Los Adoradores y Adoratrices de la Santa Revolución Bolivariana son una grey multitudinaria y activa en nuestros pagos, y de esa fe ciega y asombrosa que prescinde de cualquier dato de la realidad derivan, aunque no lo parezca, las pulsiones que nos dividen. Y que ya no caben en la palabra «grieta», ocurrencia lanatista para definir en tiempo real las consecuencias de aquella política de Estado destinada a elegir un caudillo infalible, crear un enemigo, partir a la sociedad en dos y sumirla en un antagonismo perpetuo: tácticas que Laclau aprendió del primer Perón y del trotskismo nacional y que luego perfeccionó en su confortable departamento de Londres, y que los Kirchner ya habían adoptado con las entrañas sin haber leído una sola página de su hermética apología del populismo. El proyecto chavista, que está sentado sobre una fabulosa fuente de petróleo, tomó a Venezuela con 50% de pobreza, generada por el neoliberalismo y el Consenso de Washington, y la elevó al 82% solito y a pulso con su nacionalismo de opereta. El ingreso promedio no alcanza para cubrir la alimentación en más del 90% de las familias venezolanas; la miseria y el descontento son actualmente reprimidos por pistoleros de civil o a punta de bayoneta; un ardid convierte en letra muerta las leyes del Congreso y los principales referentes de la oposición están presos o proscriptos. Los kirchneristas continúan reivindicando ese desastre, y los peronistas híbridos no saben repudiarlo sin rodeos.
La fascinación es menos emocional que ideológica: la tara autoritaria del partido único que se cree la patria y que por lo tanto somete a la «partidocracia cipaya» sigue vigente y es solidaria con Maduro aun en estos días de vergüenza y horror. Por eso no debe confundirse aquella «grieta» primigenia, que tiene un carácter social y hasta psicológico, y que cristaliza de algún modo los enconos del post ballottage, con la verdadera disputa que se juega actualmente en la Argentina: un choque de democracias. Acaso como nunca en su historia, nuestra nación delibera ardorosa y genuinamente sobre dos destinos posibles: la democracia hegemónica que nos trajo hasta este fracaso, y la democracia republicana, que nunca tuvo una chance de gobernabilidad. Criticar o encubrir la catástrofe chavista forma parte de ese litigio. Y peca la Iglesia de buenismo parroquial y de algunas omisiones graves al intentar ponerse por encima de la gran polémica sin entender que el rompimiento de amistades dentro y fuera de las familias pocas veces se debe a la política (más bien ella es la herramienta a la que se recurre para hostigar al otro por razones íntimas e inconscientes), y que resulta muy difícil «la concordia nacional» cuando un grupo importante se niega a entrar en el sistema de diálogos, se planta en la «resistencia», habla de «guerra civil» en cuanto se dispersa un piquete, defiende la lucha armada, califica de «dictadura» a un gobierno constitucional y trabaja orgullosamente para su destitución. Lo que sí sería deseable es que los fanáticos de uno y otro lado no insultaran ni llevaran la voz cantante, y que esta discusión esencial rompiera las respectivas burbujas, se crearan vasos comunicantes y pudiera haber un auténtico debate diario. La «grieta» es futbolera, amenazante, sodomizadora y vana. En cambio la gran «polémica» sería virtuosa, reveladora y crucial. El kirchnerismo no quiere admitir su sentido, puesto que la explicitación de su modelo hegemónico puede ser piantavotos; el peronismo del medio sigue el asunto como si fuera un partido de tenis y no toma posición; la izquierda sólo reconoce la lucha de clases y a Cambiemos el tema no parece interesarle demasiado: lo considera una pulseada intelectual sin relevancia proselitista. No cabe la menor duda de que en octubre el voto de las mayorías se decidirá con el bolsillo, la bronca y las esperanzas. Pero esta encrucijada a la que aludo es de primera magnitud, y la fractura no es una nadería ni un pecado de temperamento, como pretende la curia, sino un síntoma de lo que la sociedad presiente y no puede poner en palabras. O las pone de un modo erróneo y efectista.
Es cierto, sin embargo, que en sus extremos la Argentina está jaqueada por fundamentalismos, y que sus discursos se superponen con la discusión de fondo y la distraen. La ortodoxia no termina de admitir que generó con sus recetas el resurgimiento de los populismos latinoamericanos, y éstos no confesarán nunca su derrota económica y moral. Aquí no faltan milagreros de todos colores. El Gobierno de alguna manera también lo es cuando formula este diagnóstico simplista: como nuestros predecesores eran corruptos e ineptos, este país se arregla con honestos y eficaces. Hará falta mucho más que eso para reparar una república pervertida por el distribucionismo mágico: regalar sin producir hasta agotar los recursos y sentarse a ver qué inventa el desventurado para abonar la adición y no volar por el aire.
Miguel Broda, esta misma semana, encarnó la vereda de enfrente, al describir a Macri como un socialdemócrata populista (lo comparó con el último ministro de Dilma y dijo que su estrategia era propia de «un Kicillof light«). Agradece que Cambiemos nos haya salvado de Venezuela, pero se declara decepcionado porque la coalición no puede terminar con cincuenta años de populismo y porque esté tan pendiente de ganar la elección de medio término, test donde se prueba directamente la supervivencia de un gobierno no peronista asediado. Su narración acerca de la dramática situación heredada y la vulnerabilidad argentina es brillante, aunque parece un sabio de doscientos años a la hora de diagnosticar la economía y un niño de diez a la hora de proponer soluciones políticas.
