Esta cosecha de granos y oleaginosos de 2016/2017 se ubica en los 130 millones de toneladas, la más grande desde 1810, cuando se inició la Argentina. Es importante tener en cuenta que ahora no hay control de cambios y que se eliminaron los derechos de exportación para todos los granos, excepto para la soja que tiene un cronograma descendente hasta 2021. A partir de 2022 no habrá más derechos de exportación para ningún producto, lo que es algo para festejar, aunque sería mejor si pudiera ser antes de dicha fecha.Para hacer este cálculo directamente se suman los volúmenes producidos de cada uno de los granos. Otras versiones podrían ser las de calcular el valor en dólares o pesos de la cosecha y sus componentes, aunque eso serviría para ver otras cuestiones, como, por ejemplo, qué regiones agrícolas han crecido más.
Aquí tenemos la producción estimada del agro para los últimos años y 2016/17:
Es evidente que la tendencia de la producción es creciente, aunque con oscilaciones vinculadas a las condiciones climáticas, cambiarias y de derechos de exportación. En la actualidad, gracias a las nuevas circunstancias económicas, si bien existen condiciones climáticas adversas, se estaría alcanzando un nivel récord que hemos señalado de 130 millones de toneladas.
El crecimiento más espectacular es el estimado para el maíz, elevándose a una producción de 48 millones de toneladas, cifra que es un récord absoluto. El incremento de la producción de maíz para este año es de 21% comparado con la del año pasado. La producción de maíz por hectárea ha llegado a los 7300 kilogramos, una cifra que hasta ahora no se había verificado nunca.
Por su parte, la producción de soja se esperaba que no fuera un récord y así fue: alcanzó las 57 millones de toneladas. No obstante, esto significó una producción prácticamente igual a la del año 2016, que era lo pronosticado.
El trigo reaccionó muy bien. Para la cosecha fina de 2016 se estimó en una producción de 16 millones de toneladas y ello favoreció notablemente las expectativas para este año. A su vez, el girasol registró una reacción importante, pues su producción habría crecido un 15% en comparación con la del 2016. Las demás producciones de granos y oleaginosas acompañaron esta evolución.
¿Qué importancia tienen estas producciones récord en conjunto? El interior se va a reactivar notablemente por dichas mejores producciones. Esto no solo es válido por los niveles productivos sino también por la mayor demanda de semillas para la próxima cosecha, la cantidad de silos-bolsa que mueven muchísimo la aguja del campo, la gran cantidad de insumos a demandar para el año siguiente, ya sean herbicidas o pesticidas, la mayor demanda de maquinaria y equipo para trabajar el campo y sobre todo la demanda en general de productos para las poblaciones de todo el interior agrícola del país.
Este año ha sido excepcional y tenemos que lograr resultados de este orden en los próximos años, aunque con un tipo de cambio que debería ser mucho mejor, para seguir invirtiendo cada vez más en las producciones agrícolas del país. ¡Adelante el campo!
Juan José Cruces: «Los inmuebles están caros, es un momento ideal para vender»
El economista de la Universidad Di Tella afirma que por el atraso cambiario, las tasas por el piso y la inversión especulativa, hoy los valores superan en un 30% los promedios históricos.
Por Gustavo Bazzan.
Juan José Cruces, economista y profesor en la Universidad Di Tella. .
– No deja de llamar la atención su postura sobre que los precios de los inmuebles deberían bajar. Y su recomendación de que hoy es un excelente momento para vender un inmueble, no para comprar.
-Pronosticar precios de activos de capital es muy difícil. Yo lo que digo es que están muy altos en términos históricos, no que necesariamente van a bajar, no lo estoy pronosticando.
-Pero al decir que los inmuebles están sobrevaluados, implícitamente no está sugiriendo que hay más chances de que bajen?
-No, pueden seguir subiendo. Pero los datos históricos son estos: la vivienda, en metros cuadrados ajustados por inflación, costaba en el promedio de los años 1976 a 1990 30.000 pesos de hoy. En la convertibilidad el metro cuadrado llegó a bajar a 20.000 pesos y ahora está en los 40.000 pesos. Hoy los precios están en su máximo histórico, siempre hablando en pesos ajustados por inflación y por eso creo que es un excelente momento para vender. Pero ello no quita que mañana puedan estar incluso más alto.
-Cuál sería el precio justo entonces?
-Mi cómputo implica una reducción de entre 30 y 50% respecto a los precios actuales
-¿Cómo llega a ese valor? ¿No piensa que de ahora en adelante el precio justo sea el de hoy?
-Sería difícil que eso suceda. Para justificar el precio de hoy tenemos que descontar los flujos de fondos futuros (de alquileres) a un rendimiento del 3%, similar al de un bono del tesoro de los Estados Unidos. Eso no ocurre en ningún otro sector de la Argentina. El descuento a esa tasa del 3%, sugiere que el precio está inflado. Pero esto no implica que yo estoy diciendo que estos precios van a bajar mañana. O el año que viene o en dos años.
«En los ‘90 muchas familias compraron su vivienda porque los salarios tenían mucho más poder adquisitivo», dice Cruces. .
-¿Cuál es la TIR adecuada para un departamento en Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo?
Yo creo que en lugar de la tasa de un bono del Tesoro de EE.UU. hay que tomar, por ejemplo, la del Bonar 24, que hoy está cerca del 4 ó 5%. A esa tasa, los inmuebles deberían valer 30% menos. Aviso que ningún activo se descuenta al 5% anual en este país. Si las empresas descontaran sus inversiones a esa tasa, valdrían muchísimo más. Hay que tener en cuenta que acá hay riesgos adicionales, como el proyecto que avanza de ley de alquileres. Pero resumiendo, los precios de hoy reflejan una tasa de descuento de un bono de los Estados Unidos, una prueba de que están inflados.
¿Toma también como medida de esa sobrevaluación la cantidad de salarios que se necesitan para comprar un departamento tipo?
-Sí. en los ‘90 muchas familias compraron su vivienda porque los salarios tenían mucho más poder adquisitivo que ahora. Un departamento de 60 metros cuadrados se podía comprar con 50 salarios .
-¿No era algo artificial por el tipo de cambio fijo y bajo?
– No. Ahora tenés un atraso cambiario igual o superior al de entonces. Pero muchísimo menos poder adquisitivo medido en metros cuadrados. No estaban baratos antes. Hoy tenés similar poder adquisitivo en general, pero el metro cuadrado en dólares está mucho más alto.
-¿Eso a qué se debe?
-Hay dos razones principales. En el mundo bajó mucho la tasa de interés y eso infló los precios de las propiedades. El precio de un departamento es como un valor presente descontado del flujo de alquileres netos futuros. Con la tasa 0% los flujos se descuentan a tasa muy baja y te da un precio muy alto. Por otro lado, la plata negra es más difícil ponerla en el sistema financiero que en ladrillos. En el caso particular de la Argentina, desde 1976 se violaron todos los derechos de propiedad, menos el de los inmuebles. La gente los considera muy seguros. Eso no fue así, por la ley de alquileres, desde 1942 y 1976. Por esa ley hubo enormes confiscaciones a los propietarios. Pero eso se terminó, al menos hasta que aparezca una nueva ley de alquileres, veremos.
