Crearán «campus» universitario en la plaza Houssay
Emplazado en medio de los edificios donde funcionan varias sedes universitarias e institutos educativos habrá una instalación destinada a los estudiantes -y transeúntes en general- que funcionará de lunes a sábado; wi-fi, capacitaciones y actividades gratuitas son algunas de las propuestas
Un adelanto de cómo se verá la plaza Houssay cuando se termine la obra. Foto: Prensa gobierno de la Ciudad
En pleno año electoral y con las aspiraciones del Pro de conseguir la presidencia nacional y mantener el poder en la ciudad de Buenos Aires a flor de piel, el gobierno porteño lanzó una iniciativa destinada particularmente a los jóvenes: la instalación de un campus universitario en medio de la plaza Houssay, un punto urbano que se caracteriza por la alta afluencia de estudiantes.
Se trata de Campus BA, que el gobierno de Mauricio Macri presenta, un mes antes de las elecciones primarias porteñas, como «el primer espacio público de servicios de la Ciudad pensado para que los estudiantes y vecinos que circulen por la zona de Barrio Norte y Recoleta puedan estudiar, trabajar y recrearse durante sus tiempos de espera».
Otra imagen de cómo quedará la plaza.
Se inaugurará entre mayo y junio próximo en el espacio verde entre las calles Paraguay, Junín, Uriburu y avenida Córdoba. «Fue elegida porque es un importante centro de transbordo por donde transitan más de 180 mil personas a diario. Además, es uno de los sitios de mayor concentración educativa, donde actualmente funcionan 8 facultades y 20 escuelas o institutos», se informó.
Allí se realizarán controles de salud, se podrá hacer actividad física y disfrutar de los espacios verdes de la plaza. Se brindará acceso a wi-fi y posibilidad de cargar el celular o enchufar la notebook. Además se darán capacitaciones, talleres y actividades, programas para emprendedores, cursos de impresión 3D, etc. También habrá actividades deportivas y de dispersión, para lo cual se podrá reservar una cancha de fútbol, tenis o básquet. Y habrá un «skate park», así como una pantalla gigante LED.
Expatriados en Buenos Aires: por qué la eligen como destino laboral
Por Mauricio Giambartolomei.
Un estudio reciente sobre calidad de vida indica que la ciudad es la segunda mejor calificada de América del Sur; el clima, los espacios verdes y la cultura, lo más valorado.
El hambre por la cultura de los porteños es considerada una de las ventajas de vivir en Buenos Aires para aquellos expatriados que deben salir de su país de origen y aterrizar en la Argentina por razones laborales. También son valorados esa necesidad de encontrarse, sin razón, en bares, cafés o restaurantes para disfrutar la variedad gastronómica, los espacios verdes, el clima amigable que permite realizar actividades al aire libre, el acceso a la educación y la calidad de los profesionales.
Al mismo tiempo el costo de vida, la inflación, la inseguridad, el tránsito -caótico y ruidoso- y la distancia con otras capitales son los factores en contra que aparecen cuando las personas con cargos jerárquicos en empresas multinacionales planean elegirla como su próximo destino.
A pesar de estas desventajas, un estudio reciente indica que Buenos Aires es la segunda ciudad de América del Sur con mejores calificaciones en calidad de vida, por detrás de Montevideo y por encima de Santiago de Chile. Las tres capitales son parte de un ranking elaborado sobre la base de las opiniones de los expatriados que viven en 230 ciudades de todo el mundo. El análisis contempla variables sociales, culturales, políticas, de servicios públicos, de bienes de consumo, de vivienda y educación.
La encuesta de calidad de vida fue elaborada por la consultora global Mercer para aportarles a las compañías una herramienta a la hora de compensar los diferenciales del nivel de vida de sus ejecutivos al ser transferidos al exterior. Como en años anteriores las ciudades europeas obtuvieron las mejores calificaciones: Viena (Austria) quedó en el primer puesto; Zurich (Suiza) y Auckland (Nueva Zelanda) completaron el podio. Buenos Aires quedó en la posición 91°; Montevideo, en la 78°, y Santiago, de Chile, en la 93°.
«Las calificaciones de Buenos Aires son buenas en general, aunque en el último año aumentó la percepción de inseguridad. Las notas más bajas tienen que ver con el delito y el crimen, lo que llamamos ambiente político y social», explicó a LA NACION Valeria Bohorquez, del área de información de Mercer. Las opiniones referidas a las regulaciones para compra y venta de divisas «dieron conclusiones negativas porque para los expatriados el movimiento de divisas es fundamental», agregó.
Al aire libre
«La vida simple del porteño me encanta, aprendí mucho de eso. Hacen cosas muy simples que cualquiera puede hacer, no importa cuánto gane, como juntarse en una plaza o tomar mate en el río. Poder hacer cosas simples como ésas impactan en la calidad de vida y trato de adoptarlas para mí», dice Priscyla Alves Laham, directora de Consumo de Microsoft para Argentina y Uruguay, quien dejó su Brasil natal para vivir en Buenos Aires.
El estudio, que consta de 39 preguntas las cuales son calificadas de 0 a 10, arrojó que la ciudad está bien valorada entre los expatriados en bienes de consumo, clima, el acceso a la vivienda y la atención médica. Los espacios verdes parecen ser un imán para ellos. «Una de las principales ventajas es el buen tiempo y las actividades al aire libre. A la mañana temprano, remo en Puerto Madero y siento que eso es calidad de vida», cuenta Bárbara Konner, vicepresidenta ejecutiva de la Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana.
