta y farmacéuticas

El tercer capítulo del documental DIRTY MONEY, emitido por Netflix, se denomina Venta corta y farmacéuticas. Se trata del caso de una farmacéutica llamada VALEANT, que mediante manejos financieros se convirtió en una de las más importantes, y ganó fortunas con sus acciones. Dichos empresarios compraban farmacéuticas pequeñas, con medicamentos muy específicos, y le subían el precio exageradamente, esto impactó gravemente en el sistema de seguro de salud. Operadores del mercado bursátil de compras y ventas de muy corto plazo empezaron a investigar la operatividad de la farmacéutica VALEANT, que compraba laboratorios medicinales con el lema “apostemos a la gerencia”, en particular la financiera, y no a la ciencia”, y aumentaban exponencialmente sus precios, en cientos o en ocasiones en miles de veces, damnificando a los usuarios de los medicamentos y a las aseguradoras de salud, con el gran encarecimiento de los servicios. Frente a la gran cantidad de personas que no podían pagar los medicamentos o eran llevados a la penuria, el caso llegó a dirigentes políticos como Hillary Clinton que los pusieron en evidencia y al Congreso norteamericano. Sobre esto último es muy interesante la parte de la interpelación que le hace un Subcomité del Senado presidido por la Senadora Collins, pero quien lleva adelante la interpelación a los principales accionistas y de esta empresa es la Senadora Claire McCaskill. Ella reconoce que es sorprendente que no hubiera nada ilegal, fuera de toda ética) y el estado norteamericano sea “impotente” para frenar ganancias exorbitantes o rentas extraordinarias de empresas en general, y en particular de aquellas que tienen que ver con la salud humana. El libre mercado, las ganancias de los inversores y la codicia prácticamente sin límites, están por encima de la salud humana y de las aspiraciones de la sociedad. Valeant se defendió de las acusaciones diciendo que «fija sus precios sobre la base de una serie de factores, incluidos los beneficios clínicos y el valor que llevan a pacientes, médicos, prepagas y la sociedad en su conjunto.» Dicen que los pacientes están protegidos de los aumentos por los seguros de salud y los programas de asistencia financiera que brinda la compañía, de manera que a nadie se le niega el medicamento que necesita.

Al relacionar el actuar de la empresa VALEANT, con el primer pilar del código de conducta Ética Empresarial: Conexión de la estrategia y las operaciones de la empresa con los valores éticos,podemos mencionar que NO se rigió bajos los valores morales y éticos que ellos mismos han implementado, los cuales podemos mencionar:

 Resaltar el compromiso con el comportamiento ético y el cumplimiento a la ley. Establecer normas básicas de comportamiento ético y legal.

 Aumentar la atención frente a problemas legales y éticos.

 Describir situaciones en las que se necesita ser especialmente cuidadosos e indicar dónde y cómo obtener ayuda para abordar éstos y otros problemas éticos y legales.

 Informarse respecto a los procedimientos para reportar violaciones conocidas o que se sospechen a las Normas o las leyes.

 Prevenir y detectar las infracciones a las Normas y a la ley.

Así mismo podemos mencionar que han infringido sus propias leyes de competencia económica la cual dice: Se debe conocer y cumplir con las leyes de competencia económica, así como con cualesquiera otras leyes, reglas y reglamentos aplicables. Todas las leyes de competencia económica, sin importar de qué país provengan, son de extrema importancia. Estas leyes prohíben una amplia gama de transacciones o prácticas. Debemos entender que las leyes de competencia económica prohíben no sólo las acciones y conversaciones destinadas a fijar precios o repartir participaciones en el mercado, sino que también pueden prohibir las acciones concertadas por los competidores incluso con objetivos beneficiosos, como mejorar la seguridad o evaluar con mayor exactitud los productos. Este tipo de acciones pueden originar sanciones penales tanto para las personas involucradas como para Valeant.

Fuente: https://www.coursehero.com/file/103494071/ANALISIS-DEL-CAPITULO-3-DIRTY-MONEYdocx/


Valeant Pharmaceuticals

Esta empresa canadiense figura en los documentales de Dirty Money pues hizo millones de dólares a costa de gente que necesitaba medicamentos específicos para vivir.

A diferencia de otras empresas del sector, Valeant no invertía gran parte de su capital en investigación y desarrollo, de hecho solo el 3% de su cartera de inversión radicaba en la búsqueda de nuevos medicamentos. En lugar de ello, invertían en acciones de otras compañías hasta adquirirlas completamente, devoraban a la competencia financieramente aprovechando las licencias y patentes ya aprobadas de estas otras empresas, con lo cual ganaban tiempo y el esfuerzo lo hacían otros.

Una vez que habían adquirido una cuota casi monopólica de cualquier medicamento, procedían a incrementar su precio, radicalmente. Una sola pastilla podía quintuplicar su precio en un solo año, algunos medicamentos incrementaban más aún su valor, pero todos los productos por lo menos duplicaban anualmente. Con este mecanismo, y vendiendo drogas vitales para el público, sus indicadores y ratios financieros se disparaban de manera record en Wall Street.

Cuando tu producto es inelástico y controlas casi en su totalidad a la oferta, resulta demasiado sencillo incrementar los precios a voluntad, es algo que Mike Pearson (Ex CEO de Valeant) tenía muy en claro. Sin embargo no hubo nada ilegal en los movimientos de esta empresa, los inversionistas sí perdieron millones de dólares en el valor de sus acciones (pues cayeron aproximadamente en un 90% a 2015) pero a la fecha los precios de los medicamentos permanecen inflados, y con márgenes de más de 400% pueden sentirse tranquilos pues tienen garantizadas sus ganancias en un mediano plazo.

Fuente: https://letotabo.wordpress.com/2018/09/07/dirty-money-documentaries-review/


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Desentrañando el Conflicto de Agencia: Los aportes del Distributismo

El rol del Estado como garante de la legalidad y equidad en el mundo financiero

Distributismo: La búsqueda de una economía equitativa a lo largo de la historia

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El impacto devastador de la inflación en la economía: Lecciones de Argentina, Israel y Alemania

septiembre 13, 2023

Por Gustavo Ibáñez Padilla.

En el complejo escenario económico global, la inflación emerge como la Hidra de Lerna, un monstruo de múltiples cabezas, capaz de desencadenar estragos en cualquier país. Este insidioso fenómeno, si se le permite crecer de manera persistente, puede generar consecuencias nefastas que trascienden los balances financieros para adentrarse en el tejido social y político. Ejemplos como Argentina, Israel y Alemania ofrecen lecciones dolorosas sobre los riesgos de una inflación descontrolada.

El espejismo de la prosperidad efímera

La inflación, ese incremento generalizado y sostenido de los precios, puede inicialmente parecer un signo de prosperidad económica. Los salarios suben y el consumo parece florecer. No obstante, esta ilusión de riqueza es tan fugaz como una burbuja de jabón en un día ventoso. La realidad es que una inflación creciente erosiona el poder adquisitivo de la población, reduciendo la capacidad de ahorro y la inversión a largo plazo.

Argentina: Un paradigma de inflación persistente

Argentina, en los siglos XX y XXI, se ha convertido en un caso paradigmático de inflación crónica. A pesar de breves episodios de estabilidad económica, la sombra de la inflación siempre se cierne sobre la otrora próspera nación sudamericana. Economistas austríacos, como Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek, advirtieron sobre los peligros de una expansión descontrolada de la oferta monetaria, señalando que esta práctica conducía inevitablemente a una depreciación del valor de la moneda.

La falta de responsabilidad fiscal, combinada con políticas monetarias laxas, ha llevado a la emisión de moneda sin respaldo real, un síntoma claro de los abusos demagógicos de los políticos. Esto desencadena un círculo vicioso: el exceso de moneda en circulación genera una mayor demanda de bienes y servicios, lo que a su vez aumenta los precios. Los salarios, a pesar de los incrementos nominales, no logran mantener el paso, y la población se ve atrapada en una espiral inflacionaria. “Los salarios suben por la escalera, los precios por el ascensor.”

Inflación argentina, tapa Clarín 10/04/1953.