«Es un buen momento para vender», recomienda el economista de la UTDT. .
-¿Hoy, que hay menos riesgo y más alternativas, por qué los precios de los inmuebles se sostienen?
-Insisto. Para mí están muy inflados. Desde hace cinco años yo recomiendo vender metros cuadrados y comprar bonos. Los que me hicieron caso hoy compran más metros que hace cinco años.
-Eso funcionó en su momento porque la TIR de los bonos era 14% anual. Hoy es 6 ó 7%. Su enfoque está puesto en el inversor. Pero con la irrupción del crédito y el que compra para vivir en esa propiedad, el panorama cambia. ¿Será que hoy la gente paga el precio de mercado y se fija si puede pagar la cuota del crédito?.
-Exacto.
-¿Y eso no le pone un piso a la caída o incluso puede impulsar aún más los precios?
-Hasta hoy tuvimos una enorme caída en la actividad en el sector. El cepo no te prohibía comprar dólares al precio paralelo, pero sí al precio oficial. El sector viene de una recesión. Lo que yo veo es que los propietarios podrán liquidar mercadería al precio que consideran razonable.
-¿Y por qué van a vender ahora?
-Porque hoy van a poder vender lo que hasta hace dos años no podían. Pero hay una cuestión ética que va más allá de los precios. La vivienda es la principal compra en la vida de una familia. Me gustaría una sociedad democrática y con buen valor adquisitivo. El acceso a la vivienda va en ese sentido. Mi problema con el inversor inmobiliario es que se forma una ola de compradores que compran cada vez más caro y sacan de la cancha a la mayoría de la sociedad. Los inversores ganan, pero el resto de la sociedad pierde. Que los inversores salgan del mercado de bienes raíces y vayan a los bonos, para que no le compliquen la vida al resto de la gente.
-Insisto: si la demanda convalida precios, ¿Por qué van a bajar los precios?
No digo que vayan a bajar. Lo que va a pasar ahora, estimo yo como más probable, es que va a haber transacciones. Se recuperan de un nivel muy bajo, pero vienen recuperando. Se reactiva el sector, puede que suban un poco los precios. Entendamos que estos precios dependen del atraso cambiario. El inmueble es el bien no transable por antonomasia. Todo lo no transable sube por el atraso cambiario y el poder adquisitivo de los salarios medidos en dólares también sube. Cuando sube el costo sube el precio, pero la mercadería no es más valiosa en términos de pesos ajustados por inflación. A la salida del cepo estás en el mismo promedio de 2005. Pero en dólares subió porque todo subió en dólares.
-Se le ocurre alguna solución para corregir esta sobrevaluación?
-Hay tres cosas en colisión: el desarrollo del mercado inmobiliario, el acceso a la vivienda propia y la solidez del sistema financiero. Vos podés tener dos de esas tres cosas, no las tres a la vez. Si los precios son caros la vivienda no es accesible pero tenés un mercado desarrollado por los inversores. Si tenés precios altos y querés acceso a la vivienda, tenés que dar créditos. El crédito UVA es bueno, pero el timing es malo. El punto de arranque es con viviendas muy caras. Si la vivienda en el futuro vuelve al precio promedio histórico en pesos, los bancos van a tener un problema. Porque si la vivienda baja, las garantías van a valer menos. Hay que hacer que los bancos tengan estos bienes en sus activos si querés desarrollo y acceso. Pero a mi criterio es un activo sobrevalorado.
-El nivel de morosidad es bajo. ¿Por qué debería crecer el riesgo de morosidad que obligue a los bancos a apropiarse de esas garantías?
-En el pasado acá hubo pesificaciones o la inflación licuó los créditos. La UVA protege al prestamista de la inflación. En este país se regaló crédito, ahora no. La vivienda es el principal componente de la familia.
-Y la deuda que primero se honra
-Pero si el principal activo de una familia, su casa, la compra a un precio inflado, esa familia es más pobre, porque puede comprar menos cantidades de otros bienes.
-Pero la familia compró esa casa para vivir, no como inversión, no está todo el día mirando cuánto vale su casa.
-Sí, pero la cuota se indexa
-A la par de los salarios. Si la relación cuota salario sigue igual, el aumento de la cuota es indiferente.
-Sí. Hoy con un crédito UVA congelás el precio de tu vivienda por tus próximos años. Si pudieras comprar ese departamento un 20 ó 30% más barato, serías más rico y pagarías una cuota más baja en relación a tu salario. Y podrías comprar más bienes. Lo que digo es: si nos interesa ser propietarios, el crédito indexado por UVA nos ayuda. Pero tené presente que la principal compra de tu vida la estás pagando cara. El doble de los 90 y 33% más caro que el promedio de los años 1976 a 1990.
-¿A sus hijos qué les diría, que compren o que no compren?
– Les diría que están comprando caro. Y también que la primera vivienda es importante en términos de protección de la familia. Yo les digo que vendan a los inversores. Pero tener una primera vivienda puede justificar pagar un precio alto.
-Está de acuerdo en que esta sería la primera vez en la historia en que los créditos no se licuan por la inflación y el riesgo de romper contratos es más bajo porque es todo en pesos?
-Estoy de acuerdo. Pero ante la eventualidad de una baja fuerte de precios muchos deudores van a protestar.
-¿Por qué?
-¿Supongamos que caen 30% La gente va a deber más de lo que vale su casa. Y le dirá al banco “quedate con el inmueble” La gente va a presionar.
-Pero debe lo mismo en términos de su relación cuota- ingresos. ¿Por qué va a patalear?.
-Es un riesgo. Lo que permiten los créditos UVA es que se desarrolle el mercado de inversores e inmobiliario y la gente acceda a la vivienda. Pero eso no quita el riesgo de una corrección de precios por devaluación o suba de la tasa internacional. Los bancos van a tener un problema o podrían tenerlo porque los deudores, insisto, van a patalear.
-El riesgo de caída de valor real, depende de un shock externo o de ruptura de contratos a nivel local?
– Las dos cosas lo afectan. Una devaluación real que baje el costo de la construcción en dólares, baja el precio del sustituto (lo nuevo) y haría bajar al inmueble que ya está en el mercado.
-¿Qué chances ve de una devaluación importante?
-A mi el tipo de cambio real me parece demasiado bajo. Un modelo de desarrollo donde necesitás inversiones y exportaciones para que tire de la demanda agregada, va a requerir precios de bienes argentinos más bajos en dólares. Incluido el precio de los inmuebles. No sugiero corrección cambiaria con crisis. Puede haberla sin crisis. Ruego que así sea. De hecho, el Banco Central trabaja en la dirección correcta para que podamos ajustar el tipo de cambio sin una crisis.