Aunque extraña «el aire cosmopolita de Berlín», admite que se siente fascinada por la curiosidad de los porteños y su voracidad por la cultura. «Las avenidas y edificios del siglo pasado tienen su encanto innegable. Sin duda la arquitectura del pasado y los espacios verdes me atraen», detalla sobre las virtudes de las calles porteñas.
El estudio de Mercer apunta a reforzar la seguridad de los expatriados que deben abandonar sus países por razones laborales, principalmente los empleados jerárquicos. La base de datos -que se ofrece a las empresas- permite comparar ventajas y desventajas en al momento de tomar la decisión de emigrar. Las conclusiones se elaboran con la opinión de los expatriados consultados.
Para el español Ernest Riba, director del área de Ingeniería Estratégica de Wunderman Argentina, las ventajas de estar en Buenos Aires pasan por el área profesional. «La calidad y accesibilidad de la enseñanza, sumado al empuje cotidiano de espíritu emprendedor, hacen que uno se encuentre diariamente con profesionales de gran talento. La gran ventaja de la ciudad es tener estas redes donde uno se cruza día tras día con personas creativas y valientes», explica.
Desembarcar en otra ciudad implica un cambio de vida para los extranjeros. Por eso, además de la encuesta de Mercer, existen empresas que se dedican a facilitar la relocalización. Como el caso de Izrastzoff Agentes Inmobiliarios, que, además de brindar soluciones de vivienda, asesoran al expatriado que necesita información. «Hace un tiempo la seguridad no era una prioridad, sino los espacios verdes cercanos y dentro de su vivienda. Eso aún es importante, pero hoy se prioriza más la seguridad. Sobre esa base se define la zona donde vivir y también el tipo de propiedad», explica Iuri Izrastzoff, gerente de marketing de la empresa.
Fuente: La Nación, 21/03/15.
Los nuevos porteños
Testimonios de extranjeros que trabajan y disfrutan en la ciudad
Priscyla Laham
Brasil
Foto: AFV
«Me encanta caminar por Buenos Aires. La diferencia con San Pablo es brutal. Allá la vida es de shopping, acá las tiendas están en la calle, eso es genial»
BÁrbara konner
Alemania
Foto: AFV
«Me encanta el carácter y la actitud de la gente, esa forma de entender la vida que se traduce en nervio diario y nocturno. Es una energía latente que no se detiene nunca»
Ernest Riba
España
Foto: AFV
«En mi país, la gente cena temprano, es menos deportista, más puntual y menos flexible. Lo lindo de las diferencias es tener la capacidad de disfrutarlas y aprender de ellas».
Buenos Aires da que hablar a más de siete millones de personas en las redes sociales
Por Judith Savloff.
Tecnología. Transporte y espacio público son los temas que más atraen, según un estudio sobre 2,5 millones de posteos. La interacción entre los usuarios genera polémicas pero también, fluidos intercambios de información.
Radiografía de las redes sociales
¿Estará por convertirse en una pasión porteña? ¿Ya lo es? Como sea, actualmente Buenos Aires da qué hablar en las redes sociales a por lo menos siete millones de personas, según la consultora becom1, especializada en estos sitios.
Para informarse, ayudar, debatir o simplemente compartir, lideran Facebook, con seis millones de usuarios detectados en la Ciudad y Twitter, con unos 500 mil, y la lista sigue.
Según el estudio que la consultora hizo sobre 2,5 millones de posteos entre enero y fines de la semana pasada, los temas top fueron transporte, que incluye tránsito (28%) y, pisándole los talones, espacios verdes (26%). Luego, salud (22 %), seguridad (16%), contaminación (5%,) y villas de emergencia (3%). “Esto es como un análisis de la opinión pública espontánea, a diferencia de una encuesta, por ejemplo, que incita a pensar y responder sobre un tema puntual. Acá detectamos expresiones del momento, voluntarias y libres en todo el universo de usuarios”, explica Mariano Tato, CEO de becom1.
“El tránsito es estrella de las redes”, afirma Ernesto Arriaga, voz pública del asunto desde hace cerca de cuatro décadas en radio, TV y ahora la web. “Es que en los últimos años creció el parque automotor y la hora pico se extendió. Y que los subtes y trenes estén en obra trajo demoras”, explica. Trabaja en TN, es vocero de Vialidad Nacional y hace más de cuatro años se unió a Twitter, donde registra un promedio de 16 mil interacciones por día. “Esto es más importante que la cantidad de seguidores porque aprovechás el ida y vuelta con la gente en tiempo real. Informo y me informan, comentan, denuncian, me envían fotos. En mi trabajo, este contacto y la inmediatez supusieron un cambio no del 100% sino del 300%”,explica.
“La inmediatez en la información fidedigna es lo central”, coincide Graciela Fiori, pasajera del Sarmiento desde 1992 y creadora y administradora de @BenditSarmiento, una de las primeras cuentas sobre el ramal, y su Facebook. “Que suceda algo camino a tu casa y tengas volver sin saber qué fue, genera bronca, impotencia y desprotección. Pero lo más interesante es cómo todos aportan un poco de lo que saben con una sola regla: el respeto”, explica. Se dan reclamos, catarsis y polémicas, pero “contadas veces tuve que intervenir para moderar”, dice. Y también aparece cierta contención, agrega.