Para empezar, el 45% del gasto público no está en manos de Balcarce 50, sino de las provincias y municipios, que emplean más de 2.800.000 personas, en su mayoría maestros, policías y enfermeros. Sólo 750.000 reportan al Estado nacional: 190 mil en universidades autónomas (regidas por ley), 210 mil en fuerzas de seguridad, 90 mil en empresas públicas y 260 mil entre los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. El Gobierno decide sólo sobre el 55% del gasto y la mitad de ese monto corresponde a jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares y universales por hijo que se ajustan semestralmente por ley de manera automática según la inflación. Los otros subsidios insumen sólo el 5% y el resto son salarios, obra pública, pago de deuda y programas para vacunación, discapacitados, incentivo docente, préstamos a pymes, capacitación, economías regionales, ayuda para catástrofes naturales y seguridad alimentaria. Las dificultades para recortar estas partidas son obvias. Ahogando con impuestos a los ciudadanos y para enmascarar la falta de inversión privada, el kirchnerismo llevó el gasto público de los 23 puntos del PBI a 42, y el Estado que dejó está sesgado no sólo por sus entramados mafiosos sino por su escandalosa negligencia precisamente en áreas como la salud, la educación y la seguridad. Pero es lo que hay, y nadie podría entrar hoy con una motosierra en ese patio sin provocar una enorme crisis social y económica, y un cisma institucional. Mejor armarse de paciencia y rogar que el mundo financie un gradualismo de metas consistentes: desfiladero largo, mediocre y riesgoso lleno de marchas y contramarchas, pero que no parece tener a la vista alternativas buenas y reales. Que no nos conduzcan a un 2001, ni nos sumerjan en la hecatombe bolivariana.
Arcor invierte US$ 17,5 millones en dos plantas para producir alfajores y frutas secas
Amplía el 40% su capacidad de producción de su fábrica en Salto y abre un nuevo centro productivo en Tucumán.
Por Gabriela Origlia.
CÓRDOBA — El grupo Arcor, el mayor productor de alimentos del país, invertirá 15 millones de dólares en su planta industrial de Salto, provincia de Buenos Aires, para una nueva línea de su producción de alfajores que ampliará 40% la capacidad de fabricación.
Además, entusiasmada por los resultados de su reciente incursión en la categoría «trail mix» (frutos secos y semillas), con la marca «Natural Break», anunció un desembolso de US$ adicional de 2,5 millones de dólares para duplicar su producción en este rubro.
Marcelo Siano, gerente Consumo Masivo y Filiales Sur de la empresa, explicó a LA NACION que son dos de las apuestas de este año del grupo, que espera cerrar el primer cuatrimestre en un nivel similar al del mismo período del 2016.
«Fueron un enero y febrero flojos y en marzo empezó el repunte que se mantiene este mes», dijo Siano quien estuvo en Córdoba en la inauguración de la muestra fotográfica «Kioscos argentinos» con parte de las imágenes del libro editado por la compañía con un texto especial de Eduardo Sacheri.
En Argentina, según datos de la consultora CCR, se venden 34.700 toneladas de alfajores anuales. Arcor lidera el mercado con una participación del 34,2% con sus marcas B&N, Águila, Bon o Bon, Cofler Block, Tofi, Tatín, Ser y Cereal Mix (arroz).
En el primer trimestre del año, el volumen de venta del segmento en la empresa cayó el 5%, en línea con los datos de baja general del consumo.
Aunque el grupo exporta alfajores a varios países, los tradicionales de dulce de leche tienen una vida útil más corta que limitan esa posibilidad, por eso las ventas afuera se focalizan en determinadas variedades. Los principales destinos son Bolivia, Chile, Costa Rica, Salvador, Paraguay, Perú, España, Uruguay, Estados Unidos, Israel, República Dominicana y México.
Siano planteó que esperan un segundo semestre con una macroeconomía mejor y en el que ya se sienta en el consumo el impacto del cierre de paritarias. La empresa estima cerrar el año «con un crecimiento en línea con la mejora del PBI, alrededor del 3%».
Para la línea de alfajores, en 2005 Arcor conformó Bagley Latinoamérica, un joint venture con Danone, ambas líderes en la industria alimenticia para los negocios de galletas, alfajores y cereales.
Frutas secas
Respecto a «Natural Break», Siano apuntó que el producto surgió con el objetivo de seguir ampliando el portfolio de propuestas y de avanzar en un segmento que es tendencia y crece en todo el mundo por los nuevos hábitos de consumo.
Cuando el negocio comenzó, en septiembre del año pasado, el grupo tenía tercerizado su centro de semillas, cereales y frutos secos, pero el crecimiento del mercado lo llevó a invertir en uno propio para la elaboración de los mix.
Esta categoría de producto no está desarrollada industrialmente y su oferta es atomizada, ya que se trata de un «nuevo segmento» -describió Siano- por lo que hay desde dietéticas hasta supermercados que concurren en el segmento.
Oficial: la cosecha superará las 130 millones de toneladas
Esta proyección surge a partir del estudio de imágenes satelitales del Ministerio de Agroindustria. La Bolsa de Cereales porteña indicó que la próxima campaña triguera alcanzaría un récord de 17,5 millones de toneladas.
Por Juan Gasalla.
El agro es la actividad más superavitaria de la economía argentina.
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La Dirección de Estimaciones Agrícolas del Ministerio de Agroindustria llevó a cabo un análisis que concluyó que a pesar de las últimas inundaciones ocurridas, la producción nacional de granos llegará a superar las 130 millones de toneladas.
En las últimas semanas las lluvias y anegamientos afectaron áreas de cultivo en diferentes zonas del país, y particularmente en las regiones de elevada productividad agraria, como el noroeste de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y el sudeste de Córdoba.
La proyección del Ministerio de Agroindustria surge a partir del estudio de imágenes satelitales que permitieron observar que «el fuerte impacto de los precipitaciones que superaron los 200 milímetros alcanzó un área de cosecha, cuya pérdida de producción se verá compensada con los altos rendimientos de las zonas no afectadas«.
Fuente: Ministerio de Agroindustria, en base al Servicio Meteorológico Nacional.
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El informe oficial detalló que «desde principio de año las pérdidas por inclemencias climáticas de la campaña 2016/2017, representan un total de un millón de hectáreas, de las cuales 750.000 son de soja y 250.000 de maíz».
