El shale gas cambia la ecuación energética

mayo 26, 2013

El shale gas cambia la ecuación energética
Por Jorge Castro

La revolución tecnológica desatada en los últimos cinco años ha creado una plataforma global de computación (la “nube” o cloud computing) que impulsa el surgimiento de un sistema mundial superintensivo e hiperconectado, cuya característica primordial es que demanda y crea más energía que cualquier otro de la historia. En términos productivos, la “nube” es la causa directa de una nueva revolución industrial, que requiere cualitativamente menos materias primas y una participación estructuralmente inferior de la fuerza de trabajo, mientras se integra a escala global sobre una línea de montaje que opera en tiempo real.

Esto sucede cuando crece exponencialmente la oferta energética, cuyo eje es la explosión de shale gas en EE.UU. El mundo energético se aleja de la escasez y se interna en el terreno de la abundancia. La Agencia Internacional de Energía (AIE) sostiene que la demanda mundial de petróleo aumenta en 20 millones de barriles diarios (mb/d) en las próximas dos décadas (pasa de 90 mb/d en 2010 a 110 mb/d en 2030).

Agrega que la producción crece por encima de la demanda a partir de esta década y que 1/3 del aumento corresponde a EE.UU.

Este “shock de aprovisionamiento” es la revolución del shale gas.

La producción estadounidense de crudo se elevó en 800.000 barriles por día en 2012 y la oferta petrolera aumentó 50% desde 2008. Es el mayor incremento en un año de su historia desde que se llevan registros (1854). Más de 4/5 partes de esta alza de excepción es obra del shale gas, sobre todo el que proviene de los yacimientos de Bakken (Dakota del Norte) y Eagle Ford (Texas).

La producción de crudo en Norteamérica (EE.UU./Canadá) aumentaría en 3,9 mb/d en 2018 (2,3 mb/d provendría de EE.UU y 1,3 mb/d de Canadá). La mitad del incremento global de petróleo provendrá de EE.UU. y Canadá en los próximos 10 años, por encima de Arabia Saudita.

Lo mismo ocurre con el gas.

La demanda gasífera mundial alcanzaría a 5,1 billones de metros cúbicos (bmc) en 2035 (hoy es 1,8 bmc), la proporción del gas en la matriz energética pasa de 21% a 25% y treparía a 40% hacia mediados de siglo. El boom de shale gas en EE.UU. modificó la ecuación energética global, que sale del mundo de la escasez, en la que ha estado sumergida históricamente e ingresa en el terreno de la abundancia. Al hacerlo, le resta el factor seguridad y por lo tanto el sobreprecio ineludible que esta condición le acarrea en el mercado mundial.

En este tránsito, Medio Oriente pierde su naturaleza de región estratégica central y su importancia geopolítica se reduce cualitativamente.

Norteamérica adelanta la tendencia mundial. Los precios del gas en EE.UU. son hoy 1/3 de los europeos y 25% de los asiáticos; y el precio del crudo en Canadá cayó en 2012 a US$ 50 el barril, la mitad del Brent (cotizó a U$S 104 / US$ 110 en el mismo período).

Por eso, los costos de producción de la industria manufacturera norteamericana (ante todo, petroquímica y acero) son hoy 30% menores que los de sus competidores alemanes, chinos o surcoreanos. La nueva revolución industrial, y su fuente energética –la explosión de shale gas– constituyen el núcleo estructural de una gigantesca ola de innovación que se despliega con intensidad creciente en los próximos 10/20 años.

La consecuencia es que la producción se intensifica en todas las actividades y sectores, con la industria manufacturera a la cabeza de este proceso de generalizada innovación.

En él, lo previsible es que en algún momento ciertos cambios tecnológicos adquieran un carácter sistémicamente disruptivo, que modifique, a través de verdaderos saltos espasmódicos, las condiciones globales de acumulación. El futuro por definición se nos escapa, salvo su sentido profundo y necesario, que se manifiesta a la vista y en el presente.

Fuente: Clarín, 26/05/13.

Jorge Castro

Internet, la revolución que Marx no imaginó

mayo 5, 2013

Internet, la revolución que Marx no imaginó
Por Jorge Castro

La economía mundial crece y la pobreza cae en la segunda década del siglo XXI. Detrás, hay una gigantesca ola de innovación, de raíz tecnológica, y su punto de inflexión es un acontecimiento geopolítico que ha modificado la estructura del poder mundial, al trasladar el centro de gravedad del sistema de los países avanzados a los emergentes, de EE.UU. a China. Los usuarios de Internet son hoy 2.500 millones y aumentan 500 millones por año (500.000 por día). Serían 4.000 millones en 2015, más de la mitad de la población del mundo; y abarcarían a 80% de la población del planeta en 2030.

Tres nudos constituyen el núcleo de Internet: el de la conectividad (transferencia de la información), el de los recursos (su almacenamiento) y el social (estructura de la red de cooperación humana).

La revolución de Internet ha trepado ahora un nuevo escalón histórico.