@Alertas Tránsito es otra pionera en el tema, que también tiene patas en Facebook e Instagram. “Surgió después de cientos de embotellamientos. Pensé: ¡somos muchos embotellados! Qué útil sería alertarnos”, cuenta Javier Cruz, ingeniero en sistemas que abrió el espacio a mediados de 2010. “Veía que muchas personas escribían para desahogarse. ‘Otra vez clavada la Gral Paz! Te odio!’, etc, etc. Pero faltaba canalizar todo en una comunidad y aprovechar la interacción”. Lo más interesante, suma, son “las ganas que tiene la gente de participar, de ayudar y opinar, de que su mirada se refleje, ya sea ante un corte de calle o una foto de un auto mal estacionado, todo sin filtros”, opina.
Derecho en zapatillas, que nació como programa de radio –hoy en La Tribu–, tiene página web, Facebook, Twitter e Instagram. Difunde materiales sobre la disciplina, como “Fumigación puede ser, pero de lejos, fush“o “¿Te pueden filmar en una despedida de soltero?”, así, de modo “desacartonado” y “si se puede, divertido”, sintetiza el abogado Sergio Mohadeb, su creador. Las cuestiones urbanas son recurrentes en esos sitios. “Tránsito y espacio público –asegura Mohadeb– y hasta dónde van las gotitas del aire acondicionado porque hay una norma que dice que ¡no se pueden tirar a la calle! O en qué lugar remontar un barrilete, ya que existe una ordenanza sobre eso”. Derecho…, agrega, “apunta a dar información, a empoderar, no a denunciar: eso lo decide cada persona con su abogado o ante el organismo respectivo”, aclara.
Es que no sólo de quejas y discusiones se trata. El estudio de becom1 indica: “Los jóvenes y adolescentes son los que tienden a expresarse sobre espacios verdes y transporte. Cuentan dónde están y qué hacen, con volumen y frecuencia alta”, mientras que “salud o seguridad son tocadas por usuarios adultos, con un menor volumen” y en el caso de este segundo punto y contaminación, con “mayores índices de negatividad”.
Claro que difundir puede servir para encontrar soluciones. “Por ejemplo, a una señora el Estado no le daba la vacante para el colegio. Fue útil publicar la referencia de la Defensoría de la Ciudad, donde pudieron ayudarla. Hay casos así”, agrega Mohadeb.
La colaboración virtual permite otro tipo de mejoras, incluso científicas. Lo asegura Mauricio Saldívar, meteorólogo con más de dos décadas de experiencia es esa disciplina. Abrió su twitter en 2009 y en un par de años constató que la interacción con la gente sirve, nada menos, que para refinar los pronósticos. “Me pasan información todo el tiempo, descripciones, fotos, y contrasto con lo oficial. Si sé que llueve en x lugar, me ayuda a prever si seguirá, por dónde”, indica. Hace un tiempo presentó un trabajo en Estados Unidos donde contaba, por ejemplo, que en seis meses de investigación obtuvo información sobre cuándo llovería o no en la Ciudad de madrugada con cerca de un 15% más de precisión que el Servicio Meteorológico.
Lo dicho: las redes están tendidas y los usuarios, dispuestos a pescar sobre Buenos Aires, y más allá.
Buenos Aires lee: es la ciudad del mundo con más librerías
Por Florencia Silveyra.
Hay 25 por cada 100.000 personas; le siguen Hong Kong y Madrid.
Buenos Aires tiene otro motivo para sentirse orgullosa: ocupa el primer lugar en el mundo en cantidad de librerías por habitante, según el estudio World Cities Culture Forum 2014. Tiene 467, aunque su distribución territorial es muy desigual: en algunos barrios se concentran grandes cantidades, y en otros directamente no hay ninguna.
En el ranking internacional, que incluye otras 25 grandes urbes, Buenos Aires figura con 25 librerías cada 100.000 habitantes; la escolta Hong Kong, con 22; Madrid, con 16, y Shanghai, con 15. Los últimos lugares los ocupan Singapur y Estambul, con 3.
De la información publicada por el sitio oficial Buenos Aires Data se desprende que San Nicolás, en el microcentro, es el barrio porteño que más librerías tiene: 121. Recoleta tiene 57 y Balvanera, 46. En cambio, en Villa Soldati y en Barracas, entre otros, no hay ninguna.
La categoría «librería» incluye a todos los lugares de venta de libros a la calle.
La concentración de los lugares en los que se pueden comprar libros es muy marcada y diversa. En el microcentro hay una gran densidad: en San Nicolás son 242 habitantes por librería; en San Telmo, 1278, y en Caballito, 10.357.
En zonas más alejadas o hacia el Sur, la realidad es distinta. En toda la comuna 8, por caso, no hay ni una. Los barrios en los que no figura librería alguna son catorce.
Consultado por LA NACION, el vicepresidente de la Asociación de Libreros Anticuarios de la Argentina (Alada) y dueño de la librería Fernández Blanco, Lucio Aquilanti, explicó: «Históricamente, se fundaron las librerías en el centro, en el barrio de San Nicolás. Se abrieron un montón de librerías, que están desde hace muchos años y que siguen porque la gente continúa comprando libros».
Las estadísticas publicadas por la Cámara Argentina del Libro (CAL) muestran que desde 2002 hasta 2013 el número de libros publicados creció de manera sostenida. La jefa de prensa de la división argentina del grupo Penguin Random House, Florencia Ure, ratificó esta información. «En los últimos años se expandió la cantidad de títulos, ya que crece y se diversifica el público, y entonces se diversifican los intereses y las categorías», dijo.
Aquilanti explicó que el atractivo de las librerías radica en que «la gente entra allí buscando algo que digitalmente no va a encontrar: conectarse con el librero, con el libro, con el papel, con los otros clientes». Cerca del 80% de la comercialización actual de libros en la Argentina se realiza a través de librerías.