—Juan José Cruces es Profesor de economía y finanzas en la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella y Director de su Centro de Investigación en Finanzas. En su pequeño despacho en la UTDT muestra con orgullo el diploma de mejor profesor. Su pasión por el mercado inmobiliario no obedece tanto a enfocarse en los inversores, sino en buscar los caminos para mejorar y ampliar el acceso a la vivienda.
Falta tomar conciencia colectiva sobre las limitaciones que impone la realidad; no es viable un país donde los lastres superan a quienes deben alimentarlos
Rémora: pez marino de color gris o negro, cuerpo alargado, aletas largas y escamas pequeñas; se adhiere fuertemente a otros vertebrados acuáticos para ahorrar esfuerzo, alimentándose de sus despojos; es voraz y vive en aguas tropicales.
Desde hace muchas décadas, la República Argentina sufre la proliferación de rémoras, que viven en los intersticios de la sociedad y con sus escamas pequeñas logran protección legal, política y aún cultural, impidiendo su extirpación. Las rémoras, unidas, proclaman que «jamás serán vencidas».
Todas las inconsistencias entre el tipo de cambio, la tasa de interés y el déficit fiscal tienen su causa en las millones de rémoras que bloquean las reformas, el aumento de productividad y, en última instancia, el progreso de la sociedad en su conjunto. Digámoslo ya. No son rémoras quienes necesitan en forma genuina la solidaridad de los demás: los pobres, los ancianos, los excluidos.
El presidente Mauricio Macri advierte que para el cambio profundo no basta estar juntos, ni viajar al exterior, ni licitar autopistas. El cambio requiere enfrentar intereses creados, de dimensiones colosales, por la acumulación geológica de privilegios, prebendas y canonjías que nadie jamás enfrentó. Por el contrario, el deporte nacional ha sido la pesca de rebusques para vivir de los demás. Convertirse en rémoras, con obras públicas, con incisos confusos o con empleos difusos.
Cuando se aproximaba el primer paro general contra su gestión, el Presidente dijo, por primera vez, que «hay mafias en sindicatos, empresarios» y otros sectores. Poco después, el sindicalista Omar Viviani pareció darle la razón cuando instigó a «dar vuelta los taxis» que no se acoplaran a la huelga. El primer mandatario también sentenció: «El Estado no debe ser un aguantadero». Mafias o rémoras, distintos grados del mismo pez marino, que puede ser gris o puede ser negro.
El camionero Pablo Moyano le respondió con ironías, sugiriendo corrupción en el macrismo y que deberían disculparse con Báez. Pero ni él ni su padre han hecho públicas sus declaraciones juradas de impuestos, ni han abierto sus patrimonios para desmentir vínculos con empresas que les son atribuidas a través de testaferros. El sindicalismo maneja cuantiosos fondos públicos y tiene que responder por ellos, al detalle.
Hay rémoras en el Estado, en los sindicatos, en las empresas. El ministro de Cultura de la Nación denunció la existencia de quioscos, maxiquioscos y polirrubros en el Instituto Nacional de Cine. De inmediato, la corporación de directores, artistas y productores se lanzó al ataque, como si la denuncia pusiese en peligro el cine argentino. Como en tantos organismos creados para fines loables, las rémoras logran cooptarlos manejando asesores, compras y contrataciones, dejando apenas monedas para los auténticos destinatarios de su creación.
Una carta de lectores en LA NACION sobre los costos que imponen los sindicatos a quienes emplean en blanco, echó luz sobre las rémoras que viven en las entrañas sindicales, extrayendo plusvalías de las obras sociales, de sus ingresos para «capacitación» o de sus múltiples aportes especiales, debido a convenios homologados por ministros simpáticos a las rémoras. Por culpa de éstos surgió el empleo en negro y la evasión de aportes. Una ley de blanqueo laboral no debe solamente implicar costo fiscal, sino eliminar los quioscos, maxiquioscos y polirrubros listados en cada recibo de sueldo. Los sindicalistas deben mostrar «manos limpias» en lugar de «frotarse las manos» con la llegada de nuevos aportantes.
Hay rémoras en la administración central y no solamente «ñoquis». Una sociedad sólo puede mantener un sector estatal en armonía con la productividad de su economía. Cuando se establece un organigrama con 21 ministerios, 87 secretarías, 207 subsecretarías y 687 direcciones nacionales, aunque sus integrantes sean personas íntegras y dedicadas, muchísimas son rémoras. Sueldos que la sociedad no puede pagar, sin flaquear a través de cierres de comercios, concursos, despidos o quiebras. Hay rémoras en la docencia, como quedó de manifiesto durante la huelga de maestros. Son rémoras cuando abusan de los estatutos docentes ausentándose con certificados médicos falsos o mediante acomodos políticos. Hay rémoras en la investigación científica cuando, por presión política, se costean becas para indagaciones que carecen de simetría con la situación de las arcas públicas.
Hay rémoras en los demás poderes del Estado, nacional y provincial. Se acumulan rémoras en las 23 provincias y sus municipios, además de la ciudad de Buenos Aires. Cuando los gobernadores reclaman coparticipación, no es para realizar obras, sino para atender nóminas de personal y mantener cadenas de quioscos, maxiquioscos y polirrubros. Ni qué hablar de la exención del impuesto a las ganancias en la provincia de La Pampa: son verdaderas rémoras «vernáculas».
Existen 257 diputados y 72 senadores en el Congreso de la Nación. ¿Cuántos recursos públicos se destinan a bolsillos de personas que no crean valor para la sociedad? ¿Cuántos quioscos, maxiquioscos y polirrubros operan bajo las augustas bóvedas del Palacio de la avenida Rivadavia? Son rémoras intocables, en nombre de la democracia, para emplear a correligionarios.
Hay rémoras en el Poder Judicial, tanto por las exenciones fiscales de empleados, funcionarios, fiscales, defensores y jubilados, como por su destacado aporte a la «industria del juicio» cuyas rémoras de distintas profesiones se alimentan durante años en peritajes, audiencias, alegatos y apelaciones. Tabuladas en rígidas normas de aranceles, defendidas por corporaciones de rémoras.
Hay rémoras en el sector privado cuando se obtienen, gracias al Estado, ganancias extraordinarias sin relación alguna con la riqueza aportada a la sociedad. En el pasado se han visto casos obscenos, como avales públicos millonarios impagos, créditos oficiales incobrables, promociones industriales para disfrute de contadores y protecciones inmorales a costa del sueldo de los trabajadores. Ahora se renueva el Compre Nacional, una concesión política a ciertos sectores fabriles para compensar desquicios provocados por rémoras que no pueden atacarse. Con ese mecanismo se amasaron fortunas saqueando a YPF, ENTel, Segba, Gas del Estado y tantas empresas públicas que desvirtuaron, a favor de rémoras poderosas, el ingenuo propósito de esa legislación.
