Una alemana obtuvo su doctorado a los 102 años

mayo 31, 2015

Una alemana obtuvo su doctorado a los 102 años: el nazismo se lo había impedido

Una médica pediatra alemana se convirtió en la persona más mayor en recibir una tesis doctoral; hace 77 años las leyes raciales del nazismo no le permitieron seguir estudiando

A los 102 años, Ingeborg Rapoport se convirtió en la persona más mayor del mundo en recibir un doctorado. Si bien esta médica neonatóloga alemana terminó de escribir su tesis doctoral al os 25 años -hace 77-, no había podido defenderla por la oposición de leyes racistas del régimen nazi.

En conclusión, esperó toda una vida para defender su tesis y la razón era tan simple como horrible: razones «raciales».

En 1937, Rapoport era una médica graduada de la Universidad de Hamburgo, ubicada al norte de Alemania, y su especiadad era la difteria, una bacteria que matando a decenas de miles de personas al rededor del mundo. Durante 1938 trató a pacientes enfermos en un hospital local y ese mismo año envió envió su trabajo académico a la universidad. El 30 de agosto fue aprobado.

 
Ingeborg Rapoport en 1938, al momento de entregar su tesis doctoral. Foto: Wall Street Journal

Pero hubo un problema. «Me dijeron que no tenía permitido realizar el examen oral», había contado Rapoport al periódico Wall Street Journal. La razón era «racial» de acuerdo con las autoridades académicas de Berlín: si bien ella había sido criada como protestante, su madre era judía. Ante los ojos del extremismo nazi, Ingeborg (cuyo apellido de soltera es Syllm) era un «cruce judío de primer grado».

«Mi carrera como médica quedó reducida a escombros». «Fue una vergüenza para la ciencia y una vergüenza para Alemania», dijo.

Por aquellos años, muchos otros estudiantes judíos «no arios» fueron forzados a abandonar universidades. Fue un tiempo devastador para los derechos humanos en Europa. Desde 1933, Adolf Hitler había sancionado leyes anti-judías restringiendo el derecho a trabajar, estudiar y hasta de contraer matrimonio

Fuente: La Nación, 31/05/15.

 

 

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Los jóvenes con más de 90 años

mayo 23, 2015

Tienen más de 90, estudian, entrenan hablan por Skype y viajan por el mundo

Por Gisele Sousa Dias.

En el país hay más de 130.000 “noventones”. Para ellos, la edad no cuenta. Les importa creer que pueden. Las historias de cinco mayores con proyectos.

longevidad-02Tenemos instalada la idea de que hay una edad en la que la gente dura, no vive. Que alguien de más de 90 años es, en el mejor de los casos, sólo el recuerdo de una mente que funcionó, de un cuerpo que fue productivo, de una memoria que fue veloz. Sin embargo, a medida que la esperanza de vida crece, es cada vez más usual encontrarse con personas longevas que siguen activas y que no están sentadas en una mecedora esperando su muerte: ancianos que no parecen lo que imaginamos por ancianos, y que viajan, usan la tecnología, estudian y hacen deportes, tanto o más, que muchos jóvenes. Estos son, entonces, los nuevos “jóvenes ancianos” que cuentan cómo son sus vidas después de los 90 y cuáles son sus próximos proyectos.

Elda Pavetti, 91 años
Tenía 83 años cuando decidió anotarse en la universidad para estudiar Derecho. “Ya tengo 10 materias aprobadas pero nunca estudié con la intención de recibirme sino para ocupar el tiempo. Hace 15 años quedé viuda y la soledad, a ciertas horas, se hace pesada”, cuenta ella, desde su casa en Santa Fe.
Pero hace tres años, Elda tuvo cáncer de colon y los médicos le recomendaron dejar los estudios por temor a que la presión de rendir exámenes le jugara en contra. “Pero yo me operé, me hice quimio y volví. Ahora estudio 4 o 5 horas por día: es bastante, es que a esta edad no es tan fácil retener”, dice ella, que ya tiene 91 años. “Lo gracioso es que ahora estoy estudiando casi a escondidas de mi hija: a veces los demás creen que la presión me hace mal pero al contrario: esos desafíos me mantiene viva”, sonríe.
¿Por qué ella puede y muchos otros “noventones” no? “Creo que la edad no es lo importante: lo importante es creer que podés, y yo estoy convencida de que puedo”, dice a Clarín. Hoy es una mujer que, en contra del estereotipo de los mayores y su enemistad con la tecnología, habla por Skype con sus nietos, manda mails y chatea.
Elda es una de las casi 130.000 personas que, según el último censo, tienen más de 90 años. Son cada vez más porque la esperanza de vida viene creciendo (en los últimos 25 años, aumentó 3 años la cantidad de tiempo que vivimos). Y su carácter de “noventona” la hizo superar incluso la barrera que dice que las mujeres argentinas viven, en promedio, hasta los 79 años y los hombres hasta los 72.