La conectividad ha mutado en hiperconectividad y el sistema se ha convertido en superintensivo.

Los recursos son ahora procesados en forma industrial, en una plataforma global de computación, cuya potencia de procesamiento es exponencialmente superior. El costo de acceso prácticamente ha desaparecido en la cloud computing.

En el nudo social, los protagonistas son las empresas, sobre todo nuevas ( star ups ). En ellas, el capital ha dejado de ser condición para emprender.

La economía de escala domina el nuevo sistema: maximiza las ganancias y recorta los costos. También abrevia el ciclo de realización -el trayecto de la idea a las ganancias- en una proporción 15%/20% superior a la actual.

El cruce de dos tendencias decide el impacto económico del nuevo escalón tecnológico: amplitud de la red (número de usuarios) y grado de integración (intensidad). Esto fija el nivel de incremento del PBI per cápita que es capaz de alcanzar.

La contribución de Internet al auge de los países avanzados ha sido 21% en los últimos 5 años, y 2,3% en los emergentes.

Las 2/3 partes de los usuarios se encuentran en el mundo emergente, no en el avanzado.

Lo presumible es que la contribución de la red a la expansión del mundo emergente alcance el nivel del avanzado en 10 años (pasaría de 2,3% a 21%).

Lo que implica la fase industrial de Internet lo adelanta la incorporación de la manufactura norteamericana a la red, prácticamente completada. Ha provocado ahorros de capital por unidad de producto en U$S 5 billones/U$S 7 billones en los últimos 10 años. Es el resultado de la virtual desaparición de la fricción -fallas informáticas o logísticas- en el proceso de acumulación.

La acumulación capitalista no es un fenómeno tecnológicamente determinado, sino un proceso de cambio social, esencialmente económico y político. La caída de la tasa de ganancia obliga a desatar innovaciones y su multiplicación surge de la ampliación e intensificación del sistema.

La Segunda Revolución Industrial no surgió del descubrimiento de los aceros Bessemer o del motor de encendido interno, sino de la unificación del gigantesco continente norteamericano en un solo mercado nacional, por obra de los ferrocarriles transcontinentales y del triunfo de la Unión en la Guerra Civil (1861-1865).

El punto de inflexión es ahora otro acontecimiento geopolítico: la caída de Lehman Brothers en Wall Street (15-09-08).

Esta no es una era distinta en la tecnología de la información, sino una nueva etapa en la historia del mundo. En ella se desvanece el capital como factor dominante de la acumulación, precedido por el trabajo en el camino de la irrelevancia. Su lugar lo ocupa excluyentemente el conocimiento. Se cumple en todos sus términos la previsión de Marx en los “Grundrisse”.

Lo que viene después no es el capitalismo.

Es una civilización distinta, en la que lo fundamental no es su funcionamiento, sino su fundamento. Steve Jobs señaló en su momento: “(…) la mejor forma de predecir el futuro es crearlo”.

Fuente: Clarín, 21/04/13.

Jorge Castro

La economía mundial crece y disminuye la pobreza

abril 15, 2013

La economía mundial crece y cae la pobreza
Por Jorge Castro

El dato central de la situación mundial en la segunda década del siglo XXI es que cae la pobreza y crece la economía global, arrastrada por el auge de los países emergentes, encabezado por la expansión de la nueva clase media en Asia, África y América Latina. En 1980, 52% de la población mundial vivía bajo los niveles de pobreza (U$S 1,25 /día) y ese porcentaje había descendido a 22% en 2008.

La clave de esta fenomenal disminución de la pobreza en el mundo es lo que ha ocurrido en Asia (3.600 millones de habitantes), donde 77% de la población vivía con menos de U$S 1,25/día en 1980, y ahora ese porcentaje ha caído a 12%. En el caso de China, en los últimos 30 años, 663 millones han salido de la pobreza y se han incorporado a la clase media; ahora los pobres son 13% de la población y eran 84% en 1981.

Este es un fenómeno del mundo emergente que sucede en todas partes y al mismo tiempo; y esto ocurre cuando ya son 80 los países emergentes que crecen por encima de EE.UU. (en términos de ingreso per cápita y alza de la productividad), mientras que eran 20 los que se expandían de forma similar entre 1980 y 2000. Pero esto no es todo.

La clase media global, que asciende hoy a 1.800 millones de personas, alcanzaría a 4.900 millones en 2030 (sobre una población mundial de 8.300 millones); y su crecimiento tendría lugar en un 85% en los países emergentes. En dos décadas, el mundo se convertiría en una sociedad de clase media.

China marca el rumbo.

En 2030, 75% de su población pertenecería a la clase media y la pobreza extrema habría sido eliminada. Además, la pobreza cambia de naturaleza en ese período. Más de 65% de los 600 millones de habitantes de África Subsahariana poseen hoy telefonía móvil interactiva (smartphones). Significa que, aun siendo pobres, han dejado de ser marginados y excluidos. Se han incorporado de manera masiva al mundo virtual hiperconectado, núcleo tecnológico y estructural de la época.