La cartera que conduce Ricardo Buryaile también «se encuentra realizando un pronóstico que tiene en cuenta la calidad de lo cosechado y el aumento de los costos por las dificultades de logística y cosecha», de acuerdo con las pérdidas reales sobre las últimas inclemencias climáticas sucedidas.
Entre los tres principales cultivos del agro argentino, la Bolsa de Comercio de Rosario estima que se producirán unas 109 millones de toneladas, encabezadas por la soja (56 millones), seguida por el maíz (38 millones) y el trigo (14,95 millones).
En el caso de la oleaginosa, el incremento de zafra sería de apenas 700 mil toneladas respecto de la campaña 2015/2016. Pero en el caso de los cereales el aumento de cosecha será notable. Este año habrá 4 millones de toneladas de trigo más (+37,2%) y casi 8 millones de toneladas extra de maíz (+26,2%).
ELEVADAS EXPECTATIVAS PARA EL TRIGO
Para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la próxima campaña de trigo 2017-2018 treparía hasta un récord de 17,5 millones de toneladas, hecho que tendría su impacto no solo en la inversión en tecnología sino también en el aporte fiscal que movilizará toda la cadena triguera.
Los especialistas consignaron que, pese a la eliminación de los derechos de exportación del trigo, la recaudación fiscal de toda la cadena en las últimas dos campañas experimenta un incremento del 27%, algo que también replicaría el ciclo 2017-2018.
Así desde la campaña 2015-2016, la contribución fiscal que reportó toda la cadena ronda los USD 1.600 millones en dos ciclos de producción triguera, hecho que a juicio de los especialistas prueba el «efecto multiplicador» que tuvo la decisión oficial de estimular la producción granaria.
Por ello, se estima que el producto triguero que movilizaría toda cadena de valor durante los ciclos 2016-2017 y 2017-2018 aportaría un crecimiento del orden del 120% bianual que «más que duplicaría el Producto total de la cadena y la contribución al Producto Bruto Interno sería cuatro veces por arriba de su propia participación».
Para el caso de la cebada, la Bolsa porteña estima que el volumen a producir sufriría una pequeña contracción al alcanzar, al prever una producción de 2,9 millones de toneladas, cifra que está próxima a los 3 millones registrados en la campaña 2016-2017.
La pesca busca oportunidades y presenta sus demandas
La industria pesquera tiene buena facturación, pero pierde competitividad.
Boom. La buena temporada de langostinos hizo crecer la facturación del sector. .
Por Carlos Boyadjián.
Los fríos números del comercio exterior indican que la actividad pesquera tuvo un 2016 con balance positivo, exportaciones por casi US$1.700 millones, un saldo de la balanza comercial apenas por debajo de lo exportado, buen volumen de capturas en las especies emblemáticas del mar Argentino (merluza Hubbsi, calamar Illex y langostino) y precios razonablemente buenos.
Pero luego de siete años de sobrevivir en la línea flotación entre 2009 y 2015, con un dólar atrasado, inflación, costos operativos crecientes y retenciones entre 5% y 10%, la industria pesquera aún busca recomponerse. Hoy el sector reclama por falta de competitividad y pérdida de mercados, debido a una política oficial que no logra revertir -vía acuerdos comerciales- los aranceles que debe pagar la pesquería nacional en terceros mercados.
Esto sin mencionar el crecimiento de la flota china en aguas argentinas, a la que en su país le devuelven gastos portuarios y además ingresan la carga con arancel cero, mientras que los barcos nacionales pagan entre 12% y 18% de arancel. El combo se completa con elevados impuestos (Ingresos Brutos y otros), costos de operación en puertos, infraestructura portuaria deficiente, y elevados costos laborales (no salariales), según declaran los empresarios.
El tipo de cambio vigente desde fines de 2015 no modificó de modo radical la ecuación económica del negocio, como sí lo hizo en la producción agrícola. Es que además de las cuantiosas inversiones en barcos, reparaciones, repuestos e insumos, todas ellas dolarizadas, también una parte relevante de los salarios del personal embarcado (en el langostino es más del 70% del salario) se paga sobre el valor de la pesca capturada.
“Todo el mundo dice que el sector pesquero facturó el año pasado más de US$1.600 millones pero eso fue sólo por el langostino”, señala Antonio Solimeno, empresario pesquero marplatense y vicepresidente de la Cámara de la Industria Pesquera Argentina (CAIPA). Solimeno exporta el 80% de su producción, cuenta con 12 barcos y emplea a 890 personas, entre marineros y personal de tierra.
Competitividad
“Hasta mediados de 2016, con la devaluación más o menos estábamos recuperando, pero a partir de septiembre empezamos a perder de nuevo competitividad”, destaca Solimeno. En ese contexto, se pregunta si “en el 2017 los mercados responderán”. Y agrega: “Puedo tener buena facturación pero el problema es de rentabilidad, sólo en reparaciones navales invertimos el año pasado entre US$9 y 10 millones”.
Desde el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA), su titular Oscar Fortunato señala que “la economía global no está bien, con el langostino zafamos pero también hay una caída de los precios internacionales”. No obstante, admite que “el 2017 podría ser bueno para el calamar”.
El punto que más preocupa es la pérdida de competitividad frente a otros países. A principios de marzo autoridades de CEPA se reunieron con el presidente Macri y funcionarios del área para analizar la coyuntura sectorial. “Hemos hablado de la necesidad de tener acuerdos comerciales con algunos países o la Unión Europea, no digo un TLC pero sí quizás acuerdos contingentes (cuotas de exportación anuales), un instrumento aceptado por la OMC”, explica Fortunato.
Argentina tuvo vigente un acuerdo en el marco del Sistema General de Preferencias (SGP) de la Unión Europea hasta hace tres años. Con la caída del SGP los productos pesqueros nacionales pasaron de pagar 5% de arancel al 12%. En el caso de China el arancel llega al 18% y en México es del 20%. Brasil, por su parte, tiene cerrado su mercado a los productos argentinos, por el fuerte lobby de los productores de camarones, que aducen cuestiones fitosanitarias.