Israel: Lecciones de estabilidad y resiliencia

Por otro lado, Israel ofrece una lección valiosa sobre la importancia de políticas monetarias prudentes y una gestión fiscal responsable. En la década de 1980, el pequeño país de Medio Oriente enfrentó una inflación galopante que alcanzó cifras astronómicas. Sin embargo, la determinación del gobierno y la implementación de medidas drásticas, incluyendo la introducción de una nueva moneda y muy estrictas políticas monetarias, permitieron a Israel salir de la vorágine inflacionaria y establecer una economía más sólida.

Los economistas austríacos argumentan que esta experiencia valida su teoría sobre la necesidad de una moneda estable y una política monetaria enfocada en la preservación del valor del dinero. Además, resaltan la trascendental importancia de un marco institucional que limite el poder de los políticos para manipular la economía con propósitos cortoplacistas.

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Alemania: La espantosa sombra de la hiperinflación

Quizás el caso más dramático de inflación descontrolada sea el de la Alemania de la República de Weimar en la década de 1920. La hiperinflación que asoló el país tras la Primera Guerra Mundial llevó a una devaluación tan exorbitante que el dinero se volvió casi irrelevante. Los billetes perdieron su valor de manera tan rápida que las personas se veían obligadas a gastarlos casi de inmediato, antes de que se depreciasen aún más. De hecho los billetes comenzaron a imprimirse sin número de serie para evitar demoras.

Marco alemán de 1924, billete de cien billones.

Este episodio extremo de inflación no solo destruyó los ahorros de la población, sino que provocó una disolución social palpable. La confianza en las instituciones se desmoronó y la estabilidad política se vio gravemente comprometida. Este sombrío capítulo de la historia económica alemana subraya los peligros reales de permitir que la inflación se desboque, al provocar el caldo de cultivo para el surgimiento del régimen criminal nazi.

La urgencia de una política económica responsable

En tiempos de incertidumbre económica, las lecciones que nos ofrecen Argentina, Israel y Alemania son vitales. La inflación, lejos de ser una mera cifra en un gráfico, tiene el potencial de transformarse en una fuerza desestabilizadora que socava los cimientos de una sociedad. Los economistas austríacos, con su enfoque en la necesidad de una moneda respaldada por activos reales y políticas fiscales responsables, nos recuerdan la importancia de mantener la disciplina en tiempos de bonanza y crisis por igual.

En última instancia, la lucha contra la inflación no es solo una cuestión económica, sino una cuestión de preservación del orden social y político. Los riesgos de una inflación descontrolada son demasiado grandes como para ignorarlos. Es responsabilidad de los líderes políticos y económicos aprender de la historia y actuar con prudencia y determinación para evitar que el monstruo de la inflación desate su furia sobre la economía y la sociedad.

En las inmortales palabras de Milton Friedman, premio Nobel de Economía: «La inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario». Esta cita resume de manera elocuente la raíz del problema y la importancia de una gestión monetaria responsable. En un mundo donde la confianza en la estabilidad de la moneda es esencial, no podemos permitirnos ignorar las lecciones del pasado. La inflación, si se deja sin control, no solo amenaza los cimientos económicos, sino que socava la confianza y la cohesión de una sociedad. Es tiempo de actuar con sabiduría y visión a largo plazo para evitar que el espectro de la inflación destruya nuestro presente y nos aceche en el futuro.

Fuente: Ediciones EP, 13/09/23.


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¿Sirven los Controles de Precios?

La inflación en Argentina y la destrucción del valor del peso

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Las Fuerzas Armadas en la República Argentina

septiembre 5, 2023

La necesidad de proveer a la defensa común

Por José Manuel Ugarte.

Este título refleja una preocupación que se perpetúa y se acentúa en el tiempo. No es asunto útil para campaña electoral, simplemente porque todos los partidos que han ejercido el poder en Argentina han contribuido a que se haya llegado a la situación actual.

Se inició en 1985 cuando el poder político, que recibiera el poder con un insustentable presupuesto de Defensa de un 4% del PBI., lo redujo al histórico del país, un 2,4%, y encomendó a las Fuerzas Armadas que realizaran su propia reestructuración. Éstas se limitaron a reducir la incorporación de conscriptos y de alumnos y los gastos de funcionamiento (adiestramiento y mantenimiento del material).

Pero ese 2,4% -suficiente, si se reestructuraba- se fue reduciendo durante los gobiernos subsiguientes hasta el 1% del PBI al final de la década, mientras se liquidaba el sector de producción para la defensa que tenía el país.

La reducción presupuestaria se combinó con la falta de reestructuración. Para ejemplificar, recordemos que en 1983, la Fuerza Aérea tenía más de 40 aviones de combate y tenía 39 brigadieres (generales) y 211 comodoros (coroneles), mientras que hoy tiene 39 brigadieres, 463 comodoros y 6 aviones de combate. La existencia de un número desproporcionado de oficiales en algunos grados y Fuerzas se aúna con el bajo presupuesto para que el gasto en defensa comprenda entre 85% y 90% de gasto en personal.

La única incorporación importante de material de los ‘90s fue la compra de 36 antiguos aviones construidos en la década de los ‘70s, modernizados 32 con el radar APG-66 que equipara a las dos primeras versiones del F-16 y aviónica equivalente, los A-4AR Fightinghawk, pero vendidos sin armamento; sólo recibieron años más tarde misiles de corto alcance AIM9L para proteger al Presidente Bush en la IV Cumbre de las Américas (2005).

La importante cantidad y calidad de material bélico con que contaba Argentina en los 80s se fue degradando paulatinamente, con limitado mantenimiento y carencia de modernizaciones. Así, en setiembre de 2015, la Fuerza Aérea comunicó la desprogramación de los aviones Mirage y Dagger que restaban en su inventario, no contándose más con aviones de combate supersónicos. Y a principios de 2016 se comunicó que los últimos aviones de combate que quedaban, los A.4AR, no estaban operativos. Ante la falta de reemplazos, se logró poner en condiciones operativas 2/3 aviones, hasta que un exitoso programa de recuperación logró habilitar 6, esperándose lograr en el futuro contar con 12. No obstante, estos aviones carecen de misiles de alcance medio, bombas guiadas y misiles aire-tierra, capacidades que teóricamente podrían tener, haciendo la antigüedad de los aviones una prolongada permanencia en servicio.

Los 28 aviones IA63 Pampa de distintos tipos con que también se cuenta, son aviones de adiestramiento avanzado y no de combate.

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La Armada, con parte de sus buques no operativos, enfrenta desde hace años la imprescindible necesidad de modernizar sus unidades. Carece de submarinos en condiciones de operar, y la aviación naval, de aviones de combate operativos.El ejército tiene como blindado principal al TAM.

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Hace tres décadas eran los mejores de Sudamérica, pero hoy son obsoletos, sin que hayan recibido -salvo contados vehículos- alguna modernización. Su actualización con apoyo de Elbit Systems, iniciada en 2013 y suspendida entre 2015 y 2019, hasta hoy ha producido únicamente dos prototipos.

Una medida que despertó expectativas fue la creación por iniciativa del entonces diputado Agustín Rossi -apoyada por todos los sectores políticos- del FONDEF, un fondo de afectación específica destinado a financiar el reequipamiento de las Fuerzas Armadas.

Aunque no suficiente, dicho fondo representa una contribución importante a la solución, siempre que sea empleado para solucionar las carencias más importantes en materia de equipamiento.

Hasta el momento, el criterio de inversión ha sido el de priorizar equipamiento que también permita su empleo en apoyo a la comunidad, tales como camiones de tipo militar y civil, ambulancias, y otros automotores, material vial, aviones de transporte de pasajeros, aviones de enlace. Se ha invertido asimismo para la construcción de un buque polar y para construir bases para actividades antárticas. Durante la anterior administración, se priorizó equipamiento útil para la seguridad interior, invirtiéndose en patrulleros oceánicos para evitar la pesca ilegal y aviones de entrenamiento avanzado, cuando se contaba en el país con equipamiento que cumplía ambas funciones.

En cambio, las necesidades fundamentales en materia de equipamiento -submarinos, aviones de combate, tanques, blindados a rueda- permanecen sin atender. Ello implica pilotos y submarinistas con formación incompleta, severas limitaciones para la capacidad de defensa y crecientes riesgos para el país. Otras necesidades de material esperan también atención.