Además, según la Encuesta a Librerías de la Ciudad de Buenos Aires (ENLI), durante el segundo trimestre de 2014 la facturación aumentó un 23,5% respecto del mismo período del año anterior, como consecuencia de un incremento interanual del precio promedio de los libros del 29,5%. Por otra parte, la apertura de dos nuevos locales en el período se vio reflejada en una pequeña mejora en el nivel de empleo.
La Capital no sólo lidera el ranking internacional, sino que contiene importantes librerías que enriquecen su acervo cultural. En pleno casco histórico porteño puede visitarse, entre otras, la casi bicentenaria librería Ávila, ubicada en Alsina al 500. Otra de las joyas entre las librerías del mundo es la librería Ateneo Gran Splendid. Construida en 1903 como teatro y utilizada hasta el año 2000 como sala de cine, funciona desde hace quince años como tienda de libros. Es la librería más grande de América del Sur y, según el diario británico The Guardian, la segunda entre las más bellas, detrás de la curiosa Boekhandel Selexyz Dominicanen, en Maastrich (Holanda), que ocupa una antigua iglesia de 800 años.
El distrito sin libros
En la comuna 8 de la ciudad, en cambio, no se registra ninguna librería, pero esos barrios no son los únicos en esta situación. Tampoco hay librerías en Barracas, Parque Chacabuco, Coghlan, Parque Avellaneda, Monte Castro, Vélez Sarsfield, Villa Luro, Villa Real, Santa Rita, Villa Pueyrredón, Villa Crespo y Villa Ortúzar.
En conversación con LA NACION, vecinos de Villa Soldati se quejaron de esta carencia. Explicaron que deben irse hasta otros barrios para conseguir libros.
«Si quiero un libro, tengo que ir a la avenida Corrientes, a parque Rivadavia», expresó Marcelo, de 44 años. Y dijo que la falta de librerías «es una ausencia importante».
«No tenemos cómo acceder: tenemos que salir a buscar a [Nueva] Pompeya, a Flores», contó Marta, de 63. Y ejemplificó: «Cuando quiero ayudar a mi nieta con su tarea y tiene que buscar información, no tengo cómo hacerlo. Porque no sé usar la computadora y tampoco tengo un libro o diccionario en el que esté lo que buscamos».
La mayoría de los consultados dijo que los libros que tenían en sus casas eran heredados o que se los había proveído la escuela. «Fuera del libro escolar, no tenés otra cosa», afirmó Vanina, de 31 años. «Si yo quiero comprarles un libro de cuentos a mis hijos, no tengo dónde hacerlo, no hay un lugar acá en donde se vendan.»
Mónica, de 50 años, resumió lo que sienten los vecinos al expresar: «Estaría bueno, al menos, que hubiera una librería de libros usados».
El subte A sumó un 25% de pasajeros por los nuevos trenes y estaciones
Por Pablo Novillo.
El confort, a la cabeza en la aprobación de los usuarios.Contra los indicadores del transporte, que se frenaron o cayeron en 2014 al ritmo de la actividad económica, la línea que renovó todos sus trenes con aire acondicionado fue la elegida por los que usan la red de subtes.
Uno de los trenes chinos de la línea A, en plena hora pico y con aire acondicionado, es el preferido por los usuarios.
Casi todas las líneas fueron para un lado, pero una fue para el otro. Aunque la red de subtes tuvo el año pasado un 3,6% menos de pasajeros, la línea A aumentó un 25,5% la cantidad de gente transportada. Los coches con aire acondicionado y las nuevas estaciones explicaron este incremento, mientras que la baja global obedeció a líneas que no anduvieron por obras y a que, en general, también hubo menos pasajeros en otros medios de transporte del Area Metropolitana.
Los datos fueron brindados por Subterráneos de Buenos Aires (Sbase), la empresa estatal porteña a cargo de la red. El año pasado las seis líneas transportaron 254.936.304 pasajeros pagos, lo que da en promedio en promedio 698.455 personas por día, aunque en los días hábiles el promedio fue de 955.798.
Este panorama es exactamente el contrario al que se había dado en 2013, cuando toda la red había subido un 6,6% pero la A había bajado un 5,7%, porque entre enero y marzo no había funcionado por las obras para poner a circular los nuevos vagones chinos.
¿Qué pasó el año pasado? La merma general se debió a distintos factores. Según explicaron en Sbase, “también los colectivos reportaron una baja del 4% según el INDEC, dejando en claro que uno de los motivos principales de la disminución en el transporte público responde a la caída de la economía”.
También hubo causas puntuales que afectaron en forma directa. Desde abril, la línea B no funcionó los fines de semana ni los feriados, y redujo su horario los días hábiles, por las obras para renovar la flota. De igual manera, en enero del año pasado la línea D tuvo que ser cerrada los fines de semana porque era necesario avanzar con la expansión de la línea H, con la que se cruzará bajo Santa Fe y Pueyrredón. Además, en junio hubo paros y varios días de protesta de los metrodelegados, quienes levantaron los molinetes en varias estaciones en reclamo de seguridad, luego de que la Policía Metropolitana comenzara a vigilar la red.
La línea A fue un caso aparte. Los usuarios ya saben que los nuevos vagones, que corren desde marzo de 2013, son más confortables, por el aire acondicionado y porque casi no se siente el ruido al circular. Además, en septiembre de 2013 fueron inauguradas las estaciones Flores y San Pedrito, que el año pasado ya funcionaron a pleno. Por otra parte, la línea que une Plaza de Mayo con los barrios del oeste fue la primera a la que Sbase llevó su plan de mejoras (limpieza, mejoras en la iluminación, pintura y nuevo mobiliario), con lo cual más gente la eligió para viajar.