Efraín Wachs, 97 años
El también superó todos los promedios: cumplió 97 años en marzo y, la semana pasada, participó en tres jornadas de atletismo para adultos mayores. Wachs retornó a su hogar, en Tucumán, con 6 nuevas medallas que agregó a las que obtuvo desde que empezó a dedicarse al atletismo, a los 80 años.
Hasta entonces, el único deporte que practicaba era el ajedrez, pero este juego le quitaba tiempo a su trabajo de contador (todavía hoy atiende profesionalmente). Así, decidió cambiarlo por una actividad que le permitiera contrarrestar los efectos del envejecimiento. Tres veces por semana, Wachs atiende a un centenar de seguidores, de entre 60 y 90 años, a quienes anima y entrena para correr 10 kilómetros por semana. Y todavía tiene sueños pendientes. “Mi sueño es participar el año próximo en las Olimpíadas de Francia, a los 99 en las de Australia y a los 100 en las de Corea de Sur”.

Elvira Laje, 99 años
Vive en Villa Crespo, ayer cumplió 99 años y encontró, en el Hogar al que va cada día, una conexión con su adolescencia. “Es como ir al colegio, pero casi a los 100 años: veo a mis amigas, bailamos, hacemos teatro, pintura, música”, cuenta. Habla del Hogar de día N°9, en Paraguay 5170, al que pueden ir los adultos mayores de 60 años. No vivir aislada fue la receta para vivir más y bien. Elvira lee, sin lentes, biografías y diarios, limpia su casa (“menos los vidrios, porque no llego”), se cocina, hace sus compras, se lava la ropa a mano. “La gente más joven me ve en la calle y me dice ‘no puedo creer como se agacha, señora’. Yo creo que si uno está alegre puede hacer cualquier cosa”. Es que mantenerse en actividad parece ser la clave: esta semana se supo que, en España, hay una candidata a concejala para las elecciones municipales que tiene 97 años. También se supo que, en Estados Unidos, un hombre de 94 años que empezó a estudiar en 1939 acaba de recibirse de Licenciado en Artes.

Aída Franciosi, 100 años
Aída Franciosi, “Amel” para sus familiares y amigos, pide que no le saquen fotos “porque cuando las veo, no me reconozco”. Fue docente, directora, profesora de piano, administrativa del Correo, y secretaria de una parroquia. En septiembre cumplirá 101 años y todavía sigue moviendo la mente: “Leo el diario, hago crucigramas, leo libros, aunque tengo un problema en el oído que me aísla un poco”, dice esta cordobesa que tiene cuatro nietas y nueve bisnietos. Sin embargo, conversar con ella no es un problema: en los eventos familiares Amel mantiene largas charlas, sólo hay que acercarse un poco para que pueda escuchar bien.

Artin Elmayan, 98 años
Es armenio, tiene 98 años, es socio vitalicio de River y entrena tenis tres veces por semana: “Juego con muchachitos de 70, 75 años”, se ríe. “A veces están peor que yo, es increíble”, observa, y deja claro que la vejez no es una cuestión de edad. Después, va al gimnasio a hacer aparatos: “Es que a esta edad la artrosis no perdona, hay que activar los músculos, sino se quedan dormidos”, cuenta mientras entrena.
Artin, que durante 56 años estuvo a cargo de una fábrica de uniformes de colegio, se jubiló con una idea: “Ahora estoy de vacaciones de la vida. Me junto con amigos a conversar, leo el diario, miro documentales científicos, leo algún libro sobre temas edificantes y cuido a mi novia”, dice. Su “novia” es una mujer de 91 años con la que se casó en 1942. “Hace poco fui a Armenia. Ahora tengo ganas de hacer otro viaje, me gustaría ver Florencia, París, Grecia, lo estoy planeando, quiero ir a ver arte. Toda esa actividad te enriquece: yo, si pudiera, hoy aprendería chino”. Esa parece ser entonces la receta: tener proyectos, porque es eso lo que da sentido a la frase “estar vivos”.

—Colaboraron: Rubén Elsinger (Tucumán) y Gustavo Molina (Córdoba)

Fuente: Clarín, 23/05/15.

Más información:

La clave de la longevidad

Más allá de los 60 años, una renovada juventud

¿Cuál es su secreto, doctor Fayt?

No hay edad para la Juventud o la Vejez

 

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Murió a los 117 años la persona más anciana del mundo

abril 1, 2015

Murió a los 117 años Misao Okawa, la persona más anciana del mundo

La mujer, que vivía en un geriátrico en Japón, había celebrado su cumpleaños el pasado 5 de marzo

TOKIO – La persona más anciana del mundo, la japonesa Misao Okawa, falleció hoy semanas después de cumplir 117 años por causas naturales, informaron los medios japoneses.