De las elecciones en curso habrá de surgir un nuevo gobierno. Cabe esperar que gobierno y oposición, con sentido de urgencia, adopten las medidas necesarias para la recuperación de la capacidad de defensa del país. Ha quedado demostrado que no es ésta una tarea de sector. Un consenso fundado en la necesidad de proveer a la defensa común debería dar a esta tarea el vigor y la agilidad imprescindibles.

─José Manuel Ugarte es Doctor en Derecho (UBA), Co-redactor de las leyes de Defensa Nacional y de Seguridad Interior.

Fuente: Clarín, 05/09/23


«¿Para qué sirven las Fuerzas Armadas?

Para nada, salvo cuando todo depende de ellas». 

Charles de Gaulle 

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Javier Milei: el termómetro no cura la fiebre

agosto 18, 2023

Por Ignacio Montes de Oca. Twitter: @nachomdeo

Apenas Javier Milei obtuvo el 30.04% de los votos en las elecciones Primarias Abiertas, simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto en Argentina, la prensa local y extranjera se apuró a hablar de un fenómeno arrasador que cambiará por completo a la política argentina y que podría abrir el camino a la llegada de los “outsiders” al poder en otros países de la región.

Sin embargo, al analizar sin apasionamiento y con una dosis de realismo, el “efecto Milei” no resulta tan novedoso ni anticipa un cambio tan revolucionario.

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Primero despejemos el mito de la novedad. Milei es una más de las figuras que llegan desde fuera de la política con intenciones de cambio radical, y eso no es algo nuevo ni en Argentina ni en América. Se remonta a décadas anteriores y ya se dio con el “Movimiento V República” de Hugo Chávez, el “Cambio 90” del peruano Alberto Fujimori, el Perú Posible de Alejandro Toledo en Perú o la experiencia del Partido Roldosista Ecuatoriano de Abdalá Bucaram. No hay nada nuevo llegando por el flanco izquierdo o derecho y se trata de una experiencia que Latinoamérica vive con cierta cronicidad.

El otro mito es la idea de que Milei es parte de una serie que reúne a figuras como Donald Trump, el salvadoreño Nayib Bukele, el brasilero Bolsonaro o el chileno Boric. Aunque puedan encontrarse algunas similitudes en discursos y estilos, no se trata de “outsiders”. Trump llegó al poder dentro del Partido Republicano, Bukele es un veterano de la política desde su arranque en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, Bolsonaro pasó por siete partidos antes de ser nominado a presidente por el antiguo Partido Social Liberal y Boric fue respaldado por una coalición de partidos de izquierda.

Si hay que buscar un denominador común, es que todos prometieron cambiar lo establecido e instalar un nuevo y mejor sistema en su reemplazo. En ese trámite, tuvieron diferentes grado de éxito y finales muy diversos. Por eso, es importante saber si con Milei estamos ante un líder que puede cumplir sus promesas de cambio o ante otra estrella fugaz dentro del firmamento político del continente.

El primer problema que afronta Milei cuando promete soluciones rápidas para la crisis que atraviesa la Argentina es su falta de peso político en los poderes judicial y legislativo. Para concretar propuestas como la dolarización de la economía, terminar con el Banco Central, reducir la cantidad de ministerios y modificar la legislación laboral, necesita leyes. Una ley se modifica con otra ley, y si apelara a decretos presidenciales, aún debería tener la aprobación de ambas cámaras para que tengan validez.

En la actualidad, la banca de La Libertad Avanza (LLA), el partido de Milei, se reduce a tres sitios en la Cámara de Diputados. Si repitiese el resultado de las elecciones primarias, lograría unas 40 bancas de las 130 que están en juego. Es decir, lograría 43 sitios de los 257 disponibles, lejos de una mayoría de 126 necesaria para dominar el proceso de formulación de leyes.

En la Cámara de Senadores, las perspectivas no son más optimistas para Milei. Se renueva un tercio de las 72 bancas. El sistema argentino prevé que el partido que logra la mayoría de los votos en cada distrito se lleva dos bancas, y el segundo la restante. Considerando que hay 24 bancas en juego y logrando la mayoría en las ocho provincias que eligen senadores, obtendría ocho bancas y quedaría lejos de las 27 bancas de Juntos por el Cambio (JxC) y de las 31 del peronismo.

La siguiente cuestión es ideológica: la propuesta de Milei para terminar con el Estado de Bienestar peronista o con el reparto de la coparticipación de impuestos federales difícilmente encontrará apoyo en ese bloque. Su insistencia en embestir contra las figuras de JxC de cara a las próximas elecciones tampoco le abre las puertas a un acuerdo con la que será la otra fuerza política que podría reforzar su número. Necesita de aliados para cualquier ley que quiera impulsar en esa cámara o que provenga de Diputados. Su temperamento hostil con otras fuerzas y sus promesas radicalizadas hacen más complicado que pueda llevar adelante sus propuestas con la asistencia de partidos a los que demoniza de manera cotidiana.

Por otro lado, está una cuestión práctica: reducir o eliminar ministerios o empresas estatales implica despedir a miles de empleados de los partidos tradicionales, en particular del peronismo, que se fueron acumulando en sucesivas capas. En cifras y según datos de la OCDE, Argentina tiene 20 empleados estatales por cada 100 asalariados. Es la séptima proporción más alta del planeta. Hablamos de un total de 3.4 millones de puestos de trabajo.

No suena realista que los partidos elijan traicionar masivamente a sus militantes o eventuales votantes aprobando leyes de reducción del déficit para satisfacer a Milei.

Ese apoyo no es una cuestión menor. Por ejemplo, para reducir los 21 ministerios actuales a 8, como propone, Milei debe modificar la Ley 22.520 que establece su número o emitir un decreto que de todas formas tiene que ser aprobado por el Congreso. Incluso si decidiese gobernar por decretos de necesidad y urgencia, una atribución presidencial, estos no pueden interferir en cuestiones tributarias, penales o relacionadas con los partidos políticos.

Lo mismo cabe para el resto de las iniciativas, como eliminar el Banco Central: necesita otra ley para anular la 12.155 que le dio creación; para incendiarlo, como amenazó varias veces, necesitaría de una modificación del Código Penal para no ser acusado de un delito.

Para cumplir con su promesa de reducir el gasto estatal tiene que contar con una Ley de Presupuesto que debe ser aprobada por el Congreso. Lo mismo sucede con su propuesta para dolarizar, que deberá ser legitimada por leyes adecuadas.

Hay cuestiones aun más profundas, como la intención de modificar el Artículo 14 bis de la Constitución Nacional que establece derechos básicos y que para Milei representa la doctrina de “justicia social” a la que acusa de ser el origen de muchos de los males de la actualidad.

Para modificar la Constitución, según la Ley 24.309, debería lograr que dos tercios de las cámaras llamen a una Convención constituyente y obtener una mayoría en la elección popular de convencionales para controlar la redacción de las nuevas normas. Con el 30% actual, no parece viable que pueda redactar una nueva Constitución a su medida.

Según el ordenamiento federal, para cumplir sus promesas de reforma debería luego repetir el proceso de modificación constitucional en las provincias, dado que hay atribuciones que los estados provinciales retienen por sobre las normas nacionales –en particular si quiere alterar el sistema impositivo, de educación y el ordenamiento penal. También su reforma educativa para cambiar el financiamiento directo a las escuelas por váuchers individuales para cada alumno depende de lograr reformas en cada provincia, dado que la Ley de Educación establece que los estados federales administran el sistema.

De manera similar, para cumplir su propuesta de hacer retroceder el peso del Estado en la economía tiene que lograr antes el control de las estructuras provinciales y municipales. Gran parte de la insoportable presión impositiva se deriva de impuestos y tasas en esos niveles de gobierno. Si no realiza una reforma en todos los estamentos impositivos, el cambio sería casi intrascendente, desfinanciaría al Estado nacional y dejaría a las provincias y municipios con un sistema tributario intacto.

Hasta el momento, en las elecciones provinciales en las que se eligieron gobernadores, su agrupación ha obtenido entre 16% y 0.8% de los votos.

Sucede igual con la reforma en materia de seguridad, una de las demandas más activas en la agenda electoral. Para remover jueces que no se adecúen a su perfil de mano dura necesita controlar el Consejo de la Magistratura, encargado de enjuiciar y remover magistrados. Incluso ganando las elecciones presidenciales por un 100%, solo podría nombrar a tres de sus veinte miembros: uno por cada cámara legislativa y un representante del Ejecutivo. Y para aprobar los pliegos de nuevos jueces que proponga en su reemplazo, necesita una mayoría en el Senado que no tiene.