Incentivos
Tras la eliminación de reembolsos a los puertos patagónicos en diciembre de 2015, a través de un DNU que derogó el decreto 2.229/15, el Gobierno dispuso reintegros a la pesquería que van del 3% al 6,5%, según las especies exportadas.
En la actualidad el Congreso tiene el DNU bajo estudio, para ratificarlo o rechazarlo, y en ese caso reimplantar los reembolsos. Mientras tanto, los productos de todos los puertos tienen los mismos reintegros, aunque los costos difieren sustancialmente según la ubicación..
“El flete sale dos a tres veces más de Puerto Deseado a Madryn que en Mar del Plata, la estiba cuesta tres veces más, y además, tenemos más costos de insumos, víveres y llevar la gente hasta allá, porque no hay marineros en la Patagonia, los tenés que llevar de Mar del Plata o Corrientes”, señala Eduardo Boiero, presidente de la Cámara de Armadores Pesqueros y Congeladores (Capeca), que agrupa en especial a la flota langostinera de la Patagonia. Por eso, añade, “los que operaban calamar en el sur se fueron a Mar del Plata por un tema de costos”.
“La pesquería tiene varios problemas graves”, asegura Miguel Glikman, director de Exportación de Newsan Food. Entre ellos, menciona la falta de financiamiento, el costo de las ART, la carga impositiva y cierta obsolescencia de la flota pesquera. Pese a ello, Glikman destaca que “la pesca de calamar vino bien en los primeros meses del año después de un 2016 malo y esperamos una buena campaña de langostino”.
Se mantienen los pronósticos de cosecha récord a pesar de las inundaciones
El Departamento de Agricultura de EEUU proyecta para la Argentina una producción de 56 millones de toneladas de soja y 38,5 millones de maíz.
Por Juan Gasalla.
Silos bolsa.
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El avance de las aguas en los campos de las zonas productivas amenaza la cosecha argentina, que en las estimaciones del primer trimestre de 2017 apuntaba a un récord histórico. No obstante, el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA, por su sigla en inglés) elevó esta semana su estimación para la cosecha de soja argentina de soja a 56 millones de toneladas, medio millón más que los 55,5 millones previstos en marzo.
En cuanto al maíz, los rindes previstos por el USDA serán máximos históricos, en torno a los 38,5 millones de toneladas, un millón más que el anunciado en su anterior informe de marzo.
En el mismo sentido, el organismo norteamericano, cuyos datos son centrales para definir las cotizaciones internacionales de las materias primas, subió su pronóstico de exportaciones de maíz argentino a 26 millones de toneladas en la actual campaña 2016/17, que concluye a mediados de año. Esto significa ventas un 2% superiores (500.000 toneladas más), que las pronosticadas en marzo.
En cuanto a las exportaciones de soja sin procesar, USDA mantuvo su estimación de un aporte argentino de 9 millones de toneladas. Con respecto al trigo, la actual campaña alcanzó los 16 millones de toneladas, de los cuales 10,1 millones Se dispusieron para exportación, según los cálculos del USDA.
De todos modos, los embarques del agro, que representan más del 40% de las ventas externas de la Argentina, se cimientan en los derivados industriales, de los que el país es proveedor líder del mercado global: aceite y harina de soja. Los precios de estos productos están correlacionados con los de los granos sin procesar.
La evolución de precios y el volumen de cosecha no compensan el perjuicio del clima, la caída del dólar y la inflación
Justamente, la movimiento mixto de los precios en el mercado de Chicago en 2017 se está sumando a la debilidad del dólar en la economía doméstica y la inflación, lo que complota contra la rentabilidad del agro. Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea concluyó que «se ajustan los márgenes agrícolas por menores precios internacionales y apreciación cambiaria», en el orden del 33 al 38 por ciento, según las muestras relevadas.
En el transcurso de 2017 el poroto de soja se depreció un 4,8% en Chicago (de USD 366,16 a USD 348,48 por tonelada) y la harina de soja bajó 0,9% (de USD 345 a USD 342 por tonelada), mientras que el valor del dólar retrocedió un 4% en el mercado de cambios local y la inflación acumulada en el primer trimestre superó el 6 por ciento.
En tanto, el maíz subió 4,9% (de USD 138,580 a USD 145,4 por tonelada); el aceite de soja ganó 10,6% (de USD 759 a USD 686 por tonelada) y el trigo subió 6,4% (de USD 149,92 a USD 159,61).
«De no haber cambios en las variables exógenas (precios internacionales, tipo de cambio, impuestos), que mejoren los ingresos esperados, en el próximo ciclo los productores deberán trabajar mucho sobre la baja de costos a los efectos de recuperar atractivo en el negocio; los alquileres en campos arrendados aparecen como una de las variables que seguramente deberá adaptarse a un contexto menos favorable», consideró el estudio del IERAL, elaborado por Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre.
IMPACTO DEL CLIMA ADVERSO
Hay que advertir que las consecuencias de las inundaciones en el país todavía no están mensuradas por completo y comprometen el cumplimiento de los pronósticos. Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) determinó que el impacto de las contingencias climáticas adversas del primer tramo del año será importante.
Un sondeo entre los productores integrantes de CREA reflejó que el 37% de los agricultores registraron anegamientos, con un 13% de área perdida para el maíz y un 16% para la soja.
A su vez, se reportó un 22% de superficie que tuvo afectación por anegamiento temporario para maíz y 20% de soja, con pérdidas estimadas de rinde de 24% y 24,7% respectivamente. Por su parte, 27% de las empresas consultadas por CREA registraron condiciones de sequía, con pérdidas de área que promediaron un 7% para el maíz y 13% para la soja.
«Vale aclarar que las precipitaciones reportadas en últimos días en regiones productoras de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y NOA no están contenidas en este relevamiento, aunque seguramente tendrán impacto negativo en las producciones», sostuvo el reporte de CREA.