Misao Okawa murió poco antes de las 7 de la mañana de hoy (hora local) en la residencia geriátrica de Osaka, al oeste de Japón, donde residía.

Okawa, la hija de un comerciante textil en la ciudad de Osaka, nació en 1898, año en que Estados Unidos anexionó las islas hawaianas y se lanzó una nueva bebida llamada Pepsi-Cola. La mujer compartió su fecha de nacimiento con el líder revolucionario chino Zhou Enlai.

Hasta los 110 años, Okawa era capaz de caminar y de valerse por sí misma, aunque en los últimos años de su vida se desplazaba en silla de ruedas y estuvo internada en un geriátrico.

La mujer había celebrado su 117 cumpleaños el pasado 5 de marzo, en una ceremonia que atrajo gran atención mediática y recibió la visita de familiares, vecinos y autoridades locales. Okawa tenía tres hijos, cuatro nietos y seis bisnietos.

Okawa entró en el Libro Guinness de los Records como la persona más anciana del mundo en junio del 2013, cuando Jiroemon Kimura, también procedente de Japón, murió a los 116 años y 54 días.

Sus secretos para la longevidad eran vivir sin estrés, dormir al menos 8 horas diarias y comer lo que le gustaba y de forma abundante, según explicó en varias ocasiones a los medios nipones.

Ahora la persona más anciana del mundo es Gertrude Weaver, de Estados Unidos, que cumplirá 117 años el 4 de julio.

Fuente: Agencias Reuters y EFE. lanacion.com, 01/04/15.

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¿Cuál es su secreto, doctor Fayt?

octubre 23, 2014

Ricardo Lorenzetti a Carlos Fayt: ¿Cuál es su secreto, doctor?

El presidente de la Corte Suprema de Justicia reveló, durante una disertación, que siempre le hace esa pregunta a su colega.

Ricardo Lorenzetti , reveló hoy que siempre le pregunta a su colega Carlos Fayt, de 96 años: «¿Cuál es su secreto, doctor?».

El presidente de la Corte Suprema de Justicia disertó hoy sobre el nuevo Código Civil y Comercial y destacó que en la Argentina siempre cuesta llevar a cabo proyectos colectivos.

«Fayt dice que los proyectos alargan la vida y yo le pregunto ‘¿cuál es su secreto, doctor?'», contó Lorenzetti, y generó risas entre los abogados que lo escuchaban.

Más de tres décadas en la Corte

Fayt resiste los embates de quienes lo cuestionan -especialmente funcionarios del Poder Ejecutivo- porque sigue en su cargo. El juez fue nombrado en 1983 y argumenta que no está alcanzado por la normativa introducida en la Constitución Nacional en 2004 que establece que la edad máxima de un miembro de la Corte es de 75 años.

Fuente: Clarín, 23/10/14.

Salud y Vida:
Esperanza de vida con salud en la ciudad de Buenos Aires
Longevidad Hispana
La clave de la longevidad
Los 50 de hoy son los 30 de ayer
Ahora la mediana edad recién empieza a los 55 años

Cada vez más cerca de los cien años

marzo 22, 2014

La vejez ya no es lo que era: llegar a los 90, pero con agenda completa
Por Nora Bär

No hace mucho, la imagen social de abuelos y bisabuelos era la de figuras un poco decorativas en la trama familiar a las que les había llegado el tiempo de «descansar». Pero aunque todavía existen estimaciones descorazonadoras (algunas indican que apenas el 4% de los mayores de 95 mantienen sus capacidades cognitivas intactas), comienza a advertirse una realidad más estimulante. Estudios dados a conocer en las últimas semanas sugieren que las tasas de demencia podrían estar descendiendo y se multiplican los ejemplos de aquellos que, bien pasados los noventa, siguen en plena actividad: enseñan, escriben, dirigen centros de investigación o fundaciones, participan -y son escuchados- en organizaciones gremiales o políticas. En suma, conforman una nueva generación de adultos mayores con agenda completa.

Aunque hace más de siete décadas que se dedica a la medicina, la pasión del doctor Fortunato Benaím, creador de la medicina del quemado en el país, no disminuyó en lo más mínimo. A un par de meses de cumplir los 94, no sólo dirige una fundación, sino que impulsa la creación de una red de unidades de quemados y de residencias para formar recursos humanos especializados en los hospitales públicos.

También es vicedecano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, y preside la Asociación Argentina de Medicina Humanitaria. ¡Ah!: además, toca el violín, instrumento que aprendió a ejecutar en la infancia, y el piano, en el que es autodidacta.