Por eso en Sbase confían en que, a medida que puedan ir renovando la flota, las otras líneas también recuperarán pasajeros. En este sentido, citan una encuesta en la que afirman que mejoró un 24% la evaluación de los pasajeros sobre los vagones y un 20% la estaciones, entre otros puntos. “Estos indicadores confirman el rumbo de las políticas implementadas por Subterráneos y el Gobierno de la Ciudad”, afirmó Juan Pablo Piccardo, presidente de la empresa.
La línea que sin dudas sumará pasajeros será la H, porque en mayo serían inauguradas las estaciones Córdoba y Las Heras y en julio la de Santa Fe. Además, a lo largo del año pondrán a correr los 120 coches nuevos comprados para completar la flota de esta línea, que fuera inaugurada en 2007.
La B también debería mejorar, ya que desde marzo y paulatinamente irán poniendo a correr las 14 nuevas formaciones que fueron compradas a España, todas con aire acondicionado. Pese a la merma de pasajeros sigue siendo la que más gente transporta, y con las mejoras en la flota debería consolidar esa posición.
Por otra parte, la línea C sumará nuevos vagones desde abril y pasará de 9 a 12 formaciones, con lo cual aumentará un 25% su capacidad de transporte. En tanto, la D tendrá en marzo dos trenes con aire acondicionados y a lo largo del año otras tres, para sumar en 2016 cinco más y así completar la flota.
Galerías porteñas, rincones nostálgicos con negocios de nicho y espacios vacíos
Por Déborah de Urieta.
Con la llegada de los shoppings entraron en decadencia, aunque lograron subsistir porque ofrecen menores costos para mantener un local; hoy, en estos lugares, los reparadores de bienes varios conviven con «arbolitos»
Aunque sea difícil de creer para los más jóvenes, las galerías porteñas tuvieron su momento de esplendor. Fue entre las décadas de los 60 y 80, cuando la gente se arreglaba para ir a recorrer los exclusivos locales que se encontraban en algunas de ellas. Mientras que otras se trataban de «centros culturales», a los que figuras como Jorge Luis Borges iban a firmar sus libros o a tomar un café, o músicos como el Indio Solari o Federico Moura visitaban para comprar discos. También, fue en las galerías donde se instalaron algunos de los boliches más concurridos por los jóvenes de aquella época, como el de Roberto Galán, que brilló en la galería Larreta, en Florida 971.
Pero todo esto entró en «decadencia» hace algunos años, a fines de los 80, y la mayoría de los comerciantes consideran que eso tuvo que ver con la irrupción de los shoppings, donde ofrecen algunos servicios y comodidades superadoras, como estacionamiento, aire acondicionado o cines.
Hoy, los comerciantes que desde hace años tienen sus locales en las galerías afirman que es otro el perfil que subsiste allí. Para muchos, son visitadas por clientes con poder adquisitivo mucho menor, y, a su vez, los locales son de menor categoría o de servicios que antes no se ofrecían allí.
Ventiladores de techo, pasillos oscuros y diseños bastante pasados de moda son una constante en casi todas las galerías. Y allí también abundan los locales vacíos o que se usan como depósito. «La gente no entra porque no hay nada llamativo», opina Carmela Burgio, quien desde 1981 atiende su local de productos naturales en la Galería del Este, en Florida 944. Según opina, cuando comenzaron a instalarse los locales de antigüedades -que hoy son la mayoría- «se vino abajo». Y esto queda reflejado al ver el local vacío de la emblemática librería La Ciudad, donde Borges solía ir a firmar sus libros.
«Hasta los 80 esto era un mundo de gente, era lo que hoy es un shopping», recuerda Mario Solarz, desde el mostrador de Stra’s Regalería, que está en la galería Santa Fe, Av. Santa Fe 1600, hace 60 años. Y no sólo recuerda que los locales eran de mejor categoría, sino que también la gente se paseaba de «punta en blanco» entre los pasillos. Hoy, relata Solarz, algunos de sus clientes son aquellos nostálgicos que recuerdan haber paseado por allí junto a sus padres, cuando eran chicos, y que hoy vuelven por su cuenta, para revivir aquella etapa.
Pese al abandono que se ve en estas galerías, hay comerciantes que siguen allí, hace décadas. Algunos, porque no tienen otra opción, mientras que otros encontraron una alternativa más segura y económica para instalarse. Y es que según los propios comerciantes, tener un local a la calle les puede salir 10 veces más caro -o incluso más-. Por supuesto que tiene algunas desventajas: no tienen baño propio, sino uno compartido; son locales pequeños; deben adaptarse a los horarios en que abren y cierran la galería, y son mucho menos transitadas que la calle, aunque esto, en algunos casos, puede tener sus ventajas.
De hecho, en los últimos años, estos centros comerciales pasaron a ser la sede de los sex shops, justamente por la privacidad que buscan sus clientes; el refugio de los «arbolitos», o de los locales que ofrecen servicios de computación, tapicería, reparación de control remoto, agencias de turismo o centros de copiado, en los que tener una vidriera «no les va ni les viene», como explica Leonardo Iriani, que tiene su cerrajería en la galería Florida Center desde hace 20 años.
