Chile: El terror y la crisis como formas de gobernar

noviembre 19, 2019

De la evasión a la insurrección

Por Alexis López Tapia.

Texto completo en PDF

El modelo insurreccional que hemos estado viviendo, politológicamente se denomina “Revolución Molecular Disipada”. Ese nombre no es un “invento de los analistas”,sino de sus propios autores. Algunos de los teóricos de este modelo son los antes mencionados Gilles Deleuze y el Colectivo Tiqqun, y a partir de este, el texto clave que como vimos, ha sido adjudicado a Julien Coupat “La insurrección que viene”, firmado por «El Comité Invisible». A ellos se deben añadir los tres autores fundamentales de las tesis de la Deconstrucción: Félix Guattari, Michel Focault y Jaques Derrida. En general, todos ellos “abogan por un modelo de Deconstrucción para aplicar una “Revolución Molecular Disipada”, que, lejos de una política presencial, tal como se ha desarrollado (en espacios e instituciones) pretende organizarse a través de la acción nómade y sin lugares (cibernéticamente). Esto se traduce en una prescindencia de la jerarquía, o de un líder visible, o un vocero como sucede en la vertical” .

A través de la Revolución Molecular Disipada, “se intenta llevar a cabo un nuevo modelo de acción revolucionaria horizontal, que normaliza de manera gradual y cotidiana disposiciones y conductas en orden de alterar el estado de normalidad social del sistema dominante, con el objetivo de ser derogado y sustituido” .

¿Qué está pasando en Chile?

octubre 29, 2019

Rebelión chilena: ni espontánea ni transversal

El ataque a las instituciones chilenas es un ataque esencialmente de tipo izquierdista

Por Agustín Laje.

La política no tiene que ver simplemente con urnas, votos, discursos y partidos políticos. (Efe)

En América Latina acostumbramos a equiparar crisis económicas con crisis políticas, en el sentido general de que las primeras desencadenan las segundas. Por eso la propia noción de crisis nos remite, casi automáticamente, a gráficos y números; a complejos cálculos que un desfile de economistas tratan de resumir por televisión; a inflación, desabastecimiento, corridas bancarias, desempleo, pobreza. Esa, pues, es la fisonomía de una crisis en el imaginario colectivo latinoamericano.

Ahora bien, nada de eso ocurre realmente en Chile, sencillamente porque la crisis no es económica, sino estrictamente política e ideológica. Y esto debe ser tenido en cuenta a partir de las variables macroeconómicas que posicionan, no por nada, a Chile como el país más desarrollado de la región gracias al modelo que hoy precisamente se impugna: crecimiento promedio anual del 3,7 % en las tres últimas décadas, incremento del PIB per cápita de 4.000 a 28.000 dólares en las últimas cuatro décadas, reducción de la pobreza del 53 % al 6 % en ese mismo lapso, inflación actual virtualmente inapreciable, una movilidad social envidiable, caída del coeficiente de Gini desde los ’80 a hoy, etcétera.

Si en nuestro imaginario colectivo son las crisis económicas las que desatan las crisis políticas, ¿en qué medida una crisis política se desata si no es a través de una crisis económica? Fundamentalmente, a través de una crisis de legitimidad respecto de la totalidad del sistema. Y estas son, sin dudas, las crisis más corrosivas, porque no se solucionan con un nuevo plan económico o con una reforma puntual, sino con una reestructuración radical, o bien de las expectativas sociales respecto de esa totalidad, o bien con el derrumbamiento de la totalidad como paso previo para rearmar un nuevo sistema: y a eso es lo que llamamos, desde luego, revolución.

¿Hay una revolución, pues, en Chile? No en sentido estricto. Por ahora hay insurgencia y rebelión. La revolución es el paso siguiente, en el que las grietas del sistema interpelado se ensanchan de tal manera que toda la estructura termina de caer. Y eso, por el momento, no ha pasado. En términos marxistas, podríamos decir que lo que hoy vemos en Chile todavía acontece al nivel de la superestructura política, jurídica, cultural e ideológica, pero que está apuntando a dar un salto cualitativo hacia la estructura económica como fin último.