«Creo que el secreto está en querer lo que se hace -destaca, a la par que recuerda con una precisión envidiable coloridas anécdotas de las épocas en que integraba orquestas sinfónicas o típicas para pagarse los estudios? ¡allá por los años treinta!-. Yo nunca dije «voy a trabajar», sino «voy al hospital», «voy a tocar el violín».»

La doctora Christiane Dosne de Pasqualini es otro maravilloso ejemplo de vitalidad. Investigadora emérita del Conicet y la primera mujer de la Academia Nacional de Medicina, tiene cinco hijos, 17 nietos y 13 bisnietos. «Treinta y cinco personas que no existirían si no le hubiera dado el sí a Rodolfo [Pasqualini], pero con la condición de que nunca me impidiera trabajar», comenta. Después de una vida dedicada al estudio de los mecanismos que transforman una célula normal en cancerosa y de haber formado a 30 científicos (15 hombres y 15 mujeres), la investigadora nacida en Canadá, pero residente en la Argentina desde hace 70 años, cuenta que tiene sus días ocupados: los lunes, miércoles y viernes va a la Academia; los martes por la tarde juega al bridge; los miércoles al mediodía asiste a la reunión editorial de la revista Medicina; los jueves asiste a un taller de escritura y hace yoga? «Los años naturalmente llegan con complicaciones -reconoce-, pero yo tengo un lema, que es afrontarlas con joie de vivre [alegría de vivir].»

Podría pensarse que éstas son sólo excepciones que se dan sobre el telón de fondo de una multitud que padece el deterioro físico y cognitivo. Pero hay signos que permiten alentar un leve optimismo. En particular, estudios dados a conocer en las últimas semanas que parecen indicar que el cambio en los estilos de vida puede hacer descender la frecuencia de las demencias, uno de los principales fantasmas de las personas que llegan a edades avanzadas.

Un trabajo dado a conocer hace pocos días en The Lancet realizado en Dinamarca encontró que nonagenarios a los que se les administró un test cognitivo en 2010 obtuvieron resultados sustancialmente mejores que los que lo habían realizado dos décadas antes. Cerca de un cuarto de los estudiados en 2010 llegaron al máximo nivel, el doble de los que habían pasado la prueba en 1998. Al mismo tiempo, el porcentaje de los que obtuvieron los peores puntajes cayó de 22 a 17%.

En otro estudio publicado en la misma revista, investigadores del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Cambridge compararon dos grupos de unas 7000 personas en las mismas regiones de Inglaterra y Gales. Los resultados sugieren que el porcentaje de personas de 65 años o mayores que padecen Alzheimer habría bajado en Gran Bretaña casi un 25% en un lapso de 20 años, pasando de 8,3% a 6,5%. El primer análisis tomó datos de comienzos de 1990 y el segundo, de entre 2008 y 2011.

Por último, un tercer trabajo de investigadores del Instituto de la Salud y la Investigación Médica (Inserm), de Francia, cuyos resultados preliminares fueron presentados recientemente en Boston durante la Conferencia de la Asociación Internacional del Alzheimer, sugiere que atrasar la jubilación disminuye las posibilidades de padecerlo.

Realizado en 429.000 personas, concluyó que cada año adicional de trabajo después de cumplir los 60 reduciría casi un 3% el riesgo de sufrir la enfermedad.

Según el censo 2010, en la Argentina hay 129.778 personas de más de 90 años (32.062 hombres y 97.716 mujeres). De ellas, 3487 tienen 100 o más (784 hombres y 2703 mujeres). Está claro que este grupo creciente ofrece un exigente desafío político, social y sanitario.

Para el doctor Ignacio Katz, director de la Especialización en Gestión Estratégica de Organizaciones de Salud de la Universidad Nacional del Centro y responsable académico del sector de Adultos Mayores de esa misma universidad, la pobreza tiene un impacto muy importante en etapas avanzadas de la vida.

Según Katz, los cuatro parámetros que inciden en la calidad del envejecimiento son la soledad, el sedentarismo, la desnutrición (que es muy frecuente, incluso en personas con un nivel económico estable) y el maltrato.

«En el proyecto tandilense, además de recomendar actividad física y buena nutrición, procuro sobre todo que los plomeros sigan siendo plomeros, que los electricistas sigan haciendo sus tareas… Y trato de que la actividad sea grupal», cuenta.

«Hay que comprender que dejar de trabajar no quiere decir jubilarse de la vida -subraya-. Lo que mata es el aislamiento. Lo que siente el adulto mayor es que va quedando solo, no tiene interlocutores. Por eso, en Europa se les ofrecen posibilidades de inserción, por ejemplo en la atención de hoteles y comercios durante los fines de semana.»

