La caída del euro

marzo 16, 2015 · Imprimir este artículo

Guillermo Calvo: «Nadie puede decir dónde termina la caída del euro»

Por Javier Blanco.

Guillermo Calvo es el economista argentino más citado entre sus pares de todo el mundo, según el ranking Repec de Ideas, y quien ganó fama mundial en los 90 por haber pronosticado, cuando pocos la advertían, la que después pasaría a la historia como la crisis del tequila. En los últimos días pasó por Buenos Aires para tomar parte de la Conferencia Internacional sobre Mercados Emergentes, que organizaron la Universidad Torcuato Di Tella y el Comité Latinoamericano de Asuntos Financieros. En ese marco lo entrevistó LA NACION.

-Usted ha visto muchos cambios de este tipo. ¿Se anima a pronosticar hasta dónde llega la caída del euro?

euro-28-No. Y creo que nadie hoy puede decir con algún grado de certeza dónde termina, pero creo que va a ser importante. El tema es que se trata de una situación inédita y no hay modelos econométricos que faciliten la predictibilidad en este caso.

-¿Por qué?

-Porque estamos ante bancos centrales que, ante la magnitud de la crisis que enfrentan, ya se han visto obligados a resignar una de sus herramientas básicas. Pasó antes con la Fed [la Reserva Federal de Estados Unidos] y ahora con el BCE [Banco Central Europeo]. Y como no pueden ajustar vía tasa, la corrección se produce por la valuación de sus monedas. Pasó en su momento con el dólar y ahora con el euro, más violentamente.

-Más violentamente…

-Debo admitir que me sorprendía el nivel que mantenía el euro a pesar de lo mal que le iba a Europa, y parte de esa caída tiene que ver con eso. Creo que aguantó porque había países como Suiza que lo estaban comprando para que no se devaluara. Pero apenas el BCE lanzó su plan de inyección monetaria y Suiza dijo que no compraría más euros para sus reservas, eso arrastró a que otros bancos centrales hicieran lo mismo, lo que precipitó la corrección. No hay que perder de vista que esto se da en paralelo con el final del programa de expansión en Estados Unidos, a lo que se suma la expectativa de suba de tasas allí, que fortalecería más al dólar.

-Parece describir una especie de tormenta perfecta…

-Algo así. Pero lo que me preocupa son sus implicancias, como los síntomas de proteccionismo que ya empiezan a aparecer en Estados Unidos. Firmas grandes como Hewlett Packard ya están diciendo: «Bueno, yo ya perdí un montón de plata por la apreciación del dólar».

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-El juego de espejos que armó entre euro y dólar fue muy explicativo. Pero no alcanza para entender la ola de devaluaciones que se está viendo entre las monedas emergentes.

-Bueno, eso básicamente tiene que ver con el reflujo de capitales. La región recibió una afluencia muy importante en los últimos años y ahora estamos viendo el impacto de la salida.

-También este proceso tiene más recorrido.

-Creo que sí. Aunque es cierto que esta vez la mayor parte de los países emergentes tienen reservas (cuando en situaciones similares del pasado no las tenían) y, por lo mismo, pueden amortiguar algo este ajuste.

-En la crisis de 2008 vimos algo parecido, pero ¿la región lo soportó bien?

-Creo que es un error extrapolar lo de hoy con lo de aquel entonces. En 2008 la región, por primera vez desde 1980, tenía superávit en la cuenta corriente. Y teníamos superávit fiscal sin precedente y reservas, lo que permitió reaccionar y gastar reservas, devaluar un poco sin que fuera a hiperinflación, porque había músculo. Hoy está un poco más débil.

-Vuelvo a apelar a su experiencia. ¿Para una economía es más peligroso un tipo de cambio exageradamente alto o uno exageradamente bajo?

-Lo peor es tener un tipo de cambio que el mercado crea que no es sostenible.

-¿Es el caso de la Argentina?

-Claramente, aunque como las estadísticas aquí están tan distorsionadas, difícilmente haya alguien que pueda decir cuál hoy es el nivel adecuado.

-¿Se puede terminar con el cepo cambiario de un día para el otro?

Creo que no. Hay mucho dinero trabado que las compañías no pudieron girar, y quiero ver qué hacen si se levantan las restricciones de un día para el otro. Tal vez una forma de suavizar los efectos de medidas económicas repentinas podría ser pedirles que para sacar la plata del país compren bonos que luego puedan vender en Nueva York. Con esa opción, tal vez varios decidan no salir.

Fuente: La Nación, 16/03/15.

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