Falta una toma de conciencia colectiva acerca de las limitaciones que impone la realidad. No es viable un país donde la cantidad de rémoras supera a quienes deben alimentarlas. Se requiere un acuerdo serio, con la indispensable participación del peronismo republicano, para adoptar reglas básicas de convivencia que eviten una nueva crisis y permitan el crecimiento de la Nación. Una de ellas, muy simple, es que cada cual debe vivir de su trabajo y que cada trabajo debe ser productivo y no ficticio, inventado como subterfugio para apropiarse del esfuerzo ajeno. Como lo hacen las rémoras.
Los Adoradores y Adoratrices de la Santa Revolución Bolivariana son una grey multitudinaria y activa en nuestros pagos, y de esa fe ciega y asombrosa que prescinde de cualquier dato de la realidad derivan, aunque no lo parezca, las pulsiones que nos dividen. Y que ya no caben en la palabra «grieta», ocurrencia lanatista para definir en tiempo real las consecuencias de aquella política de Estado destinada a elegir un caudillo infalible, crear un enemigo, partir a la sociedad en dos y sumirla en un antagonismo perpetuo: tácticas que Laclau aprendió del primer Perón y del trotskismo nacional y que luego perfeccionó en su confortable departamento de Londres, y que los Kirchner ya habían adoptado con las entrañas sin haber leído una sola página de su hermética apología del populismo. El proyecto chavista, que está sentado sobre una fabulosa fuente de petróleo, tomó a Venezuela con 50% de pobreza, generada por el neoliberalismo y el Consenso de Washington, y la elevó al 82% solito y a pulso con su nacionalismo de opereta. El ingreso promedio no alcanza para cubrir la alimentación en más del 90% de las familias venezolanas; la miseria y el descontento son actualmente reprimidos por pistoleros de civil o a punta de bayoneta; un ardid convierte en letra muerta las leyes del Congreso y los principales referentes de la oposición están presos o proscriptos. Los kirchneristas continúan reivindicando ese desastre, y los peronistas híbridos no saben repudiarlo sin rodeos.
La fascinación es menos emocional que ideológica: la tara autoritaria del partido único que se cree la patria y que por lo tanto somete a la «partidocracia cipaya» sigue vigente y es solidaria con Maduro aun en estos días de vergüenza y horror. Por eso no debe confundirse aquella «grieta» primigenia, que tiene un carácter social y hasta psicológico, y que cristaliza de algún modo los enconos del post ballottage, con la verdadera disputa que se juega actualmente en la Argentina: un choque de democracias. Acaso como nunca en su historia, nuestra nación delibera ardorosa y genuinamente sobre dos destinos posibles: la democracia hegemónica que nos trajo hasta este fracaso, y la democracia republicana, que nunca tuvo una chance de gobernabilidad. Criticar o encubrir la catástrofe chavista forma parte de ese litigio. Y peca la Iglesia de buenismo parroquial y de algunas omisiones graves al intentar ponerse por encima de la gran polémica sin entender que el rompimiento de amistades dentro y fuera de las familias pocas veces se debe a la política (más bien ella es la herramienta a la que se recurre para hostigar al otro por razones íntimas e inconscientes), y que resulta muy difícil «la concordia nacional» cuando un grupo importante se niega a entrar en el sistema de diálogos, se planta en la «resistencia», habla de «guerra civil» en cuanto se dispersa un piquete, defiende la lucha armada, califica de «dictadura» a un gobierno constitucional y trabaja orgullosamente para su destitución. Lo que sí sería deseable es que los fanáticos de uno y otro lado no insultaran ni llevaran la voz cantante, y que esta discusión esencial rompiera las respectivas burbujas, se crearan vasos comunicantes y pudiera haber un auténtico debate diario. La «grieta» es futbolera, amenazante, sodomizadora y vana. En cambio la gran «polémica» sería virtuosa, reveladora y crucial. El kirchnerismo no quiere admitir su sentido, puesto que la explicitación de su modelo hegemónico puede ser piantavotos; el peronismo del medio sigue el asunto como si fuera un partido de tenis y no toma posición; la izquierda sólo reconoce la lucha de clases y a Cambiemos el tema no parece interesarle demasiado: lo considera una pulseada intelectual sin relevancia proselitista. No cabe la menor duda de que en octubre el voto de las mayorías se decidirá con el bolsillo, la bronca y las esperanzas. Pero esta encrucijada a la que aludo es de primera magnitud, y la fractura no es una nadería ni un pecado de temperamento, como pretende la curia, sino un síntoma de lo que la sociedad presiente y no puede poner en palabras. O las pone de un modo erróneo y efectista.
Es cierto, sin embargo, que en sus extremos la Argentina está jaqueada por fundamentalismos, y que sus discursos se superponen con la discusión de fondo y la distraen. La ortodoxia no termina de admitir que generó con sus recetas el resurgimiento de los populismos latinoamericanos, y éstos no confesarán nunca su derrota económica y moral. Aquí no faltan milagreros de todos colores. El Gobierno de alguna manera también lo es cuando formula este diagnóstico simplista: como nuestros predecesores eran corruptos e ineptos, este país se arregla con honestos y eficaces. Hará falta mucho más que eso para reparar una república pervertida por el distribucionismo mágico: regalar sin producir hasta agotar los recursos y sentarse a ver qué inventa el desventurado para abonar la adición y no volar por el aire.
Miguel Broda, esta misma semana, encarnó la vereda de enfrente, al describir a Macri como un socialdemócrata populista (lo comparó con el último ministro de Dilma y dijo que su estrategia era propia de «un Kicillof light«). Agradece que Cambiemos nos haya salvado de Venezuela, pero se declara decepcionado porque la coalición no puede terminar con cincuenta años de populismo y porque esté tan pendiente de ganar la elección de medio término, test donde se prueba directamente la supervivencia de un gobierno no peronista asediado. Su narración acerca de la dramática situación heredada y la vulnerabilidad argentina es brillante, aunque parece un sabio de doscientos años a la hora de diagnosticar la economía y un niño de diez a la hora de proponer soluciones políticas.
Para empezar, el 45% del gasto público no está en manos de Balcarce 50, sino de las provincias y municipios, que emplean más de 2.800.000 personas, en su mayoría maestros, policías y enfermeros. Sólo 750.000 reportan al Estado nacional: 190 mil en universidades autónomas (regidas por ley), 210 mil en fuerzas de seguridad, 90 mil en empresas públicas y 260 mil entre los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. El Gobierno decide sólo sobre el 55% del gasto y la mitad de ese monto corresponde a jubilaciones, pensiones, asignaciones familiares y universales por hijo que se ajustan semestralmente por ley de manera automática según la inflación. Los otros subsidios insumen sólo el 5% y el resto son salarios, obra pública, pago de deuda y programas para vacunación, discapacitados, incentivo docente, préstamos a pymes, capacitación, economías regionales, ayuda para catástrofes naturales y seguridad alimentaria. Las dificultades para recortar estas partidas son obvias. Ahogando con impuestos a los ciudadanos y para enmascarar la falta de inversión privada, el kirchnerismo llevó el gasto público de los 23 puntos del PBI a 42, y el Estado que dejó está sesgado no sólo por sus entramados mafiosos sino por su escandalosa negligencia precisamente en áreas como la salud, la educación y la seguridad. Pero es lo que hay, y nadie podría entrar hoy con una motosierra en ese patio sin provocar una enorme crisis social y económica, y un cisma institucional. Mejor armarse de paciencia y rogar que el mundo financie un gradualismo de metas consistentes: desfiladero largo, mediocre y riesgoso lleno de marchas y contramarchas, pero que no parece tener a la vista alternativas buenas y reales. Que no nos conduzcan a un 2001, ni nos sumerjan en la hecatombe bolivariana.
