El 8 de abril 2015, Suiza se convirtió en el primer país en emitir un bono a 10 años con tasa de interés negativa. ¿Qué significa esto? Significa que los inversores están aceptando que les devuelvan menos dinero del que pagaron. El bono en cuestión vence en julio 2025 y paga un cupón anual del 1,5%. La tasa de interés de emisión fue -0.055%, dando un precio de emisión de CHF 115,6. Es decir, que si un inversor mantiene el bono hasta el vencimiento le devolverán CHF 100 más el cupón correspondiente.
Las tasas de interés de los bonos, tanto al momento de la emisión como en las operaciones posteriores en el mercado, reflejan las expectativas (de inflación, riesgo, recesión, etc.) de los inversores. Una tasa de interés negativa refleja una falta de confianza de que la economía se reactive en el corto plazo. En este caso, el miedo a la deflación sumado a las acciones del Banco Central Suizo para combatir la recesión, influyó en que los inversores aceptaran este nivel de tasas.
El gráfico a continuación muestra la evolución de la inflación (deflación) en el país. Desde hace más de 3 años el promedio mensual de variaciones del IPC (índice de precios al consumidor) resulta deflacionario.
Considerando a las tasas en parte como reflejo de las expectativas de recuperación económica, y en parte como medida de riesgo, entonces se puede hacer un análisis comparativo de las expectativas.
Comparando la curva de rendimiento de bonos de la Unión Europea (siguiente gráfico) con la de Suiza, se puede ver que hasta el plazo de 8 años ambas tienen rendimientos negativos (tasas de interés negativa). Esto tiene sentido dado que el miedo a una espiral deflacionaria está presente en ambas zonas.
Ni siquiera Japón, que sufre una presión deflacionaria desde hace más años logró colocar bonos a tasas inferiores a cero. Francia e Italia pudieron colocar pero para plazos más cortos, mientras que para Reino Unido la curva es superior a cero para todos los plazos.
Últimos comentarios
El Banco Central Suizo estima continuar desalentando las inversiones en francos suizos (a través de tasas de interés negativas) dado que esta moneda se encuentra sobrevaluada. Esto último fue reforzado por la caída en los precios del petróleo y el consenso del mercado de que el franco suizo es una moneda segura para refugiarse ante la crisis.
La inflación estimada es de -1,1% para 2015, y de -0,5% para 2016. Recién para 2017, el Banco Central espera que la inflación sea de 0,4%.
Guillermo Calvo: «Nadie puede decir dónde termina la caída del euro»
Por Javier Blanco.
Guillermo Calvo es el economista argentino más citado entre sus pares de todo el mundo, según el ranking Repec de Ideas, y quien ganó fama mundial en los 90 por haber pronosticado, cuando pocos la advertían, la que después pasaría a la historia como la crisis del tequila. En los últimos días pasó por Buenos Aires para tomar parte de la Conferencia Internacional sobre Mercados Emergentes, que organizaron la Universidad Torcuato Di Tella y el Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros. En ese marco lo entrevistó LA NACION.
-Usted ha visto muchos cambios de este tipo. ¿Se anima a pronosticar hasta dónde llega la caída del euro?
-No. Y creo que nadie hoy puede decir con algún grado de certeza dónde termina, pero creo que va a ser importante. El tema es que se trata de una situación inédita y no hay modelos econométricos que faciliten la predictibilidad en este caso.
-¿Por qué?
-Porque estamos ante bancos centrales que, ante la magnitud de la crisis que enfrentan, ya se han visto obligados a resignar una de sus herramientas básicas. Pasó antes con la Fed [la Reserva Federal de Estados Unidos] y ahora con el BCE [Banco Central Europeo]. Y como no pueden ajustar vía tasa, la corrección se produce por la valuación de sus monedas. Pasó en su momento con el dólar y ahora con el euro, más violentamente.
-Más violentamente…
-Debo admitir que me sorprendía el nivel que mantenía el euro a pesar de lo mal que le iba a Europa, y parte de esa caída tiene que ver con eso. Creo que aguantó porque había países como Suiza que lo estaban comprando para que no se devaluara. Pero apenas el BCE lanzó su plan de inyección monetaria y Suiza dijo que no compraría más euros para sus reservas, eso arrastró a que otros bancos centrales hicieran lo mismo, lo que precipitó la corrección. No hay que perder de vista que esto se da en paralelo con el final del programa de expansión en Estados Unidos, a lo que se suma la expectativa de suba de tasas allí, que fortalecería más al dólar.
