Cómo los sesgos cognitivos afectan nuestro juicio

abril 22, 2020

25 Heurísticos y Sesgos Cognitivos: nuestros errores de juicio

Por Marta Guerri.

Sesgos cognitivos

¿Qué son los sesgos cognitivos?

Ya sea porque nuestro cerebro posee una capacidad limitada, o porque no siempre disponemos de toda la información que desearíamos o porque nos embarga la incertidumbre de las consecuencias de tomar una u otra decisión, por lo que en muchas ocasiones tomamos “atajos” mentales para llegar a la solución de los problemas. Estos atajos mentales que tomamos de forma inconsciente, en psicología se llaman “Heurísticos”, y nos ayudan a simplificar la gran cantidad de procesos mentales que llevamos a cabo constantemente y a hacer más llevadera nuestra vida diaria.Publicidad

Y es que nuestro cerebro no es capaz de procesar toda la información que recibe a través de los sentidos, por lo que necesita hacer una selección de la misma. Cuando nuestros atajos mentales o heurísticos nos conducen a errores de conclusión, les llamamos sesgos cognitivos.

Los principales sesgos cognitivos que se conocen

Sesgo de memoria

Todos sabemos que nuestra memoria no es perfecta, se difumina con el tiempo y fácilmente nos induce a errores inconscientes. Las investigaciones realizadas revelan que cuando evaluamos recuerdos para poder tomar decisiones sobre nuestro futuro, a menudo se muestran sesgados por los acontecimientos que son muy positivos o muy negativos, y es que tendemos a recordar los hechos insólitos o poco habituales más que acontecimientos diarios, cotidianos. La cusa es que el cerebro da mucha más importancia a los fenómenos extraordinarios o no tanta a usuales, seguramente debido a la importancia que estos tenían en el aprendizaje a lo largo de la evolución. Como resultado, ese sesgo de nuestra memoria afecta a nuestra capacidad de predicción en el futuro.

Para poder evitar ese sesgo se recomienda tratar de recordar el mayor número posible de eventos similares, de esta forma se pretende evitar caer en los extremos, a menudo poco representativos.Publicidad

Falacia de planificación

Este sesgo se refiere a la tendencia que tenemos a subestimar el tiempo que tardamos en terminar una tarea. Al parecer tendemos a planear los proyectos con cierta falta de detalle que nos permitiría la estimación de las tareas individuales. La falacia de la planificación no solo provoca demoras, sino también costos excesivos y reducción de beneficios debido a estimaciones erróneas.

Como dice el científico estadounidense Douglas Hofstadter hay que tener presente que «Hacer algo te va llevar siempre más tiempo de lo que piensas, incluso si tienes en cuenta la Ley de Hofstadter». La ley de Hofstadter es un adagio autorreferencial, acuñado por Douglas Hofstadter en su libro Gödel, Escher y Bach para describir la dificultad ampliamente experimentada de estimar con precisión el tiempo que llevará completar tareas de complejidad sustancial.

Ilusión de control

Este sesgo se encuentra detrás de muchas supersticiones y comportamientos irracionales. Es la tendencia que tenemos a creer que podemos controlar ciertos acontecimientos, o al menos a influir en ellos. Es gracias a este pensamiento que los humanos, desde tiempo inmemorial, creamos rituales y supersticiones que nos aportan cierta seguridad. Un ejemplo de la actualidad se puede ver en los deportistas que repiten ciertas conductas esperando que condicionen cosas como su capacidad de marcar goles, y que evidentemente depende de muchos otros factores objetivos.

Sesgo de apoyo a la elección

En el momento en que elegimos algo (desde una pareja a una pieza de ropa) tendemos a ver esa elección con un enfoque más positivo, incluso si dicha elección tiene claros defectos. Tendemos a optimizar sus virtudes y minimizamos sus defectos.

Efecto de percepción ambiental

Aunque nos parezca extraño, el ambiente que nos rodea ejerce una gran influencia en el comportamiento humano. Un ambiente deteriorado, caótico y sucio provoca que las personas se comporten de manera menos cívica, y también les inclina a cometer más acciones vandálicas y delictivas. Este efecto es la base de la «teoría de las ventanas rotas» estudiado por el psicólogo Philip Zimbardo.

Sesgo de disponibilidad

El sesgo o heurístico de disponibilidad es un mecanismo que la mente utiliza para valorar qué probabilidad hay de que un suceso suceda o no. Cuando más accesible sea el suceso, más probable nos parecerá, cuanto más reciente la información, será más fácil de recordar, y cuanto más evidente, menos aleatorio parecerá.

Este sesgo cognitivo se aplica a muchísimas esferas de nuestra vida, por ejemplo, se ha demostrado que doctores que han diagnosticado dos casos seguidos de una determinada enfermedad no muy usual, creen percibir los mismos síntomas en el próximo paciente, incluso siendo conscientes de que es muy poco probable (estadísticamente hablando) diagnosticar tres casos seguidos con la misma enfermedad. Otro ejemplo es el de una persona que asegura que fumar no es tan dañino para la salud, basándose en que su abuelo vivió más de 80 años y fumaba tres cajetillas al día, un argumento que pasa por alto la posibilidad de que su abuelo fuera un caso atípico desde el punto de vista estadístico.

En el fondo consiste en sobreestimar la importancia de la información disponible (y extraer por tanto conclusiones erróneas). Las loterías por ejemplo, explotan el sesgo de la disponibilidad, y es que si las personas comprendiesen las probabilidades reales que tienen de ganar, probablemente no comprarían nunca más un décimo en su vida.

El efecto Dunning-Kruger

El efecto Dunning-Kruger sesgo cognitivo consiste en una de autopercepción distorsionada, según la cual los individuos con escasas habilidades o conocimientos, piensan exactamente lo contrario; se consideran más inteligentes que otras personas más preparadas, están en la certeza de que son superiores de alguna forma a los demás, midiendo así incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Esta distorsión se debe a la inhabilidad cognitiva del sujeto de reconocer su propia ineptitud, debido a que su habilidad real debilitaría su propia confianza y autoestima. Por el contrario, los individuos competentes asumen, falsamente, que los otros tienen una capacidad o conocimiento equivalente o incluso superior al suyo.

Los autores de este descubrimiento David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell, trataron de averiguar si existía algún remedio para nivelar la autoestima sobrevalorada de los más incapaces. Por suerte resultó que sí lo había: la educación. El entrenamiento y la enseñanza podían ayudar a estos individuos incompetentes a darse cuenta de lo poco que sabían en realidad.

Ya lo dijo en su momento Charles Darwin: “La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento”.

Efecto halo

El efecto de halo es un sesgo cognitivo por el cual la percepción de un rasgo es influenciado por la percepción de rasgos anteriores en una secuencia de interpretaciones. O sea, si nos gusta una persona, tendemos a calificarla con características favorables a pesar de que no siempre disponemos de mucha información sobre ella, por ejemplo, pensamos de alguien que es simpático, y esto nos hace presuponer que ya conocemos otras características más específicas como: también es inteligente.

El mejor ejemplo para entender este sesgo son las estrellas mediáticas (actores, cantantes, famosos…) demuestran el efecto de halo perfectamente. Debido a que a menudo son atractivos y simpáticos, entonces y de manera casi automática, suponemos que también son inteligentes, amables, poseen buen juicio y así sucesivamente. El problema aparece cuando estas suposiciones son erróneas, ya que se basan a menudo en aspectos superficiales.

