Vivir en un mundo incierto y complejo
abril 1, 2025
Por Redacción EP.
Vivimos en un mundo que se caracteriza por su volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad (VICA). Estos rasgos no solo afectan nuestras decisiones individuales, sino también las políticas públicas, la gestión empresarial y las relaciones sociales. En este entorno, la seguridad constituye un pilar fundamental para garantizar la paz y la libertad en todos los ámbitos de nuestra vida: la familia, el barrio, la empresa y la sociedad en general. Pero la seguridad no es un concepto que pueda delegarse únicamente en especialistas; debe ser un esfuerzo colectivo que se apoya en la autonomía personal y la educación integral.
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Para lograr esta autonomía, es crucial comprender y aplicar los principios de seguridad, inteligencia y contrainteligencia. La inteligencia nos permite conocer y analizar el entorno, identificar patrones y prever posibles riesgos. La contrainteligencia, por su parte, nos ayuda a detectar y neutralizar amenazas antes de que estas se materialicen. Como ejemplo, imaginemos a un empleado de limpieza en una Refinería de petróleo que observa comportamientos sospechosos en un proveedor y alerta al personal de seguridad. Esa simple acción podría prevenir un sabotaje o un atentado. Esto ilustra cómo la seguridad no es solo responsabilidad de un grupo especializado, sino un esfuerzo colectivo donde cada individuo juega un rol clave.

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En Argentina, la implementación de estrategias basadas en estos conceptos enfrenta obstáculos significativos. Históricamente, la formación en seguridad, inteligencia y contrainteligencia ha estado relegada a un segundo plano en las instituciones académicas y en la formación profesional. El Equipo de Estudios en Seguridad Humana y Multidimensional, que cuenta con la participación de la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA) y la Fundación FIDES, busca cerrar esta brecha. Este grupo interdisciplinario, coordinado por el Lic. Julio Fumagalli Macrae y el Ing. Gustavo Ibáñez Padilla, propone crear espacios de aprendizaje que formen profesionales con una visión integral de la seguridad.
Esta perspectiva incluye disciplinas como seguridad corporativa, inteligencia criminal, resolución de conflictos, planeamiento estratégico y protección ambiental, entre otras. La consulta y colaboración de renombrados expertos asegura una base sólida para abordar las amenazas contemporáneas. Como destacó el filósofo y estratega militar chino Sun Tzu: “La seguridad suprema consiste en desbaratar los planes del enemigo; no en derrotarlo por la fuerza”. Esta idea subraya la importancia de la prevención y la inteligencia en lugar de depender exclusivamente de respuestas reactivas.
La seguridad humana y multidimensional no es solo un concepto teórico; es una necesidad práctica en un mundo donde las amenazas están en constante evolución. Desde el cibercrimen hasta las catástrofes naturales, las problemáticas actuales requieren soluciones integrales que aborden las vulnerabilidades de las personas, las comunidades y las instituciones. La colaboración entre los sectores académico, público y privado es esencial para desarrollar estrategias que no solo mitiguen riesgos, sino que también fomenten la resiliencia.
Un punto crítico en este debate es la falta de formación en habilidades básicas de seguridad para todos los ciudadanos. En un contexto tan impredecible como el actual, no podemos permitirnos depender exclusivamente de especialistas. Cada individuo debe ser capaz de reconocer señales de advertencia, evaluar riesgos y actuar en consecuencia. Por ejemplo, el entrenamiento en seguridad podría ayudar a los empleados de una empresa a identificar irregularidades en el comportamiento de colegas o visitantes, contribuyendo a la prevención de fraudes o accidentes.
Además, la autonomía personal basada en estos principios fortalece el tejido social. Una comunidad informada y proactiva puede hacer frente a crisis con mayor eficacia, desde inundaciones o incendios hasta incidentes de seguridad. Parafraseando al filósofo estoico Epicteto: La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede. Esta reflexión invita a tomar responsabilidad por nuestra preparación y capacidad de respuesta ante los desafíos.