-Parece describir una especie de tormenta perfecta…
-Algo así. Pero lo que me preocupa son sus implicancias, como los síntomas de proteccionismo que ya empiezan a aparecer en Estados Unidos. Firmas grandes como Hewlett Packard ya están diciendo: «Bueno, yo ya perdí un montón de plata por la apreciación del dólar».
-El juego de espejos que armó entre euro y dólar fue muy explicativo. Pero no alcanza para entender la ola de devaluaciones que se está viendo entre las monedas emergentes.
-Bueno, eso básicamente tiene que ver con el reflujo de capitales. La región recibió una afluencia muy importante en los últimos años y ahora estamos viendo el impacto de la salida.
-También este proceso tiene más recorrido.
-Creo que sí. Aunque es cierto que esta vez la mayor parte de los países emergentes tienen reservas (cuando en situaciones similares del pasado no las tenían) y, por lo mismo, pueden amortiguar algo este ajuste.
-En la crisis de 2008 vimos algo parecido, pero ¿la región lo soportó bien?
-Creo que es un error extrapolar lo de hoy con lo de aquel entonces. En 2008 la región, por primera vez desde 1980, tenía superávit en la cuenta corriente. Y teníamos superávit fiscal sin precedente y reservas, lo que permitió reaccionar y gastar reservas, devaluar un poco sin que fuera a hiperinflación, porque había músculo. Hoy está un poco más débil.
-Vuelvo a apelar a su experiencia. ¿Para una economía es más peligroso un tipo de cambio exageradamente alto o uno exageradamente bajo?
-Lo peor es tener un tipo de cambio que el mercado crea que no es sostenible.
-¿Es el caso de la Argentina?
-Claramente, aunque como las estadísticas aquí están tan distorsionadas, difícilmente haya alguien que pueda decir cuál hoy es el nivel adecuado.
-¿Se puede terminar con el cepo cambiario de un día para el otro?
–Creo que no. Hay mucho dinero trabado que las compañías no pudieron girar, y quiero ver qué hacen si se levantan las restricciones de un día para el otro. Tal vez una forma de suavizar los efectos de medidas económicas repentinas podría ser pedirles que para sacar la plata del país compren bonos que luego puedan vender en Nueva York. Con esa opción, tal vez varios decidan no salir.
No hay tiempo para que Suiza duerma en sus laureles
Por Nicholas Hastings
El Banco Nacional Suizo no puede permitir relajarse.
De hecho, podría descubrir que administrar el franco suizo en los meses venideros es tan difícil como lo ha sido en el pasado.
Hasta ahora, el banco central ha descubierto que la mayoría de las cosas marcha a su favor.
El anuncio del banco hace más de un año de que introducía un piso para el euro en 1,20 francos, y que estaba dispuesto a defender ese nivel pase lo que pase, fue una conmoción para el mercado.
Pero la nueva política funcionó.
Sí, el BNS tuvo que comprar miles de millones de euros y aumentar sus reservas internacionales de una moneda que muchos temían podría estar a punto de explotar.
Sin embargo, al impedir que el euro caiga a niveles cercanos a la paridad, como ocurría antes del anuncio del BNS, la nueva política ayudaba a los exportadores suizos a mantenerse competitivos y ayudaba a la economía suiza a evitar seguir a la eurozona hacia una recesión.
Asimismo, como han mostrado nuevos datos del BNS esta semana, el banco pudo aprovechar una recuperación en la suerte del euro en julio para descargar todo el excedente de la moneda única.
Como el euro se disparó en respuesta a una promesa del Banco Central Europeo de que estaba preparado a hacer lo que fuera necesario para salvar a la moneda única, el BNS vendió el euro a favor del dólar y la libra.
Dada la fortaleza de la demanda de euros durante los meses desde entonces, esta venta generalizada no logró revertir la fortaleza del euro y el banco pudo reducir la proporción denominada en euros de sus reservas a 48% para fines de septiembre, de 60% a fines de junio.
Esto significa que la proporción en euros de las reservas del banco ha vuelto a bajar a sus niveles de largo plazo de alrededor de 50%.
¿Entonces ahora qué?
Ciertamente no hay ninguna señal de que el BNS puede permitirse abandonar su actual política.
Los datos más recientes sobre la economía suiza muestran que la actividad fabril del país ha mejorado un poco más de lo esperado, pero que el índice clave se sitúa muy por debajo de niveles que sugieren que la actividad manufacturera ha comenzado a expandirse nuevamente.
En todo caso, se podría argumentar que, dada la continua debilidad en la economía suiza y el éxito que ha tenido en defender el nivel de 1,20 francos suizos hasta ahora, el banco central podría verse tentado a subir el piso incluso más.