Luego debería resolver la oposición que podría encontrar en la Corte Suprema para sus reformas, en donde no tiene ninguna figura afín a sus ideas. Ya sea para nombrar el juez que debe cubrir el cargo que hoy está disponible, como para remover a los que le resulten un impedimento, necesita dos tercios del Senado. Si quiere terminar con la coparticipación, que es un asunto en el que la Corte Suprema ya mostró en repetidas ocasiones su competencia, también debe encontrar el modo de alterar su número y composición.

Para cada una de sus propuestas, pues, hay un escollo legal que no puede resolver sin mayorías propias o acuerdos con la “casta”.

El dilema de Milei y sus seguidores es claro. Deben decidir si tienen más vocación de cambio o de poder. Si esperan a acumular poder, cualquier cambio será inviable hasta que consigan mayorías propias. Si atienden a los cuestionamientos que trae la realidad, para lograr algunos cambios inmediatos deberán resignar poder y buscar alianzas con una parte de la “casta”. Así que o traicionan su promesa de un cambio urgente, o la de no asimilarse pactando con la casta.

De hecho, las primeras críticas a sus proyectos desnudaron ese predicamento y los obligaron a un cambio de discurso para no quedar atrapados en la idea de representar propuestas irrealizables.

Por eso Milei pasó de una promesa de cambios con motosierra a hablar de reformas graduales de primera, segunda y tercera generación, y del cierre de empresas estatales a su conversión en cooperativas de trabajadores. La dolarización, que decía iba a ser aplicable de manera inmediata sin anestesia, pasó a ser una propuesta bimonetaria a ejecutarse en 24 meses con 34,000 millones aportados por fuentes aún imprecisas. Otras medidas como el recorte de planes sociales o subsidios se extienden ahora a plazos que van de los 8 años a los 15 años, que es el tiempo que el líder de LLA dice necesitar para devolverle a la Argentina su esplendor.

Hasta cierto punto, Milei ya admitió que sus propuestas iniciales tienen fallas y su respuesta fue adoptar un gradualismo que, irónicamente, es lo que criticó hasta hace poco a la política tradicional, al presentarse como una solución valiente que no temía afrontar los riesgos y consecuencias de aplicar políticas de shock.

La respuesta a la posible falta de apoyo legislativo fue aun más creativa. Propuso presionar al Congreso con un ajuste fiscal extremo que puede derivar en una rebelión parlamentaria y a la parálisis de las sesiones. O convocar a referéndums para que el pueblo confronte a la oposición de los legisladores, aunque esa herramienta tiene que ser aprobada por el Congreso para tener algún efecto vinculante. La imagen de una multitud enardecida fuera del Parlamento es poderosa, pero en la realidad la amenaza física sobre el Parlamento quizá solo logre que deje de sesionar por falta de garantías. Y con el caudal de votos del 30.04% que obtuvo en las primarias, no puede asegurarse ganar los referéndums

En realidad, ese 30.04% que Milei obtuvo en las PASO es otra cuestión para analizar. En el excéntrico sistema electoral argentino se obliga a los ciudadanos a votar en las PASO aunque no estén afiliados a ningún partido, y en cada elección solo pueden opinar sobre una fórmula partidaria.

La Libertad Avanza tuvo que presentarse aunque Milei no tenía oponentes internos. Debía hacerlo para mantener su vigencia, dado que el que no participa o no supera el 1.5% de los votos en las PASO queda excluido de las elecciones. Semejante engorro pagado con fondos públicos sirve para dirimir internas y funciona como una gran encuesta nacional para medir el interés sobre cada partido.

Sin embargo, las PASO no son de ninguna manera un reflejo de lo que va a suceder en las siguientes elecciones. El peronista Frente para la Victoria ganó las PASO de 2015 por 14 puntos de diferencia y luego perdió en segundo vuelta con Cambiemos (hoy JxC), que había salido segundo en las PASO. JxC perdió las PASO en 2019 y también las elecciones generales. 

Con el 30.04% que obtuvo en las más recientes PASO, Milei quedó a 1.8% de diferencia de Patricia Bullrich (la candidata de JxC), que tuvo 28.24% y a su vez se colocó a un punto de distancia de Sergio Massa, el candidato del oficialismo, que consiguió un 27.24%. Se trata de márgenes muy estrechos, aunque LLA haya obtenido resultados positivos en la mayor parte de las provincias.

Recordemos que para ganar en primera vuelta, se necesita 45% de los votos o 40% y diez puntos de diferencia con el inmediato competidor. Con tres adversarios rondando una franja estrecha con una diferencia de menos de 3% los votos, es aventurado afirmar que alguno de ellos logrará 10 o 15 puntos adicionales para ganar en primera vuelta y que el segundo se quedará estancado en la misma cantidad de votos que en las PASO para facilitarle la victoria.

Luego, en una probable segunda vuelta, todo puede suceder dependiendo de las fórmulas que queden en competencia. Habrá que ver cómo afecta a cada candidato el escenario económico en ruinas y el comportamiento de los votantes frente a la emergencia económica cada vez más grave que vive el país, y si en esa instancia tan presionada optarán por dirigentes con experiencia o por una salida radicalizada. En cualquier caso, dar por ganador a Milei o a otro candidato entra en el terreno de las profecías y no en el de la lógica.

Porque además quedan otros dos factores por considerar. Uno es la baja participación en las PASO: 69.64%, 11.69% menor que el 81.31% que acudió a las presidenciales del 2019. Ese 30.38% que no votó fue la primera fuerza electoral y no es un dato menor. Luego, hay un 4.78% de votantes en blanco que tampoco se sintieron seducidos por las ideas de Milei en las primarias, y medio millón de residentes en el extranjero que deben anotarse para votar y que no estaban autorizados para hacerlo en las primarias. La cantidad de votos disponibles y la poca predictibilidad del destino de cada voto hacen que puedan estar disponibles tanto para Milei como para sus adversarios. Anunciar una victoria a partir de las PASO resulta demasiado aventurado.

No obstante la realidad de los números, ya se publican notas sobre el futuro gobierno de Milei como si se tratase de un hecho consumado. Se especula con que el descontento de la población por la crisis económica será canalizado a través del voto a su favor y que sus adversarios no encontrarán el modo de conjurar un triunfo de LLA que muchos medios ya presentan como inevitable.

Hay algo de interés en forzar esa idea, y es donde entra en juego el otro gran componente de la figura de Milei, que es su enorme eficacia como comunicador.

Milei retomó la tarea de liberales que le precedieron para desmontar los mitos en torno al populismo o el keynesiansimo y sus fallos en la práctica. Lo hizo con una eficacia extrema, combinada con una personalidad dominada por el histrionismo que combina conocimientos teóricos de la Escuela austríaca con un lenguaje a veces vulgar y subido de tono que resultó extremadamente eficaz para llegar a un público joven, a sectores de menor sofisticación política e incluso a grupos con formación de grado hastiados con los resultados y las propuestas de otros dirigentes y partidos.

Milei se montó sobre los errores y abusos de la clase política clásica para construir un antagonista al que denomina la “casta” y que engloba a todos aquellos que están fuera de su órbita política.

El gran secreto de su discurso está en utilizar consignas cortas y de alto impacto. Dolarizar, clausurar el Banco Central, permitir la libre portación de armas y cerrar ministerios enteros sin contemplaciones funcionan con extrema eficacia para atraer a un público hastiado de los manejos de los políticos tradicionales y sus frases de molde susurradas por consultores. Ese éxito se tradujo en que un tercio del electorado lo apoyó en las PASO.

No obstante, queda claro que su éxito electoral no revierte el hecho de que muchas de sus consignas siguen siendo irrealizables.

Esto nos conduce a una interrogante: ¿cómo es posible que el mismo periodismo argentino que desentrañó las complejas tramas de sociedades y vínculos detrás de los casos más resonantes de corrupción no sea capaz de explicarle a su público las trabas que tienen las propuestas de Milei para ser concretadas? Y relacionado con ello, ¿por qué los medios no desnudan esa realidad en lugar de seguir jugando con la idea de su triunfo asegurado?

Sucede que Milei es un fenómeno de audiencias que ningún medio quiere perder, ya sea que lo tenga por invitado o citando sus declaraciones, que son siempre polémicas, más aun en tiempos en que la migración del público a las redes sociales exige generar contenidos de alto impacto.