Frédéric de Courtois: «Los inversores internacionales están volviendo y tienen un enorme interés en la Argentina»
El CEO del área de líneas globales e internacionales del Grupo Generali dice que el país va por la buena senda, pero advierte que se debe reducir la inflación.
Por Carlos Manzoni.
Frédéric de Courtois tiene confianza en la marcha de la economía con el gobierno de Mauricio Macri. El CEO de líneas de negocios globales e internacionales del Grupo Generali, que tiene en el país el 90% de la aseguradora La Caja, dice que los inversores internacionales están volviendo y tienen un enorme interés en la Argentina. Advierte, sin embargo, que deberá controlarse la inflación para poder desarrollar más el Seguro de Vida, que es su mayor parte del negocio en el mundo.
El ejecutivo comentó que su empresa hizo un análisis para determinar qué hacía en los 40 países donde tiene presencia. Fue así como abandonaron 15 mercados, donde vieron que sus operaciones no tenían futuro, pero decidieron que permanecerían en la Argentina, donde, si bien hay todavía algo de incertidumbre, se percibe un ambiente en el que ha mejorado la confianza.
Asimismo, negó toda vinculación actual con el empresario Cristóbal López. Según dijo, su única relación estuvo dada por la venta que Grupo Generali le hizo de una compañía llamada Generali Argentina (que actualmente se llama Providencia) y que incluso compite con La Caja.
-¿Cómo está el negocio del Seguro en el mundo?
–Es un negocio en crecimiento, debido a que las familias y las empresas tienen más necesidades de protección. La gente a nivel mundial está ahorrando más, y como consecuencia de ello el negocio está creciendo. Luego podemos ver diferencias según las distintas geografías. Tenemos un crecimiento superlativo en Asia, otro más moderado en Europa. Pero tomando el mundo en general, la tendencia es de crecimiento. Insisto en que hay nuevas necesidades, como las pólizas de riesgos cibernéticos para empresas, que van a cambiar el panorama de lo que conocemos hoy como el negocio del seguro.
Frédéric de Courtois
-¿Cómo ve el seguro en la Argentina?
-Si lo miro desde un nivel muy elevado, en el lado de los seguros generales, la Argentina está muy cerca de Italia, en el sentido de que el segmento de autos es el principal negocio por lejos, y otros ramos están subdesarrollados. Esos otros ramos serían hogar, salud, etc. Italia es un mercado subdesarrollado dentro de Europa comparado con Francia, Alemania o el Reino Unido. Si miramos los seguros de vida, la Argentina tiene sólo lo que yo llamo mercados de riesgos. Hay muy poco negocio de ahorro, que es el principal en el mundo.
-¿Por qué casi no existe el mercado de seguro de vida en la Argentina?
–La principal razón por la que no existe ese tipo de seguros aquí es la inflación, porque el seguro de vida es una inversión a largo plazo, entonces la gente tiene que confiar en que sus ahorros no van a ser eliminados por la inflación. Creo que es muy importante que la Argentina pueda desarrollar un negocio de ahorro a largo plazo, porque a través de esos ahorros a largo plazo se financia la economía.
-Además de lo que comentó, ¿cómo cree que impacta la inflación en su negocio en general?
-Otro efecto es que los seguros los siniestros se pagan un tiempo después de sucedidos, entonces si uno tiene mucha inflación es sumamente difícil proyectar cuánto va a tener que pagar. Esto es algo que experimentamos en Europa en la década del setenta, pero que ya por suerte allí se superó hace mucho. Reitero: esa variante introduce una enorme incertidumbre respecto de cuánto uno tendrá que pagar finalmente. La inflación es la enemiga del seguro, porque impide su crecimiento.
-¿Cómo ve la economía de la Argentina a poco más de un año de un nuevo gobierno?
–Tenemos confianza en la dirección que ha tomado el nuevo gobierno. Creemos que sigue habiendo muchísimos desafíos, de orden político y económico. Pero vemos, y éste es un buen parámetro, que los inversores internacionales están volviendo y tienen un enorme interés en la Argentina. Éste es nuestro caso también, ya que tenemos muchas expectativas puestas en nuestra operación en este país.
-¿Van a hacer inversiones en el país?
-Sí, somos líderes en el país y nuestro plan es invertir para aumentar todavía más ese liderazgo. Actualmente, tenemos 10% del mercado de automóviles. Para poder crecer, vamos a invertir, porque ésa es la única manera que conocemos de desarrollar el negocio.
-¿Cuánto van a invertir?
-Es difícil hablar de una suma en concreto, lo que sí le puedo asegurar es que en nuestro plan estratégico de estos años prevemos la reinversión de la totalidad de nuestras utilidades, lo cual no es poco decir.
-¿A cuánto ascienden esas utilidades?
-Preferiría no decirlo.
-¿Tienen planes de adquirir alguna empresa en la Argentina?
-Planes concretos, no. Pero en todo el mundo nuestro punto de vista es que tenemos que reforzar nuestra presencia en los mercados en los que estamos, y esto incluye fusiones y adquisiciones. Pero quisiera volver a una pregunta anterior. Justo antes del verano decidimos dónde queremos permanecer e invertir. Grupo Generali tiene compañías de seguros en 40 países y para cada uno de estos países estudiamos las perspectivas de mercado y nuestro posicionamiento. Allí decidimos salirnos de 15 mercados, porque nos parece que debemos permanecer sólo donde podemos tener una posición de liderazgo.
-Y la Argentina fue uno de los elegidos para quedarse…
-A eso quería llegar, precisamente. Entre los mercados en los que decidimos quedarnos está la Argentina. Es decir que hemos tomado una decisión clara para el largo plazo porque creemos que este país es estratégico y creemos que el mercado se va a desarrollar a medida que la economía se vaya estabilizando aún más.
-¿Qué vieron particularmente en la Argentina para tomar esa decisión?
