Cuba, una mala influencia para América Latina

mayo 22, 2019

¿Cómo y cuándo terminará el experimento cubano de Fidel Alejandro Magno?

Carlos Alberto Montaner considera que la Cuba de los Castro es el origen de todos los desordenes políticos de América Latina y que así lo ha sido desde 1959.

Muchas gracias por invitarme a estar junto a ustedes, amigos queridos. Gracias muy especiales a Frank y Calzón y a James Cason.

Ayer viernes 7 de diciembre de 2018, D. Luis Almagro, Secretario General de la OEA, puso el acento donde debía. Dijo que la Cuba de los Castro es el origen de todos los desordenes políticos de América Latina y así había sido desde 1959. Adviertan que yo dije la Cuba de los Castro y no la Cuba comunista. El comunismo es una expresión de la desdicha política, pero puede ser de puertas adentro. Fidel y Raúl, en cambio, le agregaron un violento espasmo imperial que no ha cesado.

¿Por qué sucedió este fenómeno? Cuando Fidel Hipólito Castro tuvo la edad legal para cambiarse el nombre se convirtió en Fidel Alejandro Castro. Su modelo era el enérgico macedonio que construyó muy rápidamente uno de los mayores imperios de la historia. La primera juventud de Fidel Alejandro Castro fue la de Cayo Confite en 1947, una expedición organizada por la Legión del Caribe y, fundamentalmente, por los cubanos. Ya estaba en marcha, ya se había movilizado, el Alejandro Magno cubano, aunque nadie lo advirtiera.

Aunque abortado por el Departamento de Estado, fue un esfuerzo descomunal que incluía 2.700 hombres, donde predominaban los dominicanos y los cubanos (casi el doble de Bahía de Cochinos) y 27 aviones y avionetas. Por cierto, cuando tuvo el mando de Cuba, Fidel hizo matar a dos de los jefes de esa expedición, sus enemigos jurados Eufemio Fernández Rolando Masferrer. A Eufemio lo fusiló en 1961, y a Masferrer le dinamitó el auto en Miami en 1975. También lo han acusado de participar en el atentado a un tercer jefe de Cayo Confite, a Manolo Castro, con quien no tenía parentesco. Manolo Castro fue asesinado en febrero de 1948.

Semanas después, en abril de 1948, le tocó el turno al Bogotazo. Ahí Fidel Castro vio alguna acción y le tomó el pulso a la muerte. Todo eso reforzó su vocación, como me expresó alguna vez un comandante nicaragüense, de “nido de ametralladora en movimiento”.

En 1952 Fulgencio Batista dio un golpe militar contra el gobierno legítimo de Carlos Prío y se desató para siempre Fidel Alejandro Magno. La violencia era la atmósfera que le convenía. En 1958, en la Sierra Maestra, se lo dijo en una carta a su amante, secretaria y amiga íntima Celia Sánchez: tras la derrota de Batista pensaba dedicarse a combatir a EE.UU. Fidel Alejandro deliraba con sus planes de conquista planetaria. Se lo repitió al historiador venezolano Guillermo Morón en 1979.

Cuando se convirtió en el amo de Cuba, utilizó la Isla para lanzar a sus guerrillas y a sus agentes  a docenas de países, hasta convertirse en el más audaz condottiero revolucionario de la segunda mitad del siglo XX. Pero más grave aún es que le impuso a su gobierno y a la sociedad cubana su propia naturaleza aventurera, de la cual es difícil sacudirse, aunque la infinita mayoría de los cubanos piense que fue y es una locura persistir en esas locas tareas.

El intervencionismo de Fidel Castro llegó a su apogeo durante su invasión a Angola, en África: la más larga operación militar que recuerda la historia de América: de 1975 a 1991. Fueron los soviéticos los que, contra la voluntad del cubano, lo forzaron a dejar su presa africana. Quedó muy molesto por ese abandono de Gorbachov. Por eso, tras tres décadas de intensa colaboración con Moscú, cuando desaparecieron la Unión Soviética y el comunismo europeo, Fidel Alejandro siguió batallando solo. Continuó, como un obseso, “haciendo la revolución” a tiros.