Para que siga funcionando como recurso para convocar al público, es necesario que mantenga vigencia como propuesta política. El líder libertario es una cantera formidable de público que lo ama o lo odia, y mientras sea así, no tiene sentido desnudar las debilidades en sus promesas.

Así como el éxito de Milei se basa en desnudar la crisis de la vieja política, hay otra crisis en la pérdida de audiencia de los medios tradicionales que lo ayuda a difundir sus ideas.

De allí que, pese a que es sencillo demostrar lo difícil que le resultaría concretar sus propuestas, se le sigue presentado como un fenómeno imparable que va a cambiar por completo el mapa económico y político de la Argentina en breve. Explicar lo que realmente sucedería si llegara al poder con sus promesas es de aguafiestas y se sabe que la verdad a veces no trae tanto rating como los escenificaciones.

Esa misma idea ahora se derramó fuera de la Argentina y Milei pasó a ser un fenómeno que atrae a un público más allá de sus fronteras. El secreto es sostener la tensión en su estilo, explotar cada aspecto de su personalidad aunque no tenga relación alguna con su carrera política y no interrogar sobre la factibilidad de sus ideas. Como todo producto, no se habla de sus defectos en tanto sirva para sostener las ventas. Si el periodismo debe ceder profesionalismo para sostener las audiencias, es un costo razonable en tiempos en que los medios deben hacerlo todo para retener al público que huye hacia otras plataformas.

El acuerdo implícito entre los medios y Milei para canjear visibilidad por audiencias está en no ahondar en cuestiones básicas o en temas que podrían espantarlas o interrumpir la presencia del candidato a los programas.

Un recorte similar sucede con personajes como Bukele, que suele ser citado como otra de las estrellas del universo de “outsiders” latinos. Cuando se habla del salvadoreño, el foco se concentra casi exclusivamente en su embestida contra las maras. Cualquier mención sobre su fracaso en la introducción del bitcoin como moneda, la toma del parlamento a punto de fusil en febrero de 2020 para forzar la aprobación de sus reformas o el uso de la lucha contra las pandillas para perseguir opositores es borroneado para no arruinar el producto mediático y dejar intacta la figura más vendible del líder disruptivo.

Esta práctica es cada vez más usual a la hora de cubrir el devenir de los políticos mediáticos y no es exclusiva del mundo latino. Trump, con su anuncio de la construcción de un muro fronterizo que sería pagado por los mexicanos, es quizás el ejemplo más obvio del abandono de la cobertura periodística formal y su reemplazo por un enfoque de la política como infotenimiento despojado de profundidad analítica, que opta por la manifestación escandalosa antes que por un abordaje sensato de los sucesos y sus cuestiones profundas.

Recortar los cuestionamientos y concentrarse en los aspectos más jugosos del producto mediático ayuda a  que estos nuevos líderes irrumpan como productos novedosos del mercado político y recojan su cosecha de votos.

No obstante, hay que reconocer que sin un ancla en la realidad, el discurso de Milei no tendría efecto alguno. No hay deshonestidad en sus denuncias sobre el efecto negativo del exceso de intervencionismo estatal o de los abusos presupuestarios que hacen los funcionarios de los tres poderes. Que sus formas sean polémicas y agresivas no quita que sus expresiones contra la “casta” tengan un fundamento. Lo razonable de sus planteamientos radica en la evidencia que se acumula sobre la imposibilidad de gestiones anteriores para resolver o evitar que se profundice la decadencia argentina. También hay mérito en haber encontrado una manera de comunicarse con las masas, con consignas sencillas y despojadas del barroquismo de los políticos tradicionales.

Milei es el termómetro que mostró que el sistema de partidos tradicionales está enfermo

Sin embargo, es bueno recordar que el termómetro sirve para detectar la fiebre, nunca para curarla.

Fuente: letraslibres.com, 17/08/23


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El Hospital de Clínicas, un orgullo de la medicina argentina

agosto 10, 2023

Por Roberto Borrone.

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En el contexto de una sociedad abrumada por noticias vinculadas a aspectos económicos y sociales y las turbulencias del año electoral, hubo una noticia que rápidamente fue sepultada por la coyuntura. Una excelente noticia para la salud pública de nuestro país, es decir, para toda la comunidad, y un motivo de inocultable orgullo para los médicos que estamos vinculados a la Universidad de Buenos Aires (UBA) en particular. A fines de junio, el ranking internacional HospiRank ubicó al Hospital de Clínicas José de San Martín de la UBA en el primer lugar entre los hospitales públicos nacionales y como uno de los mejores de América Latina en función de múltiples ítems vinculados al equipamiento diagnóstico y a su infraestructura cuantitativa y cualitativa quirúrgica. (La Nación, 22 /6/2023)

Si bien en la medicina actual la infraestructura es un aspecto trascendente, un análisis del Hospital de Clínicas que se detenga sólo en esos aspectos dejaría de lado el verdadero “fuego sagrado” de la institución, que lo destaca claramente: la calidad de los profesionales del equipo de salud que lo componen. Allí se concentran, como en muy pocas instituciones de salud de la Argentina, servicio por servicio, los egresados más destacados de la Facultad de Medicina de la UBA y del resto de las universidades. El Hospital de Clínicas se distingue en forma contundente en cada uno de sus tres pilares: la asistencia, la docencia y la investigación. Es la síntesis perfecta de lo que se espera de un hospital universitario.

La producción científica de sus profesionales tiene una escala insuperable, tanto en publicaciones nacionales como del exterior.

A nivel asistencial los datos que su actual director, Marcelo Melo, detalla con genuina satisfacción nos muestran que diariamente circulan por el hospital 10.000 personas y que anualmente se atienden más de 360.000 consultas y se realizan, en sus 30 quirófanos, más de 8.000 cirugías. La trascendencia social del hospital es reflejada claramente por sus estadísticas. La cobertura de los pacientes internados en el año 2022 fue la siguiente: 39,8 % fueron pacientes sin cobertura; 37,5 % del PAMI; y el 32,7 % restante de diferentes obras sociales. De los pacientes sin cobertura 55 % procedían del conurbano, 37 % de la CABA, 3 % del exterior; 2.2 % del interior y el 2.3 % sin el dato disponible. Las intervenciones quirúrgicas de 2022, según el tipo de ingreso, fueron el 38.8 % ambulatorias; 37 % en pacientes internados y 24,2 % urgencias. El 35,4 % de las cirugías fueron realizadas en pacientes sin cobertura.

El hospital recibe a 1500 alumnos de la UBA por año en sus 30 cátedras de la Facultad de Medicina y en las de Farmacia, Bioquímica y Psicología, como así también a becarios de múltiples países latinoamericanos y alumnos de grado de países europeos que realizan pasantías.

La División de Docencia e Investigación, a cargo del profesor Alberto Ferreres, es un área de extrema importancia en el contexto de un hospital universitario como “el Clínicas”. Allí se supervisa la formación profesional de posgrado y los múltiples trabajos de investigación que se realizan en el hospital. Investigaciones como la publicada recientemente en el exterior sobre aspectos genéticos de la enfermedad de Alzheimer (identificando tres sitios cromosómicos asociados con un riesgo reducido de padecer la enfermedad), uno de cuyos autores es el actual decano de la Facultade Medicina de la UBA, el profesor Luis Ignacio Brusco. La Facultad y el hospital tienen una virtuosa sinergia. Es importante destacar también el permanente apoyo al Hospital de Clínicas por parte de la Universidad de Buenos Aires, cuyo rector es el destacado médico e investigador Ricardo Gelpi.

Una organización de vital importancia del Hospital es su Asociación Médica, cuyo presidente actual es el profesor Luis E. Sarotto (h), un infatigable generador, junto a su equipo, de múltiples iniciativas. Paralelamente la “Fundación Hospital de Clínicas” presidida por Alejandro Macfarlane, es un ejemplo en la canalización de la solidaridad hacia la institución.

Como se puede apreciar, una institución prestigiosa como el Hospital de Clínicas es el resultado de múltiples líderes virtuosos comprometidos con ella contando, además, con un recurso humano excepcional.