El ingeniero químico Rafael Kohanoff volvió hace algo más de una década al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) después de haberlo dirigido entre 1972 y 1974. En todo ese tiempo, Kohanoff intervino en distintas gestiones de gobierno, presidió la Corporación para la Pequeña y Mediana Empresa, creó más de diez empresas privadas (entre ellas, la célebre fábrica de calzado Skippy) y exportó tecnologías a América latina.

«Empecé de nuevo con el INTI a los 77 -cuenta quien es hoy director del Centro de Tecnologías para la Salud y la Discapacidad-. Me pregunté qué podía hacer con toda la experiencia que había reunido. Pensando un poco, con el presidente [Enrique Martínez], decidimos crear el Centro para desarrollar tecnologías simplificadas, funcionales, de calidad y accesibles. Ya hicimos más de cuarenta dispositivos, como un cartel oftalmológico que se obtiene simplemente cliqueando en la computadora para hacer un autodiagnóstico de la visión y saber si uno tiene que consultar con un especialista, o un vehículo eléctrico que le permite a una persona en silla de ruedas desplazarse a cuarenta o cincuenta kilómetros de velocidad.»

Kohanoff se levanta diariamente a las siete, lee el diario y comienza su jornada en el INTI alrededor de las nueve, y se queda hasta las cinco o seis. «A la tarde generalmente tengo alguna otra actividad -precisa-. Los lunes voy al centro y me junto con dirigentes de la pequeña y mediana empresa; martes por medio me reúno con los otros integrantes del club Milenio, que se llama así porque somos todos ingenieros químicos de más de ochenta y si sumamos nuestras edades dan más de mil años… Y si no, tengo reuniones en un bar cercano a mi casa que es como mi segunda oficina.»

Criado en Charata, Chaco, en una familia numerosa (tuvo seis hermanos), Kohanoff compartió setenta años con su mujer, cantante de cámara. Tuvieron tres hijos, siete nietos y seis bisnietos. Hoy, piensa que su principal aprendizaje fue haber encontrado el sentido de la vida en ayudar al otro. «Que mi experiencia y mis conocimientos puedan servir a los demás me da mucha felicidad. No hay que alarmarse porque la gente viva tanto tiempo -dice-. Alarmémonos por la pobreza, por la falta de salud.»

Y enseguida desliza su secreto: «Disfruto de cada momento y, especialmente, no peleo ni discuto con nadie. Respeto a todos, aunque no coincidan con mi visión de las cosas».

«No hay que ser benévolos con la autocrítica, nunca cansarse de volver a empezar y no adjudicar a terceros los problemas personales», aconseja Benaím.

«En la vida no hay tiempo de aburrirse», dice Dosne de Pasqualini.

Fuente: La Nación, 05/08/13.

No hay edad para la Juventud o la Vejez

marzo 8, 2014

No hay edad para la juventud o la vejez
Por Bárbara Reinhold

Los días de Karin Larsson, maestra de yoga, transcurren entre sus clases, la escritura, el trabajo con las plantas y las tareas del hogar. Tiene 76 años pero su edad no le impide seguir sintiéndose joven. Para ella la clave está en los proyectos: “Lo que siento es que puedo seguir haciendo cosas, transmitir mis ideas a la gente más joven”, afirma. A los 72 publicó “¿Qué es yoga?”, su primer libro, y ya está escribiendo el tercero. Mientras tanto, Joaquín Sorianello, de 24 y desarrollador de software, llamado por sus amigos “el viejito”, cuenta que desde que se fue a vivir solo a los 19, su ritmo cotidiano cambió respecto del de otra gente de su edad. No le gustan los lugares con música fuerte y no suele salir mucho de su casa cuando no trabaja. “Es una sensación extraña; en cierta forma, es como sentirse desacoplado de la gente que tiene mi misma edad”, dice Joaquín.

Los años de vida no tienen por qué determinar el ritmo cotidiano. Siempre hay algo por delante y, ser joven o no depende del entusiasmo con el que cada uno mire el camino por recorrer. Karin dice: “La vida es como un río que corre. Si uno se queda sentado frente a la estufa, leyendo siempre, ahí es cuando el río ya no corre. Hay variantes, por ahí si me veo obligada a quedarme quieta, otra cosa va a seguir funcionando”. Además de las clases en Villa la Angostura, en donde vive, viaja para dar seminarios en El Bolsón, Esquel u otros lugares: “He estado viajando pero creo que voy a dejar de hacerlo. Uno no puede ser tan tonto de decir ‘Ay, me siento joven, no me va a pasar nada’. Porque sí, me siento joven, pero el cuerpo tiene sus años. Igual ahora digo que no sé si voy a viajar, pero no me disgusta, así que en una de esas lo hago”.