O bien, como el caso de Adolfo Martínez, que también hace dos décadas vende armas antiguas en la galería Larreta. Martínez no sólo destaca la ventaja de que el alquiler allí sea mucho más económico que un local a la calle, sino que los cascos, armaduras y espadas que exhibe atraerían a curiosos, que seguramente no le comprarían nada, mientras que él ya tiene una clientela fija: los coleccionistas, que ya saben dónde encontrarlo.
No estar a la calle tiene sus desafíos: hay que ganarse la fidelidad de los clientes, imprimir volantes, publicar en las páginas amarillas o en la Web, y depender del boca en boca. Pese a esto, son muchos los que siguen eligiendo las galerías.
Parque Patricios, el barrio de la Ciudad que más crece
Por Einat Rozenwasser.
El sur porteño.En cinco años se construyeron más de 300 mil m2 y se están instalando nuevos negocios. El despegue coincide con el desarrollo del Distrito Tecnológico, que ya suma 199 empresas.
Perfil. El barrio, entre el aire fabril y las viviendas recicladas. (María Eugenia Cerutti).
Parque de los Patricios sigue cambiando: en cinco años se construyeron más de 300 mil m2 entre proyectos públicos y privados. Además de los empleados de las empresas –ya se radicaron 200 en el Distrito Tecnológico– llegan nuevos vecinos desde otros barrios porteños y también del Sur del Conurbano. Se estima que son más de 10 mil consumidores nuevos que atraen a las marcas de moda y abren el juego a un nuevo circuito comercial.
En este momento se están desarrollando más de 20 emprendimientos en la zona. “Se ve el cambio, sí. No se puede decir que es un boom como fue Palermo Hollywood, es parte de un proceso”, confirma el arquitecto José Rozados, director de Reporte Inmobiliario. Y repasa las obras que se están llevando adelante en Caseros casi Boedo, Caseros y Maza, Caseros y Sánchez de Loria, entre otros.
“Nosotros trabajábamos en la zona de Palermo, Belgrano y Núñez, y hace cuatro años un cliente nos propuso hacer un edificio en Parque Patricios. En ese momento tenía un índice bajísimo de construcción, pero había demanda”, cuenta el arquitecto Darío López, socio del Estudio desarrollador Arquitectonika, que ya levantó cuatro edificios y construye dos más. En este período el valor del metro cuadrado trepó de u$s 1.400 a u$s 1.700.
¿Qué perfil tienen los nuevos vecinos? “El 30% es migración y el 70% son vecinos del mismo barrio que no encontraban oferta inmobiliaria y se iban”, avanza López. En el primer grupo aparecen los empleados de las nuevas empresas que aprovechan para estar más cerca del trabajo y también profesionales los distritos del Sur del Gran Buenos Aires, como Lanús, Avellaneda y Lomas de Zamora, que instalan sus oficinas en la Ciudad (con una dinámica similar a la que tienen barrios como Saavedra y Núñez con el Conurbano Norte). En el segundo, parejas jóvenes que crecieron ahí y no se quieren mover de su barrio y también, personas mayores que por seguridad o amenities prefieren cambiar casa por departamento.
Las cifras del Ministerio de Desarrollo Económico de la Ciudad ponen en contexto el crecimiento. Las 199 empresas que se radicaron en la zona desde que se creó el Distrito Tecnológico, a fines de 2008, se dedican a la tecnología de la información y comunicación (TIC’s) y al software. Solo entre las ocho con más personal suman 3.500 empleados, lo que genera un polo atractivo para marcas y franquicias comerciales. Ya hay sedes de Havanna, Subway, Carrefour Express y El Noble, entre otras, y hay 40 empresas en gestiones para instalarse en la zona, entre ellas cadenas como McDonalds y Burger King, Starbucks o Megatlon.
“Es un orgullo ver el compromiso de estas empresas que trajeron inversión y empleo al barrio en un escenario económico de incertidumbre”, reflexiona Francisco Cabrera, ministro de Desarrollo Económico porteño. Para acompañar este proceso se realizaron distintas obras que partieron de una puesta en valor de los espacios públicos: se remodeló el Parque de los Patricios, instalaron nuevas luminarias, cerca de mil árboles, repararon baches y veredas e hicieron arreglos en el Centro Comercial a Cielo Abierto de Caseros. También hubo un gran cambio en el transporte público, con la extensión de la línea H, la construcción del Metrobus Sur y una estación de Mejor en Bici. Y se instaló la Comisaría N° 4 de la Policía Metropolitana.
Ahora se está trabajando en el acceso al Distrito, también en la recuperación de la Plazoleta Pringles y en un bulevar verde para dividir los carriles sobre Caseros. En el nuevo Centro Cívico, edificio al que a fin de año se mudará la Jefatura de Gobierno, originalmente diseñado para el Banco Ciudad por el arquitecto Norman Foster. Y en lo que serán las nuevas sedes del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) y, más adelante, la Universidad Del Salvador (USAL).
“Con la mudanza de las universidades se cierra un ciclo de trabajo, la educación tecnológica era la pata que faltaba y se suma a la inversión en el espacio público y la atracción de empresas”, concluye Cabrera.
Análisis comparado de la esperanza de vida con salud en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Revista Población de Buenos Aires, Año 10, Vol 18, pág. 7-32.
Octubre de 2013
Análisis comparado de la esperanza de vida con saluden la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Por Matías Belliard, Cristina Massa y Nélida Redondo.