Un aspecto clave para fomentar esta autonomía es la educación. Incorporar contenidos sobre seguridad, inteligencia y contrainteligencia en los programas educativos y de formación profesional es un paso indispensable. Además, las organizaciones también deben invertir en capacitación continua para sus empleados, asegurándose de que todos cuenten con las herramientas necesarias para identificar y mitigar riesgos. Esta inversión no solo protege activos tangibles, sino también fortalece la confianza y la cohesión dentro de las organizaciones.
En última instancia, construir una cultura de seguridad exige un cambio de mentalidad. Debemos pasar de una visión reactiva a una proactiva, donde la prevención sea la prioridad. Esto implica reconocer que la seguridad no es un gasto, sino una inversión en nuestro bienestar y estabilidad a largo plazo. Además, la colaboración entre individuos, comunidades y organizaciones es esencial para enfrentar un futuro incierto.
Para cerrar, es vital reflexionar sobre el papel que cada uno de nosotros puede desempeñar en este proceso. Como dijo Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. No subestimemos el poder de la información y el aprendizaje. Todos tenemos la capacidad de contribuir a un entorno más seguro si tomamos la decisión consciente de prepararnos y actuar.
La invitación es clara: asumamos la responsabilidad de nuestra propia seguridad y la de quienes nos rodean. Invirtamos en educación, promovamos el aprendizaje colectivo y trabajemos en conjunto para construir un futuro más seguro. El mundo VICA puede parecer desalentador, pero con autonomía, inteligencia y colaboración, podemos transformarlo en una oportunidad para crecer y prosperar.
Fuente: Ediciones EP, 24/01/25.
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Seguridad Humana Multidimensional: Una clave para enfrentar los retos contemporáneos
enero 23, 2025
Por Redacción EP.
En un mundo caracterizado por cambios rápidos, crisis globales y complejidades interconectadas, la seguridad humana y multidimensional surge como un concepto fundamental para garantizar el bienestar de las personas y de las comunidades. Este enfoque, respaldado por organismos internacionales y cada vez más debatido en los ámbitos académicos, propone una visión integral que supera los límites tradicionales de la seguridad centrada exclusivamente en el Estado.
Qué es la seguridad humana
Desde su introducción en el Informe sobre Desarrollo Humano de 1994 de las Naciones Unidas, la seguridad humana ha sido definida como la protección de las personas frente a amenazas generalizadas y graves que ponen en riesgo su supervivencia, su dignidad y sus medios de vida. Amartya Sen, premio Nobel de Economía, destacó que «la seguridad humana implica garantizar libertades esenciales: vivir sin miedo y sin miseria».
Este concepto abarca múltiples dimensiones, que van desde la seguridad económica y alimentaria hasta la protección frente a desastres naturales, conflictos armados y violaciones a los derechos humanos. La idea subyacente es que el desarrollo sostenible y el respeto a las libertades fundamentales son inseparables de la seguridad humana.
La seguridad multidimensional: una visión integral
En paralelo, la seguridad multidimensional amplía el concepto de seguridad al reconocer que las amenazas actuales no son unilaterales ni homogéneas. Barry Gordon Buzan, politólogo especializado en relaciones internacionales, argumentó que «la seguridad debe ser concebida como un fenómeno que afecta tanto a los individuos como a las estructuras sociales». Este enfoque incluye dimensiones militares, pero también aborda problemas sociales, económicos, ambientales y políticos que afectan tanto a individuos como a comunidades enteras.
La migración masiva, por ejemplo, ilustra esta interconexión. Los desplazamientos forzados generados por conflictos armados o catástrofes naturales no solo impactan a las personas que huyen, sino también a los países que reciben a estas poblaciones, lo que genera presiones sobre los recursos y servicios públicos. Este fenómeno pone de manifiesto la necesidad de un enfoque integral y coordinado.