Arcor invierte US$ 17,5 millones en dos plantas para producir alfajores y frutas secas
Amplía el 40% su capacidad de producción de su fábrica en Salto y abre un nuevo centro productivo en Tucumán.
Por Gabriela Origlia.
CÓRDOBA — El grupo Arcor, el mayor productor de alimentos del país, invertirá 15 millones de dólares en su planta industrial de Salto, provincia de Buenos Aires, para una nueva línea de su producción de alfajores que ampliará 40% la capacidad de fabricación.
Además, entusiasmada por los resultados de su reciente incursión en la categoría «trail mix» (frutos secos y semillas), con la marca «Natural Break», anunció un desembolso de US$ adicional de 2,5 millones de dólares para duplicar su producción en este rubro.
Marcelo Siano, gerente Consumo Masivo y Filiales Sur de la empresa, explicó a LA NACION que son dos de las apuestas de este año del grupo, que espera cerrar el primer cuatrimestre en un nivel similar al del mismo período del 2016.
«Fueron un enero y febrero flojos y en marzo empezó el repunte que se mantiene este mes», dijo Siano quien estuvo en Córdoba en la inauguración de la muestra fotográfica «Kioscos argentinos» con parte de las imágenes del libro editado por la compañía con un texto especial de Eduardo Sacheri.
En Argentina, según datos de la consultora CCR, se venden 34.700 toneladas de alfajores anuales. Arcor lidera el mercado con una participación del 34,2% con sus marcas B&N, Águila, Bon o Bon, Cofler Block, Tofi, Tatín, Ser y Cereal Mix (arroz).
En el primer trimestre del año, el volumen de venta del segmento en la empresa cayó el 5%, en línea con los datos de baja general del consumo.
Aunque el grupo exporta alfajores a varios países, los tradicionales de dulce de leche tienen una vida útil más corta que limitan esa posibilidad, por eso las ventas afuera se focalizan en determinadas variedades. Los principales destinos son Bolivia, Chile, Costa Rica, Salvador, Paraguay, Perú, España, Uruguay, Estados Unidos, Israel, República Dominicana y México.
Siano planteó que esperan un segundo semestre con una macroeconomía mejor y en el que ya se sienta en el consumo el impacto del cierre de paritarias. La empresa estima cerrar el año «con un crecimiento en línea con la mejora del PBI, alrededor del 3%».
Para la línea de alfajores, en 2005 Arcor conformó Bagley Latinoamérica, un joint venture con Danone, ambas líderes en la industria alimenticia para los negocios de galletas, alfajores y cereales.
Frutas secas
Respecto a «Natural Break», Siano apuntó que el producto surgió con el objetivo de seguir ampliando el portfolio de propuestas y de avanzar en un segmento que es tendencia y crece en todo el mundo por los nuevos hábitos de consumo.
Cuando el negocio comenzó, en septiembre del año pasado, el grupo tenía tercerizado su centro de semillas, cereales y frutos secos, pero el crecimiento del mercado lo llevó a invertir en uno propio para la elaboración de los mix.
Esta categoría de producto no está desarrollada industrialmente y su oferta es atomizada, ya que se trata de un «nuevo segmento» -describió Siano- por lo que hay desde dietéticas hasta supermercados que concurren en el segmento.
Oficial: la cosecha superará las 130 millones de toneladas
Esta proyección surge a partir del estudio de imágenes satelitales del Ministerio de Agroindustria. La Bolsa de Cereales porteña indicó que la próxima campaña triguera alcanzaría un récord de 17,5 millones de toneladas.
Por Juan Gasalla.
El agro es la actividad más superavitaria de la economía argentina.
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La Dirección de Estimaciones Agrícolas del Ministerio de Agroindustria llevó a cabo un análisis que concluyó que a pesar de las últimas inundaciones ocurridas, la producción nacional de granos llegará a superar las 130 millones de toneladas.
En las últimas semanas las lluvias y anegamientos afectaron áreas de cultivo en diferentes zonas del país, y particularmente en las regiones de elevada productividad agraria, como el noroeste de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y el sudeste de Córdoba.
La proyección del Ministerio de Agroindustria surge a partir del estudio de imágenes satelitales que permitieron observar que «el fuerte impacto de los precipitaciones que superaron los 200 milímetros alcanzó un área de cosecha, cuya pérdida de producción se verá compensada con los altos rendimientos de las zonas no afectadas«.
Fuente: Ministerio de Agroindustria, en base al Servicio Meteorológico Nacional.
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El informe oficial detalló que «desde principio de año las pérdidas por inclemencias climáticas de la campaña 2016/2017, representan un total de un millón de hectáreas, de las cuales 750.000 son de soja y 250.000 de maíz».
La cartera que conduce Ricardo Buryaile también «se encuentra realizando un pronóstico que tiene en cuenta la calidad de lo cosechado y el aumento de los costos por las dificultades de logística y cosecha», de acuerdo con las pérdidas reales sobre las últimas inclemencias climáticas sucedidas.
Entre los tres principales cultivos del agro argentino, la Bolsa de Comercio de Rosario estima que se producirán unas 109 millones de toneladas, encabezadas por la soja (56 millones), seguida por el maíz (38 millones) y el trigo (14,95 millones).
En el caso de la oleaginosa, el incremento de zafra sería de apenas 700 mil toneladas respecto de la campaña 2015/2016. Pero en el caso de los cereales el aumento de cosecha será notable. Este año habrá 4 millones de toneladas de trigo más (+37,2%) y casi 8 millones de toneladas extra de maíz (+26,2%).
ELEVADAS EXPECTATIVAS PARA EL TRIGO
Para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la próxima campaña de trigo 2017-2018 treparía hasta un récord de 17,5 millones de toneladas, hecho que tendría su impacto no solo en la inversión en tecnología sino también en el aporte fiscal que movilizará toda la cadena triguera.
Los especialistas consignaron que, pese a la eliminación de los derechos de exportación del trigo, la recaudación fiscal de toda la cadena en las últimas dos campañas experimenta un incremento del 27%, algo que también replicaría el ciclo 2017-2018.
Así desde la campaña 2015-2016, la contribución fiscal que reportó toda la cadena ronda los USD 1.600 millones en dos ciclos de producción triguera, hecho que a juicio de los especialistas prueba el «efecto multiplicador» que tuvo la decisión oficial de estimular la producción granaria.
