No lo voy a negar: me gusta trabajar desde la casa. Hace algunos años ni siquiera me hubiera imaginado trabajando desde una oficina en casa y, sin embargo, hoy no podría pensar en otra forma de trabajar o, al menos, no podría hacerlo sin incluir una parte de las tareas de trabajo desde casa.
Pero no se trata de algo irracional o de la simple comodidad por lo bien que estoy en mi casita.
Existen varios motivos por los que me gusta tanto el lugar desde el que desarrollo mi trabajo y sí, algunos de ellos tienen que ver con las ventajas de la libertad del trabajo autónomo desde casa, aunque más bien apuntaría a que la razón principal es la oportunidad de desarrollo profesional que esta alternativa me ha ofrecido y que considero que no hubiera podido tener de otra forma…
Me gusta trabajar desde la casa y estas son las razones
Oportunidad de trabajar en lo mío
Si tuviera que dar una única razón, creo que sería que me gusta trabajar desde la casa porque me permite trabajar “de lo mío”, como suele decirse a trabajar en el ámbito de la propia formación y competencias.
Quizás en su momento fuera algo de suerte, aunque creo que también fue mucho de empeño y de esfuerzo por convertir una oportunidad en una realidad, pero sea como sea aún ahora me sorprendo por cómo he logrado convertir mi formación en un trabajo por mi cuenta, y todo ello desde casa.
Oportunidad de trabajar (y de ganar dinero por ello)
Más allá de poder desarrollar un trabajo relacionado con mi formación y mi experiencia, el trabajo desde casa me permitió mantenerme en el mundo laboral en un momento en el que las oportunidades escaseaban, y en el que la mayoría de ofertas de trabajo que recibía eran en forma de prácticas no remuneradas.
Nunca he sido muy fan de las prácticas porque considero que las empresas aprovecha esta opción para disponer de jóvenes muy bien formados, incluso por encima de las necesidades del puesto, a coste cero, y la excusa de que se paga con experiencia no me vale. Pero cuando, tras terminar los estudios, las prácticas son la única opción para empezar a trabajar es difícil decir que no, y más si se añade la promesa de un posible contrato más adelante…
Claro que una opción que puede ser la mejor, o la única, al salir de la Universidad, deja de ser interesante, adecuada e incluso conveniente, cuando ya hace dos, tres o cuatro años que los estudios universitarios se concluyeron; cuando ninguna de las promesas de contrato se ha materializado; cuando la idea de “es una oportunidad para aprender” se convierte en “estoy regalando mi tiempo“. Y en ese punto me encontraba yo, más o menos, cuando el trabajo desde casa apareció en mi vida, dándome una salida profesional que, tenía como principal desventaja que se trataba del inestable mundo del autoempleo a la que se añade la invisibilidad inicial para nuevos clientes al estar casa, pero con el que trabajar podía significar obtener remuneración por mi trabajo.
Gestionar cartera de clientes
Me gusta trabajar y me encanta trabajar en algo en lo que puedo utilizar mi formación y mi experiencia, pero el trabajo desde casa por cuenta propia me ha permitido descubrir qué significa tener un negocio propio, con lo bueno y lo malo que ello conlleva.
De lo malo no toca hablar en esta ocasión, porque errores, malas prácticas y demás, son tema habitual en mis post; hoy se trato de dar razones por las que me gusta trabajar desde la casa… Pero entre los aspectos positivos destacaría todo el proceso de captación y fidelización de clientes.
Es una parte del proceso que un trabajador por cuenta ajena suele perderse, salvo que trabaje en ese sector, claro. Para mí es un reto constante, y el hecho de tener que mantener y ampliar la cartera de clientes trabajando de forma virtual ha sido uno de los motivos por los que más me gusta trabajar de forma autónoma.
Elección de proyectos
Ya sé que en el idílico mundo del trabajo en casa y el emprendimiento se habla mucho sobre lo bonito que es elegir clientes y proyectos, como si fuera tan fácil como contactar con una empresa y decirle:
“Ey, que a partir de mañana empiezo a trabajar para vosotros de forma freelance, el trabajo que haré será muy sencillo y además me daréis todas las facilidades… Por no hablar de lo rápido que pagaréis“.
La realidad es mucho menos idílica y encontrar al cliente perfecto es muy difícil, pero bueno, cierta libertad sí que hay, y también es cierto que puedo descartar proyectos que no me resultan interesantes e incluso dejar de trabajar con clientes cuando las condiciones dejan de interesarme.
Libertad de horarios
Y, por supuesto, si hablo de cosas que me gustan de mi trabajo desde casa, no puedo dejar de mencionar la libertad de horarios de la que dispongo que, lejos de lo que se tiende a pensar, no es libertad para trabajar cuando me de la gana (o sí me apetece), y que, dicho sea de paso, no es un privilegio que compartimos todos los que trabajamos en casa. Para que quede claro: trabajo en casa y completa libertad de horarios no son sinónimos.
Tengo muchos y buenos motivos para tener un horario de trabajo fijo en casa, así que la libertad es parcial, pero de vez en cuando me puede saltar el horario y modificarlo para realizar otras actividades o, simplemente, para disfrutar de un poco de tiempo libre, uno de los mejores regalos, uno de los más accesibles para quien trabaja por cuenta propia, y uno que se ajusta bien a cualquier presupuesto.
Fuente: sobreviviratrabajarencasa.com
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