Los robots y el dinero en efectivo
diciembre 6, 2022
Ovejas Eléctricas, Loros Estocásticos y el Futuro del Efectivo
Por James Shepherd-Barron.
¿Utilizarán los robots el dinero en efectivo? A primera vista, esta pregunta parece demasiado tonta para justificar una respuesta. Por supuesto, no lo harán. En primer lugar, si los robots evolucionan hasta convertirse en consumidores, entonces ninguno trabajará y ninguno necesitará ninguna forma de dinero, y mucho menos efectivo. Y en segundo lugar, si necesitaran alguna forma de intercambiar valor, ésta vendría de forma totalmente digital.
Dicho esto, tal vez la pregunta planteada en un reciente post en el sitio web de la ATM Appreciation Society no sea tan idiota como parece a primera vista. Al fin y al cabo, yo mismo me había preguntado algo parecido unos meses antes. Sin embargo, había planteado el problema de forma algo diferente: Se trataba de una experiencia en un bar de Las Vegas y de tener que tomar una decisión ética sobre si dar o no una “propina” al robot camarero de acero que acababa de servirme una margarita perfecta en un vaso de cristal en 20 segundos sin derramar ni una gota.
En lo que respecta a los problemas existenciales, estas cuestiones deben estar a la altura de la pregunta original de Philip K. Dick sobre Blade Runner: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Pero la cuestión es la siguiente: el robot coctelero que pedía una propina era preciso. No era una idea tecno-utópica sacada de una película de ciencia ficción. Después de dispensar mi cóctel, la máquina deslizó el tarro de las propinas hacia mí (ver foto). A continuación, se mantuvo expectante antes de deslizarse para repetir el proceso con otro cliente situado más adelante en la barra. Aunque no es del todo del nivel del robot camarero de Passengers, un robot -o, en su lugar, su programador “loro estocástico” humano [1]- me había enfrentado de forma muy inteligente y divertida a un dilema totalmente futurista.
A su manera, todos estos problemas apuntaban a lo mismo: en un mundo que cambia rápidamente, en el que la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automatizado (machine learning) y la automatización se aceleran más allá de nuestra capacidad para controlar los resultados, ¿sigue siendo relevante la moneda física? Si los robots hacen todo el trabajo sin necesidad de que se les pague, incluyendo la producción y distribución del tequila, ¿qué uso tendrá para nosotros para el dinero, y mucho menos para el efectivo?
Estas preguntas existenciales se debatieron en la conferencia sobre El Futuro del Efectivo de CashEssentials, celebrada en Madrid en septiembre de 2022. Parte de la conferencia consistió en un Laboratorio de Educación sobre el Futuro. Facilitado por la Cátedra UNESCO de Educación para el Futuro, se nos pidió a mí y a mis compañeros delegados que consideráramos cómo la educación sobre el futuro podría mejorar nuestra percepción de futuros posibles, plausibles y deseables para el efectivo en un mundo cada vez más digital y automatizado.
Al pedirnos que imagináramos cómo se viviría la vida dentro de treinta años, los facilitadores nos pidieron que pensáramos más allá de nuestra realidad actual, que no nos atascáramos pensando en cómo dar propina a un mixólogo robot o en si los cajeros automáticos utilizarían el reconocimiento de voz para autenticar a un cliente androide. Pero sí en quiénes serían sus dueños y a quiénes les corresponderían los beneficios de su trabajo. Al menos desde mi punto de vista, el contexto siempre fue sobre si el dinero en efectivo seguiría siendo relevante en una sociedad tipo Blade Runner en la que los androides con una vida de cuatro años tenían más probabilidades de soñar con ovejas eléctricas.
Como siempre, como catastrofista internacional, la respuesta a la pregunta sobre el efectivo depende del lugar en el que se viva y de las opciones que se tengan para pagar las cosas. Si no tienes acceso fiable a la electricidad, pagar con efectivo no es un lujo sino una necesidad. Sólo hay que preguntar a cualquier persona en el este de Ucrania en estos momentos.
Pero la pregunta que me planteé sobre qué tan ético era dar propina a un robot es aún más fundamental que la existencia de la moneda física o los cajeros automáticos. Imaginar el futuro del efectivo no es sólo imaginar un montón sin dinero, sino imaginar un futuro en el que no sólo el dinero en efectivo es irrelevante, sino nosotros. Quizá la pregunta no sea tanto “¿necesitarán los robots el dinero en efectivo? sino “¿nos necesitarán los robots a nosotros?
Pero no debemos adelantarnos. Vale la pena recordar que el cajero automático no sólo fue la tecnología financiera original, sino que fue la primera máquina -el primer “robo-banco”, si se quiere [2]- que introdujo la automatización a un público desprevenido por primera vez en 1967. Ahora damos por sentado que los cajeros automáticos son una realidad. Siguen existiendo, y lo más probable es que sigan existiendo. Pero eso no significa que no debamos explorar alternativas. Y la ciencia-ficción es un buen punto de partida.
Como señaló Guillaume Lepecq, fundador de CashEssentials, en su preámbulo al laboratorio de Educación sobre el Futuro, “La ciencia ficción ofrece un ejemplo de por qué imaginar futuros diferentes es complejo y vital. La novela de 1887 de Edward Bellamy, Looking Backward, predijo la adopción de las tarjetas de crédito en el año 2000. En Star Wars, el crédito galáctico estándar está respaldado por un metal raro, algo similar al patrón oro. En la película distópica de 2011, In Time, la moneda fiduciaria ha sido sustituida por el Tiempo, ya que cada persona lleva un reloj en el antebrazo que mide el tiempo que le queda de vida.”

Against the clock: Will and Sylvia (Justin Timberlake and Amanda Seyfried) live in a world where time literally is money — and it’s running rapidly out for most.
A medida que la Inteligencia Artificial se vuelve cada vez menos artificial y más inteligente, los robots acabarán aprendiendo a ser sensibles. No sólo serán capaces de mantenerse y construir nuevas versiones de sí mismos -un proceso conocido como evolución-, sino que también aprenderán a amarse a sí mismos, como hizo Ava en la película Ex-Machina. Mientras tanto, tenemos que lidiar con la idea de que esto funciona en ambos sentidos: Los seres humanos podríamos acabar teniendo sentimientos -o al menos sentir empatía- por los robots. Cuando veía la película Silent Running en mi adolescencia, recordaba que sentía más emoción por los andantes droides Huey, Dewey y Louis que por sus poco fiables amos humanos. Al ver la trilogía original de Star Wars unos años más tarde, estoy seguro de que no fui el único en sentir cierto afecto hacia C3PO y R2-D2. En Her, Theodore se enamora de la sensual voz de Samantha, un programa, ni siquiera una pieza de hardware. Y luego, en el otro extremo de la escala, mi roce con el “robot barista” en Las Vegas me produjo una serie de emociones diferentes. ¿Estaba rondando con intención? ¿Me amenazaba, me asustaba para que pagara una propina? ¿Qué esperanza hay para el efectivo de ser así?
Para un robot, un billete no es más que un trozo de papel, el número impreso en él carece de significado, no tiene ningún valor. Para los humanos, no hay valor nutricional en comer billetes. Y los robots no necesitan comer nada porque su fuente de energía, el único consumible de importancia fundamental para ellos, llega a través de un enchufe en forma de electricidad. Los kilovatios hora son su moneda, igual que la sal era la moneda con la que se pagaban los impuestos a los británicos en la India hace un siglo.
