Las comidas sin gluten se han convertido en una obsesión para algunos.
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El creciente interés en comer sano a veces puede tener consecuencias poco saludables.
Algunos médicos y nutricionistas afirman que ven cada vez más gente cuyo deseo de comer comida pura o “limpia” —desde veganos a quienes eliminan de su dieta varias fuentes alimentarias importantes como gluten, lácteos y azúcar— se convierte en una obsesión que los consume y los lleva a tener una mala salud. En casos extremos, la gente puede terminar con desnutrición.
Algunos expertos se refieren a esta condición como ortorexia nerviosa, un desorden poco investigado que no tiene un diagnóstico oficial en el Manual de Diagnóstico y Estadística de Desórdenes Mentales, o DSM, considerada la biblia de las enfermedades psiquiátricas en Estados Unidos. A menudo, los individuos con ortorexia muestran síntomas de enfermedades reconocidas como desorden obsesivo-compulsivo (OCD) o terminan perdiendo una cantidad de peso poco saludable, de forma similar a alguien con anorexia.
Investigadores en Colorado propusieron hace poco una serie de criterios que aseguran podrían ayudar a diagnosticar la ortorexia. Los lineamientos, publicados en línea en la revista Psychosomatics este año, también podrían servir como estándar para futuras investigaciones de la enfermedad, aseguran.
Ryan Moroze, un investigador de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Denver de la Universidad de Colorado y principal autor del estudio, afirmó que hace falta más investigación para desarrollar un instrumento de identificación válido para la ortorexia, determinar su prevalencia y diferenciarlo de otros desórdenes alimentarios más conocidos.
“Hay personas que desarrollan malnutrición, no porque estén restringiendo cuánto comen, sino por lo que eligen comer”, sostuvo Thomas Dunn, un psicólogo y profesor de psicología de la Universidad del Norte de Colorado en Greely, estado de Colorado, y coautor del artículo.
“No lo hacen para adelgazar, sino para estar más saludables. Es una especie de mentalidad que se lleva a un extremo como el que vemos en otras clases de enfermedades mentales”, sostuvo Dunn.
Entre los criterios propuestos está una obsesión con la calidad y composición de las comidas a punto tal que podría llevar a dedicarles una cantidad de tiempo excesiva, como tres horas diarias o más; leer sobre tipos específicos de comida y prepararlos, y sentirse culpable luego de comer comida no saludable. Para que sea considerado ortorexia, la preocupación por ese tipo de alimentación o bien debería llevar a desbalances nutritivos o interferir con la vida diaria.
Algunos pacientes con ortorexia están recibiendo tratamientos similares a quienes tienen desórdenes obsesivos-compulsivos. “Estamos recibiendo a gente que no es bien atendida en base a un diagnóstico de desorden alimenticio y su desorden se trata mejor como un OCD”, explicó Kimberley Quinlan, directora clínica del Centro OCD de Los Ángeles, una clínica que atiende pacientes ambulatorios.
La enfermedad parece comenzar con un interés en una vida sana y luego, con el tiempo, la gente desarrolla una mayor ansiedad ante la comida contaminada o que considera no saludable, explica Quinlan. El tratamiento suele implicar terapia cognitiva del comportamiento, un tipo de psicoterapia que busca modificar el comportamiento.
Los expertos sostienen que hay una zona gris entre buscar comer sano e irse a un extremo, lo que ayuda a generar escepticismo sobre la ortorexia. “La gente no cree que comer sano puede ser un desorden”, dijo Quinlan.
Algunos terapeutas especializados en desórdenes alimentarios señalan que muchos pacientes con ortorexia también sufren de anorexia. Pero otros expertos dicen que los ortoréxicos a menudo no tienen problemas de peso bajo, lo que puede dificultar identificarlos.
La señal de alarma es cuando alguien se obsesiona con la comida y sus hábitos alimentarios lo llevan a evitar compromisos sociales, según los expertos.