Esta tendencia parece estar presente incluso en todos los niveles sociales, tanto bajos como altos, incluyendo donde la objetividad es primordial. Por ejemplo, se ha demostrado que, de media, a la gente atractiva le caen penas de prisión más cortas que otros que fueron condenados por delitos similares.

Sesgo del poder corrupto

Seguro que a muchos no les va a de extrañar la realidad de este sesgo, que dice que hay una tendencia demostrada en la que los individuos con poder son fácilmente corrompibles, en especial cuando sienten que no tienen restricciones y poseen plena libertad. ¿Les suena de algo? Políticos, empresarios, actores famosos, deportistas de élite e incluso la realeza están llenos de casos de corrupción.

Sesgo de proyección

Este sesgo nos habla de la tendencia inconsciente a asumir que los demás poseen pensamientos, creencias, valores o posturas parecidas a las nuestras. Como si fueran una proyección de nosotros mismos.Publicidad

Efecto del lago Wobegon o efecto mejor que la media

Es la tendencia humana a autodescribirse de manera favorable, comunicando las bondades de uno mismo y pensar que se encuentra por encima de la media en inteligencia, astucia u otras cualidades. Llamado también síndrome de superioridad ilusoria.

Sesgo de impacto

Este sesgo se refiere a la tendencia que tenemos a sobreestimar nuestra reacción emocional, sobrevalorando la duración e intensidad de nuestros futuros estados emocionales. Pero las investigaciones muestran que la mayoría de las veces no nos sentimos tan mal como esperábamos cuando las cosas no van como queremos, por ejemplo. Este sesgo es una de las razones por la que a menudo nos equivocamos en la predicción sobre cómo nos afectarán emocionalmente los acontecimientos futuros. Los estudios han demostrado que meses después de que una relación termine, las personas no suelen ser tan infelices como esperaban y que personas a las que le ha tocado la lotería, con el tiempo vuelven a su grado de felicidad habitual o que tenían antes de ganar el premio.

Efecto del falso consenso

El sesgo de falso consenso efecto es parecido al antes descrito sesgo de proyección, y es que la mayoría de personas juzgan que sus propios hábitos, valores y creencias están más extendidas entre otras personas de lo que realmente están.

Heurístico de representatividad

Este heurístico es una inferencia que hacemos sobre la probabilidad de que un estímulo (persona, acción o suceso) pertenezca a una determinada categoría. Por ejemplo, si decimos que Álex es un chico joven metódico cuya diversión principal son los ordenadores. ¿Qué le parece más probable?, ¿que Álex sea estudiante de ingeniería o de humanidades?

Cuando se hacen preguntas de este tipo, la mayoría de la gente tiende a decir que seguramente Álex estudia ingeniería. Un juicio así resulta, según el psicólogo Daniel Kahneman de la aplicación automática (inmediata o no) del heurístico de representavidad. Suponemos que estudia ingeniería porque su descripción encaja con un cierto estereotipo de estudiante de ingeniería. Pero esto pasa por alto hechos como que, por ejemplo, los estudiantes de humanidades son mucho más numerosos que los de ingeniería, por lo que sería mucho más probable encontrar estudiantes de humanidades que se correspondan con esta descripción.

Este sesgo no solo es anecdótico, sino que forma parte del fundamento de ciertos prejuicios sociales. Por ejemplo, cuando juzgamos la conducta de un miembro de un determinado colectivo, como los inmigrantes, tendemos muchas veces a basarnos en estereotipos supuestamente representativos, ignorando datos objetivos de frecuencia y probabilidad.

Defensa de status

Este sesgo se refiere a cuando una persona considera que posee cierto status, tenderá a negar y a defenderse de cualquier comentario que lo contradiga, aun si para ello debe autoengañarse.

Prejuicio de retrospectiva o recapitulación

Es la tendencia que tenemos a ver los hechos pasados como fenómenos predecibles. Las personas sesgamos nuestro conocimiento de lo que realmente ha pasado cuando evaluamos nuestra probabilidad de predicción. En realidad este es un error en la memoria. De la misma manera que también tenemos tendencia a valorar los eventos pasados de una forma más positiva a como ocurrieron en realidad.

Error fundamental de atribución

Se refiere a la tenencia que mostramos a priorizar nuestras dotes personales para valorar nuestros éxitos y a atribuir a las circunstancias externas nuestros fracasos. En cambio cuando se trata de otra persona, la tendencia es la inversa, atribuimos a la suerte o la ayuda sus éxitos y a características internas sus fallos.

Sesgo de disconformidad

Es la tendencia que tenemos a hacer una crítica negativa a la información que contradice nuestras ideas, mientras que aceptamos perfectamente aquella que es congruente con nuestras creencias o ideologías. De este modo se produce una percepción selectiva por la cual las personas perciben lo que quieren en los mensajes de los demás o de los medios de comunicación. y es que por lo general las personas tendemos a ver e interpretar las cosas en función de nuestro marco de referencia. También tenemos más probabilidades de buscar información favorable a nuestras ideas que buscar información que desafíe nuestras ideologías o línea de pensamiento.

Efecto Forer o efecto de validación subjetiva

El efecto Forer es la tendencia a aceptar descripciones personales vagas y generales como excepcionalmente aplicables a ellos mismos, sin darse cuenta que la misma descripción podría ser aplicada a cualquiera. Este efecto parece explicar, por lo menos en parte, por qué tanta gente piensa que las pseudociencias funcionan, como la astrología, cartomancia, quiromancia, adivinación, etc., porque aparentemente proporcionan análisis acertados de la personalidad. Los estudios científicos de esas pseudociencias demuestran que no son herramientas válidas de valoración de la personalidad, sin embargo cada una tiene muchos adeptos que están convencidos de que son exactas.

Heurístico de anclaje y ajuste o efecto de enfoque

Este heurístico describe la tendencia humana a confiar demasiado en la primera información que obtienen para luego tomar decisiones: el «ancla». Durante la toma de decisiones, el anclaje se produce cuando las personas utilizan una “pieza” o información inicial para hacer juicios posteriores. Una vez que el ancla se fija, el resto de información se ajusta en torno a ella incurriendo en un sesgo.

Por ejemplo, si preguntamos a unos estudiantes 1) ¿cómo de feliz te sientes con tu vida? y 2) ¿cuántas citas has tenido este año?, tenemos que la correlación es nula (según las respuestas tener más citas no alteraría el nivel de bienestar). Sin embargo, si se modifica el orden de las preguntas, el resultado es que los estudiantes con más citas se declaran ahora más felices. Es falto de lógica, pero al parecer, focalizar su atención en las citas hace que exageren su importancia.

Ilusión de frecuencia

Al parecer, cuando un fenómeno ha centrado nuestra atención recientemente, pensamos que este hecho de repente aparece o sucede más a menudo, aunque sea improbable desde el punto de vista estadístico. En realidad, esto ocurre porque ahora nosotros lo percibimos de forma diferente (antes no le prestábamos atención) y por lo tanto creemos erróneamente que el fenómeno se produce con más frecuencia.