Indonesia tiene hoy 240 millones de habitantes y 220 millones de teléfonos móviles. De ahí que la población rural de sus 3.000 islas disponga ahora de la información, los servicios bancarios y el precio de los mercados, propios del mundo avanzado.

El caso de Facebook es suficientemente representativo. Los cinco principales usuarios en el mundo son Brasil, India, Indonesia, México y EE.UU., en ese orden.

El consumo anual de los países emergentes alcanzaría en 2025 a U$S 30 billones.

Para entonces, 3/5 partes de los 1.000 millones de hogares que tendrían ingresos por U$S 20.000 anuales estarán en el Sur y en el Este del planeta (Asia, África y América Latina).

La participación de la clase media en el mundo emergente es todavía mayor en la fuerza de trabajo. Era 25% en 2001, trepó a 42% en 2011 y alcanzaría a 55% en 2017. Es un dato de importancia estratégica.

El factor “clase media” va más allá de lo demográfico y se convierte en un elemento esencial del incremento de la productividad. Son 19 los países emergentes que en la última década duplicaron el ingreso per cápita (2.600 millones de personas) y 8 corresponden al continente africano. África Subsahariana creció 60% desde 2000 y su PBI per cápita se expandió 40%.

El cálculo del PNUD es que China, India y Brasil tendrán en 2020 un PBI combinado superior al de Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y EE.UU., sumados. En ese período, Asia no japonesa se expandiría 56,4%, en tanto Japón lo haría 1,7%.

Lo que se puede hacer es identificar tendencias, que son formas comprimidas -y explosivas- de las fuerzas más vigorosas del presente histórico.

La clave en ellas es distinguir lo esencial de lo accesorio y orientar toda la atención y la capacidad de acción sobre lo primero. Hay que suplantar el anacrónico optimismo y el mucho más anacrónico pesimismo por la confianza en la realidad.

Fuente: Clarín, 14/04/13.

Jorge Castro

El desafío de Brasil

abril 7, 2013

La industria brasileña da de nuevo las cartas
Por Jorge Castro

La producción industrial brasileña cayó 2,5% en febrero, comparada con el mes anterior, y esto ocurrió mientras la actividad automotriz, que representa 25% de la manufactura, disminuyó 9% en el mismo período. El resultado es que, en tanto el producto está prácticamente estancado (se expandió 0,9% en 2012), el PBI industrial ha experimentado una contracción de 2,4% en los últimos 12 meses, y la manufactura muestra una caída de 5,6%.

Brasil es el país del mundo emergente que más se ha transformado por el vuelco de la economía global hacia Asia, y en primer lugar China. Las exportaciones brasileñas a la República Popular ascendieron a U$S 30.790 millones en 2010, 30 veces más que 10 años antes; y en ese período, las importaciones de China crecieron 20 veces (U$S 25.600 millones en 2010). Así, las exportaciones brasileñas de bienes y servicios crecieron 262% en la primera década del siglo (el promedio global fue 135%).

De ahí que el comercio bilateral China/Brasil crezca tres veces más que el promedio mundial (56% vs. 17% en 2007) y se haya convertido en el principal corredor de las transacciones internacionales en esta década. En el capitalismo, producción y circulación están indisolublemente vinculadas. Por eso, el eje del proceso global de acumulación ha pasado de los países avanzados a los emergentes, y dentro de éstos, se despliega espacialmente sobre una línea Sur-Sur (Asia-América del Sur).

La demanda china de alimentos ha trazado un nuevo mapa de la agricultura global y ha transformado a América del Sur (Brasil / Argentina) en la gran plataforma de producción mundial de proteínas. Esta mutación ha sido inducida de afuera hacia adentro, como respuesta al cambio de las condiciones mundiales.

Pero ahora ha encontrado un punto de inflexión, que es el 0,9% de expansión en 2012, un impacto cuya magnitud lo convierte en el fin de una época. El sector más golpeado por esta evidencia es la industria manufacturera, que pierde sistemáticamente posiciones en el mercado interno frente a la competencia extranjera.

En 2012, 100% del aumento en el consumo de bienes industriales (que crece 8% por año) fue cubierto por la producción foránea (era 40% en 2010).

El problema de la industria brasileña es estructural. Su productividad es sustancialmente menor a la de sus competidores y sus costos son proporcionalmente mayores.

La productividad de la industria brasileña creció 1,8% anual en los últimos 10 años y la de China, 6% por año.

La economía brasileña es una de las más cerradas del mundo, en términos de ingreso real per cápita.

La relación comercio internacional/PBI era 22,8% en 2010; y 75% en China.

Más de 60% (62,9% en 2010) de las exportaciones brasileñas son materias primas (mineral de hierro, soja, carnes) y han crecido 70%/ 77% después de la crisis 2009-2011. En cambio, las ventas externas de equipos industriales de tecnología avanzada han caído 8,5% en ese período.