Pese a que tiene un ritmo de vida distinto al de la gente de su edad, Joaquín se dio cuenta de que algo tenía que cambiar. Fue después de separarse y de sufrir episodios de ansiedad e insomnio “terribles”, cuando entendió que si no hacía algo con gente más joven, “la cosa se podía complicar”, según él mismo define. Como siempre trabajó con gente 15 años más grande que él y desde muy chico, se volvió más serio y con hábitos adultos para amoldarse a la gente con la que interactuaba. Su manera de buscar otros espacios en los que relacionarse con gente de su edad fue empezar a tocar los teclados en una banda de ska y en talleres de percusión.

Carlos Raúl Barrionuevo, de 71, dice que hay que verlo para darse cuenta de que aparenta muchos menos años de los que tiene. Se anima a bailar rock, reggaeton, “lo que venga”, dice. En el día a día, mientras su esposa va a trabajar, él se dedica a la casa: “Ordeno y tengo todo impecable. Me muevo para todos lados”. Según cuenta, le gusta todo lo que les gusta a los chicos: “No soy de esas personas que no comparte con los jóvenes, que no les gusta su música”.

La psicoanalista Evangelina Grapsas, directora de Psicólogos y Psiquiatras de Buenos Aires, afirma que la juventud está relacionada con el anhelo de cada uno: “Aparte de las experiencias vividas por cada persona, está el deseo de superación de cada uno, y eso está en relación a su estructura. Si ésta tiende a la melancolía, el sujeto se queda pensando en que todo pasado fue mejor, o que está todo perdido, entonces tiene una actitud pesimista o negativa de lo que sigue. En cambio si puede hacer un desplazamiento de sus objetos de amor o de sus intereses y pasar a otra cosa, va tomando las pérdidas como parte de la vida”. Para la especialista “no son tiempos fáciles para la gente joven”. Según explica, esto está relacionado con que en la sociedad el foco está puesto en el dinero, dejando de lado la cultura, el conocimiento o los descubrimientos. “Hay otras riquezas que a veces a los jóvenes no se les enseña, se los orienta demasiado a la competencia económica y pierden el rumbo”, dice Grapsas.

Con más o menos camino recorrido, la juventud está marcada por la actitud y el deseo de cada uno. Para Karin hay algunas palabras que pueden describirlo: “Entusiasmo, intensidad en cada cosa que se hace, memoria y fe. Pero no hablo de la fe religiosa, sino que tiene que ver con que uno está vivo pero no se da cuenta y hay que saber que la vida a uno lo ha elegido. Todo eso tiene que ver con ser joven. La vida es un don fantástico”.

Fuente: Clarín, 31/12/12.

Mas información: https://www.economiapersonal.com.ar/2012/09/24/ahora-la-mediana-edad-recien-empieza-a-los-55-anos/

Video: RUNNING: Elisa Forti cruzo los andes a los 78 años de edad (en febrero de 2013).

Ahora la mediana edad recién empieza a los 55 años

septiembre 24, 2012

Dicen que la mediana edad recién empieza a los 55 años

Por Valeria Román

 

“Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario”, sostenía el filósofo alemán Arthur Schopenhauer en el siglo XVIII. Ahora, habría que extender bastante las cifras de su frase porque muchos sienten que la mediana edad recién empieza a los 55 años.

El dato surge de una reciente encuesta realizada en Inglaterra a 1.002 adultos mayores de 50 años. La mitad son abuelos. Los encuestados tomaban cursos en línea por el sitio Love to learn, asociada a una empresa privada dedicada a dar cursos de capacitación.

El 70 por ciento de los entrevistados se consideraban a sí mismos en la edad mediana. Y consideraron que la mediana edad empieza en promedio a los 55 años. Recién después de los 69 -expresaron también-, se empieza a vivir la vejez.

Además, el 85% consideró que la mediana edad tiene grandes beneficios: se tiene más confianza y experiencia en comparación con los años en que eran más jóvenes (51%); se siente menos miedo a cometer errores (48%); o hay más tiempo para aprender nuevas cosas o tener otros hobbies (42%), entre otras ventajas. Es decir, más que sentir el paso del tiempo como una pérdida, los mayores están percibiéndolos como una oportunidad para seguir haciendo.

“Si bien la encuesta se hizo en Inglaterra, la situación podría trasladarse a un país como la Argentina. Hoy las personas de 60 años no se sienten viejos. La percepción cambió totalmente, a pesar de que desde el punto de vista laboral la jubilación está cerca”, afirmó Félix Nallim, médico geriatra y presidente de la Asociación Gerontológica Argentina, al ser consultado por Clarín . “Antes se solía decir que las personas tienen la edad de sus arterias. Pero hoy consideramos que una persona empieza su vejez cuando pierde la capacidad para adaptarse a realizar las actividades de su vida diaria, desde vestirse, manejar dinero, o cuando deja de tener interés en aprender”, agregó Nallim.