La peculiaridad de la actividad revolucionaria al nivel cultural es que demora en brindar frutos lo que demoran las generaciones en adoctrinarse. Y en Chile, claro está, la izquierda domina el sistema cultural (escuelas, universidades, medios de comunicación y farándula) desde hace muchos años ya. Personalmente, he dictado conferencias en colegios donde hacía algunos días habían estado enseñando las ideas de Antonio Gramsci dirigentes comunistas como Boric y Jackson, quienes a su vez han sido formados por Mouffe y Laclau en recurrentes visitas de estos a Chile. Estoy hablando, en el caso que me tocó vivenciar, de un colegio de clase alta del sur del país. Y personalmente, también, me tocó vivir al menos tres actos de censura en universidades chilenas, que cancelaron mis conferencias con menos de 24 horas de antelación.

Entiéndase lo que se quiere decir: si se advierte la composición sociocultural de los manifestantes chilenos, podrá advertirse que no estamos, en efecto, frente a una revolución proletaria ni mucho menos. Es el estudiantado de clase media, media alta y alta el que protagoniza la revuelta. Y la revuelta no es el fruto de crisis económica alguna, sino de una crisis de legitimidad del sistema que hizo de Chile el país más próspero de la región, que viene siendo cuidadosamente trabajada desde hace muchos años en aquellos que, por fin, están listos para salir al campo de batalla.

Ahora bien, la crisis política chilena no es simplemente una crisis de legitimidad, sino que además es el producto de un contexto político internacional bien preciso, en un momento en el que la izquierda populista se rearma en la región tras el punto de inflexión que significó la victoria de AMLO en México y el armado del llamado Grupo de Puebla.

Al respecto, existe una tendencia tan estúpida como infantil de considerar que toda variable geopolítica es parte de una “teoría de la conspiración”. Y es que la política no tiene que ver simplemente con urnas, votos, discursos y partidos políticos: esto es, en todo caso, lo que se ve de la política. Pero hay una dimensión de la política (quizás la más política de sus dimensiones) que no se coloca a la luz del día: servicios de inteligencia, infiltraciones, interceptaciones, carpetas reservadas, etcétera.

El éxito de la revuelta chilena descansa, precisamente, en su apariencia de “espontaneidad”. Sustraído de toda conexión política-internacional, de toda evaluación de intereses foráneos, de toda determinación de relaciones de fuerzas entre naciones, el conflicto chileno se define a sí mismo como la autodeterminación de un “pueblo” que “transversalmente” decidió “decir basta” (sin saber muy bien a qué). En otras palabras, el éxito de la revuelta descansa en la imbecilidad colectiva que gusta de épicas de cartón diseñadas para imbéciles.

“Vamos mejor de lo que pensábamos. Y todavía lo que falta. Estamos cumpliendo el plan. Foro de San Pablo, estamos cumpliendo el plan, ustedes me entienden”, decía Nicolás Maduro al ser señalado como responsable de la violencia en Ecuador y en Chile. Diosdado Cabello, por su parte, hablaba de la “brisa bolivariana que recorre la región”. Por eso mismo el Comunicado de la Secretaría General de la OEA del 16 de octubre de este año, que decía expresamente que “las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivarianas y cubana, que buscan de nuevo reposicionarse”.

¿No entran a diario cientos de venezolanos a Chile, que huyen de la pobreza de su país? ¿Cuán difícil es meter venezolanos con “otro tipo” de intereses? ¿E incluso cubanos? ¿O acaso no son las fronteras chilenas tan porosas como Bachelet las dejó? Llegan, además, refuerzos de otros países. Los dirigentes del Frente de Izquierda de Argentina, Gabriel Solano y Romina Del Pla, por ejemplo, anunciaron en sus redes sociales que estaban viajando ahora mismo a Chile “para apoyar la rebelión del pueblo chileno”. Y a ello hay que sumar el movimiento indígena organizado, los grupos feministas, los lobbies LGBT y todos los movimientos sociales que la izquierda, con gran astucia, ha estado formando durante décadas a partir de la teoría de la hegemonía laclauniana.