Ilusión de la confianza

Este sesgo se trata de la confusión entre la confianza de quien nos habla con su credibilidad, de tal manera que percibimos a una persona como más creíble cuanta más confianza muestra en sus argumentaciones. La realidad es que las investigaciones han demostrado que la confianza no es un buen indicador, ni tampoco es una forma fiable de medir la capacidad o aptitud de una persona.

Punto de referencia o status-quo

Al parecer un mismo premio no posee igual valor para dos personas diferentes. Por ejemplo, si tengo dos mil euros y gano cien en una apuesta, lo valoro menos que si tengo quinientos euros y gano esos mismos cien en la apuesta. El punto de referencia es muy importante. Pero sus implicaciones pueden ser algo mayores, pues no sólo se trata de la referencia que tengo respecto a mi propia riqueza inicial, sino con la riqueza de mi círculo de personas cercano. Si alguien desconocido para mi gana cien mil euros en la lotería, yo no me veo afectado. En cambio, si los gana mi compañero de trabajo, me da la sensación de que soy más pobre y desgraciado, aunque no hubiera jugado a la lotería.

Efecto Bandwagon o efecto de arrastre

Este error consiste en la tendencia a hacer (o creer) cosas sólo porque muchas otras personas hacen (o creen) dichas cosas. Al parecer, la probabilidad de que una persona adopte una creencia aumenta en función del número de personas que poseen esa creencia. Se trata de un fuerte pensamiento de grupo.

Efecto Keinshorm

Es la predisposición a contradecir sistemáticamente las ideas o formulaciones que otra persona hace y con la cual no se simpatiza, sólo por este hecho, pues ya no deseamos que tenga la razón y estamos más predispuestos a no creer en sus palabras.

Fuente: psicoactiva.com

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¿Se puedan evitar las debacles financieras?

mayo 5, 2018

Entrevista al Premio Nobel de Economía 2017

«Dudo que se puedan evitar las debacles financieras»

Padre de la economía conductual, Richard Thaler asegura que las personas están lejos de la racionalidad que presupone la ciencia económica tradicional.

Por Gabriela Samela.
La disciplina creada por Thaler busca entender cómo se toman las decisiones y, también, orientarlas.

La disciplina creada por Thaler busca entender cómo se toman las decisiones y, también, orientarlas.
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Cuando era un joven profesor de microeconomía, Richard Thaler hizo un descubrimiento curioso: los mismos alumnos que se habían sentido frustrados y enojados porque la nota media en un examen había sido de 72 sobre 100, quedaron encantados y felices cuando la media subió a 96 sobre un total posible de… 137 puntos. Es decir, un 70% de la nota máxima.

Los años posteriores, Thaler mantuvo el heterodoxo sistema de evaluación con la siguiente advertencia resaltada en negritas en el programa de la materia: “Este sistema no tiene ningún efecto sobre las notas que obtendrán en el curso, pero según parece los hace más felices”.

Lo que llamó la atención del Premio Nobel de Economía 2017 fue que el comportamiento de los estudiantes no se correspondía con el modelo de comportamiento idealizado por la teoría económica, que consiste en asumir que la gente elige y actúa por optimización, basándose en expectativas racionales. Desde entonces, su trabajo se ocupa de “las miles de formas en las que las personas se alejan de las criaturas ficticias que pueblan los modelos económicos”, describe en su libro, Portarse mal. El comportamiento irracional en la vida económica. Thaler contestó por mail las preguntas del Económico​.

¿Qué capacidad de predicción tiene la economía conductual?

El comportamiento humano es bastante estable. En el fondo, no somos muy diferentes de nuestros abuelos o sus abuelos. Entonces, aunque el mundo cambia rápidamente con la tecnología, y en la superficie cambia el comportamiento (miramos nuestros teléfonos en lugar de hablarnos) la psicología subyacente permanece bastante constante.

Más allá de las épocas y las culturras "la psicología subyacente permanece bastante constante", asegura Thaler. Foto: AP.

Más allá de las épocas y las culturas «la psicología subyacente permanece bastante constante», asegura Thaler.
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¿Y qué papel juegan las culturas locales en las conductas económicas?

Richard Thaler Nobel de Economía 2017Por supuesto, las culturas varían tremendamente en todo el mundo. ¡Uno no ve gente bailando tango en las calles de Nueva York o Chicago! Y estas diferencias culturales pueden ser importantes. Sin embargo, los factores más importantes de la naturaleza humana son bastantes consistentes en todo el mundo, por lo que muchas de las herramientas que funcion en Londres y Los Ángeles, también lo harán en Buenos Aires o Río.

¿Será posible en algún momento evitar las debacles financieras?

Lo dudo. Parece que tenemos una crisis financiera una vez por década, más si miramos en todo el mundo. Y aunque aprendemos lecciones cada vez, a menudo pueden ser sobre cómo solucionar la crisis más reciente en lugar de sobre cómo prevenir la siguiente. Continuamos viendo lo que parecen ser burbujas especulativas, por ejemplo, en Bitcoin y otras criptomonedas. Aunque no soy experto en esto, no veo por qué alguien usaría tales monedas para transacciones legales y como inversiones. Son más como juegos de azar.

En Portarse mal, usted señala que las organizaciones deben adoptar un enfoque similar al de los buenos científicos, basado en datos empíricos. ¿Por qué?

Los psicólogos han demostrado que la única forma en que las personas aprenden con éxito es recibiendo respuestas rápidas y repetidas. Eso se aplica a las organizaciones también. Pero la mayoría de las organizaciones son muy malas para recopilar datos sobre decisiones pasadas. ¿Cuántas empresas han estudiado sistemáticamente cómo contratan empleados y si están utilizando los criterios correctos? ¿Y cuántas hacen experimentos? Por ejemplo, la entrevista no estructurada es una forma poco confiable de predecir el desempeño laboral, pero las empresas continúan usándola. esto está comenzando a cambiar lentamente, pero hay mucho más que hacer en este frente.

¿Hasta qué punto la economía del comportamiento puede servir para mejorar el entorno laboral?

Una vez más, las empresas no hacen suficientes experimentos, por lo que siguen haciendo las cosas como siempre las han hecho. Lo que se puede hacer es tomar nuevas firmas, probar diferentes formatos y formas de trabajar. Por ejemplo, un estudio reciente encontró que darles a los empleados turnos de trabajo más regulares aumenta la productividad y la felicidad del trabajador. Pero no puedes aprender este tipo de cosas si no pruebas cosas nuevas y recopilas datos y ves qué pasa.

Empujones

En 2008, Thaler publicó con Cass Sunstein Nudge (empujón), donde muestra cómo ayudar a la gente a tomar mejores decisiones con pequeños empujones “psicológicos”. Entre sus lectores estuvo David Cameron, quien en 2010, como primer ministro británico, creó un equipo de comportamiento (Behavioural Insights Team) dedicado aplicar la economía del comportamiento al diseño de políticas públicas.

Para el Premio Nobel de Economía, las organizaciones son muy malas para recopilar datos sobre las decisiones tomadas.

Para el Premio Nobel de Economía, las organizaciones son muy malas para recopilar datos sobre las decisiones tomadas.