Sin embargo, el éxito futuro de defender cualquier piso, y reajustar los niveles de reserva nuevamente, dependen en gran medida de que la reciente fortaleza de que el euro perdure.
El alza de verano que elevó la moneda única desde alrededor de US$1,20 hasta US$1,31 se desvaneció hace algún tiempo, tras lo cual quedó negociándose dentro de un rango estrecho por debajo de ese nivel.
El euro está siendo mantenido en ese nivel por la expectativa de que el BCE pronto comenzará un programa de compra de bonos que salvará a España de la cesación de pagos de su deuda soberana y esencialmente aislará dentro de un cerco los problemas de deuda de Grecia del resto de la eurozona.
Sin embargo, ese cerco aún no se ha construido y la falta de consenso político sobre reformas laborales en Atenas significa que podría haber otra crisis griega en la próxima semana o dos si el país no logra cumplir con los términos del próximo tramo de su rescate.
Entretanto, los datos provenientes de diversas partes de la eurozona sugieren que el crecimiento aún se está desacelerando y que bien podría haber otra recesión, dificultando aun más que grandes deudores como España sigan pagando sus deudas.
Mientras aumentan nuevamente las tensiones, la calma que ha mantenido al euro relativamente tranquilo durante los últimos meses podría alterarse. Y el BNS podría descubrir que su cualidad de refugio nuevamente impulsa al alza al franco.
La fortaleza del franco podría llevar a la banca suiza a introducir cambios
Por Nicholas Hastings
LONDRES (Dow Jones) – Este podría ser el momento en el que Suiza revalúe el éxito de su sistema bancario.
Por años, su política de permitir el secreto bancario ayudó a insertar a este pequeño país entre los grandes, especialmente en tiempos problemáticos.
El franco suizo casi ha sido sinónimo de la palabra refugio, debido a que los inversionistas de todas las especies y de todos los rincones del mundo se vuelcan a Suiza para salvaguardar sus fondos cuando las cosas se ponen difíciles.
Resulta poco sorprendente entonces, con todos los rumores de que Grecia dejará la eurozona, que el franco se haya convertido una vez más en el destino de un enorme flujo de fondos externos a medida que los inversionistas se apresuran a escapar de la moneda europea.
No obstante, el costo de ser una estrella posiblemente esté elevándose demasiado para el país, en más de un sentido.
A medida que se ha profundizado la crisis del euro, otras alternativas de refugio –como la libra y la corona sueca– se vieron infectadas por los problemas económicos del bloque.
Como resultado, han comenzado a tener problemas.
No sucedió así con el franco.
En realidad, los flujos de refugio hacia la moneda suiza se han intensificado, lo que forzó al Banco Nacional Suizo a reforzar su defensa del límite de 1,20 euros por franco que adoptó el año pasado.
Es muy probable que la defensa de este nivel se vuelva más difícil si Grecia abandona la moneda única y el futuro del euro se vuelve aún más incierto.
Si eso sucede, Suecia y el Reino Unido tendrán monedas más débiles que los ayuden a salir. Pero Suiza estará atascada con un franco fuerte, lo que socavará la capacidad del país para exportar y evitar de esa manera lo que podría transformarse en una desagradable desaceleración.
Al mismo tiempo, el Banco Nacional Suizo se encontrará lidiando con miles de millones de reservas denominadas en euros, una moneda cuyo valor bien podría derrumbarse.
Cualquier intento del BNS por corregir el balance de sus reservas vendiendo euros y comprando dólares solo empeorará las cosas, al hacer que la moneda única caiga aún más.
Analistas ya sugieren que la reciente venta del BNS ha sido instrumental para reducir el valor del euro frente al dólar en los últimos días.
La importancia de los bancos suizos en la ecuación de refugio se hizo evidente el jueves, cuando los rumores de que el BNS podría lanzar un impuesto sobre los depósitos en francos hicieron que la moneda suiza retrocediera por primera vez en muchas semanas.
Esto sugiere que, a menos que Suiza esté preparada para sufrir las consecuencias económicas de un franco fuerte y a menos que el BNS esté preparado para seguir comprando euros, el país podría necesitar dilucidar una manera de hacer que su sistema bancario sea menos atractivo para los muchos inversionistas que intentan escapar de los riesgos asociados con la salida de Grecia de la moneda única.
Los rumores de esta semana acerca de que las autoridades suizas están analizando cómo gravar a los evasores griegos de impuestos que tienen cuentas en Suiza, bien podrían ser una medida en la dirección correcta. Fuente: The Wall Street Journal, 25/05/12.