El artículo presenta los resultados de un estudio estadístico efectuado mediante la aplicación del método Sullivan para estimar la Esperanza de Vida Saludable (evs) de la población de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (caba) en el año 2010, a partir del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 y de tablas de mortalidad de momento. El análisis contrastó indicadores de evs de la caba con los de la Provincia del Chaco ubicada en su antípoda desde el punto de vista del desarrollo humano y socioeconómico− y considera como patrón general los valores de la población total del país. Los resultados muestran que la caba tiene la esperanza de vida al nacer y a la edad de 65 años más elevadas de las tres poblaciones, al mismo tiempo que presenta las menores expectativas de años vividos con al menos una limitación permanente.
La calle Florida busca recuperar el esplendor de sus antiguos edificios
Con el ambicioso Plan Microcentro, se renovaron las fachadas y colocaron luminarias en Gath & Chaves, la Residencia Peña, la confitería Richmond y el edificio Thompson, entre otros.
Por Valeria Musse.
Buenos Aires – La peatonal Florida avanza en la búsqueda de su histórico esplendor y, para ello, el gobierno de la ciudad lleva adelante la puesta en valor de edificios emblemáticos de una de las zonas más tradicionales de la Capital. Siete fachadas de otras tantas construcciones fueron presentadas ayer en sociedad, con lo que ya suman 24 los inmuebles restaurados como parte del anunciado Plan Microcentro.
Ese proyecto porteño, que comenzó a implementarse en 2012 con el objetivo de mejorar y reordenar el espacio público, contempla, entre otras ideas, la recuperación de 100 edificios históricos y una mejora del espacio y su paisaje.
Con un acto realizado en la esquina de Florida y Perón, funcionarios de la Ciudad destacaron la revalorización del imponente inmueble que otrora fuera la reconocida tienda Gath & Chaves. En ese caso, la fachada fue aseada con hidrolavadoras, se restauraron las pilastras de mármol y la histórica marquesina de acceso. Además, se reubicaron los equipos de aire acondicionado y las cortinas de enrollar, y se instaló iluminación LED.
A todo ello se sumó la reparación de su cúpula, finalizada en febrero de este año. En el anexo del local [Florida 232], en tanto, se repararon las molduras y los revoques.
«De los frentes que arreglaron, el de ese edificio es el que más lindo quedó. Se respetó su estructura original», suspiró maravillada Mimí Urquiza, integrante de la Asociación Amigos de la calle Florida. Su compañera Rosa Bas recordó el esplendor de esa tienda de comienzos del siglo XX.
El frente de la confitería Richmond, situada en Florida 466, también luce reluciente. La Subsecretaría de Uso del Espacio Público de la Ciudad ordenó la reconstrucción del pórtico con el fin de recuperar la simetría de la fachada. También se restauró la marquesina histórica metálica y sus anclajes, se renovó la membrana de impermeabilización de la cubierta y se optimizó el sistema pluvial, según informaron los encargados del plan. El frente fue aseado, se renovó la pintura de los muros y se recompusieron los ornamentos.
Tareas similares se llevaron a cabo en el edificio Thompson, en Florida al 800, que también quedó reinaugurado ayer con la fachada de la galería en «óptimas condiciones», según destacó María Victoria Viele, una diseñadora que hacía tiempo no pasaba por el lugar y se detuvo a mirar hacia lo alto del inmueble.
«Es importante destacar que este trabajo de recuperación del patrimonio histórico de la ciudad se logró gracias al acercamiento y el diálogo con los vecinos, administradores y consorcios de los edificios», dijo Patricio Di Stéfano, titular de la Subsecretaría a cargo de la puesta en valor.
Las otras tradicionales edificaciones intervenidas recientemente son la Residencia Peña, que se encuentra en Florida 462 y es la sede de la Sociedad Rural Argentina; el edificio Lutz Ferrando, que quienes más saben dicen que se puede disfrutar aún más si se lo observa a unos metros de distancia, y el edificio anexo de la Tienda Ciudad de México, situado en Florida 291.
En todos los casos, el objetivo fue remover las marquesinas o cualquier otro elemento que modificara el diseño original de los inmuebles. Además, se trabajó en la reconstrucción de la planta baja de cada uno de ellos para restituir la tradicional arquitectura.
De los 100 edificios que se planearon intervenir, 24 están terminados, 21 tienen los trabajos próximos a finalizar; 19 de ellos ya poseen la obra adjudicada, y los 36 restantes todavía se encuentran en proceso licitatorio, según se informó oficialmente desde el gobierno porteño.
Plan Microcentro
Las obras para darle una nueva vida al corazón de la ciudad, que estarían finalizadas en 2015, hacen hincapié en la mejora de la peatonal Florida, además de darles prioridad a los transeúntes en otras calles linderas.
Primero, se reordenó el espacio público en Florida con la erradicación de los manteros. En ese momento, hubo algunos incidentes entre los vendedores y la Policía Metropolitana. Luego, se continuó con el plan al renovar los solados, colocar canteros móviles e instalar nuevas luminarias.
Después de algunos meses, y según constató LA NACION, algunos tramos de veredas, a la altura del 200, están rotas y varios cestos de basura faltan de sus lugares, como si hubiesen sido arrancados. El resto del nuevo mobiliario, como los renovados puestos de diarios y los maceteros, están pulcros y en buen estado.
Más recientemente, se inició la puesta en valor de la otra peatonal característica de Buenos Aires: Lavalle, entre las avenidas Alem y 9 de Julio. Se estima que para octubre próximo queden repuestas todas las baldosas dañadas y se instale el mismo tipo de mobiliario urbano que hoy cubre toda la extensión de Florida.
Los años dorados
1914 Edificio Gath y Chaves
Cumple un siglo de presencia en la esquina de Florida y Perón. Imitaba las afamadas galerías Lafayette, de París.