Gabriel Solano@Solanopo

Mientras Alberto Fernández saluda al represor Piñera, mañana viajo junto con @RominaDelPla y otros compañeros y compañeras del @PartidoObrero para apoyar la rebelión del pueblo chileno. https://twitter.com/alferdez/status/1188886008009580546 …Alberto Fernández@alferdezGracias, presidente @sebastianpinera. Así lo haremos. Nuestros pueblos merecen que trabajemos por la integración de nuestra América Latina y por un desarrollo que atienda a quienes más padecen este presente de desigualdad. https://twitter.com/sebastianpinera/status/1188781012966359040 …36220:44 – 28 oct. 2019Información y privacidad de Twitter Ads1.191 personas están hablando de esto

Porque en esto hay que ser bien claro. El ataque a las instituciones chilenas es un ataque esencialmente de tipo izquierdista. Desde luego que los idiotas útiles abundan, y parte del éxito de la presunta “transversalidad” y “espontaneidad” alegada reside precisamente en atraer como con un imán a personas que no saben lo que hacen, pero lo hacen de todas maneras. Así, lo único espontáneo del caso chileno, en todo caso, es la ingenuidad de quienes pensando que efectivamente aquello es espontáneo, se suben a un tren que va marchando hacia una dirección totalmente preestablecida, pero que ellos, los ingenuos funcionales, por supuesto desconocen.

¿Y cuál es esa dirección? Todo indica que una nueva Constitución, hecha a la medida de los intereses del socialismo, que eche por tierra aquellos principios fundamentales que hicieron de Chile un país rico y próspero. Por ello las reformas económicas estatistas y los cambios ministeriales que cobardemente llevó adelante Sebastián Piñera como concesión a los delincuentes callejeros no sirvieron de nada, y las manifestaciones inmediatamente después se reanudaron. Porque lo que se ha impugnado es la totalidad del sistema, y la Constitución es el reflejo de la arquitectura política de esa totalidad.

La “centro-derecha” está pagando muy caro no haber entendido la cultura como campo de combate, y la política como realización efectiva de algo más que un gráfico de barras o una planilla de Excel. Y en este sentido, la izquierda lleva años jugando sola, metiendo goles en un arco sin ningún portero.

Fuente: es.panampost.com, 29/10/19.

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¿Cuál es la causa del crecimiento económico de Chile?

septiembre 21, 2018

Detener el progreso ¿beneficia a los postergados?

El crecimiento económico y no las políticas de distribución han mejorado las condiciones de vida de los más pobres en Chile.

Por Hernán Büchi.

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El Gobierno actual llevó al país a un estancamiento de su progreso económico. Lo hemos expresado con anterioridad y aun suponiendo un mayor dinamismo hacia fin de año, ningún antecedente surgido en el último tiempo augura un cambio dramático que modifique ese diagnóstico. Por el contrario, todos lo ratifican.

Reconociendo en parte esta realidad -pero sin aceptar la gravedad que reviste- los defensores de la actual gestión la justifican indicando que se han sentado las bases para una nueva dinámica que beneficiará a los postergados. Debemos descartar el implícito de una superioridad moral en las políticas actuales y sus promotores -que supuestamente estarían preocupándose por los más débiles y poniéndolos como prioridad- lo que no se habría hecho antes, o al menos no con la profundidad requerida.

El período de progreso innegable que vivió Chile, y que hoy parece despreciarse en gran parte de los planteamientos de los líderes políticos, tuvo como sustento propuestas realistas, basadas en un sentido común compartido y en una preocupación honesta por beneficiar a las grandes mayorías. Ya en la década del 70 se iniciaron los esfuerzos para identificar quiénes eran los más vulnerables, conocer sus realidades y poder diseñar opciones eficaces para que pudieran surgir.