-Estudiamos dos ejes en particular: nuestra compañía y el mercado. Por el lado de nuestra compañía, lo que comprobamos es que tenemos un muy buen equipo, una posición de liderazgo y una marca superlativa en La Caja. Es decir que podemos seguir construyendo a partir de esa base. Y si se abriera un nuevo mercado como el de seguros de vida, pensamos que podríamos ser ganadores en él. Por el lado del mercado, necesitamos una economía estable y creemos que aquí será más estable. La Argentina, con el producto bruto interno (PBI) de US$ 14.000 por habitante, es un mercado donde las necesidades de protección deberían crecer muchísimo en un futuro, sólo es una cuestión de tiempo.
-¿Cree que, pese a todos los obstáculos, es posible desarrollar el seguro de vida en el país?
-Sí, por supuesto que sí. Necesitamos una inflación menor y un buen entorno regulatorio. Pero si miramos otros mercados, esto es muy factible. Además, como dije, sería muy importante para la Argentina, porque para desarrollar una economía se necesitan ahorros estables a largo plazo invertidos en el mercado local.
-Además de la inflación, ¿qué otros problemas que pueden entorpecer su negocio ve en la Argentina?
-La verdad es que no tenemos otros problemas significativos. Encontramos la forma de desarrollar la compañía aquí a lo largo del tiempo, con los distintos vaivenes económicos que se han producido. Sí, debo reconocer, hay un componente mayor de litigiosidad, si uno se compara con otros mercados, lo que deriva en la mayor dificultad en la fijación de tarifas.
-¿Ve un buen ambiente para las fusiones y adquisiciones?
-Mi respuesta global sería que sí. El primer tema importante cuando uno analiza un mercado es la confianza que uno tiene sobre la economía a largo plazo. Nosotros hemos visto que aquí ha mejorado la confianza, entonces el ambiente se torna más favorable para las fusiones y adquisiciones. Por supuesto que sigue habiendo incertidumbre, pero vemos un ambiente que va mejorando poco a poco.
-¿Qué cambios ve en la demanda de los clientes respecto de lo que le pedían antes y lo que le exigen hoy?
-Globalmente, los clientes tienen más opciones, porque hay más competencia y pueden elegir interactuar con la compañía de seguros de diversas maneras, a través de Internet, de un productor o por teléfono. Entonces, lo que hace la diferencia hoy es la experiencia del cliente. Exigen cada vez más servicios de excelencia. Entonces nuestra primera prioridad es la experiencia de los clientes. Pero la gran tendencia es que tenemos que convertirnos en empresas tecnológicas. Tenemos que tener una muy buena experiencia de los clientes en la Web.
-¿Qué vinculación tiene Generali con el empresario Cristóbal López?
-El Grupo Generali le vendió al Grupo Indalo, de Cristóbal López, una compañía llamada Generali Argentina (que hoy se llama Providencia) y a partir de ahí no tiene ninguna vinculación con ese empresario. Esa operación es lo único que nos relaciona con López. Es más: Providencia hoy es competidora de Generali.
Las actividades vinculadas con el agro y las energías renovables fueron las más expansivas (Télam)
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La actividad económica registró en enero una suba de 1,1% en forma interanual, después de un diciembre con minúscula variación positiva, aunque cayó 0,5% con relación al mes previo en valores corregidos por estacionalidad, según informó el Instituto nacional de Estadística y Censos (Indec).
El dato interanual positivo de enero es el segundo luego de ocho meses de caídas consecutivas.
Los datos corresponden al Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que el Indec difunde todos los meses a modo de adelanto de la evolución del PBI (Producto Interno Bruto) que se da a conocer de forma trimestral.
El avance interanual de 1,1% de enero afirmó la tendencia ascendente que se observó en el último semestre de 2016, que había dejado subas de 0,1% y 0,5% para el tercer y cuarto trimestres, respectivamente.
El Indec reestimó las variaciones de 15 grandes ramas de actividad desde enero 2013, con base 100 en 2004
Una novedad fue que el organismo oficial de estadística, conducido por Jorge Todesca, comenzó a difundir el desagregado de los componentes del PBI, según 15 grandes ramas de actividad, de las cuales 12 cerraron enero con niveles superiores a los del año previo, mientras que sólo 3 se mantuvieron por debajo.
Entre las ramas más dinámicas sobresalieron tres: los productores de servicios básicos para las familias y empresas de energía, gas y agua, con reactivación del 30,7%; seguida por la pesca 30,3% y el agro 10%: mientras que los 9 restantes acusaron subas en un rango de 0,4% a 2,5 por ciento.
Por el contrario, se mantuvieron con signo negativo la actividad minera 4%; construcción 1,1% y la industria manufacturera 0,9 por ciento.
Las proyecciones oficiales estiman un crecimiento del orden del 3%, aunque el Presupuesto de 2017 se hizo con un supuesto de aumento de 3,5%, mientras que los privados fluctúan entre 2% y poco más de 4 por ciento.
El jumbo se venía en picada, la cabina permanecía tomada por jihadistas y los pasajeros se disponían al infierno del final. De pronto Macri y sus muchachos derrotaron a los mujahidines, tomaron el control, evitaron que la nave se estrellara y comenzaron a estabilizar el vuelo: en ese instante los viajeros del «círculo rojo» se quejaron porque el pollo de la cena estaba frío. El chiste circula en Balcarce 50, y describe la amarga ironía con que capean las «críticas descontextualizadas» del momento. No parece anidar en esos despachos el sentido trágico de la política, según el cual si un gobierno no peronista cae diez puntos en las encuestas le incendian la calle, y si pierde una elección de medio término, le preparan el helicóptero.
Todo esto sería impensable en las democracias de Chile o Uruguay, pero claro: allí no tienen un sistema político caníbal ni un partido dominante que es adicto a la antropofagia. Donde los veteranos articulistas divisamos a la corporación peronista afilando sus dientes, los jóvenes de la Casa Rosada ven a distintas tribus desconcertadas y de peso relativo. Y cuando detectamos escasez en las argumentaciones oficiales y errores en la gestión y en el timing, ellos ven cuestionadores injustos y miradas viejas. Si recuperan la economía nos taparán la boca. Si no lo hacen, a todos nos tapará el agua.