1902 Palacio Peña
En Florida 460, fue la residencia de la familia Peña desde 1902 hasta 1923, cuando se lo vendió en $ 1.250.000 a la Sociedad Rural, que aún es su dueña.
1910 (circa) Edificio Thompson
Allí funcionó la Mueblería Thompson. El edificio fue proyectado por los arquitectos Paul Bell Chambers y Louis Newbery Thomas.
Vivir en Buenos Aires se torna más caro para estudiantes del interior y extranjeros
Por Katherine Villavicencio
Las cuentas no le cerraron este año a Shirley Cabrera, una ecuatoriana que vino a cursar un máster de periodismo en la Universidad de San Andrés. «Saqué un crédito de 18.000 dólares [85.680 pesos] para costerar mis gastos de marzo a diciembre, pero no me alcanzó», dice. El alto costo del alquiler para extranjeros debido a la falta de garantía y el aumento mes tras mes en el precio de los víveres era algo que no preveía.
Parte de ese crédito va para la cuota de los $ 35.000 que le cuesta el máster. Y con los 50.680 restantes paga el alquiler, los gastos de transporte y alimentación de diez meses. Para ahorrar buscó una vivienda compartida con otros siete estudiantes de la Argentina y el exterior en el barrio Villa del Parque, donde paga $ 1300 por un cuarto.
Son sus gastos fijos porque la alimentación y el transporte varían constantemente. «Cocino porque no tengo presupuesto para pagar todos los días 30 pesos en el almuerzo y gasto unos 2000 pesos en las compras. Y cada vez estoy gastando más.» Como ejemplo, cuenta que cuando llegó pagaba $ 4,50 por un kilo de mandarina y hoy $ 7, y por uno de papa $ 4 y, ahora, $ 6, en promedio un 50% más caro.
Como ella, los estudiantes extranjeros y del interior del país que vienen a cursar sus estudios en Buenos Aires sienten el impacto de la inflación, especialmente en sus gastos de alquiler y alimentación.
Según una estimación de la Universidad de Palermo, donde hay 3223 extranjeros en carreras de grado y posgrado, los costos se incrementaron en el último año entre 10 y 12%. Un año atrás sus alumnos extranjeros gastaban, en promedio, US$ 1250 ($ 5900) al mes para vivir en Buenos Aires. Este año se requiere US$ 1400 ($ 6600). La medición, que se proporciona a quienes consultan antes de venir, está compuesta por un alquiler (en general compartido), el arancel universitario, la comida y el esparcimiento.
Pero para otros ese incremento puede ser mayor. Miguel Ortiz, un colombiano que vive hace cuatro años en la Argentina, dice que lo que más gasto representa es el alquiler. «En 2009 conseguías un monoambiente por $ 900 o 1200. Hoy van de $ 1600 a 2200, sin amoblar», cuenta. Si es amoblado y según la zona, el costo de un monoambiente para un extranjero va de los $ 2600 a los 3800 y entre los $ 4500 y los 7000, uno de dos o tres ambientes; hasta el año pasado uno de dos ambientes en Barrio Norte se podía encontrar en $ 3000. Un aumento que fluctúa entre el 30 y el 50 por ciento.
Hace un año, recuerda Ortiz, que tiene un sitio (www.viajaraargentinahoy.com.ar) donde informa a sus compatriotas del costo de vida en Buenos Aires, podía comer afuera o pedía delivery y gastaba unos 2300 pesos al mes. Hoy cocina y gasta unos $ 1200 en el supermercado.
El colombiano Miguel Ortiz reside hace cuatro años en la Argentina. Foto: Patricio Pidal / AFV
Marisa Medina Abbate, una paraguaya que estudia Comercio Internacional, dice que cuando llegó gastaba entre comida y transporte $ 30 por día, hoy necesita $ 50. Lo que más le afectó fue el aumento en el boleto de subte, con lo cual pasó a gastar de $ 2,20 a 5 por día.
El alquiler fue otro gasto que se encareció debido a las restricciones cambiarias. Ella y su hermano pagan US$ 1150 por un tres ambientes en Palermo. Al cambio oficial ($ 4,76) les costaría $ 5474, pero al precio del mercado negro el valor les sube $ 7130, un 30% más.
Carlos Eduardo Villaroel tiene 27 años y es de Tapalqué, en la provincia de Buenos Aires. Vive hace nueve años en Capital y estudia logística y transporte en la Facultad de la Marina Mercante. Recuerda que cuando llegó pagaba por un departamento de dos ambientes en Barrio Norte 500; hoy paga 2300 pesos, más los 450 pesos de las expensas, que se incrementaron el año pasado con la quita de subsidios y el aumento del ABL (antes le salían 150 pesos).
«Es complicado conseguir algo por la garantía. Estás obligado a pagar a una inmobiliaria.» Ahora, que debe cambiarse, calcula que necesitará 12.000 pesos: dos meses de depósito, el mes de adelanto más dos meses de comisión de la inmobiliaria. Para comer hace tres años le alcanzaba con 700 pesos por mes. Hoy como mínimo gasta 1500 pesos para comer en casa.
Julián Busso, un marplatense que vino a cursar un máster en la Universidad Torcuato Di Tella, menciona que otros gastos básicos, como la lavandería, en un año pasó de $ 14 a 22 la bolsa de ropa, un 57% más.
María Pagano, 28 años, santafecina, que estudia también en la Universidad Torcuato Di Tella, encuentra por lo menos un 20% más caro cada semana el supermercado. Pero le encuentra la vuelta para intentar ahorra. En lugar de colectivo, usa las bicicletas de la ciudad.