Por ello, se estima que el producto triguero que movilizaría toda cadena de valor durante los ciclos 2016-2017 y 2017-2018 aportaría un crecimiento del orden del 120% bianual que «más que duplicaría el Producto total de la cadena y la contribución al Producto Bruto Interno sería cuatro veces por arriba de su propia participación».
Para el caso de la cebada, la Bolsa porteña estima que el volumen a producir sufriría una pequeña contracción al alcanzar, al prever una producción de 2,9 millones de toneladas, cifra que está próxima a los 3 millones registrados en la campaña 2016-2017.
La pesca busca oportunidades y presenta sus demandas
La industria pesquera tiene buena facturación, pero pierde competitividad.
Boom. La buena temporada de langostinos hizo crecer la facturación del sector. .
Por Carlos Boyadjián.
Los fríos números del comercio exterior indican que la actividad pesquera tuvo un 2016 con balance positivo, exportaciones por casi US$1.700 millones, un saldo de la balanza comercial apenas por debajo de lo exportado, buen volumen de capturas en las especies emblemáticas del mar Argentino (merluza Hubbsi, calamar Illex y langostino) y precios razonablemente buenos.
Pero luego de siete años de sobrevivir en la línea flotación entre 2009 y 2015, con un dólar atrasado, inflación, costos operativos crecientes y retenciones entre 5% y 10%, la industria pesquera aún busca recomponerse. Hoy el sector reclama por falta de competitividad y pérdida de mercados, debido a una política oficial que no logra revertir -vía acuerdos comerciales- los aranceles que debe pagar la pesquería nacional en terceros mercados.
Esto sin mencionar el crecimiento de la flota china en aguas argentinas, a la que en su país le devuelven gastos portuarios y además ingresan la carga con arancel cero, mientras que los barcos nacionales pagan entre 12% y 18% de arancel. El combo se completa con elevados impuestos (Ingresos Brutos y otros), costos de operación en puertos, infraestructura portuaria deficiente, y elevados costos laborales (no salariales), según declaran los empresarios.
El tipo de cambio vigente desde fines de 2015 no modificó de modo radical la ecuación económica del negocio, como sí lo hizo en la producción agrícola. Es que además de las cuantiosas inversiones en barcos, reparaciones, repuestos e insumos, todas ellas dolarizadas, también una parte relevante de los salarios del personal embarcado (en el langostino es más del 70% del salario) se paga sobre el valor de la pesca capturada.
“Todo el mundo dice que el sector pesquero facturó el año pasado más de US$1.600 millones pero eso fue sólo por el langostino”, señala Antonio Solimeno, empresario pesquero marplatense y vicepresidente de la Cámara de la Industria Pesquera Argentina (CAIPA). Solimeno exporta el 80% de su producción, cuenta con 12 barcos y emplea a 890 personas, entre marineros y personal de tierra.
Competitividad
“Hasta mediados de 2016, con la devaluación más o menos estábamos recuperando, pero a partir de septiembre empezamos a perder de nuevo competitividad”, destaca Solimeno. En ese contexto, se pregunta si “en el 2017 los mercados responderán”. Y agrega: “Puedo tener buena facturación pero el problema es de rentabilidad, sólo en reparaciones navales invertimos el año pasado entre US$9 y 10 millones”.
Desde el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA), su titular Oscar Fortunato señala que “la economía global no está bien, con el langostino zafamos pero también hay una caída de los precios internacionales”. No obstante, admite que “el 2017 podría ser bueno para el calamar”.
El punto que más preocupa es la pérdida de competitividad frente a otros países. A principios de marzo autoridades de CEPA se reunieron con el presidente Macri y funcionarios del área para analizar la coyuntura sectorial. “Hemos hablado de la necesidad de tener acuerdos comerciales con algunos países o la Unión Europea, no digo un TLC pero sí quizás acuerdos contingentes (cuotas de exportación anuales), un instrumento aceptado por la OMC”, explica Fortunato.
Argentina tuvo vigente un acuerdo en el marco del Sistema General de Preferencias (SGP) de la Unión Europea hasta hace tres años. Con la caída del SGP los productos pesqueros nacionales pasaron de pagar 5% de arancel al 12%. En el caso de China el arancel llega al 18% y en México es del 20%. Brasil, por su parte, tiene cerrado su mercado a los productos argentinos, por el fuerte lobby de los productores de camarones, que aducen cuestiones fitosanitarias.
Incentivos
Tras la eliminación de reembolsos a los puertos patagónicos en diciembre de 2015, a través de un DNU que derogó el decreto 2.229/15, el Gobierno dispuso reintegros a la pesquería que van del 3% al 6,5%, según las especies exportadas.
En la actualidad el Congreso tiene el DNU bajo estudio, para ratificarlo o rechazarlo, y en ese caso reimplantar los reembolsos. Mientras tanto, los productos de todos los puertos tienen los mismos reintegros, aunque los costos difieren sustancialmente según la ubicación..
“El flete sale dos a tres veces más de Puerto Deseado a Madryn que en Mar del Plata, la estiba cuesta tres veces más, y además, tenemos más costos de insumos, víveres y llevar la gente hasta allá, porque no hay marineros en la Patagonia, los tenés que llevar de Mar del Plata o Corrientes”, señala Eduardo Boiero, presidente de la Cámara de Armadores Pesqueros y Congeladores (Capeca), que agrupa en especial a la flota langostinera de la Patagonia. Por eso, añade, “los que operaban calamar en el sur se fueron a Mar del Plata por un tema de costos”.
“La pesquería tiene varios problemas graves”, asegura Miguel Glikman, director de Exportación de Newsan Food. Entre ellos, menciona la falta de financiamiento, el costo de las ART, la carga impositiva y cierta obsolescencia de la flota pesquera. Pese a ello, Glikman destaca que “la pesca de calamar vino bien en los primeros meses del año después de un 2016 malo y esperamos una buena campaña de langostino”.
Se mantienen los pronósticos de cosecha récord a pesar de las inundaciones
El Departamento de Agricultura de EEUU proyecta para la Argentina una producción de 56 millones de toneladas de soja y 38,5 millones de maíz.
Por Juan Gasalla.
Silos bolsa.
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El avance de las aguas en los campos de las zonas productivas amenaza la cosecha argentina, que en las estimaciones del primer trimestre de 2017 apuntaba a un récord histórico. No obstante, el Departamento de Agricultura de los EEUU (USDA, por su sigla en inglés) elevó esta semana su estimación para la cosecha de soja argentina de soja a 56 millones de toneladas, medio millón más que los 55,5 millones previstos en marzo.
En cuanto al maíz, los rindes previstos por el USDA serán máximos históricos, en torno a los 38,5 millones de toneladas, un millón más que el anunciado en su anterior informe de marzo.
En el mismo sentido, el organismo norteamericano, cuyos datos son centrales para definir las cotizaciones internacionales de las materias primas, subió su pronóstico de exportaciones de maíz argentino a 26 millones de toneladas en la actual campaña 2016/17, que concluye a mediados de año. Esto significa ventas un 2% superiores (500.000 toneladas más), que las pronosticadas en marzo.