El uso de la economía conductual para «empujar» las decisiones hacia el lado correcto implica el problema de definir cuál es el lado correcto de las cosas…

Cuando alguien me pide que firme una copia de mi libro, Nudge, siempre lo firmo con la frase «un empujón para el bien», que por supuesto es sólo una esperanza. La gente puede empujar al mal o hacia beneficios. En cuanto a cómo decidir qué es un empujón para bien, a veces eso será más claro que otras. Por ejemplo, si las personas no están ahorrando para la jubilación aunque hayan alcanzado la edad madura, es probable que un empujón hacia más ahorro ayude, no lastime. Y hay que recordar que un «empujón» siempre viene con la oportunidad de optar por no participar, por lo que nunca forzamos a nadie a hacer nada.

¿Se puede explicar la corrupción como un problema de comportamiento? ¿Por qué?

Gran parte de la corrupción puede explicarse por una economía completamente estándar. La gente es egoísta y si es fácil robar, lo hará. Esta era la teoría del crimen del profesor Gary Becker: que la gente esencialmente hace un análisis de costo-beneficio y cometerá un delito si el beneficio excede el castigo esperado que pesa sobre la probabilidad de ser atrapado. En todo caso, hay menos corrupción de la que la teoría estándar esperaría. Es un enigma por qué alguien contribuye a la caridad, por ejemplo. Sin embargo, la economía del comportamiento puede ayudar a reducir la corrupción mediante el fortalecimiento de las normas sociales y recordando a las personas que la mayoría obedece las leyes. Sin duda es un dominio interesante que merece más estudio.

¿Qué aspectos de la teoría económica tradicional son valiosos para la economía del comportamiento?

Casi toda la economía tradicional es valiosa por dos razones. En primer lugar, la economía tradicional proporciona los cimientos sobre los que se construyen las teorías del comportamiento. En segundo lugar, los modelos tradicionales hacen predicciones claras que pueden ser probadas, y cuando se encuentra evidencia contraria que es consistente con las predicciones de comportamiento, eso empuja la agenda hacia adelante.

El Premio Nobel que recibió el año pasado ¿implica una reconocimiento definitivo para esta disciplina?

No lo creo: ha habido otros premios antes (como Daniel Kahneman y Rober Shiller) y habrá otros en el futuro. Sin embargo diré que hay una creciente aceptación de la economía en la generación más joven. Algunos de los mejores economistas jóvenes se están interesando en este campo.

Guerras comerciales

Sobre las «guerras comerciales» anunciadas por Trump, el Premio Nobel opinó: «Las políticas que ha defendido el presidente Trump serán malas para toda la economía global. En general, el comercio es bueno para ambas partes (de lo contrario, no harían intercambios). Esto es algo en lo que los economistas son unánimes. Sólo podemos esperar que cambie de opinión, como lo hace a menudo».

Fuente: Clarín, 29/04/18.


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Richard Thaler y la economía conductista

diciembre 23, 2017

El camino de Richard Thaler hasta el Premio Nobel

Richard Thaler Nobel de Economía 2017Richard H. Thaler, el “padre de la economía del comportamiento”, fue galardonado con el Premio Nobel de Economía de 2017 por su trabajo en ese campo. Thaler hace tiempo es conocido por desafiar un concepto fundamental de la economía tradicional, que las personas, en general, se comportan racionalmente al hacer compras y tomar decisiones financieras. La investigación de Thaler subvirtió el sentido común y mostró que las decisiones humanas son a veces menos racionales de lo que suponemos y que la psicología de manera general —y conceptos como el de impulsividad— influye en innumerables opciones del consumidor de formas muchas veces imprevisibles.

Nudge tapa del libro en españolLa economía conductual, antes una especie de paria, hoy integra el pensamiento económico generalmente aceptado gracias, en gran medida, a las ideas de Thaler. Su investigación también tiene implicaciones prácticas inmediatas. Una de las principales ideas del economista —la “teoría del empujón” [em inglês, nudge]— dice que el Gobierno y las empresas, por citar en ejemplo, pueden influir enormemente en los niveles de ahorro destinados a la jubilación con cambios discretos en el papeleo que permiten al individuo optar por no destinar niveles elevados de ahorro para su jubilación, en lugar de optar por sí hacerlo. Thaler es coautor de un libro, “Nudge: mejorando decisiones sobre salud, riqueza y felicidad“, que se convirtió en un éxito de ventas.

En la entrevista que concedió a Knowledge@Wharton, Katherine Milkman, profesora de Operaciones, Información y Decisiones de Wharton —ella misma economista conductual, habla sobre la influencia de Thaler en la economía y las aplicaciones prácticas de sus ideas. Ella atribuye parte de su éxito a su enorme claridad de pensamiento y de redacción. Ella entrevistó al profesor Thaler para Knowledge@Wharton en 2016 y conversaron acerca de su nuevo libro en aquella época, “Comportamiento inadecuado: la construcción de la economía del comportamiento“.

A continuación, la versión editada de la entrevista.

Knowledge@Wharton: Debe ser un momento emocionante para los economistas conductuales ver cómo una de sus estrellas principales es reconocida de esa manera. ¿Podría hacer un rápido resumen de los principales conceptos de la economía del comportamiento y de qué manera difieren de las visiones tradicionales de la economía? ¿Y por qué Thaler es un líder tan importante en este campo?

Milkman: La economía tradicional hace supuestos sobre la realidad de todos nosotros y, básicamente, parte de la suposición de que tomamos decisiones como si fuéramos máquinas perfectas, una especie de Capitán Spock de Star Trek, capaz de procesar informaciones a la velocidad de la luz, hacer una cantidad de cálculos numéricos y proponer soluciones precisas.

En realidad, los seres humanos no toman decisiones así. Cometen errores con frecuencia. La principal contribución de Richard Thaler a la economía fue la introducción de una serie de maneras previsibles que llevan a las personas a cometer errores, además de hacer aceptable empezar a modelar esas desviaciones para tener una descripción más rica y más precisa del comportamiento humano en el campo de la economía.

Knowledge@Wharton: ¿Cuál sería un ejemplo clásico de una decisión que un economista esperaría que alguien tomara racionalmente, pero que la persona no toma?

Milkman: Bueno, un ejemplo excelente se puede sacar de la obra del propio Richard y se refiere a los desafíos del autocontrol. Él habló sobre el problema del anacardo (castaña de cajú), o del desafío que supone para alguien, en una cena, resistirse al tazón de anacardos que el individuo sabe que arruinará su apetito.

Un economista tradicional no vería la situación como un desafío. Nadie tendrá ninguna dificultad para resistir la tentación. La gente sabe que los anacardos pueden arruinar la cena; no tenemos que comerlos. Thaler observa que, en realidad, todos luchamos con eso, y todos respiran aliviados cuando el anfitrión retira el tazón de anacardos, de manera que queda fuera de su alcance y desaparece de la vista de las personas.

Parece algo pequeño, pero, en realidad, esta situación revela un gran desafío para el autocontrol del ser humano, lo que tal vez explique la epidemia de obesidad y el poco ahorro destinado a la jubilación, así como el bajo nivel escolar de muchos grupos sociales. La cantidad de cosas que esta simple observación puede aclarar es extraordinaria. Y esa es sólo una de sus contribuciones.

Knowledge@Wharton: La idea de que el ser humano, muchas veces, actúa impulsivamente, debe ser tenida en cuenta. La persona no hace cálculos todo el tiempo imaginando qué decisión económica o financiera debe tomar.