Asevera Juan Llach que la culpa de los problemas actuales presenta estos porcentajes: 60% herencia, 30% Brasil y 10% Macri. Pero coincide en que el error más grande del Gobierno consiste en carecer de un ministro único para la macroeconomía: si no hay un chef, cada cocinero va sazonando con los ingredientes de su gusto y siguiendo su propio librito; entonces una cosa desarregla la otra y la cena sabe mal y a poco. En el Ministerio de Producción se defienden: Mauricio es el chef in chief. En la Fundación Pensar se plantó frente a veinte economistas experimentados y les dobló el brazo: apostó a que se podía levantar el cepo en 24 horas. Y se pudo. Se trata del mismo chef que contando hoy con herramientas para recalentar el consumo con emisión inflacionaria, como hizo Cristina después de devaluar en 2014, ordenó atarse las manos y vadear el río: no quiere crear un falso veranito ni un consumo insustentable para ganar las elecciones, a costa de tener que lidiar luego con una nueva quiebra financiera. Es una decisión histórica, cuya efectividad sólo podrá verificarse la noche de las urnas.
Si aun con estas restricciones arriesgadas y virtuosas logra salir triunfante, se cumplirá la peor pesadilla del cristinismo, que no consiste, como se piensa, en la guillotina judicial, sino en que el pueblo vuelva a darle una oportunidad a una coalición de valores demonizados: republicanismo y economía competitiva.
El espejo más temido es la ciudad de Buenos Aires: el oficialismo aguantó un asedio salvaje, y luego les fue infligiendo derrotas tremendas. Por eso están tan apurados; no pueden permitir que se repita esa malformación, esa afrenta a los manuales del pueblo peronista.
La aceleración produjo quince días de marchas multitudinarias, borró del escenario al peronismo racional y provocó una inesperada autocrítica en alguien infalible: la Pasionaria de El Calafate tiró a papá del tren; sugirió por fin que se equivocó al elegir a Aníbal Fernández, mancha venenosa y gran mariscal de la derrota que merodea todas las manifestaciones como si quisiera desligitimarlas y que le hizo el viernes un enorme favor a María Eugenia Vidal entornando, en Plaza de Mayo y a la vista de todos, a esa blanca palomita llamada Baradel. Fue una jornada para la historia universal de la infamia; de nuevo el kirchnerismo manchó una causa sagrada y convirtió un acto por la memoria de los desaparecidos en una soez ceremonia partidaria llena de rencor e intimidaciones, durante la cual circulaban suvenires con helicópteros amarillos en plan destituyente, se relativizaba la necesidad de ser democráticos, se justificaba la lucha armada de los 70 y se señalaba desde el palco a los miembros del gobierno constitucional directamente como homicidas. El grito «asesinos hijos de puta» que salió de boca de la oradora principal fue coreado por miles de personas, en un gesto de alienación colectiva que hizo acordar al MTP.
Ese paisaje esperpéntico y ciertamente peligroso, y el mutismo inexplicable del peronismo moderno pueden ser una buena noticia electoral para Durán Barba, pero es un drama para la reconstrucción de todo el sistema político, que es lo verdaderamente importante. Ya la comparecencia de Marcos Peña en la Cámara de Diputados había servido como fotografía penosa de la coyuntura: allí, el jefe del justicialismo terminó siendo Axel Kicillof. Ni el fantasma de Sergio Massa se paseó sobre esas ruinas; parece que el hipotético líder del peronismo republicano quedó atrapado entre el Silicon Valley chino y el Muro de los Lamentos, y sus alfiles (Camaño y Solá) hicieron un pálido papel frente al despliegue del kirchnerismo, algunos de cuyos jugadores parecen dinosaurios surgidos del Museo de Ciencias Naturales.
La oposición insistió en poner contra la pared a Peña, pero la sesión terminó con sólo 87 de los 257 diputados: la mayoría estaban apurados por hacer un discurso, salir en la tele y marcharse a casita. De las 57 veces que hubiese correspondido que el jefe de Gabinete diera explicaciones en ese recinto durante «los doce años de la alegría», sólo en 15 ocasiones los Kirchner condescendieron a semejante incordio institucional. Dos frases se cruzaron allí en el aire: «No ven la realidad» y «Háganse cargo». La primera fue pronunciada por los soldados de Cristina, que ya no citan a Jauretche, sino a Mirtha Legrand; la segunda fue una réplica inusualmente ardorosa del ministro coordinador.
La extrema polarización parece hoy un juego inexorable, que convierte provisoriamente la ancha avenida del medio en una delgada línea roja, y que amenaza terminar con un duelo al sol, a suerte y verdad en la segunda parte del año. Tanto se buscan los duelistas que los demás parecen de palo. Un legendario conductor de redacciones tenía una fórmula infalible para espabilar a un redactor que trabajaba mal; le aconsejaba a su jefe: «Muéstrele el abismo». El oficialismo le muestra el abismo a su electorado más decepcionado cuando se contrapone al espectáculo turbio y radicalizado que monta el carapintadismo kirchnerista. Cuando Máximo anuncia que el Gobierno está fracasando, esconde que el gobierno de su madre ya fracasó, y ésa es la lectura inconsciente que una parte sustancial de la sociedad se hace aun en estas semanas de angustia y dubitaciones.
Dos temibles aliados tiene la arquitecta egipcia: la desatendida clase media baja del conurbano a la que este gobierno no le ha dado más que disgustos y el Estado, esa una nueva clase social que no previó ni Carlos Marx, un cuerpo delirante y engordado por millones de personas de diverso nivel, que consiguieron posiciones inexpugnables cuando el kirchnerismo no podía generar empleo genuino y enmascaraba esa impotencia tomando irresponsablemente agentes públicos. En ese colectivo, obra maestra de la desmesura, hay personas honestas y diligentes, pero también ñoquis, burócratas, mafias, mañas y una rara cultura interna según la cual nadie tiene derecho a evaluarlos ni a exigirles pericia, como si sus salarios no los pagaran los ciudadanos, sino Dios, y como si estuvieran más allá de cualquier análisis humano.