En cuanto a las exportaciones de soja sin procesar, USDA mantuvo su estimación de un aporte argentino de 9 millones de toneladas. Con respecto al trigo, la actual campaña alcanzó los 16 millones de toneladas, de los cuales 10,1 millones Se dispusieron para exportación, según los cálculos del USDA.
De todos modos, los embarques del agro, que representan más del 40% de las ventas externas de la Argentina, se cimientan en los derivados industriales, de los que el país es proveedor líder del mercado global: aceite y harina de soja. Los precios de estos productos están correlacionados con los de los granos sin procesar.
La evolución de precios y el volumen de cosecha no compensan el perjuicio del clima, la caída del dólar y la inflación
Justamente, la movimiento mixto de los precios en el mercado de Chicago en 2017 se está sumando a la debilidad del dólar en la economía doméstica y la inflación, lo que complota contra la rentabilidad del agro. Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea concluyó que «se ajustan los márgenes agrícolas por menores precios internacionales y apreciación cambiaria», en el orden del 33 al 38 por ciento, según las muestras relevadas.
En el transcurso de 2017 el poroto de soja se depreció un 4,8% en Chicago (de USD 366,16 a USD 348,48 por tonelada) y la harina de soja bajó 0,9% (de USD 345 a USD 342 por tonelada), mientras que el valor del dólar retrocedió un 4% en el mercado de cambios local y la inflación acumulada en el primer trimestre superó el 6 por ciento.
En tanto, el maíz subió 4,9% (de USD 138,580 a USD 145,4 por tonelada); el aceite de soja ganó 10,6% (de USD 759 a USD 686 por tonelada) y el trigo subió 6,4% (de USD 149,92 a USD 159,61).
«De no haber cambios en las variables exógenas (precios internacionales, tipo de cambio, impuestos), que mejoren los ingresos esperados, en el próximo ciclo los productores deberán trabajar mucho sobre la baja de costos a los efectos de recuperar atractivo en el negocio; los alquileres en campos arrendados aparecen como una de las variables que seguramente deberá adaptarse a un contexto menos favorable», consideró el estudio del IERAL, elaborado por Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre.
IMPACTO DEL CLIMA ADVERSO
Hay que advertir que las consecuencias de las inundaciones en el país todavía no están mensuradas por completo y comprometen el cumplimiento de los pronósticos. Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) determinó que el impacto de las contingencias climáticas adversas del primer tramo del año será importante.
Un sondeo entre los productores integrantes de CREA reflejó que el 37% de los agricultores registraron anegamientos, con un 13% de área perdida para el maíz y un 16% para la soja.
A su vez, se reportó un 22% de superficie que tuvo afectación por anegamiento temporario para maíz y 20% de soja, con pérdidas estimadas de rinde de 24% y 24,7% respectivamente. Por su parte, 27% de las empresas consultadas por CREA registraron condiciones de sequía, con pérdidas de área que promediaron un 7% para el maíz y 13% para la soja.
«Vale aclarar que las precipitaciones reportadas en últimos días en regiones productoras de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y NOA no están contenidas en este relevamiento, aunque seguramente tendrán impacto negativo en las producciones», sostuvo el reporte de CREA.
Frédéric de Courtois: «Los inversores internacionales están volviendo y tienen un enorme interés en la Argentina»
El CEO del área de líneas globales e internacionales del Grupo Generali dice que el país va por la buena senda, pero advierte que se debe reducir la inflación.
Por Carlos Manzoni.
Frédéric de Courtois tiene confianza en la marcha de la economía con el gobierno de Mauricio Macri. El CEO de líneas de negocios globales e internacionales del Grupo Generali, que tiene en el país el 90% de la aseguradora La Caja, dice que los inversores internacionales están volviendo y tienen un enorme interés en la Argentina. Advierte, sin embargo, que deberá controlarse la inflación para poder desarrollar más el Seguro de Vida, que es su mayor parte del negocio en el mundo.
El ejecutivo comentó que su empresa hizo un análisis para determinar qué hacía en los 40 países donde tiene presencia. Fue así como abandonaron 15 mercados, donde vieron que sus operaciones no tenían futuro, pero decidieron que permanecerían en la Argentina, donde, si bien hay todavía algo de incertidumbre, se percibe un ambiente en el que ha mejorado la confianza.
Asimismo, negó toda vinculación actual con el empresario Cristóbal López. Según dijo, su única relación estuvo dada por la venta que Grupo Generali le hizo de una compañía llamada Generali Argentina (que actualmente se llama Providencia) y que incluso compite con La Caja.
-¿Cómo está el negocio del Seguro en el mundo?
–Es un negocio en crecimiento, debido a que las familias y las empresas tienen más necesidades de protección. La gente a nivel mundial está ahorrando más, y como consecuencia de ello el negocio está creciendo. Luego podemos ver diferencias según las distintas geografías. Tenemos un crecimiento superlativo en Asia, otro más moderado en Europa. Pero tomando el mundo en general, la tendencia es de crecimiento. Insisto en que hay nuevas necesidades, como las pólizas de riesgos cibernéticos para empresas, que van a cambiar el panorama de lo que conocemos hoy como el negocio del seguro.
Frédéric de Courtois
-¿Cómo ve el seguro en la Argentina?
-Si lo miro desde un nivel muy elevado, en el lado de los seguros generales, la Argentina está muy cerca de Italia, en el sentido de que el segmento de autos es el principal negocio por lejos, y otros ramos están subdesarrollados. Esos otros ramos serían hogar, salud, etc. Italia es un mercado subdesarrollado dentro de Europa comparado con Francia, Alemania o el Reino Unido. Si miramos los seguros de vida, la Argentina tiene sólo lo que yo llamo mercados de riesgos. Hay muy poco negocio de ahorro, que es el principal en el mundo.
-¿Por qué casi no existe el mercado de seguro de vida en la Argentina?
–La principal razón por la que no existe ese tipo de seguros aquí es la inflación, porque el seguro de vida es una inversión a largo plazo, entonces la gente tiene que confiar en que sus ahorros no van a ser eliminados por la inflación. Creo que es muy importante que la Argentina pueda desarrollar un negocio de ahorro a largo plazo, porque a través de esos ahorros a largo plazo se financia la economía.
-Además de lo que comentó, ¿cómo cree que impacta la inflación en su negocio en general?
-Otro efecto es que los seguros los siniestros se pagan un tiempo después de sucedidos, entonces si uno tiene mucha inflación es sumamente difícil proyectar cuánto va a tener que pagar. Esto es algo que experimentamos en Europa en la década del setenta, pero que ya por suerte allí se superó hace mucho. Reitero: esa variante introduce una enorme incertidumbre respecto de cuánto uno tendrá que pagar finalmente. La inflación es la enemiga del seguro, porque impide su crecimiento.
-¿Cómo ve la economía de la Argentina a poco más de un año de un nuevo gobierno?