Milkman: Exactamente. Esta es la contribución que Richard Thaler hizo a la economía: el ser humano no es un ente perfectamente racional de calculadora en mano. Tenemos problemas para controlar nuestros impulsos, tenemos preferencias sociales. Nos importa lo que les sucede a otras personas, en lugar de ser totalmente egoístas. Estamos limitados en nuestra racionalidad de varias maneras, y Thaler llamó la atención sobre esto en los últimos 50 años, además de destacar oportunidades para que los gestores de políticas mejoren la vida de miles de millones de personas teniendo en cuenta este conocimiento.

Knowledge@Wharton: Parece un poco extraño que estas ideas hayan sido descuidadas durante tanto tiempo. Ahora la gente está hablando más de ellas.

Milkman: Correcto. De algún modo, fue necesario que surgiera una personalidad como la de Richard Thaler. Él es el tipo de persona que le gusta romper los modelos existentes y comportarse de manera inadecuada, expresión, además, que da título a su autobiografía. Fue necesario que alguien como él resaltara lo absurdo de las suposiciones del modelo económico tradicional, ayudando a cambiar esas suposiciones, de manera que pudiéramos perfeccionar la ciencia económica.

Knowledge@Wharton: ¿Y esos modelos económicos? Funcionaron muy bien la mayor parte de las veces, posiblemente la mayor parte del tiempo, sólo que cuando no salían bien, el error podía ser fatal. ¿Esto es así?

Milkman: Correcto. Además, era señal de que también había espacio para mejorar. Por lo tanto, aunque funcionaban bien la mayor parte del tiempo, no eran realmente muy precisos. Así, cuanto más exactos sean, más posibilidades tendremos de mejorar las políticas de gestión.

Knowledge@Wharton: Vamos a hablar de algunas aplicaciones prácticas de las ideas de Thaler. No hace mucho, fue asesor del Gobierno. Tal vez pueda hablar de su contribución en esa área y qué ideas prácticas tiene para que sus conceptos se pongan en marcha.

Milkman: En 2008, junto a Cass Sunstein, Thaler escribió un libro llamado “Nudge: mejorando decisiones sobre salud, riqueza y felicidad“, que se convirtió en un éxito de ventas. El libro mostraba que había una oportunidad para que el Gobierno usara la economía del comportamiento. La idea básica era que hay varias maneras en que las personas hacen elecciones poco ideales y los gobiernos tienen la oportunidad de usar su conocimiento y su visión sobre estos errores para de esa manera intentar efectivamente mejorar las tomas de decisiones. Le daré un ejemplo concreto del libro que es para mí de una contundencia impresionante. Cada vez que entramos en un comedor, dice Thaler, tenemos ante nosotros una amplia oferta de opciones para llenar nuestra bandeja. Hay cosas que están dispuestas primero y otra que están después. La primera cosa que encontramos es posiblemente lo que compraremos y comeremos, a diferencia de lo que ocurre con lo que encontramos en último lugar, porque cuando nos encontramos con ese primer ítem nuestra bandeja todavía está vacía.

Esto significa que quien planeó el diseño de la cafetería estaba, de hecho, de forma consciente o no, influyendo drásticamente en nuestras elecciones dependiendo del lugar donde quedan expuestos ciertos alimentos. Lo primero con que nos encontramos tiene más posibilidades de ir a parar a nuestra bandeja, como acabo de decir, y por lo tanto, sea lo que fuere que el restaurante coloque en primer lugar en sus opciones, brócoli o pastel de chocolate, esto es lo que acabará en nuestro plato.

No existe eso de la arquitectura de elección neutra. Thaler observó que deberíamos tratar de planear ambientes en los que las personas toman decisiones de tal manera que, en sus palabras, los empujones nos conduzcan a elecciones mejores. Por lo tanto, ¿por qué no poner brócoli en primer lugar y el pastel de chocolate en último para ayudar a las personas a tomar decisiones más sanas en el comedor?

Thaler también habla sobre cómo mejorar el ahorro destinado a la jubilación usando interpretaciones similares tomadas de la psicología. Por ejemplo, ¿por qué no partir del principio de que las personas quieren ahorrar para la jubilación e inscribirlas automáticamente en un plan de este tipo, permitiendo que puedan renunciar a esa elección posteriormente, en lugar de persistir en el procedimiento ordinario de los contratos de empleo en que se supone que la persona no desea optar por el plan de jubilación, a menos que pidan que sean incluidas en él. Con pequeños cambios en la forma en que hacemos nuestras elecciones, no restringiremos en modo alguno las opciones posibles. Esto puede tener un impacto enorme para mejor en la vida del ser humano.

Knowledge@Wharton: Otra idea interesante —en ese mismo sentido— es que, en el futuro, cuando le den un aumento de sueldo, sin duda la mayor parte de él irá a su plan de jubilación, y no ese porcentaje estándar basado en lo que había elegido antes. Gracias, entonces, al “milagro” de los intereses compuestos, cosas de ese tipo pueden marcar una enorme diferencia en la jubilación.

Milkman: Correcto. Usted me había preguntado específicamente cómo los gobiernos están usando eso. Quiero subrayar que mucha gente del Gobierno ha leído Nudge, y hoy existen centenares de oficinas en los gobiernos de todo el mundo que han desarrollado lo que llaman afectuosamente Unidades Nudge, donde están haciendo pruebas con los conocimientos de ese campo en un intento de mejorar los resultados para los ciudadanos.

Tenemos una en el gobierno estadounidense que fue creada, creo yo, en 2015, si no estoy confundiendo la fecha. Antes de eso, la primera Unidad de empujón surgió en el Reino Unido con David Cameron, y fue literalmente conocida como Unidad Nudge. Actualmente se llama Equipo de Insights Conductuales y tiene operaciones en Estados Unidos y en Reino Unido. Están ayudando a muchas ciudades de Estados Unidos a mejorar sus propuestas para los ciudadanos. Por lo tanto, Thaler tuvo un impacto enorme, no sólo aquí, sino también en el exterior.

Knowledge@Wharton: Thaler ganó el Premio Nobel de Economía por su trabajo en economía conductual, pero cuando hablábamos anteriormente usted dijo que él se considera un científico conductual. ¿Puede hablar de las diferencias?

Milkman: Una cosa que es importante en la obra de Richard Thaler es el hecho de que crea un puente entre las disciplinas y, por lo tanto, aunque muchos Nobel de Economía se conceden a personas que son única y exclusivamente economistas, y tienen su mérito reconocido sólo en el campo de la economía, se buscan también personas que han tenido un impacto en campos más amplios, y fue lo que sucedió en el caso de Thaler. Por lo tanto, Richard Thaler se refiere con frecuencia a sí mismo no sólo como economista conductual, sino también como científico conductual, porque hay una comunidad de la que forman parte muchos no economistas que están comprometidos en ese trabajo impulsados por las ideas de Thaler, por su pensamiento sobre las peculiaridades del comportamiento humano que no son captadas por la ciencia económica.

Por lo tanto, la ciencia conductual es un término de mayor amplitud. Ella reúne a psicólogos, muchas personas de las escuelas de negocios que no son del área de psicología ni de economía. Hay también una vertiente de neurocientíficos y de sociólogos que se consideran igualmente científicos conductuales.