En la misma etapa, las exportaciones industriales de alta tecnología de China e India han crecido 873% y 389%, respectivamente.

El problema de Brasil no es la baja productividad, el estancamiento de su economía, la competencia con los productos chinos o la apreciación del real.

Brasil es un país de consenso, precedido en cada etapa histórica por el acuerdo de sus poderosas elites. El consenso actual está profundamente en quiebra y es hondamente anacrónico frente al actual contexto global.

Es la idea de que Brasil crece sobre la base de su gigantesco mercado interno, con un esfuerzo exportador accesorio y en todos los casos, no esencial. Quizás el 0,9% de crecimiento de 2012 se transforme en el punto de partida de una nueva visión estratégica brasileña, por definición global, y así comience otro ciclo de consenso en la historia de Brasil, que es el rasgo más notable de su identidad nacional.

Fuente: Clarín, 07/04/13.

Jorge Castro

España converge con Alemania

marzo 31, 2013

En la crisis, España converge con Alemania
Por Jorge Castro

España experimenta una recesión profunda por tercer año consecutivo (-0,3% en 2012, -1% en 2013, o más), la tasa de desocupación supera 26% (y es 50% en la franja de 18 a 29 años) y la deuda del sector privado, contrapartida del boom inmobiliario 2000-2008, es la más elevada de la Zona Euro. Al mismo tiempo, los bancos de crédito al consumo de las 19 comunidades autónomas (Caixas) tienen una cartera de créditos impagos que supera 30% de sus activos, mientras los gobiernos territoriales se encuentran en sus 3/4 partes en virtual cesación de pagos, con la notable excepción del País Vasco.

Mientras esto ocurre, los costos laborales han caído 30% en los últimos 5 años y la productividad ha aumentado un porcentaje superior. El resultado es que, por primera vez en 20 años, la cuenta corriente del sector externo se ha tornado positiva, arrastrada por un alza de las exportaciones fuera de Europa, dirigidas al mundo emergente (China, India, Brasil). También han crecido las inversiones directas provenientes del exterior, en especial las orientadas al sector automotor, cuyos costos son 30%/40% inferiores a los del resto de la Zona Euro.

El alza notable de las exportaciones es ayudado por el carácter trasnacional de las grandes empresas españolas, a punto que la proporción firmas globales/producto es en España -cuarta economía de Europa- sólo inferior a la de Alemania y una de las más elevadas del mundo. España es el segundo inversor extranjero directo en América Latina, después de EE.UU.; y en el caso de Brasil, la inversión española está sólo por debajo de la china.

Los dos grandes bancos españoles -Santander y BBVA- se encuentran entre los 20 principales del sistema mundial, y las grandes compañías (Repsol, Ferrovial, Telefónica) integran el pelotón de vanguardia en sus especialidades. La industria manufacturera ha perdido 30% de su producción en el último lustro y ha aportado 717.300 desocupados (27% del total). El año pasado, el PBI industrial cayó 8,5%. Su participación en el PBI era 17,4% en 2001 y ahora es 13%, 9 puntos por debajo de Alemania. La productividad española creció 0,54% por año entre 2000 y 2008, mientras era +1,3% en Europa y +2,5% en la República Federal. En los últimos 5 años, ha aumentado a 1,7% anual.

Las exportaciones manufactureras alcanzaron la cifra más alta de su historia en 2012 (222.643 millones de euros/3,8% anual). Por eso, el déficit comercial cayó 33% y apareció, por primera vez en 10 años, un superávit de cuenta corriente nítidamente ascendente. La industria de la alimentación es la segunda de Europa, después de la de Francia. El sector químico vendió 31.000 millones de euros (6,4%); y la textil e indumentaria (Zara a la cabeza) aumentó 9% sus ventas en el mercado mundial.

Hay una nítida convergencia entre la industria española y la alemana.

La productividad se elevó 2,5% más en España que en la República Federal y 2% más que en la Zona Euro. De ahí que los costos laborales hayan caído 4,5% frente a los de Alemania y 3,5% en relación a la Eurozona.

Ya se ha corregido más de 50% de la extraordinaria desviación experimentada entre 1998 y 2008 en los costos laborales españoles respecto a los alemanes.

Si esta tendencia se mantiene en los próximos 5/10 años, España, como sistema público-privado, adquiere una productividad capaz de competir en el mercado global. Alemania es el país que establece la pauta de competitividad de Europa. Es “el nivel de los tiempos”, en los términos de Dionisio Ridruejo. Converger con la productividad alemana (una de las tres primeras del mundo, con EE.UU. y China) es ser capaz de competir en el mercado mundial y ante todo para los países periféricos de la Eurozona (Italia, España, Grecia, Portugal). España se encuentra a la cabeza de este esfuerzo de convergencia y recuperación, mientras atraviesa la crisis económica y social más grande de su historia.