–Tenemos confianza en la dirección que ha tomado el nuevo gobierno. Creemos que sigue habiendo muchísimos desafíos, de orden político y económico. Pero vemos, y éste es un buen parámetro, que los inversores internacionales están volviendo y tienen un enorme interés en la Argentina. Éste es nuestro caso también, ya que tenemos muchas expectativas puestas en nuestra operación en este país.
-¿Van a hacer inversiones en el país?
-Sí, somos líderes en el país y nuestro plan es invertir para aumentar todavía más ese liderazgo. Actualmente, tenemos 10% del mercado de automóviles. Para poder crecer, vamos a invertir, porque ésa es la única manera que conocemos de desarrollar el negocio.
-¿Cuánto van a invertir?
-Es difícil hablar de una suma en concreto, lo que sí le puedo asegurar es que en nuestro plan estratégico de estos años prevemos la reinversión de la totalidad de nuestras utilidades, lo cual no es poco decir.
-¿A cuánto ascienden esas utilidades?
-Preferiría no decirlo.
-¿Tienen planes de adquirir alguna empresa en la Argentina?
-Planes concretos, no. Pero en todo el mundo nuestro punto de vista es que tenemos que reforzar nuestra presencia en los mercados en los que estamos, y esto incluye fusiones y adquisiciones. Pero quisiera volver a una pregunta anterior. Justo antes del verano decidimos dónde queremos permanecer e invertir. Grupo Generali tiene compañías de seguros en 40 países y para cada uno de estos países estudiamos las perspectivas de mercado y nuestro posicionamiento. Allí decidimos salirnos de 15 mercados, porque nos parece que debemos permanecer sólo donde podemos tener una posición de liderazgo.
-Y la Argentina fue uno de los elegidos para quedarse…
-A eso quería llegar, precisamente. Entre los mercados en los que decidimos quedarnos está la Argentina. Es decir que hemos tomado una decisión clara para el largo plazo porque creemos que este país es estratégico y creemos que el mercado se va a desarrollar a medida que la economía se vaya estabilizando aún más.
-¿Qué vieron particularmente en la Argentina para tomar esa decisión?
-Estudiamos dos ejes en particular: nuestra compañía y el mercado. Por el lado de nuestra compañía, lo que comprobamos es que tenemos un muy buen equipo, una posición de liderazgo y una marca superlativa en La Caja. Es decir que podemos seguir construyendo a partir de esa base. Y si se abriera un nuevo mercado como el de seguros de vida, pensamos que podríamos ser ganadores en él. Por el lado del mercado, necesitamos una economía estable y creemos que aquí será más estable. La Argentina, con el producto bruto interno (PBI) de US$ 14.000 por habitante, es un mercado donde las necesidades de protección deberían crecer muchísimo en un futuro, sólo es una cuestión de tiempo.
-¿Cree que, pese a todos los obstáculos, es posible desarrollar el seguro de vida en el país?
-Sí, por supuesto que sí. Necesitamos una inflación menor y un buen entorno regulatorio. Pero si miramos otros mercados, esto es muy factible. Además, como dije, sería muy importante para la Argentina, porque para desarrollar una economía se necesitan ahorros estables a largo plazo invertidos en el mercado local.
-Además de la inflación, ¿qué otros problemas que pueden entorpecer su negocio ve en la Argentina?
-La verdad es que no tenemos otros problemas significativos. Encontramos la forma de desarrollar la compañía aquí a lo largo del tiempo, con los distintos vaivenes económicos que se han producido. Sí, debo reconocer, hay un componente mayor de litigiosidad, si uno se compara con otros mercados, lo que deriva en la mayor dificultad en la fijación de tarifas.
-¿Ve un buen ambiente para las fusiones y adquisiciones?
-Mi respuesta global sería que sí. El primer tema importante cuando uno analiza un mercado es la confianza que uno tiene sobre la economía a largo plazo. Nosotros hemos visto que aquí ha mejorado la confianza, entonces el ambiente se torna más favorable para las fusiones y adquisiciones. Por supuesto que sigue habiendo incertidumbre, pero vemos un ambiente que va mejorando poco a poco.
-¿Qué cambios ve en la demanda de los clientes respecto de lo que le pedían antes y lo que le exigen hoy?
-Globalmente, los clientes tienen más opciones, porque hay más competencia y pueden elegir interactuar con la compañía de seguros de diversas maneras, a través de Internet, de un productor o por teléfono. Entonces, lo que hace la diferencia hoy es la experiencia del cliente. Exigen cada vez más servicios de excelencia. Entonces nuestra primera prioridad es la experiencia de los clientes. Pero la gran tendencia es que tenemos que convertirnos en empresas tecnológicas. Tenemos que tener una muy buena experiencia de los clientes en la Web.
-¿Qué vinculación tiene Generali con el empresario Cristóbal López?
-El Grupo Generali le vendió al Grupo Indalo, de Cristóbal López, una compañía llamada Generali Argentina (que hoy se llama Providencia) y a partir de ahí no tiene ninguna vinculación con ese empresario. Esa operación es lo único que nos relaciona con López. Es más: Providencia hoy es competidora de Generali.
Las actividades vinculadas con el agro y las energías renovables fueron las más expansivas (Télam)
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La actividad económica registró en enero una suba de 1,1% en forma interanual, después de un diciembre con minúscula variación positiva, aunque cayó 0,5% con relación al mes previo en valores corregidos por estacionalidad, según informó el Instituto nacional de Estadística y Censos (Indec).
El dato interanual positivo de enero es el segundo luego de ocho meses de caídas consecutivas.
Los datos corresponden al Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que el Indec difunde todos los meses a modo de adelanto de la evolución del PBI (Producto Interno Bruto) que se da a conocer de forma trimestral.
El avance interanual de 1,1% de enero afirmó la tendencia ascendente que se observó en el último semestre de 2016, que había dejado subas de 0,1% y 0,5% para el tercer y cuarto trimestres, respectivamente.
El Indec reestimó las variaciones de 15 grandes ramas de actividad desde enero 2013, con base 100 en 2004
Una novedad fue que el organismo oficial de estadística, conducido por Jorge Todesca, comenzó a difundir el desagregado de los componentes del PBI, según 15 grandes ramas de actividad, de las cuales 12 cerraron enero con niveles superiores a los del año previo, mientras que sólo 3 se mantuvieron por debajo.
Entre las ramas más dinámicas sobresalieron tres: los productores de servicios básicos para las familias y empresas de energía, gas y agua, con reactivación del 30,7%; seguida por la pesca 30,3% y el agro 10%: mientras que los 9 restantes acusaron subas en un rango de 0,4% a 2,5 por ciento.
Por el contrario, se mantuvieron con signo negativo la actividad minera 4%; construcción 1,1% y la industria manufacturera 0,9 por ciento.
Las proyecciones oficiales estiman un crecimiento del orden del 3%, aunque el Presupuesto de 2017 se hizo con un supuesto de aumento de 3,5%, mientras que los privados fluctúan entre 2% y poco más de 4 por ciento.