Por qué no deberías comprar una casa, según Altucher
enero 21, 2017 · Imprimir este artículo
“Es un suicidio financiero”: por qué no deberías comprar una casa, según Altucher
Cada vez son más las voces que abogan por alquilar en lugar de comprar, y las razones que esgrimen, como en el caso de este inversor, son tanto económicas como personales.
Por Héctor G. Barnés.
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El pinchazo de la burbuja inmobiliaria reabrió el debate sobre si poseer una finca es una buena inversión o si, por el contrario, es preferible alquilar y destinar el dinero restante a otro concepto. Con los años ha tomado fuerza la versión de aquellos que apuestan por no hipotecarse, después de que durante tanto tiempo la adquisición de un piso se considerase casi como un rito de paso en la maduración de toda persona. Más aún en un país como España, donde culturalmente la compra de un inmueble se convirtió en las décadas de crecimiento en una señal de estatus.
Muchos de los que rechazan la utilidad de la compra de inmuebles consideran que esta es una de las inversiones menos inteligentes que se pueden llevar a cabo. Es el caso de James Altucher, autor de libros como ‘El poder del NO‘ (Aguilar), quien en una entrada de su blog reconocía que estaba harto de repetirlo, pero que no le importaba volver a hacerlo: de entre los diezmomentos más patéticos de su vida, tener una casa ocupaba dos posiciones (ya que tuvo un par), pero se prometía nunca más volver a tropezar con la misma piedra.
No solo no es una buena inversión, sino que genera dependencias que pueden ser muy perjudiciales para el desarrollo profesional
Este peculiar inversor es célebre por haber regalado todas sus posesiones para empezar de nuevo con tan solo quince objetos entre los que se encontraba, ejem, un fajo de 4.000 dólares (que como objeto no está mal). Las razones que aduce son tanto económicas como personales: no solo no es una buena inversión, sino que además, genera dependencias que en el mundo actual pueden ser muy perjudiciales para el desarrollo profesional. “Todo el mundo ha oído la misma historia”, explica Altucher. “Alguien ha comprado y vendido tres casas y ha ganado dinero con todas ellas”. Pero eso no es lo que suele ocurrir, añade.
Dinero… ¿en la saca?
La leyenda: que alguien puede adquirir hoy una casa y venderla dentro de unos años (o unas décadas) por un precio mucho más alto, o legarla a los hijos y que estos hagan lo propio. La realidad, según Altucher: las posesiones inmobiliarias se revalorizan mucho menos de lo que pensamos (un 0,2% al año durante el último siglo) y, por el camino, nos hemos visto obligados a gastar una gran cantidad de dinero en impuestos, seguros, reformas y otros conceptos más allá de la propia hipoteca.
“Los precios solo se disparan en breves períodos, pero por lo general, vuelven a caer poco después”, explica Altucher. Todas las inversiones deben tener en cuenta su seguridad respecto a la de las alternativas, y un bien inmueble es un producto muy arriesgado. Para empezar, porque implica invertir una gran cantidad de dinero en un solo concepto –cuando los grandes inversores recomiendan diversificar para minimizar el riesgo– y porque, incluso en caso de que se destine al alquiler, es difícil recuperar el dinero.
¿Por qué? El inversor proporciona un ejemplo práctico. Compras una casa por medio millón de dólares, y de entrada, cubres 200.000 dólares. Piensas alquilar el piso por 2.500, una cantidad por encima de la media. En ese caso, necesitarías casi ocho años para empezar a sacar partido a tus posesiones. Muchas personas creen que es mejor tener un piso que una maleta llena de fajos de billetes bajo la cama, pero Altucher recuerda que, según su experiencia personal, es difícil (o imposible) vender una casa cuando lo necesitas, sobre todo si quieres ganar dinero. “Cuando más necesitas el dinero, más difícil te resulta venderla”, explica. “Y el banco que era tan amable a la hora de prestarte el dinero te llama en apenas 12 horas”.
Los bancos quieren que te endeudes, porque si no se quedarían sin negocio
La cantidad de dinero adeudado en España -aunque nos encontramos en mínimos- asciende a unos 560.000 millones de euros. Una cifra que podría suponer un empujón brutal a la economía si se invirtiese en otros conceptos, como negocios emergentes o en uno mismo: según Altucher es mucho más rentable, incluso a corto plazo, invertir en tu propia formación. El problema es que los bancos “quieren que te endeudes”, porque si no “se quedarían sin negocio”. Además, durante la mayor parte del tiempo, tu piso no es tuyo: es del banco, aunque se nos olvide a menudo.
Es una teoría muy similar a la que defendía el Premio Nobel Robert Shiller, que aseguraba que comprar una casa es echar a perder el coste de oportunidad del que dispondríamos si no hubiésemos gastado toda esa gran cantidad de dinero líquido. “Las casas tradicionalmente no han sido vistas como una buena inversión”, recordaba. “Hace falta mantenerlas, se deprecian, pasan de moda. Todo eso son problemas”.
¿Es bueno echar raíces?
Hay otras ventajas inmateriales de poseer una casa que no se pueden cuantificar, como sentirse enraizado a un lugar o disponer de una posesión material que transmitir a nuestros herederos. Altucher cree que quizá podía ser así en el pasado, pero ya no. En EEUU, el propietario medio vive en su casa durante cuatro años y medio de media. Los trabajos son cada vez más inestables, lo que provoca que muchas familias tengan que mudarse una y otra vez. “La razón principal por la que alguien tenía una casa (llegar rápido a la zona donde está tu trabajo) ya no es válida”, recuerda el inversor.
Estamos encadenados a trabajos de los que no podemos escapar porque tenemos que pagar una casa (hasta que te echan de repente)
Se trata de un replanteamiento del sistema de valores sociales en la línea con las modernas exigencias del mercado laboral: la flexibilidad por encima de la seguridad, en definitiva. “Hay personas a las que les gusta saber dónde estarán dentro de 30 años”, lamenta el escritor de libros de autoayuda. “Cuando alquilas, no sabes si te echarán o si venderán el piso”. Altucher se decanta por esto último: “La libertad me hace feliz”. Las personas que se han comprado una casa están unidos a ella; él, sin embargo, considera que tiene mucho más margen de maniobra.
“El Sueño Americano nos ha encadenado a nuestra tierra de manera que puedan darnos de comer con deudas como a cerdo en un abrevadero”, asegura. “Con trabajos industriales o de oficina de los que no podemos escapar porque es difícil mudarse (hasta que te despiden con dos semanas de antelación), con vecinos impuestos en nuestras urbanizaciones, con supuestas raíces para nuestros hijos aunque las estadísticas muestren lo contrario”. El Sueño Americano –y durante décadas también lo ha sido el español–, afirma Altucher, es comprarse una casa; pero cuando millones de personas están gastando miles de millones de euros o dólares en un mismo concepto, ese sueño puede terminar convirtiéndose en una pesadilla.
Fuente: elconfidencial.com
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