Fuente: Clarín, 31/03/13.
Jorge Castro

Asia es la causa del aumento del precio del petróleo

marzo 24, 2013

Asia responde por el alza del precio del crudo
Por Jorge Castro.

La OCDE estima que el barril de crudo (Brent) valdrá U$S 190 en 2020, con la posibilidad, altamente plausible, de que alcance en esa fecha a U$S 270 por unidad. El precio del Brent oscila hoy en U$S 107/barril.

La razón de esta previsión es que en los países asiáticos (China, India, Indonesia), donde está el eje de la demanda mundial, la intensidad energética (uso de energía por unidad de producto) ha crecido en una relación 1 a 1 con el aumento del nivel de ingresos en los últimos 20 años; y éstos se han expandido (PBI per cápita) a una tasa de 8% anual en ese período y se duplican cada 8/10 años.

Gran Bretaña tardó 60 años en duplicar el ingreso per cápita de su población (Revolución Industrial, 1780-1840); y EE.UU. logró hacerlo en 35 años (segunda Revolución Industrial, 1865-1913).

China / Asia obtiene este objetivo histórico cada 8 años.

De ahí que la República Popular se haya convertido en 2012 en la principal importadora mundial de petróleo al dejar atrás a EE.UU., que ocupó ese lugar desde el primero de los shocks petroleros de la década del ‘70 (1973/Guerra del Yom Kippur), en que el precio del crudo se multiplicó por 4 y volvió a hacerlo en 1979 (primera guerra del Golfo/Irak-Irán). El barril de crudo valía U$S 2 en 1972 y trepó a U$S 44 en 1980.

China importó el año pasado 6,12 millones de barriles diarios, mientras que EE.UU. redujo sus compras a 5,98 mb/d. La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que la diferencia entre los dos países aumentaría 3/4 veces en los próximos 7 años.

El vuelco a favor de China en las importaciones mundiales de petróleo refleja un fenómeno más amplio: el traslado del centro de gravedad del sistema del mundo avanzado al emergente.

Así, el mundo emergente consumiría este año más petróleo que el avanzado. El precio récord del petróleo previsto por la OCDE no es obra de la escasez del producto. La producción mundial aumentaría en 17 mb/d en la próxima década (93 mb/d en 2012 a 110 mb/d en 2020).

La clave del precio récord del petróleo se encuentra en Asia. China consume 10 mb/d (10% de la producción mundial) y el consumo aumenta 10%/15% por año; e importa 56,4%, sobre todo de los países petroleros del Golfo.

La voracidad energética de la República Popular no es una excepción.

Consume tanto carbón como el resto del mundo, sumado (4 millones de toneladas por año vs. 4.300 millones). La demanda energética de los países emergentes crecería 65% en 2040 y 35% en el mundo (ExxonMobil); en tanto la población del planeta aumentaría en 2.000 millones en ese período.

Su impacto en la economía mundial equivaldría al de los dos shocks petroleros de la década del ‘70. Pero esta vez su origen sería el auge extraordinario de la demanda y no la brutal contracción de la oferta, provocada por factores geopolíticos, como ocurrió entonces. Un alza semejante del precio del crudo eleva necesariamente el valor de todos los activos de la economía mundial y se transforma (por carácter inverso) en un poderoso incentivo para aumentar la productividad, como vía para reducir drásticamente la estructura de costos.

Un incremento del precio de petróleo como el previsto por la OCDE tendría que frenar el crecimiento de la economía global. Lo que ocurre es que ésta ahora -en la segunda década del siglo XXI- crece por factores estructurales y no cíclicos, como la expansión de la nueva clase media en los países emergentes (2.000 millones de personas en 2020), que a su vez es sinónimo de urbanización.

Por eso, a diferencia de los antecedentes históricos, esta vez el auge del precio del crudo no frena a la economía mundial y sólo se limita a elevar la estructura de costos. Esta combinación se transforma en un incentivo fundamental para aumentar la productividad y así disminuirlos. Vivimos una nueva época histórica, en todos los sentidos.

Fuente: Clarín, 24/03/13.
Jorge Castro

Más información: www.agendaestrategica.com.ar

El crecimiento de Estados Unidos

marzo 17, 2013

EE.UU. supera la crisis y vuelve a crear empleos
Por Jorge Castro

El saldo neto de creación de empleos en EE.UU. alcanzó en febrero a 236.000 puestos de trabajo, y de ellos 43.000 correspondieron a la industria de la construcción. El resultado es que se alcanzó el menor nivel de desocupación desde marzo de 2007, previo a la crisis global 2008/2009: 7,7%. La tendencia es nítida. El desempleo ha caído sistemáticamente desde agosto de 2011 (9%).

La creación de puestos de trabajo en EE.UU. aumenta 10% por año.

La novedad es la aparición en gran escala de empleos en la industria de la construcción, que benefician a los sectores menos calificados de la fuerza de trabajo.

Es la primera vez desde la crisis en que los nuevos empleos no son una creación directa del cambio tecnológico, que exige un alto nivel de calificación y de inteligencia sistémica.