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El hospital muestra un curriculum vitae inigualable en nuestro país, dado que su historia de 142 años se entronca con la historia de la medicina argentina. Su antecedente inmediato fue el “Hospital de Hombres”, ubicado en San Telmo. Muchos de sus médicos, como Cleto Aguirre (primer profesor titular de Oftalmología), fueron los impulsores del primer edificio “del Clínicas”, según datos destacados por el profesor Roberto Iérmoli. El origen lo tenemos que rastrear en el año 1877, al iniciarse la construcción del antiguo edificio, en la manzana de la actual Plaza Houssay, comenzando la atención en 1881. Su denominación inicial fue “Hospital Buenos Aires” y en 1883 pasó a llamarse “Hospital de Clínicas”, al ser transferido a la Facultad de Medicina por el entonces ministro de Educación del presidente Julio A. Roca, el Dr. Eduardo Wilde . El diseño de su construcción, estaba inspirado (según lo describieran los profesores Pérgola y Sanguinetti ), en el hospital Friedrichsheim de Berlín y en el lazareto de Carlsruhe. Un año antes del inicio de su actividad, durante el conflicto por la federación de Buenos Aires, se convirtió en cuartel de rifleros y se comenzó a usar como hospital para asistir a los heridos de los cruentos combates de Puente Alsina, Corrales y Barracas.

A lo largo de su historia el hospital contó con médicos excepcionales, verdaderos próceres de la medicina argentina como los doctores Pirovano, Posadas, Ayerza, Arce, Houssay, Castex, Justo, Aráoz Alfaro, Ingenieros, E. Finochietto, Lanari, Cantón, Roffo, Garrahan, Loudet, Chutro, Balado, Agote, Rojas, Pardo, M. Herrera Vegas, Padilla, Brea, Santas, Fustinoni, de Robertis, Dassen, Cossio, Mazza, Escudero Ahumada, Carrillo, R. Wernicke, Aguirre, Burucúa, Stoppani, Cordero y Aráuz, entre tantos otros. En 1949 comenzó la construcción del actual edificio, una imponente obra de 135.000 metros cuadrados conformada por 13 plantas y tres subsuelos.

En el Hospital de Clínicas se efectuó la primera filmación de una cirugía en el mundo. Fue realizada en 1899, siendo el cirujano el doctor Alejandro Posadas. La filmación conservada dura 7 minutos y la cirugía fue generada por un quiste hidatídico pulmonar. En “el Clínicas” se realizó por primera vez en la Argentina las punciones / biopsias renales; la primer aplicación de la asepsia, la primer aplicación de insulina; el primer cateterismo cardíaco; las primeras toracotomías, las primeras residencias médicas en Argentina (el mejor sistema de formación médica de posgrado) y el primer Comité de Bioética en un hospital público, entre otros eventos históricos.

El Hospital de Clínicas es, además, líder en la realización de múltiples cirugías y procedimientos efectuados en un hospital público del país. Un listado parcial de estos logros incluye la cirugía mínimamente invasiva y la cirugía robótica (primer hospital público en América Latina en ejecutarla, en 1995); el abordaje mínimamente invasivo que realizó en forma pionera la División de Cirugía Torácica para resecar un pulmón con vaciamiento ganglionar ; la cirugía de descompresión orbitaria en enfermedad de Graves, el crosslinking corneal para tratar al queratocono ;el trasplante corneal endotelial ; el implante de válvulas oculares en cirugía del glaucoma; la enucleación prostática y la litotricia con láser de Holmium ; la ureteroscopía flexible; la cirugía fluorescente con el colorante verde de indocianina en múltiples especialidades quirúrgicas; la sala para entrenamiento quirúrgico con simulador de videolaparoscopía, la realización de endoscopía digital spyglass y litotricia de la vía biliar; el trasplante de microbiota intestinal; la cápsula de pH inalámbrica (diagnóstico de reflujo gastro-esofágico); la ablación endoscópica por radiofrecuencia en esófago de Barrett; desarrollo de un sistema automatizado para el dosaje de cortisol en cabello como biomarcador de estrés crónico; el primer centro universitario multidisciplinario del dolor crónico y cuidados paliativos. Como dato reciente se destaca este año la adquisición de un resonador magnético multipropósito de última generación.

En su proyección hacia la comunidad, los diferentes servicios del Hospital de Clínicas realizan anualmente múltiples campañas gratuitas destinadas a la detección precoz de diferentes patologías (hipertensión arterial, patología prostática, cáncer mamario, enfermedades respiratorias, patologías de la piel, cataratas, glaucoma, osteoporosis, enfermedades neurológicas, control de escoliosis en niños, etc). Dentro de esa interrelación con la sociedad se destaca el reconocimiento que la DAIA le efectuara al hospital en 2017, 23 años después del atentado a la AMIA, por “la atención heroica que brindó su equipo de salud a las víctimas”

En definitiva, por su pasado ilustre y su pujante presente, el Hospital de Clínicas de la UBA es un claro ejemplo de una medicina argentina de calidad superlativa, de la cual nos debemos sentir muy orgullosos.

─Roberto Borrone es Profesor consulto de Oftalmología de la facultad de Medicina de la UBA, doctor en Medicina.

Fuente: La Nación, 10/08/23.


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Medicina y política: reglas diferentes ante expresiones similares

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Medicina y política: reglas diferentes ante expresiones similares

mayo 11, 2023

Por Roberto Borrone.

“Sobran diagnósticos pero faltan soluciones”. Es una frase que se repite constantemente en diferentes ámbitos de esta angustiante realidad argentina. Hay un estremecedor vacío argumentativo en nuestros líderes políticos. La administración irresponsable y el marketing político sin contenido tienen atrapada como rehén a una sociedad exhausta debido el estrés crónico de vivir en una incertidumbre agobiante.

La medicina y la política tienen varios aspectos en común: deben hacer diagnósticos y aplicar “tratamientos”; saber convivir con la incertidumbre y enfrentar problemas multifactoriales. La política utiliza frecuentemente expresiones médicas, pero se rige por reglas totalmente diferentes. Las declaraciones de los líderes políticos, en todo nivel y de todo color, habitualmente son una enumeración de diagnósticos de una obviedad exasperante o, peor, respuestas “coucheadas”, prefabricadas, que solo buscan un efímero efecto mediático.

En la política, por lo general nadie explica claramente qué tratamiento propone, y si alguien lo hace (parcialmente), no explica cómo va a resolver los previsibles efectos colaterales del tratamiento que propone. En medicina, permanentemente tenemos en cuenta las contraindicaciones y/o los efectos adversos de lo que prescribimos, y ante una cirugía explicamos nuestra propuesta terapéutica, sus posibles riesgos y los tratamientos alternativos.

Otro aspecto a destacar es que prácticamente ningún político nos explica en qué país se aplicó el “tratamiento” que nos propone y, en caso de que exista ese antecedente, qué resultados se obtuvieron con ese tratamiento. Es importante considerar los resultados a corto y largo plazo. En la década del 90 se generó una verdadera revolución en la estrategia para la toma de decisiones en medicina. Ese nuevo paradigma se denominó medicina basada en la evidencia (MBE). Se trata de un término acuñado por Gordon Guyatt en 1991; se define como el uso de la mejor evidencia científica disponible para tomar decisiones sobre los pacientes. Es decir que la toma de decisiones –a diferencia de muchas decisiones de la política– en la medicina es el resultado de revisiones sistemáticas de trabajos científicos controlados y randomizados, tal como lo impulsó el epidemiólogo británico Cochrane en la Universidad de Oxford.

A su vez, las conclusiones de esos estudios se deben luego contextualizar para cada paciente en particular y cada ámbito en el que el médico se desempeña, considerando la opinión del paciente (autonomía del paciente) y sus pautas socioculturales. La equivalencia para la política sería que no todo modelo externo se puede “copiar y pegar” en nuestro contexto sociocultural.

La medicina pasó de un modelo médico paternalista, verticalista, a otro más horizontal, que respeta la autonomía del paciente. En el primer modelo se asumía que el médico actuaba “como buen padre de familia”, de acuerdo con el principio bioético de la beneficencia. El médico decidía lo que se debía hacer en virtud de su experiencia, relegando al paciente a una posición pasiva.

Siguiendo con nuestro paralelismo argumental entre política y medicina, aquel superado modelo médico paternalista se podría homologar a los sistemas políticos basados en figuras mesiánicas que actúan como “buenos padres” de la sociedad y deciden, en soledad, qué es lo mejor para sus gobernados. En esos sistemas, el pueblo (el paciente) admite en forma acrítica todo lo que el líder decide.