Nace así el Mapa de la Extrema Pobreza, que evoluciona hasta la actual encuesta CASEN, aún vigente. De hecho, el análisis reciente sobre la desigualdad en Chile del PNUD, utiliza abundantemente los datos de su versión 2015. No es posible, entonces prejuzgar en base a una hipotética superioridad moral de unos sobre otros. Hay que valorar la eficacia en el logro de los objetivos perseguido suponiendo intenciones equivalentes. En ese aspecto, la trayectoria de Chile en las últimas décadas tiene la ventaja de mostrar resultados que superan a cualquier otra época y que lo comparan en buena forma con lo logrado en otras latitudes.

El elemento clave del consenso en el período de prosperidad, fue la relevancia dada a lograr un progreso económico acelerado con el fin de favorecer a los postergados, como sea que los definamos, pobres extremos, pobres relativos o grupos perjudicados en un país desigual. Con dolor, el país aprendió lo que parece estar olvidando: que sobreponer al objetivo de progreso otros fines más ideológicos, como cambios sociales estructurales, perjudican al país entero y con mayor fuerza a los más débiles.

Un análisis del período 1990-2013 de Libertad y Desarrollo, muestra que la gran reducción de la extrema pobreza se debió en más de un 70% al crecimiento económico y solo el resto a políticas redistributivas. Esto no considera que con un menor crecimiento la redistribución lograda probablemente habría sido imposible o ineficaz, por las tensiones políticas que el estancamiento produce.

En contraste con el legado de estancamiento y las promesas del efecto futuro de los cambios que este Gobierno ha realizado, están los notables avances en materia social y de bienestar obtenidos en los períodos anteriores.

La mortalidad infantil, superior a 28 por mil nacidos en 1980 se reduce a 7 el 2015. La esperanza de vida,antes menor a 70 años supera hoy los 80 según el Índice de Desarrollo Humano del PNUD. Con ello, Chile queda a la par de los cuatro líderes en dicho índice. El mismo índice estima que los años de educación en Chile superan hoy los 16, no lejos de Suiza o Alemania. En el caso de los adultos, herencia de nuestro pasado más pobre, los años promedio de educación bordean los 10. Más del 40% de los jóvenes de 25 a 40 tienen una formación complementaria a la educación media, mientras que en los adultos mayores solo un 10% lo consiguió. La cobertura de agua potable, alcantarillado y vivienda tienen también avances notables, como muestran la serie temporal de la encuesta CASEN y otros antecedentes.

Es cierto que existen diferencias sobre lo que queda por avanzar, especialmente cuando dejamos de intentar resolver el tema de los postergados y nos enfocamos en las desigualdades. Pero al adentrarnos en ese territorio, no debemos perder de vista que todos los avances antes descritos representan mejoras innegables en cualquier medición de la desigualdad. Los niños desnutridos y que fallecían a corta edad, los jóvenes que no se educaban, los adultos que morían antes de tiempo, las familias sin condiciones sanitarias mínimas eran todos parte de los grupos más postergados. Si los promedios del país mejoraron es porque ellos mejoraron. En los aspectos más básicos y humanos los chilenos son hoy mucho más iguales gracias al progreso económico.

Incluso cuando nos restringimos a la desigualdad medida a través de los ingresos, el mismo informe del PNUD constata importantes avances. Entre el 2000 y el 2015 los ingresos reales del decil más pobre aumentaron en un 145% y los del más pudiente un 30%.

Cabe recordar que la desigualdad medida por ingresos tiene muchas consideraciones técnicas y es una lástima que se use con liviandad para posturas políticas grandilocuentes. Si incluimos como ingreso las transferencias en educación, salud, vivienda, etc., el llamado coeficiente de Gini mejora en 11 puntos. Si analizamos por subgrupos, los jóvenes, con un nivel de educación más homogénea en el Chile de hoy, son más iguales que la población mayor. Ello augura una mejora paulatina a futuro.