La recuperación estadounidense ya no depende solamente de la innovación tecnológica de vanguardia. Esto ocurre cuando 90% de la fuerza laboral está ocupada en el sector servicios (que incluye la construcción) y el sector mostró en febrero el mayor nivel de expansión desde 2007.

Lo propio de la recuperación norteamericana es que coincide con un período de tasas de interés de largo plazo anormalmente bajas (1,5%/2% anual) en todo el mundo avanzado.

Las tasas de largo plazo están determinadas esencialmente por factores no monetarios. Dependen primordialmente del nivel de retorno de las inversiones en capital fijo (“hundido”), el indicador más revelador del vigor de la economía subyacente. Por eso permiten prever el término de la recuperación y el comienzo de la normalización definitiva.

Este cálculo se funda en la regla que establece que “los mercados se adelantan a las tendencias que prevén”; y los mercados prevén bajas tasas de interés en los próximos 10 años, lo que implica un período semejante de bajo crecimiento económico.

Pero todos los pronósticos utilizados por la Reserva Federal esperan un aumento gradual de las tasas de largo plazo a partir de este año, que culminaría con un incremento de un nivel de hasta 3% a finales de 2014, para sumar luego 200/300 puntos básicos entre 2015 y 2017.

Se cerraría así el proceso de recuperación de la economía norteamericana después de 10 años de la crisis global.

Sucede que esa culminación no implica la “normalización” de la economía de EE.UU., porque esa normalidad no existe más. No hay un pasado al que volver.

La recuperación de la economía estadounidense ha sido al mismo tiempo una gigantesca reestructuración. EE.UU. ha experimentado un extraordinario boom de productividad en los últimos cinco años. La productividad es allí la primera del mundo y creó el año pasado valor agregado (plusvalía) por trabajador ocupado que ascendió a U$S 68.156. La manufactura estadounidense ocupa hoy 30% menos trabajadores que en 2007, pero su producto es 30% mayor que el de entonces. La productividad ha aumentado 20% a partir de 2007 y 34% en la industria manufacturera.

Esto sucede mientras ocupa 9% de la fuerza laboral (11,8 millones de trabajadores), de los cuales sólo 4,5 millones realizan tareas directas de montaje y ensamblaje, y el resto servicios de alta calificación.

Hay un cambio de paradigma industrial en el mundo, que ha revertido la “desindustrialización” de los últimos 20 años y responde a un giro tecnológico que va más allá de Internet.

Es la cloud computing, la plataforma global de computación, que elimina el problema del acceso y provoca una brutal caída de la estructura de costos. De ahí que la recuperación estadounidense sea distinta, ya que alberga una extraordinaria reestructuración del modo capitalista de producción, por definición global. EE.UU. y el mundo avanzado emergen de esta crisis más fortalecidos y competitivos de lo que eran antes de 2007. Esta es el dato central de la economía mundial de los próximos 10/20 años.

Fuente: Clarín, 17/03/13
Jorge Castro

Venezuela se enfrenta a un vacío de poder

marzo 10, 2013

Venezuela se enfrenta a un vacío de poder
Por Jorge Castro

Hugo Chávez es irremplazable en el sistema político venezolano. Su desaparición abre una etapa de vacío de poder, en la que el único actor que queda en pie, con capacidad de acción y de decisión, es el Ejército de Venezuela.

El significado político de Hugo Chávez es inseparable de su condición militar. Ha sido ante todo el teniente coronel Hugo Chávez, jefe de la insurrección de la juventud castrense, que se levantó contra la República de Punto Fijo (1959/1998) el 4 de febrero de 1992, representada entonces por Carlos Andrés Pérez.

Los ejércitos de América del Sur asumieron un protagonismo independiente en la segunda década del siglo XX.

Lo hicieron desde la izquierda y no desde la derecha. Fue el caso del “tenentismo” en Brasil, con el capitán Luiz Carlos Prestes, luego líder de la “intentona comunista” en 1935; de la “juventud juniana” en Ecuador; del “ruido de sables” en Chile, que terminó con la República oligárquica surgida de la guerra civil de 1891, y que luego, en 1931, crearía una “República Socialista Chilena”.

El pretorianismo militar sólo asumió posiciones de derecha en el contexto de la guerra fría; y la insurrección de los jóvenes oficiales “bolivarianos” ocurrió un año después de terminada ésta, y a tres años de la represión del “caracazo”, que ocasionó 5.000 muertos.

En América Latina sólo hay tres revoluciones triunfantes que destruyeron al Estado y su brazo militar (México, Cuba, Nicaragua). Estas revoluciones crearon un nuevo ejército, leal al Estado revolucionario e identificado ideológicamente con él. No es el caso de Venezuela.

El Ejército venezolano es el de siempre, sólo que identificado con el liderazgo del teniente coronel Hugo Chávez desde febrero de 1992.