Knowledge@Wharton: Es interesante la ocurrencia de la palabra “conductual” aquí, y también de “psicología”. No se habla de “emoción”, cuando me parece que ese es un término que debería formar parte de todo esto. Hablamos en inteligencia emocional, ¿hay alguna conexión con esa idea? Esta también me parece un área que está relativamente fuera de lo estrictamente racional, y se aplica al comportamiento, pero es mencionada con frecuencia en el ámbito laboral.

Milkman: Esa es una buena pregunta. Creo que las emociones en sí no ocupan el centro de la obra de Richard, sin embargo, en algún nivel, ellas son el sustento de toda la ciencia conductual, y de toda la economía conductual, porque si indagamos de dónde proceden, en el fondo, esas desviaciones de la toma de decisión ideal, veremos que muchas están impulsadas por las emociones.

Por lo tanto, buena parte del trabajo de Thaler que analiza las preferencias sociales —por ejemplo, el hecho de que parece que nos importa intrínsecamente las cosas que le suceden a las otras personas, y no sólo a nosotros mismos, surge básicamente de la emoción. Nos preocupamos emocionalmente por los demás; tenemos una reacción emocional cuando vemos algo que pasa a los demás que nos parece injusta. Podemos pensar también en una reacción emocional, o visceral, que dificulta el control de nuestros impulsos en muchas situaciones. En ese caso, el trabajo de Thaler sobre el autocontrol está relacionado con las emociones. Por lo tanto, aunque él no es normalmente reconocido como un estudioso que trabaje con las emociones, en algún nivel todo lo que aprendemos sobre racionalidad limitada está, de algún modo, así parece, relacionado con las emociones.

Knowledge@Wharton: Hable sobre la manera por la cual Thaler influyó en muchos otros investigadores, incluso usted.

Milkman: Bueno, él abrió nuevos campos de investigación que simplemente no existían antes de su trabajo. Yo personalmente estudio autocontrol y empujón, y esas son dos cosas que no eran efectivamente estudiadas por la comunidad de científicos del comportamiento de la misma manera, no con las mismas lentes, antes de que surgiera y convirtiera a esas cosas en imprescindibles para la economía conductual y creara ese campo, junto con su predecesor, Daniel Kahneman, que también fue premiado con el Nobel hace 15 años. Thaler ha sido fundamental para abrir puertas a los jóvenes científicos, de modo que reflexionen sobre cosas que anteriormente no eran discutidas por profesores más tradicionales.

Knowledge@Wharton: ¿Qué tipo de cosas ha investigado y no hubiera investigado si no fuese por la influencia de Thaler en su vida?

Milkman: Una cosa que he investigado es lo que llamo el efecto del nuevo comienzo. Hemos realizado investigaciones mostrando que el inicio de nuevos ciclos en nuestra vida, como el inicio de un nuevo año, sin duda alguna cosa muy obvia para analizar, o el inicio de una nueva semana, o la época posterior a nuestro cumpleaños, son ocasiones en que nuestro autocontrol aparece renovado y hay una motivación más para que persigamos nuestros objetivos.

Descubrimos, por ejemplo, que las personas acuden al gimnasio con mayor frecuencia al inicio de estos nuevos ciclos, y que es más probable que busquen el término “dieta” en Google al inicio de estos nuevos ciclos. Hay también una mayor posibilidad de que creen contratos de cumplimiento de objetivos en sitios web que promuevan ese tipo de actividad. Esto nos remite directamente a la obra de Richard Thaler, según la cual no tratamos tiempo y dinero como si fueran lo mismo, como si fueran fungibles. En realidad, usamos lo que él llama “cuentas mentales”.

Pensamos en el tiempo como algo dotado de categorías específicas, o en el dinero como si tuviera estas categorías, pero no movemos el dinero entre esas categorías, y tampoco el tiempo. Por lo tanto, un año nuevo es una nueva cuenta, es una nueva categoría, y lo tratamos de forma diferente. Con la llegada de ese año nuevo, en mi trabajo, demuestro que se trata de un nuevo comienzo, sentimos como si todos los errores que cometemos el año pasado, y que se hallan en una categoría separada, quedaran atrás. Richard recurre a esta teoría de la contabilidad mental para explicar una cantidad de anomalías en la manera en que las personas se ocupan de sus finanzas personales, entre otras cosas. Por lo tanto, este es un ejemplo de algo que influyó en mi trabajo.

Knowledge@Wharton: Con respecto a la obra de Thaler, leí, por ejemplo, que si usted crea una cosa llamada cuenta de la calefacción en su presupuesto personal, usted acaba gastando más en calefacción. ¿De qué manera una cosa influye en la otra?

Milkman: La idea es que lidiamos con el dinero como si llevara una etiqueta. Digamos que usted gana un vale de regalo —hice ese estudio en una universidad— para usar en el supermercado en el que realiza compras cada semana. Digamos que valga US$ 10. Bueno, usted es 10 dólares más rico, ya que va a gastar al menos 10 dólares en el supermercado la semana siguiente, puesto que acude allí cada semana. Pero, como usted etiqueta el dinero, en lugar de sentir como si tuviera 10 dólares para gastar en lo que quisiera a lo largo de la semana —ir al cine, almorzar fuera más veces— cree que ese dinero es para gastar en el supermercado, lo que hace que nos sintamos más ricos en nuestra cuenta de supermercado. Aprovechamos entonces para darnos el lujo de comprar cosas como mariscos que normalmente no compraríamos, en lugar de simplemente comprar cualquier otra cosa en la vida que nos haría más felices.

Este es, por lo tanto, el fenómeno de la rotulación, es decir, cuando el dinero aparece en un lugar, creemos que sólo podemos usarlo en ese lugar específico, aunque la economía tradicional nos dice que debemos ver el dinero como algo fungible. Se trata simplemente de otro billete de 10 dólares en su bolsillo.

Knowledge@Wharton: ¿Qué no le he preguntado sobre Richard Thaler que usted piensa que es importante que la gente entienda?

Milkman: Creo que una de las cosas más fantásticas sobre Richard es que escribe bien, y lo simples que son sus ideas sobre el comportamiento humano, son conceptos fáciles, y cualquiera puede entenderlos. En realidad, él es el primer estudioso de economía del comportamiento que leí cuando estaba en la universidad, aunque estudiaba ciencias de la computación y negocios. He tenido contacto con una colección maravillosa de sus ensayos en un libro llamado “La maldición del ganador“, sobre las anomalías y la forma en que los agentes económicos se comportan.

Me cautivó inmediatamente porque era todo tan increíble, sencillo, elegante, divertido y verdadero. Creo que muchos estudiosos que fueron influenciados por él no habrían sufrido tanto su influencia si no fuera por su capacidad increíble de comunicarse de esa manera. Por lo tanto, quien esté leyendo este texto y esté pensando en dedicarse a los estudios especializados o a la comunicación en alguna área, la obra de Thaler simplemente enfatiza la importancia de recurrir a una escritura clara y simple, y de usar ejemplos simples, para que tenga un fuerte impacto sobre el mundo.

Knowledge@Wharton: ¿Hay algún otro tipo de teoría, o conjunto de teorías e ideas, que esté emergiendo por ahí —y que ha ocupado la mente de las personas— que podría ser comparable con la economía del comportamiento y que, probablemente, se mostrará importante, pero que las personas no están percibiendo?