Las ideologías cerradas condicionan y hacen perder perspectiva al pensamiento crítico. No todo es blanco o negro, salvo ciertos valores fundamentales (libertad o ausencia de libertad, república o ausencia de república). En la vida predominan los matices. Esto también tiene su equivalencia en la medicina, en la cual debemos estar abiertos al debate de ideas y fundamentos que muchas veces nos hacen cambiar de opinión, por ejemplo, en cuanto al enfoque terapéutico de muchas enfermedades. Los médicos hemos sido entrenados para escuchar al que piensa distinto. Así lo hacemos en nuestros ateneos hospitalarios, en los congresos de cada especialidad y en nuestra práctica cotidiana. Lo que muchas veces vemos en la política es la descalificación y, si es posible, la cancelación del que opina distinto.

En medicina es de gran importancia cuidar la integridad y estabilidad de las funciones del organismo. Esto lo denominamos homeostasis (conjunto de fenómenos de autorregulación). En política hemos asistido, desde hace mucho tiempo, a una desnaturalización de los organismos de control. En medicina son múltiples los principios y debates éticos que modelan nuestra conducta. Un principio básico de la medicina es la conocida locución latina primum non nocere (lo primero es no hacer daño). Este principio debería ser considerado antes de la implementación de toda decisión política. En medicina también nos guiamos por un enunciado que debería ser un axioma en la arena política: “no todo lo que se puede hacer se debe necesariamente hacer”. En nuestras decisiones médicas consideramos múltiples factores en el análisis de la toma de decisión antes de aplicar un tratamiento. Hay resultados que se muestran como positivos en nuevas terapias pero que no resisten el análisis crítico de su significación clínica.

Esto nos remite, en el plano político, a las propuestas de “experimentos” para, por ejemplo, “dinamitar” estructuras. Se trata de iniciativas que impactan por su audacia, pero que parecen no tener el aval de un análisis exhaustivo de sus consecuencias y la forma de resolver los previsibles daños colaterales.

Otra expresión médica utilizada en política surge cuando se propone “cirugía mayor”. En medicina, toda cirugía mayor requiere, en el posoperatorio, ubicar al paciente en cuidados intensivos. Esto no siempre se contempla en política. No parece razonable hacer cirugía mayor en forma ambulatoria. Una expresión utilizada en ambos ámbitos es la “mala praxis”. Está muy claro que no genera las mismas consecuencias en política que en medicina. Las demandas por responsabilidad profesional generan, tanto por la vía penal como por la civil, consecuencias importantes a los médicos.

En política, la mala praxis no genera consecuencias. Personajes que han fracasado reiteradamente cuando les tocó gestionar alguna área se “reciclan” mágicamente y reaparecen como el ave Fénix. Ni siquiera hay una condena social. Lo mismo ocurre con el compromiso con la verdad. Con la posverdad como instrumento de comunicación política, mentir rinde rédito y no genera mayores consecuencias. Así como a la medicina se le exigen elevados estándares de calidad para seguridad de los pacientes, los ciudadanos debemos ser más exigentes con nuestros políticos para lograr, algún día, una oferta electoral de calidad. Esa exigencia cívica será el resultado de una educación pública de calidad. Sin este insumo (la educación) o con ese insumo claramente deteriorado, estaremos condenadas a un círculo vicioso crónico en el cual todo se seguirá nivelando hacia abajo, dado que nuestros políticos seguirán surgiendo de una sociedad cada vez menos exigente, y eso nos remitirá a épocas pretéritas en las que se compraban “espejitos de colores”. Félix Lonigro expresa al final de un excelente artículo (La Nación, 26 de abril de 2023) lo siguiente: “Se necesita imperiosamente en esta materia [la cultura cívica] que aparezca un nuevo Sarmiento”.

No se trata, el presente texto, de una proclama de la antipolítica. Todo lo contrario. Es una expresión del deseo de disponer de la mejor calidad política posible. Es expresión también de la orfandad política que sienten muchos argentinos desalentados y cansados de votar el mal menor. Está claro que el futuro de los proyectos personales y los sueños colectivos de una sociedad argentina en terapia intensiva dependerá de la calidad de las decisiones “terapéuticas” de nuestros políticos.

─Roberto Borrone es Profesor adjunto de la cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la UBA; doctor en Medicina (UBA).

Fuente: lanacion.com.ar, 11/05/23


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La inflación en Argentina y la destrucción del valor del peso

abril 20, 2023

Por Gustavo Ibáñez Padilla.

El dinero es una herramienta esencial para el funcionamiento de cualquier economía moderna. Desde hace miles de años, el dinero ha sido utilizado como un medio de intercambio, como unidad de cuenta y como reserva de valor. Estas tres funciones básicas del dinero son esenciales para el funcionamiento de una economía de mercado, ya que permiten el intercambio de bienes y servicios de una manera más eficaz y eficiente. Sin embargo, la inflación y la devaluación del dinero pueden tener consecuencias económicas graves, como es el caso de la situación actual que sufrimos en Argentina.

La primera función del dinero es el medio de intercambio. El dinero facilita el intercambio de bienes y servicios al actuar como un intermediario aceptado por ambas partes en la transacción. En lugar de tener que intercambiar bienes y servicios directamente –el trueque–, las personas pueden utilizar el dinero para comprar lo que necesitan. El dinero también reduce el costo de las transacciones al permitir intercambios indirectos.

La segunda función del dinero es la unidad de cuenta. El dinero actúa como una medida común para comparar el valor de diferentes bienes y servicios. Sin el dinero, sería difícil comparar los valores de diferentes bienes y servicios y tomar decisiones informadas sobre cómo asignar los recursos. El dinero es esencial para el cálculo económico y la toma de decisiones racionales, ya que nos permite llevar una contabilidad.

La tercera función del dinero es la reserva de valor. El dinero permite que las personas almacenen valor y lo utilicen en el futuro. En lugar de tener que intercambiar los bienes y servicios inmediatamente, las personas pueden utilizar el dinero como un medio para ahorrar y planificar para el futuro. Esta función es particularmente importante para los individuos y empresas que necesitan acumular riqueza para realizar inversiones a largo plazo. Un ejemplo claro es la importancia de ahorrar e invertir para financiar el retiro o jubilación.

La inflación se manifiesta como un aumento generalizado y sostenido en los precios de los bienes y servicios en una economía. En una situación de alta inflación, el valor del dinero se devalúa constantemente, lo que puede llevar a una disminución en el poder adquisitivo de los consumidores y una reducción en la inversión y la actividad económica. Además se distorsiona el sistema de precios relativos y se generan grandes transferencias no deseadas de riqueza, desde los de menores a los de mayores recursos (ej: El Rodrigazo, 04/06/1975).

En Argentina, la inflación ha sido un problema recurrente desde sus inicios, agravándose aún más a partir de la década de 1970. La economía nacional ha sufrido repetidas crisis económicas, incluida la de 2001, que llevó a una devaluación del peso del 70% y una caída del producto bruto interno (PBI) del 11%. La inflación –que es un fenómeno monetario– ha sido impulsada por varios factores, principalmente la falta de disciplina fiscal, la política monetaria expansiva y la regulación excesiva del mercado.

La escuela austríaca de economía, liderada por economistas como Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek, explica que la inflación es un resultado inevitable de la expansión del crédito y la creación de dinero por parte de los bancos centrales. La creación de dinero sin una base sólida en la producción real de bienes y servicios conduce a una inflación insostenible.

escuela austriaca de economía

La inflación argentina ha sido alimentada por la expansión del crédito y la creación de dinero por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA). En lugar de abordar los problemas subyacentes de la economía, el Banco Central ha optado por imprimir dinero para financiar los gastos del gobierno y mantener una política monetaria laxa. Esta política ha llevado a una disminución constante en el valor del peso y un aumento exponencial en los precios de los bienes y servicios.

La devaluación del peso ha tenido consecuencias nefastas para los consumidores y las empresas en Argentina. El aumento en los precios provoca una disminución del poder adquisitivo de los consumidores y una disminución en la inversión y la actividad económica. Las empresas también sufren, ya que la devaluación aumenta el costo de los insumos importados y disminuye el valor de las inversiones realizadas en moneda extranjera.