Como en los primeros tiempos del dinero móvil, en los que los créditos de tiempo de emisión se convirtieron en una moneda comercializable, la energía se convirtió en la única moneda válida para un robot. Como reconocerá cualquiera que tenga un robot fregasuelos o un cortacésped, si los robots no se arrastran a casa para recargarse, dejan de funcionar. No están muertos, sólo inactivos. Sin electricidad, no pueden funcionar.
Esto deja un tema espinoso a considerar: No se trata tanto de quién es el dueño del robot, sino de quién es el dueño de la electricidad. Lo que, a su vez, plantea la pregunta: ¿Cómo se convierte la electricidad en moneda de curso legal cuando, al igual que la sal del mar, puede ser fabricada más o menos gratuitamente a partir de fuentes hidroeléctricas, eólicas y solares por cualquier individuo con un generador o un panel solar y cuando, al igual que el dinero emitido durante la expansión de la oferta monetaria post-crisis de 2008 (quantitative easing), su suministro es ilimitado?
Quizá sea Blade Runner la película que más tiene que decir sobre nuestro futuro y, por tanto, la que más tiene que decir sobre estos problemas y el futuro del dinero. La mayoría de los humanos, incluido Deckard (Harrison Ford), se niegan a identificarse con los androides, negando la cualidad de empatía que distingue a los humanos de los robots. Contraintuitivamente, el replicante Roy Batty (Rutger Hauer) surge como el eje emocional de Blade Runner. Mientras reflexiona sobre la naturaleza agridulce de la mortalidad en esos momentos finales empapados por la lluvia antes de desconectar su suministro eléctrico, podría haber estado hablando tanto del dinero en efectivo como del futuro de la raza humana cuando pronuncia esas palabras inmortales “Todos esos momentos se perderán en el tiempo. Como las lágrimas en la lluvia”.
[1] A ‘Stochastic Parrot’ is an operating model capable of little more than semi-random repetition of options baked into datasets selected by the prejudices of the operator
Un “loro estocástico” es un modelo operativo capaz de poco más que la repetición semi-aleatoria de las opciones en bases de datos seleccionadas por los prejuicios del operador.
[2] Cuando en 1967 se presentó el primer cajero automático del mundo, la prensa lo llamó “el robo-banco”.
Fuente: cashessentials.org, 30/11/22
Más información:
El Dinero en Efectivo es genial

Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo; ya que podríamos vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos controlen toda compra, transacción y movimiento económico de cada persona.
Conozca más sobre el tema, visite:
CashEssentials (CE) es un grupo de reflexión global e independiente, cuya misión es observar desarrollos en curso y llevar a cabo investigaciones y análisis sobre el efectivo y su futuro, al tiempo que proporciona una plataforma para la investigación y el debate equilibrados sobre el efectivo, los pagos y los sistemas monetarios, en beneficio, viabilidad y bienestar de todos.
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En defensa del dinero en efectivo
noviembre 14, 2022
Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo; ya que podríamos vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos controlen toda compra, transacción y movimiento económico de cada persona.
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CashEssentials (CE) es un grupo de reflexión global e independiente, cuya misión es observar desarrollos en curso y llevar a cabo investigaciones y análisis sobre el efectivo y su futuro, al tiempo que proporciona una plataforma para la investigación y el debate equilibrados sobre el efectivo, los pagos y los sistemas monetarios, en beneficio, viabilidad y bienestar de todos.
El uso de efectivo
Por Ana Moreno Hueyo.
Para Dominic Frisby, el fin del efectivo sería desastroso para todos. En un mundo sin efectivo cada pago que se realizara sería rastreable. ¿Es bueno que los gobiernos (que no siempre son benevolentes), los bancos y los procesadores de pagos tengan acceso potencial a esa información? Esto le daría aún más poder al sector financiero, dado que los bancos y las compañías financieras relacionadas supervisarían todas las transacciones.
Como sucede con la mayoría de las cosas que el Gobierno no quiere que haga se está demonizando el efectivo. El efectivo es en gran medida anónimo y el mero hecho de que los criminales lo usen no significa que todo el efectivo sea dudoso. Cumpliendo con las obligaciones impositivas (dinero en blanco), es legal; el efectivo da independencia a sus usuarios. les permite comprar y vender y atesorar su dinero, sin depender de nadie más. Si lo desean pueden quedarse fuera del sistema financiero. Todo lo que se necesita para atesorar cualquier cantidad de efectivo es un lugar seguro donde guardarlo, mientras que el efectivo electrónico o los pagos con tarjetas de crédito necesitan de los servicios de grandes organizaciones, que ganan fortunas a costa de sus clientes.
Está claro que el efectivo es algo más que un modo de lavar dinero. Es un sistema igualitario en el que cualquiera puede participar y creo que, sin duda, vale la pena luchar por este derecho.
Ana Moreno Hueyo. DNI 3.274.978.
Cartas de los Lectores. Na Nación, 23/04/07.
Fuente: La Nación, 23/04/17.
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Dominic Frisby: «Acabar con el dinero en efectivo le dará demasiado poder a los bancos»
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Todos parecen querer acabar con el dinero en efectivo.
No pasa día en que no aparezca un nuevo ejemplo de avance tecnológico que nos permita deshacernos del cash.
El uso de transferencias electrónicas en vez de billetes y monedas es visto como un símbolo de modernidad, un rechazo a formas de intercambio que existen desde épocas medievales.
Pero desde la otra orilla, surgen voces que alertan sobre los riesgos de abandonar uno de los inventos más útiles y longevos de la humanidad: el efectivo.
Precisamente el hecho que subsista hasta nuestros días un invento de la época antigua es la prueba de su versatilidad y conveniencia.
El escritor financiero británico Dominic Frisby es una de esas voces en favor del efectivo.
Columnista y autor de exitosos libros y documentales sobre el sistema financiero mundial, le advierte a BBC Mundo que acabar con el efectivo para darle paso a mecanismos de intermediación electrónica le dará demasiado poder a los bancos, es una amenaza a la intimidad de la gente y excluirá todavía más a los pobres de la actividad económica.
Los riesgos
Frisby es vehemente en denunciar lo que él ve como peligros de esta tendencia, en particular, colocar aún más poder en el sector financiero para procesar todas las transacciones que ya no se harían por medio de monedas y billetes.
«El sector financiero es excluyente, mientras que con el dinero en efectivo, cualquier persona puede participar en ello. El sector financiero tiene reglas, que pueden excluir a ciertas personas».
Frisby ve un paralelo en el desarrollo de la telefonía fija frente al de la telefonía celular.
«En 2008 había 1.300 millones de líneas de telefonía fija en todo el mundo, para una población total de 7.000 millones. A todo el mundo le gusta comunicarse. Por lo que uno pensaría que debería haber más de una línea telefónica por cada seis personas. Pero en cambio llegaron los teléfonos móviles y ahora hay 6.000 millones de líneas de teléfono celular».
¿Por qué triunfó el teléfono móvil sobre las líneas fijas?, se pregunta Frisby.