En tanto, Enrique Rozitchner, médico psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autor del libro “ La vejez no pensada” , consideró que “antes se percibía que la mediana edad empezaba a los 40. Pero hubo un corrimiento. La adolescencia se extendió más allá de los 20 años. La maternidad se postergó, y así hoy se percibe que la mediana edad empieza a los 55 años, y la vejez a los 70”.

Rozitchner advirtió que algunas personas mayores pueden caer en la negación del paso del tiempo. “Como siguen activas, puede haber una negación de que están envejeciendo. Esto puede llevar a la omnipotencia y a exponerse a riesgos. Por ejemplo, no se prepara para la jubilación, entra en shock cuando se retira. O sigue haciendo deportes de una manera que no es conveniente para la edad. Lo mejor reflexionar y prever la vejez, porque cuanto más se la niegue, menos resistencia habrá cuando los problemas se desarrollen”.

Fuente: Clarín, 19/09/12.

 

Más información:

https://www.economiapersonal.com.ar/2012/08/26/la-clave-de-la-longevidad/

https://www.economiapersonal.com.ar/2012/05/15/los-50-de-hoy-son-los-30-de-ayer/

http://www.actitud50.com/es/mente-sana/1056-los-ingredientes-para-una-vida-plena-a-los-50-anos.html

http://www.actitud50.com

https://www.economiapersonal.com.ar/2011/09/04/vivir-mas-de-cien-anos/

https://www.economiapersonal.com.ar/2008/11/13/enfermedades-criticas/

 

Vivir más de Cien años

septiembre 4, 2011

Más allá de los 100 años

Por Sonia Arrison

Martin F. Ramin for The Wall Street Journal

 

En Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, Gulliver encuentra un grupo de inmortales, los struldbrugeses, que viven sin la carga y la depresión causadas por el temor a la muerte. Pero estos seres aún sufrían el envejecimiento y de enfermedades, por lo que para cuando tenían 80 años, eran «tercos, malhumorados, avaros, taciturnos, vanidosos y charlatanes», como también «incapaces de ser amistosos y desprovistos de todo afecto natural, que nunca iba más allá de sus nietos». A los 90 años, se les caían los dientes y el pelo, y ya no podían sostener una conversación.

Cada vez que el humano ha buscado la fuente de la juventud, también ha temido las consecuencias de una vida muy larga. Hoy estamos en la cúspide de una revolución que finalmente puede resolver esa tensión: los avances en la medicina y la biotecnología aumentarán radicalmente no sólo nuestros años de vida sino también, lo cual es de suma importancia, la calidad de nuestra salud.

Aunque las personas que viven hasta edades avanzadas aumentan, muchos científicos están trabajando con ahínco para posibilitar que los seres humanos logren una expectativa de vida como la de Matusalén. Están estudiando el proceso de envejecimiento y experimentando con maneras de retrasarlo mediante dietas, medicamentos y terapias genéticas. También están buscando nuevas maneras para reemplazar órganos gastados, e incluso ayudar al cuerpo a reconstruirse por sí mismo. El gerontólogo Aubrey de Grey aduce que los primeros humanos en vivir por 1.000 años ya podrían haber nacido.

La idea de «conquistar» el envejecimiento ha suscitado esperanzas, pero también ha atizado un debate sobre si la gente debería aspirar a vivir por tanto tiempo. ¿Qué significa una población que vive por más tiempo para las relaciones interpersonales? ¿Cómo podemos mantener a cantidades enormes de ancianos, y cómo puede cada persona sustentarse a sí misma? ¿No será una sociedad de centenarios desdichada y cansada?

Los científicos involucrados en el tema aseguran que su objetivo no sólo es extender la vida sino también mejorar su calidad. Una existencia de 1.000 años puede ser una meta optimista, dicen, pero un promedio de 150 años parece posible en el futuro cercano, con años en su mayoría vitales y productivos.

Un sector clave de la investigación es la terapia genética. Cynthia Kenyon de la Universidad de California descubrió que incapacitando parcialmente un solo gen, llamado daf-2, se duplicaba la vida de pequeños gusanos llamados Caenorhabditis elegans. Alterar el gen daf-16 y otras células logró que los gusanos vivieran saludables seis veces más que la duración normal de vida. En términos humanos, ello sería el equivalente de personas saludables y activas de 500 años.