Jordan Younger, de 24 años, que viven en Los Ángeles, lanzó una popular cuenta de Instagram y un blog el año pasado para publicar recetas y fotos de su dieta vegana a base de plantas. Luego, su dieta diaria comenzó a consumirla.
“Me despertaba con pánico y pensaba: ‘¿Qué voy a comer hoy?’”, dijo Younger. “Iba a una tienda y pasaba tanto tiempo mirando todo, intentando planear todo el día. Comenzó a apoderarse de mi mente de una forma que empecé a ver que no era saludable”, contó.
Younger, una joven delgada, afirmó que perdió más de 10 kilos con su dieta restrictiva. Su piel se puso naranja y dejó de menstruar. En mayo, comenzó a ver a un especialista en desórdenes y nutricionista que la ayudó a recuperarse.
Ahora, afirmó que lo único que no come son alimentos procesados. Su piel recuperó su color normal, su cabello recuperó grosor y creció 13 centímetros, y recuperó el peso que había perdido.
“Con todas estas filosofías de dieta distintas, hay mucho más margen para que se desarrolle la ortorexia”, dijo. “Comer se hace realmente difícil si estás escuchando todas estas teorías, y se genera mucha ansiedad en torno a comer y la comida, cuando en realidad la comida debería ser para disfrutarla”.
Fuente: The Wall Street Journal, 28/11/14.
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Ortorexia nerviosa
La ortorexia nerviosa, tal y como originariamente se definió, indica una obsesión enfermiza con el consumo de alimentos saludables. El término se deriva del griego orto, que significa “derecho” o “correcto”, y intenta hacer un paralelismo con la anorexia nerviosa.
Esto suena contradictorio. ¿Cómo puede ser que enfocarse en los alimentos sanos pueda ser malo para usted? La aparente contradicción ha llevado a una gran cantidad críticas del concepto. Pero el énfasis está en ser una “obsesión enfermiza“. Uno puede tener una obsesión enfermiza con algo que es sano para los demás. Piense en la adicción al ejercicio o la adicción al trabajo.
La ortorexia empieza como un inocente intento de comer más saludable, pero el ortoréxico se fija en la calidad y la pureza. El ortoréxico se vuelve más y más obsesivo por qué y cuánto comer, y cómo hacer frente a los deslices. Cada día es un día para comer bien. La autoestima se ve envuelta en la pureza de su dieta y con frecuencia se siente superior a otros, especialmente en lo que respecta a la ingesta de alimentos.
¿Y cuál es el problema?
La dieta del ortoréxico en realidad puede ser poco saludable. Los problemas nutricionales que dependen de la dieta específica que la persona se ha impuesto a sí misma. Los problemas sociales son más evidentes. Un ortoréxico puede estar socialmente aislado, a menudo, ya que planea su vida alrededor de la comida. Es posible que tenga poco espacio en la vida para otra cosa. Los ortoréxicos pierden la capacidad de comer intuitivamente – a saber cuando tienen hambre, la cantidad que necesitan, y cuando están llenos. El ortoréxico nunca aprende a comer de forma natural.
Síntomas
Las personas con ortorexia nerviosa están constantemente preocupadas por los alimentos. Si se alejan de las reglas auto-impuestas, se sentirán culpables. Leer más.
Causas
Investigaciones recientes indican una conexión entre las causas de la ortorexia y el trastorno obsesivo compulsivo. Leer más.
Complicaciones
La ortorexia es una obsesión en que la persona se obsesiona con una dieta sana y excluye todas las demás actividades de interés. Con el tiempo, se convierte en un trastorno grave. Leer más.
Diagnóstico
Hay una línea muy fina entre lo que puede considerarse una fijación en la comida sana y una obsesión. Leer más.
Tratamiento
La ortorexia no es un trastorno fácil de diagnosticar. Puede buscar la ayuda de un profesional médico especializado en trastornos de alimentación. Leer más.
Recursos externos
- European Food Information Council. Ortorexia nerviosa – Cuando comer sano deja de ser sano
Fuente: http://ortorexia.org/
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