«Una de las razones es por la tecnología. Pero otra razón es que para obtener una línea de teléfono fijo se requería una cuenta bancaria y acceso al crédito. Y más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a bancos. Por lo que la exclusión financiera impidió a muchos de ellos obtener una línea teléfonica», asegura.

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«En el caso del teléfono móvil, se puede comprar el aparato y los minutos con efectivo, no se necesita tener cuenta bancaria, y no excluye a la gente de la misma manera. La consecuencia es que ahora hay 6.000 millones de personas con teléfono móvil».
«Una forma de intercambio es incluyente, la otra excluyente. Y un riesgo de la sociedad sin efectivo es la exclusión de los muy pobres.
«Si eres un refugiado que acabas de llegar a Europa, ¿como vas a conseguir una cuenta bancaria? Y si no tienes cuenta bancaria, ¿qué vas a hacer?»
Tampoco funcionan muy bien en casos de emergencias naturales. «Si no funcionan las transferencias electrónicas luego de una inundación u otro desastre, ¿como compras comida?».
Contra la intimidad
Frisby también ve un riesgo al derecho a las personas a su privacidad.
«En mi opinión, las finanzas ocupan un lugar demasiado grande en nuestras economías. ¿Queremos que ahora controlen como intermediarios todos y cada uno de los pagos que hagamos? Creo que es un error», advierte.
«Más aún, la manera en que gastas tu dinero dice más sobre ti que cualquier otra cosa. Ahora, estas organizaciones, y probablemente también los gobiernos, tendrían acceso a toda la información acerca de cómo gastas tu dinero».

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Frisby cree, no obstante, que actualmente hay otros avances tecnológicos que pueden mitigar estos riesgos.
«Ahora tenemos efectivo digital, como bitcoin y otras 300 a 400 modalidades de dinero digital, sin intermediarios».
Pero los que piensan distinto sostienen que esa falta de intermediarios y de regulación podría prestarse en algunos casos para actividades criminales.
La misma razón por la que algunos estados quieren eliminar billetes en efectivo de alta denominación que se usan también para lavado de dinero y otras irregularidades.
A lo que Frisby responde que es cierto que en algunos casos el efectivo se emplea para actos ilegales, «al impedir que se use el efectivo, desde el punto de vista filosófico, se está quitando una libertad, una opción».
Inevitable
Frisby reconoce que, en buena parte, el movimiento hacia el dinero electrónico es inevitable por el avance tecnológico.

«Hace mucho usabamos conchas y dientes de ballena como medio de intercambio. Las monedas acuñadas eran más efectivas, después el papel moneda y eventualmente banca electrónica. Es la manera en que el mundo evoluciona», dice el comentarista.
«En algunos países veremos, en nuestras vidas, la desaparición total del efectivo».
«Yo mismo, uso cada vez menos el efectivo. Pero eso no quiere decir que debamos erradicar del todo la opción», sentencia Frisby.
Fuente: bbc.com/mundo, 30/303/16.
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El Dinero en Efectivo es genial
octubre 25, 2022
Seis razones para utilizar dinero en efectivo
El efectivo es genial, y es una de las 6 razones que ofrece Neil Swidley del Boston Globe para alentar a los consumidores a usarlo más.
Por Viktoria Dijakovic.
“Todos deberíamos aprovechar este momento para recordarnos a nosotros mismos la enorme cuota de control que hemos cedido a las grandes entidades financieras, por no mencionar a los infames hackers, a cambio de pequeñas comodidades en nuestro camino hacia la esclavitud de las tarjetas de crédito”.
Neil Swidley

El periodista del Boston Globe Neil Swidley aborda el tema de la aparición de las Tarjetas de Crédito, el endeudamiento estadounidense y las ventajas de utilizar el efectivo en un artículo ameno y esclarecedor que todo el mundo debería leer. “Guarda esa tarjeta de crédito. Hay que usar más el efectivo” no es una consigna retrógrada para volver a la vida rural. Al contrario, se trata de un análisis detallado de la situación financiera de la mayoría de los hogares estadounidenses y de las causas de su preocupante endeudamiento.
Swidey cita también el esfuerzo del pequeño comercio por mantenerse a flote al competir con gigantes de la talla de Amazon o Walmart y pone de manifiesto la diferencia que puede suponer el pago en efectivo en sus ya exiguos márgenes. Además, con la reciente oleada de legalización de la marihuana en muchos estados de EE. UU., ha surgido un nuevo problema: la imposibilidad para estos emprendedores de disponer de una cuenta bancaria profesional y aceptar pagos con tarjeta de crédito. Este problema real es un recordatorio más del poder que han alcanzado las entidades financieras, que llega hasta el punto de poder rechazar clientes por cualquier motivo que determinen, ya sea moral o de otra índole.
A pesar de que Swidey admite ser un usuario habitual de tarjetas de pago y, por ende, no ser un acérrimo defensor del uso exclusivo del efectivo, el periodista explica por qué es importante mantener tanto el papel moneda como el plástico como opciones de pago viables y complementarias.
Esta es su lista de seis puntos:
1. El pago en efectivo ayuda al pequeño comercio. Como hemos mencionado anteriormente, los pequeños comercios tienen dificultades para asumir la comisión del 3 o 4 % impuesta en cada transacción realizada con tarjeta de crédito. Un ejemplo que habla por sí solo es el de la Common Ground Food Co-operative en la región central de Illinois, que ha pedido a sus clientes que paguen en efectivo. La cooperativa gastó “más de 133 000 dólares en comisiones de tarjetas de crédito y débito en 2017, dado que el 86 % de las compras se abonaron con este medio de pago”.
2. Los pagos en efectivo pueden conllevar una rebaja de los precios, ya que algunos comercios ofrecen un descuento por los pagos en efectivo a fin de evitar las comisiones de las tarjetas.
3. El efectivo te da control. Control para elegir, por ejemplo, dejar una propina en efectivo para que vaya íntegramente al camarero sin tener que ceder un porcentaje a Visa o MasterCard.
4. El efectivo protege tu privacidad. No serás objetivo de campañas de marketing y no deberás temer posibles brechas de seguridad de las tarjetas.
5. El efectivo te da tranquilidad. Con dinero en metálico, puedes estar seguro de estar perfectamente preparado en caso de desastre natural, apagón o ciberataque a la central eléctrica más cercana.
6. El efectivo es genial. Con el efectivo puedes controlar tus gastos y evitar el endeudamiento. Solo hay que mirar a los alemanes, que utilizan efectivo en el 80 % de los pagos y su nivel de endeudamiento es 2,5 veces más bajo que el de sus homólogos estadounidenses.
Un séptimo punto podría ser que el efectivo te ayuda a administrar tu presupuesto y a gastar menos. Puede que lo hayamos experimentado alguna vez en nuestra vida personal, pero también hay estudios que corroboran esta tesis. Por ejemplo, el economista del MIT Drazen Prelec determinó que “la gente está dispuesta a gastar hasta un 100 % más en un producto (en este caso, entradas para la final de los Celtics) si lo van a pagar con tarjeta en lugar de en efectivo”. El profesor añade que “muy probablemente, el endeudamiento sería menor si no existieran las tarjetas de crédito”.
Fuente: cashessentials.org
Más información:
En defensa del dinero en efectivo
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Quieren robar sus ahorros
junio 9, 2021
El Estado Profundo va por sus ahorros
Por Bill Bonner. Marzo 2016 (absolutamente vigente en 2021).