Cuando comparamos países, además de los problemas de equivalencia en los datos, aquellos con pirámides poblacionales más jóvenes serán más desiguales que la de países maduros. El ingreso que imputamos al 1% más rico se confunde pues es un ingreso devengado y no percibido. No representa lo que pueden gastar, sino lo que pueden decidir mientras lo mantengan invertido y generen productos competitivos. La alternativa es que esas decisiones se tomen con mucho menos responsabilidad por los aparatos políticos. El fracaso de esa opción ha sido reiterado, pero se sigue intentando como lo muestra el patético caso venezolano.

Pero es peligroso usar definiciones imprecisas sobre cuáles son los postergados que deben apoyarse. El informe del PNUD muestra que las percepciones de desigualdad son más negativas que la realidad. No solo en Chile. Países como Italia o Eslovenia con mejores coeficientes de Gini que Chile, tienen percepciones incluso peores. Es fácil que el proceso político exacerbe las percepciones y adopte decisiones que terminen entorpeciendo el progreso. El estancamiento y la postergación de los postergados será la consecuencia inexorable e inevitable.

Los grandes cambios que promueve el Gobierno tienen desgraciadamente ese sello. En lo laboral se favorece a los monopolios. La educación se burocratiza, se cercenan las posibilidades de elección de los padres y se dificulta de paso la excelencia. Los cambios tributarios perjudican el ahorro, la inversión y la innovación. Todos ellos, directamente o vía expectativas, han ayudado a que el progreso de detenga. Los postergados, como quiera que los definamos, como siempre, pagarán la cuenta.

—Este artículo fue originalmente publicado en El Mercurio (Chile) el 2 de julio de 2017.

Fuente: elcato.org


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Chile, un lugar ideal para jubilarse

noviembre 13, 2015

Chile, uno de los mejores lugares para jubilarse

Por Jon Kailey.
La vista desde la propiedad del grupo. Al fondo, los nevados de Sollipulli
La vista desde la propiedad del grupo. Al fondo, los nevados de Sollipulli.

¿Vas a hacer qué? ¿Dónde? Esa fue la reacción general de amigos y familiares cuando mi esposa Kristin y yo les dijimos que estábamos construyendo una casa en el sur de Chile.

chile-banderaHoy en día, nuestra cabaña de madera roja se asienta en una hectárea en las montañas de los Andes. Pasamos allí entre cuatro y seis meses por año. Cómo llegamos a este punto es una historia de buena suerte, trabajo duro…y amigos que son dueños de una posada.

Antes de jubilarme en 2012, pasé 34 años trabajando para Owens Corning, la fabricante de artículos para la construcción. Durante 18 de esos años, mi familia y yo vivimos fuera de Estados Unidos, mientras yo trabajaba para la firma en Arabia Saudita, Chile y México. Al jubilarme, Kristin y yo quisimos seguir viajando y viviendo parte del año fuera de EE.UU.

Chile era nuestro lugar favorito en el extranjero. Nos encanta su gente y su belleza natural. Nos hicimos amigos de una pareja que administraba una posada en Villarrica, al sur del país. Estos amigos tenían una lista de potenciales expatriados que estaban interesados en comprar tierras en la zona, y añadimos nuestros nombres a la lista.

En 2005, nuestros amigos se enteraron que había una propiedad en el mercado: unas 600 hectáreas de selva virgen, aproximadamente a 8 kilómetros de la frontera con Argentina. En menos de 30 días, nueve familias de Canadá, Irlanda y EE.UU. unimos fuerzas para comprar una parte de ese fundo. Un pequeño trozo de Chile era ahora nuestro.