Fidel Alejandro no creía en el descanso o en el abandono. La “luta continua”, como decían los mozambiqueños. Pero no estuvo solo mucho tiempo. Buscó a Lula da Silva y, con los escombros del comunismo destrozado, más la potencia del Partido de los Trabajadores, armó el Foro de Sao Paulo. Lo hizo para protegerse y para continuar luchando. Los españoles tienen una expresión entre humorística y barroca para describir esa conducta: «Fidel era inasequible al desaliento». No le importaba que el marxismo-leninismo hubiera sido desacreditado. Le seguía sirviendo de pretexto para continuar su incesante contienda. Tampoco le interesaba el destino económico de los cubanos, ya sin el amparo de los subsidios soviéticos. Unos cuantos millares de cubanos se quedaron ciegos como consecuencia de la neuritis óptica producida por la desaparición de la magra ración de proteína que los protegía.

Era el “periodo especial”, del cual ni siquiera hemos salido tras casi treinta años de penurias inútiles. Fidel, estaba dispuesto a “sostenella, pero no enmendalla”, como reza la divisa de los peores empecinados españoles, esa pobre gente que confunde la terquedad con el carácter. Así las cosas, en 1994 apareció Hugo Chávez en el panorama isleño y Fidel lo conquistó para sus planes delirantes. A Fidel Alejandro le pareció una variante del idiota útil. No lo quería demasiado, al extremo que desvió las relaciones del venezolano hacia su entonces Canciller, Felipe Pérez Roquey hacia su segundo al mando, Carlos Lage –luego ambos fueron defenestrados– porque a los ojos racistas y encumbrados de Fidel Alejandro, Chávez le parecía (y lo dijo en privado) un “negrito parejero”. Se colocaba “parejo” a él y eso era intolerable.

Tampoco era difícil seducir a Chávez. En ese momento el teniente coronel Hugo Chávez estaba bajo la influencia de Norberto Ceresole, un fascista argentino que provenía del peronismo de izquierda. Ese asesor fue bien pagado y se retiró a rumiar su molestia. Luego optó por morirse alejado del mundanal ruido.

A principios de 1999 los agentes y operadores políticos de la Seguridad cubana lograron hacer presidente de Venezuela a Hugo Chávez. Cuando asumieron su causa apenas tenía el 2% de apoyo popular. Como la suerte le acompañaba en su periodo presidencial, hasta que apareció el cáncer cono un ladrón silencioso, el precio del petróleo subió escandalosamente y Fidel Castro pudo financiar su nuevo juguete imperial: el Socialismo del Siglo XXI (Cuba, Venezuela,Nicaragua, Bolivia y el Ecuador de Rafael Correa), más un espacio económico llamado la ALBA, la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América, que era la alternativa comunista al ALCA, el Área de Libre Comercio de América.

La ALBA funcionaba como un mecanismo para dispensar favores y petróleo. Venezuela era la gran anfitriona “pagana”, mientras el ALCA ofrecía, fundamentalmente, acceso al mercado estadounidense, así que muchos islotes caribeños optaron por subordinar su política exterior a los caprichos y estrategias de Fidel Castro y Chávez. Los miembros de la ALBA son los mismos del Socialismo del Siglo XXI, menos Ecuador, que no necesitaba el petróleo venezolano, más Surinam, a los que se agregan los islotes caribeños: Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, y Haití como observador. Quien pechaba con las responsabilidades económicas del grupo era Venezuela, pero el Estado que trazaba la estrategia era Cuba.

Los venezolanos pagaban la factura, que enriquecía a algunos gobernantes, como era el caso de Daniel Ortega por medio de ALBANISA, un conglomerado de sociedades, que le servían para recibir cuantiosos subsidios chavistas de los cuales utilizaba cierto porcentaje para sostener a su clientela política nicaragüense.