Van por su dinero y ya saben cómo obtenerlo. Gracias a las tasas de interés negativas, que no son más que un impuesto, lograrán hacerse con sus ahorros.
¿Hay realmente una “guerra contra el efectivo”?
No, lo que hay es una guerra contra usted.
Volveremos a esto en un minuto… Ahora hagamos un breve repaso por los acontecimientos sucedidos esta última semana.
El desplome del petróleo
Malas noticias para los productores de shale oil estadounidenses. Bloomberg publica:
El número de plataformas de perforación de petróleo y gas en Estados Unidos ha caído a su nivel más bajo en los últimos 75 años… la reducción ha terminado con casi el 75% de los equipos de perforación.
Los municipios del boom del fracking se están convirtiendo en ciudades fantasma.
Los miles de millones de dólares de inversión (la industria nunca ha tenido un flujo de fondos positivo) han dejado de fluir hacia los productores de shale estadounidenses. Los ingresos (tal y como están ahora) han disminuido notablemente.
En el sector tecnológico, Yahoo! está pagando por su ola de compras compulsivas. Es una de las once compañías que, de acuerdo con USA TODAY, “perdieron sumas obscenas” de dinero el año pasado:
Hay 11 compañías en el índice Russell 3000, que incluyen desde una serie de empresas del sector de la energía como Apache, hasta el conglomerado industrial General Electric, pasando por el portal de noticias Yahoo!, que han reportado asombrosas pérdidas netas en el año que recién termina…
Cada una de esas compañías reportaron pérdidas netas por valor de 4 mil millones de dólares o más el año pasado- haciendo parecer pequeña la impresionante cantidad de mil millones de pérdida neta anunciada hace unos días por la empresa minorista Sears.
Un montón de estiércol
Pero volvamos a la guerra contra el efectivo. Todo es mucho más siniestro de lo se que imagina…
Varios países, como Dinamarca, Suecia y Noruega, casi no tienen dinero en efectivo.
Otros, como Francia, han prohibido las transacciones en efectivo por montos superiores a determinadas cantidades. En los niveles más altos del gobierno de la India -en este momento, una de las sociedades más dependientes de efectivo del mundo- existen planes para “desincentivar” el uso del mismo.
Mientras tanto, los economistas y comentaristas del establishment -entre los que se destacan Larry Summers y Keneth Rogoff de la Universidad de Harvard; Willem Buiter, economista jefe de Citibank; Andy Haldane del Banco de Inglaterra y Martin Wolf del Financial Times- se han manifestado a favor de una sociedad sin dinero en efectivo. [Todos reconocidos representantes de la perversa Agenda Globalista]
Summers afirmó que es “tiempo de acabar con el billete de 100 dólares”.
De acuerdo con el New York Times, “deshacerse de los billetes de alta denominación podría ayudar a combatir el crimen”.
Hoy cavaremos un poco más profundo en este montón de estiércol para tratar de averiguar lo que oculta una medida de este tipo….
¡Qué gran sorpresa! Ahí está el Estado Profundo –maloliente, malévolo, y maligno.
Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo, podemos literalmente vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos puedan controlar literalmente cada compra, transacción, y movimiento económico, de cada persona.
La prohibición de los Ben Franklins
En primer lugar, deshagámonos -como si tuviéramos un pañal sucio entre las manos- de la idea que eliminar los Ben Franklins y otros billetes de alta denominación es una forma de “luchar contra el crimen”.
Si ahora usted quisiera cerrar un negocio por 100.000 dólares, necesitaría una pila de billetes de 100 dólares de un poco más de 10 centímetros de largo.
Ahora imaginemos que el billete de 100 dólares estuviera fuera de circulación. ¿Piensa usted que el vendedor de drogas le dirá a su cliente “Oh, creo que no podremos hacer negocios, me es mucha molestia cargar con tantos billetes”?
¿Cree que el que se beneficia por una obra pública con sobreprecios le dirá al funcionario en un garage: “lo siento, simplemente no puedo conseguir el dinero porque no entraba en el sobre”?
¿Que la prostituta le dirá al proxeneta que no trabaja para obtener billetes de 20?
No se preocupe por los criminales. En la Argentina, la columna vertebral de la economía es un billete de 100 pesos- equivalente a unos 6 dólares.
Tengo una casa en la Argentina. He visto cómo usa la gente ese billete. Los argentinos lo usan para todo. Desde comprar el periódico hasta vender un departamento de un millón de dólares. Llevan el dinero escondido en bolsas de papel (para no llamar la atención de los ladrones). Lo guardan en cajas fuertes. Pilas de esos billetes salen de sus bolsillos y se sientan en los escritorios de los cambistas del mercado negro.
¿Una molestia?
Sí.
¿Una manera de acabar con el crimen?
¿Estás bromeando?
Los vendedores de drogas, las prostitutas, los asesinos a sueldo, los terroristas, los que se dedican al blanqueo de capitales… Todos ellos ya están catalogados como criminales…y amenazados con multas, la cárcel e incluso la muerte.
¿El problema de tener que cargar con billetes de baja denominación los va a detener?
Olvídenlo. Ellos utilizarán billetes más pequeños, divisas extranjeras, Bitcoin, oro o algo más. Si se bloquea el uso de billetes grandes, innovarán.
Un “impuesto” a los ahorros
¿Qué hay de la idea de que prohibir el dinero en efectivo ayudará a la economía?
Si el dinero en efectivo es más difícil de conseguir, para los bancos centrales será más fácil imponer una tasa de interés negativa en sus depósitos bancarios.
Sin la opción de mantener los ahorros en moneda física, la gente no tendrá más remedio que mantener su dinero como un depósito en el banco… y pagar por ahorrar.
Un tipo de interés negativo no es más que un impuesto… uno que es puesto en marcha por los trabajadores del cartel de la industria bancaria y que no necesita ninguna votación en el Congreso.
Con una tasa de interés negativa del 1%, se pierden 10 dólares de cada 1.000 ahorrados. Esto es lo mismo que un 1% de “impuesto al ahorro”.
Pero, un momento… El aumento de los impuestos normalmente no provoca que la gente gaste más. Hace que los ciudadanos cierren sus billeteras, no que las abran.
Si les quitan el dinero, los dejan con menos (¡Ups!). Usted tiene que recortar sus gastos. Y si usted está ahorrando para la jubilación, un impuesto sobre sus ahorros significará que tendrá que ahorrar más (y gastar menos) de lo que gana.
No hay prueba a lo largo de la historia que demuestre que quitarle el dinero a la gente ayuda a la economía. La idea es tan absurda que solo se le podía haber ocurrido a un economista doctorado… o a un canalla.
Pero para entender cabalmente qué tenemos entre manos ahora… tenemos que retroceder cientos de años.
Quédese en sintonía,
Bill Bonner
—Bill Bonner es fundador y presidente de Agora Inc., con sede en Baltimore, Estados Unidos. Es el autor de los libros “Financial Reckoning Day” y “Empire of Debt” que estuvieron en la lista del New York Times de libros más vendidos.
Fuente: Inversor Global, marzo 2016.
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¿Es malo el dinero en efectivo?
agosto 27, 2018
El lado siniestro del efectivo
Los billetes de alta denominación alimentan la corrupción y la delincuencia.