Cuando se produjo el golpe de abril de 2002 todo dependió de la institución castrense, tanto el derrocamiento de Chávez como su reinstalación en el poder. Los altos mandos designados por él fueron los que lo detuvieron, y la 43ava. Brigada de paracaidistas de Maracay fue la que lo reinstaló en el poder.

Desde que se descubrió el petróleo en 1914, el ciclo económico y político venezolano está unido al mercado estadounidense, en una relación de dependencia estructural acentuada por las características “pesadas” del recurso en Venezuela, sólo apto de ser procesado en refinerías especializadas situadas en territorio norteamericano.

Venezuela, tras 14 años de Chávez, es un país más dependiente del petróleo de lo que era en 1998. El crudo representa hoy 92% de las exportaciones y hace tres lustros era 64%. Característica de los “petroestados” es su naturaleza rentística y su debilidad institucional. De ahí que la transformación social realizada por el chavismo no implicara el poder de los sectores populares dentro de un nuevo Estado, sino una gigantesca transferencia de recursos.

Esta ascendió a 30% del total de la renta petrolera de los últimos 10 años (U$S 850.000 millones).

Por eso, la pobreza cayó 20 puntos (50%/33,9%) entre 1998 y 2008, y la indigencia pasó de 21% a 10%.

Es el primer caso de inclusión social e incorporación de los sectores marginales al sistema político que ha tenido Venezuela en toda su historia.

El vínculo de dependencia con EE.UU. experimentó el año pasado un punto de inflexión. Las importaciones norteamericanas de crudo venezolano cayeron a su menor nivel en 30 años (685.000 barriles/día).

Es obra del boom del “shale gas”, que lleva al autoabastecimiento energético en 15 años.

El proceso político venezolano, después de Chávez, transcurre dentro del inmenso campo chavista, hondamente fracturado y enfrentado internamente, y en el que ha desaparecido su único elemento de unidad, el liderazgo carismático de Hugo Chávez. Todo indica que el conflicto en el chavismo ya ha comenzado, mientras todavía desfila el cortejo fúnebre. En ese caso, lo dirimirá el ejército, el de siempre en la historia venezolana.

Fuente: Clarín, 10/03/13.
Jorge Castro

China: El peso estratégico de formar capital humano

febrero 24, 2013

El peso estratégico de formar capital humano
Por Jorge Castro

China invierte US$ 250.000 millones por año en la formación de su capital humano. El resultado es que gradúa 8 millones de universitarios al año, cuatro veces más que en 2000, y lo hace en 2.409 universidades y colegios terciarios, el doble que hace una década.

Significa que en 2020 tendrá 195 millones de graduados universitarios, que treparán a 270 millones en 2030 –más que la fuerza de trabajo actual de EE.UU.– y representarán a 20% de la población.

La República Popular tiene 1.340 millones de habitantes, que destinan 30% de su ahorro a la educación de sus hijos y se hacen cargo prácticamente de la totalidad de los gastos de su educación universitaria. Es un fenómeno que no muestra diferencias entre los distintos segmentos sociales, aunque la nueva clase media (400 millones de personas, que serán 700 millones en 2030) usualmente reserva un porcentaje aún mayor para la formación universitaria de la siguiente generación.

La tasa de ahorro doméstica asciende a 40% del PBI, la más elevada del planeta.

Además, hay 194.000 estudiantes y graduados en las universidades norteamericanas, el triple que en 1997; y 3/4 partes lo hacen en ciencias duras y escuelas de negocios, entre ellas MIT y Harvard Business School. Este número récord no es una excepción.

En los últimos 30 años, la República Popular ha enviado 2,5 millones de estudiantes a formarse en el exterior, 2/3 en EE.UU.

Los trabajadores con grado universitario son 3 veces más productivos que los que se han limitado a la educación primaria (9 años de duración) y el porcentaje en los que han logrado un nivel secundario es 1,8 veces superior. Los estudiantes universitarios eran 3,4 millones en 1998 y cuatro años después habían aumentado 165%. El número de los que estudiaban afuera había trepado 152%.

Entre 2000 y 2004, el número de matriculados aumentó 50%.

La OCDE prevé que el 100% de los jóvenes chinos habrá completado en 2030 la escuela secundaria y 50% se incorporaría a la universidad.

Una inversión semejante implica un agregado de 6 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento anual. El crecimiento chino adelanta el futuro. En la franja de jóvenes de entre 25 y 34 años de edad que han completado la universidad, 18% son chinos y los norteamericanos 14%.

Lo más importante de la inversión china en capital humano no es su número, sino su significado estratégico.

Muestra que el crecimiento no responde primordialmente a la acumulación física de capital. Por eso, no tiende a disminuir debido a la menor tasa de retorno provocada por el incremento de la “composición orgánica” (auge del capital fijo sobre el capital variable /fondo salarial).

Al contrario, como la economía se expande por el alza de la productividad de la totalidad de los factores (PTF), consecuencia de la calificación sistemática de su fuerza de trabajo, revierte la tendencia a la caída estructural de la tasa de ganancia.