La única condición que se les imponía a los miembros de ALBA era que suscribieran los dictados de La Habana-Caracas en materia diplomática, como, por ejemplo, la elección del chileno José Miguel Insulza al frente de la OEA, un hombre que se prestó irresponsablemente al juego antidemocrático de Chávez y Castro, pese a los improperios que más de una vez le propinó Chávez. Ese mundo, como sabemos, ha llegado a su fin, al menos por ahora. La elección de Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile y Jair Bolsonaro en Brasil lo demuestran, aunque la presidencia de Andrés Manuel López Obrador en México es de signo diferente.

Eso lo sabe La Habana, pero el mensaje y el ejemplo que emana de Cuba es muy negativo. Raúl Castro les dice, con su ejemplo, y seguramente con sus palabras en el terreno privado, que resistan hasta que el péndulo se mueva en la otra dirección, algo que sucederá aproximadamente en una década si se repiten los patrones históricos habituales. 

En todo caso, ¿cómo terminará la aventura castrista? Para abordar ese asunto me acogeré al ejemplo y los razonamientos del gran periodista inglés Bernard Levin. En 1977, cuando la URSS estaba en auge y Leonid Brezhnev mandaba en Moscú, mientras Jimmy Carter comenzaba su tembloroso gobierno en EE.UU., el diario The Times de Londres le pidió a su mejor columnista, a Levin, que especulara sobre el fin del comunismo en la URSS. Levin explicó que un día llegaría a la jefatura de la Unión Soviética una cara nueva que comenzaría a cambiar el destino del país. ¿Por qué? Porque los soviéticos no eran diferentes a los checos que en 1968 se habían levantado contra los atropellos y excesos de los comunistas. Tenían las mismas ansias de libertad y la misma íntima decencia. Ese nuevo dirigente comunista fracasaría en sus reformas y sería sustituido por una oposición que no tomaría venganzas, que no ahorcaría a los responsables de la dictadura en los postes de la luz, y el comunismo desaparecería sin cataclismos históricos. Hasta ese punto, Levin acertó el quién y el cómo, pero lo más asombroso es que también acertó en el cuándo.

En su famoso artículo, escrito, repito, en 1977, se atrevió a predecir que ello ocurriría en el verano de 1989, año, por cierto, en el que Jaruzelski tuvo que ceder el gobierno polaco a Solidaridad. Año en el que en el mes de noviembre los alemanes derribaron el Muro de Berlín y el comunismo comenzó a derrumbarse como un castillo de naipes.

El comunismo cubano terminará de la misma manera. ¿Cómo lo sabemos? Porque quienes gobiernan tienen moral de derrota y, salvo a los psicópatas, a nadie le gusta pertenecer al bando de los canallas. Los castristas perciben que por el camino elegido por los Castro no hay posibilidades de redención. Saben que serán más pobres y los cubanos más infelices cada día que pase.

Es verdad que hay unos cuantos centenares al frente de la banda que se benefician del “modelo” cubano del Capitalismo Militar de Estado, pero no son suficientes para detener el curso de la historia. No creo que falte mucho tiempo antes de que el sistema y el gobierno comiencen a desmoronarse. Tal vez tendrán que desaparecer Raúl Castro y la generación del Moncada. Ya todos andan cerca de los noventa años. De manera que, al menos para la oposición, “la lucha continua”.

Este es el texto del discurso pronunciado en el Center for a Free Cuba en Washington, DC el 8 de diciembre de 2018. Publicado originalmente en El Blog de Carlos Alberto Montaner

Etiquetas: Carlos Alberto Montaner, Cuba, Fidel Castro, Raúl Castro, dictadura, comunismo, socialismo del siglo XX, iimperialismo, geopolítica

Fuente: elcato.org, 2019.