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Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
Es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo, podemos literalmente vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos puedan controlar literalmente cada compra, transacción, y movimiento económico, de cada persona.
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Cuando le digo a la gente que he estado estudiando por qué el gobierno debería reducir drásticamente la circulación de papel moneda, la reacción inicial más habitual es el desconcierto. ¿Para qué ocuparse de esas nimiedades? Pero lo cierto es que el dinero en efectivo está en el centro de algunos de los problemas monetarios y de finanzas públicas más complejos de la actualidad. La eliminación de la mayor parte del efectivo circulante —es decir, el avanzar hacia una sociedad donde el dinero se use con menos frecuencia y principalmente pequeñas transacciones— podría ser una gran ayuda.
Las fuerzas del orden tienen muy pocas dudas de que el papel moneda (especialmente billetes de alta denominación como el de cien dólares), facilita la delincuencia en la forma de chantaje, extorsión, lavado de dinero, tráfico de drogas y de personas y corrupción de los funcionarios públicos, por no hablar de terrorismo. Hay sustitutos del efectivo, como las criptomonedas, los diamantes en bruto, las monedas de oro, las tarjetas de prepago, pero para muchos tipos de transacciones criminales, el dinero en efectivo sigue siendo el rey. Ofrece un anonimato absoluto, portabilidad, liquidez y es casi universalmente aceptado. No es casualidad que cada vez que hay un gran operativo policial antidrogas, las autoridades suelen encontrar grandes fajos de billetes.

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El efectivo también está profundamente implicado en la evasión de impuestos, que le cuesta al gobierno federal de EE.UU. unos US$500.000 millones al año en ingresos. De acuerdo con el Servicio de Impuestos Internos (IRS), gran parte de la evasión se concentra en pequeñas empresas, que usan el efectivo intensivamente, lo cual dificulta la verificación de sus ventas y declaraciones de ingresos. Por el contrario, las empresas que hacen la mayoría de sus pagos con cheques, tarjetas de crédito o transferencias electrónicas saben que es mucho más fácil que las autoridades fiscales detecten cualquier irregularidad. Aunque hay menos datos sobre los gobiernos estatales y locales, es probable que estos pierdan hasta US$200.000 millones al año por este concepto en EE.UU.
Obviamente, reducir la cantidad de efectivo no va a cambiar la naturaleza humana y hay otras maneras de evadir impuestos y gestionar empresas ilegales. Pero es indudable que inundar la economía informal con papel moneda alienta el comportamiento ilícito.
El efectivo también se encuentra en el núcleo del problema de la inmigración ilegal. Si los empleadores estadounidenses no pudieran pagarle tan fácilmente en efectivo a los trabajadores indocumentados al margen de los libros, el atractivo del empleo disminuiría y el flujo de inmigrantes ilegales se reduciría drásticamente. Es obvio que la eliminación de la mayor parte del efectivo sería una forma mucho más humana y sensata de desanimar la inmigración ilegal que construir un muro gigantesco.
Para que quede claro, estoy proponiendo una sociedad con “menos efectivo”, no una sin efectivo, al menos en el futuro previsible. La primera etapa de la transición implicaría la eliminación gradual de los billetes de alta denominación que constituyen el grueso del circulante. De los más de US$4.200 en efectivo por cada persona que circulan fuera de las instituciones financieras en EE.UU., casi 80% está conformado por billetes de US$100. Los billetes de US$50 y US$20 también deberían ser eliminados gradualmente, aunque los de US$10, US$5 y US$1, que apenas constituyen el 3% del dinero circulante, deberían ser mantenidos indefinidamente.
El objetivo de deshacerse de los grandes billetes es dificultar el transporte y almacenamiento de grandes montos de dinero. Un millón de dólares en billetes de US$100 pesa poco menos de 10 kilos y puede caber cómodamente en una bolsa de compras. Hacer lo mismo con billetes de US$10, no es tan fácil: piense en cargar un baúl de 100 kilos. Los acaparadores y los evasores de impuestos encontrarían proporcionalmente más costoso contar y almacenar billetes de baja denominación. El uso de dinero en efectivo podría ser desalentado aún más poniendo restricciones al tamaño máximo de los pagos en efectivo permitidos en las ventas al por menor.
El hecho de que los grandes billetes se utilicen mucho más en las actividades ilegales que en las legales ha penetrado desde hace mucho en la televisión, el cine y la cultura popular. Los espectadores de “Breaking Bad”, la serie de TV sobre un profesor de química de secundaria transformado en traficante de metanfetaminas, mostró una idea bastante clara de cómo el dinero se gana, se gasta y se lava en las actividades delictivas.
Los diseñadores de políticas han sido mucho más lentos en reconocer esta realidad. Destacan la popularidad del dólar en el exterior, especialmente en algunos países con gobiernos problemáticos como Rusia, donde no es inusual pagar por un apartamento con un maletín lleno de billetes de US$100. En un momento, la Fed y el Departamento del Tesoro insistían en que la demanda externa explicaba hasta 70% de la demanda de dólares estadounidenses, pero este argumento ha sido contrariado por la evidencia que sugiere que al menos una gran proporción de dólares debe ser mantenida en la economía informal de EE.UU. (como he mostrado en un trabajo de investigación hace casi dos décadas). La propia Fed estima ahora que menos de la mitad de todos los dólares en efectivo circula fuera de EE.UU.
Si el dinero en efectivo es tan nocivo, ¿por qué quedarse con los billetes de US$10 y menos? Por un lado, el efectivo sigue representando más de la mitad de las compras minoristas inferiores a US$10. Este porcentaje cae abruptamente a medida que crecen los montos de las transacciones y el uso de tarjetas de débito, de crédito, transferencias electrónicas y cheques. Estos medios de pago exceden al efectivo para los compromisos superiores a los US$100, que son además legales y pagan impuestos.
Muchas personas de escasos ingresos todavía dependen en gran medida del efectivo, aunque por supuesto no son los que cargan fajos de US$100. No costaría mucho que el gobierno o las instituciones financieras les proporcionaran tarjetas de débito. Esto también haría más sencillo, más seguro y menos costoso para el gobierno hacer transferencias a los más necesitados. Varios países escandinavos ya han dado este paso.
Retener los billetes de baja denominación alivia una serie de problemas que podrían surgir si el efectivo fuera eliminado por completo. Por ejemplo, el efectivo sigue siendo útil cuando un huracán u otro desastre natural deja fuera de servicio la red eléctrica. La mayoría de los manuales de preparación de desastres piden a la gente que conserve un poco de dinero a mano, advirtiendo que los cajeros automáticos podrían estar paralizados.
Pero los tiempos están cambiando. Hoy, las torres de celulares y las grandes tiendas minoristas normalmente tienen generadores de respaldo, lo que les permite procesar tarjetas bancarias durante un apagón. Y siempre hay cheques. A su debido tiempo, es probable que la tecnología de teléfonos inteligentes supere al resto de los demás medios de comunicación, y uno siempre pueda mantener un repuesto de recarga en caso de emergencia.