Desconectados

En los años transcurridos desde entonces, Kristin y yo hemos comenzado a crear una vida en nuestro hogar adoptivo. Los beneficios son numerosos: impresionantes paisajes, actividades ilimitadas al aire libre, bajo costo de vida y un pueblo cercano cuyos residentes nos han recibido con brazos abiertos. Chile en su conjunto tiene una economía estable, un fuerte estado de derecho, índices de criminalidad bajos y poca corrupción para los estándares latinoamericanos.

Por supuesto, el lugar y nuestra forma de vida lejos de la civilización no es para cualquiera. El hospital más cercano está a casi dos horas en auto y en invierno la nieve cierra los caminos de la zona.

Aún así, Kristin y yo, que llevamos 41 años de casados y tenemos poco más de 60 años, disfrutamos de la aventura.

Normalmente llegamos en diciembre, el comienzo del verano en América del Sur, y nos quedamos hasta abril. (Entre mayo y noviembre vivimos en Albuquerque, Nuevo México). Volamos a Santiago, la capital del país, y de ahí manejamos cerca de nueve horas hasta Quililche, el nombre de nuestra propiedad. Elevación: poco más de 1.000 metros. El clima es agradable durante la mayoría de los días que estamos aquí, con máximas de alrededor de 26 grados Celsius y mínimas de entre 4 y 10 grados, siempre con baja humedad y muy pocos insectos.

Cerca de 16 hectáreas de la superficie original se han reservado para hogares y edificios comunes. Nuestro grupo propietario ha decidido mantener el equilibrio con la naturaleza, permitiendo el desarrollo de senderos para caminatas y ciclismo de montaña. El terreno está bordeado por dos parques nacionales, tiene un lago de cada lado y una densa arboleda de Araucarias—el árbol nacional de Chile—de 1.000 años de edad. A veces en el bosque nos sentimos como si estuviéramos en “El Señor de los Anillos”.

Nuestra casa es cómoda (importamos la mayoría de los materiales y accesorios de EE.UU.), pero lo remoto del lugar nos obligó a hacer algunos ajustes. Utilizamos propano para nuestro refrigerador, lámparas, estufa y un calentador de agua. Un tanque de 132 litros (costo: US$70) nos dura un mes. Utilizamos un generador para la lavadora y para bombear agua de un manantial y recientemente hemos añadido una pequeña unidad de energía solar para recargar computadoras portátiles, tabletas y teléfonos.

La mayoría de nuestros días comienzan al amanecer. La planificación de las comidas ocupa un lugar prioritario en nuestra lista de cosas por hacer. Los almuerzos y cenas con otros propietarios comunales son frecuentes. Tenemos un invernadero y además compramos verduras y huevos de nuestros vecinos. Muchas de las frambuesas, melocotones, arándanos, cerezas, aguacates, etc., que se venden en EE.UU. entre diciembre y marzo se cultivan en Chile.

La pasamos bien. Hacemos senderismo, bicicleta de montaña y exploración. Hay aguas termales naturales a 30 minutos de distancia. Siempre es sorprendente ver las aves, que no tienen miedo a la gente. Nos gusta leer (Kristin nunca está lejos de su Kindle) y jugar juegos de mesa.

Pueblo chico

El pueblo más cercano está a 12 kilómetros de distancia y tiene alrededor de 300 habitantes. Es un reflejo de Chile: acogedor y humilde. A menudo compartimos comidas en las casas de los demás. (Kristin habla fluidamente el español y yo me hago entender). Somos bienvenidos en sus rodeos, una forma popular de entretenimiento, y la gente aprecia que nuestro grupo de propietarios les ofrezca empleo de vez en cuando.

La ciudad más cercana para ir de compras (incluyendo materiales de construcción) o a comer afuera es Pucón, casi dos horas de nuestra casa, en donde también hay un hospital. La visitamos semanalmente para comer afuera, acceder a Internet y descargar los periódicos y revistas.