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Cuba somete a Venezuela

octubre 20, 2018

Los miles de cubanos en Venezuela

venezuela Maduro y Raul Castro

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El fracaso del Socialismo del siglo XXI

junio 21, 2018

El socialismo del siglo XXI: de fracaso en fracaso

Por Emilio Cárdenas.
venezuela-marcha-doctores-contra-socialismo-2016
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Cuando el fallecido Hugo Chávez gobernaba autoritariamente a Venezuela, calificó pomposamente a su experimento económico marxista de: «Socialismo del siglo XXI». Para así tratar de disimular la realidad, desde que la larga y triste experiencia cubana era ya evidentemente aleccionadora para la región toda, mostrando que ese presunto «sistema económico» termina en la postergación de los pueblos que de pronto son sometidos al mismo y en el deterioro manifiesto de sus niveles de vida. Peor aún, también en lo que, en el plano de la política, se ha dado en llamar las «dictaduras constitucionales».

Hoy, la situación económico-social de los tres países de nuestra región que de pronto fueran sumergidos en ese experimento acredita lo señalado. Me refiero a CubaVenezuela y Nicaragua.

Todos ellos establecieron, desde el Estado, mecanismos repulsivos de «control social», reñidos frontalmente con la democracia.

Así, transformaron a sus Poderes Judiciales en meros agentes del Poder Ejecutivo, sin independencia real alguna. Gobernaron a través de un partido único, que adormeció -o eliminó- a la oposición y rechazó las disidencias. Y sometieron a las autoridades electorales de sus respectivos países a la voluntad exclusiva del partido gobernante, de modo de transformarlas en instrumentos utilizados descaradamente para tratar de perpetuarse en el poder. Nada de ello tiene color democrático. Más bien, todo lo contrario.

En Venezuela, altos agentes cubanos de inteligencia fueron contratados abiertamente y, en algunos casos, hasta fueron designados como funcionarios públicos, a la vista de todos. Nadie invocó aquello de la «intervención en los asuntos internos de otros Estados». El silencio cómplice de muchos destiñó lamentablemente las pocas críticas aisladas.

Por lo demás, pese a que Venezuela es el país del mundo con las mayores reservas de hidrocarburos, hoy la ineficacia y la perversa actitud ideológica de los funcionarios públicos del país caribeño lo han enterrado en la pobreza, el desabastecimiento, la hiperinflación y en una situación lamentable de corrupción endémica.

No sólo eso, su producción petrolera está en su nivel más bajo de las últimas tres décadas y ya no alcanza siquiera para generar las divisas necesarias para pagar las importaciones requeridas para alimentar a su población, puesto que, insólitamente, Venezuela es -desde hace rato ya- una nación incapaz de alimentarse a sí misma.

A todo lo que se suma que algunas de sus más altas autoridades civiles y militares están siendo internacionalmente investigadas por presuntas violaciones de los derechos humanos de su pueblo y aparentes vinculaciones con el narcotráfico. De allí que se califique a Venezuela de «narco-estado».

cuba banderaCuba, por su parte, es ya la definición misma de la escasez de prácticamente todo. Incluyendo, por cierto, a la libertad. Su pueblo tiene uno de los niveles de vida más bajos de la región, que supera sólo al de El Salvador. Con medio siglo continuado de marxismo y autoritarismo al hombro, esto hoy ya no sorprende demasiado a nadie. Era, más bien, de esperar. Ante la lamentable situación económica venezolana, la llegada de sus subsidios «fraternales» a Cuba -que comenzaron a pagarse en 1992, hace entonces ya más de dos décadas- se ha sustancialmente evaporado, empeorando repentinamente las cosas.

nicaragua banderaNicaragua, que mantuvo una economía donde el sector privado sigue siendo un partícipe clave, también ha visto desaparecer los subsidios venezolanos. Hoy está envuelta en un creciente caos, en medio de las airadas protestas de un pueblo que parece harto de vivir sometido a la voluntad política de Daniel Ortega y de su intrigante y ambiciosa esposa: Rosario Murillo. Esas protestas se han reiterado y extendido, mientras las muertes de decenas de civiles inocentes generadas por la desaprensiva represión policial y por los matones a sueldo de Daniel Ortega siguen creciendo, muy desgraciadamente.