Tal vez la objeción más difícil y fundamental para deshacerse del dinero en efectivo tiene que ver con la privacidad, nuestra capacidad para gastar de forma anónima. Pero, ¿dónde trazar la línea entre el derecho individual y la necesidad del gobierno de gravar, regular y hacer cumplir la ley? La mayoría de nosotros no quiere socavar al derecho de una persona para hacer una compra ocasional de US$200 con total privacidad. Sin embargo, ¿qué pasa con un auto de US$50.000 o un apartamento de US$1.000.000? Deberíamos ser capaces de limitar los problemas que he descrito aquí, garantizando al mismo tiempo que la gente común pueda seguir utilizando billetes pequeños para mayor comodidad en sus transacciones cotidianas.
¿No encontrará el sector privado nuevas maneras de hacer transferencias anónimas que eludan las restricciones del gobierno? Ciertamente. Pero mientras el gobierno evite que estos vehículos alternativos sean utilizados fácilmente por las tiendas al por menor o por los bancos, no podrán desempeñar el papel que hoy tiene el efectivo. Obligar a delincuentes y evasores de impuestos a recurrir a alternativas más arriesgadas y costosas complicará sus vidas y mermará la rentabilidad de sus negocios.

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Algunos podrían sostener que la menor circulación de dólares estadounidenses sólo funcionará si existe una coordinación entre todas las grandes economías, ya que los delincuentes y evasores de impuestos estadounidenses podrían sencillamente convertir sus dólares a euros. Esto es muy improbable. Pocos puntos de venta de Estados Unidos aceptan euros, los bancos tienen que presentar informes sobre grandes depósitos en efectivo, y hay un tope de US$10.000 para la cantidad de dinero que se puede traer a o sacar de EE.UU. sin presentar un formulario de aduanas.
Es cierto que el gobierno estadounidense ahorra costos de financiamiento al imprimir una gran cantidad de dinero en lugar de, por ejemplo, emitir bonos del Tesoro que pagan intereses. Pero esa inundación de fondos en efectivo facilita la vida de los oligarcas rusos, los narcotraficantes mexicanos y los responsables del tráfico de personas a nivel mundial. El mayor ingreso que el gobierno conseguiría al eliminar el efectivo (y por lo tanto, reducir mucha evasión de impuestos) probablemente excederá los ingresos que el Tesoro de EE.UU. obtiene actualmente de engrasar las ruedas de la delincuencia mundial, sin tomar en cuenta los enormes beneficios directos e indirectos de tasas de delincuencia más bajas. En cualquier caso, si EE.UU. toma la delantera, otras economías avanzadas acabarían haciendo lo mismo por vergüenza.
El ángulo fiscal y la delincuencia son razones suficientes para destrozar las montañas de papel moneda del mundo. Hay, sin embargo, un motivo muy diferente y quizás sorprendente, que tiene que ver con la capacidad de los bancos centrales para hacer frente a las crisis financieras y recesiones profundas. ¿Por qué? Porque pese a toda la polémica en torno a la política fiscal, la política monetaria sigue siendo la primera línea preferida de defensa contra las recesiones.
La reducción de las tasas de interés proporciona un estímulo rápido y eficaz dando a los consumidores y a las empresas un incentivo para endeudarse. También eleva el precio de las acciones y de las viviendas, lo que hace que las personas se sientan más prosperas y quieran gastar más. La política monetaria anticíclica tiene un largo historial, mientras que las discusiones políticas siempre van a interferir con un estímulo fiscal oportuno y eficaz.
Desde 2008, sin embargo, la política monetaria ha comenzado a lucir cada vez menos ágil. La mayoría de los bancos centrales se ha encontrado que una vez que recortaron las tasas de interés a alrededor de cero, sus opciones eran bastante limitadas. Esto ha hecho que muchos bancos centrales deseen tener la capacidad de reducir las tasas de interés por debajo de cero.
¿Qué significa eso? Cuando un préstamo tiene una tasa de interés negativa, los pagos del deudor en realidad suman menos que la deuda original. Varios bancos centrales (como el Banco Central Europeo y el Banco de Japón) han experimentado con este tipo de medidas. Para los ahorradores, tiene el efecto contrario: El dinero que queda en un depósito bancario o en un fondo del mercado monetario sigue disminuyendo debido a las tasas de interés negativas.
Ver: El impacto de las Tasas negativas en la Economía global
En teoría, recortar las tasas de interés por debajo de cero debería estimular el consumo y la inversión de la misma forma en que lo hace la política monetaria normal, al fomentar el endeudamiento. Por desgracia, la existencia de dinero en efectivo entorpece este mecanismo. Si usted es un ahorrador, simplemente retirará sus fondos del banco y los convertirá en efectivo en lugar de ver que se reduzcan con rapidez. Enormes sumas pueden ser retiradas para evitar tales pérdidas, lo que podría hacer que sea difícil para los bancos hacer préstamos, anulando por lo tanto el propósito de la política.
Eliminar el efectivo o hacer que el costo de acapararlo se vuelva suficientemente alto, sin embargo, allanaría el camino para que los bancos recorten las tasas a territorio negativo tanto como sea necesario en una recesión severa. Las personas podrían acaparar billetes pequeños, pero los costos probablemente serían prohibitivos para cualquier tasa de interés negativa realista. Si es necesario, los bancos centrales también podrían fijar cuotas temporales para los grandes retiros y depósitos de papel moneda.
A los economistas en general les gusta la idea de agregar las tasas de interés negativas al arsenal de herramientas de los bancos centrales. John Maynard Keynes la consideró en su gran obra “La teoría general del empleo, el interés y el dinero” (1936). Pero Keynes escribía en una era anterior a la banca electrónica, por lo que veía las tasas negativas como una idea totalmente poco práctica.
No todos son partidarios de las tasas negativas. La resistencia es particularmente fuerte en el sector financiero, al que le preocupa la dificultad de traspasarlas a los pequeños depositantes. Sin embargo, estas preocupaciones pueden ser aliviadas significativamente. Los bancos podrían ser compensados por permitir depósitos de tasa de interés cero de hasta, digamos, US$2.000 por persona.
A otros les preocupa que las tasas negativas lleven a los bancos y a todo el sector financiero a asumir riesgos imprudentes, lo cual ya es suficiente amenaza con tasas de interés en cero. Pero si una fuerte dosis de tasas negativas puede sacar a una economía de una recesión, debería poder hacer subir la inflación y las tasas de interés a niveles positivos con relativa rapidez, reduciendo posiblemente la vulnerabilidad a las burbujas en vez de aumentarla.
En resumen, hay numerosos temas a tener en cuenta, pero si se hace de forma gradual y adecuadamente, el balance de los argumentos se inclina claramente a favor de que pasemos a ser una sociedad que dependa mucho menos del dinero en efectivo.
¿Será alguna vez realidad? Creo que ha llegado el momento. Los ministerios de Hacienda están desesperados por recaudar más ingresos fiscales sin subir los impuestos, las agencias de seguridad interna están preocupadas por la forma en la que el dinero facilita la financiación del terrorismo, los ministerios de Justicia están más preocupados que nunca sobre el papel del efectivo en la delincuencia. Para las autoridades de inmigración, mientras tanto, reducir el efectivo seguramente es mucho mejor que la idea de erigir muros.