Otros científicos buscan reparar y reemplazar partes gastadas del cuerpo. El Instituto Wake Forest de Medicina Regenerativa, encabezado por Anthony Atala, ha creado exitosamente en un laboratorio vejigas y las ha implantado en niños y adolescentes con defectos congénitos. La estructura básica de la vejiga se hizo con materiales biodegradables y luego se pobló con células madres de los pacientes, para que sus cuerpos no rechazaran el trasplante. Funcionó. Actualmente el instituto procura crear más de 30 órganos y tejidos diferentes, incluso hígados, huesos y corazones.

Otra nueva tecnología promisoria es la impresión de órganos, que es exactamente eso: se colocan células, en vez de tinta, en una compleja impresora en 3-D y luego se imprime en material biodegradable. La máquina imprime «páginas» de células una sobre la otra para darle forma tridimensional. En diciembre de 2010, una compañía llamada Organovo anunció que había impreso exitosamente vasos sanguíneos humanos, un elemento importante de todos los órganos.

Relaciones longevas

Suponiendo que llegue la tecnología necesaria, el gran interrogante es: ¿cómo será la vida si vivimos por más de 100 años?

Una de las áreas más importantes de cambio potencial son las relaciones interpersonales. Con una expectativa de vida promedio de 150 años, es posible que veamos diferencias de edades entre parejas de hasta 80 o 90 años. Sin embargo, las pruebas históricas sugieren que tales disparidades no serán comunes.

En el futuro, las mujeres mayores (y los hombres) seguro se verán más jóvenes. Volverse a casar por belleza o juventud seguro perderá fuerza. Vidas más largas podrían causar también un aumento en los divorcios o un mayor nivel de monogamia, sin importar si la relación termina en matrimonio. Las filas de padres mayores también podrían crecer, lo que aumenta las posibilidades de hermanos con diferencias de edades de décadas.

Las sociedades avanzadas finalmente están en posición de lanzar una verdadera ofensiva contra las condiciones aparentemente irresistibles impuestas en nuestras vidas por las enfermedades y la muerte. Eso es una buena noticia para la humanidad. Una vida saludable más prolongada llevará a una mayor riqueza y mayores perspectivas de felicidad. Pero realizar el potencial pleno de la revolución en longevidad no será fácil. Necesitaremos resolver cuestiones importantes y legítimas sobre los efectos de una mejor salud en el crecimiento de la población, la disponibilidad de recursos y el medio ambiente. Leon Kass, quien fue presidente del Consejo Presidencial de Bioética bajo George W. Bush, considera el esfuerzo científico por extender la vida como una instancia de nuestro orgullo, un ataque a la propia naturaleza humana. El autor especializado en medio ambiente Bill McKibben, por su parte, se opone con firmeza a lo que llama «tecnolongevidad», argumentando que «como todo antes de nosotros, nos descompondremos y volveremos a la tierra del planeta».

No me convencen. Los argumentos contra la extensión de la vida son con frecuencia una exhortación a mantener el status quo. Si los humanos vivieran más, dicen, el mundo, en cierta forma, no será el adecuado: ya no sería noble, bello o interesante.

¿Pero qué hay de noble, bello e interesante en el deterioro y la decadencia? ¿Qué es moralmente dudoso sobre hacer llevadero el sufrimiento humano?

La respuesta es nada. Todo lo que tenemos está basado en la riqueza de la vida. No puede haber una obligación más básica que ayudarnos a nosotros mismos y a generaciones futuras a gozar de vidas más largas y más saludables en la Tierra que compartimos.

—Extracto de ‘100 Plus: How the Coming Age de Longevity Will Change Everything’ (algo como 100 años y más: cómo la era de la longevidad lo cambiará todo), de Sonia Arrison.

Fuente: The Wall Street Journal, 04/09/11.


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Centenarians

IT ISN’T THAT UNUSUAL TO BE 100 YEARS OLD ANYMORE.  NEW TECHNOLOGY AND MEDICAL ADVANCEMENTS, COMBINED WITH HEALTHY LIVING, WILL SEE MORE AND MORE CENTENARIANS IN THE FUTURE.  THE TIME HAS COME TO CELEBRATE LIFE.  IT’S GOOD TO BE ALIVE!

 

Aging and Longevity

“If wrinkles must be written upon our brows, let them not be written upon the heart.  The spirit should not grow old.”  (James A. Garfield)

 

If we live our lives with vigor, passion and purpose, surrounded by our loved ones and have a large social circle of friends, there is a possibility we will reach 100 years and older.   Let’s forget our age, and be young again.  Let’s play, love, laugh and dream and watch the years melt away.  Let’s bring our spirit back to life and thumb our nose at old-age.  Here are some amazing people who have lived a long life and are still following their dreams and planning for tomorrow.  They will inspire you and amaze you.

http://health-fitness.helium.com/zone/2663-centenarians

 

Entrenamiento mental on line: http://www.lumosity.com/personal-training-plan

 

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