En ese vasto cosmos donde reinan las segundas y terceras líneas que permanecen aun cuando los gobiernos pasan, hay mucha materia prima y mucho tiempo para el ejercicio ruidoso de la paranoia y la protesta. Son un ejército de ocupación, y se sienten amenazados por Macri y por el mundo. Que dicho sea de paso avanza hacia la robotización y hacia una crisis del trabajo. Nosotros estamos en el pleistoceno, mientras el futuro se nos viene encima como un tren.
Tiene razón Santiago Kovadloff: estamos enamorados de las discusiones urgentes, pero no de las interesantes.
Techint invertirá US$ 2.300 millones en Vaca Muerta
Es la primera inversión fuerte tras el anuncio del acuerdo de productividad con los gremios y el nuevo precio del gas.
Por Martín Bidegaray.
Paolo Roca, CEO Techint. .
Tecpetrol, la petrolera de Techint, le anticipó al presidente Mauricio Macri que invertirá US$ 2.300 millones en Vaca Muerta. El desembolso será desde ahora hasta 2019 y es el primer anuncio desde que el Poder Ejecutivo anunció que pagará US$ 7,50 por millón de BTU (la unidad de medida del gas) para lo extraído en Vaca Muerta desde 2018 y de la firma del acuerdo de productividad con los gremios.
Paolo Rocca, titular de Techint, y Carlos Ormachea, de Tecpetrol, estuvieron con Macri y el ministro de Energía, Juan José Aranguren. De los US$ 2.300 millones que aportarán, cerca de US$ 1.600 millones serán para el desarrollo de pozos de gas no convencionales y US$ 700 millones corresponden a infraestructura para el yacimiento.
Tecpetrol ya cuenta un piloto en Vaca Muerta, pero el acuerdo con el sindicato y el gobierno de Neuquén la alentó a expandirse y ahora planea 150 pozos en los próximos 3 años. La inversión generará 1.000 puestos de trabajo, y se espera que sea el puntapié de una serie que continuará YPF, asociada con otros socios.
Rocca tuvo un desacuerdo en público con el ministro de Aranguren, ya que quiere un precio de US$ 7,50 en su caracter de productor de gas, pero busca que la industria pague menos (US$ 3,50) cuando utiliza ese gas en su producción industrial, tal como lo reflejó el último documento de la UIA.
En el Gobierno había alegría por el anuncio de inversión. El presidente de YPF, Miguel Angel Gutiérrez, informó hace poco que el costo de producción de un pozo en Vaca Muerta ya está en los US$ 8 millones. Con la gestión anterior (de Miguel Galuccio), era de US$ 14 millones. El menor costo es seguido de cerca por la industria antes de lanzarse a realizar inversiones.
Encuesta de Taquion analizando la actualidad politica y del país desde la visión de los habitantes de la Provincia de Buenos Aires.
Hallazgos Destacados
1- En la Provincia de Buenos Aires el Frente Para la Victoria y el PRO son los partidos con mas posibilidad de voto, el primero con 36,9% y el segundo con 35,6%. Esta pregunta que se ha repetido en distintos estudios termina de desnudar la falta de identificación de los ciudadanos con estructuras partidarias, dado que en las investigaciones encontramos que las personas consideran como posibilidad votar a políticos que están dentro de partidos, que previamente habían declarado que no votarían. Esto, entendemos, es la falta de credibilidad en las instituciones que tienen los argentinos. Hecho encontrado en varios estudios realizados con anterioridad.
2- Corroborando con mayores datos la hipótesis de trabajo anterior, asi como en CABA, el 54% de los ciudadanos de la Provincia declara que es mas importante para ellos el político, que el partido., el 29% declara que es mas importante el partido.
3- A diferencia de los porteños (y a diferencia del propio presidente) los habitantes de la Provincia de Buenos Aires son muy críticos a la hora de evaluar el primer año de gestión del Gobierno de Mauricio Macri, el 26,5% lo calificaría como bueno poniéndole una nota entre 7,8 y 9. El 30,1% como regular, poniéndole una nota entre 4,5 y 6 y el 41,4% como malo, poniéndole una nota entre 1, 2 y 3. El 33% le asigno una calificación de 1.
4- Claramente, esto se ve reflejado en la consideración de la imagen presidencial que esta valorada negativamente por un 51,7% de la población y positivamente, por un 48,3%.
5- Entre los políticos de alcance Nacional, también encontramos a Urtubey con un 45,8% de Imagen positiva y a Ernesto Sanz con un 39% de Imagen positiva, no proyectada.
6- Respecto a los Intendentes de la Provincia de Buenos Aires, el intendente con Mayor Imagen positiva es Martín Insaurralde con un 51%, seguido de Gustavo Posse con un 35,8% y por Jorge Macri con un 31,9%.
7- El funcionario del Gabinete Nacional con mayor imagen positiva es Marcos Peña con un 44,3% seguido por Rogelio Frigerio con un 40,5%.
8- Del gabinete de Ministros del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo es quien detenta mayor nivel de conocimiento (mas del 70%) y la imagen positiva mas alta del 39,5%.
9- Por ultimo, respecto a la posibilidad de voto, la lista esta liderada por Elisa Carrió, con un 44% de posibilidad de voto por parte de los encuestados, seguido por Sergio Massa con un 43% de los votos y por Florencio Randazzo con un 41%.
Para ver el resto de los estudios (Estudio de GBA, Estudio PBA, Estudio CABA, Estudio Nacional de Consumo e Imagen Macri y Estudio Nacional Politica): http://www.slideshare.net/SergioDoval/
Fuente: Sergio Doval – Director del Programa de Opinion Publica. UAI. 011 15 6896-7511.