Milkman: Bueno, uno de los discípulos de Richard Thaler —y sus discípulos son todos increíblemente impresionantes por mérito propio—, Sendhil Mullainathan, de Harvard, cree que la próximo gran cosa será la forma en que el aprendizaje de máquina modificará la ciencia social. Creo que tiene razón. En el caso de las matemáticas, el uso del aprendizaje de máquina para predecir todo mejor.

Knowledge@Wharton: Entonces nuestro futuro está en manos de los algoritmos.

Milkman: Bueno, sin duda será un futuro en el que el algoritmo contribuirá más a las ciencias sociales.

Fuente: knowledgeatwharton.com.es, 06/11/17.

cita Richard Thaler nudge

Más información:

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Por qué hacemos regalos – La racionalidad económica de los regalos de navidad

diciembre 25, 2014

Por qué hacemos regalos

Por Dan Ariely

 

Muchos de mis amigos economistas tienen un problema con los regalos. No consideran esta temporada un motivo de regocijo, sino una orgía de irracionalidad y destrucción de riqueza.

Los economistas tienen una fijación con situaciones como la siguiente. La tía Berta gasta US$50 para regalarte una camisa que sólo usas una vez (cuando viene de visita). Su dinero se evaporó y a ti ni siquiera te gustó el obsequio. Los economistas racionales ofrecen una sugerencia: regalar dinero en efectivo o nada.

La economía conductual, que se basa en la psicología tanto como en la teoría económica, tiene una mucho mejor opinión de los regalos. La economía conductual tiene una comprensión más acabada de por qué las personas (correctamente desde mi perspectiva) no quieren dejar de lado el misterio, el entusiasmo y la alegría que rodea a los regalos.

Desde esta óptica, los regalos no son irracionales. Examinemos las razones.

Algunos presentes son intercambios económicos. Eso ocurre cuando, por ejemplo, compramos un par de medias a un sobrino porque su madre nos dijo que le hacían falta. Es el regalo más aburrido pero uno que cualquier economista puede entender.

Un segundo tipo de regalo es el que trata de crear o reforzar una conexión social. Un ejemplo típico es cuando alguien nos invita a cenar y llevamos algo a los anfitriones. Esto no tiene que ver con la eficiencia económica. Es, más bien, una forma de expresar nuestra gratitud y establecer un vínculo social.

Otra categoría —una que me gusta mucho— es la que denomino el «regalo paternalista«: las cosas que nosotros creemos que esa persona debería tener. Un regalo paternalista ignora las preferencias del festejado, lo que enloquece a los economistas, pero podría alterar esas preferencias para mejor.

Un regalo navideño puede abarcar todas estas categorías. En lugar de escoger un libro de una lista que te dio tu hermana o comprarle uno que, en tu opinión, debería leer, convendría más ir a una librería y tratar de pensar como ella. Es una inversión social seria.

El gran desafío reside en tratar de saltar a la mente de otra persona. Las investigaciones psicológicas confirman que somos prisioneros parciales de nuestras preferencias y que nos cuesta ver el mundo desde otra perspectiva.

Mi última categoría de regalo es la de algo que uno quiere de verdad, pero que se sentiría culpable de adquirir. Según la teoría económica estándar, este tipo de regalo no debería existir: si algo nos gusta y lo podemos costear, entonces lo compramos.

En mi caso, las plumas lujosas encajan dentro de esta categoría. No las uso muy a menudo, pero me encantaría recibir una (también sería muy feliz con un Porsche 911). Cuando mis alumnos defienden sus disertaciones, les pido a todos los integrantes del comité de doctorado que firmen los formularios pertinentes con una pluma cara, que luego le entregamos al estudiante.

La economía conductual tiene otra lección para quienes están pensando en hacer un regalo. Si el objetivo es maximizar una conexión social, no regale algo perecedero, como flores o chocolates. Cierto, la gente los disfruta, pero ¿qué es lo que se está tratando de maximizar?

Para generar una impresión duradera, conviene más regalar un jarrón o un cuadro. Pero lo mejor es algo que se use de forma intermitente. Yo prefiero comprar audífonos caros. Se usan de vez en cuando y son un lujo. Lo mejor es que es un regalo íntimo. Me imagino que estoy susurrando en sus oídos.

Y tal vez, cuando los usen, recordarán que están susurrando o incluso besando sus oídos. Ahora, ¿a alguien se le ocurre pensar en un beso después de recibir efectivo como regalo?
—Ariely es profesor de la Universidad de Duke.
Fuente: The Wall Street Journal, 20/12/11.

ETIQUETAS: La racionalidad economica de los regalos de navidad. Economia conductista. Comportamiento economico. Homo economicus.

 

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Economía conductual – Economía conductista

Las finanzas conductuales y la economía conductual son campos cercanos que aplican la investigación científica en las tendencias cognitivas y emocionales humanas y sociales, para una mejor comprensión de la toma de decisiones económicas y como afectan a los precios de mercado, beneficios y a la asignación de recursos. Los campos de estudio están principalmente ocupados con la racionalidad, o su ausencia, de los agentes económicos. Los modelos del comportamiento típicamente integran visiones desde la psicología con la teoría económica neo-clásica. Últimamente la neurociencia se ha integrado a esta alianza, permitiendo estudiar las bases neuroanatómicas y neurofisiológicas del comportamiento económico, conformándose así la nueva ciencia de la neuroeconomía.

 

Los análisis están principalmente ocupados con los efectos de las decisiones del mercado, pero también con la elección pública, otra fuente de decisiones económicas con algunas tendencias similares.

 

Historia

En la economía clásica, la teoría económica tuvo una relación cercana con la psicología. Por ejemplo, Adam Smith escribió un importante texto describiendo los principios psicológicos de la conducta individual, The Theory of Moral Sentiments y Jeremy Bentham escribió extensivamente sobre los fundamentos de la utilidad. Los economistas comenzaron a distanciarse de la psicología durante el desarrollo de la economía neoclásica a medida que buscaron redefinir la disciplina como una ciencia natural, con explicaciones de la conducta económica deducidas de supuestos sobre la naturaleza de los agentes económicos. El concepto de homo economicus fue desarrollado y la psicología de esta entidad era fundamentalmente racional. Sin embargo, las explicaciones psicológicas continuaron apareciendo en el análisis de muchas figuras importantes en el desarrollo de la economía neoclásica, como Francis Edgeworth, Vilfredo Pareto, Irving Fisher y John Maynard Keynes.

 

La psicología había desaparecido hacía tiempo de las discusiones económicas a mitad del siglo XX. Varios factores contribuyeron al resurgimiento de su uso poco después y al desarrollo de la economía conductual (ver El asunto de la racionalidad económica). Los modelos sobre la utilidad esperada y la utilidad descontada comenzaron a ganar amplia aceptación, al generar hipótesis verificables sobre la toma de decisiones bajo la incertidumbre y el consumo intertemporal respectivamente. Un cierto número de anomalías observadas y reproducibles cuestionaron esas hipótesis. Además, durante los años 1960 la psicología cognitiva comenzó a describir el cerebro como un dispositivo de procesamiento de la información (en contraste con los modelos conductistas). Los psicólogos especializados en este campo, como Ward Edwards, Amos Tversky y Daniel Kahneman comenzaron a comparar sus modelos cognitivos de toma de decisiones bajo riesgo e incertidumbre con los modelos económicos de conducta racional.