Hablamos, sin embargo, de tres regímenes autoritarios, pero longevos. Cuba lleva casi sesenta años en manos de sus dictadores marxistas. Venezuela, por su parte, ha estado ya nada menos que 19 años sumergida cada vez más en el marxismo, en su versión más torpe y populista. Y Nicaragua, por su parte, ha comenzado a crujir socialmente con alguna sonoridad y es testigo de protestas callejeras que no sólo son enormes sino que, además, son reiteradas. A lo que ahora se suma la aparente disconformidad de sus Fuerzas Armadas, que de pronto es notoria.

Tarde o temprano, las cosas previsiblemente cambiarán en esos tres países. Con sus propios ritmos y caminos. Todos, de un modo u otro, se sacudirán de encima por si mismos el marxismo que los asfixia y paraliza. No obstante, nada luce inminente.

Pero lo cierto es que el «socialismo del siglo XXI» como propuesta ha fracasado visiblemente y los daños que genera y el malestar que ya ha provocado -y sigue provocando- están a la vista de todos.

El actual estado de cosas, por sus consecuencias y por las inevitables tensiones que provoca, difícilmente pueda prolongarse mucho tiempo más. Se cierne entonces sobre todos ellos una temporada de tormentas.

Fuente: La Nación, 21/06/18.


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Incautan en Brasil más de 500 millones de dólares enviados desde Cuba

enero 25, 2018

En baúles con la insignia de la cruz roja, incautan en Brasil más de 500 millones de dólares

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Valledupar, 24 de enero de 2018 — El senador Daniel Cabrales, publicó un tuit donde se observa en video cerca de 60 baúles estampados con el logotipo de la International Committee of the Red Cross por sus siglas en inglés (ICRC) o Cruz Roja, cargados con dinero enviado desde Cuba para “subsidiar” al Partido de los Trabajadores (PT) de ese país, según denuncias en redes sociales. Se investiga si los guacales se cargaron con la complicidad de la entidad internacional, o si supuestamente habrían actuado de buena fe. No obstante, la gente empezó a especular en las redes sociales con otros hechos, como el rescate de Ingrid Betancourt, entre otras situaciones en las cuales estuvo involucrada las FARC, al igual que la intervención de esta organización en los Acuerdos que se llevaron a cabo en la Habana con esta organización que ha sido acusada de narcotrafico.

Los baúles con la multimillonaria carga de billetes, fue decomisado por la Policía Federal, Porto de Santos, en Brasil, procedentes de Cuba, con un dinero que según denuncian en las redes sociales, habría salido de Colombia. Los baúles llenos de dinero iban cargados supuestamente con medicamentos para el Partido de los trabajadores. Igualmente según pública el senador Daniel Cabrales, en su cuenta de tuitter, se trata de una “denuncia de la comunidad, dineros de las Farc producto del narcotráfico en cajas De la Cruz Roja. Ojo ríos de dineros de la coca”.

lavado de dineroEn la carga de baúles de dinero se cree que habría unos 500 millones de dólares. Hay malestar en la ciudadanía, quien señala que “mientras en Cuba la gente se está muriendo de hambre, con absoluta seguridad es dinero del narcotráfico que las FARC que sacaron de Colombia”.

Mientras por otro lado el líder del Partido de los Trabajadores, Luis Inazio Lula da Silva fue condenado este miércoles, a 12 años de prisión por corrupción. En este sentido se expresó el candidato a la presidencia, Alejandro Ordóñez Maldonado, quien señaló que “Lula Da Silva, representa la corrupta izquierda que trató de tomarse el continente y ahora amenaza nuestro país. No permitiré que este modelo fracasado y criminal llegue a Colombia”.

Confirmación de la información por una fuente en Brasil:

“Disfarçados de etiquetas de medicamentos. Cheios de Dólares para espanto dos policiais”.”Nosso dinheiro do mais médicos que vai para Cuba e agora volta para financiar guerrilha armada do PT. Mais de vinte petistas preso em flagrante. Repassem e se arma contra o comunismo que quer destruir nossas famílias”. Policía Federal, Porto de santos. 60 baús de medicamentos cheios de bilhoes de dolares.

Fuente: costanoticias.com, 24/01/18.


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