El efectivo es algo que conocemos íntimamente: forma parte de la trama de nuestras vidas y de nuestras experiencias como consumidores y empresarios. Pero los gobiernos han dejado que los suministros de dinero en efectivo se descontrolen, en beneficio de los delincuentes y los evasores de impuestos en todas partes. Es hora, por fin, de deshacerse de todos los billetes de US$100.
—Kenneth Rogoff es el profesor de Políticas Públicas Thomas D. Cabot de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional. Este ensayo es una adaptación de su nuevo libro, ‘The Curse of Cash’, algo así como ‘La maldición del efectivo’, que será publicado en EE.UU. en septiembre por Princeton University Press.
Fuente: The Wall Street Journal, 30/08/16.
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¿Hacia el fin del dinero en efectivo?
julio 31, 2018
En Suecia, el 59% de las operaciones se realizan vía comercio electrónico
En Argentina, estas operaciones representan sólo el 13% de los pagos.
Por Caetano Mohorade.
La tecnología continúa avanzando alrededor del mundo y el mercado de dinero no parece ser la excepción. Los medios de pago electrónicos están tomando cada vez más lugar en las economías más desarrolladas, al punto de que está desapareciendo el efectivo.
Según un reporte del World Economic Forum (WEF), entre 2007 y 2015, el dinero en circulación se redujo casi un 15% en Suecia, mientras que entre 2010 y 2015, la cantidad de pagos en efectivo prácticamente se redujeron a la mitad (del 39% al 20%). El consumo a través de medios electrónicos ascendió al 59% debido a que el 95% de la población tiene acceso a una tarjeta de crédito o débito. En 2015, se hicieron en promedio 290 pagos con tarjeta en el año por persona, cifra que se ubica por encima de los montos registrados en Europa (104, en promedio).
Existen distintas razones por las cuales Suecia se está convirtiendo en una sociedad sin efectivo. La mayoría de la población tiene acceso a celulares smartphones o tablets, lo que les permite realizar transacciones financieras y ganar tiempo. Pero, además, el efectivo es costoso para los bancos, por lo cual las entidades prefieren optar por los pagos electrónicos. También hay una gran confianza dentro de la población por estos medios de pago.
A nivel internacional, las operaciones sin efectivo alcanzaron los u$s433.100 millones en 2015. Y se espera que la cifra ascienda a u$s2,2 billones en 2020. Junto con Suecia, Singapur (61%), Holanda (60%) y Francia (60%) son algunos de los principales países que dependen en mayor medida de las transacciones electrónicas.
Los niveles que manejan estos países se mantienen muy por encima de las cifras registradas en la Argentina. En el país, el nivel de bancarización se encuentra en torno al 50% de la población, lo que significa que nos encontramos en niveles similares a los de Argelia (50%), o Botsuana (52%). En 2015, los pagos con tarjeta de crédito representaban un 13% del consumo en general. Esta cuestión, sumada a los elevados niveles de informalidad (alrededor del 40%) y de la evasión, hace complicado que la Argentina pueda desarrollarse, al menos en el corto plazo, en la utilización de los medios de pago electrónicos.
Además, hay cierta reticencia por parte de los consumidores en el país a desarrollar el e-commerce debido a que sienten que con efectivo pueden controlar sus gastos, mientras que las tarjetas de crédito generan una «ilusión de riqueza» que los termina llevando a aumentar los niveles de consumo. También existe cierto temor al robo de datos en internet a partir de los pagos vía tarjeta de crédito o de aplicaciones móviles de pagos.
Ana Laura Jaruf, economista de la Cámara Argentina de Comercio, destacó que «el Gobierno junto con el BCRA están implementando medidas para aumentar el nivel de bancarización». Explicó que «lo que se busca es generar una mayor competencia y transparentar el mercado para obtener una reducción de costos y así lograr este objetivo». «Para esto, es necesario generar un mayor conocimiento dentro de la población y ofrecer mayores medios de financiación», agregó Jaruf.
La economista destacó también que todavía hay ciertas complicaciones que evitan el crecimiento del segmento, como los elevados niveles de informalidad. Consideró que «hay que generar incentivos para que tanto en el mercado laboral como en el de comercio haya mayor formalización de la economía». «El hecho de seguir manteniendo altos niveles de informalidad genera que la gente opere por fuera de la ley y esto termina repercutiendo sobre los fondos públicos». «Promover los medios de pago electrónicos evita el desarrollo de la evasión y del crimen organizado, que se mueven a través de billetes y monedas, lo que permite que se evadan impuestos».
La Argentina se encuentra en un punto de inflexión. El Gobierno busca aumentar la bancarización y el sistema financiero en un mediano/largo plazo, lo que terminaría repercutiendo positivamente sobre este proceso. Para eso, debe continuar desarrollando las medidas necesarias para llevar a cabo este proceso y debe concientizar sobre los beneficios que generan los medios de pago electrónicos.
Fuente: ambito.com, 03/10/17.
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Ecuador: La guerra contra el efectivo
diciembre 5, 2017
La guerra contra el efectivo
Gabriela Calderón de Burgos analiza la «Ley de Reactivación Económica» en Ecuador que penalizaría vía impuestos a quienes realicen retiros en efectivo por encima de $4.000 en un mes.

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De manera acertada se eliminó una de las peores provisiones contenidas en el proyecto original de la mal llamada «Ley de Reactivación Económica”: la creación de un impuesto para quienes realicen retiros en efectivo por encima de $ 4.000 en un mes. Los partidarios de esta propuesta nos dicen que esto ayudaría, entre otros objetivos, a combatir la corrupción y a bancarizar a los más pobres.
Hace un par de semanas en la Conferencia Monetaria Anual del Instituto Cato, Lawrence White –académico de dicho instituto y profesor de Economía de George Mason University– realizó una presentación acerca de lo que él denomina “La guerra contra el efectivo (cash)”, que es importante para entender por qué no convienen algunas propuestas destinadas a castigar o desalentar el uso de efectivo.
White dice que “el razonamiento económico estándar nos dice que mejorar las vidas de las personas significa agregar opciones atractivas, no remover lo que la gente actualmente considera como sus opciones más ventajosas. Quitarles a las personas sus mejores opciones (incluyendo las opciones de medio de pago) rara vez es una forma de enriquecerlas o mejorar su situación desde su perspectiva”.
El economista alemán Norbert Haring dice que la Better Than Cash Alliance y otros organismos que promueven políticas coercitivas para supuestamente lograr la “inclusión financiera” de hecho acaban “respaldando la exclusión financiera de los pobres al prevenir que utilicen su método preferido y muchas veces único de pago”. Esto sucedió hace un año en la India, donde se retiraron repentinamente de circulación dos billetes que constituían el 86% del stock de billetes en circulación. Esto derivó en grandes problemas para la mitad de los indios que no están bancarizados y suelen recibir su sueldo en efectivo y los agricultores no fueron capaces de vender sus productos. “Una política aparentemente diseñada con la intención de infligir pérdidas sobre los evasores de impuestos y criminales impuso un severo daño colateral a usuarios honestos de la moneda”, explicó White.
Desde hace algunos años, el Banco Central del Ecuador emprendió una costosa campaña para alentarnos a utilizar el dinero electrónico. Los argumentos varían según la coyuntura del momento, pero generalmente las autoridades del Gobierno anterior y de este se refieren de forma negativa a la prevalencia del uso del efectivo en una economía. Pero ¿realmente es eso algo negativo?