El hospital de Pucón está completamente equipado y no hay que esperar mucho para que lo atiendan. Hace dos años, me quemé severamente el pie con agua hirviendo. El médico trató mi lesión y me despidió en menos de 45 minutos. Costo: US$40. La atención de salud en Chile es excelente.

Nuestros gastos rondan menos de US$800 por mes. (Nuestra casa y nuestro vehículo ya están pagos). La cuota mensual como copropietarios es US$100, que cubren impuestos, mantenimiento de los edificios comunes, seguros y el salario de un cuidador, que vive en el pueblo cercano.

En cuanto a los aspectos negativos: la madre naturaleza nos juega ocasionalmente alguna mala pasada. Una mañana de abril nos despertamos con un cielo brumoso y un cuarto de pulgada de ceniza sobre nuestro vehículo. Al mediodía el cielo se había puesto negro: el volcán Calbuco, a 320 kilómetros al sur de nuestra propiedad, había entrado en erupción. Por la tarde el cielo se había despejado.

Sí: el aislamiento puede ser un problema. Pero la soledad puede ser también maravillosa. Apreciamos la tranquilidad, la oscuridad completa a la noche; cómo no hay contaminación lumínica en nuestra zona, los cielos nocturnos son una revelación. Tenemos la suerte de contar con frecuentes visitas de familiares y amigos.

¿Qué nos espera ahora? Nuestra casa está terminada, pero todavía hay mucho que hacer en la construcción de senderos, áreas verdes, etc. En abril, plantamos árboles frutales, árboles de cedro chilenos, otras maderas duras y sequoias.

Y podría haber buenas noticias en el frente de las comodidades. En mayo, cuando nos estábamos yendo, nos enteramos de que una empresa privada estaba instalando una mini planta hidroeléctrica en un río cercano. Además, dos compañías de telefonía móvil han instalado torres de celulares a 16 kilómetros. Esto significa que podríamos tener acceso a electricidad, telefonía celular e Internet antes de fin de año.

¿Cuán importante sería esto para nosotros? Justo después de regresar a EE.UU. este año, le pregunté a Kristin qué es lo que más le gustaba de estar nuevamente conectada a la electricidad. Su respuesta: el molinillo de café eléctrico.

Fuente: The Wall Street Journal, 26/10/15.


 

¿Jubilarse?

Antes de jubilarse

La Jubilación ideal

 

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18 de Septiembre – Chile

septiembre 18, 2015

Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile

Primera Junta de Gobierno

La Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile es el nombre con el que se conoce al cuerpo colegiado formado en la reunión del cabildo abierto de la ciudad de Santiago, el 18 de septiembre de 1810, en el edificio del Real Tribunal del Consulado, con el fin de administrar a la Capitanía General de Chile y tomar medidas para la defensa de dicha colonia española, tras la captura del rey Fernando VII de España por Napoleón Bonaparte. La formación de juntas de gobierno fue un procedimiento que realizaron diversas regiones de España en dicho período y que fue replicado por las colonias americanas.

chile-banderaOficialmente llamada Junta Provisional Gubernativa del Reino, esta institución fue la primera forma autónoma de gobierno surgida en el Chile central, al menos desde su conquista por parte de los españoles. Como institución, por primera vez permitió el protagonismo de la aristocracia criolla en la vida pública, desplazando a los funcionarios originarios de la metrópoli. Aunque nominalmente la junta se erigió como forma de defensa de la monarquía española, las ideas autonomistas ya habían hecho eco en la aristocracia chilena y fue aprovechada por los partidarios de esta para iniciar una época de reformas que gatilló finalmente el proceso independentista chileno, que culminaría con la jura de la independencia de Chile, el 12 de febrero de 1818.

En Chile, se celebran las Fiestas Patrias el día 18 de septiembre de cada año (junto con el día 19 siguiente, llamado «Día de las Glorias del Ejército») como forma de conmemorar la formación de la Primera Junta y el primer paso para la formación de la nación independiente.

Fuente: Wikipedia, 2015.

 

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