La escuela austríaca demuestra que la única solución a largo plazo para la inflación es una política monetaria disciplinada y una reducción en el papel del gobierno en la economía. La creación de dinero debe estar vinculada a la producción real de bienes y servicios, y los bancos centrales deben actuar de manera responsable para mantener una estabilidad monetaria a largo plazo.

Además, los austríacos enseñan que la regulación excesiva del mercado y la intervención del gobierno en la economía también pueden contribuir a la inflación. La abusiva regulación y la intervención gubernamental pueden crear distorsiones en el mercado que llevan a la asignación ineficiente de recursos y aumentan los costos de producción. Estos costos se trasladan a los consumidores en forma de precios más altos, lo que contribuye a la inflación.

Nuestros gobernantes han preferido históricamente las políticas populistas y demagógicas a fin de asegurarse el triunfo en las elecciones y para ello han contado con la complicidad de gran parte del electorado. Es hora de asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos de la República Argentina y elegir buenos representantes, que apliquen las medidas correctas y necesarias sin caer en oportunismos electorales. “Sepa el pueblo votar”.

Fuente: Ediciones EP, 20/04/23.


Más información:

Principios fundamentales de la República Argentina


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Resguardar la salud visual de la población

enero 22, 2023

Por Roberto Borrone.

El tema de las incumbencias profesionales adquiere especial relevancia cuando lo que se discute es quién está capacitado para realizar determinados procedimientos vinculados al cuidado de la salud, es decir, actos vinculados a la protección de un derecho personalísimo (el derecho a la salud). En la Argentina el ejercicio profesional de la medicina y otras profesiones vinculadas a la atención de la salud está regido por la ley nacional Nº 17132/ 1967 y sus modificatorias. En su artículo, enumera las acciones que son consideradas exclusivas del ejercicio profesional de la medicina: “Anunciar, prescribir, indicar o aplicar cualquier procedimiento, directo o indirecto de uso en el diagnóstico, pronóstico y/o tratamiento de las enfermedades de las personas o a la recuperación, conservación y preservación de la salud de las mismas…”. En su artículo 69, referido a los ópticos técnicos, expresa: “Los que ejerzan la óptica podrán actuar únicamente por prescripción médica, debiendo limitar su actuación a la elaboración y adaptación del medio óptico y, salvo lo que exige la adaptación mecánica del lente de contacto, no podrán realizar acto alguno sobre el órgano de la visión del paciente que implique un examen con fines de diagnóstico, prescripción y/o tratamiento”.

Hace tres años, la Legislatura de la Provincia del Chubut sancionó y promulgó la ley I N° 673 (2019), la cual expresa que la optometría es una actividad exclusivamente médica (artículo 1) y que los ópticos pueden dispensar “únicamente sobre la base de indicación o receta extendida por un médico” (artículo 2), concluyendo que “la violación de las disposiciones de la presente ley configura ejercicio ilegal de la medicina” (artículo 3).

Todo acto de evaluación de un paciente con fines diagnósticos y/o terapéuticos son actos de competencia e incumbencia exclusiva de los médicos. En el caso de la salud visual, dicha incumbencia es exclusiva de los médicos oftalmólogos. Todo este plexo normativo determinó, además, un límite muy claro en la Argentina para evitar conflicto de intereses, sintetizado en la siguiente frase: “El que prescribe no vende y el que vende no prescribe”. Esta ha sido hasta ahora la relación de incumbencias profesionales entre los médicos oftalmólogos, por un lado, y los profesionales ópticos, por otro.

Es importante destacar que para obtener la certificación de médico oftalmólogo se requieren como mínimo 10 años de estudio (entre la carrera de medicina y luego la residencia médica en oftalmología). En la Universidad Nacional de La Plata, en el ámbito de la Facultad de Ciencias Exactas, se dicta la carrera de Licenciatura en Óptica Ocular y Optometría. Es una carrera con un plan de estudios de 5 años. Al terminar los 3 años iniciales, el título que se obtiene es el de técnico óptico; al finalizar el cuarto año, el de óptico especializado en contactología, y con el quinto año el de licenciado en Óptica Ocular y Optometría.

Las incumbencias de quien se recibe de optómetra son, según lo expresa textualmente dicha casa de estudios, las siguientes: “El perfil es el de un profesional universitario no médico del área de la salud, especialista en el cuidado visual y ocular primario, formado para la detección y corrección óptica de los defectos refractivos a partir de sus respectivas fórmulas optométricas, para la detección de anomalías de la acomodación y motilidad ocular, como así también para los ensayos y adaptación de prótesis oculares, rehabilitación visual, también para el cálculo y adaptación de ayudas ópticas para baja visión, entre otros”.

El conflicto de incumbencias con los médicos oftalmólogos reside en la posición que estos profesionales no médicos (los optómetras) pretenden ocupar en forma autónoma en la atención de la salud ocular. En la página web de la carrera de licenciado en Óptica Ocular y Optometría se expresa lo siguiente: “…el optómetra se encuentra en el primer nivel de atención en la pirámide de salud, mientras que el oftalmólogo es un médico especialista en enfermedades de los ojos y su tratamiento, y, como tal, se encuentra en el segundo nivel de atención del sistema sanitario”. Finalmente, respecto del presunto beneficio de la actuación del optómetra, la institución que los forma expresa: “Aumentaría la posibilidad de pesquisar en forma temprana anomalías, disfunciones o condiciones patológicas” y “derivar al segundo nivel de atención, donde se encuentra el oftalmólogo”.

Como podemos observar, la optometría no médica se atribuye incumbencias que la ley de ejercicio de la medicina en nuestro país reserva en forma exclusiva a los médicos. Ello resulta evidente cuando la optometría no médica, en la descripción de las incumbencias que se atribuye, menciona dos términos: “detectar” y “pesquisar” refiriéndose a “defectos refractivos y anomalías, disfunciones o condiciones patológicas”. Todas estas acciones se corresponden inequívocamente con el acto de diagnosticar, es decir, con una incumbencia exclusivamente médica.

Otro aspecto de extrema gravedad es que la optometría se adjudica ser la primera línea de atención de la salud visual y decidir qué pacientes deben ser derivados a lo que ellos denominan “segundo nivel de atención”, integrado por los médicos oftalmólogos. La práctica de la optometría no médica se extendió a principios del siglo XX a muchos países que presentaban un notorio déficit de médicos oftalmólogos. Este no es el caso de la Argentina. El Consejo Argentino de Oftalmología (institución que nuclea a todas las cátedras de Oftalmología y a todas las sociedades científicas de oftalmología), organiza y/o colabora con múltiples campañas visuales en toda la geografía del país y está siempre a disposición de los ministerios de Salud jurisdiccionales y los municipios. Es un grave error y se incurre en el delito de ejercicio ilegal de la medicina cuando determinadas entidades organizan campañas visuales sin la presencia de médicos oftalmólogos.

Toda consulta oftalmológica que un paciente efectúa es la oportunidad para que el médico oftalmólogo pueda efectuar una evaluación integral de los ojos y así poder detectar muchas enfermedades que no presentan síntomas en el comienzo de su evolución, pero que pueden generar visión subnormal, ceguera e incluso amenazar la misma vida del paciente. El optómetra recibe formación solo para un aspecto parcial del examen visual. Lograr con un elemento óptico (ejemplo: anteojos) una agudeza visual máxima no significa necesariamente ausencia de enfermedad ocular.

Si la atención primaria de la salud visual es realizada por profesionales no médicos (optómetras) y si estos son autorizados a actuar en forma autónoma (es decir, independientemente de los médicos oftalmólogos), habrá, razonablemente, muchos pacientes que pueden perder la oportunidad de tener un diagnóstico precoz de una enfermedad ocular inicialmente asintomática cuya detección depende de competencias que específicamente poseen los médicos oftalmólogos.

Quienes tienen a su cargo posiciones de decisión en el área de la salud pública deben urgentemente considerar estos aspectos de incumbencia profesional para resguardar la salud visual de la población.

–Roberto Borrone es Profesor adjunto de la primera cátedra de Oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Doctor en Medicina (UBA).

Fuente: lanacion.com.ar, 2023.


Más información:

La salud argentina en crisis

La importancia de la Consulta médica


—En todos los asuntos relacionados con la salud, recuerde siempre consultar a su médico.—

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