El problema con esta guerra, indica White, es que al igual que con otras guerras, como aquella contra las drogas, se socavan libertades civiles tradicionales –en este caso la privacidad financiera– y se criminalizan, espían y procesan actividades privadas sin víctimas.
White señala que esta guerra se fundamenta en una culpabilidad por asociación: los criminales usan efectivo para mantenerse fuera del radar, entonces cualquiera que usa efectivo podría ser un criminal. Aunque es cierto que los criminales se valen de transacciones en efectivo para delinquir, también es cierto que muchos ciudadanos respetuosos de la ley lo utilizan para actividades perfectamente legales.
La prosperidad y el progreso se trata acerca de ampliar las opciones, no de limitarlas. Nada impide que los medios de pagos virtuales coexistan con el efectivo. Si los usuarios encuentran que los primeros les resultan más convenientes, estos crecerán sin necesidad de una intervención estatal.
—Este artículo fue originalmente publicado en El Universo (Ecuador) el 1 de diciembre de 2017.
—Gabriela Calderón de Burgos es editora de ElCato.org, investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador).
Fuente: elcato.org, 01/12/17.
¡ATENCIÓN! – Nota de EconomiaPersonal:
El uso coercitivo de una moneda digital implica el enorme riesgo de que el Estado transforme el sistema tributario en violatorio de los derechos individuales, al exigir al contribuyente que le proporcione información privadísima para fiscalizarlo.
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Sturzenegger quiere eliminar el dinero en efectivo
febrero 27, 2017
La extraña explicación del presidente del BCRA para dejar de usar el dinero en efectivo
La meta de Federico Sturzenegger de bancarizar la economía es uno de los ejes de su gestión como presidente de la entidad.

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Buenos Aires — En la mayoría de laS conferencias o presentaciones que hace el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, gasta de su bolsillo desde $50 a $500 para mostrar a su auditorio de modo práctico y real cómo se puede dejar de pagar sus compras con dinero en efectivo y hacerlo a través de medios electrónicos como la Billetera Electrónica, el Mpos y el Botón de Pago.
Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
En nuestra opinión, es un enorme peligro eliminar el dinero en efectivo, podemos vernos inmersos en un mundo orwelliano donde los gobiernos puedan controlar literalmente cada compra, transacción, y movimiento económico, de cada persona.
En medio de su exposición, cuando llegó el momento de explicar los cambios que junto con la AFIP impulsa el Gobierno para reducir los canales de informalización de la economía, Sturzenegger le solicitó a uno de los asistentes un alias de una cuenta bancaria –este reemplaza al CBU de 22 números- a uno de los banqueros. Luego utilizó la aplicación de su teléfono inteligente para enviarle el dinero desde su cuenta bancaria, y en pocos segundos se pudo comprobar cómo se concretó la transferencia de 50 pesos.
«El problema es que en algunas presentaciones lo llega a hacer 10 veces para mostrar que el sistema es práctico, ágil y seguro«, manifestó uno de sus colaboradores: «Cada vez que hago una de estas demostraciones le tengo que explicar luego a mi mujer el origen de esas transacciones electrónicas, dado que nadie prueba hacer la demostración inversa».
«La intención de bancarizar la economía y minimizar el uso de dinero en efectivo en las transacciones cotidianas se podría decir que es uno de los ejes de gestión que rige a esta institución» manifestó; y destacó la autoridad monetaria: «El 3 de junio pasado habilitamos una nueva Plataforma de Pagos Móviles (comunicación A 5982), que sentó las bases para la proliferación de medios de pago electrónicos más ágiles y seguros, aprovechando las tecnologías existentes».
NECESIDADES Y VENTAJAS DEL DINERO ELECTRÓNICO
En su exposición, Sturzenegger enumeró una serie de definiciones para explicar por qué la gente debe dejar de utilizar dinero en efectivo y comenzar a usar la llamada billetera electrónica:
1. La Argentina es un país sumamente propicio para embarcarse en esta transformación de los medios de pago. Por un lado, hay una elevada penetración del uso de tarjetas bancarias. De hecho, hoy circulan en el país casi 75 millones tarjetas (aproximadamente 39 millones de débito y 36 millones de crédito).
2. La reducción del efectivo y una mayor difusión de los medios electrónicos de pago permiten estimular la intermediación bancaria y el crédito. El dinero en efectivo es dinero no intermediado. La proliferación de los pagos electrónicos logrará que, en lugar de llevar el dinero en las billeteras, quede a la vista en cada cuenta, lo que permite ampliar la disponibilidad de fondeo para las entidades financieras, con su posible correlato en el aumento de la oferta de crédito. En la actualidad hay unos 16.000 millones de dinero no intermediado.
3. Existe una muy amplia cobertura de telefonía celular, con aproximadamente 45 millones de celulares con uso frecuente, de los cuales más del 80% cuenta con tecnología 3G y 4G (45% serían del tipo inteligente). En otras palabras, la infraestructura para saltar a un entorno más digital ya está bastante emplazada. Simplemente hay que animarse a utilizarla.
4. En el mercado de medios de pago hay dos redes bancarias principales, la Link, donde operan principalmente los bancos públicos y la Banelco donde operan varias de las entidades privadas con mayor peso en el sistema financiero, y se irán próximamente sumando nuevos jugadores, en el marco de la competencia que alienta el BCRA.
5. Hay tres mecanismos de pago como la Billetera Electrónica, el Mpos y el Botón de Pago que apuntan a mejorar las condiciones para poder hacer transferencias directas interbancarias, como ya rige para las que se hacen por vía de la Clave Bancaria Única, o su alias, las que no están sujetas a comisiones por parte de las emisoras de tarjetas; ni sufren retenciones por Ganancias o IVA. En otras palabras, son mecanismos superadores del dinero en efectivo, ya que no presentan los costos de logística y seguridad que sí posee el físico.
6. Mientras que la primera fase de la agenda de bancarización se basó en introducir y promover los medios de pago electrónicos alternativos al efectivo, la segunda fase se relacionará con el desincentivo al uso del dinero papel, a la par de reducir sus costos de manejo para el sistema.
En su exposición en el encuentro del IAEF, Federico Sturzenegger explicó además que «toda la logística de manejo, traslado, almacenamiento y emisión de efectivo tiene costos muy significativos para la sociedad en su conjunto. Sólo los de emisión de dinero durante 2015 ascendieron a $1.730 millones, y en 2016 se elevó a $2.720 millones. «Usar menos efectivo no sólo es más ágil, seguro y eficiente para la sociedad, sino menos costoso», resaltó la autoridad monetaria.
Al finalizar, dijo el presidente del Banco Central: «es un debate que debemos tener si la cantidad de pagos en efectivo es producto de un faltante de demanda (el consumidor no quiere) o de oferta (el vendedor no quiere). Obviamente la realidad estará en un punto intermedio. Pero el diagnóstico del BCRA es que la falta de bancarización en los pagos responde más a un problema de oferta que de demanda».
Fuente: infobae.com, 27/02/17.
Comentario de EconomiaPersonal.com.ar:
El uso de la tecnología para crear una moneda digital implica el enorme riesgo de que el Estado transforme el sistema tributario en violatorio de los derechos individuales, al exigir al contribuyente que le proporcione información privadísima para fiscalizarlo.
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