 

La que probablemente sea la publicación más importante en el desarrollo de las finanzas conductuales fue escrita por Kahneman y Tversky en 1979. Este documento, «Prospect theory: Decision Making Under Risk», usaba técnicas de psicología cognitiva para explicar un cierto número de anomalías documentadas en la toma de decisiones económicas racionales. Otros hitos en el desarrollo de este campo incluyeron diversas concurridas conferencias en la Universidad de Chicago (ver Hogarth y Reder, 1987) y una edición especial en 1997 del respetado Quarterly Journal of Economics dedicado al tema de la economía conductual.

 

Metodología

Al principio las teorías de economía y finanzas conductuales fueron desarrolladas casi exclusivamente desde observaciones experimentales y encuestas, aunque en tiempos más recientes los datos del mundo real han alcanzado una posición más relevante. Las imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) han sido utilizadas también para determinar qué áreas del cerebro están activas durante varios pasos de la toma de decisiones económicas. Experimentos simulando situaciones del mercado como la negociación en bolsa de valores y las subastas son vistas como particularmente útiles, en la medida en que pueden ser usadas para aislar el efecto de una tendencia particular de la conducta; la conducta observada del mercado puede típicamente ser explicada de diferentes maneras, pero experimentos cuidadosamente diseñados pueden ayudar a estrechar el rango de explicaciones plausibles. Los experimentos están diseñados para ser compatibles con incentivos, normalmente mediante transacciones entrelazadas que manejan dinero real.

 

Hay tres temas principales en la economía y finanzas conductuales (Shefrin, 2002):

 

Heurística: La gente a menudo toma decisiones basadas en aproximaciones «a ojo», no con estrictos análisis racionales.

Presentación: La forma en que un problema o decisión es presentado al decisor puede afectar su acción.

Ineficiencias del mercado: Los intentos de explicar los resultados observados del mercado que son contradictorios con las expectativas racionales y la teoría de los mercados eficientes. Estos incluyen precios erróneos, toma de decisiones irracionales y beneficios anómalos. Richard Thaler, en particular, ha escrito una larga serie de documentos describiendo anomalías concretas del mercado desde una perspectiva conductual [1]

 

Temas de las finanzas conductuales

Las observaciones clave documentadas en la literatura de finanzas conductuales incluyen la falta de simetría entre decisiones de adquirir o mantener recursos, llamadas coloquialmente la «paradoja del pájaro en el arbusto», y la fuerte aversión a las pérdidas o arrepentimiento unido a cualquier decisión donde algunos recursos emocionalmente valiosos (p.e. una casa) pueden ser totalmente perdidos. La aversión a las pérdidas parece manifestarse en la conducta de los inversores como una falta de inclinación a vender acciones u otros valores si haciéndolo puede forzar al vendedor a realizar una pérdida nominal (Genesove & Mayer, 2001). También puede ayudar a explicar por qué los precios del mercado de la vivienda no se ajustan a la baja hasta el nivel de equilibrio del mercado durante periodos de baja demanda.

 

Aplicando una versión de la teoría prospectiva, Benartzi y Thaler (1995) afirmaron haber resuelto la paradoja del sobreprecio de las acciones, algo que los modelos financieros convencionales habían sido incapaces de hacer.

 

Modelos de finanzas conductuales

Algunos modelos financieros usados en la gestión de tesorería y valoración de activos utilizan parámetros de finanzas conductuales, como por ejemplo:

 

Modelo de Thaler de reacción de los precios ante la información, con tres fases, infrarreacción – ajuste – sobrerreacción, creando una tendencia en el precio.

El coeficiente de imagen de un valor.

 

Críticas

Los críticos de las finanzas conductuales, como Eugene Fama, normalmente apoyan la Hipótesis de eficiencia de los mercados. Alegan que las finanzas conductuales son más una colección de anomalías que una auténtica rama de las finanzas y que esas anomalías serán normalmente valoradas fuera del mercado o explicadas con argumentos de microestructura del mercado. Sin embargo, debe destacarse una distinción entre las tendencias individuales y las tendencias sociales; las primeras pueden ser promediadas por el mercado, mientras que las otras pueden crear bucles realimentados que conduzan al mercado más y más lejos del equilibrio.

 

Algunos han replicado que la paradoja del sobreprecio de las acciones simplemente aparece debido a barreras de entrada (bien prácticas o psicológicas) que tradicionalmente han dificultado la entrada de particulares en el mercado de valores y que la rentabilidad entre acciones y bonos debería estabilizarse en la medida que la tecnología informática abre el mercado de valores a un mayor número de operadores. Otros alegan que la mayor parte de los fondos que invierten los particulares son gestionados mediante fondos de pensiones, por lo que el efecto de esas barreras de entrada debería ser mínimo. En suma, parece que los inversores profesionales y los gestores de fondos mantienen más bonos de lo que se podría esperar dados los diferenciales de rentabilidad.

 

Temas en economía conductual

Los modelos en economía conductual están normalmente dirigidos a una anomalía particular observada en el mercado y a modificar los modelos neoclásicos estándar describiendo como los que toman decisiones usan la heurística y están afectados por efectos presentación y otros.

 

Heurística

Teoría prospectiva – Aversión a las pérdidas – Tendencia al status quo – Falacia del jugador – Tendencia al autoservicio

 

Presentación

Presentación cognitiva – Contabilidad mental – Utilidad referencial

 

Anomalías

Efecto donación – Paradoja del sobreprecio de las acciones – Ilusión monetaria – Hipótesis de los salarios eficientes – Reciprocidad – Consumo intertemporal – Hipótesis del ciclo de vida conductual

 

Críticas

Los críticos de la economía conductual normalmente insisten en la racionalidad de los agentes económicos. Replican que la conducta experimentalmente observada es inaplicable a situaciones del mercado como las oportunidades de aprendizaje, y que la competencia asegurará al menos una aproximación cercana a la conducta racional. Otros hacen ver que las teorías cognitivas, como la teoría prospectiva, son modelos de toma de decisiones no generalizados en la conducta económica y son solo aplicables al tipo de problemas de decisión instantánea presentada a los participantes en experimentos o encuestas.

 

Figuras clave

Amos Tversky – Daniel Kahneman – George Lowenstein – Richard Thaler – Ron Dembo – Jack Knetsch – Matthew Rabin – Colin Camerer – Hersh Shefrin – Ernst Fehr

 

Referencias

Camerer, C. F.; Loewenstein, G. & Rabin, R. (eds.) (2003) Advances in Behavioural Economics

Shefrin, Hersh (2002) Beyond Greed and Fear: Understanding behavioral finance and the psychology of investing. Oxford Universtity Press

Shleifer, Andrei (1999) Inefficient Markets: An Introduction to Behavioral Finance, Oxford University Press

Shlomo Benartzi; Richard H. Thaler (1995) ‘Myopic Loss Aversion and the Equity Premium Puzzle’ The Quarterly Journal of Economics, Vol. 110, No. 1.

Thaler, Richard H. (1994). The winner’s curse. Paradoxes and anomalies of economic life. Princeton University Press.

Thaler, Richard H. (1993). Advances in behavioral finance. The Russell Sage Foundation.

Kahneman, D. & Tversky, A. “Prospect Theory: An Analysis of Decision under Risk,” Econometrica, XVLII (1979), 263–291

 

Fuente: Wikipedia.