El desafío en Argentina
En Argentina, la implementación de estrategias basadas en estos conceptos aún enfrenta retos significativos. Según el Equipo de Estudios en Seguridad Humana y Multidimensional, con participación de la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA) y la Fundación FIDES, la academia local ha relegado durante años estas perspectivas a un segundo plano. Esta carencia representa una brecha en la formación de líderes y tomadores de decisiones que necesitan herramientas concretas para abordar la inseguridad desde ángulos diversos.
El Equipo de Estudios, liderado por el Lic. Julio Fumagalli Macrae y el Ing. Gustavo Ibáñez Padilla propone crear espacios de aprendizaje que permitan formar profesionales capaces de comprender y gestionar los riesgos desde una óptica integral. Abarcando diversas disciplinas, desde la inteligencia criminal y la resolución de conflictos hasta el planeamiento estratégico y la protección ambiental. Esta visión multifacética es fundamental para enfrentar las amenazas contemporáneas.
El grupo de trabajo cuenta con la colaboración de renombrados expertos, de los cuales a título ilustrativo y no exhaustivo podemos mencionar a: Dr. José Ricardo Spadaro, Lic. José Luis Pibernus, Dr. Alberto Lucioni, Lic. Juan Belikow, Dr. Pablo Banchio, Lic. Fernando Vacotti y Dr. Michael Gips.

El disertante, Lic. Juan Belikow, con algunos de los miembros del prestigioso público asistente.
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Ejemplos exitosos a nivel internacional
Costa Rica es un ejemplo emblemático de cómo un enfoque centrado en la seguridad humana puede transformar una sociedad. Desde que abolió su ejército en 1948, este país ha invertido significativamente en educación, salud y bienestar social, logrando altos índices de desarrollo humano. Este modelo demuestra que garantizar la seguridad no depende exclusivamente de la fuerza militar, sino de la construcción de sistemas sociales equitativos y sostenibles.
En El Salvador, a través de la Dirección de Reconstrucción del Tejido Social, se están realizando acciones de prevención en zonas vulnerables por medio de los Centros Urbanos de Bienestar y Oportunidades (CUBO). En los CUBO se procura el desarrollo de habilidades, destrezas y conocimientos de niños y jóvenes; los cuales son capacitados en cursos de diseño gráfico, inglés, italiano, voleibol, lecto escritura, computación y ajedrez. Una de las principales metas es lograr fomentar una cultura de paz trabajando de cerca con los jóvenes.

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Tecnología y colaboración: pilares de la seguridad moderna
El avance tecnológico también desempeña un papel crucial en la gestión de la seguridad multidimensional. Sistemas de inteligencia artificial, análisis de datos y plataformas digitales pueden ser utilizados para predecir riesgos, diseñar estrategias preventivas y coordinar respuestas. Sin embargo, es fundamental que estas herramientas se empleen con ética, asegurando la protección de la privacidad y los derechos fundamentales.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, ha enfatizado la importancia de la colaboración global para enfrentar las amenazas actuales: «En un mundo interconectado, ningún país puede abordar solo los problemas de seguridad. Las soluciones requieren alianzas y compromisos compartidos».
Un compromiso hacia el futuro
La seguridad humana y multidimensional no es solo una teoría académica, sino una necesidad apremiante en un contexto global plagado de incertidumbre. Iniciativas como el Equipo de Estudios en Seguridad Humana y Multidimensional representan un paso crucial para formar líderes capaces de desarrollar políticas integrales que garanticen la protección de las personas.
En palabras de Nelson Mandela: «La seguridad de todos está intrínsecamente vinculada. Ningún hombre o mujer puede ser libre si sus vecinos viven en la miseria». Este pensamiento refuerza la idea de que la seguridad no es un privilegio, sino un derecho universal. Solo mediante un compromiso colectivo y una acción proactiva podremos construir un futuro donde todos vivan libres de miedo y pobreza, en sociedades más justas y resilientes.
Fuente: Ediciones EP, 23/01/25.
Ciclo de Lanzamiento 2024:

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