De ahí que, el PBI, en vez de declinar, tienda a elevarse en el transcurso del tiempo.

Las universidades chinas ocupan el sexto lugar entre las 500 principales del sistema mundial. Entre ellas, hay 25 que aspiran a competir (esto es, a asemejarse) con las integrantes de la elite estadounidense.

Lo hacen por sus recursos, sus profesores (muchos de EE.UU. y Europa) y la exigencia excepcional a sus cursantes. Esta convergencia con la más avanzada alta educación en el mundo podría producirse en 20/25 años. El test PISA de la OCDE otorgó el primer puesto en 2009 a los jóvenes de 15 años de Shanghai entre 65 países, por encima de estadounidenses, alemanes y japoneses. Dijo la OCDE: “Si lograron hacerlo en Shanghai en 2009, están en condiciones de realizarlo en 10 ciudades en 2019, y en 50 diez años después”.

Una apreciación ajustada de las posibilidades de China exige ir más allá de las categorías de optimismo o pesimismo.

Fuente: Clarín, 24/02/13.
Jorge Castro

El freno de la economía china golpea a América

febrero 4, 2013

El freno de la economía china golpea a América
Por Jorge Castro

La desaceleración de la economía china es un hecho. El año pasado creció 7,8% y este año lo haría 8,6%, lo que significa que está 4/6 puntos por debajo del pico de 2007 (14,2%); y esto ocurrió como parte de un ciclo de 30 años, en que el PBI aumentó 9,9% anual promedio, el período más largo, a la tasa más alta, de toda la historia del capitalismo desde la Revolución Industrial (1780-1840). El freno chino es un acontecimiento mundial. El año pasado, considerada como país individual, China fue responsable de 56% del crecimiento global; y en 2013, no obstante su desaceleración, su participación sería mayor (60%/63% del total).

Los principales afectados por el debilitamiento de la República Popular son los países exportadores de materias primas, ya que la irrupción de China en el comercio internacional ha provocado una mutación en el mercado mundial de commodities. China es la mayor consumidora en 4 de las 5 principales materias primas, y en la quinta -el petróleo- la demanda crece 9% anual, mientras que en la primera (EE.UU.) lo hace a una tasa de 1% o menos.

Por eso los países de América del Sur son los más golpeados por la débil expansión china. Comparten dos rasgos estructurales en su comercio exterior: China es su principal socio comercial y más de 60% de sus exportaciones son materias primas, que en un 80%/90% se dirigen a satisfacer la demanda de la República Popular.

La materia prima más golpeada por el freno chino es el mineral de hierro y sus dos principales exportadores mundiales son Australia y Brasil, orientándose el segundo a lograr la primacía en 2020. También el cobre (Chile, Perú) ha sido muy afectado por esta desaceleración.

Entre 2000 y 2010 se desplegó un superciclo de los commodities. De ahí los precios récord de todas las materias primas sin excepción en el mercado mundial. El problema de este “superciclo” -el tercero en la historia del capitalismo- es que tiene poco de “ciclo” y mucho de “súper” (cambio estructural), debido a que ha sido el resultado del crecimiento excepcional de la demanda por encima de la oferta. Esto es consecuencia directa de la irrupción de China e India en la economía mundia l.

El boom de consumo de commodities en China entre 2000 y 2010 significó lo siguiente: las importaciones de mineral de hierro aumentaron 42,5 veces; las de cobre 16, 2 veces; y las de carbón térmico, 248 veces. Esto ocurrió cuando la producción doméstica de acero creció 396 veces y la de cemento, 219, 5 veces.

China produce ahora 7 veces más acero que EE.UU. y Gran Bretaña sumados.

El alto nivel de consumo de metales en la expansión china está en relación directa a la elevada tasa de inversión; y lo que arrastra ahora su crecimiento es el consumo doméstico. Por eso hay una fragmentación creciente en las ventas de commodities a la República Popular: tienden a disminuir las exportaciones de metales (mineral de hierro, cobre) y a aumentar cada vez más las colocaciones de granos (soja, maíz) y en general de alimentos.

El consumo doméstico guía el crecimiento chino arrastrado por el auge del ingreso per cápita (U$S 7.200, medido en capacidad de compra interna -PPP-) y el alza de los salarios reales (crecen 20% anual desde 2008).

De ahí que la demanda de alimentos aumente proporcionalmente por encima del auge del producto.

Esto sucede mientras se modifica la estructura dietaria, por el vuelco masivo de su población al consumo de proteínas cárnicas. Los granos (soja, maíz) y la harina de soja son los principales insumos para la alimentación animal (ganado porcino, acuicultura).

El año pasado, China importó 55 millones de toneladas de soja y 15 millones de toneladas de maíz.

La Argentina es uno de los tres principales exportadores de granos, y el primero -de lejos- de harina de soja.

Es probable que la segunda década del siglo XXI sea para la Argentina mejor que la primera.

Fuente: Clarín, 03/02/13.
Jorge Castro

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